Download apuntesKANTNietzsche

Document related concepts

Crítica de la razón pura wikipedia , lookup

Idealismo trascendental wikipedia , lookup

Immanuel Kant wikipedia , lookup

Criticismo wikipedia , lookup

Crítica de la razón práctica wikipedia , lookup

Transcript
IMMANUEL KANT (1724-1804)
Fue profesor de la Universidad de Königsberg, en Prusia. Su obra filosófica suele dividirse en dos etapas: la
primera, etapa precrítica, en la que su filosofía se acercaba al racionalismo dominante en versión de un discípulo
de Leibniz, Wolff, cuyos libros de metafísica estaban expuestos siguiendo el método matemático; y una segunda
comenzada ya en la madurez, la etapa crítica, que es la verdaderamente importante, y cuyas obras principales son
la "Crítica de la razón pura" (en dos ediciones: 1ª -A- de 1781; y 2ª -B- de 1787), donde expone su teoría del
conocimiento; la "Crítica de la razón práctica" (1788) sobre ética; y la "Crítica del juicio" (1790) sobre estética
principalmente.
1- LA FILOSOFÍA DE LA ETAPA CRÍTICA. En el prólogo a la 2ª edición de la "Crítica de la razón pura", Kant
afirma que la metafísica, a diferencia de la lógica, las matemáticas o la física, no ha entrado aún en "el camino
seguro de la ciencia". Entiende por metafísica la rama de la filosofía que, en su parte principal, mediante el uso de
conceptos pretende conocer a priori algo acerca de los objetos que quedan más allá de la experiencia sensible (de
los que surgen sus tres ramas principales: la Psicología racional, que estudia el alma; la Teología racional, que
estudia a Dios; y la Cosmología racional, que estudia las condiciones últimas del universo como totalidad), y que
además busca conocer a priori las condiciones generales de nuestra experiencia posible. Pero en este intento, una
y otra vez se cae en contradicciones, polémicas entre escuelas, y no se llega al mínimo consenso u opinión
duradera: estamos en un "andar a tientas" más que en el "camino seguro de la ciencia". Los empiristas insisten en
que la razón no puede elevarse a un conocimiento a priori fuera de la experiencia, mientras que los racionalistas
aseguran que es el conocimiento más fiable. Según Kant, la metafísica ha pasado una etapa de dogmatismo, donde
la razón, confiada pero sin un estudio de su capacidad de conocer, ha creído poder conocerlo todo sobre los
objetos de la metafísica y se ha lanzado a hacer afirmaciones -a "dogmatizar"- como en el racionalismo, lo cual
era un tanto ingenuo o infantil; en una segunda etapa, escarmentada por las polémicas, se ha hecho desconfiada
como un adolescente inseguro y cayó en el escepticismo, por ejemplo el de Hume, negándose toda posibilidad de
conocer en estos ámbitos; y lo que es preciso es una nueva y definitiva etapa adulta, representada por el propio
Kant, que tenga como finalidad la "crítica de la razón", es decir, la investigación sobre los límites, fuentes y
grado de certeza que la razón puede alcanzar en su conocer. Con su filosofía crítica, Kant quiere constatar
definitivamente si la metafísica podrá llegar alguna vez a ser una ciencia, si sus objetos están al alcance de nuestra
razón y así dejar atrás aquellas interminables y estériles discusiones.
2- LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI. Para saber si la metafísica podrá llegar a ser una ciencia hay que
determinar qué es lo que caracteriza a ésta, y Kant afirma que son los juicios sintéticos a priori, una tercera clase
de juicios en los que nadie hasta él había reparado. La distinción común entre dos clases de juicios era la
establecida entre juicios analíticos (a priori, universal y necesariamente verdaderos pero no extensivos, es decir,
que no amplían nuestro conocimiento; eran las relaciones de ideas de Hume o verdades de razón de Leibniz) y los
juicios sintéticos (cuya verdad ha de ser establecida a posteriori y son extensivos; las cuestiones de hecho de
Hume). Para Kant, como para la mayoría de autores clásicos como Platón o Aristóteles, la ciencia ha de ser un
conocimiento universal y necesario (U+N) pero además ha de ser extensivo y no meramente tautológico; y
efectivamente encuentra en las ciencias juicios de esa tercera clase, que son SINTÉTICOS (y extensivos, amplían
el conocimiento pues el predicado no está necesariamente incluido en el concepto del sujeto) y son A PRIORI (es
decir, universal y necesariamente verdaderos, no sólo muy probables o inducidos -si Hume tuviese razón sobre el
limitado alcance de la ciencia-). Ej: en aritmética, "7+5=12" es sintético (en el concepto de sumar 5 y 7 no se
incluye nada sobre el resultado de la suma, y el averiguarlo amplía nuestro conocimiento) y a priori (pues es
absolutamente necesario que siempre, y no sólo hasta ahora, vaya a seguir siendo necesariamente así). En
geometría "La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos" también es sintético (pues el conocer qué es
una línea recta no dice nada sobre distancias y el saberlo amplía nuestro conocimiento) y a priori (por las mismas
razones que en el ejemplo anterior). En física menciona "todo lo que sucede tiene una causa", etc.
Pues bien: si esta tercera clase de juicios, los sintéticos a priori, son los juicios característicos de la ciencia, hay
que investigar cómo son posibles y ver si se pueden encontrar también en metafísica. Pero para encontrar cómo
son posibles hay que transformar el punto de vista en que se ha entendido siempre el conocimiento.
3-. EL GIRO COPERNICANO. Newton -modelo de ciencia para Kant- ha probado que de hecho un
conocimiento U+N y sintético es posible. Si el conocimiento se obtuviera principalmente a priori, como quieren
los racionalistas/dogmáticos, no se explica cómo pueden apoyarse en la experiencia para confirmar sus ideas ni
decidir en sus constantes polémicas; y si el conocimiento sólo puede derivarse de la experiencia, como afirman
los empiristas, no se entiende cómo puede llegarse a la universalidad y necesidad que pide la ciencia, pues de la
experiencia sólo obtenemos generalizaciones probables en el futuro. Dado que ninguno de estos planteamientos
extremos explica para Kant la posibilidad de la ciencia, hay que recurrir a una tercera vía cambiando radicalmente
el punto de vista: hay que hacer como Copérnico, que viendo que no podía explicar las posiciones de los planetas
según el viejo modelo geocéntrico supuso que era el Sol el centro y que la Tierra era la que giraba a su alrededor.
Así, hasta ahora se ha supuesto que nuestro conocimiento depende o está regido por el objeto; por así decir,
primero suponía existente el objeto, acabado, ahí fuera, y luego el sujeto cognoscente lo captaba y lo asimilaba con mayor o menor fiabilidad- en su mente. En este modo de entender el conocer era imposible saber nada del
objeto a priori: había que esperar a recibirlo para comprobar en cada nuevo caso qué iba a ocurrir. Sin embargo, la
hipótesis kantiana -su "giro copernicano"- es que debemos entender al objeto, en cuanto objeto PARA
NOSOTROS -fenómeno-, como algo dependiente de nuestro modo de conocer, algo intervenido por nuestras
facultades (sensibilidad y entendimiento, especialmente) que lo construyen o ponen a priori algo en él.
El conocimiento, por tanto, sería una mezcla de: a) algo que "nos llega" desde la realidad, a posteriori, a lo que
llama Kant la "MATERIA" del conocimiento", y que son los colores, sonidos etc. que registra nuestra
sensibilidad; y b) las FORMAS a priori del conocimiento: unas estructuras residentes en el sujeto cognoscente,
que son previas al acto mismo de conocer tal o cual cosa concreta, y que operan sobre aquella "materia" de las
sensaciones estableciendo unas reglas de asociación a las que necesariamente deberán someterse y que pueden
explicar la posibilidad del deseado conocimiento a priori U+N que la ciencia pide. [De la misma manera que la
posibilidad de unos bordados se explican, además de por el hilo -materia- introducido en la máquina de coser, por
los sistemas de tratamiento del hilo que ésta posee a priori -las formas-; la posibilidad de hacer diferentes figuras
debe estar en la máquina antes de que se le dé el hilo]. Kant llama "TRASCENDENTAL" al planteamiento de su
filosofía, entendiendo por ese término no el conocimiento de objetos concretos, sino el conocimiento de cómo
conocemos -el conocimiento de nuestra posibilidad de conocer, especialmente en cuanto es posible a priori-.
La materia del conocimiento, las sensaciones, son la parte EMPÍRICA o a posteriori del mismo; y las estructuras
formales, residentes a priori en el sujeto, constituye la parte PURA de aquél. La "razón pura" es el sujeto
cognoscente con sus facultades antes de serle proporcionado el material empírico. La estructura de la "Crítica de
la razón pura" sigue las facultades intervinientes en el proceso cognoscitivo -sensibilidad, entendimiento y razóny averigua cuáles son los formas a priori de cada una de ellas y cómo hacen posibles los juicios sintéticos a priori
en las diferentes disciplinas.
6-. LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL: ESPACIO Y TIEMPO. La primera facultad del yo puro que interviene
en el proceso cognoscitivo es la SENSIBILIDAD, y su papel es estudiado en la "estética trascendental". Por una
parte, la sensibilidad es una facultad principalmente pasiva: recibe sensaciones (intuiciones empíricas) por las que
los objetos se nos muestran, y que constituyen, como se ha dicho, la materia del conocimiento. Pero por otra parte
no se limita a esa receptividad, sino que aporta al conocimiento un elemento formal que son las llamadas
intuiciones puras: el espacio y el tiempo (E&T) E&T no son algo objetivo existente en las cosas en sí mismas, en
el mundo "real", que luego captemos como otro objeto o que abstraigamos como un concepto del entendimiento;
en realidad, según Kant E&T pertenecen al sujeto, caracterizan nuestra forma de percibir y son impuestos a priori
a todo cuanto conozcamos. No sabemos si las cosas mismas son espaciotemporales: nosotros sí lo somos en
nuestro percibir, y toda experiencia que tengamos será comprendida a priori en un momento del tiempo y la
entenderemos ocurrida en un lugar del espacio. Es nuestra esa forma de representar las cosas, y sólo así puede
explicarse que existan juicios sintéticos a priori en matemáticas (pues éstas expresan las leyes necesarias del
espacio -geometría- y del tiempo -aritmética-) Toda experiencia posible -pasada o futura- será, en tanto que
nuestra, espacial y temporal, y las leyes de la matemática deberán cumplirse universal y necesariamente en toda
realidad que se nos aparezca.
Kant afirma, por tanto, que la realidad que se nos aparece (FENÓMENOS) no tiene por qué ser la realidad en sí
(NOÚMENO), es decir, lo que realmente existe con independencia de que sea conocido por nosotros. Sólo
conocemos, por definición, la realidad fenoménica, y el concepto de cosa en sí o noúmeno es el de lo
absolutamente incognoscible, ese "algo" o "x" de lo que nos llegan sensaciones. Ahora bien: eso no quiere decir
que E&T sean algo "subjetivo" en el sentido de algo arbitrario; como toda experiencia de un ser humano será
necesariamente espaciotemporal, podemos decir que E&T siempre tendrán "realidad empírica", aunque
considerados por la filosofía kantiana tienen "idealidad trascendental", es decir, que absolutamente hablando
residen en la forma de percibir del sujeto o yo puro y no en las cosas en sí.
7-. ANALÍTICA TRASCENDENTAL: LAS CATEGORÍAS. Pero conocer no es sólo tener intuiciones sensibles,
recibir sensaciones, sino que es preciso captar lo que éstas nos muestran reduciéndolas primero a conceptos, y
luego construir juicios con los conceptos. Esa es la tarea del ENTENDIMIENTO, facultad esencialmente activa y
cuya acción principal es la síntesis, o sea, la reducción de una multiplicidad a una unidad. En un primer momento,
sintetiza la variedad cambiante de intuiciones empíricas que llegan a la sensibilidad y las reduce a un concepto,
nos hace pensar que vemos "algo": por ejemplo, la sensibilidad nos ofrece unas imágenes cambiantes en forma,
color, etc. junto a ciertos ruidos también cambiantes, etc. en el espacio y en el tiempo: y eso es pensado por el
entendimiento como un "gato". Según Kant -recuérdese el giro copernicano- el objeto "gato" no nos es dado como
tal por la experiencia sensible, sino que es "construido" por nuestro entendimiento a priori gracias a su posibilidad
de síntesis en un concepto. Luego, sintetizando el concepto de "gato" con otros que también resuman una
multiplicidad cambiante de fenómenos, podemos formular juicios como "el gato está jugando".
¿Cuántas posibilidades de síntesis de lo vario de la intuición posee a priori el entendimiento? Si éste es la facultad
de pensar y pensar es formular juicios, Kant cree que habrá tantas posibilidades de síntesis como tipos de juicios
pueda formular un entendimiento humano. Existen 12 tipos de juicios, y por tanto el entendimiento tiene 12
CATEGORÍAS o conceptos puros a priori que no son sino formas en que puede combinar las intuiciones
empíricas llegadas a nuestra sensibilidad. Sin estas categorías no conoceríamos el mundo tal y como lo hacemos.
No son conceptos derivados de la experiencia (como los de "gato" o "piedra") sino previos a ella, de manera que
con ellos se organiza a priori la experiencia. Sirven para organizar lo intuido, pero no son a su vez intuidos.
Veamos cómo actúan dos de estas categorías, como son la de "substancia" y la de "causa" (ambas sujetas a una
crítica intensa especialmente por Hume).
Es cierto, como decía Hume, que no tenemos impresión correspondiente a la idea de "SUBSTANCIA", sino sólo
de una serie de cualidades sensibles variadas e inestables; pero, según Kant, Hume se equivoca al negar a tal idea
toda validez filosófica. "Substancia" es, según Kant, una categoría de nuestro entendimiento, es decir, una
posibilidad de síntesis a priori que nos permite conocer tal y como lo hacemos. Sin ella, no seríamos capaces de
reconocer objetos estables a pesar de la variedad cambiante de fenómenos que llegan a nuestra sensibilidad (no
podríamos pensar, siguiendo el ejemplo, que vemos "algo" como "un gato" moviéndose, o "un tiovivo" en lugar
de cambiantes colores y formas "sueltos", sin formar un "algo" particular). Nuestro entendimiento es el que
permite a priori que captemos "objetos", y lo hace gracias a la categoría de substancia.
Asimismo es cierto, como decía Hume, que no derivamos la idea de "CAUSA" de la experiencia, pues no
tenemos ninguna impresión de la conexión necesaria de dos fenómenos que pensamos en ella (la experiencia sólo
nos muestra una sucesión temporal de ambos que basa la creencia de que en el futuro se repetirá). Sin embargo,
según Kant, Hume se equivoca al negar validez en la experiencia al principio de causalidad, ya que "causa" es una
categoría de nuestro entendimiento y, por tanto, cualquier suceso presente en nuestra experiencia -pasada,
presente o futura- deberá someterse a dicha categoría. Esto quiere decir que todos los fenómenos están a priori
sujetos a la ley de causalidad, y por tanto deberán ser entendidos como siendo efecto de algún fenómeno o
conjunto de fenómenos anteriores y como causa de los siguientes; y esto de forma universal y necesaria, y no
porque en la realidad en sí -nouménica- el principio de causalidad tenga valor, sino porque en la realidad
fenoménica -percibida y pensada por nosotros- será necesariamente causal. La causalidad es un principio que
reside en nuestro entendimiento, y no podemos saber si el determinismo afecta a las cosas en sí mismas. Sin esa
categoría, viviríamos en un mundo de fenómenos "sueltos", sin que nada influyera en nada y todo se debiera a la
más estricta arbitrariedad. No seríamos capaces de pensar ninguna conexión entre fenómenos.
Las leyes generales de la naturaleza -entendida como el orden y regularidad de los fenómenos- depende por tanto
de la forma de pensar de nuestro entendimiento, y así es como podemos explicar que haya juicios sintéticos a
priori en física como que "todo suceso se debe a una causa" o que "todas las cosas son magnitudes extensas".
8-. PENSAR Y CONOCER. Por tanto, según Kant las categorías tienen validez objetiva a priori y son necesarias
para nuestro modo de conocer el mundo. Pero hacia el final de la Analítica Trascendental diferencia entre
"pensar" y "conocer". Sólo CONOCEMOS cuando las categorías del entendimiento sintetizan intuiciones
empíricas, que han llegado efectivamente a nuestra sensibilidad (como cuando vemos, oímos, etc. de hecho al
gato y sintetizamos el juicio "el gato juega"); mientras que si las categorías funcionan "en el vacío", y formulamos
juicios con conceptos para los que no tenemos intuiciones sensibles proporcionadas por la experiencia, usamos
palabras sin conocer, PENSAMOS meramente, pero realmente no conocemos (así, al pensar en los objetos de la
metafísica). Kant explica esto diciendo que las categorías deben tener un "uso empírico", y no un uso
"trascendente" en objetos para los que no tenemos intuiciones sensibles: las intuiciones empíricas sin categorías
son "ciegas", pero las categorías sin intuiciones son "vacías".
9-. LA DIALÉCTICA TRASCENDENTAL: LAS IDEAS DE LA RAZÓN PURA. En la parte siguiente de la
"Crítica", Kant estudia la tarea de la RAZÓN [Kant usa "razón" en dos sentidos: uno amplio, equivaliendo al yo
puro en general, como en el título de su obra; y en sentido específico, usado aquí, como la tercera facultad que
estudia en la "Crítica" tras la sensibilidad y el entendimiento]. La tarea de la razón es enlazar juicios para formar
razonamientos, y tiende con ellos a encontrar las ÚLTIMAS CONDICIONES DE TODO LO DADO EN LA
EXPERIENCIA. Los objetos son vistos como algo "condicionado", que no se explica por sí mismo, que tiene
unas causas o "condiciones" de las que se deriva (por ejemplo, un ser vivo viene de un progenitor, que sería su
condición inmediata; éste de otro, etc.; o bien, este fragmento de materia tiene que estar hecho de algo, y esto a su
vez de otra cosa, etc.), pero la razón no se conforma con las condiciones inmediatas, sino que busca condiciones
cada vez más primarias y alejadas de la experiencia, hasta PENSAR "LO INCONDICIONADO", aquello que ya
no depende de otra cosa y que no necesita ser explicado por ser, precisamente, la explicación última de los
fenómenos. Esto "incondicionado" nunca se da en la experiencia, pero la razón tiende por sí misma a pensarlo y
cree que lo conoce: se trata de una ilusión de conocimiento, algo inevitable por deberse a la naturaleza misma de
nuestra razón. Kant llama a esto la "ilusión trascendental", y afirma que es el origen de la metafísica.
Por tanto, en la metafísica, la razón se escapa de la experiencia y PIENSA las condiciones últimas -lo
"incondicionado"- de los fenómenos creyendo que CONOCE. Pero en realidad se trata de un uso trascendente de
las categorías que es el que le lleva a las polémicas inacabables en metafísica, al "andar a tientas". Las tres ramas
principales de la metafísica se deducen de las IDEAS DE LA RAZÓN PURA que son las de los tres
incondicionados principales:
1- Toda la experiencia interna del individuo se explica por la razón con la idea del YO; es cierto lo que afirma
Hume sobre la imposibilidad de percibir al "yo" mismo –nadie ha visto su alma- pero debe existir, pues es la
condición para comprender cómo todos nuestros pensamientos forman una unidad y podemos recorrerlos. Lo que
no es cierto es que podamos aplicar al yo la categoría de substancia y construir una rama de la metafísica -la
psicología racional- a priori sobre ese concepto, y deducir a priori que es simple, inmaterial, inmortal, etc. Al
faltarnos las intuiciones, estaríamos pensando, no conociendo.
2- La búsqueda de lo incondicionado en lo referente al MUNDO, segunda idea, da lugar a la Cosmología racional.
Aquí la razón cae inevitablemente en contradicción o ANTINOMIA consigo misma, que consiste en que parece
poder probar filosóficamente tanto una afirmación (tesis) como su contraria (antítesis). Kant distingue cuatro
antinomias: en la 1ª, la tesis afirma que el mundo es limitado en el espacio y tiene un comienzo en el tiempo, y la
antítesis que es eterno e infinito; en la 2ª, la tesis es que hay un componente último de la materia, y la antítesis que
es infinitamente divisible; en la 3ª [que usa como ejemplo en el prólogo a la 2ª edición] la tesis es que hay
causalidad libre en el mundo, no determinada por ninguna causa anterior, y la antítesis que todo está determinado;
la tesis de la 4ª afirma la existencia en el mundo de un ser necesario, y la antítesis la niega. Estas antinomias son
irresolubles, y sólo se entienden, dice Kant, si comprendemos que las tesis se refieren a la tendencia de la razón a
pensar a priori por sí misma lo incondicionado que nunca se dará en la experiencia (así, nunca encontraremos en
la experiencia la partícula básica de materia, pero pensamos que tiene que haberla) y podría ser cierta en el
mundo NOUMÉNICO o de las cosas en sí mismas, mientras que las antítesis se refieren al mundo
FENOMÉNICO, de nuestra experiencia, que es el que conocemos. Así, en la 3ª antinomia, afirma que todo
fenómeno estará a priori condicionado por una causa anterior y no hay libertad, dado que le aplicaremos nuestra
categoría de causa; pero podemos pensar que algún ser en sí mismo -nouménicamente- puede ser libre (por
ejemplo, el hombre: sus acciones son fenoménicamente determinadas, podemos buscar las causas que le llevaron
a hacer lo que hizo, pero moralmente lo juzgamos como si fuera absoluta y nouménicamente libre,
incondicionado, en sus actos, siempre creemos que pudo actuar de otra manera y por ello es responsable). Si
distinguimos entre el plano nouménico y el fenoménico de la acción humana desaparece la contradicción de
pensar que somos libre y determinados: lo primero, en cuanto noúmenos y lo segundo en cuanto nuestras acciones
se nos aparecen fenoménicamente.
3- La tercera Idea de la razón pura es la de Dios, estudiada en la teología racional. Se trata de la idea de lo
incondicionado absoluto de toda la experiencia interna y externa, aquello de lo que todo lo demás depende, el Ser
Supremo. Pero sólo podemos pensarlo, no conocer nada de él. Ni siquiera que existe, pues para Kant los
argumentos clásicos se basan en el ontológico, y éste falla al considerar que la existencia es una propiedad que
amplía o perfecciona el concepto de un ser previamente pensado (el concepto de cien monedas es el mismo, tanto
si pensamos que existen como si no). La existencia de un ser sólo puede establecerse en la experiencia, no a
priori.
Sin embargo, aunque las ideas no signifiquen un conocimiento real, tienen una función o USO REGULATIVO
importante: orientan la investigación de nuestro entendimiento dirigiéndola a buscar cada vez nuevas condiciones
de los fenómenos, nuevas causas de causas, en un proceso indefinido como el que se da en la ciencia.
10-. CONCLUSIÓN: ¿QUÉ PUEDO CONOCER?. El resultado de la "crítica" de la razón pura, del examen de su
posibilidad de conocer, es el siguiente: 1) A posteriori, podemos conocer los fenómenos, las intuiciones
empíricas, la "materia" del conocimiento. 2) A priori conocemos lo que el sujeto pone en el acto de conocer, las
"formas" residentes en el yo puro y lo que dependa de ellas (la matemática, en cuanto expresa las leyes del
espacio y del tiempo, que están en nuestra sensibilidad; las leyes básicas de la naturaleza en cuanto dependen de
las categorías del entendimiento); y 3) en cambio NO podemos conocer lo que queda fuera de nuestra experiencia
posible: ni los objetos de la metafísica -lo "incondicionado"-, ni las cosas en sí -lo nouménico-: sólo podemos
"pensarlo". Kant afirma que ha limitado el alcance de la razón en su uso especulativo -cognoscitivo, científicodejando fuera los objetos de la metafísica, pero afirma que eso es algo positivo, pues libera a la razón en su uso
práctico de las excesivas pretensiones de la especulativa: HA RESTRINGIDO EL SABER PARA DEJAR SITIO A
LA FE. Libertad, inmortalidad, Dios, serán alcanzados desde la razón práctica como postulados.
11-. ÉTICA KANTIANA: LA RAZÓN PRÁCTICA. ¿QUÉ DEBO HACER?. La razón no sólo tiene un uso
especulativo o teórico, dirigido a conocer, sino también un USO PRÁCTICO, en cuanto dirige la voluntad a
actuar. La voz de la razón se manifiesta interiormente en forma de principios de acción que son, o bien
"máximas" (que entendemos válidas subjetivamente, sólo para nosotros en forma individual), o bien "leyes" (que
entendemos válidas objetivamente, es decir, para todo ser racional). Y al igual que en su crítica de la razón teórica
encuentra formas a priori que determinan nuestro conocimiento, en su "Crítica de la razón práctica" encuentra
cierta norma o ley a priori que determina universal y necesariamente nuestra acción: la llamará el "imperativo
categórico".
Para Kant, las acciones relevantes para la ética son las que consideramos un deber. Pero ¿tenemos el deber de
actuar de alguna manera? El deber se expresa en forma de "imperativo", de orden, que la razón impone a nuestra
voluntad. Pero no todos los imperativos son iguales:
A) La mayoría de las veces actuamos deseando un fin (riqueza, fama, o bien otros más modestos) y
comprendiendo que debemos realizar ciertas acciones que son medios para conseguirlo. La razón representa esos
actos como necesarios sólo si queremos conseguir el fin, es decir, hipotéticamente (así, no es obligatorio
absolutamente estudiar Derecho, pero sí lo es si quiero trabajar como abogado). Estas acciones condicionadas
son ordenadas a nuestra voluntad en forma de IMPERATIVO HIPOTÉTICO: "si quieres A, debes hacer B"; pero
como eso no implica que desear A sea un deber, estos imperativos no tienen por qué aplicarse a todos nosotros,
universal y necesariamente. Sólo a los que deseen A. Hay grandes diferencias individuales, muchos fines
distintos.
B) Pero aparte de este deber condicionado, podemos encontrar de hecho la conciencia de un deber absoluto que la
razón nos presenta -cuando reflexionamos qué debemos hacer- en forma de IMPERATIVO CATEGÓRICO,
incondicionado, sin depender de ningún fin concreto: pensamos que hacer algo es un deber absoluto no sólo para
nosotros individualmente (con nuestras ambiciones, debilidades, pasiones, etc.) sino para todo ser racional que se
encontrara en la misma situación: por tanto, es una obligación universal y necesaria, es decir, a priori (y esto
quiere decir que no podemos derivarla de la experiencia sino que su origen es la razón pura práctica: es un juicio
sintético a priori). Debemos hacer algo absolutamente, como fin, y no como mero medio para conseguir otra cosa:
aunque nos perjudique o nos cueste porque se oponga a nuestro interés o nuestros gustos. Este es el deber
realmente moral para Kant: nuestra razón nos dice lo que debemos hacer y lo hace en forma de imperativo porque
la voluntad humana no sólo puede ser movida por la razón sino también por los estímulos externos (las
inclinaciones de todo tipo) sobre los que ésta tiene que sobreponerse. Si nuestra voluntad siguiera siempre
automáticamente a nuestra razón práctica, seríamos "santos".
12-. IMPERATIVO CATEGÓRICO Y MORAL "FORMAL". Ahora bien: ¿Qué ordena ese imperativo
categórico? No puede ser conseguir tal o cual fin relativo a nuestros intereses -pues sólo obligaría
hipotéticamente-, sino que sólo ordena una FORMA del querer, exige que nuestra voluntad dirija la acción de una
determinada forma [Por eso se dice que la ética kantiana es "formal", mientras que las otras son "materiales", lo
que implica que afirman que algo es un fin o bien -el placer, por ejemplo- y concluyen que es bueno y debemos
conseguirlo]; en concreto, el imperativo dice "obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo
tiempo que se torne ley universal", es decir, que se pueda querer que todos, en las mismas circunstancias,
debieran actuar según la máxima que uno esté considerando. Por ejemplo: alguien que, necesitando dinero, piense
pedir un préstamo podría actuar según una máxima que dijera "cuando me crea apurado, tomaré en préstamo y
prometeré el pago aun cuando sepa que no lo voy a verificar nunca". Esta máxima es compatible con su bienestar
material inmediato, y puede que lo desee personalmente, pero ¿es moral actuar así? No, según Kant: pues esa
persona, AL ELEVAR SU MÁXIMA A LEY, es decir, al poner a prueba su máxima según exige el imperativo
categórico, vería que no puede querer que todo el mundo actuara como él está considerando hacer en ese
momento, pues entonces nadie creería en las promesas y se reirían ante el que prometiera algo. Igualmente, una
persona egoísta que no perjudica, pero tampoco ayuda a nadie bajo la excusa de respetar a todo el mundo y dejar
vivir a cada cual su vida, no puede querer que todo el mundo actúe según esa máxima, pues debe comprender que
podría suceder que él necesitase ayuda y compasión ajenas y por actuar todos de acuerdo con ella se viera privado
de esa ayuda que desea.
13-. DIFERENCIA ENTRE MORALIDAD Y LEGALIDAD. La verdadera acción moral es la que se hace POR
DEBER, por respeto a la ley moral, y no sólo coincidiendo con lo que ella manda. Podría haber sólo una
conformidad externa con lo debido, pero según Kant, la acción moral no es sólo "conforme a la ley" (a esto lo
llama "legal"), sino que lo es cuando debo hacer algo porque la ley moral, manifestada en el imperativo
categórico que rige mi razón práctica, me lo ordena (no por interés, moda, vergüenza, etc.). Es la voluntad la que
es buena, el querer, no los actos solamente. El respeto a la ley del imperativo categórico se extiende a su portador,
a todo ser racional, de modo que otra formulación del mismo reza "obra de tal modo que uses la humanidad,
tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo, y nunca solamente como
un medio".
14-. LA LIBERTAD Y LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD. La razón teórica no podía demostrar la realidad
de la libertad (3ª antinomia), pero tampoco su imposibilidad. Sin embargo, la razón práctica, por el hecho de
ordenarnos -en el imperativo categórico- actuar de determinada forma, sin importar las circunstancias o
consecuencias de la acción, nos está considerando, de hecho, libres. En la medida en que nuestra voluntad sea
movida por motivos empíricos (lo que nos apetece ahora, lo que se lleva, lo que nos fuerzan a hacer, etc.) no
somos libres, estamos gobernados por algo exterior a nosotros: son acciones "heterónomas". Pero en la medida en
que actuamos según el imperativo, con independencia de todo motivo externo, somos "autónomos", en el doble
sentido de independientes de motivaciones externas (libertad negativa) y de que actuamos según una ley que nos
damos nosotros mismos (libertad positiva), la de la razón: por deber. La existencia de esta conciencia del deber
incondicionado es la que nos confirma que somos libres a pesar de lo que diga la razón teórica: sólo tiene sentido
que se nos ordene hacer algo si somos libres para ello. Como dice Kant, DEBES, LUEGO PUEDES. (aunque en
el plano fenoménico todas nuestras acciones estén determinadas, en el nouménico nos consideramos libres y
responsables moralmente).
15-. POSTULADOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA. El hecho de ser seres morales, de tener una conciencia moral
donde reside el juicio sintético a priori que es el imperativo categórico, implica ciertas afirmaciones
indemostrables para la razón teórica pero necesarias para la coherencia de nuestra razón globalmente considerada,
incluyendo pues su vertiente práctica: son "postulados".
1) El primero es la LIBERTAD DE LA VOLUNTAD, según se ha explicado.
2) El segundo es LA INMORTALIDAD DEL ALMA, por una doble razón: primero porque la exigencia de
perfección moral no es posible en un tiempo finito como el de esta vida, y tiene que poder continuarse
indefinidamente, para lo que debemos perdurar tras la muerte física; y segundo porque nuestra razón enlaza a
priori "moralidad" con "felicidad", creemos firmemente que debería ser feliz quien se comporta moralmente; pero
esto no sucede de hecho en esta vida, donde pueden ser más felices los malvados. Así, la conducta moral nos hace
"dignos de ser felices", y la retribución de felicidad según mérito debe realizarse en otra vida.
3) Y el tercer postulado es la EXISTENCIA DE DIOS; pues para realizarse esa retribución de felicidad con
arreglo a la dignidad de ser feliz, adquirida por actuar por deber, sólo puede ser posible si existe una Voluntad que
sea, en primer lugar, Santa -que actúe en todo momento según criterio moral- y, además, tenga poder absoluto
sobre la naturaleza. Y ese Ser es Dios. [La tercera pregunta de la Fª kantiana, ¿QUÉ PUEDO ESPERAR? -si hago
lo que debo-, se contesta con estos postulados: si actúo moralmente, mi razón me lleva a esperar una retribución
de felicidad en la otra vida asignada por Dios].
KARL MARX (1818-1883)
Estudió filosofía en Alemania, de donde salió por motivos políticos, y se instaló finalmente en Londres. Allí
pasaría la mayor parte de su vida dedicada al estudio y la actividad política. Su relevancia histórica se basa no
solamente en su aportación filosófica, sino también en su estudio científico sobre la estructura de la sociedad
capitalista y en su actividad revolucionaria en favor del proletariado. Las obras más destacables desde nuestro
punto de vista son los "Manuscritos de economía y filosofía" (1844, que no publicó en vida) de fuertes influencias
hegelianas y centradas en el concepto de "alienación"; "La ideología alemana" (1845-6) que contiene las "Tesis
sobre Feuerbach"; el "Manifiesto del Partido Comunista" (1848) y su obra más ambiciosa, "El Capital", que
dejó inacabada y publicó a partir de 1867. Varias de estas obras las redactó en colaboración con Friedrich Engels
(1820-95), amigo y compañero en el Partido Comunista.
1-. EL CONCEPTO DE DIALÉCTICA. El concepto de "dialéctica" ha cambiado de significado a lo largo de
la historia de la filosofía.
A) Anteriormente a Hegel, sus sentidos principales han sido: a) En PLATÓN la dialéctica (ascendente o
descendente) era un método de acceso a la verdad a través del diálogo, de conocimiento y definición de las Ideas
mediante discusión cooperativa -como opuesta a la erística sofista, a la mera competición verbal-. b) En la
LÓGICA ARISTOTÉLICA y medieval es la habilidad con la palabra, el arte de discutir, es especial de los
argumentos "sólo probables" más que demostrativos. c) En KANT, dialéctica implicaba ilusión de
conocimiento, el pensamiento que de lo incondicionado busca la razón pura y la conduce a la ilusión de la
metafísica.
B) G. W. H. HEGEL (1770-1831) -y luego Marx- retoma una concepción de la realidad que sitúa como motor de
todo lo existente la contradicción y la lucha de contrarios. El precedente más claro de esta forma de pensar es
Heráclito, quien afirmaba la armonía/guerra de opuestos como el verdadero "logos" del cosmos. Hegel opina
también que la contradicción no está sólo en la razón humana, como opina Kant en sus antinomias, sino que es la
esencia de la historia y de la realidad en todos sus ámbitos -incluso el físico-. ¿Qué es la dialéctica? Es la
concepción de la realidad como algo que se mueve a través de negaciones. Este proceso, que se repite una y otra
vez, sigue los TRES MOMENTOS o fases siguientes: A) El principio es una unidad aparentemente simple,
indiferenciada, que sin embargo comienza a desplegarse y origina: B) su propio contrario o negación, aquello que
se le opone -aun proviniendo de ella- creando una tensión que se resuelve en un último momento en: C) la
superación (o negación de la negación) que implica una nueva unidad que recoge parte de los dos momentos
anteriores y los reconcilia en principio, aunque más adelante vuelve a escindirse y a recomenzar el ciclo. [Estos
tres momentos del proceso dialéctico reciben diferentes nombres, pero se conocen generalmente por los de
TESIS, ANTÍTESIS (o "escisión", o "negación") y SÍNTESIS (o "superación", o "reconciliación").]
Toda la realidad avanza y se despliega siguiendo esta marcha triádica, se mueve negándose, dialécticamente,
tanto en su conjunto como en sus partes, tanto en lo histórico o espiritual como en lo material. Así, la filosofía,
que debe dar cuenta de lo existente, debe ser también dialéctica y describir con sus conceptos la marcha de lo
real a través de negaciones: lo real no es sólo objeto, sino sujeto, algo con una "vida" y dinámica propia. En
esta concepción, la "verdad" de algo equivale a todo el proceso que experimente, y en especial su resultado. Por
ejemplo, la verdad de un ser vivo es su ciclo vital, en que cada estadio "niega" al anterior pero es su resultado, lo
"supera" asumiéndolo; pero la verdad es especialmente su culminación -la entelequia de Aristóteles-. Otro
ejemplo: una escuela filosófica (tesis), afirmándose, desarrollando la doctrina, genera por sí misma -a veces desde
su seno- las escisiones, las escuelas que la negarán (antítesis) y esa oposición necesaria sólo será "superada" con
la aparición de una nueva escuela que sea resultado de esa negatividad, y recoja algo de los momentos anteriores
(síntesis). Este proceso vuelve a repetirse generando algo parecido a un "ciclo vital" hasta llegar a la culminación
de la filosofía, su verdad final, que Hegel identificaba con su propio pensamiento.
2-. EL MATERIALISMO HISTÓRICO. A) PRIMACÍA DE LA INFRAESTRUCTURA. Marx toma de
Hegel su concepción dialéctica de la realidad, que implica entenderla como proceso que avanza a través de
negaciones. Pero critica en él su componente "idealista"; tanto porque Hegel afirma que todo lo real es una gran
unidad o IDEA, que comprende la naturaleza y la humanidad en su desarrollo histórico, como porque afirma que
en este desarrollo lo determinante es la evolución de las formas de pensamiento producto del Espíritu (=la
conciencia de la Humanidad a lo largo de la historia, que es la conciencia con que la Realidad o Idea se conoce a
sí misma, se vuelve "para sí" o autoconsciente), es decir, tanto las instituciones políticas, legales, etc., como las
formas culturales como literatura, arte y filosofía. En cada momento el Espíritu se manifiesta en formas culturales
que al evolucionar hacen avanzar -de forma dialéctica- la historia. Para Marx, sin embargo, el verdadero factor
determinante de la historia no son las formas de conciencia, lo espiritual. Hay que "dar la vuelta a Hegel", que
lo entendió todo al revés, y comprender que el factor que determina el desarrollo dialéctico de la historia es el
de la producción y el trabajo, la infraestructura económica.
Marx distingue dos niveles distintos en una sociedad: 1) la INFRAESTRUCTURA, que incluye los factores con
que una sociedad produce materialmente, transforma la naturaleza, y que incluye tanto las fuerzas y medios de
producción (máquinas, fuerza de trabajo, la tierra) como las relaciones de producción (quién posee esos medios,
qué clases sociales se generan en cada sociedad); y 2) la SUPERESTRUCTURA que son las formas de
conciencia que en ella dominan: las ideas religiosas, artísticas, filosóficas, e incluso el derecho y la política. A
diferencia del idealismo de Hegel, que entiende que estas formas de conciencia tienen una realidad y un
desarrollo substancial y autónomo de las condiciones materiales, Marx afirma que el factor determinante en una
sociedad es la infraestructura: de cómo está organizada la producción dependen las formas de conciencia de la
superestructura, pues éstas son sólo visiones del mundo influidas por las condiciones materiales de vida de los
individuos situados en cierto momento histórico y pertenecientes a alguna clase social concreta: son
IDEOLOGÍA. Lo material determina lo espiritual (materialismo histórico), "el ser social del hombre determina
su conciencia", (no tendrá la misma visión del mundo, las mismas ideas, un esclavo de la antigüedad que un
capitalista moderno, etc.) Las ideas dominantes de una época son las de su clase dominante, y tienden a justificar
el estado de cosas.
3-. MATERIALISMO HISTÓRICO. B) EL MOVIMIENTO DIALÉCTICO DE LA HISTORIA. Si lo
material determina lo espiritual, cuando cambie la infraestructura lo hará la superestructura. En el "Manifiesto del
Partido Comunista" resume su concepción de la historia como proceso dialéctico cuyo motor es la LUCHA DE
CLASES. Ha habido en occidente tres modos de producción, o formas generales en que se organiza la sociedad
para producir, y han sido el modo esclavista (antigüedad), el modo feudal (medieval) y el capitalista, vigente
actualmente. Las relaciones de producción establecen una división interna a la sociedad en "clases sociales" con
similares condiciones de vida, intereses, etc. que suelen bipolarizarse en: quienes poseen los medios de
producción (los señores, los capitalistas: los opresores); y quienes están desposeídos y deben trabajar para
aquéllos (los esclavos, los siervos de la gleba, los obreros o proletarios: oprimidos). Estas clases sociales entran
necesariamente en conflicto, se genera una tensión dialéctica que -siguiendo el proceso en 3 momentos ya vistoacaba generando la superación de ese modo de producción y la aparición de uno nuevo, lo cual incluye el
abandono de la antigua superestructura ideológica -que ya no da cuenta del nuevo mundo vivido- y su sustitución
por una nueva (cambia el arte, la filosofía, el sentimiento religioso, el derecho). Pero el desarrollo determinante es
sobre todo el de la infraestructura, y los factores que lo mueven son, por ejemplo, inventos que permitan ampliar
la producción, descubrimiento de nuevos mercados, la oferta y la demanda, etc.
4-. CONCEPTO DE ALIENACIÓN. EL TRABAJO ALIENADO.
Marx estudió especialmente el modo de producción capitalista, caracterizado por el trabajo alienado. El concepto
de “alienación” procede de la filosofía hegeliana, donde significa el estado en que una realidad está como “fuera
de sí” y no se reconoce (lo aplica a la Idea en cuanto se hace Naturaleza), pero Marx lo encontró especialmente
en la filosofía de Ludwig FEUERBACH (1804-1872), quien en su libro “La esencia del cristianismo” afirmaba
que el origen de la religión estaba en la finitud y limitaciones de la esencia humana: el ser humano ha construido
la imagen de un Ser separado, perfecto (Dios), al que se le atribuyen las mismas perfecciones del hombre pero en
grado infinito. Lo que ocurre es que tras haberse formado esta idea, el hombre toma su propia creación como algo
“extraño” a sí mismo, lo comprende como realmente existente y basa en él todas las esperanzas –orando,
pidiendo- sin reconocerse ya en él: es la “alienación” religiosa, relacionarse con el propio producto como con algo
extraño, independiente y opuesto.
De acuerdo con el materialismo histórico, Marx admite la alienación religiosa de Feuerbach pero la hace depender
de una alienación más profunda que afecta a la infraestructura del sistema capitalista. La principal alienación, de
la que derivan las demás –religiosa, política, etc.- tal y como se presenta en los “Manuscritos de economía y
filosofía” es la ALIENACIÓN EN EL TRABAJO. El obrero capitalista está alienado en su trabajo, y esto en
varios sentidos:
A) está alienado EN EL PRODUCTO de su trabajo, pues éste se convierte en algo extraño para él: en vez de realizarse,
el obrero al producir enriquece a su enemigo, el patrón; cuanto más produce más pobre es, más se “niega” a sí mismo
(dialéctica) o se somete a sus contrarios pues el producto se le “opone” al pasar a propiedad del capitalista.
[Precisamente, Marx sitúa el nacimiento del capital en la acumulación de la “plusvalía”, es decir, de la ganancia que el
capitalista obtiene de sus obreros al apropiarse la diferencia entre el salario de mera subsistencia que les da y el valor de
lo que producen en su jornada , que asciende a mucho más]. Produciendo, el obrero está desposeído, tanto de materiales
para su trabajo (materia prima, herramientas) como de medios de vida (alimentos), y apenas consigue mantenerse con
vida (recuérdense las penosas condiciones de vida y trabajo de los obreros del siglo XIX).
B) -Esta primera alienación, según Marx, presupone la alienación EN EL TRABAJO mismo, en el “acto de producción”:
produciendo, en lugar de “realizarse”, el trabajador es infeliz, no se posee sino que es de otro –el patrón-; sólo se siente
“en sí” fuera del trabajo -que debería ser su característica plenamente humana- y sólo entonces, en la taberna, etc –en su
vida más “animal”- parece encontrarse a sí mismo.
C) -Y queda alienado EN SU SER GENÉRICO, es decir, de su propia condición de hombre como especie esencialmente
productora, transformadora de la naturaleza, y que la transforma de modo inteligente y universal, haciendo todo tipo de
cosas según un plan consciente inteligente y no meramente instintivo e invariable como los animales: el obrero, sin
embargo, es reducido a un mecanismo que a menudo no comprende lo que fabrica, realiza una tarea mecánica y
repetitiva; no crea, sino que es una mera pieza más, una mercancía más por cuanto vende su trabajo, su fuerza física, para
sobrevivir.
5-. MISIÓN DE LA FILOSOFÍA. CRÍTICA DE LA RELIGIÓN. ¿ Cómo debe situarse la filosofía ante esta
circunstancia? Aquí encontramos la vertiente práctica del marxismo, quien concibe que la filosofía no debe limitarse a
interpretar el mundo, a comprenderlo, sino que debe transformarlo. (Tesis XI sobre Feuerbach) La principal crítica que
Marx hace a los filósofos anteriores es la de que creían que con comprender intelectualmente un problema ya se resolvía,
como ocurría con la explicación que sobre el origen humano de la religión y la idea de Dios daba el filósofo alemán
Feuerbach: para Marx, saberlo no arregla nada, pues seguiremos teniendo necesidad de religión. La única manera de
deshacerse de la necesidad de religión es transformar la sociedad, acabar con el estado de cosas que implica explotación e
injusticia, y que hace que los hombres huyan de su verdad y se refugien en una mundo inventado pleno de misericordia y
esperanza. Para Marx, la religión es "el corazón de un mundo sin corazón", un refugio para olvidar, una droga, "el opio
del pueblo". Cuando en el comunismo acabe la explotación del hombre por el hombre, acabará la necesidad de religión.
Con el fin de la alienación del trabajo -esto es, la relación del obrero con su trabajo como con algo ajeno, que no le
pertenece y beneficia a su oponente, el patrón- acabará el resto de alienaciones ideológicas derivadas.
El papel de la teoría y de la crítica filosófica es comprender la dinámica dialéctica que subyace a la historia y así
poder dirigir la práctica revolucionaria que la hará avanzar: hay que organizar al proletariado y hacerle
consciente de su papel histórico. Hay que unir a las armas de la crítica (teoría) la crítica de las armas (praxis
revolucionaria).
LA SUPERACIÓN DEL CAPITALISMO. Estudiando las leyes de la sociedad capitalista, tal y como las presentan los
economistas clásicos, ve confirmada la situación de oposición entre dos clases sociales fundamentales: la burguesía
(capitalistas) y el proletariado. Se trata de un proceso dialéctico: la burguesía capitalista dominante (1º momento),
llevada de su propia dinámica industrial y comercial, busca cada vez mayores beneficios y explota, para ello a los obreros
que contrata con condiciones de trabajo cada vez más extremas (en salarios, jornada laboral, etc.); de esta manera, está
creando un proletariado cada vez más numeroso y desesperado -por su alienación en el trabajo- que acabará
oponiéndosele políticamente (2º momento: escisión, negación), de forma que es inevitable que el proletariado
revolucionario se rebele y acabe con el modo de producción capitalista instaurando el Comunismo (3º momento: síntesis
o superación) donde ya no habrá propiedad privada de los medios de producción y se acabará para siempre la
explotación de una clase sobre otra al desaparecer éstas. La burguesía está generando su propia negación, los
"enterradores" del capitalismo, que es el proletariado, y éste tiene, por la ley de la dialéctica, la "misión histórica" de
instaurar el comunismo tras una etapa necesaria de transición -la "dictadura del proletariado"- donde el pueblo se hará con
la propiedad de los medios de producción desposeyendo a los capitalistas. [Marx creyó que la revolución se iba a dar en
los países europeos más desarrollados industrialmente, como Inglaterra o Alemania, y no que fuera a vencer en Rusia, un
Partido Comunista llegaría por primera vez al poder en 1917]
TEXTO DE MARX.
“El animal es inmediatamente uno con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El hombre hace de su actividad
vital misma objeto de su voluntad y de su conciencia. Tiene actividad vital consciente. No es una determinación con la
que el hombre se funda inmediatamente. La actividad vital consciente distingue inmediatamente el hombre de la actividad
vital animal. Justamente, y sólo por ello, es él un ser genérico. O, dicho de otra forma, sólo es ser consciente, es decir,
sólo es su propia vida objeto para él, porque es un ser genérico. Sólo por ello es su actividad libre. El trabajo enajenado
invierte la relación, de manera que el hombre, precisamente por ser un ser consciente, hace de su actividad vital, de su
esencia, un simple medio para su existencia.
La producción práctica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es la afirmación del hombre
como un ser genérico consciente, es decir, la afirmación de un ser que se relaciona con el género como con su propia
esencia o que se relaciona consigo mismo como ser genérico. Es cierto que también el animal produce. Se construye un
nido vivienda como las abejas, los castores, las hormigas, etc. Pero produce únicamente lo que necesita inmediatamente
para sí o para su prole; produce unilateralmente mientras que el hombre produce universalmente; produce únicamente por
mandato de la necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce incluso libre de la necesidad física y sólo
produce realmente liberado de ella; el animal se produce sólo a sí mismo, mientras que el hombre produce la naturaleza
entera; el producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo física, mientras que el hombre se enfrenta libremente
a su producto. El animal forma únicamente según la necesidad y la medida de la especie a la que pertenece, mientras que
el hombre sabe producir según la medida de cualquier especie y sabe siempre imponer el objeto, la medida que le es
inherente; por ello el hombre crea también según las leyes de la belleza” (“Manuscritos de economía y filosofía”)
******************
(NOTA SOBRE LA "FILOSOFIA DE LA SOSPECHA".) Los historiadores de la filosofía han hablado de una
"filosofía de la sospecha" para referirse, sobre todo, a tres pensadores contemporáneos: Marx, Nietzsche y Freud.
Aunque dedicándose a territorios teóricos distintos, estos tres autores han coincidido en afirmar, a la hora de las
conclusiones, que las creaciones del pensamiento del hombre, tanto en su actividad filosófica como en el derecho, la
religión, el arte, etc., no es algo "inocente"; el "yo" que pensaba la filosofía tradicional, el que emprendía la
búsqueda de la verdad sin cualquier compromiso previo, libre y puro, no existe: siempre está mediatizado,
inevitablemente condicionado por diversos tipos de circunstancias que influirán en la trayectoria y los resultados
de esta búsqueda. De ahí que, ante la filosofía o, simplemente, la concepción de la vida de tal o cual persona,
siempre sea posible "sospechar" si no serán expresión de sus personales circunstancias, intereses o inclinaciones.
Según MARX, el pensamiento está mediatizado por la pertenencia del autor a una clase social y por las circunstancias
económicas e históricas en las que el mismo aparece. No es que el autor quiera engañar voluntariamente cuando genera
un tipo dado de filosofía, sino que está condicionado de tal manera que, naturalmente, contempla la realidad de una
manera parcial, desde cierta perspectiva; por eso no se trata, normalmente, de contribuciones inocentes a un conocimiento
abstracto, desinteresado, atemporal, sino de "ideología".
Según NIETZSCHE, hay que sospechar de la inocencia de la metafísica occidental y de la moral -sobre todo de la ética
cristiana-. No se trata de hallazgos inocentes que unos filósofos limpios de todo interés hayan formulado por un amor
puro a la "verdad", sino que, yendo al origen, encontramos que se basan en una "voluntad de poder"; el ansia que los
débiles experimentan de vivir una existencia plena como la de los fuertes -vencer en algo, aunque sea en debilidad y en
renunciar-, y de huir del vacío radical de la vida, de su irracionalidad y carencia de sentido es la que les ha llevado a dar
completamente la vuelta al significado de los términos "bueno" y "malo". Pero esa transformación debe denunciarse
realizando una "genealogía de la moral", y superarse mediante la nueva "transvaloración" y advenimiento del
superhombre que anuncia Zaratustra,
Según FREUD, toda la vida mental del hombre está influida por una región oculta del yo, el inconsciente, donde
permanecen activas una serie de fuerzas psíquicas de las que la más importante es la líbido o apetito sexual; fuerzas que
registran los sucesos, vivencias y traumas, sobre todo infantiles, que van a determinar ocultamente el pensamiento y las
creaciones culturales -arte, religión, filosofía- de los individuos. Por eso no debemos pensar que la cultura nazca de la
nada, sino que responde a intereses vitales que debemos descubrir: ya sean de su creador, ya sean, si son actitudes que
encontremos muy extendidas, de la propia condición humana.
Para que se comprenda la potencial capacidad de corrosión de estos filósofos de la sospecha, valgan estas preguntas
aunque sean informales: ¿No habría que interpretar que la sed de certeza de Sócrates o de Descartes dependen de una
infancia carente de cariño materno que ha generado en ellos un síndrome neurótico? ¿Tiene valor de por sí la filosofía
moral y política de Aristóteles o no es más que la expresión ideológica -es decir, parcial, tergiversada- de un autor
encuadrado en el modo de producción esclavista? ¿El "poner la otra mejilla" de la moral cristiana es un auténtico hallazgo
que nos hace superiores al mundo animal, o es una forma de vivir más intensamente, de poder extraer cierto orgullo de
nuestra cobardía? ¿Existe un "yo" honrado, independiente, objetivo, que pueda buscar y encontrar una verdad honrada,
independiente, objetiva, o todo es visceralidad, interés de clase, líbido? La sospecha y el análisis crítico harán aparecer
esas fuerzas primigenias.
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)
Alemán, hijo de un pastor protestante. A los 24 años obtuvo plaza de catedrático de griego en la universidad de Basilea
(Suiza). Ejerció durante varios años pero le fue concedida la baja por enfermedad y vivió 10 años en diversos lugares del
sur de Europa, sobre todo en Italia y la costa azul, escribiendo, hasta que en 1890 tuvo un ataque de locura que le dejó sin
razón en los últimos 10 años de su vida. Tiene numerosos libros, muchos de ellos publicados por él mismo, con un estilo
preferentemente aforístico, es decir, con frases o párrafos cortos, a menudo numerados. La obra más célebre es "Así
habló Zaratustra", donde expone supuestos discursos o predicaciones de Zaratustra anunciando la llegada de una nueva
moral, en un estilo literario inspirado en el bíblico; y como filosóficamente importantes están "La genealogía de la
moral", "El crepúsculo de los ídolos" y "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral", escrito temprano que sólo se
publicó póstumamente. El éxito de la filosofía de Nietzsche le llegó cuando ya había perdido la razón, y principalmente
tras su muerte. Su Filosofía ha sido reivindicada en diferentes aspectos por filósofos de izquierdas y de derechas: los
primeros más por su vertiente de crítica a la moral y a la filosofía anterior; y los segundos -especialmente el nazismo-, por
su teoría sobre la voluntad de poder y el superhombre que está más allá del bien y del mal.
1-. LO DIONISÍACO Y LO APOLÍNEO. La 1ª obra publicada por Nietzsche fue "El nacimiento de la tragedia". Se
presentaba como una obra filológica sobre la tragedia griega, es decir, el teatro trágico griego, pero era también una obra
filosófica sobre la visión del mundo y de la vida que la misma tragedia mostraba. Nietzsche veía la tragedia como una
síntesis de 2 elementos que habían predominado en el pensamiento de la sociedad griega. Estos dos elementos, opuestos
entre sí, son lo DIONISÍACO (en referencia a Dionisos, dios del vino, la orgía, el desenfreno) y en 2º lugar lo
APOLÍNEO (referido al dios Apolo). A) La visión dionisíaca de la vida concibe a ésta como algo caótico, gobernado
por el azar, sin finalidad ni sentido, destacando los aspectos irracionales, el abandono de la conciencia, es decir, el
perderse a sí mismo para identificarse con la totalidad, con el cosmos, y prima y valora lo corporal, los sentidos y los
instintos, contra lo racional. Las fiestas en honor de Dionisos persiguen una felicidad que consiste en una pérdida del yo
y, por tanto, rehuir el dolor mediante la borrachera, la música y la danza. Esta visión de la vida como algo azaroso,
irracional, fugitivo, o sea la vida como devenir, que lo dionisíaco implica, es la que se acerca más a la verdad, la que
Nietzsche cree más cierta, pero no todos los individuos son lo suficientemente fuertes como para aceptarlo; por eso existe
la visión contraria, la de lo apolíneo. B) El dios Apolo representa el ideal del orden, lo correcto, la conciencia de sí
mismo, el control sobre la vida y los propios actos y la afirmación de la razón sobre los instintos, los sentidos y el cuerpo
en general. Por tanto, algunas personas suponen en la vida, que en sí no es más que devenir irracional, una cierta
racionalidad, un cierto orden lógico, un sentido que constituye el punto de vista apolíneo. Lo hacen, según Nietzsche,
como refugio o escape para soportar la vida.
Hasta el siglo V a.C., dice Nietzsche, estos 2 puntos de vista estaban equilibrados; pero a partir de Eurípides -en teatro- y
de Sócrates -en filosofía- lo apolíneo cada vez se hace más poderoso y lo dionisíaco es proscrito, es criticado como algo
peligroso, erróneo, y sólo es el propio Nietzsche quien lo reivindica en el siglo XIX.
2-. CRITICA A LA MORAL OCCIDENTAL. Nietzsche va a realizar una doble tarea de crítica: en 1er. lugar una
crítica de la moral, y en 2º una crítica de la filosofía occidental, especialmente de su metafísica. Ambas, metafísica y
moral, tienen su origen en Sócrates y Platón, continúan en el cristianismo y en toda la filosofía moderna y tienen en
común el ser resultado de una desconfianza, un recelo ante la vida, que es en realidad devenir irracional pero que
algunas personas no aceptan: una negación de la realidad dionisíaca de la vida y un refugio en el orden apolíneo.
En el terreno moral se ha dado una inversión del significado originario de los valores, en el sentido de que han vencido
aquellos que representan un decir NO a la vida, un resentimiento de débiles ante la vida. Para comprenderlo conviene
realizar un estudio de la ética originaria, una "genealogía de la moral", según el título de una de sus últimas obras. ¿Qué
significaba "bueno" y "malo" originariamente? I) En muchas culturas se observa que el significado originario de
"bueno" es el que hace referencia a lo aristocrático, a los nobles de la sociedad y a todo su mundo: en especial sus
hábitos, sus costumbres, su valoración de la vida, que es positiva, su orgullo de ser quienes son y su conciencia de estar
por encima del vulgo, la plebe, la mayoría gris y débil. Este sentimiento de superioridad aristocrática es llamado por
Nietzsche "pathos de distancia". "Buenos" eran en principio los señores, por ejemplo los héroes homéricos, los bárbaros
germanos antiguos (a los que se refiere N. como las "bestias rubias"), los vikingos, etc.; eran amantes de la guerra, del
riesgo, orgullosos, conscientes de su plenitud y a gusto en la vida, sin remordimientos, que satisfacían sus instintos sin
sentir culpa, que respetaban al enemigo digno y a su nivel, noble como ellos, y despreciaban a los inferiores, al pueblo. II)
En cambio, "malo" hace referencia originariamente al vulgo, la plebe, las personas descontentas de la vida, inferiores
socialmente, y a lo que les rodea. La mayoría de débiles de todas las épocas carecen de esa plenitud vital de los antiguos
señores; son retorcidos moralmente, se ven obligados a conseguir lo que desean dando rodeos, de un modo indirecto,
ejercitando la astucia y la dialéctica -que es un arma típicamente de los débiles.
Esta es la valoración que ha sufrido una inversión completa, un trastocamiento en la moral occidental, a partir
especialmente del judaísmo y del cristianismo [aunque también se dio en la filosofía griega desde Sócrates, dice
Nietzsche, al identificar "virtud" con "razón", conocimiento y control racional del peligroso exceso de los instintos]. Esta
inversión supone una simbólica rebelión de los esclavos, que son mayoría y han conseguido identificar cada vez más
"bueno" con lo que coincide con su manera de valorar y ver la vida, basado en su debilidad y en su resentimiento ante la
fuerza y el orgullo de sí que tienen los otros. Les envidian, no pueden ser como ellos, y por lo tanto, para deshacerse de su
mala conciencia, de su fracaso e impotencia, hacen de su propia debilidad un mérito, la convierten en lo "bueno" y
llaman "malvado" a todo lo que anterior y originariamente era "bueno. En la nueva moral de esclavos que han
conseguido construir consideran bueno todo aquello en lo que pueden destacarse, todo aquello relacionado con un decir
NO a la vida; por ej., en el cristianismo es "bueno" el sacrificio por los demás, el amor a los débiles, poner la otra
mejilla,... El ideal ascético del cristiano -simbolizado en el monje- es el de la negación de la vida (voto de castidad, de
obediencia, de pobreza), de modo que cuanto más se niega más perfecto se considera. Nietzsche encuentra en el fondo de
este ideal ascético lo que él llama “VOLUNTAD DE PODER", un querer que la vida gane en intensidad y autoestima
para el débil, un vencer en algo aunque sea en el soportar las privaciones, en la renuncia.
En el fondo, dice Nietzsche, tanto el invento de mundos distintos del mundo real en la metafísica como la inversión de
valores en la moral occidental tienen en común el ser resultado de esa voluntad de poder de los débiles: como no pueden
soportar su condición y la realidad de la vida prefieren darse una mentira que les ayude a vivir mejor creyéndose fuertes,
meritorios y seguros (un antecedente de esta teoría de N. se sitúa en las ideas de Calicles: la mayoría de débiles es el
origen del nomos antinatural, impuesto a los fuertes). Tanto las filosofías que descalificaban la auténtica vida (devenir,
irracionalidad) en nombre de otro mundo supuesto, como la moral cristiana, la moral de los esclavos, eran productos de
la "voluntad de poder" de los débiles, es decir, teorías con las que quienes no aceptan la realidad de la vida, sin sentido,
buscan refugio y consuelo, en una visión del mundo que les hace sentirse fuertes. Para Nietzsche no existe la verdad
absoluta, objetiva, sino que toda visión de la realidad se toma desde la perspectiva del sujeto, la verdad es un error
necesario para la vida; más que ver si algo es cierto o no, hay que estudiar si beneficia a la vida de quien lo sostiene, si lo
hace más fuerte.
Nietzsche no sólo se contenta con mostrar y denunciar esta inversión de los valores, esta moral de esclavos: tiene el
proyecto de recuperar el antiguo SÍ a la vida de los héroes homéricos y de lo dionisíaco. Va a llamar a esta operación la
TRANSVALORACIÓN DE TODOS LOS VALORES, el invertir lo que estaba invertido y reivindicar la ética
originaria. La figura portavoz del propio Nietzsche para este propósito será Zaratustra, y su mensaje la llegada del
"superhombre" que estará "más allá del bien y del mal", como reza el título de una de sus obras.
3-. CRITICA A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL. De forma paralela a su crítica a la moral occidental, también
Nietzsche ve en la metafísica -desde Sócrates y Platón, principalmente- una voluntad de escapar a la realidad de la vida.
Para ello:
1) Se ha negado validez, realidad efectiva, al mundo verdadero que es el mundo de la Vida, el que la sensibilidad nos
muestra, variable, heracliteano, un devenir constante sin sentido ni finalidad alguno -tal y como lo capta la visión
dionisíaca de la existencia- y en su lugar se ha postulado la existencia de un supuesto mundo de entidades eternas,
inmóviles, parmenídeas como las Ideas platónicas o los conceptos de la ciencia. Desde este mundo imaginario y
"apolíneo", paradigma del orden y la verdad absoluta, se descalifica el verdadero mundo vivido como un mundo ilusorio,
"aparente" y no "real".
2) La idiosincrasia de los filósofos -afirma en "El crepúsculo de los ídolos"- se caracteriza por su "falta de sentido
histórico", que niega que lo real pueda "devenir", estar afectado por el tiempo y, por tanto, todo lo que deviene lo
consideran ilusorio; -"lo que es no deviene, lo que deviene no es"- y también porque "confunde lo último con lo
primero", es decir, los conceptos más abstractos, más alejados de la vida verdadera y de los sentidos ("ser", "Dios", etc)
son considerados los más importantes, básicos, los primeros y los que contienen más realidad.
3) Por ello la metafísica occidental valora la dialéctica, entendida como el arte del lenguaje en el sentido platónico y
socrático; o sea, el lenguaje como medio de conocimiento, como instrumento para acceder a ese supuesto mundo real de
esencias. La palabra de la RAZÓN -y no el testimonio de los SENTIDOS- dicen que encierra la posibilidad de captar y
expresar la verdad de las cosas. Sin embargo, esto es negado por Nietzsche; en "Sobre verdad y mentira en sentido
extramoral" afirma que el lenguaje es un producto social para designar las cosas, lo cual no implica conocer su esencia.
Todo concepto no es más que una fijación abstracta, residual, que queriendo ser "general" se aleja de la
experiencia concreta vital que lo originó. Así nos podemos confundir creyendo que existe la "hoja" en general (y no
esta o Aquella hoja) o la "honestidad" en general (como algo de lo que derivarían actos honestos de alguien en particular,
pero distinta y anterior a éstos).
4) Nuestros conceptos no reflejan la realidad en sí, no vehiculan un conocimiento esencial de las cosas. Y ello porque su
origen incluye un doble proceso de "metáfora": en primer lugar, de la supuesta realidad objetiva (la "x" nouménica que
también consideraba Kant incognoscible) sólo causa en nosotros una serie de impulsos nerviosos -distintos en cada
sentido- que no reflejan qué es en sí mismo lo que los causa; luego, estos impulsos generan una cierta imagen de la cosa
en nosotros -imagen que podría ser distinta si tuviéramos otros órganos perceptivos u otra organización mental, si
fuéramos moscas, por ejemplo-; y por último, esta imagen de las cosas es convertida en un sonido, la palabra que
denomina el concepto. ¿En qué se parece, después de estas transformaciones, el concepto a la realidad en sí? Es como
representar un color por un sonido, una realidad por algo totalmente ajeno, como se hace en las metáforas.
5) Con estos conceptos, cada vez más generales y "muertos" -por estar alejados de la experiencia inmediata de la vida- la
filosofía y la ciencia construyen jerarquías, enuncian leyes, relacionan y reflexionan creyendo encontrar un sentido de la
realidad. Cada pueblo crea, con su lengua, órdenes conceptuales distintos construidos sobre el fluir de la vida
concreta y con esas palabras se pregunta y se interpreta el mundo. Y llaman verdadero al uso consensuado de esas
palabras, como si retratara la verdad de las cosas. Pero todo concepto ha partido de una experiencia nuestra originaria
que no ha tocado la esencia de lo real: son tan "veraces" nuestros conceptos como podrían serlo los de un insecto o un
pájaro, que perciben y viven de muy distinta forma. Nuestra "verdad" depende de nuestra perspectiva vital. Un estímulo
genera un impulso nervioso, y vemos algo que luego designamos con una palabra: creemos que conocemos la realidad,
pero sólo nombramos -sin conocer en sí- lo que se nos aparece, lo que vivimos. Un concepto no encierra una esencia,
como ya se ha dicho, sino que es una metáfora donde queremos encerrar una vivencia, como expresar una flor con un
grito o un sonido con las figuras visibles que la arena adquiere en una plancha que vibra: lo significan, pero no captan su
"verdad" esencial.
6) Lo que llamamos ciencia no es más que un sistema de relaciones conceptuales que son verdaderas por depender
totalmente de nosotros; si decimos que "los caballos son mamíferos" enunciamos una verdad más perteneciente a la
zoología -y por tanto a una construcción conceptual humana- que a los caballos, es en cierto modo una tautología. Y a lo
más que llegamos en ciencia es a expresar en lenguaje matemático regularidades espaciales y temporales, como en la
física o la astronomía; pero siendo espacio y tiempo, como decía Kant, condiciones a priori dependientes del sujeto que
conoce y no de la realidad en sí de las cosas, tampoco por esta vía encierra nuestra ciencia ningún pretendido
conocimiento absoluto.
7) Este mismo impulso metafórico de expresar la vida continúa en el arte -especialmente abierto a naturalezas dionisíacas
o "hombres intuitivos"- y el mito, mientras que las personalidades "apolíneas" o "hombres racionales", los débiles,
más que celebrar la vida buscan refugio en lo eterno, en el mundo conceptual inventado, para sobrellevar la existencia con
un grado menor de angustia.
Al final de la sección "La razón en fª", de "El crepúsculo de los ídolos" Nietzsche resume en cuatro tesis sus conclusiones
sobre la fª occidental: PRIMERA, que el mundo real es calificado de ilusorio, de falso, de sombra, mientras que el
mundo paralelo, conceptual, que los filósofos han inventado es calificado de real. Estrictamente la existencia de ese
mundo imaginario es indemostrable, lo que sí existe plenamente es lo que la sensibilidad nos muestra. SEGUNDA, es que
se afirma de ese mundo imaginario características de lo que en realidad no existe, que es estable, que es eterno y que tiene
orden y sentido. TERCERA, es que la filosofía, la visión de la vida y el mundo que tenga alguien debe ser entendido
como una manifestación o "SÍNTOMA" de la personalidad de ese filósofo; siendo tal tipo de persona se produce tal
filosofía; por ejemplo, en la sección "El problema Sócrates" de "El crepúsculo de los ídolos" comenta que influye en el
pensamiento de Sócrates su origen plebeyo y su fealdad física. Eso determinaba en él una postura ante la vida que
condicionaba su pensamiento (pues en el fondo el pensamiento es un arma más de lo existente para mantenerse existiendo
y crecer: todo lo que es tiene "VOLUNTAD DE PODER", se afirma en la existencia, la voluntad de poder de un
individuo le hace creer como verdad la mentira que más beneficia su vida). Y así, en metafísica ha habido una "inversión"
paralela a la de la moral y por las mismas razones. CUARTA, esa división, distinción entre mundo auténtico e ilusorio es
también un síntoma de decadencia individual y social, una negación de la vida y de este mundo que la sensibilidad nos
muestra, muestra la debilidad, la decadencia de los sujetos. P. ej. la distinción entre "mundo sensible" y "mundo
inteligible" en el platonismo, o entre "esta vida" y la "vida eterna" en el cristianismo o entre "fenómeno" y "noúmeno" en
Kant.
4-. LA INFLUENCIA DE SCHOPENHAUER Y EL PAPEL DEL ARTE. Una de las más tempranas y decisivas
influencias filosóficas que recibió Nietzsche fue la lectura de "El mundo como voluntad y representación", del filósofo
alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860). Partiendo de Kant, Schopenhauer afirma que nuestro conocimiento del
mundo que nos rodea no pasa del plano fenoménico; como él dice, es una "representación" nuestra en la que aportamos -a
priori- el espacio, el tiempo y el principio de causalidad. De lo que sería lo nouménico o cosa en sí sólo podemos contar
con nuestra propia experiencia interna, en la que nos conocemos inmediatamente como siendo principalmente "voluntad".
De ahí que puede suponerse que el resto de lo existente debe ser, por debajo de las apariencias empíricas, también
"voluntad". Lo existente es voluntad; una realidad única que se manifiesta en un incesante movimiento de creación y
consumación de seres de diferentes especies. Toda la realidad es concebida por Schopenhauer como una incesante lucha
para crecer y no ser aniquilado, un deseo de persistencia. El mundo resultante de esa lucha de todo ser con el resto de
seres es un lugar de dolor y sufrimiento constantes -del que el hombre es consciente-.
En esta concepción pesimista de la realidad, Schopenhauer propone dos principales caminos para liberarse del dolor de
la existencia y calmar nuestra infelicidad: un primer camino sería la ascesis, la práctica de reducir nuestros deseos y
voluntad al mínimo, como se hace en las diferentes religiones (por ejemplo en el budismo, que Schopenhauer estudió
detenidamente y por el que fue muy influido: si no deseamos nada no tendremos ninguna inquietud, nuestra voluntad no
sufrirá por no tener o perder lo que tengamos); y la segunda vía para calmar la voluntad es el arte. El arte permite una
contemplación y escenificación desinteresada del mundo, y por tanto no implica ningún deseo o urgencia a nuestra
voluntad. El arte supremo, el que representa la voluntad pura, sería la música.
Nietzsche compartió en un comienzo estos planteamientos schopenhauerianos e identificó el estadio supremo de la
música con la obra total de arte (poética, musical, escénica) que representaba la ópera o "drama musical" de Richard
Wagner (1813-1883), de quien fue amigo, pero más tarde varió su parecer negando que el arte deba limitarse a "calmar"
la voluntad de vivir en esa visión pesimista de la existencia: esto sería de nuevo un síntoma de la decadencia de la cultura
occidental, del hombre gris y débil que Nietzsche quiere sustituir por el hombre dionisíaco que anuncia Zaratustra. Contra
la mística pesadez cristiana del "Parsifal" de Wagner -centrada en la leyenda del Santo Grial- opone su entusiasmo por la
ligereza y alegría positiva de "Carmen" de Bizet. En "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral" comprende el
sentido estético del hombre dentro de un general impulso de fingimiento que incluye también el mito. Los hombres no
sólo extraen de la vida inmediata un mundo de conceptos abstractos y los jerarquizan en ciencia o filosofía; también
juegan con ellos y dan rienda suelta a la creatividad en el arte en todos los ámbitos de la vida, y especialmente cuando
domina el "Hombre intuitivo" o dionisíaco, que acepta la existencia y la vive intensamente; mientras que cuando
domina el "hombre racional", temeroso, prudente, apolíneo, el arte sirve para escapar de la vida y refugiarse unos
modelos estéticos agradables y calmantes -como los filósofos se refugiaban en un Mundo Inteligible-.
El artista verdaderamente "intuitivo" regresaría a esa relación inmediata, de juego y aceptación inocente de la vida, que en
el origen de los conceptos se perdía convirtiendo las experiencias sensoriales del fluir de la realidad en momias
atemporales irreales y abstractas, en "cáscaras vacías"; pero en vez de crear metáforas y designaciones que, con el uso
secular por los pueblos, se convierta en una "verdad" oficialmente aceptada, lo que hace es crear -como el niño de las tres
transformaciones- nuevas formas en todos los ámbitos de la vida (literatura, música, plástica, artesanía, etc.) En esto
imitará la potencia ciega y creadora del mundo, pues éste, como decía Heráclito, se divierte como un niño en crear y
destruir incesantemente lo creado, de manera inocente -más allá del bien y del mal-.
5-. "DIOS HA MUERTO": EL NIHILISMO. Después de realizar la crítica a la metafísica y a la moral occidental,
Nietzsche formula un diagnóstico de la cultura y la sociedad europea de su tiempo y propone una salida a esa situación. El
diagnóstico que Nietzsche da de su época es que ha caído en el "nihilismo" (de "nihil"= nada), es decir, el hombre
moderno (manso, mediocre, igualitario) ha dejado de creer en las antiguas filosofías y religiones, que le proporcionaban
ese refugio simbólico ante la vida. Ya no cree en nada: califica a este nihilismo pesimista de "negativo". Vuelve a
encontrarse a la intemperie, a percatarse del sinsentido de la vida y ante ello no sabe qué hacer. Nietzsche expresa este
nihilismo, lo resume en la frase "DIOS HA MUERTO"; quiere significar con ella que aquella entidad que filósofos y
religiones habían postulado como depositaria del sentido último de la existencia, ya no es creído, ya no consuela, no es un
refugio para la mayoría. Sin embargo, este nihilismo se convierte en "positivo" en cuanto se actúa para poner de
manifiesto esa nada y tomarla como punto de partida para una nueva valoración, simbolizada en el superhombre: si nada
obliga o vincula al hombre, puede ejercer su pura espontaneidad creadora, como un niño.
6-. EL IDEAL DE ZARATUSTRA, EL SUPERHOMBRE Y EL ETERNO RETORNO. La salida que propone
Nietzsche a esta situación es una "transvaloración de los valores", es decir, una inversión en la moral que deshaga la
inversión que la ética tradicional (desde Sócrates, el judaísmo y, sobre todo, el cristianismo) había operado sobre la moral
aristocrática originaria; es decir, Nietzsche. dando la vuelta a lo que estaba al revés, busca de nuevo el ideal de amor a
la vida, de aceptación de la sinrazón, el absurdo de la existencia que representaba la visión dionisíaca de las cosas y la
noble manera de valorar de los antiguos héroes; este mensaje aparece en su obra más conocida, "Así habló Zaratustra", en
la figura del SUPERHOMBRE anunciado por Zaratustra. El superhombre simboliza ese estado moral donde el sujeto
recupera el amor por la existencia tal y como es, el sujeto pleno de vitalidad, de voluntad inocente, fuerza para vivir, al
que se llega superando al hombre (el hombre gris, "moderno"), por el camino expresado en el capítulo "De las 3
transformaciones": PRIMERO el hombre ha sido como un camello, un animal de carga que desea soportar grandes
pesos para mostrar lo fuerte y lo valioso que es, para vivir intensamente necesita soportar cargas; el hombre, como un
camello, se ha echado encima tradicionalmente el deber moral; los deberes son difíciles de soportar (el caso extremo sería
el monje); SEGUNDO, el camello debe transformarse en león, que simboliza la rebelión del hombre contra el poder
moral, contra la carga, busca y consigue la libertad, pero al conseguirla no sabe qué hacer. El león carece de proyectos, no
tiene voluntad definida y por ello necesita, TERCERO transformarse en niño, un ser con deseos, voluntad espontánea y
absoluta de actuación, inocente, sin sentido de culpa (más allá del bien y del mal), que juega y está a gusto en la vida,
poseído de su plenitud. Este último estadio de hombre asentado en la realidad de la vida, amando lo que sucede ("amor
fati") aceptando la realidad de la existencia sin construirse refugios filosóficos, religiosos, este hombre limpio como un
niño, sin cadenas morales, sería el Superhombre.
La última prueba para comprobar si amamos y nos conformamos con la vida es enfrentarnos con la verdad del
"ETERNO RETORNO de todas las cosas"; el universo material que deviene en un tiempo infinito no puede sino
repetirse infinitas veces, de modo que cada ser y cada momento de la vida volverá a vivirse una y otra vez. ¿Podemos
querer que nuestra vida se repita infinitas veces exactamente igual, que retorne eternamente?; en la medida en que
digamos que SÍ, viviremos plenamente y nos acercaremos a ese ideal nietzscheano.
CONTEXTO DE FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)
A- Histórico: Los sucesos históricos de la época de N. que pueden resultar más relevantes en relación con su figura son
los siguientes:
- La consumación de una progresiva unidad alemana tras la victoria sobre Francia en la guerra franco-prusiana de
1870 -en la que participó Nietzsche como enfermero- y la subsiguiente proclamación del II Reich alemán por el Kaiser
prusiano Guillermo y el gobierno de su primer ministro Bismarck.
- La carrera colonial en que caen los países europeos para asentar su posición en Africa y Asia, principalmente, en busca
de nuevos mercados y abastecimiento de materias primas.
- En cuanto a la política social, hay un enfrentamiento entre la ideología liberal conservadora, que defiende la propiedad
y el orden, la libertad de mercado y la no intervención del estado en la vida social -por una parte-, y la emergencia del
movimiento proletario en toda Europa, representado por las ideologías comunistas (Marx), socialistas y anarquistas -por
la otra- que demandan una serie de derechos sindicales y políticos para la mejora de las míseras condiciones de vida de
los trabajadores. Esta tensión dará lugar a numerosas huelgas y revoluciones (Comuna de París, 1871).
B- Cultural y científico: en el siglo XIX se da un gran desarrollo industrial y comercial. Los avances científicos en física
-por ejemplo en electricidad-, ingeniería, etc. permitieron un gran desarrollo técnico en todos los ámbitos: los transportes
(barcos de vapor), el armamento, las obras públicas (ensanches en las ciudades, canales transoceánicos, grandes puentes),
la medicina (Pasteur), etc. Nietzsche admiró especialmente la teoría de la evolución de Darwin, que tuvo gran impacto y
escándalo en la época. Y en cuanto al terreno cultural, tras el romanticismo de primeros de siglo, encontramos ya en su
segunda mitad figuras muy admiradas por Nietzsche como el escritor ruso Fedor Dostoievski y, en muy especial lugar, el
músico Richard Wagner, defensor del proyecto de "obra de arte total" que plasmará en sus óperas o "dramas musicales",
especialmente en su tetralogía "El anillo de los nibelungos". Reúne en estas obras -aparte de la música- un texto poético
que recrea el mundo de antiguos héroes y leyendas germánicas, y una escenografía espectacular (Nietzsche llegó a ser
amigo de Wagner cuando residía en Suiza, pero más tarde le criticó por acercarse al mundo cristiano -y por tanto a la
moral de esclavos, la renuncia y el "no a la vida"- en su obra "Parsifal").
C- En cuanto al contexto filosófico, recordemos que Nietzsche es, ante todo, un pensador crítico, no sistemático. En
relación con otras filosofías de su época, hay que destacar: 1) que en la primera mitad del siglo domina la figura de Hegel
y sus discípulos (N. no trata a fondo esta corriente, quizá por falta de formación específicamente filosófica, pues su
formación fue de helenista); 2) destacar también la figura de Arthur Schopenhauer, comentada en otro lugar (influencia
directa en N., si bien éste acaba atacando su tendencia al pesimismo y la renuncia a la vida, y el papel del arte como
"consuelo"); 3) la progresiva importancia durante el XIX del positivismo de Auguste Comte, que busca una confianza en
la ciencia puramente basada en hechos como una base para el desarrollo de la técnica y el orden y progreso social (N.
criticará que la ciencia encarne un verdadero conocimiento de la realidad, y que merezca la pena el horizonte de una vida
llena de comodidades que induzca a la existencia gris y adocenada, sin intensidad); 4) también la progresiva importancia
de las ideologías proletarias o de "izquierdas" antes citadas (N. atacará el ideal democrático de estas ideologías, que hace
norma igualitaria del "hombre gris" que él quiere superar para recuperar la manera noble de valorar la vida); 5) La
influencia del pensamiento de Darwin -y su seguidor, el filósofo inglés Spencer- en la filosofía y la política, en
aplicación de la teoría de la "lucha por la vida" y la "supervivencia del más fuerte", por ejemplo, a la expansión colonial
(si somos más fuertes que los "hombres primitivos" tenemos el derecho natural a invadir sus territorios).
INFLUENCIAS DE NIETZSCHE.
a) RECIBIDAS: Ya se han mencionado las más importantes: el sofista Calicles (doctrina del más fuerte como justicia
por "fisis"); Schopenhauer (concepción del mundo "en sí" como "voluntad" que ansía perdurar e imponerse, si bien N.
critica su pesimismo y huida de la vida por la ascesis budista y el arte-consuelo); Darwin (lucha por la vida, materialismo)
B) REPERCUSIÓN POSTERIOR: el impacto de su obra fue posterior al mismo N., y se ha dado en una doble línea:
1) por una parte, basándose en ciertos pasajes -especialmente en su obra póstuma "La voluntad de poder", editada por su
hermana Elizabeth, esposa de un pangermanista-, se le reivindica como teórico de una visión heroica y guerrera de la
vida. El superhombre de N., más allá del bien y del mal, se escucha en las vanguardias artísticas (el futurista Marinetti
afirma que la guerra es la higiene del mundo, y que hay que vivir peligrosamente); estas ideas pasaron a los fascismos de
los años 20 y 30. Los nazis alemanes reivindicaron esa ética nihilista, laica y de desafío.
2) Y por otra parte se ha reivindicado un Nietzsche crítico de la cultura, la filosofía, la ética occidental. Esta presencia se
encuentra por ejemplo en Michel Foucault (1926-1984), quien adopta el procedimiento nietzscheano de la "genealogía":
buscando el origen de disciplinas o instituciones que hoy nos parecen normales e indiscutibles, haciendo "arqueología del
saber", podemos comprender sus verdaderas implicaciones y relaciones con el poder, y deshacer la pretendida "verdad"
en que se basan (como N. descubre la del cristianismo). Foucault estudió especialmente el nacimiento de los manicomios
y la psiquiatría moderna, y el sistema carcelario.
En España, aparte de la influencia puramente filosófica, N. fue leído por los autores del 98: son ideas schopenhauerianas
y nietzscheanas las discutidas -en la cuarta parte- entre Andrés Hurtado y su tío Iturrioz, personajes de "El árbol de la
ciencia" de Baroja; es nietzscheano y aristocrático el carácter de Don Juan Manuel de Montenegro y su hijo Cara de Plata
en varias obras de Valle-Inclán (como las "Comedias Bárbaras"); etc..