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NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
TEMA 1
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA.
La niñez y la adolescencia: etapas clave de la vida
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1. Características básicas del niño y del adolescente relacionadas con
salud
2. Problemas de salud en la población actual y su prevención desde
infancia
3. Beneficios de la práctica regular de actividad física en el niño y
adolescente
4. Beneficios de unos buenos hábitos nutricionales en el niño y
adolescente
5. Costes y beneficios de una población sana
6. Conclusiones
la
la
el
el
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Introducción
A lo largo del tiempo, la salud ha tenido diversas conceptualizaciones, desde la Prehistoria,
donde se vinculaba con prácticas mágico-religiosas pero fue en el siglo XX cuando este
concepto empezó a cobrar realmente valor.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establecida en 1948, es la autoridad directiva y
coordinadora en materia de labor sanitaria mundial siendo responsable de ayudar a todos los
pueblos a alcanzar “el máximo nivel posible de salud”. Desde el mismo momento de su
constitución, esta organización estableció como punto de partida una definición de salud de
carácter positivo e integrador, al proponer que: “La salud es el estado de completo bienestar
físico, mental y social”. Esta definición se contrapone claramente a la noción tradicional de
salud como “ausencia de enfermedad”.
Esta definición, que puede entenderse como una declaración de principios, nos aporta un
concepto integral de la salud que comprende tres dimensiones: física-fisiológica, psicológica y
social. En consecuencia, la salud no se reduce a la circunstancia y evolución de los procesos de
enfermedad, como ya hemos dicho.
A partir del planteamiento de la OMS, otros autores han avanzado en la definición del
concepto de Salud, con el objetivo de perfeccionar su contenido. Así, Salleras (SALLERAS, 1985)
propone la siguiente definición: “el nivel más alto posible de bienestar físico, psicológico y
social, y de capacidad funcional, que permitan los factores sociales en los que vive inmerso el
individuo y la colectividad”. Desde esta perspectiva, la salud de la persona queda vinculada a
los procesos socio-culturales a los que se ve sometido, es decir, se encuentra en relación muy
próxima al ámbito de la educación, rebasando ampliamente, en consecuencia, los límites de
influencia en que tradicionalmente se había movido, que no habían sido otros que los del
sistema médico-sanitario.
La Calidad de Vida.
Ligado al concepto de EpS se encuentra el de Calidad de Vida. La OMS definió calidad de vida,
en 1994, como la “percepción del individuo de su posición en la vida en el contexto de la cultura
y sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y
preocupaciones”.
Los métodos actuales de evaluación de Calidad de Vida se han desarrollado sobre todo a partir de
tres tradiciones de investigación (ANGEMAYER Y KILLIAN, 2000).
a) La investigación de la felicidad, proveniente de la tradición psicológica, definida por Jones en
1953, como un concepto psicológico posible de ser investigado y evaluado mediante test.
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b) La investigación en indicadores sociales, proveniente de las ciencias sociales, que se
centró en los determinantes sociales y económicos del bienestar:
a. Necesidades fisiológicas (alimentación, agua, aire, cobijo de las fuerzas de la
naturaleza, etc.).
b. Necesidad de relación emocional con otras personas.
c. Necesidad de aceptación social.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
d. Necesidad de realización y de sentido.
c) Las investigaciones en el área de la salud, a partir de la definición de salud de la OMS ya
analizada.
A medida que mejora la calidad de vida de las personas, de forma progresiva se reivindica
socialmente un mayor tiempo libre y de ocio que le aparte de las obligaciones laborales y del
estrés. Se tiende hacia un empleo activo del tiempo libre, ya sea para el desarrollo de la vida
social, la práctica de ejercicio, la reflexión, etc.
La calidad de vida implica una utilización adecuada y gratificante del tiempo libre y el ocio. En este
sentido cobra especial importancia el concepto de recreación, definido por Harry A. Overstreet
como: “el desenvolvimiento placentero y espontáneo del hombre en el tiempo libre con tendencias a
satisfacer ansias psico-espirituales de descanso, entretenimiento, expresión, aventura y
socialización. El ser humano feliz es aquel que une a las satisfacciones diarias de su producción
laboral las formas gustosas de desarrollo individual, compartido o colectivo, que le permiten
disfrutar con plenitud de su existencia en la comunidad (...) tienen el valor de dotar a la vida de las
cualidades que hacen de ella la experiencia deliciosa y plena de aventuras que debe ser”.
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La salud y lo saludable está en boca de todos, es un tema de moda en la sociedad de nuestros
días. Está presente en todas partes: en casa, en la escuela, en el trabajo, en la calle y, sobre
todo, en los medios de comunicación. La saturación de mensajes saludables, o supuestamente
saludables, a la que estamos sometidos acaba produciendo contradicciones y limitaciones, más
o menos interesadas. Las nuevas ideas sobre la salud dirigidas a la promoción de ambientes y
estilos de vida activos conviven con otras más tradicionales que confieren una orientación
higiénica y decimonónica al ejercicio físico. Asimismo, una parte del profesorado se identifica
con la idea de que la salud dentro de la asignatura consiste en abordar una ‘condición física
relacionada con la salud’, mientras que otra parte lo hace con una ‘actividad física relacionada
con la salud’. Los primeros son más susceptibles de diseñar, desarrollar y evaluar las
cuestiones de salud como un contenido ‘estanco’ que se dirige a la mejora y mantenimiento de
la condición física. Los segundos, en cambio, son más susceptibles de diseñar, desarrollar y
evaluar las cuestiones de salud como un contenido transversal y dirigido a una vida activa.
Conceptos estos complejos que se agudizan más cuando los profesionales tratamos de llevar a
la práctica las ideas que sustentan las diversas visiones del fenómeno. Es decir, cuando las
ideas de salud, actividad física y sus relaciones deben transformarse en prácticas concretas
para las clases de educación física.
Todos entendemos y asumimos que la salud no es sólo ausencia de enfermedad sino que
también es bienestar personal y social, pero luego nuestras propuestas apenas van más allá
del tratamiento terapéutico y preventivo de las prácticas físicas. Incluso nos cuesta trabajo
reconocer que la actividad física, además del movimiento que realizan los músculos
esqueléticos de nuestro cuerpo, es una experiencia personal y una práctica social que amplía
las relaciones entre la actividad física y la salud más allá de lo puramente biológico para
incorporar una dimensión personal y social. Gran parte del trabajo que ha realizado José Devís
con otros colaboradores y colaboradoras durante los últimos diez años se ha dirigido,
precisamente, a clarificar, o clarificarnos a nosotros mismos, las amplias relaciones entre la
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
actividad física y la salud, así como el papel que jugaban dentro de la educación física.
Necesitábamos una estructura que pusiera orden en esa complicada situación y, a la vez,
sirviera para orientar nuestro trabajo de promoción de la actividad física relacionada con la
salud, fundamentalmente desde la escuela. Así surgieron los tres modelos de educación física y
salud, el biomédico, el psicoeducativo y el sociocrítico.
1. Características básicas del niño y del adolescente relacionadas con
la salud
NECESIDADES NUTRICIONALES EN NIÑOS
La nutrición en el niño no es sólo conseguir un crecimiento y desarrollo adecuado, sino evitar
carencias nutricionales y prevenir enfermedades en el adulto que están relacionadas con la
dieta.
Durante la digestión, los alimentos se transforman en nutrientes aportando la energía
indispensable para el buen desarrollo del niño. El rápido crecimiento durante el primer año de
vida y su continuidad hasta el final de la adolescencia conlleva unas necesidades nutricionales
superiores a las de cualquier otra época de la vida.
Un suministro inadecuado de nutrientes durante la infancia puede producir daños irreparables
en el niño.
Necesidades energéticas
Durante el primer año de vida el niño crece muy rápido (triplica su peso) por lo que las
cantidades energéticas son muy altas porque presenta un elevado metabolismo basal.
Necesidades de proteínas y aminoácidos
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Las proteínas son indispensables para el crecimiento y la reparación de los tejidos.
Constituyen un 20% de la masa corporal. Si el aporte de proteínas en la dieta es
insuficiente el cuerpo consume las suyas propias.
El valor nutricional de las proteínas depende de la presencia de aminoácidos esenciales
y de su proporción con los no esenciales. Una proteína es de alto valor biológico
cuando una pequeña cantidad de ella puede aportar la cantidad necesaria de cada
aminoácido. Ejemplos de proteínas con elevado valor biológico sería el huevo, carne y
soja. Se debe mantener un aporte del 50% de proteínas animales y vegetales.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Necesidades de grasas
Las grasas se utilizan como fuente principal de energía. Los ácidos grasos saturados
están presentes en las grasas de origen animal y los poliinsaturados y
monoinsaturados en los alimentos de origen vegetal (aceite de oliva, de semillas…).
Entre los ácidos grasos poliinsaturados destaca el beneficio de los omega que
favorecen el desarrollo intelectual y de la retina.
Se recomienda que el 30% de las calorías las aporten las grasas.
Necesidades de hidratos de carbono
Son compuestos formados por carbono, hidrógeno y oxígeno y son la principal fuente
de energía. Comprenden azúcares como la glucosa, sacarosa, fructosa o lactosa. Deben
aportar el 50% de las calorías de la dieta.
Los carbohidratos complejos (almidón, pan, pasta y arroz) son la base de la pirámide
alimentaria, dan sensación de saciedad y aportan fibra.
Necesidades en agua, vitaminas y minerales
El agua es el elemento corporal más importante a nivel cuantitativo. En el nacimiento
constituye el 80% y al final del primer año de vida el 65% del peso corporal. Es muy
importante mantener una correcta hidratación. Durante el primer año de vida las
necesidades de agua son muy elevadas y van disminuyendo con el tiempo.
Las vitaminas y minerales se obtienen de los alimentos en pequeñas cantidades. Su
déficit o su exceso pueden producir enfermedades.
ALIMENTACIÓN EN EL SEGUNDO AÑO DE VIDA
La edad preescolar comprende el periodo desde los dos a los seis años. El periodo escolar va
de los 6 a los 12 años. Durante el periodo preescolar y escolar se ha producido una
desaceleración en la velocidad de crecimiento con respecto al primer año de vida. No
obstante, el crecimiento debe estar presente, acompañado de un incremento regular del peso.
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En el segundo año de vida el intestino ha madurado y la dieta del niño se asemeja mucho a la
del adulto.
Alrededor de los dos años los niños presentan una disminución del apetito porque su
crecimiento es más lento que en las etapas anteriores y necesitan menos calorías. Suelen ser
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
más anárquicos en la cantidad de comida que ingieren, pueden sobrepasarse en una de las
comidas y compensar comiendo menos en la siguiente. A pesar de todo esto la cantidad de
calorías totales diarias es la correcta y no hay que alarmarse si el pediatra observa una correcta
ganancia de peso. Lo que sí es importante intentar marcar unas pautas y una rutina entorno a
la alimentación.
Se les debe dar autonomía y dejarlos comer solos. Prácticamente la dieta es muy similar a la
del adulto, por lo que se les debe acostumbrar a comer de todo. El niño va expresando sus
preferencias y sus gustos; en muchos casos imita el comportamiento del adulto.
Se debe crear un ambiente positivo delante de la comida y mantener una serie de rutinas y
horarios. Es importante favorecer el comer en familia.
La dieta equilibrada a partir de los dos años contribuirá a un mejor desarrollo y crecimiento del
niño y será la base para adquirir hábitos saludables.
Un niño entre uno y tres años necesita ingerir unas 1.300 kcal/día y entre los 4 y los seis unas
1.800. El desayuno debe aportar un 25% de las calorías diarias y un 30% la comida y la cena. La
merienda no debe exceder el 15% de las calorías totales diarias.
Las proteínas deben aportar entre un 10-15% de las calorías de la dieta y son muy importantes
para el crecimiento. Los hidratos de carbono aportan la mitad de las calorías diarias y las
grasas el 30-35%.
Una forma de conseguir un buen equilibrio alimentario es siguiendo el patrón de la "dieta
mediterránea". Con una dieta equilibrada no son necesarios los suplementos vitamínicos.
El niño de 2 a 6 años debe consumir a diario cereales (que tienen hidratos de carbono, fibra,
vitaminas y minerales); verduras o legumbres (que proporcionan fibra, minerales, vitaminas y
proteínas); medio litro de leche al día como mínimo (o derivados lácteos), frutas y aceite de
oliva.
A continuación se detallan las raciones de los diferentes grupos de alimentos para esta franja
de edad con ejemplos de ración:
Leche y derivados: 2 ó 3 raciones (250 ml de leche, 2 yogures, 40 g de queso). Los
yogures tienen prácticamente la misma composición que la leche son de más fácil
digestión, ayudan a reponer la flora intestinal y son más bajos en lactosa
Carne, pescado, huevos y legumbres: 2 raciones (80 g de carne, pescado o pollo, 100 g
de lentejas o garbanzos cocidos o 1 huevo)
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Pan, cereales, pasta y arroz: de 3 a 5 raciones (80 g de pan, 1 patata, 1 plato de arroz)
Fruta y verdura: 5 raciones (150 g de verdura hervida, pieza de fruta, ensalada)
Aceite de oliva: 4 ó 5 cucharadas.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Se ha de limitar el consumo de dulces en la dieta y de snacks que no alimentan al niño y lo
sacian. Lo mismo pasa con las bebidas dulces. La mejor bebida es el agua y los refrescos o
zumos envasados se reservan para situaciones especiales.
La leche de vaca debe ser entera, no descremada, ya que contiene grasas necesarias para la
nutrición del niño.
Es muy recomendable que se elaboren las comidas en casa, con productos frescos de primera
calidad y extremando las medidas higiénicas.
ALIMENTACIÓN ENTRE 6 Y 12 AÑOS
En el niño es una etapa muy estable a nivel de crecimiento. Se observa un crecimiento lineal:
lento pero constante a una velocidad de 5-6 cm/año. Existe también un aumento progresivo
de la actividad intelectual acompañado de un aumento de la actividad física. Esto hace que la
ingesta de alimentos aumente para cubrir todas estas necesidades. El niño cada vez es más
autónomo y se implica más en todas sus rutinas.
La dieta debe ser variada con unas cantidades adecuadas (menos que los adultos). Las
necesidades energéticas de un niño entre 6 y 12 años oscilan en las 2.000-2.200 kcal/dia.
Varían en función de la actividad física del niño.
Se recomienda el agua como bebida principal. El escolar debe tomar alrededor de un litro y
medio a dos litros de agua al día. Se debe limitar el consumo de bebidas endulzadas, zumos
envasados y bebidas carbonatadas ya que no alimentan y tienen un alto contenido en azúcar.
Las bebidas de cola no son aconsejables en menores de 14 años.
Los snacks y el picar entre horas deben limitarse ya que son malos hábitos que pueden
perdurar hasta la vida adulta.
El hecho de no fomentar la ingestión de alimentos viendo el televisor puede ser un primer
paso en la prevención de la obesidad y el sedentarismo.
Una dieta equilibrada debe acompañarse de la práctica de ejercicio físico regular.
Esta etapa es clave, para iniciar las bases de unos hábitos saludables.
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ALIMENTACIÓN DEL ADOLESCNTE
La adolescencia es la transición desde la infancia al ser adulto. En ella se produce un
crecimiento rápido regulado por hormonas que van a conseguir un aumento importante en la
talla y el peso. Es un periodo de intensos cambios físicos, psicológicos y sociales, que comienza
con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, y termina alrededor de los veinte años,
cuando se termina el crecimiento y se alcanza la madurez psicosocial.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
En la dieta del adolescente cabe destacar los diferentes nutrientes imprescindibles para su
buen desarrollo:
Calorías: Las necesidades energéticas del adolescente (las calorías diarias) son muy
individualizadas y van a depender de la actividad física que realice el joven.
Suelen rondar las 2.200 o 2.800 kcal/día.
Proteínas: como el adolescente está en un periodo de crecimiento necesitan una cantidad de
proteínas más elevada que en otras épocas de la vida. La masa muscular se dobla y existe un
crecimiento muy acelerado. Es necesario que aproximadamente un 15% de las calorías diarias
vengan de las proteínas. Las de origen animal son más ricas que la vegetales y deben
proporcionar el 50% de las proteínas de la dieta en el adolescente. La cantidad de proteína
diaria debe ser de 0.85 g/kg/día.
Grasas: no se debe exceder del 30% de las calorías diarias. Son necesarias para cubrir las
calorías diarias, de vitaminas liposolubles y de ácidos grasos esenciales. Para el consumo de
ácidos grasos esenciales es muy importante que la dieta del adolescente sea rica en pescado y
vegetales
Hidratos de carbono: la mitad de las calorías diarias deben venir de los hidratos de carbono. Se
aconsejan los de absorción lenta: arroz, cereales, pan, pastas y frutas. Los adolescentes deben
disminuir el consumo de azúcares de absorción rápida que, al ser refinados, son pobres en
fibra.
Calcio: existe un crecimiento acelerado de los huesos y se necesita un aporte alto de calcio.
Una dieta rica en calcio favorece la formación de unos huesos fuertes y previene problemas de
osteoporosis en la vida adulta. La principal fuente de calcio la aporta la leche aunque también
está presente en algunas verduras y frutos secos.
Hierro, y cinc: también muy importantes para el desarrollo y crecimiento
Vitaminas: en los adolescentes sanos, no son necesarios los complementos vitamínicos ni de
minerales; tan solo es necesaria una dieta equilibrada. Aumentan las necesidades de vitaminas
del grupo B (B12, B6), A, C y E.
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2. Problemas de salud en la población actual y su prevención desde la
infancia
La promoción de la salud en torno a la correcta alimentación, puede considerarse hoy en día
como uno de los grandes objetivos marcados a nivel internacional, si tenemos en cuenta las
consecuencias negativas determinadas por el cambio respecto a los modelos nutricionales y de
actividad física, los cuales tienen una serie de consecuencias negativas que a largo plazo se
pueden traducir en un grave problema para la salud pública.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Este problema se pone de manifiesto en un informe de la Organización Mundial de la Salud
(OMS, 2002), donde se incluye la obesidad dentro de los diez factores de riesgo claves, así
como el sedentarismo, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y el consumo
insuficiente de frutas y verduras, todos ellos responsables del desarrollo de enfermedades
crónicas.
El 8,5% de los españoles de entre 2 a 17 años presenta obesidad y el 18,2% tiene sobrepeso.
Los diversos estudios con los que cuenta el Ministerio (Encuesta Nacional de Salud o Estudio
EnKid) estiman que el 6,2% de la población infantil y juvenil española no desayuna
habitualmente y que existe una relación clara entre este mal hábito alimenticio y la obesidad.
Sólo el 7,5% de los niños toman un desayuno equilibrado, compuesto por leche, fruta o zumo e
hidratos de carbono, los expertos coinciden en la importancia de la primera comida del día
para prevenir la obesidad infantil.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado
caracteres de epidemia a nivel mundial. Más de mil millones de personas adultas tienen
sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas.
La preocupación por la prevalencia que la obesidad está adquiriendo a nivel mundial se debe a
su asociación con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo, como son las
enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos
de cáncer. La obesidad coadyuva a engrosar las cifras de morbilidad y mortalidad por estas
enfermedades.
De los diez factores de riesgo identificados por la OMS como claves para el desarrollo de las
enfermedades crónicas, cinco están estrechamente relacionados con la alimentación y el
ejercicio físico. Además de la ya mencionada obesidad, se citan el sedentarismo, hipertensión
arterial, hipercolesterolemia y consumo insuficiente de frutas y verduras.
Como puede verse, la alimentación poco saludable y no practicar actividad física con
regularidad son las principales causas de las enfermedades crónicas más importantes, y ambas
son susceptibles de modificarse.
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En los adultos, la obesidad está asociada también a otras patologías, como las enfermedades
respiratorias y la artrosis. Pero es en los niños y adolescentes donde el problema se hace más
grave ya que, de no tomar medidas a tiempo sobre sus hábitos, hay una alta probabilidad de
que el niño obeso se convierta en un adulto obeso. En la población más joven las
enfermedades asociadas a la obesidad incluyen la hipertensión arterial, hiperinsulinemia,
dislipemia, diabetes mellitus tipo 2, agravamiento de enfermedades respiratorias como el
asma, así como problemas psicosociales. Todas las enfermedades descritas anteriormente
acortan la vida. La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta
en diez años. (M.S.C., 2007)
La citada problemática constata por tanto la importancia de la modificación del estilo de vida
de las personas, debiendo desarrollarse así un estilo de vida saludable, entendiendo por el
mismo “aquel que tiene como fin la mejora de la calidad de vida, intentando para ello, adquirir
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
una serie de conductas en nuestra vida cotidiana que nos permitan mantener un
comportamiento aislado de riesgos para la salud” (Corral, 2005).
Ahora bien, dichos estilos de vida saludables deben asentarse haciendo de ellos un hábito en
nuestra vida, donde podemos plantearnos los siguientes interrogantes: ¿cómo? y ¿cuándo?,
cuyas respuestas las podemos encontrar en la actividad física; incidiendo en la misma desde
las primeras edades.
Es aquí donde entran a formar parte de este engranaje, docentes, padres y madres, la
administración y la sociedad en general, creándose una estructura fundamental en la citada
creación de hábitos saludables en niños/as.
El Ministerio de Sanidad y Consumo en su campaña de prevención de la obesidad infantil
(2007) difundió el siguiente mensaje:
•Una alimentación y nutrición adecuadas son importantes en todas las etapas de la
vida, pero particularmente durante la infancia.
•La infancia es un periodo crucial para actuar sobre la conducta alimentaria, ya que las
costumbres adquiridas en esta etapa van a ser determinantes del estado de salud del
futuro adulto. El niño obeso tiene una alta probabilidad de que se convierta en un
adulto obeso.
•El desayuno es una de las tomas del día más importante y debería cubrir, al menos, el
25% de las necesidades nutritivas del escolar, entre el 6 y el 8% de los niños españoles
acuden al colegio sin haber desayunado.
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•Una combinación de actividad física regular, variedad de alimentos en la dieta e
interacción social amplia puede dar como resultado una mayor longevidad y un
envejecimiento sano de la población.
•La alimentación poco saludable y no practicar actividad física con regularidad son las
principales causas de las enfermedades crónicas más importantes, y ambas son
susceptibles de modificarse.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
•La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez
años.
SITUACIÓN ACTUAL Y TENDENCIA
Los diversos estudios con los que cuenta el Ministerio (Encuesta Nacional de Salud o Estudio
EnKid) estiman que el 6,2% de la población infantil y juvenil española no desayuna
habitualmente y que existe una relación clara entre este mal hábito alimenticio y la obesidad.
El estudio EnKid, de 2001, dice que este problema se manifiesta en mayor magnitud a partir de
los 14 años, con un pico máximo a los 18, y ocurre en el 9,8% de los varones y en el 7,8% de las
mujeres, siendo además más frecuente en estratos económicos bajos.
A esto se suma que, según este mismo estudio, el 59,5% de los niños dedica al desayuno
menos de 10 minutos, lo que se asocia a una baja calidad nutricional.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de Salud detecta también que sólo un 7,5% de los niños
toman un desayuno equilibrado compuesto por leche, fruta o zumo e hidratos de carbono. Por
el contrario, el 19,3% de esta población infantil y juvenil sólo toma un vaso de leche y el 56%
sólo lo acompaña de algún hidrato de carbono.
La prevalencia de la obesidad (especialmente en la infancia, donde alcanza cifras alarmantes) y
su tendencia ascendente durante las dos últimas décadas, han hecho que también se afiance
en España el término de “obesidad epidémica”.
En la población adulta española (25-60 años) la prevalencia de obesidad es del 14,5% mientras
que el sobrepeso asciende al 38,5%. Esto es, uno de cada dos adultos presenta un peso
superior a lo recomendable. La obesidad es más frecuente en mujeres (17,5%) que en varones
(13,2%). También se ha observado que la prevalencia de obesidad crece conforme aumenta la
edad de las personas, alcanzando cifras del 21,6% y 33,9% en varones y mujeres de más de 55
años, respectivamente.
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Más preocupante es el fenómeno de obesidad en la población infantil y juvenil (2-24 años),
situada ya en el 13,9%, y la de sobrepeso, que está en el 12,4%. En este grupo de edad la
prevalencia de obesidad es superior en varones (15,6%) que en mujeres (12%). Las mayores
cifras se detectan en la pre-pubertad y, en concreto, en el grupo de edad de 6 a 12 años, con
una prevalencia del 16,1%.
En comparación con el resto de países de Europa, España se sitúa en una posición intermedia
en el porcentaje de adultos obesos. Sin embargo, en lo que se refiere a la población infantil,
nuestro país presenta una de las cifras más altas, sólo comparable a las de otros países
mediterráneos. Así, en los niños españoles de 10 años la prevalencia de obesidad es sólo
superada en Europa por los niños de Italia, Malta y Grecia. El número de niños obesos en
nuestro país ha experimentado un aumento preocupante en la última década, provocado por
los hábitos alimentarios y sedentarios.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
CAUSAS DE LA OBESIDAD
Como se ha dicho, entre las principales causas de las enfermedades no trasmisibles están el
mayor consumo de alimentos hipercalóricos (con alto contenido de grasas y azúcares) y la
menor actividad física.
Nuestro país ha sufrido grandes cambios en las últimas décadas, que han repercutido
drásticamente en la manera de alimentarse de nuestros ciudadanos. España ha experimentado
lo que se denomina una “transición nutricional”. Se trata de una secuencia de modificaciones,
tanto cuantitativas como cualitativas, en la alimentación, relacionadas con cambios
económicos, sociales, demográficos y con factores de salud.
Las dietas tradicionales han sido reemplazadas rápidamente por otras con una mayor densidad
energética, lo que significa más grasa, principalmente de origen animal, y más azúcar añadido
en los alimentos, unido a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra.
Estos cambios alimentarios se combinan con cambios de conductas que suponen una
reducción de la actividad física en el trabajo y durante el tiempo de ocio.
El resultado final es un balance de energía crónicamente positivo, que se va acumulando, año
tras año, en forma de grasa.
El aumento rápido y manifiesto de la prevalencia de sobrepeso y obesidad experimentado en
las dos o tres últimas décadas no puede ser atribuido a causas genéticas. Aunque los factores
hereditarios son importantes, el genoma humano no ha cambiado en tan poco espacio de
tiempo. De ahí que los factores ambientales o del entorno jueguen un papel primordial en el
desarrollo de esta epidemia mundial de obesidad, creando el llamado “ambiente
obesogénico”, caracterizado por la abundancia de alimentos y el sedentarismo.
Con frecuencia el acto de comer adquiere un valor y un sentido de gratificación emocional
independiente de nuestras necesidades calóricas. Asociamos, de forma subliminal, comer y
beber con estados anímicos positivos y, por eso, cuando no nos sentimos bien lo
compensamos comiendo o bebiendo, aunque no tengamos apetito y en contra de nuestro
raciocinio y nuestra salud. También la comida es utilizada por los padres para premiar a sus
hijos.
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Una alimentación y nutrición adecuadas son importantes en todas las etapas de la vida, pero
particularmente durante la infancia. La dieta de los niños y adolescentes españoles se
caracteriza por un exceso de carnes, embutidos, lácteos y alimentos con alta densidad
energética, como productos de bollería y bebidas carbonatadas (ricos en grasas y azúcares
refinados, respectivamente) y por un déficit en la ingesta de frutas, verduras y cereales.
Los hábitos dietéticos de la población infantil y juvenil española se encuentran en una
situación intermedia entre un patrón típicamente mediterráneo y el de los países
anglosajones. Estos hábitos se inician a los tres o cuatro años y se establecen a partir de los
once, con una tendencia a consolidarse a lo largo de toda la vida. La infancia es, por ello, un
periodo crucial para actuar sobre la conducta alimentaria, ya que las costumbres adquiridas en
esta etapa van a ser determinantes del estado de salud del futuro adulto.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Otra de las causas de la obesidad es la inactividad física. En la población infantil y juvenil estos
fenómenos se agudizan. El número de horas que los niños y adolescentes dedican a jugar con
los ordenadores y videojuegos ha aumentado de forma espectacular. El ocio, en la infancia,
cada vez se hace más sedentario.
Los datos actuales muestran que los niños españoles pasan una media de 2 horas y 30 minutos
al día viendo televisión y media hora adicional jugando con videojuegos o conectados a
internet.
El conocimiento profundo de las causas mencionadas y de sus múltiples y complejas
interrelaciones resulta esencial para cambiar los hábitos de la población y modificar los
determinantes de la obesidad. Una combinación de actividad física regular, variedad de
alimentos en la dieta e interacción social amplia constituye, probablemente, el abordaje
adecuado para hacer frente al problema al que nos enfrentamos, con el resultado de una
mayor longevidad y un envejecimiento sano de la población.
3. Beneficios de la práctica regular de actividad física en el niño y el
adolescente
Actividad física es cualquier movimiento voluntario realizado por músculos esqueléticos, que
produce un gasto de energía adicional al que nuestro organismo necesita para mantener las
funciones vitales (respiración, circulación de la sangre, etc.).
La actividad física es esencial para el mantenimiento y mejora de la salud y la prevención de las
enfermedades, para todas las personas y a cualquier edad. La actividad física contribuye a la
prolongación de la vida y a mejorar su calidad, a través de beneficios fisiológicos, psicológicos y
sociales, que han sido avalados por investigaciones científicas.
BENEFICIOS FISIOLÓGICOS
• La actividad física reduce el riesgo de padecer: Enfermedades
cardiovasculares, tensión arterial alta, cáncer de colon y diabetes.
• Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje de grasa
corporal.
• Fortalece los huesos, aumentando la densidad ósea.
• Fortalece los músculos y mejora la capacidad para hacer esfuerzos sin fatiga
(forma física).
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BENEFICIOS PSICOLÓGICOS
• La actividad física mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de
padecer estrés, ansiedad y depresión; aumenta la autoestima y proporciona
bienestar psicológico.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
BENEFICIOS SOCIALES
• Fomenta la sociabilidad.
• Aumenta la autonomía y la integración social, estos beneficios son
especialmente importantes en el caso de discapacitación física o psíquica.
BENEFICIOS ADICIONALES EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Los beneficios comprobados en estas etapas son:
• La contribución al desarrollo integral de la persona.
• El control del sobrepeso y la obesidad. En esta etapa, el control de la obesidad es
muy importante para prevenir la obesidad adulta.
• Mayor mineralización de los huesos y disminución del riesgo de padecer
osteoporosis en la vida adulta.
• Mejor maduración del sistema nervioso motor y aumento de las destrezas motrices.
• Mejor rendimiento escolar y sociabilidad.
4. Beneficios de unos buenos hábitos nutricionales en el niño y el
adolescente.
La campaña de prevención de la obesidad del Ministerio de Sanidad y Consumo pretende
promover el desayuno, por las siguientes razones:
Es preocupante que el 8% de los niños españoles acudan al colegio sin haber desayunado. Se
ha demostrado que la prevalencia de obesidad es superior en aquellas personas que toman un
desayuno escaso o lo omiten.
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Además, para el 19,3% de la población infantil y juvenil (1-24 años, ENS 2003) el desayuno
consiste únicamente en un vaso de leche, mientras que para el 56% el vaso de leche se
acompaña de algún hidrato de carbono (pan, galletas, etc.). Sólo un 7,5% de los niños toman
un desayuno equilibrado compuesto por leche, fruta o zumo e hidratos de carbono.
Las prisas por llegar a la escuela y la somnolencia de los primeros momentos de la mañana, en
ocasiones impiden realizar la primera comida del día correctamente, lo que puede provocar
una disminución de la atención y del rendimiento en las primeras horas de clase. La familia
debe tratar de organizar su tiempo para que el escolar pueda disfrutar de un buen desayuno.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
El desayuno es una de las tomas del día más importante y debería cubrir, al menos, el 25% de
las necesidades nutritivas del escolar. El aporte energético del desayuno es de gran
importancia, ya que permitirá lograr un adecuado rendimiento tanto físico como intelectual,
en las tareas escolares y en el trabajo diario.
El desayuno admite una oferta de alimentos variada, pero para que tenga las mejores
cualidades nutricionales debe incluir: un lácteo (un vaso de leche, un yogur, queso de cualquier
modalidad); un cereal (preferiblemente pan, pero también copos de cereales, galletas,
magdalenas, bizcochos,…); una grasa de complemento (preferentemente aceite de oliva, pero
sin denostar la mantequilla, margarina…); una fruta o su zumo (cualquier variedad en estación
y zumos naturales diversos); mermeladas, miel y, en ocasiones, jamón u otro tipo de fiambre.
Para estar sanos es fundamental una buena alimentación diaria, pero solo la podremos lograr,
conociendo el valor nutritivo de los alimentos y sabiéndolos combinar. Prácticamente todos los
alimentos, tienen nutrientes y compuestos útiles o valiosos, pero si no se toman en la
proporción y momento adecuados también pueden resultar perjudiciales.
Además de conocer las propiedades de los alimentos, también tenemos que conocer las
necesidades de nuestro cuerpo; no solo las que tienen que ver con la alimentación, también
otras necesidades físicas y emocionales.
Se requiere ejercicio físico para que nuestro cuerpo responda adecuadamente.
Según un informe, España es el primer país europeo en cuanto a tasa de inactividad física por
habitante y no parece que esta situación vaya a mejorar. Los niños cada vez dedican menos
tiempo a realizar deporte, prefieren ocupar su tiempo libre en ver la televisión o jugar con el
ordenador.
Está demostrado que el sedentarismo supone un factor de riesgo para el desarrollo de
numerosas enfermedades. Una vida físicamente activa, en cambio, produce numerosos
beneficios, tanto físicos como psicológicos.
Por eso, también deberíamos reflexionar en nuestra actividad física habitual. Y, para saber si
esa actividad es suficiente, deberíamos conocer la cantidad de actividad que nuestro cuerpo
precisa.
Nuestro cuerpo es una máquina maravillosamente diseñada, pero si no la cuidamos, irá
deteriorándose y perderá su funcionalidad. El tiempo que dediquemos a conocer su
funcionamiento y proveer los cuidados necesarios, será sin duda, un tiempo bien empleado.
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Además de actividad física para mejorar y mantener la salud, los niños y adolescentes
necesitan:
• Atención a sus necesidades, amor, respeto, y seguridad.
• Sueño suficiente (de 8 a 10 horas según edad).
• Una alimentación equilibrada, en cantidad, calidad y regularidad.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
5. Costes y beneficios de una población sana
La alimentación saludable significa que incluye una gran variedad de alimentos nutritivos en la
dieta. Se trata de comer con moderación. Básicamente, la alimentación saludable es adoptar
una dieta que es esencialmente baja en grasas e incluye productos alimenticios procedentes
de otros grupos de alimentos como proteínas, vitaminas, minerales e hidratos de carbono en
las cantidades necesarias para apoyar el bienestar general. Algunos de los beneficios de una
alimentación saludable se explican a continuación:
Mantiene el peso saludable
Tanto si se trata de deshacerse de kilos de más o en busca de un programa de control de peso
saludable, seguir una dieta adecuada puede servir al propósito. Este es uno de los beneficios
más importantes que pueden salir de una alimentación sana y ejercicio. El aumento de peso
excesivo debido a los malos hábitos alimenticios puede poner a una persona en la zona de
riesgo de una amplia gama de enfermedades. Por otro lado, las opciones de alimentos
saludables se aseguran de que el cuerpo está en buena forma.
Mantiene Cuestiones relacionadas con la dieta de Salud en la Bahía
Muchas personas se preguntan “¿Por qué es Importante Alimentación Saludable”? La
respuesta es simple: la dieta no saludable cargado con alimentos ricos en grasas insaturadas y
procesados, la persona está obligada a ser presa de problemas médicos crónicos como el
colesterol alto, enfermedad cardiaca, diabetes e hipertensión. Por el contrario, una dieta
equilibrada, junto con el ejercicio se cierra la puerta en estas enfermedades y asegura que los
niveles óptimos de aptitud para el resto de la vida. Los beneficios de seguir un menú de dieta
saludable, promover la salud del colon y prevenir la aparición de trastornos intestinales como
el estreñimiento.
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Aumenta los niveles de energía
Una alimentación saludable proporciona suministro adecuado de nutrientes esenciales como
vitaminas, minerales y proteínas para el cuerpo. La importancia de una alimentación sana se
puede medir por el hecho de que proporciona la dosis adecuada de nutrientes esenciales, lo
que le permite permanecer activo durante todo el día. Una dieta sana y equilibrada actúa
como un refuerzo de energía y los retrasos e incluso evita la aparición de la fatiga. Por lo tanto,
los beneficios saludables de alimentación dan energía suficiente para sus tareas diarias, así
como el trabajo de oficina. Los alimentos saludables contienen los nutrientes necesarios que
ayudan a elevar los niveles de energía, garantizando así una mayor productividad y un mejor
rendimiento en el trabajo.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Amplifica belleza de la piel
Esas siguientes hábitos de alimentación saludables son sin duda va a parecer más atractivo
como los alimentos incorporados en la dieta alimentar y rejuvenecer la piel. Una buena
nutrición puede tratar con éxito la piel afectada acné. De hecho, es una forma natural de curar
el acné.
Importancia de los hábitos alimenticios saludables
Comer en exceso alimentos sanos y nutritivos también puede llevar al aumento de los
excedentes de peso. Por lo tanto, la clave para cosechar los beneficios de una dieta saludable
es lograr que los alimentos en cantidades moderadas. Tener comidas saludables le sirve al
propósito de seguir una dieta saludable. Uno tiene que dejar el hábito de comer dos comidas
de gran tamaño. Tener 5-6 pequeñas comidas puede hacer maravillas para quitar el cuerpo
fuera de su exceso de grasa. Ver la televisión o charlando durante las comidas aumenta el
riesgo de comer más alimentos, así como reduce el valor de saciedad de los alimentos. Por lo
tanto, lo mejor es evitar estas actividades cuando se tiene el almuerzo o la cena.
Importancia de la Alimentación Saludable para los Niños
Para promover el desarrollo adecuado de la salud tanto física como mental, es necesario
inculcar buenos hábitos alimenticios en los niños. Los niños son propensos a sufrir de retraso
en el crecimiento, si se les priva de una nutrición adecuada. El aprendizaje y problemas de
conducta en los niños son a menudo el resultado de una mala dieta. La obesidad es alarmante
el aumento en los niños como los padres tienden a ignorar los malos hábitos saludables de sus
hijos. Comida chatarra como las hamburguesas y frituras, como nuggets de pollo no tienen
cabida en una alimentación saludable. Como padre, usted necesita para cultivar buenos
hábitos alimenticios en los niños, sirviendo con una gran variedad de recetas de verduras.
Estos alimentos saludables también pueden desempeñar un papel crucial para mejorar el
rendimiento académico de los niños
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Una población sana depende de sistemas alimentarios saludables. Uno de cada cuatro niños
menores de cinco años en el mundo padece retraso del crecimiento. Esto significa que 165
millones de niños están tan malnutridos que nunca alcanzarán todo su potencial físico y
cognitivo. Aproximadamente 2 000 millones de personas en el mundo carecen de las vitaminas
y minerales esenciales para gozar de buena salud. Unos 1 400 millones de personas tienen
sobrepeso. De estas, alrededor de un tercio son obesas y corren el riesgo de sufrir cardiopatías
coronarias, diabetes u otros problemas de salud.
Las mujeres malnutridas tienen más probabilidades de dar a luz a niños más pequeños, que
inician su vida con un riesgo mayor de padecer deficiencias físicas y cognitivas. De hecho, la
malnutrición de las madres es una de las principales vías de transmisión de la pobreza de
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
generación en generación. Al mismo tiempo, los progenitores obesos pueden sufrir carencias
vitamínicas y sus hijos pueden padecer retraso del crecimiento debido al bajo peso al nacer o a
unas prácticas asistenciales y alimentarias deficientes. Los niños con retraso del crecimiento
pueden tener incluso mayor riesgo de desarrollar obesidad y enfermedades conexas en la
edad adulta. La mayor parte de los países del mundo se enfrenta a numerosos tipos de
malnutrición. El costo para la economía mundial derivado de la malnutrición, como resultado
de la pérdida de productividad y los gastos directos relacionados con la atención sanitaria,
podría representar hasta un 5 por ciento de los ingresos mundiales. Esto equivale a 3,5 billones
de dólares de EE.UU. al año, o sea, 500 dólares por persona. Erradicar la malnutrición en el
mundo es un desafío abrumador, pero la inversión produciría cuantiosos beneficios. Si la
comunidad internacional invirtiera 1 200 millones de dólares al año durante cinco años en la
reducción de las carencias de micronutrientes, por ejemplo, se mejoraría la salud, se reducirían
las muertes infantiles y se aumentarían los ingresos futuros. Además, se generarían unos
beneficios anuales de 15 300 millones de dólares, es decir, una relación costo-beneficio de casi
1 a 13.
6. Conclusiones
Como conclusión diremos, que a tenor de los datos mostrados, la intervención para abordar la
problemática de la obesidad se hace necesaria de una manera inminente. En este sentido
abogamos por una intervención desde el punto de vista de Perea (1992) que entiende la
Educación para la Salud como: “un proceso de formación permanente que se inicia en los
primeros años de la infancia, orientado hacia el conocimiento de sí mismo en todas sus
dimensiones, tanto individuales como sociales, y también del ambiente que le rodea en su
doble dimensión –ecológica y social-, con objeto de poder tener una vida sana y poder
participar en la salud colectiva”.
Todo esto, respetando las pautas establecidas por Devís y Peiró (1993):
1. Tomar en consideración los posibles riesgos al realizar ejercicio físico:
Aunque normalmente se insiste en los grandes beneficios que reporta la realización de
actividad física (dejando a un lado los riesgos), desde un enfoque de la salud, los
riesgos y como evitarlos se convertirán en el criterio clave para orientar nuestra
práctica.
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2. Desvincular la condición física de una visión de rendimiento deportivo:
La condición física está tradicionalmente asociada a la búsqueda de la mejora física
como preparación para el rendimiento deportivo. Este planteamiento no resulta
coherente con un enfoque de salud, que está más en consonancia con una actividad
moderada, continua y frecuente.
3. Reorientar el deporte hacia una concepción puramente recreativa:
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Primando los juegos, la danza y actividades de expresión, adecuados para la mejora de
la salud en los niños, tanto en el aspecto físico como psicológico y emocional. En
cualquier caso las formas adultas de los deportes deberán ser adaptadas a las
características de los juegos de los niños para atribuirles un enfoque de salud.
4. Presentar la actividad física como una experiencia positiva y satisfactoria para el
alumnado:
Si lo que pretendemos es crear una actitud positiva de práctica de actividad física que
perdure en el futuro las experiencias vividas por el alumnado no pueden convertirse en
un sacrificio o experiencia negativa.
5. Manifestar dudas acerca de la realización de “tests” físicos a causa de su escasa
relación con la salud: la realización de tests físicos que se suelen realizar en Educación
Física, muchas veces carecen de significación educativa, realizándose al inicio del curso
y no volviéndose a realizar más, como una “excusa” para llenar el tiempo.
Sin embargo, desde el punto de vista de la promoción de la salud, e incluso desde el punto de
vista educativo, tal vez resulte más adecuado resaltar que los verdaderos beneficios saludables
de la actividad física se alcanzan haciendo actividad física, y no buscando resultados, altos
niveles de excelencia atlética o comparando la condición física con otro compañero/a. Es decir,
los beneficios saludables los posee el proceso de la actividad, no el producto asociado al
resultado (Meredith, 1988; Biddle y Biddle, 1989)
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Si bien, se puede hacer una utilización de las pruebas físicas orientada al desarrollo del
esfuerzo, la superación, la participación como actitudes importantes asociadas a determinados
procedimientos (cualquier tests, batería, prueba estandarizada, etc que utilicemos) sin que el
resultado obtenido supusiera una calificación negativa por el resultado en sí, aunque sí
teniéndolo en cuenta en pos del desarrollo de las actitudes de las que hablo.
NUTRICIÓN Y ACTIVIDAD FÍSICA
Bibliografía
José Devís Devís. La educación física y la salud en la escuela: formas de desarrollo
(extra)curricular.
Ministerio de sanidad y consumo / agencia española de seguridad alimentaria y nutrición.
Ministerio de educacion y ciencia / centro de investigación y documentación educativa.
Actividad física y salud. Guía para familias. Programa PERSEO. 2007
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David Zamorano García, Juan Carlos Pastor Vicedo, Sixto González Víllora, Jesús Martínez
Martínez, Irene González Martí. La higiene y la salud a través de la educación física: propuesta
de tareas para el aprendizaje de hábitos de alimentación correcta orientados a prevenir la
obesidad en el tercer ciclo de educación primaria. Universidad de Cordoba. IV Congreso
Internacional y XXV Nacional de Educación Física.