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UNIDAD DIDÁCTICA II
ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL
APARATO DIGESTIVO
Unidad Didáctica II. Anatomía y Fisiología del Aparato Digestivo
UNIDAD DIDÁCTICA II. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DEL
APARATO DIGESTIVO
1. Anatomía del aparato digestivo
El aparato digestivo se constituye de una serie de órganos huecos que forman
un largo y complicado tubo que va de la boca al ano (ver ilustración 5). El
interior del tubo está revestido por una membrana denominada mucosa. La
mucosa de la boca, el estómago y el intestino delgado contiene pequeñas
glándulas que producen jugos que contribuyen a la digestión de los alimentos.
Hay otros dos órganos digestivos anexos, el hígado y el páncreas, que
producen jugos que llegan al intestino a través de pequeños tubos. Además,
algunos componentes de otros aparatos y sistemas (por ejemplo, los nervios y
la sangre) tienen también un papel importante en el aparato digestivo.
Boca.
Glándulas salivares.
Esófago.
Estómago.
Páncreas.
Hígado.
Peritoneo.
Bazo.
Intestino delgado.
Intestino grueso.
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Ilustración 1: Estructura del aparato digestivo.
Fuente: Elaboración propia a partir del Banco de imágenes y sonidos del Ministerio, Política
Social y Deporte.
1.1. Boca
La boca se divide en dos partes, el vestíbulo de la boca que es el espacio que
queda entre la parte interior de los labios y la cara externa de los dientes, y la
cavidad bucal o boca propiamente dicha, que va desde la cara interna de los
dientes hasta el comienzo de la faringe.
El techo de la boca esta formado por el paladar óseo y el paladar blando, que
está formado por músculos y cubierto de mucosas.
En la línea media del paladar blando se proyecta hacia abajo una pequeña
masa colgante denominada úvula o campanilla.
La boca comunica con la faringe por medio de las fauces, que se sitúan en la
parte posterior de la cavidad bucal.
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Bordeando las fauces se encuentran cuatro pliegues o pilares del paladar
que van desde la úvula hacia los laterales, formando dos arcos entre los que se
sitúan las amígdalas palatinas.
El suelo de la boca está formado por la lengua, que es una masa de músculo
esquelético.
En la superficie de la lengua se hallan unas papilas que son las papilas
gustativas, que se encargan de distinguir los diferentes sabores. Los 2/3
anteriores de la lengua están dentro de la boca y 1/3 se encuentra en la
faringe. Entre ambas zonas hay una especie de “V” que está formada por
papilas gustativas con un tamaño mayor de lo normal.
En la cara inferior de la lengua nos encontramos con el frenillo lingual, que es
un repliegue que une la lengua con la base.
Al interior de la boca llegan los productos de las glándulas salivares.
Ilustración 2: Estructura de la boca.
Fuente: Elaboración propia a partir de www.juntadeandalucia.es/averroes.
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1.2. Glándulas salivares
Las glándulas salivares se dividen en tres tipos: Las glándulas parótidas son
las más grandes. La inflamación de estas glándulas da lugar a la parotiditis o
paperas.
Ilustración 7: Glándulas salivares.
GLÁNDULA PARÓTIDA
GLÁNDULA SUBMANDIBULAR
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
Las glándulas submandibulares están situadas por dentro de la mandíbula
cerca del ángulo mandibular. También tiene conductos que desembocan en el
suelo de la boca.
Las glándulas sublinguales están situadas debajo de la lengua a cada lado
del frenillo.
1.3. Esófago
Es un tubo de paredes musculares lisas que, normalmente, está cerrado y se
abre para permitir el paso de alimentos.
Tiene una porción cervical que pasa por detrás de la tráquea, luego baja por el
mediastino pasando por detrás del corazón y atraviesa el diafragma por un
orificio llamado hiato esofágico para entrar en el abdomen hasta llegar al
estómago por medio del cardias.
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1.4. Estómago
Se sitúa debajo del diafragma en la parte superior izquierda de la cavidad
abdominal, por delante del páncreas.
Es una porción dilatada del tubo digestivo con forma de J o calcetín que puede
variar de una persona a otra y también según la postura. Tiene unas paredes
musculares con fibras que se disponen en múltiples direcciones para darle
mayor resistencia. Su interior está tapizado por mucosas con muchos pliegues.
Su exterior está recubierto por una membrana denominada peritoneo.
El estómago tiene varias partes:
Cardias: es un esfínter* que comunica el esófago con el estómago y que
controla la entrada de alimentos e impide que haya reflujo en su normal
funcionamiento, es decir, que la comida retroceda.
*esfínter: anillo de fibras musculares circulares que se sitúan alrededor
de un orificio.
Fundus: es la parte superior del estómago. Es donde se acumulan los
gases, lo cual se puede apreciar en una radiografía de abdomen en
bipedestación (de pie).
Cuerpo: es la zona que ocupa la mayor parte del estómago.
Antro: es una zona de estrechamiento que sirve de antesala al píloro.
Píloro o esfínter pilórico: une el final del estómago con la primera
porción del intestino delgado, el duodeno.
El estómago presenta dos curvaturas, una mayor dirigida hacia la izquierda y
otra menor dirigida hacia la derecha.
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Ilustración 8: Estructura del estómago.
Fuente: Elaboración propia a partir del Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de
Educación, Política Social y Deporte.
1.5. Páncreas
El páncreas es una estructura con forma alargada que está situado por delante
de la columna vertebral y posterior al estómago y al hígado. Se encuentra
encajado en el duodeno y dispuesto de forma horizontal a la zona alta de la
cavidad abdominal.
La cabeza del páncreas es la parte que se encaja en el duodeno. Tiene una
prolongación hacia abajo conocida con el nombre de gancho del páncreas o
apófisis unciforme. De la cabeza hacia arriba, hay un estrechamiento
denominado istmo o cuello del páncreas y, luego, se continúa en la horizontal
con el cuerpo del páncreas para finalizar a la izquierda con la cola del
páncreas.
Hay un conducto denominado conducto pancreático principal que recorre
todo el páncreas para desembocar en la ampolla de Vater, que se encuentra
en el duodeno.
Hay un conducto pancreático accesorio que sólo recorre la cabeza del
páncreas y también desemboca en el duodeno por la ampolla de Vater.
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Ambos conductos vierten el jugo pancreático al duodeno. El jugo pancreático
contiene enzimas que intervienen en la digestión de las grasas.
Ilustración 9: Estructura del páncreas.
Colédoco
Cuerpo
Duodeno
Cabeza
Cola
Ampolla de
Vater
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
1.6. Hígado
El hígado es el órgano más voluminoso del organismo, pesa más de dos kilos.
Está situado bajo el diafragma en la parte superior derecha de la cavidad
abdominal y superando la línea media, colocándose en este extremo por
delante del estómago. En condiciones normales, no debe sobrepasar el
reborde costal (en caso de patologías se puede palpar por debajo de dicho
reborde).
El hígado se divide en cuatro lóbulos. El lóbulo derecho es el más grande. La
prolongación del hígado hacia la izquierda es el lóbulo izquierdo. Los otros
dos lóbulos están en la cara inferior y se llaman lóbulo cuadrado, anteroinferior y, lóbulo caudado, postero-inferior.
Ilustración 10: Hígado y órganos anexos.
LÓBULOS HEPÁTICOS
ESTÓMAGO
VESÍCULA BILIAR
PÁNCREAS
DUODENO
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
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La cara superior anterior o diafragmática tiene una superficie lisa que se acopla
perfectamente al diafragma.
En la cara inferior, se puede ver el hilio hepático entre los cuatro lóbulos, por
donde entran y salen las estructuras: arteria hepática, vena porta, vías
biliares. Entre el lóbulo cuadrado y el lóbulo derecho queda encajada la
vesícula biliar que es una estructura con forma de saco cuya función es de
reservorio para el almacén de la bilis formada en el hígado, sobresaliendo un
poco por el borde anterior del hígado.
En la cara posterior, se encuentra la vena cava inferior, donde desembocan
las venas hepáticas. En la parte superior de esta cara, está el hilio
suprahepático o superior, por donde salen las venas hepáticas para
desembocar en la vena cava inferior.
Los canalículos biliares son unos finos conductos que recogen la bilis
segregada por los hepatocitos (células del hígado). Los canalículos se van
uniendo hasta formar los conductos biliares derecho e izquierdo que
conducirán la bilis hasta el conducto hepático, continuándose con el
conducto cístico de la vesícula y desembocando, por último, en la vesícula
biliar donde queda almacenada.
En el momento de la digestión, la bilis sale de la vesícula a través del
conducto cístico que, al unirse con el conducto hepático, originan el
conducto colédoco, por donde se dirige hasta llegar al duodeno a través de la
ampolla de Vater.
Ilustración 11: Sección inferior del hígado.
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
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1.7. Peritoneo
Es una membrana serosa dispuesta como un globo o saco de doble pared que
recubre o engloba gran parte de las vísceras abdominales de forma total o
parcial.
Las vísceras que se encuentran recubiertas por el peritoneo se llaman
vísceras intraperitoneales. Son el estómago, el hígado, parte del intestino,...
Otras vísceras quedan por detrás del peritoneo; reciben el nombre de Retroperitoneales, no están totalmente recubiertas por esta membrana. Son los
riñones, el páncreas,...
Algunas vísceras se quedan por debajo del peritoneo, en la cavidad pélvica.
Son las vísceras subperitoneales.
La hoja externa o parietal cubre el diafragma y las paredes del abdomen. La
hoja interna o visceral está en íntimo contacto con las vísceras. Entre ambas,
se encuentra una cavidad virtual que se llama cavidad peritoneal (igual que la
cavidad pleural), en cuyo interior hay líquido peritoneal, que facilita el
movimiento de las vísceras. Una inflamación del peritoneo (peritonitis) puede
desencadenar la muerte.
1.8. Bazo
Es un pequeño órgano dispuesto por debajo del diafragma izquierdo, detrás del
estómago, delante del riñón izquierdo, encima del colon descendente, del
reborde costal hacia arriba. El bazo está relacionado con la cola del páncreas.
Está cubierto por la parrilla costal izquierda, que le da una protección
importante. En su interior contiene mucha sangre y se encarga de producir
linfocitos, eliminar eritrocitos, etc. En su interior, se destruyen los hematíes
viejos (glóbulos rojos).
Al ser un órgano pequeño presenta gran facilidad para romperse en caso de
fracturas costales derivadas, por ejemplo, de accidentes de tráfico, dando lugar
a hemorragias graves,
(esplenectomía).
siendo
la
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única
solución
extirpar
el
bazo
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1.9. Intestino delgado
El duodeno se continúa con el yeyuno y el íleon.
Ilustración 12: Intestino delgado.
DUODENO
YEYUNO
.
ILEO
Fuente: Banco de imágenes y sonidos de Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
El duodeno es la 1ª porción del intestino delgado. Está formado por fibras
musculares. Tiene forma de C y en su cara cóncava se sitúa el páncreas.
Tiene cuatro porciones: la 1ª horizontal, la 2ª descendente, en cuyo interior se
encuentra la Ampolla de Vater donde desembocan la bilis del hígado y el jugo
pancreático del páncreas, la 3ª horizontal y la 4ª ascendente.
El yeyuno y el íleon forman la 2ª y 3ª porción del intestino delgado. Va desde el
duodeno hasta introducirse en el ciego cólico. Mide unos 5–6 m y, para caber
en la cavidad abdominal, se encuentra altamente plegado.
Es un tubo de paredes musculares cuyo interior está tapizado por mucosas que
presentan muchos pliegues para una mejor absorción. El exterior está
recubierto por el peritoneo, y se sujetan a la pared posterior abdominal
mediante el mesenterio, que se forma de la unión de las dos hojas del
peritoneo que recubren y envuelven a las asas intestinales antes de
incorporarse a la pared abdominal posterior. La raíz del mesenterio se va
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abriendo hacia delante, en forma de abanico, para acoger a toda la longitud
intestinal, que se encuentra plegada.
La parte del íleon que se introduce en el ciego es el íleon terminal. La unión
de ambos se hace a través de la válvula ileocecal.
Ilustración 13: Estructura del intestino delgado.
Fuente: Elaboración propia a partir de www.gastrosur.es
1.10. Intestino grueso
Se encuentra enmarcando a las asas del intestino delgado a continuación de
éste. En su exterior, hay unas zonas dilatadas que se llaman haustras cólicas.
Tienen tres cintillas longitudinales constituidas por fibras musculares lisas que
lo recorren. Se llaman tenias cólicas, de las que cuelgan unas bolitas de grasa
que se llaman apéndices epicloicos.
Ciego: se encuentra en el ángulo inferior derecho de la cavidad
abdominal, en la fosa ilíaca derecha. En su parte inferior, presenta una
especie de divertículo llamado apéndice vermiforme o vermicular. Es una
estructura de pocos milímetros de diámetro y varios centímetros de largo que,
por su corto diámetro, se puede inflamar por la acumulación de alimento. Al
estar recubierto de peritoneo, si se perfora da lugar a una peritonitis. El ciego
se continúa hacia arriba con el colon ascendente.
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Ilustración 14: Intestino grueso.
Fuente: Elaboración propia a partir de http://www.bioapuntes.cl/apuntes/intestino_grueso.htm.
Colon ascendente: sube por la parte derecha de la cavidad abdominal.
Al llegar al hígado, se dobla hacia la izquierda originando la flexura hepática o
flexura cólica derecha. Se continúa con el colon transverso.
Colon transverso: se dispone en la parte alta de la cavidad abdominal,
de derecha a izquierda. Al llegar aquí vuelve a curvarse de nuevo, originando la
flexura esplénica o flexura cólica izquierda. Se continúa hacia abajo con el
colon descendente.
Colon descendente: desciende por la parte izquierda de la cavidad
abdominal.
Colon sigmoideo o sigma: El colon descendente forma una especie de
“S” en su porción terminal que se llama sigma. Se continúa con el recto y el
ano.
Recto: Está situado por delante del sacro y cóccix. Tiene una porción
más dilatada que es la ampolla rectal, con una gran capacidad de distensión,
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una porción más caudal y más estrecha que se denomina conducto anal. En
su interior se acumulan las heces.
En la ampolla rectal, hay unos pliegues transversales denominados válvulas
transversales del recto, que no desaparecen aunque se distienda el colon.
En el conducto anal, encontramos unos pliegues longitudinales o pliegues de
Morghani que surgen en la parte superior del conducto y se van uniendo hacia
abajo dando lugar a las válvulas anales. En la mitad inferior del conducto, la
pared es más lisa y tiene unos pliegues longitudinales que desaparecen con la
distensión. Desemboca en el exterior mediante el orificio anal.
Rodeando el recto hay un esfínter involuntario de fibras musculares lisas que
forma el esfínter interno del ano. Es un ensanchamiento de la pared muscular
que ocupa el tramo del recto.
Por fuera del esfínter interno, hay un esfínter externo del ano de fibras
musculares estriadas que podemos controlar. Ambos esfínteres sirven para
controlar la defecación.
Todo el intestino está vascularizado. Las venas que recogen la sangre del recto
se unen formando plexos venosos alrededor del mismo. Suelen encontrarse
debajo de la mucosa interna, y se denominan venas hemorroidales, cuya
dilatación produce las famosas hemorroides.
Ilustración 15: Estructura del intestino grueso.
Flexura
esplénica
Flexura
hepática
Colon
ascendente
Colon
transverso
Ileon
terminal
Colon
descendente
Apéndice
vermiforme
Recto
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
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2. Fisiología del aparato digestivo
La tarea principal del aparato digestivo es la de permitir que los alimentos que
tomamos puedan convertirse en nutrientes, para proveer a nuestro organismo
la energía (calorías) necesaria y los elementos imprescindibles para la vida,
eliminando los productos residuales de forma adecuada.
El cuerpo, no puede absorber los alimentos en el estado en que se ingieren.
Las sustancias nutritivas tienen que ser digeridas a sustancias más pequeñas
para su absorción y así poder ser transportadas a los distintos tejidos del
organismo. Los principales responsables del proceso de la digestión son los
enzimas digestivos, cuya función es romper los enlaces entre los componentes
de los alimentos, originando sustancias más simples.
2.1. Digestión en la boca
La digestión empieza en la boca con la masticación y la insalivación. Al tiempo
que el alimento se va troceando, se mezcla con la saliva hasta conseguir que
esté en condiciones de pasar al estómago, cuando ya está casi líquido. La
saliva contiene un enzima llamado amilasa salivar o ptialina, que actúa sobre
los almidones y comienza a reducirlos a monosacáridos. La saliva también
contiene un agente antimicrobiano (la lisozima), que destruye parte de las
bacterias contenidas en los alimentos y grandes cantidades de mucus, que
convierten al alimento en una masa moldeable y protegen las paredes del tubo
digestivo.
La temperatura, textura y sabor de los alimentos se procesan de tal manera
que el sistema nervioso central puede adecuar las secreciones de todos los
órganos implicados en la digestión a las características concretas de cada
alimento.
No se deben tragar los alimentos hasta que no estén prácticamente reducidos
a líquido (masticando las veces que sea necesario cada bocado). Es el único
punto que se puede controlar directamente en el proceso digestivo y se debe
aprovechar, ya que sólo con una buena masticación se pueden solucionar una
gran parte de los problemas digestivos más frecuentes.
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2.2. La deglución
La deglución comprende una acción conjunta de las fases orales, faríngeas y
esofágicas. La primera fase produce el movimiento de líquidos o sólidos de la
orofaringe al esófago. Es voluntaria y tiene una duración de, aproximadamente,
2 segundos, estando regulado por influencias de la corteza cerebral, como
sucede con el sentido del gusto, la sensación de hambre y la motivación. El
Sistema Nervioso Central le manda impulsos sensoriales a través de los
nervios craneales.
Este proceso se realiza en varias fases:
Fase oral: el alimento entra en la cavidad bucal, se mastica y se origina
el bolo. La lengua se eleva y propulsa el bolo hacia la faringe.
Fase oro-faríngea: en esta fase participan 30 músculos estriados que
son los músculos de la mandíbula, de la cara, intrínsecos de la lengua,
extrínsecos de la lengua, del paladar blando, de la faringe y cricofaringe,
intrínsecos de la laringe y supra e infrahioideos. Para que, durante la deglución,
no entre líquido o alimento a la vía aérea, se eleva la faringe, el esfínter
esofágico superior y la laringe, y se cierran tres de las cuatro vías que conectan
la faringe, es decir, la cavidad nasal, la cavidad oral y la laringe; mientras que la
cuarta ruta, el esfínter esofágico superior se abre y el bolo alimentario se pasa
al esófago por rápidos y fuertes movimientos de la parte posterior de la lengua.
Fase esofágica: el bolo pasa al esófago superior. El esófago se contrae
en forma peristáltica (contracciones progresivas). Se relaja el esfínter esofágico
inferior. El bolo llega al estómago.
Cualquier desorden en esta secuencia de acciones puede llevar a un trastorno
de la deglución o a la aspiración dentro de la vía aérea.
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Ilustración 16: Estructuras de la deglución.
Nasofaringe
Velo del paladar
Lengua
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
1º- El bolo alimenticio es empujado hacia atrás entre la lengua y el
paladar.
2º- El velo del paladar se eleva, cerrando la nasofaringe; la onda
deglutoria baja por la parte posterior de la faringe.
3º- La epiglotis cierra parcialmente la entrada de la laringe; el bolo se
divide y baja a cada lado de la epiglotis, uniéndose después para entrar al
esófago.
2.3. Digestión en el estómago
El paso del bolo alimenticio al estómago se hace por una válvula, el cardias,
que permite el paso del alimento del esófago al estómago, pero no en sentido
opuesto. A partir de entonces, el bolo alimenticio pasa a denominarse quimo.
Ilustración 17: Estómago.
CÁRDIAS
PÍLORO
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
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Cuando no se lleva a cabo la digestión en el estómago de forma correcta, se
produce el reflejo del vómito y esta válvula se abre vaciando el contenido del
estómago.
Una vez en el estómago, sobre los alimentos se vierten grandes cantidades de
jugo gástrico, que con su elevada acidez consigue desnaturalizar las
proteínas que aún no lo estuvieran y matar muchas bacterias. También se
segrega pepsina, enzima que se encargará de fragmentar las proteínas ya
desnaturalizadas en cadenas más cortas de sus aminoácidos constituyentes.
Los glúcidos se llevan parte de la digestión estomacal, ya que la ptialina deja
de actuar en el medio ácido del estómago. Esto supone que, a medida que los
almidones y azúcares se van mezclando con el ácido clorhídrico del contenido
estomacal, su digestión se detiene hasta que salen del estómago. Pero eso
todavía no ha ocurrido, y cuanta más proteína hayamos ingerido junto con los
almidones, más ácidos serán los jugos gástricos y menor actividad tendrán las
amilasas sobre ellos. La digestión en el estómago puede tardar varias horas y
la temperatura pasa de los 40º, por lo que a veces los azúcares y almidones a
medio digerir fermentan dando lugar a los conocidos gases que se expulsan
por la boca o pasan al intestino.
Los lípidos pasan prácticamente inalterados por el estómago, pues su digestión
no se realiza hasta más adelante. No obstante, los lípidos tienen la capacidad
de ralentizar la digestión de los demás nutrientes, ya que envuelven los
pequeños fragmentos de alimento e imposibilitan el acceso de los jugos
gástricos y enzimas a ellos.
La absorción de nutrientes es muy limitada a través de las paredes del
estómago, por lo que conviene acortar esta fase de la digestión lo máximo
posible si queremos tener acceso rápido a los nutrientes que contienen los
alimentos.
Una vez terminado el trabajo en el estómago, se vierte el contenido del
estómago (ahora llamado quimo) al duodeno en pequeñas porciones a través
de otra válvula: el píloro. Allí, se continuará la digestión de los elementos que
no pudieron ser digeridos en el estómago por requerir un medio menos ácido
para su descomposición (grasas y glúcidos).
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2.4. Digestión intestinal
Nada más pasar el quimo desde el estómago al duodeno, su acidez es
neutralizada por las secreciones alcalinas (básicas) del páncreas, que lo dejan
con el grado de acidez necesario para que los diferentes enzimas del intestino
delgado puedan actuar sobre él.
Ilustración 18: Páncreas.
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
El jugo pancreático, además de una elevada concentración de bicarbonato,
contiene varios enzimas digestivos, como una fuerte amilasa, que acaba de
fragmentar los almidones. También contiene una lipasa, que separa los
triglicéridos en ácidos grasos y glicerina y se activa por la presencia de las
sales biliares, y otras enzimas que se encargan de fraccionar las proteínas que
no habían podido ser digeridas con la pepsina del estómago.
El hígado también vierte sus secreciones en el intestino: la bilis, que se
almacena previamente en la vesícula biliar, desde donde sale expulsada al
intestino según se va necesitando. La bilis contiene las sales biliares, que son
unos potentes detergentes naturales que fragmentan las grasas en pequeñas
gotitas para que los enzimas del páncreas puedan actuar sobre ellas. También
tiene otras funciones, como la de servir de vía de excreción de ciertos
materiales que no pueden ser expulsados por la orina y deben ser eliminados
por las heces. Las sales biliares se descomponen en ácidos biliares que se
recuperan al ser reabsorbidos: vuelven al hígado donde son de nuevo
transformados en sales biliares.
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Ilustración 19: Vesícula biliar.
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
Mientras que el quimo avanza por el intestino, se le suman otras secreciones
del propio intestino, como el jugo entérico o jugo intestinal, que contiene
diversos enzimas que culminan la tarea de romper las moléculas de todos los
nutrientes. Los más importantes son las proteasas, que actúan sobre las
proteínas. Al ser las proteínas los nutrientes más complejos, son los que
requieren una digestión más complicada y laboriosa.
Al mismo tiempo que se siguen descomponiendo todos los nutrientes, los que
ya han alcanzado un tamaño adecuado y son de utilidad, son absorbidos
atravesando la pared intestinal y pasando así a la sangre. La absorción se
realiza de forma lenta, pero el área desplegada del interior de nuestro intestino
es de unos 150 m2, lo cual acelera el proceso, y al final sólo quedan los
materiales no digeribles, junto con el agua y los minerales que se han
segregado en las diferentes fases del proceso digestivo.
Esta mezcla pasa al intestino grueso, donde hay una gran cantidad de
diversos microorganismos que constituyen la flora intestinal. Estos
microorganismos, mayoritariamente bacterias, segregan enzimas digestivos
muy fuertes que son capaces de atacar a los polisacáridos de la fibra. En este
proceso, se liberan azúcares que son fermentados por ciertas bacterias de la
flora produciendo pequeñas cantidades de ácidos orgánicos que todavía
contienen algo de energía. Estos ácidos, junto con el agua y las sales
minerales, son absorbidos dejando el material más seco y convertido en heces,
expulsándose a través del ano.
El resultado de la digestión se puede resumir así:
Glúcidos: Todos los glúcidos digeribles pasan a glucosa y otros
monosacáridos y llegan a la sangre.
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Proteínas: Se fraccionan en aminoácidos, que también son absorbidos y
pasan a la sangre.
Lípidos: Se separan en sus ácidos grasos y glicerina para poder
atravesar la pared intestinal, aislados o en forma de jabones al combinarse con
las secreciones pancreáticas e intestinales. Luego son reconstruidos de nuevo
al otro lado de la pared intestinal y se combinan con proteínas segregadas por
el intestino, formando unas lipoproteínas llamadas quilomicrones. A través del
sistema linfático, son transportadas al corazón donde son vertidas al torrente
sanguíneo para conseguir una máxima dispersión. Algunos lípidos no siguen
este laborioso camino y pasan directamente a los capilares sanguíneos que
riegan el intestino.
2.5. Transporte hasta los tejidos
Una vez que los nutrientes llegan a la sangre, toman diferentes rutas según el
tipo de nutrientes que sean y según sean nuestras necesidades en ese
momento. El Sistema Nervioso Central, basándose en un complejo sistema a
base de impulsos nerviosos y mensajeros químicos en el torrente sanguíneo
(las hormonas), decide qué se debe hacer con cada uno de los nutrientes.
Entre los posibles destinos están: los diversos tejidos para su uso inmediato o
reserva de uso rápido (glucógeno muscular), el hígado para su transformación
en otros tipos de nutrientes más necesarios, o el tejido adiposo para su
almacenamiento en forma de grasa como reserva energética a largo plazo o
aislamiento térmico.
2.6. Difusión por los tejidos
Ilustración 20: Difusión a través del sistema circulatorio.
Fuente: Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.
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Unidad Didáctica II. Anatomía y Fisiología del Aparato Digestivo
Las distintas sustancias que lleva la sangre se distribuyen por la red de
pequeños capilares hasta llegar a cada tejido del cuerpo humano. Pero donde
realmente son necesarios es en cada una de las células que componen estos
tejidos.
Las células están flotando en un líquido de composición muy parecida al agua
del mar, y sin contacto directo con los capilares sanguíneos. Tanto los
nutrientes como el oxígeno de la sangre tienen que atravesar las finas paredes
de los capilares para diluirse en el líquido intercelular y quedar así a disposición
de las células que los requieran.
Este paso es también crítico, ya que si las membranas que forman las paredes
de los capilares están obstruidas por depósitos de grasa o aminoácidos en
exceso, la presión sanguínea deberá aumentar hasta conseguir que los
nutrientes pasen y lleguen a las células (hipertensión arterial). Si se alcanza el
máximo de presión sanguínea que el organismo tolera, y aún así no es
suficiente para que los nutrientes atraviesen las paredes de los capilares, se
puede llegar a una desnutrición de las células, a pesar de que la sangre está
saturada de alimento.
2.7. Absorción celular
Esta fase constituye el último paso del proceso y el fin de este recorrido. Los
nutrientes que flotan en el líquido interior son absorbidos por nuestras células,
pasando a través de las membranas que las recubren, y una vez en el interior
son digeridas, transformadas y utilizadas según las necesidades y el tipo de
célula de que se trate. Este proceso también está controlado por el Sistema
Nervioso Central, que a través de diversas sustancias como la insulina,
gestiona el uso que las células hacen de estos nutrientes. Una vez en el interior
de la célula, y mediante la acción de los enzimas intracelulares, los nutrientes
se transforman en las sustancias propias del metabolismo celular. Pero esto ya
es otro viaje, y queda fuera de los objetivos del curso.
2.8. Conclusiones
No debemos olvidar que, el objetivo último de toda la cadena de sucesos que
tienen lugar cada vez que se ingiere algún alimento, es que las células
dispongan de la materia prima necesaria para alimentarse y reconstruir sus
estructuras dañadas. Cualquier obstrucción que se provoque en este proceso
por no llevar una alimentación correcta, privará de energía o materiales básicos
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Unidad Didáctica II. Anatomía y Fisiología del Aparato Digestivo
a algunas de nuestras células. Cuando esto ocurre las células mueren o no se
reproducen correctamente, deteriorando los tejidos a los que pertenecen y
provocando, en última instancia, la enfermedad.
Tanto los reflejos del hambre como los de la saciedad, incluso otros que
pueden provocar apetencia por un determinado tipo de alimento, están
provocados por el Sistema Nervioso Central en función de las necesidades del
conjunto de nuestras células. Normalmente no se hace caso de estos
estímulos, unas veces porque se anteponen las necesidades psíquicas o
sociales, y otras porque simplemente se ha perdido la facultad de captarlos. De
todas formas, siempre se está a tiempo de comprender cuáles son las bases
de la nutrición humana y establecer una dieta equilibrada que ayude al óptimo
desarrollo de los procesos digestivos.
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Unidad Didáctica II. Anatomía y Fisiología del Aparato Digestivo
Aspectos a recordar
El aparato digestivo se compone de:
- Boca.
- Glándulas salivares.
- Esófago.
- Estómago.
- Páncreas.
- Hígado.
- Peritoneo.
- Bazo.
- Intestino delgado.
En la boca se realiza el proceso de masticación, en el que las glándulas
salivares juegan un papel importante.
El esófago permite el paso del bolo alimenticio al estómago, donde el
medio es ácido; la absorción de nutrientes en esta fase es muy limitada.
El quimo pasa al intestino delgado, predominando un medio básico
(gracias al jugo pancreático secretado), que favorecerá la absorción de un
mayor número de nutrientes. Al intestino delgado también llegan las
secreciones hepáticas (bilis), que posibilitarán la asimilación de las grasas.
Una vez en el intestino grueso, las bacterias de la flora intestinal
culminarán el proceso de digestión propiamente dicho.
La masa fecal resultante llegará a la última porción de intestino grueso
para finalmente ser expulsada a través del ano.
Una vez que los nutrientes pasan a la sangre, el destino de los mismos
puede ser alcanzar los diversos tejidos (difusión y absorción celular) para
su uso inmediato o bien acumularse como reserva de uso rápido.
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