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PSICOLOGIA FISIOLOGICA Tarea 4 ALUMNO: Edgar Alejandro Valles Acosta. MATRICULA: 216003 ESCUELA: CCU Camargo. CORREO: [email protected] 01/10/2016 CUALES SON LAS APLICACIONES CLÍNICAS. Los trastornos psicopatológicos: Trastornos del estado de ánimo: Depresión: La depresión es el trastorno psicológico más frecuente y suele hacer mucho daño a la persona que lo sufre y a sus familiares, afectando a todos los ámbitos de la vida y en estados graves, puede llevar al suicidio. Es un trastorno psicológico que supone importantes cambios en la manera de pensar, de sentir y de comportarse. Se caracteriza por un estado de ánimo deprimido y por la pérdida del disfrute y del interés por las actividades cotidianas de la vida y por las cosas que solían interesar y gustar a la persona antes de la depresión. En la depresión también se aprecia una forma de pensar negativa a cerca de la propia persona, de los demás, del pasado y del futuro, así como del entorno que los rodea. Pueden aparecer pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida, incluso intentos reales de poner fin a su vida. Trastorno bipolar: Se caracteriza por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos, alternándose periodos maniacos y depresivos. Es un trastorno biomédico, caracterizado por episodios alternos de euforia excesiva y depresión; la manía se manifiesta con síntomas graves de excitabilidad, habla alterada y efusiva, expresión emocional intensa, conductas irresponsables y peligrosas, grandes gastos de dinero, conductas de riesgo, sexuales o de otra índole, etc. Los comportamientos de estas personas durante una fase maniaca suelen ser muy importantes y graves. En la fase depresiva, suelen tener los síntomas de una depresión grave, pudiendo haber ideación suicida. Este trastorno requiere tratamiento psicofarmacológico y atención médica de base y con seguimientos regulares. Trastornos de ansiedad: Cuando la ansiedad supera ciertos límites, se convierte en un trastorno o un problema de salud, que impide el bienestar e interfiere significativamente en las actividades de la vida cotidiana, familiares, sociales, laborales e intelectuales. Los síntomas característicos de la ansiedad son muy variados y pueden clasificarse en diferentes grupos: Síntomas físicos: taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, alteraciones en la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, sensación de mareo e inestabilidad, etc. Síntomas psicológicos: inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de extrañeza, temor a perder el control, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones, etc. Síntomas conductuales: estado de alerta e hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, dificultad para estarce quieto, etc. Síntomas cognitivos o intelectuales: dificultad de atención, concentración y memoria, aumento de despistes y descuidos, preocupación excesiva, rumiación, pensamientos distorsionados e inoportunos, sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, etc. Síntomas sociales: irritabilidad, dificultades para iniciar o mantener una conversación, verborrea, quedarse en blanco, etc. Fobias específicas, miedos: Las fobias, son miedos irracionales e intensos ante situaciones que no son realmente peligrosas para nuestra supervivencia o, en caso de serlo, no tienen una alta probabilidad de hacernos daño. En las fobias se produce un miedo intenso, irracional y desproporcionado a la peligrosidad real de la situación, manifestado en reacciones fisiológicas de ansiedad, por lo que en esas situaciones la persona trata de escapar o bien, trata de evitar por todos los medios. Cuando hablamos de fobia específica, quiere decir que el objeto de temor es un estímulo concreto, una situación, un objeto, un animal, por ejemplo, o una categoría de estímulos relacionados. Ejemplos de fobias específicas son: fobia a la sangre y/o a los hospitales, fobia a los ascensores, a los perros, a las arañas, a las cucarachas, a la oscuridad, a los exámenes, entre otros. Fobia social: Es un miedo irracional y desproporcionado a ciertas situaciones que implican contacto social, como hablar con la gente, ligar o acudir a reuniones sociales. Se trata de personas que tienen miedo a que los demás puedan formarse una mala imagen de ellos, criticarlos, humillarlos o rechazarlos. Pensamientos típicos de un fóbico social son: pensaran que soy tonto, estoy haciendo el ridículo, se darán cuenta que estoy nervioso, etc. La persona que tiene fobia social, evita las situaciones en las que tiene que ser observado o evaluado por otra persona, experimentando una gran ansiedad incluso cuando se imagina la posibilidad de que tenga que enfrentarse a estas situaciones. Trastorno de estrés postraumático: Es un problema de ansiedad que suele aparecer en personas que han sufrido un acontecimiento altamente peligroso y desagradable, que pone en juego la integridad física y/o psicológica de la persona, como víctima, o de alguien si es un hecho observado. Tal suceso puede ser, entre otros: un accidente de tráfico, una violación o abuso o agresión sexual, una agresión física, un atentado terrorista, un terremoto o un secuestro. En este trastorno, aunque en algunos casos será necesaria la medicación. Es necesario un tratamiento psicológico, para superar el suceso y recuperar la funcionalidad en la vida diaria. Trastorno/ataques de pánico con y sin agorafobia: El trastorno de pánico se caracteriza por el hecho de que la persona experimenta ataques de pánico. Los ataques de pánico consisten en padecer repentinamente, y durante un periodo limitado de tiempo, un miedo intenso acompañado de al menos cuatro de los siguientes síntomas: palpitaciones o taquicardia, sudoración, temblores o estremecimientos, escalofríos, falta de aliento o sensación de ahogo, sofocación, dolor o molestias en la zona del corazón, náuseas o molestias de estómago, mareo o sensación de inestabilidad o de desmayo, visión borrosa, vértigos, sensación de irrealidad y despersonalización, miedo a perder el control o a enloquecer, miedo a morir. En realidad, todas esas sensaciones, son síntomas de ansiedad, y no serían peligrosas, en ese caso. Trastorno obsesivo-compulsivo: Se caracteriza por la presencia de pensamientos o imágenes indeseadas, repetitivas y que causan gran nivel de ansiedad de la persona que sufre el trastorno. Las obsesiones tienen que ver con la suciedad, el orden, la religión, la violencia, o el sexo, entre otros. Para reducir el malestar que producen estas obsesiones, la persona suele realizar compulsiones o rituales, que son acciones motoras o motoras que se realizan siguiendo un determinado orden. Este trastorno produce un gran malestar, afectan significativamente al funcionamiento diario de la persona, produciendo grandes limitaciones. La psicología cognitivo-conductual cuenta con un tratamiento muy eficaz y duradero para este trastorno. La medicación, por si sola, no sólo no suele ser efectiva, sino que, puede maquillar el trastorno durante un tiempo y, podría producirse adicción a los psicofármacos o darse recaídas tras la retirada de éstos. Por tanto, haya o no medicación, se recomienda tratamiento psicológico cognitivo-conductual. Por su parte, la agorafobia suele ir asociada al trastorno de pánico, aunque no siempre. Consiste en un miedo irracional a lugares, situaciones, espacios abiertos o cerrados, multitudes, establecimientos comerciales, etc., por temor a padecer en ellas una crisis de ansiedad o ataque de pánico y no ser socorrido o no poder escapar. Suele responder muy bien al tratamiento psicológico cognitivo-conductual. Trastorno de ansiedad generalizada: Se manifiesta a través de preocupaciones continuas, exageradas y no realistas, sobre dos o más circunstancias o temas de la vida cotidiana. Este trastorno es más frecuente en mujeres, especialmente entre las madres y amas de casa, aunque se presenta también en chicas jóvenes solteras y, en menor medida, en hombres. Estas personas tienen la sensación de estar continuamente alertas y no tienen capacidad para relajarse. Suelen tener comportamientos exagerados de control de sus seres queridos y comprobación de que se encuentran bien. Suelen dar mucha importancia y pasar mucho tiempo pensando negativamente en los problemas cotidianos reales o imaginados. Sienten síntomas de ansiedad, que pueden llevar a sensación de cansancio, rigidez muscular, dolores de cabeza, inquietud, insomnio, etc., pudiendo con el tiempo, afectar negativamente a la salud física de la persona. Hipocondría: La hipocondría es un miedo irracional y convicción de padecer una grave enfermedad que no ha podido ser diagnosticada por los médicos. Son personas que, al experimentar sensaciones físicas las interpretan como señal de una enfermedad física que, realmente, no existe. Además cualquier cambio que noten en su cuerpo o en la piel es también motivo de preocupación excesiva. Se muestran muy preocupados por su salud, consultando libros o páginas web en busca de información médica que esté relacionado con la enfermedad que creen padecer. Problemas de pareja: El alto nivel de responsabilidades y estrés, poco tiempo dedicado al ocio compartido, intercambio de conductas poco gratificantes o desagradables entre ambos miembros, falta de comunicación o comunicación hostil y expectativas no satisfechas, son algunos de los factores que pueden generar problemas dentro de una relación de pareja. Hay que tener en cuenta que en una pareja con problemas, prima el clima de hostilidad y de mal entendimiento, lo cual irá potenciando el distanciamiento entre los dos miembros y la pareja se volverá un extraño. Se deberá evaluar e identificar los focos de conflicto, el estilo de comunicación que existe entre los dos, los aspectos positivos que todavía les unen y potenciar las interacciones que constituyan un intento de entendimiento. Se trata de que ambos miembros se vuelvan a encontrar. El objetivo, es que las dos partes pongan en práctica ciertas técnicas muy sencillas y que sepan trasladarlas al hogar, además de mejorar en lo posible el afrontamiento de responsabilidades y la frecuencia de actividades agradables compartidas. La psicología cognitivo-conductual tiene, pues, un protocolo estructurado de intervención en parejas, que se adapta a la pareja concreta en función de sus áreas problemáticas, atendiendo además a los problemas psicológicos que pueda presentar cada miembro y que afecte a la relación. Problemas sexuales masculinos y femeninos: Problemas de deseo-interés sexual, problemas en la excitación sexual, problemas referidos al orgasmo, dolor en los genitales en las relaciones sexuales, imposibilidad en la mujer de conseguir la penetración, insatisfacción con la frecuencia del sexo en pareja, o fobias sexuales, son algunas de las disfunciones sexuales más frecuentes. Algunas de las causas de estos problemas, suelen ser ansiedad o estrés, temor al fracaso, así como la presencia de una educación rígida, sistema de creencias desfavorables sobre cuestiones de sexo, presentes en muchos hombres y mujeres. También la falta de habilidades y conocimientos sobre la propia sexualidad, entre otros. El psicólogo habrá de evaluar los problemas sexuales y diseñar la intervención más adecuada para el caso concreto, informando al cliente de todo ello. El tratamiento psicológico o terapia sexual, en estos casos, comenzará proporcionando información y educación sexual adecuada a los pacientes, para eliminar falsas creencias que pudieran estar influyendo en el problema. Problemas de sueño: Con el tratamiento psicológico de estos problemas, se pretende mejorar tanto la calidad como la cantidad de sueño, interviniendo sobre los diferentes factores que influyen en el: conductas propias del paciente y factores ambientales. De este modo, el paciente conocerá cuales son los factores que pueden afectar al sueño y se le enseña mejores prácticas de higiene del sueño. Puede aparecer junto a otro problema más grave como la depresión o algún trastorno de ansiedad, en cuyo caso, la intervención normalmente comienza por resolver el problema de sueño, ya que así se consigue una mejoría rápida y se facilita la intervención sobre otros tipos de problemas relacionados. Adicciones con y sin sustancias: Cuando se habla de drogodependencia, hablamos de un consumo periódico de una sustancia. Este consumo se caracteriza por: Un deseo dominante para continuar tomando dicha droga y obtenerla por cualquier medio. Tendencia a aumentar la dosis. Se produce una dependencia física y generalmente psíquica, apareciendo síndrome de abstinencia cuando se retira el consumo. Tiene efectos negativos para la persona que consume la droga y para su entorno. Opiáceos, psicodepresores, alcohol, psicoestimulantes, cannabis, drogas de diseño, etc., son algunas de las drogas de consumo más frecuente. Sin embargo, cuando hablamos de adicciones también podemos referirnos a las llamadas adicciones sin drogas, en las que no existen sustancias cuya química esté directamente relacionada con el abuso y dependencia, sino que se trata de problemas cuyas características peculiares permiten hablar de patrones de conducta típicos de una adicción, como lo pueden ser, la adicción al sexo, al teléfono móvil, al internet, etc. Pero si hay una adicción sin sustancias prototípica en nuestra cultura, esta es el juego patológico, caracterizado por una incapacidad reconocida para resistir el impulso de jugar, además del incremento de tensión previa al momento del juego, seguido del alivio y placer asociados una vez la persona comienza a jugar. Autoestima, asertividad y habilidades sociales: La autoestima está muy relacionada con la satisfacción que una persona tiene con respecto a sí misma y a su vida. Una persona con baja autoestima difícilmente se sentirá satisfecha y se sentirá incapaz de conseguir aquellos objetivos que la llevarían a sentirse a gusto con ella misma. Las personas con déficit en habilidades sociales experimentan aislamiento social, rechazo y una baja autoestima, como consecuencia de percibirse a sí mismas como incompetentes socialmente. Las habilidades sociales son una serie de conductas, que aumentan nuestras posibilidades de mantener relaciones interpersonales satisfactorias y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos. La asertividad es uno de los componentes fundamentales de las habilidades sociales junto con la autoestima, la empatía y la inteligencia emocional. Una persona asertiva posee una actitud de autoafirmación y defensa de sus derechos personales, incluyendo como parte de ellos la expresión de sus propios sentimientos, preferencias, opiniones y necesidades de una manera adecuada, y respetando a su vez los derechos de los demás. La asertividad y la autoestima están muy relacionadas. El objetivo de la asertividad es ayudarnos a ser nosotros mismos y a mejorar nuestra relación con los demás, haciéndola más directa y honesta. La psicofisiología de la ansiedad: El cerebro humano está constituido por tres capas, que se han desarrollado a lo largo de los años y con la evolución del hombre. La capa más antigua está en el centro del cerebro y se conoce como cerebro reptileano, y se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar. Después se desarrolló una segunda capa sobre la primera, que se encarga de la conservación de la especie y del individuo. Aquí se encuentran las estructuras que corresponden al sistema límbico y que se encargan de regular emociones, alimentación, lucha, escape y evitación del dolor, y la búsqueda del placer. La tercera capa es la corteza cerebral y en ella se da el pensamiento racional y abstracto. Al detectar algo que representa peligro, se activa un sistema de alarma en el organismo que lo prepara para sobrevivir. Este sistema de alarma, se encuentra en la segunda capa del cerebro humano, el sistema límbico. Dentro del sistema límbico hay una estructura llamada la amígdala, la cual se encarga de controlar y mediar emociones principales como el afecto, la agresión y el miedo. Al ser activada desencadena miedo y ansiedad que ponen a la persona o animal en un estado de alerta total, alistándose para huir o pelear. Toda la información que entra a través de los sentidos pasa por la amígdala, y ésta detecta cualquier señal de peligro. Las crisis de pánico en personas con fobias disparan la alarma, la persona empieza a sentir todas las reacciones fisiológicas primitivas de huir o pelear, e inmediatamente vienen a la mente imágenes catastróficas. La respiración se altera, provocando cambios en la química sanguínea. Las glándulas endocrinas bombean hormonas, tales como la adrenalina a la sangre. Una sensación de peligro extremo invade a la persona, con lo cual el sistema límbico vuelve a reaccionar desencadenando la respuesta de miedo, volviéndose así un círculo vicioso que paraliza a la persona. El estrés y los trastornos psicofisiológicos: Consecuencias del estrés: ¿Cómo llega el estrés a provocar efectos nocivos sobre la salud? Durante la fusión de dos empresas por ejemplo, la tensión provocada por la situación sólo acabara provocando trastornos en algunos de los altos ejecutivos mientras que otros aparentemente resistirán la tensión sin ningún problema físico. Del mismo modo los ejecutivos con problemas físicos debidos a la atención no manifestaran el mismo cuadro clínico aunque hayan estado sometidos a la misma situación. ¿Por qué el fenómeno del estrés afecta de manera tan dispar a las personas? Existen algunas razones para que esto ocurra: Predisposición psicobiologica: existen factores de tipo biológico tanto heredados como adquiridos que hacen que los órganos resistan mejor o peor la disregulacion que provoca la situación de estrés. Algunos de estos factores son la hipertensión, la obesidad, enfermedades infecciosas, o nutrición. Patrón estereotípico de respuesta fisiológica: la reacción fisiológica ante el estrés difiere de unas situaciones a otras y no todos los órganos son afectados en la misma medida. Así nuestro organismo es capaz de dar respuesta de alarma diferente y adaptativas para cada tipo de estímulo. Los órganos sobre los cuales se da la respuesta estereotipada de estrés se denominan órganos diana. Fallo en el sistema de Feedback: otra causa de que el estrés acabe provocando trastornos somáticos es el fallo que se producen en este sistema de auto regulación tras sobre cargar frecuentemente los órganos diana. Principales trastornos ocasionados por el estrés: Trastornos cardiovasculares: Hipertensión esencial. Enfermedad coronaria. Taquicardia. Arritmias cardiacas episódicas. Enfermedad de Raynaud. Cefaleas magañosas. Trastornos respiratorios: Asma bronquial. Síndrome de hiperventilación. Alteraciones respiratorias. Alergias. Trastornos gastrointestinales: Ulcera péptica. Dispepsia funcional. Síndrome de colon irritable. Colitis ulcerosa. Trastornos musculares: Tics, temblores y contracturas, Alteración de reflejos musculares. Lumbalgias. Cefaleas tensionales. Trastornos dermatológicos: Prurito. Eccema. Acné. Psoriasis. Trastornos sexuales: Impotencia. Eyaculación precoz. Coito doloroso. Vaginismo. Disminución del deseo. Trastornos endocrinos: Hipertiroidismo. Hipotiroidismo. Síndrome de Cushing. Trastornos inmunológicos: Inhibición del sistema inmunológico. Cardiopatías y estrés. Cuando el sistema nervioso autónomo en su rama simpática, se activa uno de los múltiples efectos que se producen en el organismo es la liberación de catecolaminas, la más conocida de las cuales es la adrenalina las catecolaminas tiene a dosis prolongadas un efecto muy perjudicial sobre el corazón. Altas dosis de catecolaminas inyectadas en la sangre provocan una arritmia ventricular que desemboca en una muerte súbita, esto se observa también en situaciones sostenidas de alto estrés. Hipertensión y estrés: La activación del sistema nervioso autónomo provoca el aumento de la presión sanguínea mediante el aumento de la tasa cardiaca y la constricción de los vasos sanguíneos. El sistema vascular avisa a el cerebro de cuando la presión arterial está siendo muy elevada y lo hace por medio de los varo receptores que se activan cuando observan variaciones significativas de la presión. Cefaleas: Hay dos formas en que el exceso de estrés puede llegar a ocasionar cefaleas, la primera es por un problema de tensión muscular mantenida durante un tiempo continuado. Esta tensión afecta a los músculos del cuello y de la cara, y acaba produciendo dolores de cabeza, a los cuales llamamos cefaleas tensionales. El otro tipo de cefaleas son las migrañas y se producen por cambios bruscos en la presión sanguínea que afectan a los vasos que riegan el cerebro. Biofeedback como tratamiento de los trastornos de estrés: ¿En qué consiste el biofeedback? Consiste básicamente en un entrenamiento para que el sujeto aprenda a controlar algunas de las respuestas fisiológicas de las que normalmente no es consiente. Para lograr esto necesitamos unos complicados medios técnicos que nos permitan: 1. Obtener una medida fiable del parámetro fisiológico que en cada caso nos interese. 2. Informar al sujeto de la magnitud de la respuesta, o de la variación de esta en tiempo real. Utilización del Feedback en trastornos relacionados con el estrés: El biofeedback tiene 3 aplicaciones con respecto a los trastornos relacionados con el estrés, dependiendo del momento del desarrollo del trastorno de que actuamos: Biofeedback y prevención de estrés Biofeedback como entrenamiento general. Biofeedback y trastornos psicosomáticos. La psicofisiología de las disfunciones sexuales: Se definen como aquellas alteraciones que se producen en la respuesta sexual de una persona de manera persistente y recurrente que producen en la persona una sensación de infelicidad, coartan su libertad o constituyen un problema. Clasificación de las disfunciones sexuales: Deseo sexual hipoactivo (disminución del deseo sexual). Aversión al sexo. Trastorno de la excitación sexual en la mujer. Trastorno de la erección en el hombre. Trastorno orgásmico femenino. Trastorno orgásmico masculino (eyaculación retardada). Eyaculación precoz. Dispareunia. Vaginismo. Prevalencia. La detección del engaño: J. J. Newberry era un agente entrenado del FBI, experto en el arte de la detención del engaño. Por eso, cuando un testigo de un tiroteo se sentó frente a él y trato de decirle que cuando escucho disparos ella no miro, solo empezó a correr, sabía que ella estaba mintiendo. ¿Cómo Newberry llego a esta conclusión? La respuesta es mediante el reconocimiento de señales que una persona emite cuando no está siendo honesto, al igual que inconsistencias de la historia el comportamiento es diferente de una persona normal o también demasiados detalles en una explicación. Inconsistencia o incoherencia. Cuando se quiere saber si alguien está mintiendo, buscar inconsistencias de lo que está diciendo, afirma Newberry, quien era un agente federal durante 30 años y un agente de policía por 5 años. Cuando la mujer que estaba cuestionando dijo ella corrió y se escondió después de escuchar los disparos, sin mirar, Newberry vio la inconsistencia de inmediato. Pregunta lo inesperado. Alrededor del 4% de las personas son mentirosos exitosos y lo pueden hacer muy bien, pero debido a que no existen respuestas de pinocho para una mentira, tienes que agarrarlos en la mentira. Mira con atención, y luego, cuando no lo están esperando, pregunta algo que no estén preparados para responder. Evalúa el comportamiento sobre una línea. Uno de los indicadores más importantes de falta de honradez es el cambio en el comportamiento. Hay que prestar atención a alguien que es generalmente ansioso pero ahora parece que esta calmado. O bien, alguien que es generalmente tranquilo pero ahora parece ansioso. Busca emociones insinceras. La mayoría de la gente no puede falsear una sonrisa, la sonrisa falsa no caerá dentro del contexto o el tiempo, se sostendrá por demasiado tiempo, o una mescla con otras cosas. Tal vez sea una combinación de una cara enojada con una sonrisa te puedes dar cuenta, porque los labios son más pequeños y menos completos que en una sonrisa sincera. Presta atención a las reacciones estomacales. Observar las micro-expresión. Buscar contradicciones. Bibliografía Edgar Alejandro Valles Acosta, tarea 4 de la materia Psicología Fisiológica, antología de la materia, 01/octubre/2016