Download Texto-de

Document related concepts
Transcript
Facultad de Humanidades y Comunicación
Conceptos, Paradigmas y Aplicaciones
de la Ética
Managua, 2010
2
CONTENIDO
Capítulo I: ¿Qué es la Ética?
1. Objeto de estudio de la ética
1.1. ¿De qué va la Ética?
1.2. Caso de Teresa
1.3. Conceptos básicos sobre Ética.
1.4. Diferencias y relaciones de la Ética con otras ciencias
2. Categorías básicas de la Ética
2.1. La conciencia moral
2.2. La libertad
2.3. Los valores
3. Desarrollo moral del sujeto
3.1. Sujeto moral
3.2 El modelo de Kohlberg
Capítulo II: Ética Filosófica
1. Éticas teleológicas
1.1 Aristóteles
1.2 Epicuro
1.3 Utilitarismo
2. Éticas deontológicas
2.1 Emmanuel Kant
2.2 Hans Jonas
3. Éticas Procedimentales.
3.1 Teoría de la Justicia: John Rawls
3.2 Ética del discurso: Jürgen Habermas.
4. Metodologías para solución de dilemas
Capítulo III: Éticas aplicadas
1. Responsabilidad Social de las Empresas (RSE)
1.1 ¿Qué es responsabilidad social?
1.2 Polémica entorno a la RSE
1.3 Momento actual de la RSE
2. Ética profesional
2.1 Teoría de las profesiones
2.2 Principios y normas de la ética profesional
3. Ética y derechos humanos
3
4. Ética y Ecología
5. Ética y Comunicación.
6. Ética y Economía
7. Ética y Persona: Criterios y principios. Aborto, Suicidio, Homicidio, drogas
Guía de actividades
4
PRESENTACIÓN
El año 2010 marca un hito en la historia de la Universidad Centroamericana, en
cuanto se conmemora el 50 aniversario de su fundación, con todo el significado que
puede tener para la Universidad el llegar a su madurez, pero además este
aniversario tuvo un énfasis especial, en cuanto se privilegió a lo largo del año, el
tema de la ética como elemento esencial para cumplir con nuestra Misión de
Universidad inspirada en los principios ignacianos. El abordaje y reflexión sobre este
tema, se reflejó en los diversos espacios académicos que se abrieron durante el año,
para profundizar y evidenciar un tema tan vital para la comunidad universitaria en
particular, y la sociedad nicaragüense en general.
El Proyecto educativo de la UCA nos compromete cada día más con la formación de
profesionales de calidad, comprometidos con la justicia, con profundos principios
éticos y dispuestos a contribuir por una Nicaragua y un mundo mejor, en palabras
del P. Xabier Gorostiaga, exrector de nuestra Universidad, se trata de “ formar un
capital humano ético donde el profesional adopte una nueva visión y nuevos valores,
una nueva opción de servicio alternativo ante un totalitarismo de valores impuesto
por el mercado”.
Ante esta difícil tarea que debemos asumir como comunidad universitaria, el
colectivo de profesores y profesoras de la asignatura de Ética del Departamento de
Ciencias, Sociales, Ética y Ciencias religiosas, coordinados por el Profesor Javier
Menocal, ha asumido el reto de contribuir de manera activa a esta formación y ha
preparado el texto: Conceptos, Paradigmas y aplicaciones de la ética, texto que
evidencia la importancia de contar con materiales educativos , basados en la gran
experiencia acumulada de los y las docentes en la enseñanza-aprendizaje de la
asignatura de ética a las diversas carreras de la Universidad Centroamericana.
El colectivo docente de Ética se ha preocupado por el abordaje del tema, desde la
pregunta fundamental de ¿Qué es la ética? , realizando un recorrido del abordaje de
la misma desde distintos paradigmas teleológico, deontológico, dialógico y teoría de
la justicia, pero quizás el mayor aporte que presenta el texto y que hace la diferencia
es el esfuerzo realizado por presentar la aplicación de los conceptos y paradigmas
a los diversos campos de la realidad social y de las profesiones, ofreciendo una
serie de actividades y ejercicios prácticos que permita a los y las estudiantes
reflexionar sobre esos dilemas éticos que a lo largo de su vida tanto personal como
profesional enfrentan, y logren asumir la ética más allá de una serie de principios
filosóficos, que la hagan vida a través de un proceso consciente, libre y racional.
Esperamos que este texto aporte a una nueva manera de enseñar la ética, como
parte de repensar ese nuevo humanismo que nos demanda la Realidad. Como todo
material de trabajo este texto es concebido como algo inacabado, en proceso de
construcción y está abierto a sugerencias, aportes de la comunidad universitaria
para su enriquecimiento.
Iris Prado H.
5
Decana
Facultad de Humanidades y Comunicación.
6
PRÓLOGO
El libro de ética que tienes en tus manos ha sido elaborado para las y los estudiantes
de pre-grado de la Universidad Centroamericana (UCA) que cursan las asignaturas
de Ética y Derechos Humanos, Ética/Moral Social, Ética Ambiental y Ética
Profesional.
Este texto ofrece una visión integral de la ética a través del desarrollo de los
principales temas que fundamentan el comportamiento moral. Este material de apoyo
puede abrir horizontes para solucionar con criterios éticos diversas situaciones que el
profesional en una empresa u organización debe resolver para contribuir a la
construcción de una sociedad pluralista, justa y democrática.
El libro consta de tres capítulos: el primero, ¿Qué es la Ética? presenta una
selección de lecturas correspondientes a una perspectiva introductoria. Se establece
el objeto de estudio de la ética y sus conceptos básicos como: conciencia, libertad,
valores y el desarrollo moral del sujeto.
En el segundo capítulo, se exponen los principales paradigmas filosóficos que
intentan explicar los distintos comportamientos morales. Se destaca la tradición
teleológica (Aristóteles, Epicuro y el Utilitarismo), la deontología kantiana y la teoría
de la justicia.
En el tercer capítulo queremos ofrecer una Aplicación de los conceptos y
paradigmas a diversos campos de la realidad social y de las profesiones, tales
como: la empresa, la ecología, los derechos humanos, la comunicación, la economía
y la moral de la persona. Con esto queremos contribuir a la reflexión de los/as
estudiantes sobre los principios y virtudes que se deberían tener presente en el
ejercicio de la profesión.
Con el fin de que afiances tus conocimientos, el análisis de los dilemas éticos te
brinda una serie de metodologías que facilitan el planteamiento del problema,
formulación de diversas alternativas y la elección de aquella que pueda ser
fundamentada con criterios éticos.
Para el desarrollo de estos contenidos, al final del libro, se presenta un anexo que
contiene diversas actividades que facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje
tales como: estudios de casos, guías para el análisis de texto, debates de videos y
películas seleccionadas para la mejor comprensión de los dilemas éticos.
Esperamos que este material les sea de provecho para que podamos lograr con éxito
los objetivos de esta asignatura.
7
Capítulo Primero
¿Qué es la Ética?
8
Mapa Conceptual
determinan
Conciencia
Libertad
Valores
Desarrollo
moral de la
persona
Psicología
Matices
Conceptuales
Sociología
Relación
interdisciplinar
Ethos
Mos-Moris
Economía
Moralitas
Semejanzas y
diferencias
Filosofía
moral
Derecho
Teología
ÉTICA
Religión
MORAL
9
Selección de Lecturas
1. EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA ÉTICA
Conociendo al autor del texto
Fernando Savater nació en San Sebastián, España, el 21 de junio
de 1947. Voraz lector desde pequeño, se licenció en Filosofía en la
Universidad Complutense de Madrid. Fue docente en la
Universidad Autónoma de Madrid hasta 1971. Tuvo que exiliarse
durante los últimos años del régimen franquista debido a sus ideas
políticas y filosóficas (que quedaron patentes en sus dos ensayos
de 1972: Nihilismo y acción y La filosofía tachada). Ha estado
fuertemente influido por filósofos como Nietzsche, Cioran y Spinoza. Tras su regreso
a España ha sido profesor de Ética y Sociología de la UNED, catedrático de Ética de
la Universidad del País Vasco y catedrático de Filosofía de la Complutense de
Madrid. Colaborador del diario El País, codirige junto a Javier Pradera la revista
Claves para la razón práctica.
Quedó finalista del premio Planeta por su novela El jardín de las dudas; ha recibido el
Premio Nacional de Ensayo, el Premio Cuco Cerecedo y el Premio Anagrama, entre
otros galardones. Especialmente crítico con el nacionalismo vasco y el terrorismo de
ETA, su postura política ha suscitado numerosas polémicas, al igual que su
Manifiesto por la lengua común y su defensa del laicismo.
Síntesis
Con el título ¿De qué va la Ética?, este autor nos aproxima al concepto de Ética con
un vocabulario amigable y ejemplos de la vida cotidiana. El texto plantea la Ética
como un tipo de conocimiento especial para la persona humana, a diferencia del
conocimiento instintivo de los seres irracionales, pasando por la necesidad de elegir
y tomar decisiones prudentes que nos ayuden a saber vivir y vivir bien.
Texto
1.1 ¿De qué va la Ética?1
Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para
aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un
puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de
realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos. Abundan los
conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien
1
Tomado de: SAVATER, F. (1997). Ética para Amador. Editorial Ariel: México. Librodot.com. Capítulo
1, pp. 1-6.
10
para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería,
que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha impedido
ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del fútbol pero
estás bastante pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con los
mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos contentos.
Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad.
Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con
humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni
ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero
se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele
decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo, de que saltar desde
el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; o de que una dieta de
clavos (¡con perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo.
Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le
atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables.
Pequeñeces así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos
que no dejan vivir.
En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible:
el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos
ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está,
a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es
reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar
rodearse del mayor número de enemigos posibles. Pero de momento vamos a
suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los
dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que
nos conviene solemos llamarlo “bueno” porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos
sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos “malo”. Saber lo que nos
conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos
intentamos adquirir -todos sin excepción- por la cuenta que nos trae.
Como he señalado antes, hay cosas buenas y malas para la salud: es necesario
saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces calienta y otras quema, así
como el agua puede quitar la sed pero también ahogarnos. Sin embargo, a veces las
cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío o
producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser nocivo. En
unos aspectos son buenas, pero en otras malas: nos convienen y a la vez no nos
convienen. En el terreno de las relaciones humanas, estas ambigüedades se dan con
aún mayor frecuencia. La mentira es algo en general malo, porque destruye la
confianza en la palabra -y todos necesitamos hablar para vivir en sociedad- y
enemista a las personas; pero a veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir
para obtener alguna ventajilla. O incluso para hacerle un favor a alguien. Por
ejemplo: ¿es mejor decirle al enfermo de cáncer incurable la verdad sobre su estado
o se le debe engañar para que pase sin angustia sus últimas horas? La mentira no
nos conviene, es mala, pero a veces parece resultar buena. Buscar pleito con los
demás ya hemos dicho que es por lo común inconveniente, pero ¿debemos consentir
que violen delante de nosotros a una chica sin intervenir, por aquello de no meternos
11
en líos? Por otra parte, al que siempre dice la verdad -caiga quien caiga- suele
cogerle manía todo el mundo; y quien interviene en plan Indiana Jones para salvar a
la chica agredida -es más probable que se vea con la crisma rota que quien se va
silbando a su casa. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno
tiene en ocasiones apariencias de malo.
Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuestos respecto
a qué debemos hacer. En matemáticas o geografía hay sabios e ignorantes, pero los
sabios están casi siempre de acuerdo en lo fundamental. En lo de vivir, en cambio,
las opiniones distan de ser unánimes. Si uno quiere llevar una vida emocionante,
puede dedicarse a los coches de fórmula uno o al alpinismo; pero si se prefiere una
vida segura y tranquila, será mejor buscar las aventuras en el videoclub de la
esquina. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan
que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo
que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin
salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada. Médicos
respetables indican que renunciar al tabaco y al alcohol es un medio seguro de
alargar la vida, a lo que responden fumadores y borrachos que con tales privaciones
a ellos desde luego la vida se les haría mucho más larga, etc.
En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de
acuerdo con todos. Pero fíjate que también estas opiniones distintas coinciden en
otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte,
resultado de lo que quiera cada cual. Si nuestra vida fuera algo completamente
determinado y fatal, irremediable, todas estas disquisiciones carecerían del más
mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo:
caen hacia abajo y punto. Los castores hacen presas en los arroyos y las abejas
panales de celdillas hexagonales: no hay castores a los que tiente hacer celdillas de
panal, ni abejas que se dediquen a la ingeniería hidráulica. En su medio natural cada
animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él si
discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, aunque
quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come. Pero
es que la araña no lo puede remediar...
Voy a contarte un caso dramático. Ya conoces a las termitas, esas hormigas blancas
que en África levantan impresionantes hormigueros de varios metros de alto y duros
como la piedra. Dado que el cuerpo de las termitas es blando, por carecer de la
coraza quitinosa que protege a otros insectos, el hormiguero les sirve de caparazón
colectivo contra ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces
uno de esos hormigueros se derrumba, por culpa de una riada o de un elefante (a los
elefantes les gusta rascarse los flancos contra los termiteros, qué le vamos a hacer).
En seguida, las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada
fortaleza, a toda prisa. Y las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las
termitas-soldado salen a defender a su tribu e intentan detener a las enemigas.
Como ni por tamaño ni por armamento pueden competir con ellas, se cuelgan de los
asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha, mientras las feroces
mandíbulas de sus asaltantes las van despedazando. Las obreras trabajan con toda
celeridad y se ocupan de cerrar otra vez el termitero derruido... pero lo cierran
12
dejando fuera a las pobres y heroicas termitas-soldado, que sacrifican sus vidas por
la seguridad de las demás. ¿No merecen acaso una medalla, por lo menos? ¿No es
justo decir que son valientes?
Cambio de escenario, pero no de tema. En la Ilíada, Homero cuenta la historia de
Héctor, el mejor guerrero de Troya, que espera a pie firme fuera de las murallas de
su ciudad a Aquiles, el enfurecido campeón de los aqueos, aun sabiendo que éste
es más fuerte que él y que probablemente va a matarle. Lo hace por cumplir su
deber, que consiste en defender a su familia y a sus conciudadanos del terrible
asaltante. Nadie duda de que Héctor sea un héroe, un auténtico valiente. Pero ¿es
Héctor heroico y valiente del mismo modo que las termitas-soldado, cuya gesta
millones de veces repetida ningún Homero se ha molestado en contar? ¿No hace
Héctor, a fin de cuentas, lo mismo que cualquiera de las termitas anónimas? ¿Por
qué nos parece su valor más auténtico y más difícil que el de los insectos? ¿Cuál es
la diferencia entre un caso y otro?
Sencillamente, la diferencia estriba en que las termitas-soldado luchan y mueren
porque tienen que hacerlo, sin poderlo remediar (como la araña que se come a la
mosca). Héctor, en cambio, sale a enfrentarse con Aquiles porque quiere. Las
termitas-soldado no pueden desertar, ni rebelarse, ni remolonear para que otras
vayan en su lugar: están programadas necesariamente por la naturaleza para
cumplir su heroica misión. El caso de Héctor es distinto. Podría decir que está
enfermo o que no le da la gana enfrentarse a alguien más fuerte que él. Quizá sus
conciudadanos le llamasen cobarde y le tuviesen por un caradura o quizá le
preguntasen qué otro plan se le ocurre para frenar a Aquiles, pero es indudable que
tiene la posibilidad de negarse a ser héroe. Por mucha presión que los demás
ejerzan sobre él, siempre podría escaparse de lo que se supone que debe hacer: no
está programado para ser héroe, ningún hombre lo está. De ahí que tenga mérito su
gesto y que Homero cuente su historia con épica emoción. A diferencia de las
termitas, decimos que Héctor es libre y por eso admiramos su valor.
Y así llegamos a la palabra fundamental de todo este embrollo: libertad. Los
animales (y no digamos ya los minerales o las plantas) no tienen más remedio que
ser tal como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. No se
les puede reprochar que lo hagan ni aplaudirles por ello porque no saben
comportarse de otro modo. Tal disposición obligatoria les ahorra sin duda muchos
quebraderos de cabeza. En cierta medida, desde luego, los hombres también
estamos programados por la naturaleza. Estamos hechos para beber agua, no lejía,
y a pesar de todas nuestras precauciones debemos morir antes o después. Y de
modo menos imperioso pero parecido, nuestro programa cultural es determinante:
nuestro pensamiento viene condicionado por el lenguaje que le da forma (un
lenguaje que se nos impone desde fuera y que no hemos inventado para nuestro
uso personal) y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de
comportamiento, leyendas...; en una palabra, que se nos inculcan desde la cunita
unas fidelidades y no otras. Todo ello pesa mucho y hace que seamos bastante
previsibles. Por ejemplo, Héctor, ese del que acabamos de hablar. Su programación
natural hacía que Héctor sintiese necesidad de protección, cobijo y colaboración,
beneficios que mejor o peor encontraba en su ciudad de Troya. También era muy
13
natural que considerara con afecto a su mujer Andrómaca -que le proporcionaba
compañía placentera- y a su hijito, por el que sentía lazos de apego
biológico-culturalmente, se sentía parte de Troya y compartía con los troyanos la
lengua, las costumbres y las tradiciones. Además, desde pequeño le habían
educado para que fuese un buen guerrero al servicio de su ciudad y se le dijo que la
cobardía era algo aborrecible, indigno de un hombre. Si traicionaba a los suyos,
Héctor sabía que se vería despreciado y que le castigarían de uno u otro modo. De
modo que también estaba bastante programado para actuar como lo hizo, ¿no? Y
sin embargo...
Sin embargo, Héctor hubiese podido decir: ¡a la porra con todo! Podría haberse
disfrazado de mujer para escapar por la noche de Troya, o haberse fingido enfermo o
loco para no combatir, o haberse arrodillado ante Aquiles ofreciéndole sus servicios
como guía para invadir Troya por su lado más débil; también podría haberse
dedicado a la bebida o haber inventado una nueva religión que dijese que no hay que
luchar contra los enemigos sino poner la otra mejilla cuando nos abofetean. Me dirás
que todos estos comportamientos hubiesen sido bastante raros, dado quien era
Héctor y la educación que había recibido. Pero tienes que reconocer que no son
hipótesis imposibles, mientras que un castor que fabrique panales o una termita
desertora no son algo raros sino estrictamente imposibles. Con los hombres nunca
puede uno estar seguro del todo, mientras que con los animales o con otros seres
naturales sí. Por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los
hombres siempre podremos optar finalmente por algo que no esté en el programa (al
menos, que no esté del todo). Podemos decir «sí» o «no», quiero o no quiero. Por
muy achuchados que nos veamos por las circunstancias, nunca tenemos un solo
camino a seguir sino varios.
Cuando te hablo de libertad es a esto a lo que me refiero. A lo que nos diferencia de
las termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo necesario e
irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero
también cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí
conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad:
Primera: No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales
padres y en tal país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos
o feos, que los aqueos se empeñen en conquistar nuestra ciudad, etc.), sino libres
para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser
prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos
de oso de las cavernas, defender Troya o huir, etc.).
Segunda: Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo
indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo
posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere,
aunque pareciese imposible). Por ello, cuanta más capacidad de acción tengamos,
mejores resultados podremos obtener de nuestra libertad. Soy libre de querer subir
al monte Everest, pero dado mi lamentable estado físico y mi nula preparación en
alpinismo es prácticamente imposible que consiguiera mi objetivo. En cambio soy
libre de leer o no leer, pero como aprendí a leer de pequeñito la cosa no me resulta
14
demasiado difícil si decido hacerlo. Hay cosas que dependen de mi voluntad (y eso
es ser libre) pero no todo depende de mi voluntad (entonces sería omnipotente),
porque en el mundo hay otras muchas voluntades y otras muchas necesidades que
no controlo a mi gusto. Si no me conozco ni a mí mismo ni al mundo en que vivo, mi
libertad se estrellará una y otra vez contra lo necesario. Pero, cosa importante, no
por ello dejaré de ser libre... aunque me escueza.
En la realidad existen muchas fuerzas que limitan nuestra libertad, desde terremotos
o enfermedades hasta tiranos. Pero también nuestra libertad es una fuerza en el
mundo, nuestra fuerza. Si hablas con la gente, sin embargo, verás que la mayoría
tiene mucha más conciencia de lo que limita su libertad que de la libertad misma. Te
dirán: “¿Libertad? ¿Pero de qué libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres, si
nos comen el coco desde la televisión, si los gobernantes nos engañan y nos
manipulan, si los terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan, y si
además me falta dinero para comprarme una moto, que es lo que yo quisiera?”. En
cuanto te fijes un poco, verás que los que así hablan parece que se están quejando
pero en realidad se encuentran muy satisfechos de saber que no son libres. En el
fondo piensan: “¡Uf! ¡Menudo peso nos hemos quitado de encima! Como no somos
libres, no podemos tener la culpa de nada de lo que nos ocurra... “Pero yo estoy
seguro de que nadie -nadie- cree de veras que no es libre, nadie acepta sin más que
funciona como un mecanismo inexorable de relojería o como una termita. Uno
puede considerar que optar libremente por ciertas cosas en ciertas circunstancias es
muy difícil (entrar en una casa en llamas para salvar a un niño, por ejemplo, o
enfrentarse con firmeza a un tirano) y que es mejor decir que no hay libertad para no
reconocer que libremente se prefiere lo más fácil, es decir, esperar a los bomberos o
lamer la bota que le pisa a uno el cuello. Pero dentro de las tripas algo insiste en
decirnos: “Si tú hubieras querido... “
Cuando cualquiera se empeñe en negarte que los hombres somos libres, te
aconsejo que le apliques la prueba del filósofo romano. En la antigüedad, un filósofo
romano discutía con un amigo que le negaba la libertad humana y aseguraba que
todos los hombres no tienen más remedio que hacer lo que hacen. El filósofo cogió
su bastón y comenzó a darle estacazos con toda su fuerza. “¡Para, ya está bien, no
me pegues más!“, le decía el otro. Y el filósofo, sin dejar de zurrarle, continuó
argumentando: ”¿No dices que no soy libre y que lo que hago no tengo más remedio
que hacerlo? Pues entonces no gastes saliva pidiéndome que pare: soy
automático”. Hasta que el amigo no reconoció que el filósofo podía libremente dejar
de pegarle, el filósofo no suspendió su paliza. La prueba es buena, pero no debes
utilizarla más que en último extremo y siempre con amigos que no sepan artes
marciales...
En resumen: a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos
inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos
parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo
e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir, podemos equivocarnos, que es
algo que a los castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que
parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber
vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo
15
que llaman ética. De ello, si tienes paciencia, seguiremos hablando en las siguientes
páginas de este libro.
1.2 El caso de teresa2
Conociendo la autora del texto
La Dra. Helen Mitchell es profesora de Filosofía en la Universidad de
Maryland. Su gran logro como docente e investigadora es tener
estudiantes interactivos con una gran experiencia en la discusión,
donde los estudiantes conducen la sesión de clase sobre la base de
un pensamiento reflexivo y de análisis propio. La experiencia
impresionante de la Dra. Mitchell incluye la autoría de numerosas
publicaciones en temas de la mujer y publicaciones sobre la historia
del Holocausto.
Síntesis
El caso Teresa, aportado por esta excelente escritora, nos relata una situación
humana compleja, con sentimientos y perspectivas contradictorias entre sí. Teresa
ha nacido con Anencefalia, sus padres buscan encontrar un significado a la tragedia
y el hospital está reunido de emergencia para tomar una decisión. Sin embargo,
todos están lejos de un consenso, mientras son conscientes de la publicidad que
rodea el caso y la trascendencia legal y social de la decisión final. No sólo hay que
decidir, sino justificar con argumentos válidos que consideren el dolor de los padres,
la vida de Teresa y de otros bebés, la misión del hospital, los recursos limitados y la
ética médica.
Mediación didáctica del material: Actividad No. 1.
Texto
Un bebé acaba de nacer, pero nadie a su alrededor se comportaba como la gente
suele comportarse en un parto, porque este bebé ha llegado al mundo con un
cerebro deficiente. En términos médicos, este bebé padece de anencefalia; sólo tiene
la parte más primitiva del cerebro, aquella situada encima de la médula espinal y que
controla los latidos cardiacos, la respiración y demás funciones autónomas (más o
menos automáticas) que mantienen con vida a un cuerpo. El bebé, una niña a quien
sus padres han puesto por nombre Teresa, nunca podrá reconocer sus rostros ni a
ninguna otra persona o cosa en el mundo. Nunca podrá pensar ni hablar, ni tener
ningún tipo de interacción con nadie. El personal médico del hospital donde ha
nacido asegura que en unos días, quizá semanas, la niña habrá muerto.
En la esperanza de encontrar algún significado a esta tragedia, sus padres toman la
dolorosa decisión de donar sus órganos, con el fin de que otros niños puedan seguir
viviendo. Para los padres de Teresa, esto significa que su breve vida y su muerte
tendrán un significado. Si esperan a que sobrevenga su muerte natural, sus órganos
2
Tomado de: BUSS MITCHELL, H. (2000). Raíces de la sabiduría, Internacional Thomson Editores,
México, pp. 453-465.
16
se habrán deteriorado a tal punto que ya no serán idóneos para un transplante.
¿Debe permitírseles que autoricen la donación de los órganos de Teresa mientras la
pequeña está con vida (conforme a ciertas definiciones médicas, aunque no
necesariamente conforme a toda las definiciones, y teniendo en cuenta, además, que
esto sucede en Estados Unidos, donde según las leyes de algunos estados Teresa
sigue con vida y según las leyes de otros estados la pequeña no está viva)?
Los deseos de los padres se basan en resultados. Por mucho que ellos lo desearan,
su bebé nunca saldría del hospital con ellos. Nunca tendrá vida en el sentido en que
ellos entienden el término. Todo su interés está ahora en revestir de significado la
fugaz existencia de teresa y su muerte prematura. Si otro niño u otros niños pudieran
vivir después de recibir los órganos de Teresa, los padres de la pequeña se sentirían
consolados. Su dolor se vería mitigado al saber que su hija seguía, en cierto sentido,
viva en otros niños. Para algunos de los receptores, el corazón o el hígado
significarían la diferencia entre la vida y la muerte; para otros, la donación de un
órgano significaría una gran mejora de la calidad de vida.
El resultado que ellos más hubieran deseado –un bebé sano que llevarse a casa y
amarlo- les ha sido negado, pero entre los muchos resultados posibles, los padres
eligen la donación de órganos como la mejor posibilidad para ellos, para los demás
niños y para su hija. No habría, desde su punto de vista, absolutamente nada que
ganar contemplando el deterioro de los órganos de su hija hasta el punto en que, en
el momento inevitable de su muerte, quedaran inservibles.
Una vez que ha escuchado los deseos de los padres, el consejo de ética del hospital
se ha reunido en sesión de emergencia para decidir la cuestión. Si bien todos sus
miembros están comprometidos a hacer lo moralmente correcto, también están
conscientes de las sinceras diferencias de opinión que existen al respecto. Todo el
mundo es solidario con el dolor de los padres, pero también todos están pendientes
de la publicidad que sin duda rodeará al caso y a sus numerosas ramificaciones
legales. Aquello que decidan tendrá implicaciones a largo plazo.
Uno de los miembros del consejo, un médico, comienza recordando a todos los
demás colegas que han hecho el juramento de preservar la vida. Como médicos, no
pueden tomar la vida de un paciente para salvar las vidas de otros, ni aun cuando
exista la certeza de que la vida de Teresa será breve. Mientras el bebé tenga vida,
tiene derecho a su atención y protección, y a ellos no les corresponde en absoluto
jugar a ser Dios y disponer de sus órganos mientras su cuerpo los mantenga con
vida. Su vida y sus órganos, están en sus manos. Cuando la niña muera, sus padres
podrán tomar todas las decisiones que crean oportunas acerca del destino de sus
órganos, pero mientras sea una paciente con vida, deben valerse de todos los
recursos médicos para asegurar que la vida de Teresa se preserve.
Otro miembro del consejo, un abogado, se centra en la comparación de personas en
edad madura cuyos cuerpos “viven” pero que carecen de actividad cerebral. Existen
precedentes legales y médicos para retirar a esos pacientes de los sistemas que les
prolongan la vida y permitirles que mueran. Teresa se halla en una situación similar.
Puesto que no posee actividad cerebral –el electroencefalograma (EEG) mostraría
17
una línea plana- Teresa es en esencia un cuerpo carente de cerebro. En ella no cabe
confusión con otros pacientes que, lesionados o enfermos, incluso graves, conservan
su capacidad de raciocinio y poseen existencia mental. Podríamos incluso, observa
este miembro del consejo, hacerle un favor a este bebé, al terminar su breve, inútil y
posiblemente dolorosa vida. La diferencia en el caso de Teresa consiste en que sus
órganos tendrían que ser extraídos en presencia de un “corazón que late”.
Un tercer miembro del consejo, un sacerdote, discrepa y hace hincapié en que, ya
sea que Teresa encaje o no dentro de la definición de persona, es, en efecto, una
persona conforme a las leyes del estado y a la ley de Dios, quien la creó. Sólo
respetando la vida en todas sus formas –tanto a aquellos que son similares a
nosotros como a quienes son radicalmente diferentes- podemos seguir un curso de
acción verdaderamente moral. Si perdemos un respeto vital por la vida del individuo,
abrimos las puertas a abusos tales como los cometidos en los campos de exterminio
nazis y en las celdas de tortura de las prisiones de todo el mundo. Nunca podemos
llevar a cabo aquello que sea meramente conveniente cuando se trata de la vida de
un ser humano; siempre debemos preguntarnos qué le debemos a esa persona
como individuo. Lógicamente a Teresa le debemos la vida tanto tiempo como sea
posible; no hay cabida para otros argumentos.
La siguiente persona que expresa su opinión, una enfermera, se pregunta acerca de
las otras vidas –algunas de ellas en ese mismo hospital- que podrían salvarse si
acortamos la vida de este otro bebé en una semana cuando mucho. Luego de
mencionar los casos de varios bebés y niños de corta edad, cuyos pronósticos de
vida son sombríos, la enfermera observa que sin los órganos donados, casi todos
ellos morirán en el plazo de un mes porque ninguno de ellos tiene las suficientes
probabilidades en una lista de espera de que el órgano que necesitan les llegue a
tiempo. Estamos jugando a la ruleta; ponemos en riesgo algo bueno y cierto, frente a
algo malo e incierto. Teresa carece por completo “de calidad de vida”, pues no está
consciente de nada cuando ocurre a su alrededor. Ser una persona significa estar
consciente del mundo que te rodea y ser capaz de interactuar con él. Ciertamente,
no debemos provocarle en absoluto ningún dolor indebido, pero nada obtenemos al
respetar una personalidad de la que es obvio que Teresa carece.
Un representante de la comunidad, por su parte, observa que las discusiones acerca
de qué elementos constituyen a una persona como tal, u otras disquisiciones éticas o
teóricas no van a resolver nuestro problema. Podemos –y así lo haremos- discrepar
en cuanto a estos temas abstractos durante toda la noche y no nos ayudará en nada
a decidir qué debe hacerse en este caso. La ética, para esta persona, involucra
cuidado, lo cual hace de este asunto algo muy sencillo: Debemos cuidar a Teresa. Si
vive dos días, una semana, dos semanas, un mes o cincuenta años, nuestra
obligación consiste en hacer cuanto sea posible por que su vida esté libre de dolor y
sea lo más satisfactoria posible. Nos dedicamos a procurar salud, y, si ello no es
posible, procuramos cuidado. No debería permitirse que nadie muera sin recibir un
cuidado amoroso. Este argumento sirve tanto para un paciente anciano y con una
enfermedad terminal como para Teresa. Si perdemos de vista esta importante
consideración, no estaríamos muy lejos de conceptuarnos como una sociedad
18
anónima comercial y comenzar a basar todas nuestras decisiones en la “línea de
producción”.
Este punto de vista no me parece malo, dice un administrador del hospital. Está bien
y es positivo hablar acerca del cuidado y calidad de vida de Teresa, pero lo
fundamental es que mientras ella utiliza los tan caros recursos de este hospital para
vivir un día o dos más, nosotros gastamos preciados dólares en cuidado de salud
que podrían gastarse en cuidado prenatal para las madres de la comunidad o para
proporcionar vacunas que erradiquen las enfermedades de la infancia. ¿Por qué
utilizar nuestros recursos limitados en un paciente que no vivirá, todos coincidimos
en esto, más allá del día 15 de este mes? Lo que conseguiremos no será ayudar a la
niña, sino obstruir más a nuestro ya sobrecargado cuerpo médico. No existe una
base racional para comprometernos a mantener con vida a este bebé, una vez que
sus padres han tomado la apreciable decisión de donar sus órganos.
1.3 Conceptos básicos sobre ética3.
Conociendo al autor del texto
José Rafael Lezama es licenciado en Filosofía por la Universidad Católica Andrés
Bello en 1999, en Caracas Venezuela, obtuvo la maestría en Filosofía por la
Universidad Simón Bolívar, y ha complementado su formación profesional con otros
cursos como “Ciencia y tecnología, Sociedad y valores; Seminario de Bioética y
Genética; Educación en valores; El reto del espacio”.
Ha sido autor de numerosas publicaciones, libros y escritos con temas éticos; “Una
breve reflexión sobre la ética y la tecnología”; “Aspectos éticos de la investigación en
células madres”; “La tecnología como determinantes de la condición humana”; “¿Qué
son los valores?”; “Educación en valores y tecnología”; “Bioética y pluralismo”, etc.
Síntesis
Para un adecuado estudio sistemático de la Ética, es preciso tener en cuenta su
origen etimológico, en sus dos acepciones greco – latinas para comprender la raíz de
su sentido, y su posterior evolución conceptual en el pensamiento occidental. Es
importante, comprender el doble uso que se le puede dar al término en la vida
cotidiana por su doble dimensión; esta es, en cuanto “sustantivo” como disciplina
filosófica que busca la justificación teórica de los criterios de acción; y en cuanto
“adjetivo” como calificativo de lo lícito e ilícito de los actos humanos de nuestra vida
cotidiana.
Así mismo, manejar las diferencias existentes en los términos “Ética” y “Moral”, para
su adecuada aplicación a los diversos enfoques teóricos de la disciplina, y los
distintos casos o dilemas que requieren solución. Para ello, sirve de ayuda el texto
sobre los “Conceptos básicos de Ética”, que presenta de manera muy clara e
inductiva, la explicación de la concepción y definición básica de la Ética y la Moral,
3
Cfr. LEZAMA, J. R. (2007). Fundamentos filosóficos de la Educación en Valores. Publicaciones
UCAB, Caracas, Venezuela, p. 11.
19
partiendo de sus orígenes, su aplicación en la vida cotidiana, y las diferencias entre
ellas. El conocimiento y comprensión de las nociones conceptuales básicas de Ética
y Moral, sirven de fundamento y punto de partida para la profundización de los
contenidos subsiguientes y la aplicación posterior de los criterios teóricos –
metodológicos de esta disciplina en el campo profesional de cada área o ciencia.
Mediación didáctica del material: Actividad No. 2.
Texto
Por un lado con el término “éthos” designaban a lo que en castellano nos referimos a
las costumbres o los hábitos automáticos; mientras que con el vocablo “ëthos” se
referían al concepto de "modo de ser", "carácter" o predisposición permanente para
hacer lo bueno.
Es de este último vocablo griego "ëthos" de donde proviene la palabra castellana
"ética". Aunque en el origen, el "ëthos" se refería no solo a la "manera de ser" sino al
"carácter" (en el sentido psicológico que nosotros le damos ahora a esta palabra),
posteriormente el término fue evolucionando y hoy se refiere a “la manera de actuar,
coherente, constante y permanente del hombre para llevar a cabo lo bueno”. Este es
el concepto clásico de lo que siempre se ha entendido por ética.
Cuando los latinos se ven forzados a traducir esa palabra a su lenguaje propio
utilizan el vocablo "moralitas", que a su vez se origina de la raíz "mos", o "mores" que
significaba simultáneamente: costumbres y maneras permanentes de actuar o
comportarse. Al no disponer el latín de dos palabras para referirse a los dos
conceptos que el griego podía diferenciar, muy pronto "moralitas" sustituye a éthos y
ëthos, y por lo tanto, en adelante una palabra sola va a significar tanto el modo de
ser o la predisposición propia de cada uno en lo que tiene que ver con lo bueno,
como las conductas acostumbradas o "de hecho".
Y del vocablo latín "moralitas" proviene la palabra "moral" en castellano.
Del análisis etimológico podemos ver que la palabra latina "moralitas" incluye no solo
las acciones humanas en "cuanto vividas de hecho" sino también las acciones
humanas en cuanto “elegidas como rectas” de acuerdo con el mundo de valores
permanente del individuo. Hoy en día a las primeras las estudia la sociología, la
etnología, la antropología o la psicología, mientras que las segundas son el objeto
propio de la Ética o Moral en tanto disciplinas filosóficas.
En el lenguaje corriente hay dos usos de la palabra ética. En algunos casos se
emplea como sustantivo y en otros como adjetivo. Cuando se le usa como sustantivo
("La Ética" o "La Moral") se da a entender un saber específico dentro de las
disciplinas humanas que tiene como objeto la fundamentación racional de lo que
debe ser la responsabilidad del ser humano para alcanzar lo bueno o lo recto. En ese
sentido, denominaría el saber filosófico coherente y sistematizado (en teorías
orgánicas) sobre las características que deben tener los valores, principios, normas y
virtudes para que el ser humano se realice como tal en su transcurrir histórico. Ese
20
saber sistematizado implica una concepción de lo que son los derechos y deberes
que le corresponden como individuo que vive en sociedad, así como las
prohibiciones, sanciones y todos los tipos de medios adecuados para alcanzar "el
bien" en la interacción humana.
Pero con frecuencia la palabra "ética" es empleada en el lenguaje corriente como un
adjetivo. Entonces se comenta: "esto es ético" "fulano es un inmoral". En este caso la
palabra "ética" o "moral" en tanto adjetivo, juzga la cualidad de determinadas
acciones de los individuos en cuanto tienen que ver con la manera que éstos ejercen
su responsabilidad frente a los valores, principios y normas morales. Hace un juicio
valorativo de la acción humana en cuanto es capaz de encarnar o realizar en la
práctica, a los valores, principios, y normas éticas.
En realidad, este uso confuso de la palabra ética que se hace en el lenguaje vulgar
alude a la doble dimensión de las acciones humanas que tienen que ver con "el bien"
o "lo bueno". Mientras que el saber filosófico se preocupa de justificar racionalmente
criterios de acción que no sean arbitrarios y que sean universalmente válidos
(dimensión objetiva) la ética en cuanto vivida de hecho, muestra cómo los hombres
concretan o no esos criterios en su acción personal (dimensión subjetiva de la ética ).
De ahí que entendamos por “Ética o Filosofía Moral” la disciplina filosófica que
reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y licitud (bondadmaldad) de los actos humanos individuales y sociales en la historia. Para esto utiliza
la intuición, experiencia humana, depurada por la elaboración racional.
Características de la Moral. La Moral es el hecho real que encontramos en todas las
sociedades, es un conjunto de normas a saber que se transmiten de generación en
generación, evolucionan a lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con
respecto a las normas de otra sociedad y de otra época histórica, estas normas se
utilizan para orientar la conducta de los integrantes de esa sociedad.
Características de la Ética. Es el hecho real que se da en la mentalidad de algunas
personas, es un conjunto de normas a saber, principios y razones que un sujeto ha
realizado y establecido como una línea directriz de su propia conducta.
Semejanzas y Diferencias entre Ética y Moral. Los puntos en los que confluyen son
los siguientes:


En los dos casos se trata de normas, percepciones, deber ser.
La Moral es un conjunto de normas que una sociedad se encarga de transmitir
de generación en generación y la Ética es un conjunto de normas que un
sujeto ha esclarecido y adoptado en su propia mentalidad.
Ahora los puntos en los que difieren son los siguientes:
 La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el
seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la
conducta de cada uno de sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal
21
en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su
propia elección.

Una segunda diferencia es que la Moral es un conjunto de normas que actúan
en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética
influye en la conducta de una persona pero desde su misma conciencia y
voluntad.

Una tercera diferencia es el carácter axiológico de la ética. En las normas
morales impera el aspecto normativo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y
punitivo. Es decir en las normas morales destaca la presión externa, en
cambio en las normas éticas destaca la presión del valor captado y apreciado
internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el valor, no el valor
impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de
un sujeto.
Existen entonces tres niveles de distinción.
 El primer nivel está en la Moral, o sea, en las normas cuyo origen es externo y
tienen una acción impositiva en la mentalidad del sujeto.

El segundo es la Ética conceptual, que es el conjunto de normas que tienen
un origen interno en la mentalidad de un sujeto, pueden coincidir o no con la
moral recibida, pero su característica mayor es su carácter interno, personal,
autónomo y fundante.

El tercer nivel es el de la Ética axiológica que es el conjunto de normas
originadas en una persona a raíz de su reflexión sobre los valores.
Las diferencias entre Moral y Ética podrían explicarse resumidamente de la siguiente
manera:
MORAL
Acervo de costumbres, principios,
valores y normas de conducta,
adquiridos del medio (hogar, escuela,
comunidad, trabajo, iglesia, etc.). Su
asimilación y práctica no depende
solamente de una actitud
completamente consciente o racional,
sino esencialmente de un sentimiento
de respeto a la autoridad moral de la
que provienen. Tiene un carácter más
subjetivo, más particular, de vivencia
de los valores.
ÉTICA
Constituye también un conjunto de
valores, costumbres, principios y normas,
pero adquiridos, asimilados y practicados
de modo eminentemente racional, es
decir consciente. Se trata del ejercicio
libre y consciente de la razón para dar
justificación a nuestro actuar desde el
punto de vista del bien y del mal. Tiene
un carácter más objetivo, más universal,
más de aceptación voluntaria de valores
razonados.
22
1.4 DIFERENCIAS Y RELACIONES DE LA ÉTICA CON OTRAS CIENCIAS4.
Conociendo a los autores del texto
Javier Fuertes Pérez nace en Asturias, España el 3 de noviembre
de 1963. Realiza los diplomados de filosofía y pedagogía en el
Instituto Superior de Valladolid (1985). Obtiene el bachiller en
Teología en la Facultad de San Esteban de Salamanca (1988), y la
licenciatura en la Universidad de Deusto (1990). Prepara un
doctorado en sociología sobre los problemas de la distribución de
la riqueza en nuestras sociedades contemporáneas. Desde 1995
enseña en la Universidad de Deusto donde actualmente imparte la
asignatura de ética profesional en las facultades de Ingeniería Informática y de
Telecomunicaciones y Turismo así como de ética económica en la Facultad de
Derecho Económico.
Galo Bilbao es licenciado en Filosofía y doctor en Teología, es
profesor de Ética en la Universidad de Deusto y miembro
colaborador del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de
Bilbao. Sus reflexiones y publicaciones se centran en cuestiones de
ética fundamental, profesional y política, y en todas ellas presta
especial atención a la relación entre la ética filosófica y la fe
cristiana. En la actualidad, compatibiliza su actividad docente con la
responsabilidad de Apostolado Seglar.
Síntesis
La Ética no es una disciplina ajena o externa a las otras ciencias o disciplinas
científicas, a las que ésta puede someterse o no a partir de la actitud personal del
profesional, sino una dimensión ineludible y propia de la actividad del profesional en
cada campo científico.
La Ética como disciplina emanada de la filosofía, madre de todas las ciencias, sirve
de marco de referencia y orientación sobre los principios de comportamiento que
deben regir el ejercicio profesional de las ciencias. Existen ciencias que estudian los
actos humanos al igual que la Ética, pero con un enfoque distinto, mientras la ética
centra su estudio en los actos humanos como actos de derecho, en los que se puede
explorar la bondad o maldad, licitud o ilicitud de los mismos, en otras disciplinas los
actos humanos son abordados como hechos, en los que se puede estudiar el porqué
de esos actos, su significado para la sociedad, para el individuo en particular, etc.
El extracto de texto que se presenta en el libro, tomado de “Ingeniería y Ética
Profesional” de Galo Bilbao, Javier Fuertes y José María Guibert, (2002), sobre la
relación y diferencias de la Ética con otras ciencias, nos hace una propuesta
concreta de esas relaciones interdependientes y de las diferencias existentes entre la
Ética y las otras disciplinas. En el estudio y profundización de la Ética, es de
4
Cfr. BILBAO G., FUERTES J., y GUIBERT J. M. (2002). Ingeniería y Ética Profesional. Bilbao,
Universidad de Deusto, pp. 11-14.
23
imprescindible importancia conocer las distintas conexiones y encuentros que tiene
con las otras ciencias, en qué medida se distancian o aproximan, en qué casos o
situaciones se auxilian y en qué forma se complementan recíprocamente.
Texto
Ya que se tiene definido lo que es la Ética, ahora hay que aclarar los límites de esta
ciencia y mostrar los terrenos más allá de sus fronteras.
1. Relación de la Ética con la Psicología. La Psicología se parece a la Ética en
cuanto a que también estudia los actos humanos, pero ésta los explica en el
aspecto del hecho y la Ética solo se interesa en las normas de derecho de ese
acto, es decir la psicología solo estudia el acto como objeto material, el por qué
ocurre. La Ética en cambio estudia la bondad o maldad de dicho actos y dicta
normas de cómo deben ser estos actos.
2. Relaciones entre la Ética y la Sociología. La sociología surgió en el siglo XIX
gracias a las aportaciones de Augusto Comte y Karl Marx. Estudia el
comportamiento del hombre en forma global, es una ciencia de hechos, mientras
que la Ética es una ciencia de derechos.
3. Relaciones entre la Ética y el Derecho. El derecho es un conjunto de normas que
rigen la conducta humana y en esto se parece a la Ética, sin embargo, difieren
entre las normas propias de cada una. Existen cuatro diferencias principales:
a) Las normas de la Ética son autónomas (cada individuo debe darse sus
normas propias) y las del Derecho son heterónomas (las normas provienen
de una autoridad diferente al individuo).
b) Las normas de la Ética rigen aspectos internos y las del Derecho aspectos
externos.
c) Las normas de la Ética son unilaterales (el cumplir una norma no implica el
surgimiento de un derecho o una obligación por parte de otras personas), y
las del Derecho son bilaterales (una obligación implica un derecho y
viceversa).
d) Las normas de la Ética son incoercibles (aún cuando tienen un carácter
obligatorio, generalmente no conllevan un castigo explícito en el caso de
no cumplirlas) y las del Derecho son coercibles (la autoridad que ha
establecido ciertas normas civiles, tiene la facultad de exigir el
cumplimientos de ellas, y para llevar a cabo dicha tarea, impone vigilancia,
fiscalización, sanciones, etc.).
24
Tipo de
normas
Legales
jurídicas
Fuente de las
normas
Caracteres de la
obligación
o El
Estado -Éxterna
(gobernantes,
-Coactiva
jueces, etc.)
De
trato
social,
cortesía
o
urbanidad
Morales
Tradiciones,
costumbres,
hábitos
heredados
Código
de
principios,
normas
y
valores
personalmente
asumido
- Externa
- Moderadamente activa
- Interna
- No coactiva
Referencia
última
para
orientar
la
propia conducta
Destinatarios de
las normas
Todos los que
definen
el
sistema
legal
como
ciudadanos
Todos
los
miembros de la
sociedad
en
cuestión
Cada persona
se
considera
destinataria de
las normas que
reconoce
en
conciencia
Tribunal ante el
que respondes
El Estado
La
sociedad
circundante
La
propia
conciencia
personal
4. Relaciones entre la Ética y la Economía. La Economía es la ciencia que trata de
la producción, distribución y consumo de los bienes materiales. Sus temas son, el
trabajo, la mercancía, el dinero, la ganancia, la utilización del trabajo, el comercio,
etc. La Ética relacionada con esta ciencia en el aspecto de la vida del ser
humano: su subsistencia, sus problemas pecuniarios, su lucha diaria por el
alimento, la vivienda y la ropa. Todo esto está afectado por la explotación del
asalariado, la injusticia en el pago de sueldos, la falta de higiene en las fábricas,
la falta de esmero en el trabajo del obrero o la responsabilidad de los empleados.
La Ética como la Economía presenta un modelo ideal que hay que cumplir, como
si fuera un proyecto que seguir –como la ley de la oferta y la demanda- aquí entra
también la Ética ya que en más de una ocasión el modelo económico es el relato
de una serie de abusos, como suele ser en la ley citada anteriormente. Los dos
modelos, el económico y el ético tienen que ir entrelazados para así evitar la
explotación del trabajador, la marginación del asalariado, la usura en los intereses
cobrados a los países del tercermundistas, la colonización del trabajo, la
producción y el gobierno de los países débiles.
5. Relaciones entre la Ética y la Teología. En este caso la teología moral trata de la
valoración moral de los actos humanos, mismo tema que el de la ética, pero esta
última utiliza la razón como instrumentos de su estudio y la teología moral
además de la razón utiliza los datos de la fe como la Biblia, el Corán, etc.
6. Relaciones entre la Ética y la Religión. La religión es la relación entre el hombre y
Dios. Es un contacto íntimo de la persona con un ser infinito, del cual procede y
ante el cual puede ponerse gratificante y reconfortante. La ética se relaciona con
la religión en la siguiente manera:
25
a) Una persona que mantiene un contacto íntimo con Dios, normalmente
obtiene en ese contacto la guía personal de su conducta correcta, se
contacta simultáneamente el ser absoluto, el terreno de los valores y la
fortaleza de conducirse en la vida cotidiana.
b) La religión institucionalizada contiene una serie de preceptos, la mayoría
de ellos con un alto valor moral, como son la caridad, la humildad, el
sentido comunitario, la compasión, la piedad, etc.
Es por esto que la ética y la religión guardan una muy estrecha relación, pero la ética
científica y la filosófica procuran mantener su autonomía con respecto a las normas
morales que pueden surgir, y de hecho han surgido, a partir de la religión, sea esta
última, una vivencia o una institución.
2. CATEGORÍAS BÁSICAS DE LA ÉTICA: CONCIENCIA, LIBERTAD Y VALORES
2.1 La conciencia moral5.
El ser humano es responsable no sólo ante las
normas, sino también de ellas; así también es
responsable, no sólo ante su conciencia, sino
del estado de su conciencia.
Diezmar Mieth
Conociendo al autor del texto
Augusto Hortal Alonso es jesuita. Hizo su doctorado en Filosofía
en la Universidad de Munich (1975). Es profesor de Ética y
Filosofía Práctica en la Universidad Pontificia Comillas de
Madrid. En los últimos años viene impartiendo la asignatura de
Ética Profesional en la Licenciatura de Traducción e
Interpretación en dicha Universidad. Entre sus publicaciones
cabe destacar: Ética General de las Profesiones (2ª ed. 2004, en
esta colección que él mismo dirige), Los cambios de la ética y la
ética del cambio (1989), Ética: I. Los autores de la vida moral (2ª ed. 2005).
Los autores y sus circunstancias de Augusto Hortal Alonso es un libro publicado por
la Universidad Pontificia de Comillas, este libro recoge los conceptos básicos de la
Ética para responder a la pregunta ¿Quién puede actuar moralmente? Hemos
seleccionado el Capitulo IV La conciencia y el Capítulo V La Libertad para el estudio
de estos dos importantes temas de la Ética.
Síntesis
La conciencia parte de la afirmación “sin conciencia no hay vida moral” puesto que
solo somos responsables de lo que hacemos si actuamos en conciencia, es decir, la
medida en que sabemos lo que hacemos, lo que se pretende al hacerlo y sabe si eso
que hace es bueno o malo, lícito o ilícito. Para desarrollar el tema aborda los
5
HORTAL A. (1994). Los autores y sus circunstancias. Madrid: Universidad Pontificia de Comillas. pp.
105-109.
26
diferentes conceptos y tipos de conciencia, las dimensiones y diferentes imágenes de
la conciencia. Para concluir explica porque la conciencia es norma de moralidad
La libertad es uno de los temas centrales de la Filosofía y de la Historia de la
Filosofía, su importancia radica en la constatación de que la libertad es presupuesto
de la vida moral, puesto que la responsabilidad, el derecho, la vida social no tendrían
el sentido que les damos en nuestra vida diaria sin presuponer la libertad. El texto
esboza las coordenadas en que se inscribe la libertad, para profundizar en la raíz y
sentido de la misma para realización humana
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 3 y/o No. 4.
Texto
La vida moral tiene como presupuesto que quien actúa moralmente sabe lo que hace
(hasta cierto punto al menos) lo que pretende al hacerlo y sabe si eso que es bueno
o malo, lícito o ilícito. A todo esto es lo que llamamos actuar en conciencia. La
persona moral para poder se autora de sus actos para que éstos puedan serle
imputados y merezca alabanza o reproche por ellos, tiene que saber lo que hace, sin
conciencia no hay vida moral.
¿Qué es la conciencia?
a. Conciencia en sentido general
Una primera acepción del término equivale a “darse cuenta”, ser consciente. Ésta es
la conciencia psicológica, la cual podemos definir como el conocimiento que tenemos
de nuestro propio yo, de nuestros actos y del mundo que nos rodea. Esta dimensión
psicológica de la conciencia no es todavía la conciencia moral, aunque constituye un
presupuesto básico, ya que sólo podremos dar la dimensión moral de la conciencia si
previamente somos conscientes de nuestros actos.
b. Conciencia Moral
Pero la persona además de conocerse y conocer lo que le rodea, es capaz de valorar
las cosas y valorarse a sí misma sintiéndose responsable de sus actuaciones. Esta
capacidad de valoración según el bien y el al es la conciencia moral. Podemos llamar
conciencia a la propiedad que tenemos las personas para formular juicios sobre la
rectitud de nuestros actos.
La conciencia moral desempeña la función de advertir y estimar las valoraciones
implicadas en nuestros actos proyectos y decisiones.
La conciencia moral es el conocimiento moral que acompaña nuestra vida moral y
nuestras actuaciones, porque al actuar bien o mal sabemos lo que hacemos y si eso
que hacemos merece o no aprobación.
Imágenes de la conciencia
Quien quiere actuar moralmente debe atenerse a los criterios que le dicta la
conciencia. ¿Qué tiene la conciencia para que tengamos que hacer caso de sus
27
dictámenes? Unos ven en la conciencia una voz un eco que hace resonar la voz de
otro dentro de nosotros mismos. Otros como una luz algo que ilumina nuestro camino
para que elijamos, descubre la bondad o maldad de lo que hicimos o vamos a hacer.
O como un Juez que condena la maldad de nuestras acciones o aplaude y aprueba
su bondad. Es quien da la sentencia “hiciste bien o mal”. Otros la ven como un
testigo que llevamos dentro el cual testifica que somos nosotros los responsables de
lo que hacemos en cualquier circunstancia. También se le ve como el corazón en el
sentido de que representa lo más importante de nosotros mismos, algo muy interior y
fuente de vida.
La conciencia es la responsable de la conducta moral de las personas. De ahí la
importancia fundamental que tiene para los individuos y para la sociedad, en general
la debida formación de la conciencia.
La conciencia norma de moralidad
La conciencia es la capacidad subjetiva de elaborar conocimientos objetivos, esa
capacidad puede ser mayor o menor según el estadio evolutivo, la información, la
formación, la trayectoria moral de la persona que juzga.
Debemos atenernos a nuestros conocimientos objetivos por ser nuestros y por verlos
como acertados en un momento dado. Por ser la forma concreta de respetar nuestra
conciencia radical ese momento.
Decir que la conciencia es norma de moralidad empieza por significar que nadie
ocupa el lugar de otro en las situaciones que vive, en las decisiones que toma y en
las convicciones con que las toma. Cualquier información adicional, cualquier
consideración o argumentación que pueda conducir a un cambio en el último juicio
práctico de la conciencia del que actúa, tiene que ser aducidas y alegadas ante la
conciencia del que actúa tratando de iluminarla. Incluso corregirla, pero nunca de
sustituirla.
Si nadie puede sustituirnos en la responsabilidad de lo que pensamos y hacemos
puntualmente es porque nadie puede sustituir a otro en el protagonismo de la propia
biografía, de la que no sólo es autor, sino también co-autor, víctima y sujeto paciente.
Ser persona consiste en serlo personalmente, como alguien que protagoniza su
propio llegar a ser lo que es, desde las posibilidades que se le van abriendo en el
transcurso de su biografía. Conciencia según esto sería la radical apertura de la
persona a realidad como bien realizable, la capacidad de ver esa realidad como
posibilidades de realización humana.
Al actuar nos apropiamos de esas posibilidades, las realizamos haciéndolas
nuestras. Todo cuanto hacemos como personas se sedimenta en lo que somos como
personas: logradas o malogradas, o sólo logradas a medias.
La conciencia no es pues un mecanismo automático que nos proporciona un
repertorio de soluciones a nuestros problemas morales. Tampoco es la resultante de
todas las influencias que se ejercieron y ejercen sobre ella.
28
2.2 La libertad6.
Creo que un hombre puede siempre hacer algo
de aquello que se ha hecho de él. Es la definición
que daría yo hoy de la libertad.
J. P. Sartre
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 5 y/o No. 7.
Dice Aristóteles que nadie se plantea cómo actuar en cuestiones que
irremediablemente son como son “nadie delibera sobre lo que no puede ser de otra
manera” (Aristóteles, 1985. p. 139). Si todo fuese necesariamente como es, y por lo
mismo nuestras acciones siguiesen un curso rígidamente marcado (determinismo
físico, psíquico o metafísico), no tendría sentido que nos preguntásemos qué
podemos hacer. ¿Por qué iba a merecer alabanza alguien que no tuvo más remedio
que hacer lo que hizo? ¿Por qué reprochar a otro un comportamiento que no estuvo
en su mano evitar?
Si alguien merece alabanza o reproche por algo que ha hecho, es porque se
presupone que lo hizo porque quiso, que no lo habría hecho si no hubiera querido.
Hablar de normas, de bien moral, de promesas, de alabanzas y reproches por
acciones hechas por alguien, etc. Tiene como presupuesto la libertad, el hecho de
que determinadas actuaciones nuestras se deben principalmente a nosotros; porque
somos autores de nuestras acciones. La moral, la responsabilidad, el derecho, la
vida social no tendrían el sentido que les damos en nuestra vida diaria sin
presuponer la libertad.
A eso se añade que según entendamos la libertad, así entenderemos la vida moral:
de forma más absoluta e interior o de forma más vulnerable, pero a la vez con
posibilidad de incidir en el mundo material y social, de forma más racional o más
arbitraria, etc. Por lo demás la libertad no sólo es presupuesto de la vida moral, sino
también una de las metas de la misma; aspecto este del que de momento no nos
ocupamos directamente.
Coordenadas del concepto de libertad
La libertad es uno de los temas centrales de la Filosofía y de la Historia de la
Filosofía. No es posible ni necesario exponer y comentar aquí la historia del concepto
de libertad7. Nos limitaremos a esbozar las coordenadas en que se inscribe el
planteamiento del tema.
a) Libertad social o política. Libre es originariamente el que no es esclavo: el que
no pertenece a otro más que a sí mismo, y por eso no se ve forzado a hacer lo
que otro quiere. Además de la situación social del esclavo, este concepto de
6
HORTAL A. (1994). Los autores y sus circunstancias. Madrid: Universidad Pontificia de Comillas, pp.
131-141.
7 Para una visión panorámica véase lo que el Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora J. (T. III, 19681979) o la Enciclopedia filosófica italiana (2ª. Ed. 1967, t. III, p. 1536-1560) dicen bajo el concepto de
libertad.
29
libertad excluye la coacción externa y se opone a todo tipo de
condicionamiento exterior que nos fuerza a hacer lo que no queremos hacer,
lo que sólo hacemos porque nos fuerzan y coaccionan, no porque queremos.
b) Libertad interior. Libre es además el que tampoco es esclavo de sus pasiones,
el que no está completamente a merced de sus propios impulsos, pasiones y
deseos. Fueron los estoicos los que introdujeron este concepto de libertad.
Para ellos es libre incluso el que acepta el curso inevitable de los
acontecimientos, especialmente cuando descubre en ellos una racionalidad
impresa en el cosmos, en la naturaleza y en la historia y se acomoda a ella
con ánimo imperturbable e impasible. Libertad es en este caso libertad del
propio querer respecto de las propias pasiones, instintos, pulsiones. Libre es
el que hace lo que quiere y porque quiere, pudiendo no hacerlo si no quisiera,
aunque sólo sea en la esfera interna del puro querer.
c) Libertad como ejercicio de autodeterminación. Libre es, no sólo el que no es
determinado por otro ni está determinado por sus impulsos y pasiones, sino el
que se determina a sí mismo desde lo más constitutivo de su ser y de su
libertad. Cuando el objeto de nuestro querer es tan central al mismo
dinamismo de nuestro querer y de nuestra libertad, la libertad no sólo es
compatible sino que encuentra su sentido y razón de ser en “no poder no
querer” y a la vez “no querer no querer” aquello que quiere. Libre es el que
libre y necesariamente quiere aquello que le hace ser libre, la raíz y el sentido
pleno de su libertad, así como las concreciones incorporadas a su identidad
por su biografía. Este concepto ve la libertad como autorrealización a la vez
libre y necesaria.
Los dos primeros conceptos de libertad son negativos8 y se llaman también “libertad
de”. El tercero nos presenta la libertad como función de la autorrealización: el hombre
es libre para realizarse como hombre desde su libertad, comprometido con lo más
íntimo y radical de su ser hombre y de su ser libre. Se llama también “libertad para”.
Comentemos un poco cada uno de estos aspectos.
La libertad civil: independencia y ausencia de coacción social
Toda una corriente de enfoques del tema de la libertad insiste o se centra en la
relación del hombre individual con los otros miembros de la sociedad en que vive y
muy especialmente con el Estado. En este contexto libertad es ausencia de coacción
y de obstáculos invencibles que puedan poner los otros o el Estado, de forma que
nadie nos impida hacer aquello que queremos, o al menos no nos veamos forzados a
hacer lo que no queremos.
Este concepto de libertad es ante todo social y político. Como hemos señalado, en el
mundo griego y romano, se entendía por libertad la condición del que no era esclavo.
BERLIN, I.: “Dos conceptos de libertad”, en: Cuatro ensayos sobre la libertad, Alianza, Madrid 1988.
En las pp. 208ss viene a incluir en la “libertad positiva” tanto la libertad hegeliana como la libertad
kantiana o estoica, más adelante veremos por qué.
8
30
El esclavo, por pertenecer a otro, tenía que hacer lo que ese otro quería. El hombre
libre, en cambio, se pertenece a sí mismo (es sui iuris) y puede hacer lo que quiera.
Este concepto de libertad desempeña un papel central en la evolución política que va
del absolutismo al estado liberal. La autoridad del monarca absoluto es vista como la
gran amenaza para la libertad de sus súbditos; el Estado de derecho hace de los
súbditos ciudadanos, en ellos radica la legitimidad democrática, y mediante la
constitución y la ley, expresión de la voluntad popular, el Estado pasa a ser el
garante de las libertades de todos los ciudadanos.
Cuando hoy se habla de libertad casi siempre se trata de la libertad social y política,
de la independencia que reclama para sí el individuo libre en sus propias actuaciones
frente a posibles interferencias o coacciones no deseadas de los otros o del Estado.
Apenas se habla hoy de libertad frente a las propias pasiones o impulsos interiores,
salvo para excusar conductas o en contextos terapéuticos. Tampoco se habla mucho
del “para qué” o “hacia dónde” se orienta, puede o debe orientarse, la libertad. La
libertad se entiende ante todo como independencia, despego, desarraigo: ausencia
de vínculos no deseados.
Lo que nosotros entendemos hoy por libertad política, como contrapuesta a la
esclavitud y a la coacción, tiene mucho que ver con lo que Constant llama “libertad
de los modernos”.9 Esta libertad como independencia, ausencia de coacción, es la
que se hace presente en todo el pensamiento liberal desde Locke hasta nuestros
días, y que C. B. MacPherson ha caracterizado como teoría política del
“individualismo posesivo”. Libertad es lo mismo que independencia de toda relación
con los demás, salvo las voluntarias10.
Este es el concepto de libertad que sanciona la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadanos de la Revolución Francesa (26/8/1789) en su artículo 4:
“La libertad consiste en poder hacer todo lo que no daña a los demás…”11
John Stuart Mill consideraba a mediados del siglo pasado en su escrito “On Liberty”
que esta libertad era algo nuevo. La llamada libertad civil y la contraponía al libre
albedrío12.
CONSTANT, B.: “De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos” (incluido en: B.
CONSTANT, Del espíritu de conquista, Tecnos, Madrid 1988, pp. 63-93). Entre los antiguos el
individuo, “soberano casi habitualmente en los negocios públicos, era esclavo en todas sus relaciones
privadas” (Ibid., pág. 68).
10 K. MARX, comentaba en “La cuestión judía” que esa libertad individual y su aplicación constituyen el
fundamento de la sociedad burguesa. Sociedad que hace que todo hombre encuentre en los demás,
no la realización, sino, por el contrario, la limitación, de su libertad. MARX K.; RUGE, A.: Anales
franco-alemanes, Ed. Martínez Roca, Barcelona 1973, p. 244.
11 La Declaración de 24/6/1793, en su artículo 6 proclama: “La libertad es el poder que pertenece al
hombre de hacer todo lo que no dañe a los derechos de los demás: tiene como fundamento la
naturaleza; como regla, la justicia; como salvaguardia, la Ley; su límite moral está en esta máxima: no
hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”.
12 “El objeto de este trabajo es el libre arbitrio, sino la libertad social o civil, es decir, la naturaleza y los
límites del poder que puede legítimamente ejercer la sociedad sobre el individuo: cuestión raramente
planteada y casi nunca discutida en términos generales, pero que influye profundamente sobre las
controversias prácticas del siglo…” J. St. MILL, La libertad, Madrid 1890, p. 1.
9
31
La libertad interior: el libre albedrío
Si en la concepción anterior la perspectiva es social y política, en la perspectiva que
ahora comentamos la libertad es ante todo un atributo de la voluntad. Esta manera
de enfocar el tema insiste en la relación del hombre consigo mismo y con los
diferentes componentes que intervienen en su actuación. Esto lleva a distinguir la
actuación libre de la conducta involuntaria. Una persona a quien los otros o el Estado
no imponen nada, puede no ser libre, si está determinada por sus hábitos
compulsivos. Y viceversa: al hombre interiormente libre las coacciones del medio
social no le llegan a afectar en su núcleo más íntimo.
La ausencia de coacción externa y de condicionamientos internos se combina en la
noción de libre albedrío, libertad de indeterminación o indiferencia, cualidad de la
voluntad de no estar determinada a elegir entre dos o más posibilidades antes de
determinarse a sí misma y por sí misma. Existe libre albedrío cuando ni los factores
externos ni los internos determinan a elegir una entre dos o más posibilidades.
El concepto de libertad interior plantea el tema de la relación entre libertad y
voluntad, entre voluntad y deseos, tendencias, pasiones. Esto a su vez plantea el
tema antropológico de por qué las determinaciones racionales afectan de modo
distinto al ejercicio de la libertad por contraposición a los factores sensibles como las
tendencias, deseos e instintos. Hoy hay que volver sobre este tema, dada la
importancia de las seducciones, no sólo de las coacciones, como enemigas de la
libertad.
Es difícil decir dónde termina la coacción y empieza el chantaje o la seducción.
Aristóteles (EN 1110a) cuando habla de la acción voluntaria (boulesis) alude a los
navegantes que ante una tempestad se ven obligados a echar al mar su cargamento
para salvar sus vidas. Lo hacen con harto dolor de su corazón, pero lo hacen
queriendo, libremente; aunque no sería lo que hiciesen espontáneamente fuera de
las circunstancias que “les fuerzan” a hacerlo. El que obra así en tales
circunstancias, diríamos que obra libremente (le haríamos responsable de lo que
ocurriese en caso de no hacerlo), pero apenas podemos decir que lo hizo porque
quiso. Lo hizo a regañadientes, “malgré” (Ricoeur). Esto se pone de manifiesto
comparando esta actuación con otra que hiciese de buen grado y porque quisiera,
venciendo incluso dificultades y obstáculos.
¿Y qué pasa si se trata de un deseo compulsivo irrefrenable? ¿Diríamos que es libre
el drogadicto, ya bastante avanzado en su adicción, para no tomar la droga cuando
la tiene a su alcance? En términos menos extremos: ¿podrá evitar caer en el
consumismo el que va con abundante dinero a unos grandes almacenes y nunca ha
sido formado para poner freno o límite a sus deseos?, ¿es libre un glotón para no
comer lo que le gusta cuando se lo ponen delante y hace unas horas que no come?
¿Es libre el que no tiene lo necesario para comer? No parece que sea
completamente ajeno al concepto de libertad, a la mayor o menos amplitud del
espacio de libertad de que disponemos, tener o carecer de los medios de
32
subsistencia ofrece un punto flaco y vulnerable que le hará someterse a otros para
conseguirlos. ¿Es libre el que carece de los medios materiales, las habilidades
psicológicas y las capacidades sociales para hacer aquello que quiere? Parece que
esas circunstancias ponen límites a su libertad, aunque como alega I. Berlin, no
poder saltar dos metros cincuenta centímetros o no poder volar no sea una falta de
libertad, sino una limitación.
La libertad no se coarta sólo cuando se fuerza físicamente a alguien. También las
amenazas son males insoportables o que se hacen muy arduos de soportar, y
también las persuasiones, seducciones, y chantajes logran disminuir y aun suprimir
la libertad. Pero eso ocurre en estrecha colaboración con nuestros miedos y deseos.
En la lucha a muerte entre el amor y el esclavo, el amo es amo porque prefiere morir
antes que ser esclavo; y el esclavo es esclavo precisamente porque prefiere su
supervivencia a su libertad.
La libertad depende, pues, del campo de posibilidades de acción que nos ofrecen las
situaciones, de la facilidad o dificultad que haya para realizar dichas posibilidades, de
la importancia que se atribuya a éstas en relación con el propio plan de vida, con el
propio carácter y las circunstancias que está viviendo, del valor que atribuya a esas
posibilidades el que las tiene ante sí.
Normalmente tendemos a decir que es más libre el seducido que el amenazado, pero
eso sólo es así porque solemos atribuir mayor fuerza a nuestros miedos que a
nuestros deseos. Muchas veces irán mezclados (el palo y la zanahoria), y serán
difíciles de separar y aun de distinguir. En el síndrome de abstinencia del adicto a la
heroína, la sensación negativa desasosegante que causa la carencia de heroína va
unida a la atracción por el alivio y placer experimentado en el pasado y que se piensa
volver a experimentar en el futuro tan pronto como se inyecte la próxima dosis.
Si traemos todo esto a colación, es sobre todo para presentar la seducción, no sólo
la coacción o la amenaza como enemiga, reductora o destructora de la libertad. No
tiene buen cartel el estoicismo en las sociedades de abundancia. Pero además de
consideraciones ecológicas o de justicia, desde la perspectiva de la libertad, un poco
de ataraxia y apatheia estoica y un poco de la moderación epicúrea en el disfrute de
los placeres harían bien a la libertad en nuestra cultura se las seducciones del
marketing.
La libertad, su raíz y su sentido
La libertad como autodeterminación o “libertad para” va asociada en filosofía con el
nombre de Hegel, pero es un concepto que nace en contexto teológico con una
formulación negativa: libertas a peccato. Libre es el redimido, el liberado por Cristo y
su gracia de la esclavitud del pecado. Agustín elabora este concepto siguiendo a S.
Pablo y contraponiéndolo al de libre albedrío13.
JOSÉ GÓMEZ CAFFARENA sintetiza las dos nociones de libertad (“liberum arbitrium” y “libertas a
peccato”) de la tradición cristiana en la siguiente definición: “Apertura al Bien infinito, que desvincula
del bien meramente finito”. GÓMEZ CAFFARENA, J.: “La noción metafísica de libertad en la tradición
13
33
Para S. Pablo y S. Agustín el que peca, peca libremente porque actúa de una
manera que podría haber evitado; el libre albedrío es ejercido al pecar. Desde la
perspectiva del libre albedrío tan libre es el que peca como el que no peca. El
pecador, al pecar, “libremente” se convierte en esclavo del pecado. Más libre será
entonces el que eligió no pecar; y mucho más el que ni siquiera puede pecar y ser
esclavo del pecado. En este sentido Cristo y el mismo Dios son plenamente libres
precisamente en su incapacidad para hacer el mal.
Si la libertad consiste sólo en la ausencia de coacciones externas y de
condicionamientos internos, no se ve cuál es su valor o su sentido, ni siquiera de
dónde surge. La rotura de todo vínculo, el desarraigo, el no compromiso con nada ni
con nadie, el aislamiento y la distancia, la indecisión serían las maneras más
seguras de ejercer y aun mantener la libertad. Para formularlo en forma de paradoja:
libre sería sobre todo el que nunca se ata porque nunca se decide, el que mantiene
abiertas todas las posibilidades, o el que hoy decide esto y mañana lo otro… Con lo
que no se ve el sentido de decidirse hoy por algo que una vez decidido nos suprime
la libertad, nos ata.
Desde la perspectiva de la “libertad para”, sin embargo, no es más libre el que nunca
se decide, ni quien decide cada día de nuevo, dejando perpetuamente abiertas todas
sus opciones y posibilidades, sino quien desde la libertad ejercida y realizada, desde
la determinación más íntima de su ser, llega a no poder dejar de querer aquello que y
a aquellos a quienes libremente amó y sigue amando14.
La “libertad de” o libertad negativa es la condición normal de la libertad que
encuentra su sentido en la forma de “libertad para”. Escribe Zubiri: “En la medida en
que el hombre tiene que elegir un sistema de posibilidades, no solamente tiene
libertad de, sino también libertad para. De ahí que la interna articulación de la libertad
en sentido negativo –libertad de- y la libertad en sentido positivo –libertad paraconfiere una figura concreta y finita a la libertad de cada hombre en cada momento
de su existencia”15.
Erich Fromm resume la tesis central de su libro El miedo a la libertad16 en estos
términos: “La tesis de este libro es la de que el hombre moderno, libertado de los
lazos de la sociedad preindividualista –lazos que a la vez lo limitan y le otorgaban
seguridad-, no ha ganado la libertad en el sentido positivo de la realización de su ser
individual, esto es, la expresión de su potencialidad intelectual, emocional y sensitiva.
Aun cuando la libertad le ha proporcionado independencia y racionalidad, lo ha
aislado y, por tanto, lo ha tornado ansioso e impotente. Tal aislamiento le resulta
cristiana”, Pensamiento 17 (1961) 523-531; aquí p. 528. Reelaborado por el autor en su Metafísica
fundamental, Revista de Occidente, Madrid 1969, p. 240-255.
14 “La apertura radical se actualiza en el amor… la apertura es apertura al Bien. La autonomía de un
ser personal finito sólo puede ser auténtica en la consonancia con toda otra autonomía, y,
radicalmente, con la Autonomía Subsistente”. GÓMEZ CAFFARENA J.: “La noción…”, p. 530 s. Cfr.
Hortal A.: “Educar la libertad”, Revista de Educación, no. 297 (1992), 73-79.
15 ZUBIRI X.: Sobre el hombre, Sociedad de Estudios y Publicaciones, Alianza, Madrid 1986, p. 145.
16 FROMM, E.: El miedo a la libertad, Paidós, Buenos Aires 1971, p. 24.
34
insoportable, y la alternativa que se le ofrece es la de rehuir la responsabilidad de
esta libertad positiva, la cual se funda en la unicidad e individualidad del hombre”.
En el artículo de I. Berlin que ya hemos citado, tras una primera parte en que habla
de la libertad negativa en los términos que hemos recogido anteriormente, polemiza
en la segunda parte con el concepto de libertad positiva, por la posible utilización
ideológica de la libertad positiva para recortar las libertades. Pero el abuso no elimina
el uso. El concepto de libertad positiva o “libertad para” sólo es tan carente de
sentido para quien dogmatiza el concepto de libertad negativa, mide todo con ese
baremo, y no quiere entrar en los temas y perspectivas que han hecho plantear la
“libertad positiva” o “libertad para”.
2.3 Los valores17.
Noción de Valor

El ser humano por su especial contextura de ser inacabado experimenta la
urgencia de satisfacer una serie de necesidades de diversa índole e
importancia. Todo aquello que responda y satisfaga a tales urgencias es
considerado valioso pues sirve para completar diferentes dimensiones de la
persona: físicas, intelectuales, espirituales. Un valor es todo aquello que
satisface una necesidad humana.
Tipos de Valor

Existen diferentes tipos de valores: económicos, políticos, estéticos, vitales,
religiosos, teoréticos, culturales, valores éticos.
Características de los valores:


Bipolaridad: todo valor tiene un polo negativo y un polo positivo.
El rango: un valor no es superior a otro, la superioridad de un valor se
aprehende por un acto especial que es “el preferir” subjetivo que cada persona
hace de los valores que asume para guiar su conducta. Por tal característica
los valores no pueden ser clasificados en orden de importancia, los valores
son jerarquizados por cada persona conforme a sus preferencias.
Jerarquía de valores

Cada persona establece su jerarquía de valores, es decir, prioriza, ordena
y articula los valores a partir de los fines que se ha trazado para dar
sentido a su vida.
La materia del valor moral.
17
Cfr. LEZAMA J. R. (2007). Fundamentos Filosóficos de la Educación en Valores. Publicaciones
UCAB, Caracas, Venezuela. Págs. 13-17.
35


El valor moral tiene por materia las acciones libres en las que el ser
humano se define a si mismo.
La naturaleza que sustenta el valor moral es la acción humana, es decir,
entra dentro de la estructura dinámica del ser humano, que es la que
define a la persona.
Características Específicas de los Valores Éticos
Compromiso Interno
 El valor moral hace referencia directa en inmediata a la subjetividad
entendida como intencionalidad, como libertad y compromiso.
 Lo especifico del valor moral esta en la intención del sujeto, incluye tanto la
dimensión objetiva como la dimensión subjetiva de la acción moral
Tabla de Valores Éticos

Valores Éticos Antropológicos son los rectores del sistema axiológico de toda
la persona:
Estos son: La dignidad humana es el valor fundamental del resto de valores. Son
también valores antropológicos la libertad e igualdad.

Valores éticos individuales la persona elige, se apropia de estos valores para
regir su conducta verdad, amistad, autoestima, autonomía, sinceridad,
franqueza, respeto, sencillez, diligencia, espiritualidad, honradez, bondad,
serenidad, gratitud, admiración, atención, escucha, organización, constancia,
critica, dinamismo, cortesía, empatía, paciencia, humildad.

Valores éticos sociales son aquellos valores básicos que la persona elige y
comparte con otras personas a fin de lograr la convivencia en pacífica, la vida
democrática. Son valores sociales la justicia, solidaridad, equidad, confianza,
reciprocidad, diálogo, cooperación, colaboración, diálogo, pluralismo.
Relación entre valores y cualidades de la personalidad.


La personalidad es el carácter que nos formamos es expresión superior del
mundo subjetivo de cada persona que se expresa en el comportamiento del
sujeto y refleja sus cualidades internas.
Cuando la persona logra su autonomía a partir de valores éticos que dirigen
responsablemente su conducta se puede afirmar que los valores son
cualidades o VIRTUDES de la personalidad lo que supone un nivel de
autoconciencia sobre los valores y que los valores tienen un sentido personal
para el sujeto.
Las Virtudes
 Las virtudes son un conjunto de valores que sirven de guía a la persona en la
toma de decisiones y son su soporte y apoyo a la hora de actuar.
36
VIRTUDES
Perseverancia
Honestidad
Solidaridad
Profesionalidad
Cooperación
CONJUNTO DE VALORES
Constancia, paciencia, organización,
diligencia, autoestima, optimismo
Verdad,
respeto,
sinceridad,
franqueza, confianza, humildad
Empatía, generosidad, comprensión
Eficiencia, organización, diligencia,
crítica, honradez
Empatía, confianza, reciprocidad,
diálogo, escucha, ayuda, tolerancia
Los Valores en la sociedad actual: relativismo, subjetivismo, politeísmo, pluralismo
moral, Ética Cívica o Ética de Mínimos.
Relativismo moral: esta postura sostiene que la calificación moral de una acción
depende de la cultura o del grupo humano. Así, cada época, raza, pueblo o
civilización tiene su propia escala de valores, llegan a la conclusión de que no hay
valores universalizables, sino que el mundo de las valoraciones es siempre relativo a
tradiciones, culturas.
Como las tradiciones, culturas son diversas y las circunstancias son cambiantes,
ningún conocimiento o principio moral, según esta postura, es objetivo o universal.
Es decir, el relativismo postula que ningún conocimiento o principio moral es
verdadero independientemente de las opiniones de las personas o de sus
circunstancias, ni tampoco, por esa misma razón, es válido para todos en todo
tiempo y lugar. En realidad, el relativismo, en cuanto al conocimiento de la realidad
en general, deviene en agnosticismo (la negación, o la puesta en duda, de la
capacidad del ser humano de conocer la verdad objetiva) y en cuanto al
conocimiento de lo moral, en individualismo o subjetivismo.
Subjetivismo moral: Consiste en creer que las cuestiones relativas a los valores
morales son muy subjetivas, que en el ámbito de los valores cada persona elige una
jerarquía de valores u otra, pero la elige por una especie de fe.
Por eso se produce en el terreno de los valores una especie politeísmo moral que
consiste en que cada uno “adora” a su dios, acepta su jerarquía de valores y es
imposible encontrar un acuerdo argumentado, un acuerdo intersubjetivo.
Ciertamente en las sociedades con democracia liberal está muy extendida la
convicción de que las cuestiones morales son subjetivas o relativas a cada sociedad
o cultura y de que el pluralismo consiste en tolerar las opciones ajenas. Sin embargo
esto no sería pluralismo, sino politeísmo. Afortunadamente no es este el modo de
moral vigente en las sociedades actuales o al menos, el modo vigente en la
conciencia social de lo que debería ser.
37
El pluralismo moral a diferencia del politeísmo, exige al menos un mínimo de
coincidencia, no alcanzada a través de pactos o negociaciones, sino de un conjunto
de valores y normas que comparten los miembros de una sociedad pluralista, sean
cual fueren sus concepciones de vida buena, sus proyectos de vida feliz.
El pluralismo moral es incompatible con el subjetivismo y el relativismo moral, ya que
el relativismo supone que lo correcto o lo bueno depende de las culturas o de los
grupos, o de las jerarquías individuales, mientras que el pluralismo reconoce unos
mínimos comunes, válidos para todos.
Ética Cívica los valores que componen ese mínimo común conforman la Ética Cívica
que es la piedra angular para construir las diversas éticas profesionales, como
también la ética de las instituciones y organizaciones.
La Ética Cívica es el conjunto de valores y normas que comparten los miembros de
una sociedad pluralista independientemente de sus concepciones de vida buena.
Ciertamente las personas desean ser felices y desean serlo a través de diversas
dimensiones: La dimensión familiar, por la cual son miembros de una familia, la
dimensión religiosa, por la cual son miembros de una comunidad de creyentes, la
dimensión profesional, por la cual están enroladas en profesión. Sin embargo, a
todas ellas les une el hecho de ser miembros de una sociedad, de una comunidad
cívica, estrechamente ligados a otras personas, que formar parte de otras familias,
otras comunidades de creyentes, otras profesiones.
Por eso la ética cívica es una ética de las personas en cuanto ciudadanas, es decir,
en cuanto miembros de una polis, de una civitas, de un grupo social que no es
exclusivamente religioso, ni exclusivamente familiar, ni tampoco estatal, sino que
engloba las diversas dimensiones de las personas ( religiosas, familiares,
profesionales) las aglutina y creo un lazo entre todos los que profesan distinta fe,
pertenecen a distintas familias y desempeñan distintas profesiones, comparten el
espacio con distintos vecinos, pero no puede pretender en modo alguno absorber
todas esas dimensiones de la vida social. Conviene siempre recordar que la
reducción de las dimensiones sociales, la reducción de la pluralidad, mata la vida.
3. DESARROLLO MORAL DEL SUJETO
3.1 Sujeto moral
Si todo lo social es aprendido, la ética no es más que
una cuestión de aprendizaje
J.H. Watson
« Quod natura non dat, Salmantica non praestat ».18
Adagio escolástico
Las personas cuando nacen no son sujetos morales: llegan a serlo en el transcurso
de su biografía; bajo determinadas condiciones biológicas, psicológicas y
18
Lo que la naturaleza no lo da, Salamanca no lo presta.
38
socioculturales favorables. Antes de estar en condiciones de ver lo que hacemos y
de hacer lo que queremos, antes de ser hechos responsables de nuestras acciones y
omisiones, tenemos que haber desarrollado capacidades cognitivas, emocionales y
sociales que nos pongan en condiciones de poder actuar moralmente.
Este hecho, aun siendo obvio, no ha recibido la atención que merece. Durante
mucho tiempo ha prevalecido una concepción antropológica para que lo esencial es
lo permanente, lo que todas las personas por naturaleza en todos y cada uno de los
momentos de su existencia. En cambio lo que le acontece a cada persona, su
historia, lo que va siendo resultado de su biografía, era considerado “accidental”.
La filosofía moral que se inspira en esta concepción de la persona presupone el
sujeto moral ya constituido y se despreocupa de los caminos por los que la persona
llega a constituirse en sujeto moral o a malograrse como tal. Génesis y constitución
del sujeto se consideran problemas absolutamente heterogéneos que nada tiene que
ver el uno con el otro. Se infravalora el carácter constituyente de la génesis históricosocial de cada persona. Se cultiva la ficción de unos individuos autónomamente
constituidos en sujetos morales con total dependencia de las vicisitudes materiales y
sociales por las que ha tenido que pasar para llegar a ser sujeto, en la forma y
medida que lo hayan alcanzado. Las formas inmaduras, deficientes, peculiares o
atípicas en que cada uno lo es, se silencian como si no existiesen.
La teoría de L. Kohlberg sobre el desarrollo del Juicio Moral
Esta teoría tiene como punto de partida la idea de que la moral se desarrolla en cada
individuo pasando por una serie de etapas. Estas etapas son las mismas para todos
los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que permitirán
el paso a etapas posteriores.
En el texto aparece un cuadro que describe cada una de estas etapas, las que
agrupó en tres niveles y seis estadios
Conociendo al autor del texto
Lawrence Kohlberg (25 de octubre de 1927 al 19 de enero de 1987).
Psicólogo estadounidense. Doctor en Filosofía presentó su tesis
doctoral acerca del desarrollo del juicio moral.
En 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde
permanece hasta 1987. En esta universidad desarrolla la parte más
importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de la
autonomía. Para su investigación retomó gran parte de las
aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral dentro de la Psicología. Su
trabajo se continuó en el “Centro para el Desarrollo y la Educación Moral” fundado
por él en Harvard.
Síntesis
39
El texto plantea de forma breve la teoría de Kohlberg sobre el desarrollo del juicio
moral. Esta teoría explica que las personas no justificamos todas nuestras
decisiones del mismo modo, a lo largo de su vida, ni argumentamos con razones
idénticas: nuestra conciencia moral sigue un proceso de crecimiento o de madurez,
va desarrollando la capacidad de formular juicios sobre lo que debemos hacer o
rechazar.
A través de diferentes investigaciones, Kolkberg llega a la conclusión que si bien las
normas morales o los valores pueden ser diferentes de los de otra persona, los
razonamientos que los fundamentan siguen estructuras o pautas parecidas. La
persona en su proceso de crecimiento pasa por tres niveles, el preconvencional,
convencional y postconvencional, cada uno de ellos contiene dos estadios o etapas.
En total seis estadios de crecimiento a los que corresponden razonamientos morales
diferentes.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 6.
Lawrenc Kohlberg comparte con J. Piaget la creencia en que la moral se desarrolla
en cada individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las
mismas para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando
estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las
etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget,
estando las últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e
intelectual es, según esto, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero no
suficiente. Además, según Kohlberg, no todos los individuos llegan a alcanzar las
etapas superiores de este desarrollo.
El paso de una etapa a otra se ve en este autor como un proceso de aprendizaje
irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y
acción. Estas estructuras son solidarias dentro de cada etapa, es decir, actúan
conjuntamente y dependen las unas de la puesta en marcha de las otras. Kohlberg
no encuentra razón para que, una vez puestas en funcionamiento, dejen de actuar,
aunque sí acepta que se produzcan fenómenos de desajuste en algunos individuos
que hayan adquirido las estructuras propias de la etapa de un modo deficiente. En
este caso los restos de estructuras de la etapa anterior podrían actuar aún, dando la
impresión de un retroceso en el desarrollo.
Kohlberg extrajo las definiciones concretas de sus etapas del desarrollo moral de la
investigación que realizó con niños y adolescentes de los suburbios de Chicago, a
quienes presentó diez situaciones posibles en las que se daban problemas de
elección moral entre dos conductas. El análisis del contenido de las respuestas, el
uso de razonamientos y juicios, la referencia o no a principios, etc. -se analizaron
treinta factores diferentes en todos los sujetos- fue la fuente de la definición de las
etapas. Posteriormente, y para demostrar que estas etapas eran universales,
Kohlberg realizó una investigación semejante con niños de una aldea de Taiwan,
traduciendo sus dilemas morales al chino y adaptándolos un poco a la cultura china.
El desarrollo moral comenzaría con la etapa cero, donde se considera bueno todo
aquello que se quiere y que gusta al individuo por el simple hecho de que se quiere y
40
de que gusta. Una vez superado este nivel anterior a la moral se produciría el
desarrollo según el esquema que presentamos a continuación:
Texto
LOS SEIS ESTADIOS DEL JUICIO MORAL
Nivel y Estadio
NIVEL I
PRECOVENCIO
NAL
Moral
Heterónoma
¿Qué es el
bien?
Razones para
hacer el bien
Frase
que la
describe
Hacemos
lo que
vemos
Obtener placer
Evitar el dolor
Observar
normas bajo
pena de
castigos
Evitar castigo
físico o
material/Obtener
recompensa
Haz lo
que te
dicen
Observar reglas
por interés
propio.
Reconoce los
intereses ajenos
para establecer
intercambios
Te doy
para que
me des
ETAPA
PREMORAL
Edad 0-4 años
ESTADIO 1
Edad 4- 7 años
ESTADIO 2
8 a 10 años
Perspectiva
Puede llevar
Instintiva
Egocéntrica.
La acción
moral se
regula en
función del
castigoobediencia.
SE confunde
la perspectiva
de la autoridad
con la propia
Hedonismo
Individualismo
concreto, el
bien es
relativo
consciente de
que toda
persona busca
sus propios
intereses
Legalismo
Instrumental
izar
a si mismo
y las
relaciones
humanas
41
NIVEL II
COVENCIONAL
Moral
Sociónoma
Alabanza o
reprobación
social
Necesidad de
ser alguien
bueno para sí
mismo y para los
demás.
Creencia en las
normas para
fomentar
comportamiento
estereotipos
No hagas
a los
demás lo
que no
quieres
para ti
Puede
ponerse en el
lugar de la
otra persona.
Consciente de
acuerdos,
sentimientos y
expectativas
mutuas
ESTADIO 4
18 a los 23 años
Cumplir
deberes que se
han aceptado,
cumplir con las
leyes, contribuir
con la
sociedad, con
las
instituciones.
La supervivencia
para evitar
perturbar el
sistema social
Es
necesario
mantener
el orden
social
Perspectiva
social y
motivos
interpersonale
s
Toma el punto
de vista del
sistema que
define roles y
normas
NIVEL III
POSTCONVECI
ONAL
MORAL
¿Qué es el
bien?
Razones para
hacer el bien
Frase
que la
describe
Perspectiva
Puede llevar
AUTÓNOMA
Edad
Respetar el
contrato social
y los derechos
individuales.
Respetar
compromisos
basados en la
confianza
Sentimiento de
obligación frente
a la ley por el
bien de todos.
Compromiso
contractual
respecto a la
familia, amistad,
confianza
Todos
tenemos
derechos
y deberes
que
cumplir
Razón,
conciencia de
valores y
derechos
inherentes a
los contratos
sociales.
Compromiso
contractual
tomado en
libertad
respecto a la
familia, trabajo
Altruismo
ESTADIO 3
10 a 18 años
ESTADIO 5
23 en adelante
Gregarismo
42
ESTADIO 6
Moral de
Convicción
Observar una
conducta
basada en
principios éticos
universales
La creencia
como persona
racional de la
validez de
principios
morales
universales y un
sentido de
compromiso
personal con
ellos.
La
persona
es un fin
en si
misma no
puede ser
tratada
como un
medio
Reconocimient
o de principios
morales
universales de
justicia,
igualdad y
respeto a la
dignidad de
todos los
seres
humanos.
Perspectiva
superior a la
sociedad
Referencia bibliográfica Capítulo I:
1. Aristóteles. (1985). Ética a Nicómaco. México: Porrúa.
2. Bilbao, G., Fuertes, J., Guibert, J. M. (2002). Ingeniería y Ética Profesional. Bilbao,
Universidad de Deusto, pp. 11-14.
3. Buss Mitchell, H. (2000). Raíces de la Sabiduría. Internacional Thomson Editores
pp. 453-465.
4. Cortina, A. (2001). Alianza y contrato. Editorial Trotta, Madrid.
5. Hortal Alonso, A. (1994). Los autores y sus circunstancias. Universidad pontificia
de Comillas, pp. 105-109; 131-141.
6. Morales G., A. (1998). Ética y negocios. Casos para el análisis ético. Publicaciones
ETEA, Algaida. Madrid, pp. 30-32.
7. Lezama, J. R. (2007). Fundamentos Filosóficos de la Educación en valores.
Publicaciones UCAB, Caracas, Venezuela, p. 11.
8. Savater, F. (1997). Ética para Amador. Editorial Ariel: México. Librodot.com.
Capítulo 1.
43
Capítulo Segundo
Ética Filosófica
44
Esquema gráfico: Capítulo Segundo
Éticas teleológicas o de fines
(consecuencialistas)
(télos = fin, finalidad, propósito)
Éticas deontológicas o del deber
(principios, deberes, obligaciones)
(déon = deber, principio, obligación,
norma).
Lo ético es alcanzar el fin o el bien
supremo
Lo ético es cumplir el deber
Eudemonismo. Aristóteles:
I. Kant:
Bien = Felicidad
Bien = cumplimiento del deber absoluto
Hedonismo. Epicuro:
Bien = Placer/felicidad
Utilitarismo. J. Bentham. J. S. Mill:
Bien = Utilidad/placer/felicidad
La bondad o maldad de las acciones
depende de algo que se considera el
bien o fin supremo (felicidad, placer,
bienestar…) y que es una consecuencia
o resultado de las acciones que
practiquemos.
Para tomar decisiones hay que tomar en
cuenta el contexto concreto, sospesar
las circunstancias específicas en las que
actuamos y las consecuencias de
nuestras acciones.
Lo bueno y lo malo no depende de los
resultados o consecuencias de las
acciones, sino de la acción que es buena
o valiosa en sí misma; no porque sirve
para un fin distinto de ella.
Se ha de cumplir el deber o el principio
sin tomar en cuenta el contexto
específico en el que actuamos. Se trata
de deberes o principios absolutos, sin
condiciones concretas, sin excepciones:
Riesgo de relativismo
y pragmatismo:
a) olvido de valores y
derechos universales
b) aceptar que cualquier medio
es bueno para lograr el fin que se persigue.
Riesgo de dogmatismo:
seguir un valor absoluto sin tomar
en cuenta las circunstancias, ni
cómo ni a quiénes afectan las
decisiones que se toman.
¿Cómo evitar estos riesgos?
Éticas procedimentales
Ética de la justicia como imparcialidad: J. Rawls
Ética del discurso: J. Habermas
Hay que atender a principios universales (ética deontológica) y también a
circunstancias y consecuencias concretas (ética teleológica).
Adela Cortina: Ética de la empresa como ética de la responsabilidad convencida.
En las empresas (y organizaciones en general) es preciso tomar en cuenta:
1. Legalidad vigente.
2. Cómo y a quiénes afectan las decisiones de la empresa (ética consecuencialista).
3. Los valores y derechos humanos universales (ética deontológica).
45
Selección de Lecturas
1. Éticas teleológicas19.
Conociendo al autor del texto
Xabier Etxeberria Mauleon es catedrático de Ética en la
Universidad de Deusto (Bilbao) y miembro del Instituto de Derechos
Humanos Pedro Arrupe, de la misma universidad. Es responsable
del área de Paz y Derechos Humanos de Bakeaz. Profesor
visitante de diversas universidades en América Latina, donde
colabora habitualmente con organizaciones indígenas y de
derechos humanos, centra su investigación filosófica en los campos
de la ética fundamental, la ética profesional y la ética política (especialmente en torno
a las identidades colectivas), así como en la vertiente ética de los derechos
humanos. En torno a ellos ha publicado numerosos artículos, cuadernos y libros.
Temas Básicos de la Ética, es un libro del autor Xabier Etxeberia Mauleon, publicado
por la Editorial Desclee de Brouwer, en el año 2002, hemos seleccionado los
capítulos II, III y IV para el estudio de los paradigmas éticos tema central de la
segunda unidad de este curso. Con el estudio de estas propuestas éticas, entraran
en contacto con las teorías de los grandes filósofos y sus principios éticos de
actuación.
Síntesis
Los capítulos seleccionados nos ofrecen, por un lado, temas las propuestas de las
éticas teleológicas, que tienen como punto de partida nuestra condición de seres
inacabados y abiertos que aspiran a realizarse lo más libre y plenamente posible,
desde esta perspectiva se entiende la ética como horizonte de plenitud (felicidad,
virtudes, valores, etc.); por otro lado, las propuestas deontológicas que nos sirven de
guía para una convivencia en justicia que tiene en cuenta la perspectiva social de la
ética como ideal de convivencia (autonomía, deber, justicia, etc.).
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 8 y/o No. 9.
Texto
1.1 Aristóteles: la Ética como horizonte de Plenitud
La ética es el saber que trata de orientarnos hacia la realización de nuestra plenitud
como humanos.
19
Cfr. ETXEBERÍA, X. (2002). Temas básicos de la ética. Desclée de Brouwer, Bilbao. Cap. 2, 3 y 4,
Págs. 31-41.
46
Orientarnos a la plenitud es orientarnos a lo que puede ser considerado nuestro bien
superior. La palabra que más se ha usado para concretar ese bien es la de felicidad.
La vida ética es definida entonces como aspiración a la felicidad.
Aristóteles en su Ética nicomaquea, comienza indicando que sobre el nombre de
nuestro bien supremo todos estamos de acuerdo: la eudaimonía o felicidad; todos
pensamos en que “vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz”. La felicidad es
para el autor una meta exigida por nuestra naturaleza: tendemos hacia ella como un
fin que está enraizado en nuestra esencia. El problema aparece cuando nos
preguntamos en qué consiste ser feliz. Aquí las propuestas empiezan a se diferentes
e incluso contradictorias. Para hacer luz a este confusión Aristóteles nos propone
distinguir jerarquizadamente medios que no son fines (ej. medicina) fines que son al
mismo tiempo medios (ej. Salud) y fin en sí que no puede ser medio: la felicidad. Los
primeros se buscan en vistas al último, que se busca por sí mismo. Esto nos da ya
una primera pista: no podemos poner la felicidad en los medios, que sólo se justifican
si nos llevan al fin.
De todos modos es una pista que debe ser matizada. Porque los medios no son
puros instrumentos, están impregnados de fin y el fin no es algo que se alcanza de
repente tras un camino recorrido, es la plenitud y consumación de lo que se va
realizando en el camino. Y porque lo que directamente nos moviliza son los fines
concretos, los objetivos específicos –no puros medios- en los que creemos vivir la
felicidad. Desde ahí precisamente aparece inevitable asumir grados significativos de
pluralidad de bienes en las éticas que se muestran como aspiración a la felicidad.
Hay además otra cuestión relevante: la felicidad concreta no puede ser buscada al
margen de las circunstancias en las que nos encontramos. Es algo que Aristóteles
reconoce: deseamos la felicidad, viene a decirnos, determinados por nuestra
naturaleza, pero la concretamos a través del recorrido de la deliberación y de la
elección prudencial. Esto es, el camino de la felicidad es un trayecto que diseñan
nuestras elecciones o “deseos deliberados” sopesando adecuadamente las
posibilidades existentes.
Puestos a señalar propuestas más concretas, Aristóteles explicita tres ideales
posibles de felicidad: el del entregado a los placeres que obedece las leyes sólo por
el temor; el del político, el hombre virtuoso implicado plenamente en la vida de la
ciudad, con un carácter perfecto regido por la prudencia; y del sabio, con una vida
contemplativa perfecta que privilegia la virtud de la sabiduría. El primero de los
ideales es inferior: sin que deba despreciarse el placer como fin. Entre los otros dos,
los textos más explícitos de Aristóteles parecen ir a favor del último, con lo que
felicidad suprema sería la actividad contemplativa20. Pero hay autores que entienden
que con ello se contradice de algún modo, pues tal elección ignora algo fundamental
para el pensador: el carácter social y político de la naturaleza humana, que debe
20
Apoyándose más en Ética a Eudemo que en Ética a Nicómaco la escolástica medieval interpretó a
Aristóteles en el sentido de postular como máxima realización de la felicidad la contemplación de Dios
tras la muerte, a la que por tanto todos debemos aspirar.
47
condicionar su modo de felicidad. Según esto, habría que optar, contra los textos
explícitos de Aristóteles, por el ideal del hombre de la polis.
Sin entrar aquí a fondo en los debates interpretativos en torno a Aristóteles, sí hay
que resaltar que el Estado, la polis (Aristóteles puede ser considerado como el último
gran pensador de la ciudad griega), es el ámbito decisivo para la realización de la
vida feliz.
Se es feliz y virtuoso desde la referencia a la polis y para la polis, pues el hombre es,
por naturaleza, “animal político”, por lo que quien está fuera del Estado se halla por
debajo por encima de lo humano, es una bestia o un dios. Por eso precisamente
puede decirse que es el ethos de la polis el que marca el espacio de lo que debe
hacerse, las virtudes que deben practicarse. En este sentido el hombre perfecto, y
como tal feliz, es el hombre perfecto para el bien de la polis que, de todos modos, se
realiza desde el logos participativo – por supuesto, sólo si se encuentra entre los
ciudadanos de pleno derecho, si no es mujer, esclavo o extranjero – no desde la
mera sumisión.
De las consideraciones precedentes se desprende algo fundamental: la realización
de la felicidad está íntimamente conexionada con la práctica de las virtudes. El bien o
la felicidad del hombre es una actividad que se expresa como virtud. Se logrará
exponer con claridad lo que es la felicidad, dice el autor, si se logra captar la función
propia del hombre; esta función es “una actividad del alma de acuerdo con la virtud y
a lo largo de una vida entera” Si todas las virtudes son importantes, una virtud clave,
como ya se ha señalado, es la de phronesis o prudencia, la sabiduría práctica, la
recta deliberación en torno a lo que puede ser de varias maneras. La propuesta de
Aristóteles puede ser definida por eso como búsqueda prudencial de la felicidad.
Quede señalado de momento a expensas de desarrollar dos cuestiones relevantes:
enseguida la de las virtudes en cuanto tal y más adelante, ya en el marco de la
realización de la ética, la de la prudencia o sabiduría práctica.
1.2 Epicuro
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 10.
Si Aristóteles es el último pensador de las polis griega, Epicuro puede se
considerado el primer pensador del imperio helénico que crea Alejandro. Este
imperio trae consigo la desaparición del sentimiento de pertenencia a una comunidad
culturalmente unitaria, con sus referentes morales precisos y en cuya vida política se
participa activamente. Esto genera desarraigo y un centramiento en la individualidad
que nos suena extrañamente moderno. Epicuro va a seguir proponiendo una ética
orientada a la felicidad pero con acentos nuevos.
En primer lugar, va a remitir de modo muy explícito la felicidad al placer. Dado, dice
que juzgamos los bienes según la norma del placer o dolor que nos proporcionan, el
placer debe ser considerado como el principio y fin de la vida feliz. Esto es la
evitación del dolor y la obtención del placer deben ser el criterio último de nuestras
48
elecciones, o lo que es lo mismo, lo que elegimos se justifica por las consecuencias
de placer que trae.
Que tengamos inclinación al placer y lo deseemos como bien supremo es tan
evidente como que el fuego quema. ¿Cómo alcanzar el máximo placer? Por un lado,
evitando las grandes fuentes de temor: los dioses, la muerte, y el dolor. Por otro,
teniendo una visión muy clara de lo que constituye la vida placentera.
Para combatir las fuentes de temor, apoyado en su concepción mecanicista y
atomista del cosmos, Epicuro desdiviniza los astros y con ello destruye el miedo que
inspiraba porque se les suponía rectores de nuestro destino. Acepta a su modo a los
dioses populares pero los concibe como seres plenamente felices y despreocupados
del cosmos, a los que convencen ni nuestra ira ni nuestras súplicas, esto es, no se
ocupan de nosotros: no pueden beneficiarnos ni tampoco castigarnos. En cuanto a
la muerte Epicuro advierte que no es ella la que nos aflige sino un cierto modo de
expectación de la misma: si todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones, y
si la muerte consiste en la privación de sensaciones, ella en sí no es un mal; no es
sensato que nos angustie durante su espera aquella cuya “presencia” no puede
perturbarnos, porque cuando está presente nosotros no existimos. Además, el que
muramos del todo –somos átomos que la muerte desintegra- nos evita toda
preocupación por los castigos divinos en la otra vida. Esto es, lo que tenemos que
hacer es centrarnos en esta vida presente intentando no demorar la dicha. De este
modo, el horizonte moral que nos propone Epicuro es la apertura a los goces de esta
vida algo muy próximo a determinadas sensibilidades actuales.
Epicuro indica, de todos modos, que debe ser una apertura inteligente, que debemos
hacer un adecuado cálculo de la vida placentera en vistas a la plenitud de la misma.
Para ayudarnos a tal cálculo, el autor comienza proponiendo una serie de
distinciones entre placeres. Hay que buscar especialmente aquellos placeres que
estando colmados ya no se pueden aumentar, porque son los que evitan la
permanente insatisfacción propia de deseos que nunca acaban de satisfacerse del
todo: el más relevante es aquí la Ataraxia o ausencia de perturbación espiritual. En
segundo lugar hay que distinguir entre placeres de la carne y placeres de la mente.
Hay que comenzar atendiendo los placeres corporales, pero sólo aquellos que
remiten a necesidades básicas (beber agua cuando se tiene sed) Después hay que
preferir los placeres de la mente, porque son éstos los que comprenden el límite
frente al deseo ilimitado de la carne, y porque son placeres mayores, teniendo
incluso pode sobre los dolores del cuerpo.
Además de esta jerarquización, Epicuro nos propone varios criterios para el cálculo
del placer. El primero de ellos es estar atentos a las consecuencias globales que se
desprenden de la satisfacción de nuestros deseos: cada placer en sí es un bien,
pero, por un lado, hay placeres que traen dolor y, por otro, a veces hay que elegir un
dolor para que traiga consecuencias de mayor placer. El segundo es estar atento al
discernimiento de los límites, a la mesura, a la sophrosyne, a través del control, por
parte de la mente, de los deseos corporales que nunca acaban de satisfacer y que
generan frustración. Para orientarnos en la elección mesurada del placer aparece
una tercera regla del cálculo, a partir de una nueva distinción entre placeres
49
naturales (necesarios-beber cuando se tiene sed- y no necesarios -comida opulenta-)
y no naturales (no necesarios-fama-): los naturales necesarios requieren ser
satisfechos pues si no causan dolor, pero en general son accesibles; el hombre es
infeliz porque se embarca en los otros placeres, difíciles de saciar.
La invitación a gozar del presente se concreta de este modo en invitación a la
sobriedad y la frugalidad, no porque haya placeres en sí son malos, sino porque
educados en ella es como conseguimos el máximo de placer global. Efectivamente,
el fruto más importante de la sobriedad es la autarquía, la liberación de la sumisión a
las circunstancias que, fuera de nuestro control, pueden causarnos dolor. Una
autarquía que nos empuja a arrinconar los anhelos de riqueza, honores e ilusiones
políticas. Salvo en esta última cuestión, en lo que se refiere al control de los deseos
Epicuro acaba ofreciendo una propuesta semejante a la virtud de la templanza de la
que habla Platón y Aristóteles, pero con un enfoque diferente. La templanza no se
busca por sí misma, no se busca porque los excesos son en sí malos –todo placer,
toda sensación de agrado es buena- sino porque suponen un error del cálculo.
Ya se ha avanzado que Epicuro devalúa el marco político en lo que respecta a una
vida feliz. Preludiando la sensibilidad moderna, ve la sociedad y sus leyes como una
especie de pacto de conveniencia de los individuos que buscan en ella su seguridad.
Es decir, no es la felicidad del individuo la que se subordina a la comunidad sino ésta
la que se pone al servicio del individuo. Devaluado así el marco político, Epicuro
propondrá la amistad como la referencia alternativa, porque es ella la que da la más
apreciable de las seguridades y porque puede extenderse indefinidamente.
Devaluada la comunidad política, se potencia la comunidad de amigos.
1.3 Utilitarismo
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 11.
La versión actual más influyente de las teorías clásicas de la felicidad es el
utilitarismo. Aunque con precursores, es fundado en sentido estricto por Benthan,
siendo los otros dos grandes “clásicos” de esta corriente J. S Mill y Sidgwick y
teniendo seguidores actuales sobre todo en las culturas anglófonas. Puede decirse
que continúa la propuesta de felicidad en la línea de la “razón calculadora del placer”
propia del epicureismo, pero en circunstancias históricas específicas y con una
orientación específica. Recordado aquí sólo las circunstancias de la historia del
pensamiento, debe tenerse presente que aparece en plena expansión la ideología –
y la economía liberal y en los balbuceos de un socialismo naciente – (algo que se
nota especialmente en Mill, que no sin tensiones con la doctrina utilitarista puede ser
considerado también uno de los pilares del liberalismo con sensibilidad moral). En
cuanto a la orientación específica, debe indicarse que se trata de un hedonismo
social, claramente interesado por las estrategias de felicidad para el conjunto de la
población – por la utilidad general - , aunque sea con bases individualistas: hay que
plantearse la búsqueda de mayor felicidad para el mayor número.
El atractivo del utilitarismo arranca que es una teoría del bien/felicidad, no como bien
en sí que se me impone, sino como bien que sólo es tal cuando lo es para alguien,
50
cuando alguien así lo ve. Lo que significa: 1) que el bien se remite a la utilidad para
satisfacer los deseos e intereses de las personas; 2) que se condena o aprueba algo
sólo en la medida en que se demuestre que empeora o mejora el bienestar de la
gente ; 3) que se aceptan sin discriminación las preferencias de cada uno, todas las
preferencias; 4) se busca maximizar el bienestar de manera imparcial, reclamando
que todos contemos como uno y nadie más que uno, y viéndolo como conquista del
egoísmo inteligente abierto a la benevolencia.
Si, con todo, por un lado estas propuestas parecen ofrecer pistas seguras de
orientación de la conducta, tanto para las decisiones individuales como para las
políticas, por otro lado son fuente de importantes cuestiones, que han dado lugar a
fuertes debates entre los utilitaristas mismos y con sus críticos:1) ¿cómo debe
definirse la utilidad- la felicidad -?;) ¿Por qué debe ser el fin supremo la moralidad?;
3) ¿cómo puede y debe calcularse su maximización? Veamos cómo se ha tratado de
responder a estas tres cuestiones.
Respecto a qué entender por felicidad, el utilitarismo ha ido modificando su
respuesta. Bentham comienza proponiendo un hedonismo cuantitativo. Lo que
cuenta es la sensación de placer, conseguir el máximo de sensaciones agradables y
el mínimo de sensaciones dolorosas, vengan de donde venga, de cara a lo cual, por
supuesto, habrá que actuar inteligentemente. Mill le corregirá enseguida proponiendo
un hedonismo cualitativo porque entiende que no se pueden igualar los placeres, ya
que unos son más valiosos y por tanto deben ser más deseables que otros – “es
preferible ser un Sócrates insatisfecho a un cerdo satisfecho” -. La jerarquización
entre placeres (por ejemplo, entre el que puede proporcionar la comida, o la lectura
de poesía, o la ayuda humanitaria) debe hacerla el que los ha experimentado: por
eso es importante una educación que permita experimentar los placeres superiores.
El problema de estas propuestas se visualiza si nos imaginamos “enchufados” a una
máquina de experiencias que puede producir en nosotros grandes sensaciones de
placer corporal pero también de agradabilidad psíquica propia de los placeres
superiores (en máquinas virtuales podemos incluso “tener experiencia” de ayudar a
los demás, aunque no lo hagamos): intuitivamente no parece que pueda defenderse
el ideal de una vida enganchada a un máquina, aunque resultara la más agradable,
como parece que no se trata de una experiencia de ser solidario, sino de serlo en
realidad.
Teniendo en cuenta estas debilidades, el utilitarismo ha pasado a relacionar la
felicidad con las sensaciones de placer sino con la satisfacción de las preferencias
de la gente. Ahora lo útil es lo que maximiza esas preferencias, sin pronunciarnos
sobre su mayor o menor bondad. Es bueno satisfacerlas, sean cual sean, porque se
entiende que toca al individuo ordenar sus objetivos y elegir los medios para
conseguirlos. El problema se presenta aquí a partir de las experiencias que tenemos
de que a veces, por ignorancia u otros factores, no siempre elegimos lo que nos
conviene, lo que es bueno para nosotros (desde el antiutilitarismo se dirá además:
algo no es valioso porque es elegido, es elegible porque es valioso). Es decir, en
cualquier caso, los utilitaristas sensibles a esta objeción tienden a decir que de lo que
se trata es de satisfacer las preferencias informadas de la gente. Dado, con todo,
51
que esto último es difícil de lograr, puesto que ciertos inconvenientes sólo se
descubren cuando se han experimentado, otros utilitaristas proponen que el objetivo
debe satisfacer los intereses de bienestar, que, por un lado, deben concretarse a
partir de los deseos reales de la gente, por lo que no estarán alejados de sus
preferencias, y , por otro, deben definirse como los recursos necesarios para que
cada uno persiga sus preferencias particulares, recursos en los que no es difícil
coincidir(salud, ingresos básicos, educación básica , vivienda, etc.). Desde este
último enfoque la felicidad se remite el bienestar (como estado en el que se dispone
de esos recursos), aunque éste a su vez puede verse como condición o medio para
la felicidad, más que para la felicidad misma.
El segundo gran problema del utilitarismo, que hereda de Epicuro, es justificar por
qué el placer-bienestar debe ser el fin o bien último. En principio, de la constatación
empírica de que deseamos el placer por nuestra condición natural, se pasa a deducir
que es deseable que hagamos del placer el horizonte de nuestra realización
personal, pero también es razonable que busquemos la felicidad de todos los demás.
A esta argumentación se le acusa de caer en dos falacias: la naturalista, que da el
salto de lo que es –deseo empírico- a lo que debe ser- ideal de vida-; y la de la
composición , que da el salto de lo personal- cada uno busca su felicidad- a lo
colectivo. Aunque los utilitaristas han ideado diversos argumentos para contrarrestar
estas objeciones, debe reconocerse que la conexión entre el utilitarismo como teoría
descriptiva de los comportamientos humanos y el utilitarismo como teoría normativa
es problemática.
Ilustremos esto último un poco más en lo que respecta al paso de la búsqueda de mi
felicidad al deber de búsqueda de la felicidad de todos. Algunos entienden que es
algo que puede conseguirse desde el propio hedonismo ético egoísta. Teniendo en
cuenta que cada uno sabe asegurar mejor que nadie su felicidad individual , es
deseable que cada uno promueva su propio placer o bienestar, y así obtendrá,
aunque no se busque explícitamente, el mayor bienestar para el mayor número:
basta con que ese egoísmo sea inteligente, conciente de que a mi bienestar le
interesa el bienestar de los demás. Por eso, los utilitaristas se remiten al hedonismo
cualitativo para indicar que si fomentamos placeres superiores como el de la
solidaridad (hacia lo que tenderíamos desde un cierto sentimiento natural de
benevolencia) en ellos sintetizaremos a la vez la felicidad personal y colectiva.
La tercera gran cuestión a la que se enfrenta el utilitarismo es la de la cuantificación
del placer/felicidad a fin de que se logre su ideal de mayor felicidad para el mayor
número. Esto pide, en primer lugar, la comparabilidad entre bienes, algo muy difícil
en el hedonismo tanto cuantitativo como cualitativo (¿cómo comparar de cara a la
suma el placer de comer chorizo con el de leer poesía?), pero más fácil en el
utilitarismo de satisfacción de intereses bienestar. Pide en segundo lugar mantener
una actitud estrictamente imparcial respecto a las personas implicadas en la suma –
que todos cuenten por igual-, lo que por un lado parece altamente moral pero por
otro lado parece hacernos sustituibles y en cualquier caso ignora la condición
humana que exige que en ciertas circunstancias ciertas personas contemos de modo
especial para otras, por ejemplo los hijos respecto a sus padres) Pide en tercer lugar
igualar las preferencias sin entrar a valorarlas, con lo cual habría que tener que tener
52
igualmente en cuenta preferencias racistas y antirracistas. Y pide, por último, estar
dispuestos al sacrificio de una minoría cuando eso se ve necesario para el bienestar
de la mayoría, algo que aunque desde el deontologismo se considere inaceptable –
es tratar a las minorías como puro medio-, el utilitarismo juzga inevitable – como
condición de un bien mayor o del mal menor- indicando que lo que debe no es que
se actúe según la norma correcta sino que de modo tal que se obtenga las mejores
consecuencias de bien. En cualquier caso y en conjunto, la anhelada cuantificación
utilitarista presenta serios problemas, tanto a nivel de principios como de realización.
Una última cuestión relevante en el utilitarismo es que al indicar que es lo valioso es
la sensación de agrado o el bienestar, concluye que los afectados por tal valor no
son sólo los que pueden razonar (los humanos) sino los que pueden sentir, es decir,
también los animales. Esto es, hay que respetar a los animales, porque como
nosotros tienen capacidad para sufrir y gozar. El que nosotros seamos sujetos
racionales supone una distinción importante para la ética, pero sólo para determinar
quiénes son los sujetos que tienen obligaciones morales (nosotros y no los
animales), no para determinar quiénes son los sujetos valiosos en sí: nosotros y los
animales, o mejor, los deseos e intereses de hombres y animales que, por tanto,
deben entrar en el cómputo de maximización de bienestar.
2. Éticas Deontológicas.
2.1 Emmanuel Kant21
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 12.
Kant se ubica en una posición completamente diferente tanto de la de Aristóteles
como de la de Epicuro y los Utilitaristas, ya que ante la pregunta “¿Qué es el bien?”
no acude a los fines de la acción humana (como la felicidad), sino que intenta
encontrar algo que pueda considerarse bueno en términos absolutos, con
prescindencia de cualquier cosa (inclusive las variaciones culturales, sociales o
históricas). Se trata de la ética llamada deontológica o ética del deber. La respuesta
de Kant es que lo único que puede ser absolutamente bueno, es la buena voluntad.
Las cualidades, habilidades o capacidades de las personas serán buenas o malas
según ciertas condiciones. Veamos cuáles:
En primer lugar, serán buenas o malas en dependencia de cuál sea su intención al
emplearlas, y no de los resultados o consecuencias de la acción (como sostienen los
utilitaristas). Así, cuando juzgamos los actos morales podemos considerar lo que la
persona quiso hacer, o bien lo que realmente logró. Para Kant será importante lo
primero.
Supongamos que una médica emplea todo su conocimiento y dedicación para tratar
a un paciente que sufrió una herida grave. Si el paciente fallece, no podremos decir
21
Proyecto de Educación de Adultos (2000). Filosofía. Secretaría de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Subsecretaría de Educación.
53
que los resultados alcanzados hayan sido buenos; pero la médica hizo todo lo
posible para salvarle la vida. Sin embargo, es importante notar que el término
“intención”, en Kant, supone una intención actuante: no se trata de meramente
desear hacer algo, sino de implementar todos los medios que están a nuestro
alcance para ello. Los resultados no son importantes para juzgar el acto moral, pues
haya diferentes factores que no podemos controlar, y de los que, por tanto, no somos
responsables.
En segundo lugar, según Kant, para que la voluntad sea buena, es necesario que la
persona actúe por deber. Kant propone una clasificación de los actos, en relación
con el deber, que exponemos a continuación:
a. Actuamos en forma contraria al deber, cuando hacemos lo opuesto de
lo que requiere el deber. Nuestro deber es ser honestos. Por lo tanto, si
estafamos, estamos actuando en forma contraria al deber, y nuestra
acción tendrá un valor moral negativo.
b. Actuamos de acuerdo con el deber cuando nos atenemos a lo que el
deber nos requiere pero por motivos que tienen que ver con nuestros
propios intereses o inclinaciones. Por ejemplo, supongamos que un
lechero se encuentra ante la disyuntiva de agregarle o no agua a su
producción, para ganar más dinero. El lechero sabe que esto es una
estafa, y decide no hacerlo porque si sus clientes se dan cuenta
perdería más de lo que ganaría en la diferencia. En este caso, está
actuando de acuerdo al deber, por inclinación mediata o interés. Su
acción es correcta, pero sus intenciones o motivos no tienen que ver
con lo que es justo, sino con las consecuencias (negativas para él) de
su acción. También podría abstenerse de mezclar la leche con agua
porque sus propios hijos e hijas la beben. En este caso, su acto está de
acuerdo al deber, pero en este caso por inclinación inmediata (por el
amor que les tiene a sus hijos). La acción de acuerdo con el deber, sea
por inclinación mediata o inmediata, tendrá un valor moral neutro. No es
negativo, porque no se opone al deber; pero tampoco es positivo,
porque se realizó por interés o por afecto.
c. Actuamos por deber cuando el único motivo de nuestra acción es el
conocimiento de que esa es la manera en que debemos actuar.
Supongamos que la médica a la que nos referimos anteriormente no
conoce al herido, o más aún, que el paciente fue herido en una
confrontación en la que mató a un ser querido de la médica. Sin
embargo, no hay otro médico presente, y ella, aun conociendo lo que
pasó, hace todo lo posible por salvarlo, porque ese es su deber. Aquí
vemos la distinción entre actuar por inclinación y actuar por deber. En
tal sentido, para Kant, el deber es de naturaleza exclusivamente
racional; en cambio las inclinaciones corresponden a nuestros instintos
y a nuestros sentimientos y son, por tanto, de naturaleza emocional.
54
Usted podrá organizar mejor estos conceptos si tiene en cuenta el siguiente
esquema mediante el que clasificamos los actos:
Contrarios al deber
Valor moral negativo
Por inclinación mediata
Actos
De acuerdo con el deber
Valor moral neutro
Por inclinación inmediata
Por deber
Valor moral positivo
Así lo expresa Kant:
“Para desenvolver el concepto de una voluntad digna de ser estimada por sí misma (…)
vamos a considerar el concepto del deber (…) Prescindo aquí de todas aquellas acciones
conocidas ya como contrarias al deber (…) También dejaré a un lado las acciones que,
siendo realmente conformes al deber, no son de aquellas hacia las cuales el hombre siente
inclinación inmediatamente; pero sin embargo, las lleva a cabo porque otra inclinación le
empuja a ello (…) Mucho más difícil de notar es esa diferencia cuando la acción es conforme
al deber y el sujeto, además, tiene una inclinación inmediata hacia ella. Por ejemplo: es,
desde luego, conforme al deber que el mercader no cobre más caro a un comprador
inexperto; y en los sitios donde hay mucho comercio, el comerciante avisado y prudente no lo
hace, en efecto, sino que mantiene un precio fijo para todos en general, de suerte que un
niño puede comprar en su casa tan bien como otro cualquiera. Así, pues, uno servido
honradamente. Mas esto no es ni mucho menos suficiente para creer que el mercader haya
obrado así por deber, por principios de honradez; su provecho lo exigía; más no es posible
admitir, además, que el comerciante tenga una inclinación inmediata hacia los compradores,
de suerte que por amor a ellos, por decirlo así, no haga diferencias a ninguno en el precio.
Así, pues la acción no ha sucedido ni por deber, ni por inclinación inmediata, sino
simplemente por una intención egoísta. En cambio, conservar cada cual su vida es un deber,
y además todos tenemos una inmediata inclinación a hacerlo así (…) En cambio, cuando las
adversidades y una pena sin consuelo han arrebatado a un hombre todo el gusto por la vida,
si este infeliz, con ánimo entero y sintiendo más indignación que apocamiento o desaliento, y
aun deseando la muerte, conserva su vida, sin amarla, sólo por deber y no por inclinación o
miedo, entonces su máxima sí tiene un contenido moral.”
KANT, M. Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Buenos Aires, Espasa Calpe/Austral, pp. 28-34.
En tercer lugar, la voluntad será buena si obedece a la ley moral. Según Kant,
siempre que actuamos nos guiamos por principios, es decir, que actuamos de una
manera relativamente consistente, siguiendo una línea de conducta. Kant llama
máximas a esos principios por los que nos guiamos y considera que son subjetivos,
porque nosotros mismos los proponemos.
Por ejemplo, una persona mentirosa se guiará por una máxima como ésta: “Mentiré
cada vez que me convenga”, aunque no la formule explícitamente. Pero, ¿cómo
hacemos para determinar si nuestras máximas tienen valor moral positivo o
negativo? Tenemos que probar si se las puede universalizar sin contradicciones; es
decir, si lo que quiero para mí, puedo quererlo al mismo tiempo para todos los
55
demás. En ese caso mi máxima tendría un valor moral positivo y se convertirá en ley.
Sigamos con el ejemplo: ¿debo mentir?, y la máxima subjetiva: “Mentiré sólo si me
conviene”. Una vez formulada la máxima tendría que preguntarme: ¿Qué pasaría si
todos lo hicieran? Si todos mintieran nadie creería a los demás y, al perderse la
confianza, la mentira carecería de sentido pues nadie la creería.
La segunda pregunta que deberíamos formularnos es: ¿Puedo yo querer esas
consecuencias? No, puesto que si digo una mentira lo hago para que me crean.
Entonces, yo quiero y no quiero la mentira al mismo tiempo: la quiero para mí pero
no para los otros. En mi voluntad hay una contradicción, lo que me prueba que la
máxima propuesta no puede universalizarse y por lo tanto carece de valor moral
positivo.
Como el ser humano no es puramente racional sino que está compuesto de razón y
sensibilidad, Kant considera necesario que el deber tenga un carácter coercitivo
(obligatorio) y que la ley moral se le presente como una orden, pero una orden sin
condicionamientos. A esto lo llama Kant el imperativo categórico (imperativo, por ser
una orden, y categórico por no subordinarse a ninguna condición o hipótesis). Afirmar
“No se debe mentir”, es diferente de afirmar “Si no quiere perder la confianza de sus
amigos, no les mienta”. El imperativo categórico kantiano tiene dos formulaciones
diferentes:
4. Obra de modo tal que puedas querer sin contradicciones que tu máxima se
convierta en ley universal;
5. Obra de modo tal que consideres a la humanidad (en ti mismo y en los otros)
siempre como un fin y nunca solamente como un medio.
Si la médica de nuestro ejemplo salvara al herido porque le debe dinero, lo estaría
considerando como un medio para recuperar su dinero y no como un ser humano
que debe ser ayudado porque está en una situación de peligro (como un fin en sí
mismo). En palabras de Kant:
“El imperativo categórico es, pues, único, y es como sigue: obra según una máxima tal que
puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal (…) Vamos ahora a enumerar
algunos deberes (…): Una (…) persona a quien le va bien, ve a otras luchando contra
grandes dificultades. Él podría ayudarles, pero piensa: ¿qué me importa? ¡Qué cada cual
sea lo feliz que el cielo o él mismo quiera hacerle: nada voy a quitarle, ni siquiera le tendré
envidia; no tengo ganas de contribuir a su bienestar o a su ayuda en la necesidad!
Ciertamente, si tal modo de pensar fuese una ley universal de la naturaleza, podría muy bien
subsistir la raza humana (…) Pero aun cuando es posible que aquella máxima se mantenga
como ley natural universal, es, sin embargo, imposible querer que tal principio valga siempre
y en cualquier lugar como ley natural, pues una voluntad que así lo decidiera se contradiría a
sí misma, ya que podrían suceder algunos casos en que necesitase del amor y compasión
ajenos, y entonces, por la misma ley natural oriunda de su propia voluntad, veríase privado
de toda esperanza de la ayuda que desea”.
KANT, M. (1983). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Buenos Aires
Espasa-Calpe/Austral. Edición original de 1785; pp. 72-76.
56
Por otra parte, según Kant, sólo es libre quien obedece a la ley moral, y su voluntad
es autónoma22 porque no depende de nada externo a ella, sino que descubre la ley
moral en sí mismo, en su propia racionalidad. Y es la ley moral que nos confiere la
mayor dignidad en tanto seres humanos: por eso es más importante actuar por deber
que buscar ser felices (a veces ambas cosas son incompatibles). Kant sostiene al
respecto que si la naturaleza hubiera querido hacernos felices nos habría dotado sólo
de instintos; si tenemos razón es para ser moralmente buenos. La posición de Kant
ha sido muy influyente en el pensamiento ético de la cultura occidental, y todavía hoy
lo es.
2.2 Ética de la Responsabilidad: para una civilización tecnológica. Hans Jonas.
Conociendo al autor del texto
Hans Jonas era un judío religioso, alemán y exiliado
primero en Inglaterra y luego en Israel, Canadá, y Estados
Unidos. Había sido discípulo de Husserl y de Heidegger en
Freiburg y de Bultmann en Malburg. Se dedicó al estudio de
la filosofía gnóstica y su tesis doctoral sobre San Agustín y
el problema paulino de la libertad, influyó mucho en Hanna
Arendt. Ese cúmulo de circunstancias conviene no olvidarlo
cuando se plantea cualquier acercamiento a su obra. Su
referente es la crisis de la modernidad. Jonas ni quiso ser moderno ni vio en el
pensamiento cuyo origen está en las Luces, otra cosa que un totalitarismo
tecnológico.
La obra de Hans Jonas (1903-1993) es, hoy por hoy, uno de los referentes con
mayor influencia en el ámbito de las éticas aplicadas y su libro El principio de
responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica 23 constituye un
referente inexcusable en el campo de las éticas deontológicas, con repercusión en
bioética, tecnoética y ética ecológica.
Síntesis
Su reflexión sobre la responsabilidad no puede entenderse sin la experiencia de la
Shoah: su madre murió en Auschwitz y él fue voluntario en la Brigada Judía del
ejército británico en la II Guerra Mundial. Para comprender a Jonas no debiera
pasarse por alto su conferencia "El concepto de Dios después de Auschwitz",
brutalmente desesperada, que ha sido tal vez la principal reflexión teológica judía
sobre el fenómeno hitleriano. Jonas considera que el nazismo es la expresión de un
mundo en que Dios ha renunciado al poder para que el hombre pueda existir. Por
eso tampoco en la técnica habrá nada bueno en sí mismo. El punto de partida es la
existencia del mal.
Autónomo (auto: sí mismo – nomos: ley), que se da su propia ley; se opone a heterónomo (hetero:
diferente – nomos: ley) que recibe su ley de otros.
23
(ed. original, 1973, trad. cast. Ed, Herder, Barcelona, 1975).
22
57
La ética de Jonas arranca de un hecho: el hombre es el único ser conocido que tiene
responsabilidad. Sólo los humanos pueden escoger consciente y deliberadamente
entre alternativas de acción y esa elección tiene consecuencias. La responsabilidad
emana de la libertad. O, en sus propias palabras: la responsabilidad es la carga de la
libertad. La responsabilidad es un deber, una exigencia moral que recorre todo el
pensamiento occidental, pero que hoy se ha vuelto más acuciante todavía, porque en las condiciones de la sociedad tecnológica- ha de estar a la altura del poder que
tiene el hombre.
En la ética de Jonas hay un elemento deontológico -finalmente, plantea un
imperativo-, pero no conviene olvidar que se parte de un argumento prudencial,
prácticamente aristotélico. Su imperativo es provocado por las nuevas condiciones
de vida provocadas por la amenaza tecnológica. Para Jonas, la responsabilidad
moral arranca de una constatación fáctica (la vulnerabilidad de la naturaleza en la era
de la técnica) cuanto de un a priori kantiano de respeto a (todas las formas de) la
vida.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 13.
Texto
La ciencia y la técnica han modificado profundamente las relaciones entre hombre y
mundo. Para los antiguos, la potencia humana era limitada y el mundo, en cambio,
era infinito. Jonas propone el ejemplo de la ciudad griega, que era un enclave
civilizado rodeada un entorno amenazador, de bosques y selvas. Pero hoy la
situación se ha invertido y la naturaleza se conserva en parques naturales, rodeados
de civilización y tecnología. Hoy la naturaleza es débil y está amenazada. El hombre
tiene, pues, el deber moral de protegerla y ese deber aumenta en la medida que
sabemos lo fácil que es destruir la vida. La ética hoy debe tener en cuenta las
condiciones globales de la vida humana y de la misma supervivencia de la especie.
La idea fundamental sobre la que se sustenta la ética jonasiana es la experiencia de
la vulnerabilidad. Las generaciones actuales tienen la obligación moral de hacer
posible la continuidad de la vida y la supervivencia de las generaciones futuras. Ese
deber es explicitado como imperativo categórico.
En el cap. V de su texto, que lleva por título "viejos y nuevos imperativos", considera
que el imperativo ético contemporáneo debe ser:

Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la
permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra.
Este imperativo puede expresarse también negativamente:

Obra de tal manera que los efectos de tu acción no sean destructivos
para la futura posibilidad de esta vida.
O, más sencillamente, todavía:
58

No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la tierra.
También se puede formular positivamente como:

Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la
futura integridad del hombre.
Son, en definitiva, formulas diversas para un mismo imperativo de la responsabilidad
(en el sentido incluso más etimológico: se trata de "responder" a la agregación de
poder tecnológico).
Hacer hoy el bien, significa hacerlo en las condiciones de la tecnología. El imperativo
tecnológico significa, en consecuencia, partir de un criterio que ya no pude ser de
"dominio", pero que aún no puede ser de "comunidad", puesto que la comunidad
mundial es un espejismo. Por eso la responsabilidad tiene mucho de "cura" (la Sorge
heideggeriana), que se acentúa cuando el hombre tiene la impresión de no dominar
su dominio.
Jonas es un enemigo radical de las utopías (su "principio responsabilidad" es un
largo debate con/contra el "principio esperanza" de Bloch). La utopía consideraba
que en el mundo todo era posible y nada estaba escrito. Pero la experiencia de la
bomba atómica, de la contaminación y de la Shoah demuestra que, moralmente, la
utopía puede acabar siendo la justificación del asesinato en gran escala y de la
destrucción del planeta. La utopía decía a los hombres "Tu puedes hacerlo; y, en
cuanto puedes, debes". La responsabilidad exige, sin embargo el cálculo de riesgos
y, en la duda, si algo puede fallar, es mejor no hacerlo.
El deber o axioma básico de la responsabilidad comprende tres aspectos:
1. La existencia de un mundo habitable, pues no cualquier mundo puede ser un
espacio de "habitación" humana auténtica.
2. La existencia de la humanidad, porque un mundo sin hombres para Jonas
equivale a la nada: sin humanidad desaparece el ser.
3. El "ser tal" de la humanidad: la humanidad auténtica no es cualquiera, sino una
humanidad creadora. El ser del hombre crea valor y una humanidad no creadora no
sería estrictamente humana.
A diferencia del imperativo categórico kantiano que se dirigía al comportamiento
privado del individuo, el nuevo imperativo de la responsabilidad se dirige al
comportamiento público y social. No se trata de buscar la concordancia del hombre
consigo mismo, la coherencia personal del humano que quiere estar a la altura de su
deber, como acontecía en Kant, sino que se pone el acento en la dimensión de futuro
que, al revés de lo que acontece con la utopía, no se ve como promesa sino como
amenaza.
59
Si la ética de Jonas se pretende con valor universal, no es porque todo el mundo
hace lo mismo (cosa que ya sabemos que no ocurre) sino porque, obrando así,
defendemos la vida de todos.
El imperativo ético que propone Jonas (para escándalo de ilustrados) arranca del
miedo o, por usar sus palabras, de la "heurística del temor". (Heuristik der Furcht) respeto mezclado con miedo- Es el miedo a las consecuencias irreversibles del
progreso (manipulación genética, destrucción del habitat), lo que nos obliga a actuar
imperativamente. El motor que nos impulsa a obrar es la amenaza que pende sobre
la vida futura.
En la civilización actual es mucho más fácil saber qué es el mal que indagar sobre el
bien: Un mal absoluto, como la desaparición de la especie, debe obligarnos
absolutamente. Si nos damos cuenta de los efectos a largo término de nuestros
actos y somos capaces de experimentar el sentimiento de pérdida posible,
necesariamente debemos sentirnos impelidos a obrar. No hay técnica "buena" y
técnica "mala". Como dice en su conferencia "Por qué la técnica moderna es objeto
de la ciencia" (1982): La bendición de la ciencia, puede convertirse en maldición: el
hermano Caín (la bomba) es malo, pero el hermano Abel (el pacífico reactor) también
lo puede ser.
El miedo es un sentimiento negativo, pero de esa negatividad puede salir algo
positivo: hay que prestar más atención a la profecía de la desgracia que a la de la
felicidad utópica, y obrar en consecuencia, tomando en serio la amenaza que planea
sobre el futuro de la humanidad y que nos invita a obrar con responsabilidad.
En resumen, el imperativo de la responsabilidad puede esquematizarse en tres
puntos:
1. Una constatación: el planeta está en peligro y la causa de este peligro es el poder
del hombre, poseedor de una técnica que ha llegado a ser anónima y autónoma.
2. Un axioma o imperativo: debemos actuar a partir del deber que es para todos los
humanos la supervivencia a largo plazo de la humanidad.
3. Una teoría y una práctica ética: basada en la heurística del temor.
Obviamente, este imperativo categórico colectivo arranca de una opción por el
hombre y por la continuidad de la evolución. La ética de Jonas se encuentra en un
cruce de caminos:
 Es emotivista, porque su opción por el deber ecológico y biotecnológico arranca
del sentimiento de superioridad de la vida.
 Es prudencial, y en cierto modo aristotélica, porque defiende un criterio de
moderación para la vida humana: no todo cuanto se puede hacer se debe hacer.
60
 Es deontológica y postkantiana, porqué asume la supervivencia de la vida (y no
de "cualquier" tipo de vida, sino de la vida humana creadora) como exigencia
imperativa y universal.
Pero, y eso es lo más importante, quiere ser una "ética del futuro", lo que no quiere
decir una ética "en" el futuro, concebida para que algún día la lleven a cabo nuestros
descendientes, sino una ética que -desde hoy- se preocupa por el futuro y trata de
protegerlo. Mañana puede ser tarde y los optimistas -o los utópicos- tal vez no se dan
cuenta...
Para discutir a Jonas.
La obra de Jonas está hoy en el centro del debate ecológico. Pero Jonas ha tenido
una "fama póstuma" pues, en vida, lo obscureció un "optimismo tecnológico" muy
propio del progresismo político. Jonas tuvo en vida tres tipos de impugnadores: los
marxistas que creían en el principio utopía (Bloch), los utilitaristas que ven en la crisis
ecológica sólo un momento pasajero pero que se arreglará con "más" ciencia y,
finalmente, los existencialistas que sólo consideraban importantes los problemas
individuales y veían cualquier apelación a lo colectivo sólo el aspecto político (el
famoso "compromiso") pero desgajado de una consecuencia ecológica. Jonas no
pudo ser comprendido porque marxistas, utilitaristas y existencialistas son producto
de la sociedad industrial y él, en cambio, se siente fuera de esa tradición.
En la obra de Jonas se hallan cuatro elementos muy poco "modernos", pero que
deberían ser pensados con detenimiento:
Da muy poca -o ninguna- importancia a la autonomía moral del individuo, que para él
es un espejismo. El hombre es inseparable del colectivo y su autonomía siempre es
parcial.
Recupera un elemento que en la modernidad parecía olvidado: el mal. Recordar su
existencia tal vez sea de mal gusto pero, vista la historia reciente, es una obviedad.
Centra su ética en la abstención, cuando la tradición occidental piensa, en cambio, la
acción.
No acepta la idea de la reciprocidad entre deberes y derechos. Los humanos tienen
deberes, especialmente con la supervivencia de la vida y con los no nacidos, más
allá de la generación presente
Jonas (contra Nietzsche y contra Bloch) nos obliga a pensar los límites (siniestros) de
la voluntad de poder y la ingenuidad de una utopía que tal vez, como el aprendiz de
brujo sepa como comienza el conjuro pero finalmente no sabe culminarlo y nos
conduce, por ello, a la catástrofe. O, por decirlo con Jonas, al "perverso fin".
61
3. ÉTICAS PROCEDIMENTALES
3.1 Teoría de la Justicia: John Rawls.24
Conociendo a la autora del texto
Adela Cortina es desde 1987 catedrática de Ética y Filosofía
Política en la Universidad de Valencia, y desde 2008 miembro de la
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es becaria del
DAAD y de la Alexander von Humboldt-Stiftung, lo cual le permitió
profundizar estudios en las Universidades de Múnich y Francfort.
Ha sido profesora visitante en las universidades de Louvain-laNeuve, Amsterdam, Notre Dame y Cambridge.
Es directora de la Fundación ÉTNOR y del Máster Interuniversitario “Ética y
Democracia”, Vocal de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida,
Vocal del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad y Consumo. Entre sus libros
cabe recordar Razón comunicativa y responsabilidad solidaria (1985), Ética mínima
(1986), Ética sin moral (1990), Ética aplicada y democracia radical (1993),
Ciudadanos del mundo (1997), Alianza y Contrato (2001), Por una ética del consumo
(2002), Ética de la razón cordial (2007), Lo justo como núcleo de las Ciencias
Morales y Políticas (2008) y Las fronteras de la persona. El valor de los animales, la
dignidad de los humanos (2009).
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 14.
Texto
En su famosa obra de 1971 (Teoría de la justicia) este pensador norteamericano
propone entender los principios morales básicos como si fuesen producto de un
hipotético acuerdo unánime entre personas iguales, racionales y libres que se
hallasen en una situación muy especial: una situación en la que no pudieran dejarse
llevar por intereses particulares y al mismo tiempo dispusieran de toda la información
de carácter general que fuera indispensable para optar principios de justicia
adaptados a las peculiares condiciones que reviste la vida humana. Esa situación
imaginaria es llamada por Rawls “la posición original” y es concebida por él como
una forma gráfica, dramatizada, de expresar un razonamiento cuyas premisas
últimas son las convicciones básicas que todos compartimos acerca de las
condiciones ideales que debería satisfacer una negociación cuya finalidad fuese
pactar unos principios morales fundamentales para regir la convivencia y la
cooperación mutua en una sociedad moderna. Tales convicciones básicas (los
llamados por Rawls “juicios ponderados en equilibrio reflexivo25”) conforman una
24
CORTINA A. Y MARTÍNEZ E. (2000). Ética. Akal, Madrid, pp. 93-98.
La noción de “equilibrio reflexivo” significa que los juicios ponderados son aquéllos que mejor
expresan nuestro sentido de la justicia por tratarse de juicios que emitimos en las condiciones más
favorables posibles, y que a partir de ellos obtenemos unos principios de justicia cuyas implicaciones,
en algún caso nos pueden llevar a revisar de nuevo nuestros iniciales juicios ponderados, iniciando así
una serie de revisiones recíprocas entre juicios y principios que culmina en algún tipo de equilibrio.
25
62
especie de “sentido común en cuestiones morales (rechazo de todo tipo de
discriminación en razón de sexo, raza, ideología, etc., igualdad ante la ley, rechazo
de los abusos y de la violencia injustificada, etc.) que Rawls considera sólida y fiable,
aunque siempre revisable.
Conforme a lo expuesto, en la elección de los principios de la justicia en la posición
original nadie debería –por ej.- aprovecharse de su fuerza física, o de su ingenio, o
de su dinero, o de cualquier otra ventaja natural o social para conseguir que los
principios que se adopten pudieran favorecer a determinados individuos a costa de
los demás. Para que los intereses particulares de los “negociadores” no distorsionen
la situación de negociación alejándola del ideal de imparcialidad, Rawls propone que
imaginemos a estas personas como si estuviesen afectadas por un “velo de
ignorancia” que les impide conocer sus propias características naturales y sociales:
desconocen cuál será su estado físico, su sexo, su grado de inteligencia y cultura, los
rasgos psicológicos que van a tener, el tipo de familia que les va a tocar en suerte,
las creencias que van a mantener, el proyecto de vida que se van a trazar, etc.
“Esta condición expresa uno de los juicios ponderados de los que hablábamos
antes: la convicción de que no sería justo que se diera un trato especial a los
portadores de determinadas características naturales o sociales. Imaginemos
que vamos a inventar un nuevo deporte llamado “fútbol” y que los encargados
de redactar las reglas de juego fuesen personas que cedieran a la tentación
de la parcialidad desde el conocimiento de sus propias características y
habilidades, de modo que algunos proponen que si un jugador mide más de
uno noventa, sus goles valdrían dos puntos, y en cambio sólo valdrían un
punto para los que midan menos; hay quien exige que los equipos sólo
pueden estar formados por personas que posean algún título nobiliario; otros
piden que los goles marcados por equipos de gran presupuesto deben valer
tres veces más que los marcados por equipos de economía modesta; otros
podrían pedir que no se permita jugar a personas de cierta raza en los partidos
oficiales; etc., etc. Parece bastante evidente que este cúmulo de
despropósitos ya no resulta aceptable para personas de una época como la
nuestra, puesto que el nivel de conciencia moral alcanzado nos orienta hacia
el rechazo racional de tales existencias como contrarias a nuestro sentido de
imparcialidad”
Junto al “velo de ignorancia”, Rawls estipula que a las partes contratantes en la
situación originaria no les es posible dominarse o coaccionarse unos a otros, y que al
mismo tiempo conocen perfectamente las condiciones generales en las que se
desenvuelve la vida humana (moderada escasez de bienes, que se da la
cooperación, pero también la competición entre las personas, etc.) y disponen
también de amplios conocimientos generales sobre economía, sociología, psicología,
etc.
Rawls considera que, dadas todas estas estipulaciones, las partes contratantes
acordarán la adopción de estos dos principios de justicia:
63
“(a) Toda persona tiene derecho a un esquema plenamente adecuado de
libertades básicas iguales, que sea compatible con un esquema similar de libertades
para todos; y en este esquema las libertades políticas iguales, y sólo ellas, han de
tener garantizado su valor equitativo.
(b) Las desigualdades económicas y sociales han de satisfacer dos
condiciones: primera; deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a todos
en condiciones de una equitativa igualdad de oportunidades; y segunda, deben
procurar el máximo beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad”.
Political Liberalism, pp. 5-6.
El primer principio (principio de iguales libertades) ha de tener prioridad sobre el
segundo, y la primera parte del segundo (principio de justa igualdad de
oportunidades) ha de tener prioridad sobre la segunda parte (principio de la
diferencia) en el sentido de que no sería suprimir ni recortar la primera parte de (b)
para fomentar la segunda parte. Esta norma de prioridad se expresa diciendo que los
principios se hallan colocados en un orden léxico. Pero, ¿por qué acordarían
precisamente estos principios, y precisamente en ese orden de prioridad? Porque, al
tratarse de una situación de incertidumbre –debido al velo de ignorancia- los
contratantes se comportan racionalmente si se aseguran de que, sea cual sea su
fortuna en la obtención de dones naturales y de posiciones sociales, podrán disfrutar
de determinados bienes primarios (las libertades y derechos básicos, las
oportunidades iguales para todos, y los recursos económicos y culturales
indispensables para conservar la propia autoestima) para poder llevar a cabo,
siquiera mínimamente, cualesquiera proyectos de vida que quieran trazarse.
En síntesis, la ética rawlsiana concibe los contenidos morales que habitualmente
aceptamos en las modernas sociedades pluralistas y democráticas como las
conclusiones de un procedimiento dialógico entre personas concebidas como seres
racionales y autónomos al modo kantiano.
3.2. Ética del discurso26: Jürgen Habermas.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 15.
Nacida en la década de 1970, propone esta ética encarnar en la sociedad los valores
de libertad, justicia y solidaridad a través del diálogo, como único procedimiento
capaz de respetar la individualidad de las personas y, a la vez, su innegable
dimensión solidaria, porque en un diálogo hemos de contar con personas, pero
también con la relación que entre ellas existe y que, para ser humana, debe ser justa.
Este diálogo nos permitirá poner en cuestión las normas vigentes en una sociedad y
distinguir cuáles son moralmente válidos, porque creemos que realmente humanizan.
Obviamente, no cualquier forma de diálogo nos llevará a distinguir lo socialmente
vigente de lo moralmente válido, por eso la ética discursiva intentará presentar el
procedimiento dialógico adecuado para alcanzar esa meta, y mostrar cómo debería
funcionar en los distintos ámbitos de la vida social. Por eso ordena su tarea en dos
26
CORTINA A. Y MARTÍNEZ E. (2000). Ética. Akal, Madrid. pp. 93-98.
64
partes: una dedicada la Fundamentación (al descubrimiento del principio ético) y otra,
a la aplicación del mismo a la vida cotidiana.
Parte A: Fundamentación del principio ético
Si para Kant el punto de partida de la ética era el hecho de la conciencia del deber,
ahora partimos también de un hecho: las personas argumentamos sobre normas y
nos interesamos por averiguar cuáles son moralmente correctas. Argumentamos
sobre la insumisión y la desobediencia civil, sobre la distribución de la riqueza, sobre
la violencia y sobre un largo etcétera que tiene repercusiones morales, y en esa
argumentación podemos adoptar dos actitudes distintas: 1) la de discutir por discutir,
sin ningún deseo de averiguar si podemos llegar a entendernos; 2) la de tomar el
diálogo en serio, porque nos preocupa el problema y queremos saber si podemos
entendernos. La primera actitud convierte el diálogo en un absurdo, la segunda hace
que el diálogo tenga sentido, como una búsqueda cooperativa de la justicia y la
corrección.
Si Kant intentaba desentrañar los presupuestos que hacen racional la conciencia del
imperativo, la ética discursiva se esfuerza en descubrir los presupuestos que hacen
racional la argumentación, los que hacen de ella una actividad con sentido, y en su
búsqueda llega a conclusiones como las siguientes: cualquiera que pretende
argumentar en serio sobre normas tiene que presuponer:
1) Que todos los seres capaces de comunicarse son interlocutores válidos –es
decir, personas- y que, por tanto, cuando se dialoga sobre normas que les
afectan, sus intereses deben ser tenidos en cuenta y defendidos, a poder ser,
por ellos mismos. Excluir a priori del diálogo a cualquier afectado por la norma,
desvirtúa el presunto diálogo y lo convierte en pantomima. Por eso las
cumbres internacionales o las conversaciones locales, en las que no
participan todos los afectados ni se tienen en cuenta sus intereses, no son
sino pantomimas.
2) Que no cualquier diálogo nos permite descubrir si una norma es correcta, sino
sólo el que se atenga a unas reglas determinadas, que permiten celebrarlo en
condiciones de simetría entre los interlocutores. A este diálogo llamamos
“discurso”.
Las reglas del discurso son fundamentalmente las siguientes:
-“Cualquier sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en el discurso”.
-“Cualquiera puede problematizar cualquier afirmación”.
-“Cualquiera puede introducir en el discurso cualquier afirmación”.
-“Cualquiera puede expresar sus posiciones, deseos y necesidades”.
-“No puede impedirse a ningún hablante hacer valer sus derechos,
establecidos en las reglas anteriores, mediante coacción interna o externa al
discurso”.
(J. Habermas, Conciencia moral y acción comunicativa, pp. 112 y 113).
3) Ahora bien, para comprobar, tras el discurso, si la norma es correcta, habrá de
atenerse a dos principios:
65
-El principio de universalización, que es una reformulación dialógica del
imperativo kantiano de la universalidad, y dice así:
“Una norma será válida cuando todos los afectados por ella puedan aceptar
libremente las consecuencias y efectos secundarios que se seguirían,
previsiblemente, de su cumplimiento general para la satisfacción de los
intereses de cada uno”.
-El principio de la ética del discurso, según el cual:
“Sólo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían
encontrar) aceptación por parte de todos los afectados, como participantes en
un discurso práctico”.
(J. Habermas, Conciencia moral y acción comunicativa, pp. 112 y 113)
Por lo tanto, la norma sólo se declarará correcta si todos los afectados por ella están
de acuerdo en darle su consentimiento, porque satisface, no los intereses de un
grupo o de un individuo, sino intereses universalizables. Con lo cual el acuerdo o
consenso al que lleguemos diferirá totalmente de los pactos estratégicos, de las
negociaciones. Porque en una negociación los interlocutores se instrumentalizan
recíprocamente para alcanzar cada uno sus metas individuales, mientras que en un
diálogo se aprecian recíprocamente como interlocutores igualmente facultados, y por
eso la racionalidad de los pactos es racionalidad instrumental, mientras que la
racionalidad presente en los diálogos es comunicativa.
Parte B: Ética aplicada
Naturalmente el discurso que acabamos de describir es un discurso ideal, bastante
distinto a los diálogos reales, que suelen darse en condiciones de asimetría y
coacción, y en los que los participantes no buscan satisfacer intereses
universalizables, sino individuales y grupales. Sin embargo, cualquiera que
argumenta en serio sobre la corrección de normas morales presupone que ese
discurso ideal es posible y necesario, y por eso la situación ideal de habla a la que
nos hemos referido es una idea regulativa, es decir, una meta para nuestros diálogos
reales y un criterio para criticarlos cuando no se ajusten al ideal.
Urge, pues, tomar en serio en las distintas esferas de la vida social la idea de que
todas las personas son interlocutores válidos, que han de ser tenidas en cuenta en
las decisiones que les afectan, de modo que puedan participar en ellas tras un
diálogo celebrado en las condiciones más próximas posible a la simetría, y que serán
decisiones moralmente correctas, no las que se toman por mayoría, sino aquellas en
que todos y cada uno de los afectados están dispuestos a dar su consentimiento,
porque satisfacen intereses universalizables.
Una aplicación semejante da lugar a la llamada “ética aplicada”, que hoy en día
cubre, al menos, los siguientes ámbitos: bioética o ética médica, ética de la empresa,
66
ética económica, ética de la información, genética, ética de la ciencia y la tecnología,
ética ecológica, ética de la política y ética de las profesiones.
4. METODOLOGÍAS PARA SOLUCIÓN ÉTICA DE DILEMAS27.
Conociendo al autor del texto
Juan Gerardo Garza Treviño es maestro en educación con
especialidad en docencia a nivel superior. Licenciado en
psicología (Universidad Labastida). Licenciado en Administración
de Empresas (Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey).
Ha impartido los cursos de Administración, Mercadotecnia, y
Valores para el ejercicio profesional.
Inició su tarea docente en el Tecnológico de Monterrey, Campus
Monterrey en 1968 como profesor en el Departamento de
Administración de Empresas. Fue Director de la Carrera de Licenciado en
Administración de Empresas (1971-1991) y desde 1990 es Director del Centro de
Valores Éticos. Ha sido conferencista e instructor de seminarios y conferencias en
organismos empresariales, asociaciones civiles e instituciones gubernamentales. Ha
publicado cinco libros, de los cuales el más reciente es “Administración
contemporánea”.
Síntesis
La obra tiene el propósito de un trabajo tipo didáctico para la practica de valores,
tiene una doble finalidad ejercitar mediante actividades sencillas la vivencia de
algunos valores esenciales en el ejercicio profesional y establecer métodos
fundamentales para la participación de los alumnos por medio del intercambio de
ideas.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 16, 17 ó 18.
Texto
Para plantear y resolver dilemas es necesario comprender algunas variables básicas
que siempre están presentes. Cada uno de los modelos que a continuación se
presentan es una aportación en la que pretende identificar las variables clave que
deben clarificarse en una situación. Algunas de las metodologías tienen elementos
en común, pero cada uno presenta una visión original de realizar el estudio y la
búsqueda de soluciones a cualquier dilema ético.
Modelo de obligaciones, ideales y efectos
27
GARZA J. (2005). Valores para el Ejercicio Profesional. Mac Graw Hill, México, Págs. 63-66.
67
Este primer modelo intenta integrar los mejores aspectos de los modelos
tradicionales (utilitarismo, idealismo, intuición) y se enfoca en tres conceptos clave:
obligaciones, ideales y efectos.
Lo primero que propone el modelo es entender claramente los tres conceptos
fundamentales:
a) Obligaciones. Restricciones acerca del comportamiento que habrá de
seguirse; es aquello que debe hacerse o evitarse (por ejemplo, relaciones
entre negocios, cumplimiento de contratos, justicia).
b) Ideales. Nociones de excelencia, la meta para lograr mayor armonía con uno
mismo o con los demás (por ejemplo, conceptos como utilidad, productividad,
calidad, estabilidad, tolerancia).
c) Efectos. Las consecuencias, ya sean intencionales o no, de las decisiones
(por ejemplo, plataformas petroleras en alta mar y el riesgo de derrames de
petróleo).
Proceso
Paso 1. Identificar los aspectos importantes en el caso o situación que se analizará
utilizando como punto de partida los conceptos claves de obligaciones, ideales y
efectos. Preguntarse cuáles son las obligaciones, ideales o efectos involucrados en
este caso. El objetivo de este paso es ampliar el punto de vista de uno mismo.
Paso 2. Decidir en dónde debe ponerse mayor énfasis o enfocar el análisis de los
aspectos generados en el paso 1. ¿Cuál es el aspecto más crítico del caso? ¿Es una
obligación, un ideal o un efecto? (por ejemplo, permanecer en silencio acerca del
diseño defectuoso de un avión con el efecto de que muera gente en un accidente
aéreo versus publicar en la prensa el mal diseño con el efecto de dañar la
credibilidad del constructor de aviones).
Paso 3. Una vez identificado el aspecto más importante donde debe enfocarse la
decisión, aplicar las reglas básicas para las decisiones.
a) Cuando dos o más obligaciones estén en conflicto, elija la más importante.
b) Cuando dos o más ideales estén en conflicto, o cuando los ideales estén en
conflicto con las obligaciones, elija aquella acción que hace honor al que toma
en cuenta más el ideal más alto.
c) Y cuando los efectos estén mezclados, elija aquella acción que produzca el
mayor bien o el menor daño (por ejemplo, el caso de salvar vidas es un mayor
bien que el de salvar o cuidar la imagen del constructor de aviones).
El modelo de Nash
Este modelo fue desarrollado por Laura Nash, quien sugiere 12 preguntas que hay
que hacerse al examinar qué tan ética es una decisión en la vida profesional:
1) ¿Ha definido el problema de una forma precisa? Obtenga información precisa
de hechos.
68
2) Si usted fuera la otra parte, ¿cómo definiría la situación?
3) ¿Cómo se suscitó el problema? Considere la historia del problema o los
síntomas.
4) ¿A quiénes y a los que usted debe ser leal como persona y como miembro de
la organización? Deberes personales vs. normas y políticas organizacionales.
5) ¿Cuál es su intención al tomar la decisión? ¿Estaría orgulloso de la(s) acción
(es) a tomar?
6) ¿Cómo se compara esta intención con los resultados posibles? ¿Son los
resultados negativos o dañinos aun con buenas intenciones?
7) ¿Su decisión a quién o quiénes podrían dañar?
8) ¿Podría usted discutir el problema con las partes afectadas antes de tomar su
decisión?
9) ¿Se siente seguro de que su posición ante este problema va a ser válida por
un periodo largo? Considere las consecuencias de largo plazo.
10) ¿Podría compartir abiertamente su decisión o acción con su jefe el director,
su familia, y la sociedad como un todo? ¿Se sentiría a gusto si esta
información se difundiera en televisión?
11) ¿Cuál es el potencial simbólico de su acción en caso de ser comprendida por
los demás? ¿Y en el caso de ser incomprendida?
12) ¿Bajo qué condiciones estaría usted dispuesto a hacer excepciones a la
postura que ha tomado ante el dilema o problema?
El modelo de Anthony Pagano
Este modelo propone seis preguntas o pruebas para analizar lo ético de una
decisión:
1) ¿Es legal? Éste es un punto central en el análisis del caso.
2) La prueba costo-beneficio. La perspectiva utilitarista (utilitaria): el mayor bien
para la mayor parte.
3) El imperativo categórico. ¿Desearía que dicha decisión o acción fuera un
estándar universal (Lo que es bueno para uno es bueno para todos)?
4) La prueba de la transparencia. Si apareciera dicha información en los medios
de comunicación, ¿estaría orgulloso?
5) La regla de oro. ¿Le gustaría que le pasara a usted lo mismo?
6) Prueba de opinión calificada. Obtenga una segunda opinión de una persona
que usted juzgue tiene madurez y objetividad y a quien no afecte la decisión.
El modelo de Henderson
Un modelo de análisis de dilemas es el diseñado por Verne Henderson, quien
plantea la necesidad de analizar en cualquier caso de ética cuatro variables:
-Metas.
-Motivos
-Métodos.
-Consecuencias.
69
Las metas responden a la finalidad que se persigue con una acción: ¿qué se desea
lograr?, ¿a dónde se quiere llegar? Es la finalidad última de cualquier acción
humana: ¿para qué?, ¿objetivos se persigue?, ¿cuáles son los beneficios últimos
que se desea conseguir?
Los motivos tienen que ver con las razones más inmediatas que justifican la acción,
es decir, ¿por qué hacerlo? Las razones que explican el comportamiento de una
persona son los móviles o motivos que ha tenido para sus acciones: ¿qué beneficios
inmediatos se obtienen con la acción realizada?
Los métodos hacen referencia a las acciones que se han realizado para conseguir
los propósitos deseados. Los métodos tienen que ver con los medios o
procedimientos utilizados. En los dilemas éticos deben distinguirse los medios lícitos
e ilícitos.
Las consecuencias significan el efecto que se obtiene como resultado de la acción.
Toda acción tiene consecuencias; en cada dilema es necesario preguntarse: ¿cuáles
son esas consecuencias?, ¿de qué manera afecta una decisión a los involucrados en
el caso? Las consecuencias pueden ser para el tomador de la decisión en el dilema o
para terceros directa o indirectamente involucrados.
Modelo VCR
El modelo VCR (por sus siglas en inglés: Values and Virtues, Consequences,
Responsabilities and rights), consiste en encontrar los:




Valores: principales fuentes motivadoras del ser humano.
Virtudes: características deseables en un ser humano; en un dilema ética se
debe considerar que la decisión refleja una virtud.
Consecuencias: este modelo recomienda analizar las consecuencias de las
acciones que un profesional realiza para decidir si conviene o no.
Responsabilidades y derechos: identificación de la responsabilidad y derechos
de las partes involucradas.
Conclusión
Cada una de las metodologías aquí revisadas plantea un orden en la revisión de los
dilemas éticos. Ninguno puede considerarse como el mejor modelo. Cada uno de
ellos tiene variantes, semejanzas y algún valor agregado. Cualquiera de las
metodologías es valiosa, dado que ordena nuestro pensamiento y clarifica los
aspectos importantes por considerar al pretender dar respuesta o solución a un
dilema ético.
Las metodologías nunca aseguran que podamos llegar a la mejor solución, pero sí
reducen el riesgo de realizar, sobre una situación compleja, un análisis simplista o
superficial. Además, nos ofrecen la posibilidad de evaluar la información, generar
mejores alternativas de acción y, sobre todo, asumir el compromiso de buscar
siempre en un dilema: tomar la mejor decisión.
70
Bibliografía Capítulo II:
1) Etxeberia, X. (2002). La ética como horizonte de plenitud. Ética de las
profesiones. Temas básicos. Desclée, Bilbao. Cap. 2, pp. 31-41.
2) Cortina A. y Martínez E. (2000). Ética. Akal, Madrid. pp. 93-98.
3) Fernández J. L. (1996). Ética para Empresarios y Directivos. Esic Editorial,
Madrid, 2da. Edición. pp. 108-111.
4) Garza J. (2005). Valores para el ejercicio profesional. Ed. Mc. Graw Hill,
México. pp. 70-85.
5) Proyecto de Educación de Adultos (2000). Filosofía. Secretaría de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Subsecretaría de Educación.
71
Capítulo Tercero
Éticas Aplicadas
72
1. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS
1.1 ¿Qué es la Responsabilidad Social?
Se suele llamar responsabilidad social a la imputabilidad de una valoración positiva o
negativa por el impacto que una acción tiene en la sociedad. Puede referirse a la
imputación del perjuicio causado a un ente social o a la sociedad en su conjunto; o al
compromiso supuestamente necesario de un agente social con su propia sociedad.
La responsabilidad social es el compromiso contraído por las acciones u omisiones
de cualquier individuo o grupo que generen un impacto en la sociedad; pudiendo
recaer éstas en una persona, organización, gobierno o empresa. Dichas acciones
suelen traer consigo una valoración positiva o negativa por parte de la comunidad.
De este modo, podemos ver acciones de responsabilidad social gubernamental ;
podemos observar instituciones cuya esencia misma es socialmente responsable;
podemos observar programas de responsabilidad social empresarial o incluso
acciones de responsabilidad social personal o individual como el caso de Maria
Shirshova, quien reside en Tbilisi, Georgia trabajando como Directora Creativa de
una agencia joven y realiza diseños sociales como hobbie. Su filosofía es que no se
puede estar inserto en este mundo y permanecer indiferente ante sus problemas.
La responsabilidad social se diferencia de la responsabilidad jurídica por carecer de
un proceso institucionalizado de adjudicación, es decir, no existen tribunales
especializados en juzgar la responsabilidad social que no esté prevista en normas
jurídicas. La responsabilidad social se diferencia también de la responsabilidad
política porque no se limita a la valoración del ejercicio del poder a través de una
autoridad estatal.
La Responsabilidad Social una Virtud Social
Mientras que en la tradición kantiana la responsabilidad es la virtud individual de
concebir libre y concientemente las máximas universalizables de nuestra conducta,
para otros autores como Hans Jonas la responsabilidad es una virtud social que se
configura bajo la forma de un imperativo que, siguiendo formalmente al imperativo
categórico kantiano, ordena: «obra de tal modo que los efectos de tu acción sean
compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la tierra». Dicho
imperativo se conoce como el «principio de responsabilidad».
La Responsabilidad Social un movimiento mundial
La Responsabilidad Social es un movimiento mundial que está poco a poco cobrando
fuerza y forma a pesar de su juventud y de su carácter plural. La Responsabilidad
Social va borrando todas las diferenciaciones clásicas que existen entre sector
privado y público, organizaciones con o sin fines de lucro, ámbito nacional o
internacional: Empresas y ONGs se asocian para proyectos comunes de desarrollo,
Sindicatos aprovechan la fuerza de persuasión de clientes corporativos para hacer
presión sobre una gerencia reacia a acatar los derechos laborales, Organizaciones
privadas hacen presión sobre gobiernos blandos para que la ley nacional se ponga al
73
nivel de exigencia de estándares internacionales, etc. Toda una serie de nuevas
prácticas que redibujan el panorama de la sociedad civil y la gestión organizacional
alrededor de la regulación mediante estándares de calidad ética así como buenas
prácticas de administración.
La inmensa ventaja del gran debate mundial actual para conseguir una Norma de
Responsabilidad Social valedera para cualquier tipo de organizaciones, y que lleva el
nombre poco poético de ISO 26000, es que congrega a ONGs, Empresas,
Sindicatos, Organismos internacionales, Universidades, etc. para establecer un
consenso internacional acerca de lo que es la Responsabilidad Social.
Desde luego, constituye la definición de mayor legitimidad y ninguna organización
podrá definir a partir de ahora su Responsabilidad Social sin hacerle referencia, a
menos que quiera aislarse por completo del debate mundial.
Definición de Responsabilidad Social (ISO 26000)
"Responsabilidad Social es en verdad un nuevo modelo de gestión organizacional,
aplicable a cualquier tipo de organización, que se centra en el tema de la gestión de
los impactos que una organización genera, a corto y largo plazo, en el campo social y
medioambiental, que afectan a un sinnúmero de grupos de interés internos y
externos de dicha organización.”
“La gestión organizacional socialmente responsable debe:
- ser consistente con el desarrollo sostenible y el bienestar de la sociedad;
- tomar en cuenta las expectativas de las partes interesadas;
- estar en conformidad con la legislación vigente y congruente con las normas
de conducta internacionales; e
- integrada en toda la organización y practicada en todas sus relaciones.”
El texto precisa además que las “actividades” de la organización incluyen sus
productos y servicios, “esfera de influencia” y responsabilidad en la cadena de
producción. Es decir que, por ejemplo, una organización no sólo es responsable de lo
que ocurre en ella, sino también en la cadena de sus proveedores.
1.2 Polémica en torno a la responsabilidad social de las empresas.28
Conociendo al autor del texto
Milton Friedman es un economista estadounidense (Nueva York,
1912 - San Francisco, 2006). Junto a Henry Simons y F. A. Von
Hayek, es el principal representante de la llamada Escuela de
Chicago, grupo de economistas que considera que los mercados
competitivos libres de la intervención del Estado contribuyen a que el
funcionamiento de la economía sea más eficiente.
28
Por Milton Friedman The New Cork Times Magazine, 13 de septiembre de 1970. Copyright 1970 de
The New York Time Company.
74
Considerado uno de los más grandes economistas de su época, recibió multitud de
honores, incluido el Premio Nobel de Economía (1976). Sus postulados fueron la
base de las políticas neoliberales que se establecieron en algunos países en la
década de 1980: fueron adoptados por el Gobierno chileno del general Pinochet, por
el Gobierno Reagan en EE.UU. y por el de Margaret Thatcher en el Reino Unido. De
hecho, en las ideas de Friedman y, en general, de la Escuela de Chicago, se halla el
fundamento teórico del denominado neoliberalismo actual.
Síntesis
El texto que aquí se presenta muestra la postura y principales argumentos de Milton
Friedman sobre la "Responsabilidad Social de las Empresas”. La tesis del autor es
que los negocios sólo tienen una responsabilidad social: emplear sus recursos y
emprender actividades encaminadas a aumentar sus utilidades, siempre que se
mantengan dentro de las reglas del juego, es decir, en competencia libre y abierta sin
engaños ni fraudes.
Desde esta perspectiva, quienes dirigen la empresa no pueden hacer uso de los
recursos, propios de la empresa, en actividades ajenas al giro del negocio, pues
erosionan las utilidades de la misma. Más aún, los ejecutivos corporativos de la
empresa son directamente responsables ante sus empleadores y, esta
responsabilidad consiste en manejar el negocio de tal manera que puedan generar
tanto dinero como sea posible, sin salirse del marco jurídico institucional donde
operan. El negocio del negocio es el negocio, será pues la tónica de la postura de
Friedman, que podrás recoger como fruto de esta lectura.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 17 y/o 18.
Texto
Cuando oigo a empresarios hablando de manera elocuente sobre “las
responsabilidades sociales de la empresa en un sistema de libre empresa” me viene
a la cabeza el maravilloso planteamiento de aquel francés que a sus 70 años
descubrió que había estado hablando en prosa durante toda su vida. Los
empresarios creen que están defendiendo la libre empresa cuando declaman que a
la empresa no le preocupan “simplemente” los beneficios, sino también promover
unos fines “sociales” deseables; que la empresa tiene una “conciencia social” y se
toma en serio sus responsabilidades para crear empleo, eliminar la discriminación,
evitar la polución y cualquier otra cosa que sea el reclamo de la cosecha
contemporánea de reformistas. De hecho están – o estarían si ellos o cualquier otro
se lees tomara en serio- predicando el más puro y genuino socialismo. Los
empresarios que hablan en estos términos son títeres involuntarios de las fuerzas
intelectuales que han estado socavando las bases de una sociedad libre durante las
últimas décadas.
Las discusiones sobre “las responsabilidades sociales de la empresa” destacan por
su impresión analítica y por su falta de rigor. ¿Qué significa decir que “la empresa”
75
tiene responsabilidades? Sólo las personas pueden tener responsabilidades. Una
corporación es una persona artificial, y en este sentido puede tener
responsabilidades artificiales, pero no puede decirse que “la empresa” en su conjunto
tiene responsabilidades, ni siquiera en este sentido vago. El primer paso hacia la
claridad al examinar la doctrina de la responsabilidad social de la empresa es
preguntar de manera precisa qué implica y para quién.
Supuestamente, los individuos que deben ser responsables son los empresarios, es
decir, los propietarios individuales o los ejecutivos corporativos. La mayor parte del
debate sobre la responsabilidad va dirigido a las corporaciones, de modo que en
adelante dejaré de ocuparme mayormente de los propietarios individuales y hablaré
de los ejecutivos corporativos.
En un sistema de libre empresa y de propiedad privada, un ejecutivo corporativo es
un empleado de los propietarios de la empresa, y tiene una responsabilidad directa
para con sus empleadores. Esta responsabilidad es dirigir la empresa con arreglo a
los deseos de los mismos, que por lo general serán ganar tanto dinero como sea
posible ajustándose a las normas básicas de la sociedad, tanto las plasmadas en las
leyes como las plasmadas en las costumbres éticas. Por supuesto, en algunos casos
sus empleadores puede que tengan un objetivo distinto. Un grupo de personas
podría crear una corporación con un objetivo caritativo, como por ejemplo un hospital
o una escuela. El gerente de una corporación de este tipo no tendrá como objetivo
obtener beneficios monetarios, sino prestar determinados servicios.
Tanto en un caso como en el otro, el punto clave es que, en su condición de
ejecutivo corporativo, el gerente es el agente de los individuos que son los
propietarios de la corporación o que crean la institución caritativa, y su
responsabilidad básica es para con ellos.
Ni que decir tiene que ello no significa que sea fácil juzgar hasta qué punto el
ejecutivo corporativo está desempeñando bien su cometido. Sin embargo, por lo
menos el criterio voluntario está claramente definido.
Por su puesto, el ejecutivo corporativo es también una persona en su propio derecho;
y, como tal, puede que tenga muchas otras responsabilidades que reconozcan o
asuma de manera voluntaria: para con su familia, su conciencia, sus sentimientos de
caridad, su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país. Puede que se sienta obligado por
dichas responsabilidades a dedicar parte de sus ingresos a causas que considera
respetables, a rechazar trabajar para ciertas corporaciones, e incluso a abandonar
su trabajo, por ejemplo, para incorporarse al ejército de su país. Si lo deseamos,
podemos referirnos a algunas de estas responsabilidades como “responsabilidades
sociales”. Sin embargo, en este sentido ejecutivo corporativo está actuando como
principal, y no como agente; está gastando su propio dinero o tiempo o energía, y no
el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se ha
comprometido a dedicar a los objetivos de los mismos. Si esto son
“responsabilidades sociales”, son las responsabilidades sociales de los individuos, no
de la empresa.
76
¿Qué significa decir que el ejecutivo corporativo tiene una “responsabilidad social” en
su condición de empresario? Si esta afirmación no es pura retórica, entonces ello
debe significar que el ejecutivo corporativo tiene que actuar de algún modo que no
sea en interés de sus empleadores. Por ejemplo, que debe abstenerse de
incrementar el precio del producto con el fin de contribuir al objetivo social de impedir
la inflación, aunque un cremento de precio fuera en beneficio de los mejores
intereses de la corporación. O que debe realizar una serie de gastos para reducir la
polución por encima de la cantidad que constituye los mejores intereses de la
corporación o de lo que exige la ley con el fin de contribuir al objetivo social de
mejorar el medio ambiente. O que, a expensas de los beneficios corporativos, debe
contratar a unos indeseables en paro en vez de a unos trabajadores disponibles más
cualificados para contribuir al objetivo social de reducir la pobreza.
En cada uno de estos casos, el ejecutivo corporativo estaría gastando el dinero de
otra persona en beneficio de un interés social general. En la medida en que sus
acciones con arreglo a su “responsabilidad social” reducen las ganancias de los
grupos de interés, se está gastando el dinero de los mismos. En la medida en que
sus acciones incrementan el precio para los clientes, se está gastando el dinero de
los mismos.
Los grupos de interés o los clientes o los empleados podrían gastarse por separado
su propio dinero en la acción particular si desearan hacerlo. El ejecutivo está
ejerciendo una “responsabilidad social” distinta, en vez de servir como agente de los
grupos de interés o de los clientes o de los empleados, sólo si se gasta el dinero de
manera distinta a como éstos se lo hubieran gastado.
Sin embargo, si el ejecutivo lo hace en realidad está cobrando unos impuestos, por
un lado, y decidiendo cómo se gastará el rendimiento de dichos impuestos, por otro
lado.
Este proceso plantea cuestiones políticas a dos niveles: el principio y las
consecuencias. A nivel del principio político, cobrar impuestos y gastarse el
rendimiento de los mismos son funciones gubernamentales. Hemos establecido
disposiciones constitucionales, parlamentarias y judiciales muy elaboradas para
controlar dichas funciones, para garantizar que los impuestos se cobran en la medida
de lo posible con arreglo a las preferencias y los deseos del público – al fin y al cabo,
“la fiscalidad sin representación” fue una de las consignas de la Revolución
Americana. Tenemos un sistema de comprobaciones y de balanza para separar la
función ejecutiva de cobrar los impuestos y administrar los programas de inversión y
de la función judicial de mediar en las disputas e interpretar la ley.
Aquí el empresario –ya sea autoseleccionado o nombrado directamente o
indirectamente por los grupos de interés– debe actuar simultáneamente como
legislador, ejecutivo y jurista. Debe decidir a quién cobrar un impuesto, en qué
cuantía y con qué objetivo, y debe gastarse el rendimiento de dicho impuesto, todo
ello guiándose únicamente por las exhortaciones generales para contener la
inflación, mejorar el medio ambiente, combatir la pobreza, etc., etc.
77
Toda la justificación para permitir que el ejecutivo corporativo sea seleccionado por
grupos de interés es que el ejecutivo es un agente que sirve los intereses de su
principal. Esta justificación desaparece cuando el ejecutivo corporativo cobra
impuestos y se gasta el rendimiento de los mismos para fines “sociales”. Se convierte
entonces, en efecto, en un empleado de una empresa privada. Por principio político
es intolerable que tales funcionarios públicos –en la medida en que sus acciones en
nombre de la responsabilidad social sean reales y no sólo pura fachada– deban
seleccionarse tal como se hace actualmente. Si deben ser funcionarios, entonces
deben ser seleccionados mediante un proceso político. Si deben cobrar impuestos y
realizar gastos para favorecer objetivos “sociales”, entonces debe crearse una
maquinaria social para valorar los impuestos y determinar mediante un proceso
político los objetivos que hay que servir.
Éste es el motivo básico por el cual la doctrina de la “responsabilidad social” implica
la aceptación de la visión socialista según la cual son los mecanismos políticos, y no
los mecanismos de mercado, la manera apropiada de determinar la asignación de
recursos escasos a usos alternativos.
Debido a las consecuencias que de ello se derivan, ¿puede en realidad el ejecutivo
corporativo cumplir sus supuestas “responsabilidades sociales”? Por otra parte,
supongamos que se le permitiera gastarse el dinero de los grupos de interés o de los
clientes o de los empleados. ¿Cómo puede saber cómo debe gastárselo? Se le dice
que debe contribuir la inflación. ¿Cómo puede saber qué acción suya contribuirá a tal
fin? Se supone que es un experto en dirigir su empresa, en producir o vender un
producto o en financiarlo. Sin embargo, nada en su selección le convierte en un
experto en inflación. ¿Comportará su reducción del precio de su producto una
reducción de la presión inflacionista? ¿O, al dejar más poder de gasto en manos de
sus clientes, simplemente la desviará hacia otra parte? ¿O, al forzarle a producir
menos como consecuencia del precio más bajo, contribuirá simplemente a la
escasez? Aunque el ejecutivo corporativo pudiera responder a estas preguntas,
¿hasta que puede justificar la imposición de un coste a sus grupos de interés,
clientes y empleados para objetivo social? ¿Cuál es su proporción apropiada y cuál
es la proporción apropiada de los demás?
Y, tanto si lo desea como sino, ¿se le puede consentir que se gaste el dinero de sus
grupos de interés, de sus clientes o de sus empleados? ¿No van a despedirle los
grupos de interés? (Ya sean los actuales o los que ocupen su lugar cuando las
acciones del ejecutivo corporativo en nombre de la responsabilidad social hayan
reducido los beneficios de la corporación y el precio de sus acciones). Sus clientes y
sus empleados pueden abandonarle por otros productos y empleadores menos
escrupulosos en el ejercicio de sus responsabilidades sociales.
Esta faceta de la doctrina de la “responsabilidad social” adquiere su mayor relieve
cuando los sindicatos utilizan la doctrina para justificar la moderación salarial. El
conflicto de intereses de sus miembros a un objetivo algo más general. Si los
dirigentes sindicales intentan cumplir con la moderación salarial, es probable que la
consecuencia sean huelgas salvajes, revueltas de las bases y emergencia de sólidos
competidores por sus puestos. Se produce, por tanto, la ironía de que los líderes
78
sindicales –por lo menos en los Estados Unidos– se han opuesto a la interferencia
del Gobierno con el mercado de manera mucho más coherente y decidida a como lo
han hecho los líderes empresariales.
La dificultad de ejercer la “responsabilidad social” ilustra, por supuesto, la gran virtud
de la empresa competitivas privada, ya que fuerza a la gente a ser responsable de
sus propias acciones y les dificulta que puedan “explotar” a otras personas, ya sean
para fines egoístas o no egoístas. Pueden hacer el bien, pero sólo a expensas de
ellos mismos.
Puede que un lector que haya seguido el argumento hasta este punto tenga la
tentación de objetar que está muy bien hablar de que el Gobierno tiene la
responsabilidad de cobrar impuestos y de terminar los gastos para objetivos
“sociales” tales como controlar la polución o formar al indecible que está en paro,
pero que los problemas son demasiado urgentes para esperar al lento desarrollo de
los procesos políticos, que el ejercicio de la responsabilidad social por parte de los
empresarios es una manera más rápida y segura de resolver los acuciantes
problemas actuales.
Aparte de la cuestión de hecho –comparto el escepticismo de Adam Smith sobre los
beneficios que pueden esperarse de “aquellos que se inclinaron por los negocios por
el bien público” –, este argumento debe ser rechazado por los motivos de principio. A
lo que equivale es una afirmación en el sentido de que aquellos que son partidarios
de los impuestos y de los gastos en cuestión no han conseguido convencer a la
mayoría de sus conciudadanos para que piensen igual, y que lo que pretenden es
alcanzar por procedimientos antidemocráticos lo que no pueden alcanzar por
procedimientos democráticos. En una sociedad libre, resulta difícil para la gente
“mala” llevar a cabo cosas “malas”, especialmente porque el bien de uno es el mal de
otro.
Para simplificar, me he concentrado en el caso especial del ejecutivo corporativo,
excepto en la breve digresión sobre los sindicatos. Sin embargo, precisamente el
mismo argumento es aplicable al fenómeno más reciente de apelar a los grupos de
interés para exigir a las corporaciones que ejerzan la responsabilidad social (como,
por ejemplo, la reciente cruzada de General Motors). En la mayoría de estos casos,
lo que en realidad ocurre es que algunos grupos de interés intentan que otros
grupos de interés (o clientes o empleados) contribuyan contra su voluntad a causas
“sociales” impulsadas por los activistas. En la medida en que tengan éxito, están
volviendo a cobrar impuestos y gastándose el rendimiento de los mismos.
La situación del propietario individual es algo distinta. Si actúa para reducir los
ingresos de su empresa con el fin de ejercer su “responsabilidad social”, se está
gastando su propio dinero, no el de otro. Si desea gastarse su dinero para tales fines,
está en su derecho, y no alcanzo a ver que pueda hacerse objeción alguna a que lo
haga. En este proceso el propietario individual también puede imponer costes sobre
los empleados y los clientes. Sin embargo, dado que es mucho menos probable que
el propietario individual tenga el poder monopolístico de una gran corporación o
sindicato, cualquier efecto colateral en este sentido tenderá a ser menor.
79
Por su puesto, en la práctica la doctrina de la responsabilidad social sirve a menudo
para encubrir acciones que se justifican por motivos distintos que el motivo para
llevar a cabo dichas acciones.
Para ilustrar dicha afirmación, puede muy bien que resulte beneficioso a largo plazo
para una corporación que es un empleador de primer orden en una pequeña
comunidad dedicar recursos a proporcionar comodidades para aquella comunidad o
para mejorar el gobierno de la misma. Ello puede facilitar la atracción de empleados
deseables, puede reducir la factura salarial o reducir las pérdidas causadas por
hurtos y sabotajes o tener otros efectos positivos. O puede ser que, dadas las leyes
sobre la desgravación de las contribuciones benéficas de las empresas, los grupos
de interés puedan contribuir a promover más actos benéficos haciendo que sea la
empresa y no ellos mismos quien haga el regalo, ya que de este modo pueden
contribuir con una cantidad que de lo contrario se habría pagado como impuesto
corporativos.
En cada unos de estos casos, y en otros muy similares, existe una tentación muy
fuerte de racionalizar estas acciones como un ejercicio de “responsabilidad social”.
En el presente clima de opinión, con su aversión generalizada al “capitalismo”, a los
“beneficios”, a la “corporación desalmada” y demás, para una corporación ésta es
una manera de general clientela y renombre comercial como producto de unos
gastos que están completamente justificados en el propio interés de la empresa.
Sería incoherente por mi parte pedir a los ejecutivos corporativos que se abstuvieran
de recurrir a esta pura fachada hipócrita porque perjudica los fundamentos de una
sociedad libre. ¡Ello sería pedirles que ejercieran una “responsabilidad social”! Si
nuestras instituciones, y las actitudes del público, encubren así las acciones que
realizan en su propio interés, yo no puedo llamar a una gran indignación para
denunciarlos. Al mismo tiempo, puedo expresar admiración por aquellos propietarios
individuales de corporaciones cerradas o por los grupos de interés de corporaciones
más abiertas que menos precian dichas tácticas porque se acercan al fraude.
Sea o no reprobable, la utilización del encubrimiento de responsabilidad social, y los
disparates que dicen en su nombre influyentes y prestigiosos empresarios,
perjudican claramente los fundamentos de una sociedad libre. Me ha impresionado
una y otra vez el carácter esquizofrénico de muchos empresarios. Son capaces de
tener una gran visión y una gran lucidez en cuestiones internas de sus empresas. Sin
embargo, son increíblemente miopes y confusos en cuestiones que son externas a
sus empresas pero que afectan a la posible supervivencia de la empresa en general.
Dicha miopía queda sorprendentemente ejemplificada en los llamamientos que
muchos empresarios realizan con respectos a las pautas salariales o de precios o
las políticas de control o de ingresos. No hay nada que pueda hacer más en un breve
espacio de tiempo para destruir un sistema de mercado y sustituirlo por un sistema
de control centralizado que el control gubernamental efectivo de los precios y
salarios.
80
Dicha miopía también queda ejemplificada en los discursos de los empresarios sobre
la responsabilidad social. Puede que ello les reporte prestigio a corto plazo, pero
contribuye a reforzar la ya demasiado extendida visión según la cual la búsqueda de
beneficios es malvada e inmoral y debe ser refrenada y controlada por fuerzas
externas. Una vez adoptada esta visión, las fuerzas externas que refrenan el
mercado no serán las conciencias sociales, por muy desarrolladas que estén, de los
ejecutivos pontificantes; será el puño de acero de los burócratas gubernamentales.
Aquí, como en el caso de los controles sobre precios y los salarios, a mí me parece
que los empresarios hacen gala de un impulso suicida.
El principio político subyacente al mecanismo de mercado es la unanimidad. En un
mercado libre ideal basado en la propiedad privada, ningún individuo puede
coaccionar a ningún otro, toda cooperación es voluntaria, todas las partes de dicha
cooperación se benefician de ella o no necesitan participar en la misma. No existen
valores ni responsabilidades “sociales” en ningún sentido que no sean los valores y
las responsabilidades compartidos por los individuos de los distintos grupos que
éstos constituyen voluntariamente.
El principio político subyacente al mecanismo político es la conformidad. El individuo
debe servir a un interés social más general, ya sea determinado por una iglesia, un
dictador o una mayoría. El individuo puede tener un voto y decir en qué debe
hacerse, pero si es desestimado, debe conformarse. Para algunos es apropiado
exigir a los demás que contribuyan a un objetivo social general tanto si lo desean
como si no.
Por desgracia, la unanimidad no siempre es posible. Existen algunos aspectos en los
que la conformidad parece inevitable, de modo que no veo cómo puede uno evitar la
utilización del mecanismo político totalmente.
Sin embargo, la doctrina de la “responsabilidad social” tomada seriamente ampliaría
el alcance del mecanismo político a toda actividad humana. Filosóficamente no
difiere de la doctrina colectivista más explícita. Difiere únicamente al profesar que
cree que los fines colectivistas pueden alcanzarse sin medios colectivistas. Por ello,
en mi libro Capitalism and Freedom la he calificado de “doctrina fundamentalmente
subversiva” en una sociedad libre, y he afirmado que en tal tipo de sociedad “existe
una y sólo una responsabilidad social de la empresa: utilizar sus recursos y
comprometerse en actividades diseñadas para incrementar sus beneficios en la
medida en que permanezca dentro de las reglas del juego; es decir, comprometerse
en una competencia abierta y libre sin engaño o fraude”.
81
Postura de Ian Davis. Empresa y sociedad el mayor contrato29
“Al transformar las cuestiones sociales en estrategia,
las grandes empresas pueden reformular el debate sobre su rol”.
Ian Davis.
Conociendo al autor del texto
Ian Davis es un economista nacido en Kent, Inglaterra 1952. Es
graduado en filosofía, política y economía por la Universidad de
Oxford y Balliol. Fue director general de la Compañía McKinsey,
Londres desde 2003 hasta 2009.
Síntesis
Los escándalos corporativos de los últimos años han dejado por el
suelo la imagen de las empresas globales. Es tiempo de balances.
Ian Davis, propone una nueva ética corporativa que concilie las
presiones por rentabilidad con la responsabilidad social.
Texto
El gran debate a largo plazo sobre el rol de la empresa en la sociedad se encuentra
actualmente atrapado entre dos posiciones ideológicas opuestas y trilladas.
En un lado del debate actual se encuentran quienes afirman que (para utilizar la frase
de Milton Friedman) el “negocio del negocio es el negocio”. Esta creencia está
mayormente asentada en las economías anglosajonas. Según esta visión, las
cuestiones sociales son periféricas con respecto a los desafíos del management
corporativo. El único objetivo legítimo de la empresa es crear valor para el accionista.
En el lado opuesto están los partidarios de la “responsabilidad social de la empresa”
(RSE), un movimiento en rápido crecimiento, de carácter más bien confuso, que
abarcar tanto a las empresas que ya la RSE como a los grupos de activistas
escépticos que afirman que las empresas deben ir más allá para mitigar sus
impactos sociales. A medida que otras regiones del mundo –partes de la Europa
continental y central, por ejemplo – avanzan hacia el modelo anglosajón de valor
para el accionista, el debate entre ambas partes ha ido adquiriendo una importancia
cada vez más global.
Y es una pena. Porque ambas perspectivas ocultan de modos distintos la
importancia de las cuestiones sociales para el éxito de la empresa. Y también
caricaturizan con poco espíritu de servicio la contribución de la empresa reformulen
este debate y rescaten de las críticas su alto valor intelectual y moral.
Las grandes empresas deben transformar las cuestiones sociales en estrategia, de
tal manera que ésta refleje la importancia real de su negocio. Deben articular la
contribución social de la empresa y definir su objetivo último con más sutiliza de la
29
26 de mayo de 2005. De la edición impresa de The Economist.
82
que se desprende de la visión mundial “el negocio del negocio es el negocio” y de
manera menos defensiva que la mayoría de los enfoques actuales en materia de
RSE. Ello puede contribuir a que la relación existente entre las grandes empresas y
la sociedad en este sentido sea percibida como un “contrato social” implícito; lo cual
viene a ser adaptar Rousseau al mundo de la empresa, podríamos decir. Este
contrato comporta obligaciones, oportunidades y ventajas mutuas para ambas
partes.
Sin embargo, para explicar la base de tal enfoque puede resultar útil determinar en
primer lugar las limitaciones de los dos polos ideológicos actuales. Comencemos por
“el negocio del negocio es el negocio”. En este caso se trata de una cuestión
básicamente jurídica. En muchos países, como por ejemplo Alemania, la obligación
legal es en todo caso para los grupos de interés, e incluso en los Estados Unidos la
primacía legal de los accionistas está abierta a una muy amplia interpretación.
El problema con la actitud de “el negocio del negocio” es más bien que puede
impedir a la dirección ver dos importantes realidades. La primera es que las
cuestiones sociales no son tan tangenciales con respecto al negocio del negocio,
sino fundamentales para el mismo. Desde un punto de vista defensivo, las empresas
que ignoran el sentimiento público se convierten en vulnerables a un ataque. Sin
embargo, las presiones sociales también pueden funcionar como indicadores
prematuros de factores centrales para la rentabilidad corporativa, como por ejemplo
la normativa y el marco de la política pública en el que las empresas deben operar, el
deseo por parte de los consumidores de ciertos bienes por encima de otros, y la
motivación (y la predisposición a ser contratado en primer lugar) de los empleados.
Las empresas que tratan las cuestiones sociales como molestas interrupciones o
simplemente como una manera injustificada de atacar al negocio están haciendo la
vista gorda con respecto a las fuerzas venideras que tienen el poder,
fundamentalmente, de alterar su futuro estratégico. Si bien es posible que el efecto
de la presión social sobre dichas fuerzas no sea inmediato, ello no constituye motivo
alguno suficiente para que las empresas demoren el estar preparadas para hacerles
frente. Incluso desde una perspectiva estricta del valor para el accionista, la mayor
parte del valor del mercado de las acciones –generalmente más del 80% en los
mercados públicos de los Estados Unidos y de Europa occidental – depende de las
expectativas de flujo de tesorería de las empresas más allá de los tres años
siguientes.
Existen muchos ejemplos del impacto a largo plazo de las cuestiones sociales sobre
las empresas. Y están creciendo a un ritmo muy rápido. En el sector farmacéutico,
una tormenta de presiones sociales durante la pasada década –que eran
consecuencia de cuestiones como la percepción pública de que se cobraban unos
precios excesivos por los fármacos contra el VIH en los países en vías de desarrollo,
por ejemplo – se está traduciendo actualmente en un endurecimiento generalizado (y
en ocasiones aparentemente indiscriminado) del marco normativo. Mientras tanto, en
el sector de la alimentación y la restauración, el debate sobre el prolongado
incremento de la obesidad se está traduciendo actualmente en la exigencia de
nuevos controles sobre la comercialización de los alimentos poco saludables.
83
En el caso de las grandes instituciones financieras, las preocupaciones sobre los
conflictos de intereses y la venta inadecuada de productos han conducido
recientemente a cambios en las prácticas centrales y en la estructuras del sector.
Para algunos grandes revendedores, la resistencia del público y de los planificadores
a la creación de nuevas tiendas está limitando las oportunidades de crecimiento. Y
todo ello es no decir nada de hasta qué punto las presiones sociales y políticas han
convertido y redefinido la industria del tabaco, pongamos por caso, o los sectores
petrolífero y minero a lo largo de las últimas décadas.
En todos estos casos, se han puesto en juego miles de millones de dólares de valor
para el accionista como consecuencia de cuestiones sociales que en última instancia
acaban alimentando motores fundamentales del rendimiento corporativo. En muchos
casos, una perspectiva de “el negocio del negocio es el negocio” ha impedido ver a
las empresas consecuencias (o cambios en su “contrato social” implícito) que a
menudo podrían haberse previsto.
Y tan importante como esto es que dichas consecuencias no sólo han comportado
riesgos para las empresas, sino que también han generado oportunidades de
creación de valor. En el caso del sector farmacéutico, por ejemplo, en el creciente
mercado de los medicamentos genéricos (es decir, no protegidos por una patente);
en el caso de los restaurantes de comida rápida, en el sentido de servir comidas más
saludables; y en el caso de la industria energética, en el sentido de cubrir una
demanda rápidamente creciente (igual que la presión normativa) de combustible más
limpios como el gas natural. Las presiones sociales indican a menudo la existencia
de necesidades sociales o de preferencias de consumo no cubiertas. Las empresas
pueden verse beneficiadas si las perciben y les dan respuesta ante que sus
competidores.
Juicio de valor
Paradójicamente, el lenguaje del valor para el accionista puede dificultar a las
empresas la maximización del valor para el accionista en este sentido. Practicado
como un mantra irreflexivo, puede llevar a los directivos a concentrarse
excesivamente en mejorar el rendimiento de sus empresas a corto plazo,
desatendiendo así importantes oportunidades y cuestiones a largo plazo. Este éstas
se encontrarían no sólo las presiones sociales, sino también la confianza de los
consumidores, la inversión en innovación y otras posibilidades de crecimiento.
El segundo punto que la perspectiva de “el negocio del negocio es el negocio” oculta
para muchas empresas está relacionado con el primero: la necesidad de plantearse
cuestiones relativas a su ética y a su legitimidad. Por motivos de integridad y por su
propio interés progresista, las grandes empresas deben hacer frente a dichas
cuestiones, tanto de palabra como en la práctica.
No es ni suficiente ni inteligente afirmar que es cosa de los gobiernos dictar las leyes,
y que las empresas deben simplemente limitarse a operar dentro de dichas normas.
Ni tampoco resulta suficiente, aunque a menudo resulte válido, señalar que muchas
84
de las críticas que se hacen a las empresas son inmerecidas, o que quienes lanzan
las acusaciones también deberían examinar sus propias prácticas y su propia
responsabilidad social. Independientemente de si las críticas son válidas o no, su
efecto acumulativo puede determinar el contexto estratégico de las empresas. Es
pues imperativo que las empresas intenten liderar estos debates, en vez de
reaccionar a ellos.
Además, en algunas partes del mundo, especialmente en algunos países pobres en
vías de desarrollo, tanto la normativa legal como la prestación de servicios públicos
básicos brillan por su ausencia, lo cual puede muy bien hacer que la perspectiva de
“el negocio del negocio es el negocio”sea poco útil como pauta para la acción
corporativa. Si las empresas que operan en tales entornos se concentran de manera
demasiado estrecha en leyes locales mal definidas o temen lo amplios debates sobre
su supuesto comportamiento, entonces es probable que tengan que hacer frente a
cada vez más críticas sobre sus actividades, y que incurran por tanto en un mayor
riesgo de verse implicadas en las tensiones políticas locales.
¿Es la RSE la respuesta? Ojalá lo fuera. Y no es para criticar las muy loables
iniciativas que en materia de RSE llevan a cabo las empresas individuales, ni para
discutir la evidente necesidad de que las empresas (igual que cualquier otra entidad
social) sean responsables. Es más bien para examinar las amplias prescripciones
que los grupos y activistas implicados en la RSE han fijado para las empresas. Por lo
general, entre las mismas figuran “el diálogo con grupos de interés”, “los informes
sociales y medioambientales” y las políticas corporativas en cuestiones éticas. Este
enfoque es demasiado limitado y demasiado defensivo y está demasiado
desconectado de la estrategia corporativa.
La postura defensiva de la RSE: surge de su génesis.
La postura defensiva de la RSE surge de su génesis. Su popularidad como conjunto
de tácticas entre las empresas fue impulsada en gran parte por una serie de
campañas anticorporativas que tuvieron lugar a finales de a década de 1990, y que a
su vez cobraron mayor fuerzas por las protestas antiglobalización que se produjeron
más o menos en la misma época. Desde entonces las empresas se han visto
arrastradas a la SER, atraídas por biensonantes pero vagas nociones tales como “el
triple resultado” (la idea según la cual las empresas pueden servir simultáneamente
objetivos sociales y medioambientales y obtener beneficios). Las empresas han visto
en la RSE un modo de evitar las críticas de las ONG y contra su reputación, así
como de mitigar los aspectos y las consecuencias más duros del capitalismo.
Esta actitud defensiva inicia la discusión con el pie equivocado, ciertamente, en lo
que debería afectar a los líderes empresariales. Las grandes empresas realizan unas
contribuciones enormes y de vital importancia a la sociedad moderna, contribuciones
que no son lo bastante bien expresadas, reconocidas. Entre éstas se encuentran las
ganancias en productividad, la innovación y la investigación, el empleo, las
invesiones a gran escala, el desarrollo y la organización del capital humano. Todo
ello es, y serña esencial para el futuro bienestar económico nacional y global. Las
grandes empresas también proporcionan un vehículo para la inversión que es
probable que sea central ara la prestación de pensiones en una OCDE que está
85
envejeciendo. En los países más pobres en vías de desarrollo, mientras tanto, la
entrada de empresas multinacionales (a través de la inversión extranjera directa) ha
aportado a menudo capital, tecnología, habilidades y otros elementos de vital
importancia para la reducción de la pobreza. No es una coincidencia que los países
en desarrollo pongan tanto énfasis en atraer a grandes empresas y la inversión que
ello puede suponer para sus economías.
¿Una cosa llamada sociedad?
La RSE se limita a una ser una agenda para la acción corporativa, porque no logra
captar la importancia potencial de las cuestiones sociales para la estrategia
corporativa. Hay que reconocer que las empresas que emprenden con as ONG un
“diálogo con los grupos de interés” serán más conscientes de antemano de las
cuestiones potenciales. Sin embargo, recabar de las ONG es sólo una parte de lo
que hay que hacer para comprender el alcance de las presiones sociales que en
última instancia pueden afectar a motores clave de la empresa, tales como la
normativa, las pautas de consumo y demás.
Uno de los siguientes pasos obvios que las empresas deben dar, una vez han
comprendido la posible evolución de estas amplias presiones sociales, es planificar
las opciones a lago plazo y las respuestas a las mismas. Sin embargo, las típicas
iniciativas en materia de RSE—Una nueva política ética por aquí, por ejemplo, o un
brillante informe sobre sostenibilidad por allí– resultan a menudo tangenciales en
este sentido. Es perfectamente posible que una empresa pueda seguir muchas de
las prescripciones de la RSE y que siga sin embargo sufriendo muy de cerca los
cambios sísmicos de su entorno empresarial impulsado socialmente.
Uno de los problemas en este sentido es que muchas empresas han elegido basar
sus funciones de RSE demasiado estrechamente dentro de sus departamentos de
atención al público o corporativos. Si bien es cierto que ejercen un rol táctico
importante, a menudo dichos departamentos están pensados para rebatir las críticas,
y tienden a operar a cierta distancia de los niveles de toma de decisiones dentro de
la empresa.
En las limitaciones tanto de al RSE como del razonamiento “el negocio del negocio
es el negocio” se encuentra el perfil de un nuevo enfoque para la empresa (tan
importante para las empresas chinas, indias o alemanas como para las empresas
norteamericanas y británicas), del cual destacan tres aspectos principales:
El primero es una prescripción muy simple. Las empresas deben introducir procesos
explícitos para asegurarse de que las cuestiones sociales y las fuerzas sociales
emergentes se discuten al más alto nivel como parte de la planificación estratégica
general. Ello significa que los directivos ejecutivos deben educar e implicar a sus
consejos de administración. Y significa, también, que deben desarrollar amplias
métricas o resúmenes que describan de manera útil las cuestiones importantes,
esencialmente del mismo modo en que la mayoría de empresas analizan las
tendencias de los clientes en la actualidad.
86
El riesgo de que los grupos de interés –incluyendo a los gobiernos, los grupos de
consumidores, los abogados y los medios de comunicación– se movilicen alrededor
de cuestiones concretas puede estimularse a grandes rasgos basándose en las
agendas y los intereses conocidos de dichos grupos. Así, por ejemplo, que el debate
sobre la obesidad iba a repercutir a no muy largo plazo sobre las empresas
alimenticias era parcialmente predecible a partir de la creciente inversión de los
gobiernos en problemas de salud relacionados con la obesidad, del inevitable interés
de los medios por dicha cuestión, y del interés de algunos abogados por encontrar
nuevos objetivos corporativos con los que litigar. Sin embargo, cuando el sector se
implicó en la cuestión lo hizo a la defensiva, luchando para ponerse a nivel del
debate público. En el futuro, las empresas deben hacer mucho más para comprender
dichas cuestiones anticiparse a las mismas.
Ser grande no es tan fácil
Tanto segundo como el tercer aspecto están relacionados con la idea de que existe
un contrato implícito entre las grandes empresas y la sociedad, o en realidad entre el
conjunto de los sectores económicos y la sociedad, el contrato que constituye el
sujeto del presente artículo. Los detractores han conseguido a menudo dar la imagen
de que dicho contrato es una ganga en un único sentido que beneficia a las
empresas a costa de la sociedad. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
Las actividades que las empresas llevan a cabo han comportado claramente
beneficios sociales, y también costes. De modo similar, sin embargo, en un contrato
hay dos partes, y las empresas deben reconocer que a cambio de la capacidad de
funcionar están sujetas a normas y restricciones. En ocasiones el contrato puede ser
objeto de una tensión evidente.
La reciente reacción en contra de las grandes empresas que se ha producido en los
Estados Unidos puede interpretarse en el sentido que la sociedad está buscando
modificar los términos del contrato, basándose en la percepción popular de que las
empresas han abusado de su rol. De modo similar, en Alemania las empresas están
luchando actualmente para defenderse de las acusaciones en el sentido que su
contrato con la sociedad está fundamentalmente desequilibrado.
El segundo aspecto requiere que las empresas no sólo comprendan sus “contrato”
individuales, sino también, que los gestiones activamente. Para ello pueden elegir
entre una variedad de tácticas potenciales tales como: proporcionar una información
más transparente; realizar cambios en materia de I+D o reorganizar los activos para
captar la oportunidades esperadas de futuro o para suprimir las responsabilidades
percibidas; introducir cambios en el enfoque normativo; y, a nivel del sector,
desarrollar y desplegar estándares voluntarios de comportamiento.
Algunas empresas y sectores ya están experimentando con tales enfoque; prueba de
ello es reciente anuncio de General Electric de duplicar su inversión en investigación
en materia de tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, hay
margen para realizar muchas más actividades en este sentido, a condición de que se
alineen con los objetivos estratégicos corporativos. Reorganizar la conducta a nivel
de todo el sector y de manera cada vez más global puede ser especialmente
87
importante, ya que las fechorías percibidas de una empresa pueden afectar al
conjunto del sector en el que ésta opera.
Un punto importante es que todas las empresas darán respuestas tácticas bastante
distintas dependiendo de las circunstancias, de manera que no siempre resultarán
apropiadas las soluciones estándar o simplemente biensonantes. La transparencia
es un buen ejemplo de ello. Es fácil, pero erróneo, afirmar que nunca puede haber
bastante transparencia. Lo que podría ser bueno para una empresa farmacéutica que
intenta recuperar la confianza de sus clientes podría resultar perjudicial para un
administrador de fondos de protección. Y, naturalmente, un código de conducta
voluntario tendría una lectura muy distinta según se trata de un revendedor o de una
empresa minera de extracción de cobre.
Ello me lleva al tercer aspecto del nuevo enfoque para los líderes empresariales.
Éstos deben conformar los debates sobre las cuestiones sociales de manera mucho
más consciente, lo cual significa que deben establecer estándares de integridad y de
transparencia cada vez más altos dentro de sus propias empresas. Y significa
también que deben implicarse de manera mucho más activa en los debates externos
y en los medios de comunicación sobre las cuestiones sociales que conforman su
contexto empresarial.
Un punto de partida puede ser que los CEO expresen públicamente el objetivo de la
empresa en términos menos áridos que el valor para el accionista. El valor para el
accionista debería seguir viéndose como la medida crítica del éxito empresarial. Sin
embargo, puede resultar más exacto, más motivador –y ciertamente más beneficioso
para el valor para el accionista a largo plazo– describir el objetivo último de la egresa
como la provisión eficiente de bienes y servicios que la sociedad desea.
Éste es un objetivo enormemente valioso, incluso noble. Es la base fundamental del
contrato entre las empresas y la sociedad, y constituye el fundamento de las
interacciones reales de la mayoría de la gente con las empresas. Los CEO podrían
señalar que los beneficios no deberían considerarse un fin en sí mismos, sino más
bien una señal de la sociedad en el sentido que su empresa está teniendo éxito en
su misión de proveer algo que la gente desea –y que está haciéndolo de tal manera
que utiliza los recursos de manera eficiente con respecto a otros posibles usos.
Desde esta perspectiva, la creación de valor para el accionista o de beneficios son la
medida, y la recompensa, del éxito en la provisión a la sociedad del objetivo
empresarial más fundamental. Las medidas y las recompensas reflejan los valores
predominantes de la sociedad correspondiente.
Al dejar de concentrarse de manera lingüísticamente rígida en el valor para el
accionista, las grandes empresas también pueden dejar claro ante el gran público
que comprenden los elementos de compensación que son inherentes a su contrato
social. El debate entre empresa y la sociedad es esencialmente un debate sobre la
gestión de dichos elementos de compensación y sobre el acuerdo acerca de los
mismos.
88
Cuestiones discutibles
¿Qué puede significar esto en concreto? Actualmente no faltan precisamente
grandes cuestiones sociales que afectan directamente a muchas grandes empresas
y que requieren un nuevo debate. Entre éstas figuran las siguientes: garantizar que la
ayuda y los regímenes de comercio promueven con éxito el desarrollo en África y en
otras regiones pobres (el despegue económico de dichas regiones representaría un
beneficio potencial de primer orden para los mercados globales, y también para la
seguridad internacional); promover un enfoque más sofisticado y sensible tanto
desde las empresas como desde los gobiernos para equilibrar los riesgos y las
compensaciones sociales de las nuevas tecnologías; liderar el diálogo sobre los retos
de la atención sanitaria y de las pensiones en muchos países desarrollados; y apoyar
los esfuerzos para resolver los conflictos regionales.
Obviamente, la cuestión relevante debe hacerse corresponder con la empresa
concreta. Algunas empresas y organizaciones empresariales han adoptado una
actitud pública muy firme con respecto a éstas y otras cuestiones similares. Sin
embargo, por lo general el activismo corporativo organizado de alto nivel es más
notable por su ausencia.
Los líderes empresariales no deberían tener miedo a abogar en mayor grado por el
contrato entre empresa y sociedad. La receptividad pública con respecto al liderazgo
empresarial activo en cuestiones como éstas puede ser mucho mejor de lo que
algunos podrían incitarse a pensar. A pesar de la pobre imagen y de la mala prensa
de las grandes empresas en los últimos tiempos, las encuestas sugieren que la gente
conserva una creencia en la capacidad de las empresas para proporcionar una
contribución positiva a la sociedad.
Hace más de dos siglos, el contrato social de Rousseau contribuyó a sembrar entre
los líderes políticos la idea de que éstos deben servir al bien público, para que su
propia legitimidad no se vea amenazada. Los CEO de las grandes corporaciones
actuales deberían aprovechar la oportunidad para replantear y reforzar sus propio
contratos sociales con el fin de ayudar a garantizar, a largo plazo, los miles de
millones invertidos de sus accionistas.
1.3 Momento actual de La Responsabilidad Social de la Empresa30.
Conociendo a la autora del texto
Elsa González, es catedrática española de Ética y Filosofía de la
Universidad Jaume I de Castellón. Es doctora contratada del
departamento de Filosofía y Sociología. Realizó su tesis doctoral,
sobre: “La responsabilidad moral de la empresa. Una revisión
sobre la teoría de los stakeholders desde la ética discursiva”.
GONZÁLEZ, E. “La gestión de la responsabilidad basada en el enfoque de los stakeholders, en
Fichar, G.
30
89
Síntesis
La presente investigación tiene como principal objetivo plantear la posibilidad de un
modelo integral de stakeholders capaz de dar razón de la responsabilidad moral de la
empresa y de su aplicación o realización en la praxis empresarial. Modelo que tiene
su apoyo en dos pilares básicos: en el modelo integrativo de ética empresarial y en el
concepto de responsabilidad postconvencional.
El modelo integral de stakeholders que se dibuja en esta investigación se configura
como un marco desde el cual reflexionar y poder elaborar respuestas de las
exigencias morales, éticas y pragmáticas del entorno empresarial, al reunir y
combinar los tres usos de la metodología de stakeholders. Así pues, este modelo da
satisfacción a demandas de la ética empresarial integrativa que apunta que la
racionalidad empresarial es una combinación de tres tipos de racionalidad:
comunicativa, estratégica y teleológica, tal y como se desprenden de la comprensión
de la ética empresarial en clave ético-discursiva. Además, este modelo integral de
stakeholders, ayuda responder las preguntas clave de la responsabilidad
empresarial: ¿quién es responsable? ¿De qué es responsable? ¿Ante quién? ¿En
nombre de qué es responsable la empresa?
Texto
En un contexto de la economía y sociedad global imparable, caracterizado por una
interdependencia cada vez mayor, el terreno de las consecuencias de nuestras
acciones se amplía sensiblemente. Aumenta, por tanto, la responsabilidad de la
empresa a la hora de tomar decisiones cuyas consecuencias afecten a los diferentes
grupos de interés de la empresa (clientes, trabajadores, proveedores, sociedad y
propietarios o accionistas)
El liderazgo ético de las empresas, en sociedades como las nuestras, es
imprescindible para modelar el tipo de globalización que queremos y para paliar las
consecuencias negativas que ésta tiene; para alcanzar un desarrollo económico,
social y medioambiental sostenible; y para que el resto de organizaciones tengan un
referente hacia el que tender.
De este modo, se va generando un marco de confianza recíproca, que resulta
imprescindible para que la sociedad se desarrolle en sus diferentes aspectos y, de
manera importante, en los aspectos económicos y empresariales. Este marco de
confianza, por último, se convierte en un elemento vital para que las empresas
aumenten y sostengan su competitividad.
En resumen, una mayor interdependencia, la necesidad de recuperar y aumentar la
confianza y la potenciación de la competitividad de las empresas son algunos de los
elementos clave del contexto en el que se abre la reflexión y el debate sobre la
responsabilidad social de la empresa, así como la necesidad de un desarrollo ético
de la empresas, acorde a las expectativas éticas depositadas por la sociedad en ella.
90
¿Qué es la responsabilidad social de la empresa?
Ética empresarial como fundamento de la responsabilidad social
El sustento de la responsabilidad social de la empresa está en la concepción de la
empresa como una organización que responde a criterios éticos de comportamiento.
Las empresas son organizaciones que tienen una actividad, una meta a desarrollar, y
para llevar a cabo diferentes actuaciones en el día a día. Las empresas van
adquiriendo unos hábitos, un modo de hacer las cosas, partiendo de su libertad para
actuar y para tomar decisiones.
Esta forma de hacer las cosas, este “carácter” de las empresas, es precisamente lo
que intenta orientar la ética empresarial, ayudando a que se vaya configurando una
cultura empresarial que responda a las exigencias de los diferentes grupos de interés
que rodean a la empresa.
Partiendo de este marco de libertad en que actúa la empresa, ésta se ve obligad a
tener en cuenta las consecuencias de sus acciones y decisiones, a asumir su
responsabilidad por todos aquellos actos y decisiones que afectan a sus diferentes
stakeholder.
Parece evidente, por tanto, que el planteamiento ético de la empresa deviene en una
ética de la responsabilidad frente a los grupos de interés o stakeholders (clientes,
empleados, proveedores, propietarios o accionistas y sociedad), ya que la empresa
en su quehacer diario actúa y toma decisiones que afectan a los intereses legítimos
de éstos y, por tanto, éstos han de ser incorporados a la gestión de la empresa y
correspondidos de forma satisfactoria.
Concepto de la Responsabilidad
En primer lugar, es necesario distinguir dos aspectos fundamentales que se
enmarcan dentro del término Responsabilidad.
Por un lado, el concepto de Responsabilidad hace referencia a la idea de “dar
cuentas” (accountability). Las empresas se ven obligadas a ser cada vez más
transparentes en la información que ofrecen a la sociedad en relación con sus
prácticas y formas de gestionarse. Esta idea da respuesta a la exigencia de
transparencia que la sociedad en un conjunto exige en la actualidad con mayor
fuerza a las empresas.
Por otro lado, el término Responsabilidad hace referencia a “dar respuesta”
(responsability) a las expectativas que la sociedad tiene depositadas en la empresa.
La empresa es una institución social que, como tal, igual que el resto de instituciones
sociales, necesita estar legitimada socialmente para seguir manteniendo su papel en
la sociedad y, por tanto, para perdurar en el tiempo. Esta legitimidad la alcanza la
empresa dando respuesta a lo que la sociedad espera de ella y asumiendo los
valores y pautas de comportamiento que la propia sociedad le marca. De esta forma,
la empresa genera confianza, valor clave para que la empresa sea un proyecto de
largo plazo.
91
BASES ÉTICAS DE LA
CONFIANZA
EMPRESA
SOCIEDAD
BENEFICIOS
ECONÓMICOS
BENEFICIOS
SOCIALES:
CLIMA
LABORAL
CONFIANZA
ACEPTACIÓN DE
PRODUCTOS Y
SERVICIOS
Empleo
Formación
Contribución a la
Calidad de vida
Respeto a las leyes
BENEFICIOS
ECOLÓGICOS
Respeto y mejora del
medio ambiente
BENEFICIOS
FACILIDADES
CON LA
ADMINISTRACION
LOCA,
AUTONÓMICA.
Concepto de Stakeholders
Tal y como indicábamos en el punto anterior, la empresa debe tener en cuenta e
intentar dar respuesta a las exigencias de sus grupos de interés o stakeholders.
Este modelo de empresa basado en grupos de interés surge frente aun modelo
anterior de organizaciones que sólo daban cuentas a los accionistas o al capital y,
por tanto, sólo buscaban la maximización del beneficio económico.
Así pues, el modelo de empresa basado en los stakeholders aparece como un
modelo de empresa plural, que da respuesta a la pluralidad de intereses legítimos
que surgen en el desarrollo de la actividad empresarial, frente a los cuales la
empresa tiene una responsabilidad moral.
Actualmente se entiende que los cinco grandes grupos de interés son los clientes,
empleados, proveedores, propietarios o accionistas y sociedad.
Esta forma de entender la empresa, como un conjunto de stakeholder o grupos de
intereses, presenta varias dimensiones31:

Dimensión descriptiva: en esta fase se trata de hacer una relación de todos los
grupos de intereses relacionados con la empresa (mapa de stakeholders) y
GONZÁLEZ, E. “La gestión de la responsabilidad basada en el enfoque de los stakeholders, en
Fichar, G.
31
92
ver las interrelaciones que se producen entre ellos (mapa de coaliciones de
los stakeholders).

Dimensión normativa: una vez hecho el mapa de stakeholders y el mapa de
coaliciones de los stakeholders, es necesario analizar que intereses son
legítimos y cuáles no. Sólo a los intereses que poseen legitimidad moral tiene
la empresa la responsabilidad de dar respuesta, una responsabilidad que
podríamos entender como una responsabilidad moral.
SOCIEDAD
DIRECTIVOS
CLIENTES
PROPIETARIOS
EMPRESA
PROVEEDORES
ACCIONISTAS
TRABAJADORES
COMPETIDORES
SOCIEDAD
Responsabilidad y stakeholders: Responsabilidad Social de la Empresa32
Conociendo al autor del texto
Domingo García–Marzá es catedrático de Ética de la Empresa de
la Universidad Jaume I de Castellón y miembro de la fundación
ÉTNOR. El objetivo básico de este Observatorio consiste en
realizar un diagnóstico de la realidad empresarial en todas
aquellas cuestiones que afectan a la Ética y la Responsabilidad
Social de la Empresa.
Síntesis
32
GARCÍA MARZÁ, D. (2004). Ética empresarial. Del diálogo a la confianza, Madrid, Trotta, pp. 245260.
93
El artículo propone una definición dialógica de responsabilidad que nos permita
comprender y gestionar las bases éticas de la confianza depositada en la empresa.
Se parte de la comprensión, de la confianza como un recurso moral imprescindible
para la buena marcha de la empresa, un intangible que es necesario conocer y
gestionar. Debemos, pues, delimitar bien el concepto de responsabilidad moral de la
empresa y diferenciarlo de su cumplimiento fáctico o responsabilidad social.
El principio de publicidad es el primer paso para demostrar este cumplimiento de las
expectativas sociales depositadas en la empresa. Desde estas ideas se propone un
Sistema Integrado para la gestión de la confianza que incluye códigos, comités y
auditorías éticas.
Texto
Al unir, por un lado, la responsabilidad de la empresa, sustentada en su libertad a la
hora de tomar sus decisiones de acción y, por otro lado, el modelo de empresa
plural, en el que aparecen diferentes grupos de interés o stakeholders, surge el
concepto de Responsabilidad Social de la Empresa.
Esta empresa que tiene en cuenta los intereses de sus diferentes stakeholders habrá
dado ya el primer paso hacia la gestión de la responsabilidad social de la empresa o
responsabilidad social corporativa. Pero, ¿cómo saber qué interese o exigencias de
dichos grupos son legítimos?
Para dar respuesta a esta cuestión es necesario apelar a un modelo de ética
empresarial basada en el diálogo. Como afirma la profesora Elsa González, “se
apunta la necesidad de establecer diálogos reales en los que no sólo se establezcan
relaciones de poder estratégicas, sino que se potencie el diálogo entre los afectados
con el fin de intentar desentrañar qué intereses son universalizables o válidos
moralmente”.
Definición del concepto de Responsabilidad Social de la Empresa
La Comisión Europea, en su Libro Verde de 2001 Fomentar un marco europeo para
la responsabilidad social de la empresa, define dicho concepto como:
“La integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones
sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones
con sus interlocutores”. […]
“La responsabilidad social de las empresas es, esencialmente, un concepto
con arreglo al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de
una sociedad mejor y un medio ambiente más limpio”.
De este modo, entiende que la Responsabilidad Social de las Empresas abarca tres
aspectos fundamentales, a saber: responsabilidad económica, responsabilidad social
y responsabilidad medioambiental. Atender a estas tres cuestiones es necesario para
hacer de la empresa un proyecto legitimo socialmente y perdurable en el tiempo.
94

Responsabilidad económica:
Las empresas tienen como una de las acciones más importantes a desarrollar
generar riqueza en el entorno en el que éstas están insertas, (empleo, innovación,
impuestos, etc.)
Esta tarea es fundamental también para el propio desarrollo de la empresa, pero la
riqueza que se genere ha de basarse en valores y prácticas universalizables.
Obtener beneficios y minimizar los costes de cualquier tipo, económico,
medioambientales, sociales, etc., es una tarea fundamental de una empresa
socialmente responsable.

Responsabilidad social:
La empresa, para ser una institución legitima socialmente, ha de dar respuestas a las
demandas que la sociedad le plantea desde los valores y las pautas de
comportamiento que la propia sociedad le indica. De este modo, la empresa
conseguirá estar integrada en el entorno en el está inserta:
La empresa expresa su responsabilidad social también a través del cuidado de su
entorno físico. Esta cuestión se muestra como una necesidad imperiosa para la
propia subsistencia de la empresa, ya que, por un lado, en España una gran parte de
las cuestiones medioambientales se encuentran reguladas y, por otro lado, el respeto
y cuidado del medioambiente es una cuestión clave para llevar a cabo un desarrollo
sostenible.
Según el CSR Europe (Corporate Social Responsability), y organización sin ánimo de
lucro que promueve la Responsabilidad Social de las Empresas.
“la Responsabilidad Social Corporativa gira en torno a conductas esenciales
de la empresas y la responsabilidades por su impacto total en las sociedades
en las cuales operan. La Responsabilidad Social Corporativa no constituye
una opción adicional ni un acto de filantropía. Una empresa socialmente
responsable es aquella que lleva adelante un negocio rentable, teniendo
enguanta todos los efectos ambientales, sociales y económicos –positivos y
negativos– que genera en la sociedad.”
¿Por qué debe la empresa asumir la responsabilidad social de la empresa?
Podríamos decir, en primer lugar, que es el propio mercado el que está obligando a
las empresas a asumir dicha responsabilidad como algo necesario para poder seguir
compitiendo, pero no parece éste un argumento suficientemente sólido, ya que
entonces la responsabilidad de la empresa se entendería sólo como una cuestión
estratégica y parece evidente que la responsabilidad social es, o debe ser, algo más.
Como hemos dicho anteriormente, no se trata de satisfacer sólo los intereses de
aquellos stakeholders que colaboran en la obtención de beneficio económico para la
empresa, sino también todas aquellas demandas de los diferentes grupos de interés
que cuentan con una legitimidad moral.
Las empresas son instituciones que diariamente están tomando decisiones que
afectan a su propio desarrollo: invertir más o no, formar a mis trabajadores o no
95
formarlos, respetar el medioambiente o no respetarlo, etc. Esto significa que las
empresas son organizaciones y quieres trabajan en ellas no toman decisiones como
sujetos particulares, sino como miembros de la organización, que actúan y deciden
tomando como base la libertad para actuar en un sentido o en otro.
De este modo, igual que las personas somos responsables de las decisiones que
tomamos, siempre y cuando no hayamos sido forzados por algo externo a tomar
dicha decisión, las empresas deben serlo también de las decisiones que ellas
libremente toman, de las consecuencias que éstas tienen en su entorno social o
mediombiental.
Tal y como se afirma en la Comunicación de la Comisión Europea relativa a la
Responsabilidad Social de las Empresas: una contribución empresarial al Desarrollo
Sostenible, que se hizo pública un año después del surgimiento del Libro Verde de la
Responsabilidad Social, también de la Comisión Europea.
“La responsabilidad social de las empresas pueden por tanto, ayudar a la
consecución del objetivo estratégico establecido en marzo de 2000 en la cumbre de
Lisboa, de convertir a la Unión Europeo en 2010 en «la economía del conocimiento
más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente cohesión
social», y puede también contribuir a la estrategia europea de desarrollo sostenible”.
Tomando las palabras de la Profesora Adela Cortina, podríamos resumir entres las
razones por las que las empresas deben asumir su responsabilidad social, a saber:
 Razones de justicia:
Las personas implicadas en las empresas, trabajadores clientes, proveedores,
competidores, propietarios o accionistas y sociedad en general, no pueden ser
instrumentalizadas. Es de justicia, pues, que todos los stakeholders de la empresa
sean tratados de forma digna, ya que de otro modo estaríamos cayendo bajo
mínimos de justicia.
 Razones de prudencia:
Es mucho más prudente e inteligente trabajar en una sociedad en la que las
personas suelen cumplir las normas, se respetan unas a otras, funciona la confianza,
etc. Adaptando esto a las empresas, podríamos decir que para éstas es mejor
trabajar en un entorno en el que haya cooperación en un lugar de conflicto, en el que
se respeten las normas básicas del mercado, en lugar de actuar sin tener éstas en
cuenta, etc.
 Razones de eficiencia:
También se siguen ventajas económicas, beneficios económicos de asumir la
Responsabilidad Social. La empresa ciudadana, la que vive incorporada a la
sociedad, satisface mejor las expectativas de los afectados, generando capital
simpatía y cohesión para la empresa; la empresa es mucho más accesible para las
personas, es más conocida y tiene también una mejor imagen.
Por otro lado, esta empresa está más preparada para anticipar el futuro y esto es
fundamental para una empresa que quiera ser preactiva, sobre todo, en tiempos de
96
incertidumbre como los actuales. Podríamos decir, pues, que asumir la
responsabilidad social es también un factor de innovación para las empresas.
En definitiva, las empresas necesitan un ambiente social propio para desarrollar su
actividad de modo eficiente. De este modo, la asunción de la responsabilidad social
se muestra como una herramienta de gestión fundamental, ya que la empresa
adquiere legitimidad social, cuestión fundamental para que una empresa perdure en
el futuro.
Pasos a dar: un nuevo planteamiento de la empresa.
Una vez visto el panorama conceptual de la Responsabilidad Social de la Empresas,
es necesario que nos centremos en ver cuáles pueden ser los primeros pasos a dar.

Misión y Visión
Por su puesto, el primer paso imprescindible es que los directivos o líderes de la
empresa reflexionen y se sensibilicen de la importancia de que la empresa asuma su
responsabilidad social para el buen desarrollo de la misma. Una vez alcanzado este
punto, es necesario trasladar este convencimiento a todos los documentos y
declaraciones que la empresa ha hecho para definirse a sí misma.
Es buen momento para repensar la misión y la visión de la empresa, que nos
permitirá situarnos en el nuevo contexto empresarial que nos encontramos y mostrar
el valor añadido que la empresa aporta a todos sus grupos de interés: empleados,
clientes, proveedores, sociedad y propietarios o accionistas.
Junto con la definición de la misión y la visión, el tercer aspecto fundamental es
plantear, o redefinir en caso de que ya existan, los valores de la empresa. Este
aspecto, que suele que darse como un aspecto de menor importancia, es vital para el
correcto desarrollo de la empresa en el futuro.

Valores
Una herramienta habitual para mostrar los valores de la empresa son los códigos
éticos. Tomando las palabras del profesor Domingo García Marzá, podemos definir
un código ético como “una declaración de la apuesta ética de la empresa, de su
posición ante los grupos de interés y de las obligaciones y compromisos que piensa
adquirir”.
De forma esquemática, estos son los beneficios, tanto internos como externos, que
obtiene la empresa que elabora su propio código ético.
Beneficios externos:
- anticiparse a situaciones problemáticas antes de que estén reguladas por la
ley.
- mejorar la confianza de los inversores
- atraer a personas de alta cualificación
- mejorar la imagen corporativa
97
- el desarrollo de la ética repercute en el interés de la economía misma.
Presenta una cara más humana del capitalismo y de la organización.
Beneficios internos
 Motivar a los empleados: un código ético clarifica las normas de acción y
los valores que sirven de referencia a la hora de tomar decisiones
 Presentar sólidas líneas de actuación que orientan en una dirección y
sentido determinado. Son brújulas que pretenden contrarrestar el
subjetivismo y la perspectiva a corto plazo.
 Los códigos no limitan sólo las actuaciones de los trabajadores, sino
también ponen cotas al poder del empresario o del directivo
 Obtener mayor rentabilidad reduciendo costes funcionales. Coordinar
personas exige la clarificación de unos valores que sirvan de estructura
para la gestión flexible.
En resumen, los códigos éticos clarifican y explicitan los medios y los fines de la
organización ante la comunidad, los trabajadores y ante sí misma. Este efecto de
autocomprensión es un factor decisivo para el desarrollo de una determinada cultura
corporativa y filosofía empresarial.
2. Ética Profesional33
2.1. Teoría de las profesiones
Es innegable que la actividad profesional como tal, sea cual sea ésta, ocupa un lugar
significativo en las sociedades humanas y especialmente en las modernas, pudiendo
llegar a decir que la preeminencia de las clases profesionales –y especialmente las
técnicas-, es una dimensión configuradora de las llamadas sociedades
postindustriales. Comenzaremos este apartado por tanto acercándonos a las
profesiones como hecho relevante en la estructuración y funcionamiento de la vida
social, Recurriremos consecuentemente a los estudios sociológicos sobre esta
cuestión, aunque intentando mantener siempre una perspectiva ética. Partiendo de la
reflexión inaugurada por los maestros de la Sociología, formularemos las
características definitorias de la actividad profesional, para terminar exponiendo
peculiaridades de la profesión de la ingeniería.
33
Galo Bilbao Alberdi, Fuertes Pérez Javier, José M.Guibert Ucín. Universidad de Deusto, Bilbado
2002.
98
Breve acercamiento a los clásicos
1. Es Max Weber quien con todo merecimiento ocupa un lugar significativo en la
especulación de las profesiones. Hace una primera y significativa definición de la
profesión: “Es la actividad especializada y permanente de un hombre que, normalmente,
constituye para él una fuente de ingresos y, por tanto, un fundamento económico seguro
de su existencia”. Y todo su trabajo reflexivo posterior merece ser considerado
básicamente por dos motivos. Por un lado, por destacar –en su obra La ética protestante y
el espíritu del capitalismo- el proceso de emancipación de las profesiones respecto de la
religión, con la consecuente aparición de una ética autónoma de las mismas. Por otra, por
su intento –en Economía y Sociedad- de ofrecer una criteriología que posibilite establecer
diversas clasificaciones de las profesiones. Finalmente, tampoco podemos olvidar sus ya
antológicas conferencias sobre las profesiones del político y del científico entendidas
como vocación.
2. También es obligatorio citar a H. Spencer con su Origen de las profesiones. En esta
obra formula varias ideas interesantes sobre nuestro tema. Así, considera que las
profesiones están dirigidas a aumentar la vida, ejerciendo por tanto un servicio positivo a
la sociedad en su conjunto. También concluye que el origen y características de las
profesiones las vincula históricamente al ámbito eclesiástico. De este modo, Spencer
plantea ya desde el comienzo dos temas centrales del análisis sociológico de las
profesiones: su formación y su papel social, desde la clave del poder.
3. Por su parte, Emile Durkheim también aborda la problemática de las profesiones en sus
conferencias publicadas bajo el título Ética profesional y moral cívica. En ellas defiende
la idea de la necesidad de diversas éticas profesionales, acordes con los distintos ámbitos
sociales –cada uno con sus especificidades y particularidades- en los que se desarrolla la
actividad. También subraya la necesidad de la existencia de una moral si se quieren
alcanzar los objetivos propios de cualquier actividad profesional, pero defendiendo que
esta reglamentación moral no puede venir del Estado –que se limita a elaborar leyes
jurídicas- sino de los propios profesionales agrupados en comunidad. Esta dimensión
colectiva de la profesión, la vinculación de cada profesional con los otros miembros de su
grupo, es la que posibilita que cada uno de ellos no actúe por egoísmo e interés personal,
sino por el bien de la sociedad en su conjunto.
4. En el estudio sociológico de las profesiones, al igual que en la vida cotidiana, también
se han producido divergencias y valoraciones encontradas respecto a su objeto de
investigación. Así, por ejemplo y tomando como referencia dos autores ineludibles,
mientras Talcote Parsons –profundo estudioso de las profesiones en la sociedad
norteamericana- tiene una visión muy positiva y optimista de las mismas, Ivan Illich
arremete contra las profesiones por su poder hegemónico en las sociedades modernas. Si
para unos las profesiones son expresión de racionalidad, universalismo e interés general,
para otros no representan sino el monopolio, el elitismo y el privilegio.
Sociología de las profesiones
Un primer acercamiento a la sociología de las profesiones procede del análisis del
uso que del término se hace. Según N. Elías (Fernández y Hortal, 24), podemos
distinguir tres niveles del mismo:
99
-el primero, más antiguo y restricto, es el de aplicarlo exclusivamente a las
profesiones clásicas, a las primeras ocupaciones –no manuales ni comerciales- que
posibilitaron a la gente medios dignos de subsistencia, como es el caso de los
médicos, abogados, e incluso anteriormente, sacerdotes o militares;
-el segundo, posterior y más amplio, que extendió el término a quienes tras un
intenso periodo de formación superior específica se dedican a la actividad para la
que se han preparado, así economistas, ingenieros, arquitectos, etc;
-el tercero, el más actual y general, extiende el uso de la palabra a toda actividad
laboral que requiere una preparación específica, aunque no tenga rango
universitario, tras la que se obtiene un título que capacita para el ejercicio de dicha
actividad, por ejemplo, fontaneros, mecánicos, fisioterapeutas, etc.
El hecho mismo de constatar esta progresiva ampliación del uso de la palabra
“profesional” nos manifiesta el prestigio social, el reconocimiento o valor positivo que
se le supone a la profesión como tal, hasta el punto de que toda actividad laboral
quiere ser considerada como una profesión. Como dice Victoria Camps: “La nuestra
es una sociedad de profesionales. El trabajo bien hecho y, sobre todo, exitoso, con
marcas externas de prosperidad es el fin de la praxis, la actividad que vale por ella
misma. Y ciertamente es así; lo que nuestro mundo reconoce, elogia y aplaude
unánimemente es el éxito que confirma la profesionalidad” (Camps, 91).
Mejor que hacer una definición cerradas del término profesión parece más adecuado,
siguiendo a González Anleo (Fernández y Hortal, 26-39), hacer una descripción de
diversos rasgos o notas que la caracterizan. Así se puede decir que la profesión es:
a) un servicio a la sociedad único, definido y esencial: es decir, primero, el
profesional reclama el monopolio de la actividad que realiza, oponiéndose al
intrusismo; segundo, el usuario sabe que dicha actividad está bien definida y
delimitada frente a otras; tercero, es un servicio del que ni la sociedad en su conjunto
ni ninguno de sus ciudadanos puede prescindir sin grave perjuicio para su bienestar;
b) considerado como una vocación: no necesariamente en el sentido estricto de una
llamada o trascendente o religiosa, pero sí porque se espera del profesional que se
dedique en exclusividad –incluso difuminando la separación entre ocio y trabajo- y de
por vida a dicha actividad, que se identifique con los ideales de la misma (prestando
más atención al servicio ofrecido que a las ganancias que le reporta) y se vincule
solidariamente con el resto de miembros de la profesión, incorporándose a su
organización propia (colegio o asociación);
c) basado, fundamentalmente, en conocimientos y técnicas de carácter intelectual.
Socialmente se demanda del profesional una actitud inquisitiva, capacidad de
obtener datos, elaborar diagnósticos y proponer soluciones de una manera
supuestamente objetiva, distante y crítica;
d) que requiere un periodo previo de preparación especializada y habitualmente
formal, en una institución educativa. Esta intensa y larga formación, que se prolonga
lo largo de toda la actividad profesional de diversas maneras –formación
100
permanente, reciclaje- parece justificar la posterior exigencia de compensaciones de
carácter económico, a través de unos honorarios elevados;
e) demanda un amplio campo de autonomía, tanto personal como del colectivo en su
conjunto, cuyo correlato es la asunción de las responsabilidades inherentes al
desarrollo de la actividad.
Teniendo en cuenta todas estas características, se puede hablar, con Wilensky
(Martín-Moreno) y de Miguel, 25ss.) de un proceso de “profesionalización”, de
adquisición progresiva por parte de alguna actividad humana de la condición de
profesión. Los sucesivos pasos en esta evolución serían los siguientes: primero, la
ocupación en cuestión se convierte en una actividad con plena dedicación; a
continuación, demanda unos conocimientos específicos en un centro especializado
(que termina siendo habitualmente una Escuela Superior o Universidad);
posteriormente se constituye una asociación profesional que abarca a quienes
desarrollan la ocupación y han pasado previamente por el proceso formativo
requerido; luego será esta misma organización profesional quien sucesivamente se
encargue de obtener una regulación por ley de su actividad y por último, la redacción
de un código ético o de conducta.
Resulta frecuente considerar el fenómeno de las profesiones como un rasgo
característico de la modernidad. Como ya hemos dicho anteriormente, T. Parsons
presenta las profesiones como un aspecto positivo de las sociedad modernas frente
a las tradicionales, porque significan y suponen especificidad funcional,
universalismo, neutralidad afectiva e interés general. Sin embargo, hay que decir que
el paradigma de las profesiones liberales, aunque reciente en la sociedad
norteamericana, tiene una gran tradición, ya de siglos, en el contexto europeo, lo que
posiblemente explique, al menos de manera parcial, su resistencia a la desaparición
a pesar de los cambios sufridos. Lo que tal vez sí pueda afirmarse es que son
propias de la modernidad urbana la expansión y generalización de las profesiones, a
tiempo que la pérdida de algunas de sus notas característica. ¿Qué cambios en la
configuración de las profesiones se nos manifiestan como más significativos?
En primer lugar, habría que hablar de los cambios producidos en un contexto más
amplio que el de las profesiones, el del paradigma laboral en su conjunto, que
necesariamente afecta también al profesional. Se puede decir que en gran medida el
trabajo como fin en sí mismo ha desaparecido, se ha transformado en una realidad
meramente instrumental, en un medio necesario, pero medio en definitiva, para la
consecución de otros fines. Consecuentemente también se puede apreciar una
mutación de la moral del trabajo, que en palabras de Marzal (Fernández y Hortal, 36)
transita desde su consideración “como ethos, como tensión, como deber-ser
normativo, a una moral como mores, como aceptación sumisa de lo que se hace y lo
que se es”.
Centrándonos a continuación en el contexto estrictamente profesional, podemos
apuntar algunos cambios especialmente relevantes en su configuración actual:
101
- la expansión y generalización de las profesiones, debido a varias razones, como
son la ampliación de la enseñanza superior a amplias capas de la población y a la
formulación y aparición permanente de nuevas profesiones;
- la lenta pero progresiva desaparición de la variable “género” en la determinación de
la actividad profesional a desarrollar.
- el deslizamiento de los profesionales de las actividades estrictamente técnicas a
otras de carácter directivo;
- la pérdida de la “indispensabilidad” o especificad formativa en el mercado laboral: la
titulación superior en sí misma vale más que la especialidad en la que se obtiene.
- la aparición masiva de la figura del “paraprofesional”: interino, sustituto o ayudante
del profesional, en permanente precariedad;
- la progresiva desaparición del profesional independiente, en beneficio del integrado
en organizaciones empresariales o burocráticas y en equipos de trabajo, que tiene en
la “salarización” una de sus consecuencias más significativas;
- el creciente papel que los condicionamientos económicos, sociales y laborales
tienen sobre la actividad profesional, en detrimento de la dimensión más subjetiva
que subyace a la perspectiva vocacional.
Todos estos aspectos y otros muchos más que se puedan argüir modifican
notablemente el paradigma tradicional de la profesión, pero no parece que lleven
tanto a la desaparición de las profesiones como a su perpetuación a través de una
permanente adaptación a las nuevas circunstancias sociales.
2.2 Principios y normas de la ética profesional
¿Qué es la ética profesional?
Tradicionalmente, se ha venido a entender el fenómeno moral como un
acontecimiento de dos caras o aspectos:


Por una parte, nos encontramos la dimensión del bien, de la búsqueda de la
felicidad, alcanzable mediante el desarrollo de determinadas conductas
basadas en la ampliación de unas actitudes que reciben el nombre de
virtudes. En esta perspectiva se mueven las corrientes éticas llamadas
teleológicas, que tiene en Aristóteles a su más ilustre representante clásico.
Por otra, la dimensión del cumplimiento del deber, de la justicia del
establecimiento de procedimientos, de formalidades que posibilitan la
promulgación de normas correctas. En esta perspectiva se mueven las éticas
deontológicas, que deben gran parte de su fuerza teórica a Kant.
Si trasladamos esta distinción al ámbito de las profesiones podemos hablar de la
existencia tanto de una ética como de una deontología profesional. La primera se
centraría sobre todo en perfilar y definir el bien de una determinada profesión (no
solo el personal del propio profesional sino especialmente su aportación al bien
social o bien común), mientras que segunda se ocuparía de las obligaciones propias
de dicha actividad.
102
Dicho en unas categorías que han hecho fortuna en la terminología ética
contemporánea: La ética profesional sería la expresión de las diversas y plurales
éticas de máximos existentes en todos y cada uno de los profesionales de una
determinada especialidad, mientras que la deontología expresaría la ética de
mínimos que todas la profesiones comparten y están obligadas a cumplir a pesar de
sus diferencias.
La ética profesional, en cuanto versión de una moral aplicada requiere de la ética civil
como marco de referencia. Hacerlo así posibilita, por un lado, reconocer y articular
unos mínimos morales comunes y la diversidad de opciones de vida feliz en el
contexto de las sociedades pluralistas actuales, con su correspondiente reflejo en el
ámbito profesional. Por otro, la ética fundamenta la pretensión de la ética profesional
al tiempo que se realiza también efectivamente a través de ella (Lozano, 71-74).
Nuestra apuesta por una concepción de ética profesional “integral” supone no
solamente, incorpora la dimensión deontológico en la teleológica, sino también poner
en relación todas las concepciones éticas formuladas en la ya larga tradición de la
filosofía moral y práctica, buscando una tensión fructífera entre sus distintos acentos
y preocupaciones.
Fruto de este trabajo, que progresivamente va desarrollando, no tanto desde
planteamientos generales como a partir de las reflexiones surgidas en algunos
ámbitos profesionales concretos- especialmente la bioética y la ética de los negociosvan formulándose propuestas de principios de ética profesional que gozan de un
status reconocido y consolidado.
¿Cuáles serían los principios rectores de la ética profesional a la que nos estamos
refiriendo? Inspirándonos en la brillante exposición de Diego Gracia, que retoma
creativamente propuestas anteriores, podríamos formular los principios de:




Beneficencia
Autonomía
Justicia
Responsabilidad
Los principios son las señales que nos indican por donde conducirnos en el actuar
concreto, pueden definir como imperativos categóricos formales que expresan como
se defiende el valor supremo. Imperativo, se refiere a un mandato, según Kant es
una ley obligatoria en materia de moral “Obra de tal modo que tu actuar se pueda
convertir en ley universal”. Formales: se refieren a las formas, no se refieren a
situaciones concretas, sino generales de todo tiempo y espacio que luego deben
discernirse en cada caso particular.
Principio de Beneficencia
Bene-ficencia: hacer el bien, su raíz principal se encuentra en el principio de la ética
médica antigua primun non nocere. Este principio nos indica entonces el imperativo
del hacer el bien a todos, donde el principio de no perjudicar sería una parte del
103
anterior, no así en el actuar concreto. Ej. Correr un riego para evitar que otro no sea
dañado. Se pueden identificar tres niveles de obligatoriedad:
1. Nivel Básico, debe hacer el bien al menos no causando mal: Se refiere a todo ser
humano y con más razón a un profesional. Cuando alguien recurre aun profesional
tiene el derecho a exigirle que por lo menos no ser perjudicado por su actuar, o la
reputación.
2. Nivel Profesional, debe hacer el bien ayudando a solucionar determinadas
necesidades humanas: El profesional responde aun requerimiento particular con los
conocimientos que le ha dado la sociedad.
3. Nivel Universal, debe hacer el bien a toda la persona: Se refiere a la totalidad de la
persona esto es su conciencia, su autonomía, y su comunitariedad.
El deber de una persona X de hacer el bien a alguien Y se establece, para los
autores personalistas, siempre que:
a Si Y esta en situación tal que corre el riesgo de sufrir una importante carencia
o dañe, sino se modifica esa circunstancia.
b Si la acción de X es necesaria para evitar esa carencia o daño.
c Si es probable que la acción que X esta en condiciones de hacer evite esa
carencia o daño.
d Si la acción de X no lo perjudica.
e Si los beneficios de Y superan ampliamente los perjuicios que X pueda sufrir.
Esto le implica analizar no solo la forma, hacer positivamente el bien, sino
analizar costos y beneficios los cuales deben resolverse en cada situación.
Esto último establece el limite entre lo heroico y deber ético. Donde lo heroico nunca
es una obligación pero las diferencias entre una y la otra no son del todo claras,
debemos ser muy críticos respecto a nuestras actitudes para poder en cada caso
discernir los limites y diferencias.
El Paternalismo
Se entiende por paternalismo en ética profesional a aquellas acciones que se
realizan sin el consentimiento de del implicado, para maximizar el bien y evitar el
perjuicio de la propia persona o de terceros.
Ahora bien ocultar información o tomar una decisión inconsulta contradice los
principios de respeto por la autonomía y libertad. Por otra parte existen
circunstancias en las cuales la decisión del cliente pudo ir contra sí mismo, en el
caso de optar o contar con su propia decisión.
Autores como Feinbert, J (The problem of personhood) plantean la existencia de un
paternalismo débil y un paternalismo fuerte, en el primer caso se consideraría las
circunstancias y se aplicaría en aquellos casos en que específicamente la persona
implicada a perdido autonomía por un estado de alteración o disminución de sus
104
capacidades donde su expresión de decisión no represen una opción libre y
autónoma.
El paternalismo fuerte se refiere a los casos en los cuales el profesional opta con sus
propios criterios de bien si estos no coinciden con los del implicado, o también en los
casos independientemente de la situación siempre se decide por la persona
afectada.
Principio de Autonomía
Según Kant es la capacidad del sujeto de gobernarse por una norma que el mismo
acepta como tal sin coerción externa. Por el hecho de autogobernarse el hombre es
siempre un fin, por otra parte todas las acciones de este debe poderse considerar ley
universal lo que aleja esta posición deontológico de las visiones intimistas. Esta
aptitud esencial del ser humano es la raíz del derecho a se respetado en las
decisiones que una persona toma sobre sí misma sin perjudicar a otros.
Stuart Mill desde el Utilitarismo considera a la autonomía como la ausencia de
coerción sobre la capacidad de acción y pensamiento del individuo. Para estos
autores importa más hacer hincapié en lo individual que en lo universal
El pensamiento postkantiano incorporo a la filosofía utilitarista formulándolo con una
cláusula de excepción, “todo hombre merece ser respetado en las decisiones no
perjudiciales para otros” aquí se considera la defensa contra la arbitrariedad
subjetiva.
En nuestro actuar profesional el respetar las decisiones del otro significa obtener
consentimiento antes de actuar. Autores como Engelhardt, H (The Foundations of
Biothics) considera que la autoridad para las acciones que implican al otro se derivan
del mutuo consentimiento de ambos. Este autor formula la máxima: “no hagan a
otros lo que no se harían a sí mismos, y haz por ellos lo que en ellos te has puesto
de acuerdo en hacer”.
De este principio se deriva la obligación social de garantizar el derecho a consentir
principalmente en aquellos casos en los débiles que no pueden hacerlo por sí
mismos y necesitan de un consentimiento sustituto.
Principio de Justicia –equidad
Este principio se refiere al principio general de justicia aplicado a las relaciones
interpersonales. El autor contemporáneo que más ha hecho repensar el concepto de
justicia es Rawls, J (A Theory of Justicie) este investigador (citado por Gracia, D en
Teoría de Justicia) establece que partiendo de una sociedad no corrompida,
compuesta por seres iguales, maduros y autónomos, estos integrantes estructurarían
dicha sociedad sobre bases racionales estableciendo que los criterios o bienes
primarios accesibles para todos estén compuestos de:
1. Libertades básicas (conciencia y pensamieto)
105
2. Libertad de movimiento, de elegir ocupación, teniendo como base la igualdad
de diversas oportunidades.
3. La posibilidad de ejercer tareas de responsabilidad de acuerdo a las
capacidades de gobierno y autogobierno de los sujetos.
4. La posibilidad de tener renta y riqueza
5. El respeto a sí mismo como persona
En esta sociedad sus ciudadanos distribuirían los bienes igualitariamente, a menos
que la desigualdad beneficiara a todos. Como esta situación es improbable quedan
dos alternativas hacer que las desigualdades beneficien a los más favorecidos
(máximas) o minimiza los perjuicios de los más desfavorecidos (maximin). Es lógico
pensar que en la posición original los ciudadanos libres y autónomos opten por
maximin. De este modo se establecerían el principio:
“Todos los bienes sociales primarios (libertad igualdad de oportunidades,
renta, riqueza y bases de respeto humano) han de ser distribuidos de modo
igual, a menos que una distribución desigual de uno o de todos los bienes
beneficia a aquellos menos aventajados”
A su vez de este se desprenden dos principios
1. Igualdad de libertades básicas individuales en un esquema compatible con el
esquema de libertades para todos.
2. Las desigualdades sociales y económicas deben: estar asociadas a cargos y
posiciones abiertos a todos en igualdad de oportunidades; deben suponer el mayor
beneficio para los más desfavorecidos.
En resumen el principio de igualdad es el imperativo moral que nos obliga a:


Igual consideración y respeto por todos los seres humanos, esto implica el
imperativo negativo de no discriminar por ningún motivo ni circunstancial y el
imperativo positivo de buscar la igualdad en el acceso de todos los individuos
a la satisfacción de sus necesidades básicas, dichas necesidades están
explicadas en los derechos humanos.
La diferencia son éticamente justificables, si estas son las menores
humanamente posibles y sean para beneficio de los más desfavorecidos.
Este principio de equidad, es sumamente removedor ya que obliga a no instalarse en
soluciones permanentes y tensiones porque exige comparar ese ideal ético con la
realidad y buscar siempre los cambios que eso implica.
Los principios éticos no prevalecen unos sobre otros sino que es a través del
equilibrio de los tres que se resuelven los problemas éticos a los cuales debemos
incorporarles las normas éticas y los sujetos deben incorporarlos a su práctica, a su
forma de razonar, de otra manera se transforma en letra muerta.
Principio de Responsabilidad
La responsabilidad Moral se nos presenta como una categoría fundamental de la
ética y particularmente de la ética profesional. De hecho la responsabilidad se nos
presenta como condición de posibilidad de nuestro reconocimiento como sujetos
106
morales. Veámoslo desarrollando sus contenidos alrededor de tres cuestiones
fundamentales.
1. ¿De qué se es responsable?
2. ¿Ante quien se es responsable?
¿De qué se es responsable?
- Podemos empezar diciendo que en primer lugar somos responsables de nosotros
mismos. Tenemos responsabilidad, más allá de las actuaciones concretas, de la
globalidad de desarrollarnos como persona plenamente humana, de llegar a ser lo
que estamos llamados a ser. Esta referencia a la “llamada” (vocación) nos permite
descubrir ya una primera relación entre profesión y responsabilidad. La profesión
entendida como respuesta a una llamada interior constituye un elemento
fundamental de la propia existencia en su conjunto. Para responder es necesario
previamente escuchar, atender a las demandas de la realidad, discernir las propias
capacidades y decidir consecuentemente. Y todo ello teniendo en cuenta que no se
trata sólo de elegir una profesión sino también un modo de ejercerla. En esta
perspectiva, la responsabilidad asume las condiciones del principio de autonomía.
- En segundo lugar, somos responsables de la obra bien hecha. Es decir, de
aquellas acciones que realizo libremente, pudiendo hacer actuado de otra manera.
Esta perspectiva jurídica aparece claramente en el ámbito del derecho, pero no por
ello desaparece en estrictamente moral: somos merecedores del premio o del castigo
según se nos imputen respectivamente acciones meritorias o censurables.
Desde la perspectiva de la ética profesional, toda aquellas acciones del profesional
en cuanto tal son imputables al mismo. El profesional debe de responder por la obra
bien hecha. En el lenguaje coloquial distinguimos con claridad la obra bien realizada,
hecha por un profesional, de la chapuza que denota precisamente ausencia de
profesionalidad.
- En tercer lugar, asumimos la responsabilidad por las consecuencias de la obra bien
hecha, lo que exige al profesional una previsión de las consecuencias de la obra
bien hecha, lo que supone analizar las circunstancias, la utilización posterior de la
obra de su trabajo y decidir su actuación teniendo todo esto en cuenta, pues en
realidad ha de asumir la responsabilidad de todas las consecuencias previsibles que
llegan a materializarse. No tener en cuenta todo esto sería, precisamente una
irresponsabilidad profesional. Para terminar, no está de más anotar que la
responsabilidad de la obra bien hecha y por sus consecuencias asume las
condiciones del principio de beneficencia.
¿Ante quien se es responsable?
Son varias las direcciones a las que hay dirigir la mirada para contestar
adecuadamente a esta pregunta:
a. Ante nosotros mismos Si como hemos dicho, somos responsables de llegar a ser
lo que estamos llamados a ser, tenemos que rendir cuentas ante nosotros mismos de
ello.
107
b. Ante y con la institución, corresponsables hoy en día la práctica profesional se
desarrolla mayoritariamente en el interior de una organización o institución. Por eso
hay que afirmar que el profesional es responsable de su actuación ante la
organización en la que trabaja. Pero esta afirmación comporta otra que nos amplía
la perspectiva utilizada hasta ahora para afrontar la cuestión de la responsabilidad. El
profesional es responsable ante la institución, pero también es corresponsable con
ella. Este contexto organizativo hace necesario tener en cuenta nuevos elementos,
como son:
- La coacción institucional a la iniciativa personal: Las instituciones inscriben la
acción del profesional en una organización con la que puede no estar de acuerdo en
muchos aspectos. Esto obliga al profesional a discernir responsablemente su
implicación en una determinada institución y el modo de expresarla, según la mayor
o menor sintonía respecto a sus objetivos entre él y la propia institución. Todo ello
además – no podemos olvidarlo- está condicionado de manera significativa por las
circunstancias concretas que concurran en el mercado laboral.
- La corresponsabilidad grupal con sus efectos contradictorios sobre la
responsabilidad personal: por una parte, la extensión de los procesos de deliberación
difumina las responsabilidades personales (aunque no de la misma manera en todos
y ningún caso eliminándola); por otra, esa misma colectivización de las decisiones
abre al profesional a la experiencia de sentirse responsable con otros.
- Las implicaciones sociopolíticas: precisamente la corresponsabilidad nos abre a la
relevancia sociopolítica de las actuaciones institucionales. Si constatamos los
grandes retos a los que como humanidad nos enfrentamos: desequilibrio norte-sur,
crisis ecológica…. descubrimos que nuestra responsabilidad personal queda
agrandada a través de la corresponsabilidad institucional, que demanda
consecuentemente una corresponsabilidad interinstitucional, incluso a nivel mundial.
Todo esto nos lleva a destacar la responsabilidad de los profesionales respecto a las
instituciones en las que trabajan criticándolas, apoyándolas, transformándolas y a las
que ellos mismos crean (colegios, asociaciones) y la necesidad de ponerlas al
servicio del bien común.
Terminamos este pequeño apartado constatando que la responsabilidad desde esta
perspectiva institucional asume el principio de justicia
- Ante los otros responder nos remite fundamentalmente a los otros, ante quienes
somos responsables. En la perspectiva de la ética profesional, somos directamente
responsables ante el cliente, el usuario de nuestro servicio profesional, ante quien
debemos cumplir lo acordado previamente, colaborar lealmente en la consecución de
sus objetivos, asesorarle e informarle oportunamente
Para terminar este apartado y a modo de resumen, queremos hacer notar que el
planteamiento de los principios de una ética profesional desarrollado en las páginas
precedentes tiene la virtualidad de recoger en cada una de sus categorías básicas la
perspectiva de las tres instancias básicas que intervienen en la vida profesional. Si
el principio de beneficencia remite expresamente al comportamiento del profesional,
108
el de autonomía recoge la dignidad y derechos del usuario mientras que el de justicia
hace presente el marco social.
Por último hemos visto como el principio de responsabilidad aparece como la
categoría síntesis de los otros tres principios; en cuanto responsabilidad por uno
mismo y ante sí, remite a la autonomía; en cuanto responsabilidad por la obra bien
hecha; al de beneficencia y , por último, en cuanto a la responsabilidad institucional
ante la sociedad al de justicia.
Normas
Reglas que deben seguir o las que se deban ajustar las conductas, tareas,
actividades, etc. (Diccionario Real Academia Española). Como se definió al principio
en el modulo de introducción estas establecen las acciones que nos permiten llegar a
los valores éticos. Las normas éticas fundamentales del profesional son la
confidencialidad, veracidad y fidelidad.
Confidencialidad
La confidencialidad o secreto profesional se remonta el año V a. C. con el juramento
Hipocrático “todo lo que viere u oyere en mi profesión o fuera de ella, lo guardare con
sumo sigilo”. El juramento hebreo de Asaf que data de los siglos III y VII reza
“novelaras secretos que se te hayan confiado”, la tradición católica da un lugar
especial a la confidencialidad en el Sacramento de Reconciliación o Confesión.
Las primeras menciones formales referentes al secreto profesional se formulan
dentro del ejercicio de la medicina por Percival en 1803 dándole un papel
preponderante al tema en la medicina, posteriormente otros códigos de ejercicio de
la medicina de América ya desde principios de siglo (el código venezolano del
ejercicio de la medicina data de 1918) cuentan con normas explícitas referidas a la
confidencialidad, sin presentar mayores modificaciones en su mención.
En la actualidad todas las profesiones establecen de diferentes maneras y en forma
continua el derecho de las personas a la confidencialidad de aquellas informaciones
obtenidas a lo largo de la relación con un profesional.
Modernamente los códigos consideran que esta norma no es absoluta es decir que
se consideran que hay situaciones particulares en las cuales no es obligatorios el
secreto profesional, incluso en muchos casos se fijan explícitamente aquellas
excepciones a la norma. Este tema es de particular interés, para su mejor
comprensión lo detallaremos a continuación.
Podemos identificar dos tipos excepciones según:
a Sea contra los intereses de la persona o sus intereses.
b A favor de sus intereses de la persona.
Dentro de estos dos tipos de excepciones existe una gama de situaciones, donde no
todas son justificables y donde las diferentes corrientes filosóficas dan distintas
109
respuestas. Algunos casos que pueden ilustrar, el conocimiento de un peligro de
vida, tratar de prevenir problemas laborales, justificar una actitud en juicio,
presunción de un fraude.
En el sentido utilitario esta norma permite controlar y proteger las comunicaciones
dicho de otro modo esta norma habita cierto tipo de relación que facilita la acción del
profesional (que el paciente en confianza informe a su medico, que un productor
muestre su situación patrimonial a un agrónomo). También importa desde el
utilitarismo saber si esta norma se mantiene con un buen propósito o con un mal
propósito, es en este segundo caso en el que se deberían quebrantar.
En cambio desde el punto de vista deontológico si bien se acepta que esta norma
habilita un ámbito de confianza, respeto e intimidad su verdadero valor no surge de
estas consecuencias sino que esta norma se deriva del principio de respeto a la
autonomía que se pacta en el acuerdo implícito al comienzo de la relación.
Veracidad
Son muchos los códigos religiosos que recogen el valor de la verdad, como el octavo
mandamiento del Antiguo Testamento, no mentir se presenta a todas luces como un
acuerdo tácito en toda interrelación entre seres racionales y podemos afirmar que la
veracidad se fundamenta en respeto por la autonomía. Sin embargo en el ejercicio
profesional se presentan una serie de situaciones en las cuales se plantean
disyuntivas y la resolución no parece sencilla.
En primer termino conviene identificar la clasificación que hacen Beuchamp y
Childress en primer instancia el concepto de mentira dentro su definición más clásica
es decir aquella discordancia entre lo que se piensa con la mente y lo que se dice
con dos tipos de situaciones una intención consiente de engañar al otro, la segunda
situación supone la existencia de intención de engañar (falsedad).
Un segundo concepto de mentira seria negar la verdad a alguien en legitimo derecho
de saberla, si bien no hay discordia sí hay omisión. Los argumentos planteados se
alinearían con una visión deontológica. Desde el punto de vista utilitarista la verdad
afianza las relaciones de confianza entre el profesional y el cliente, un mundo basado
en la mentira sería peor basado en la verdad, por lo tanto dicen que la verdad es útil
para la convivencia social.
La veracidad debe estar en concordancia con los principios de autonomía y de
beneficencia, es así que es discutible tildar de inmoral en aquellos casos que el
engaño es imprescindible para lograr el bien de una persona.
Consentimiento
Como dijimos más arriba, respetar el principio de autonomía se viabiliza por la norma
de veracidad y se instrumenta por el consentimiento, el consentimiento como
obligación ética que debe ser solicitada a una persona que solicita nuestros servicios
como profesional ha tenido diversas justificaciones.
110
Jurídico es un instrumento de los estados que permite dar protección a los más
débiles y al bien común y exigen mediante leyes la expresa autorización del individuo
(ej. Donación de órganos).
a. Deontológica el consentimiento este legislado o no es condición para el ejercicio
de la autonomía de la persona.
b. Utilitarista el consentimiento es beneficioso para la convivencia social.
Existen determinadas condiciones preestablecidas para llegar a un acuerdo valido.
a) Que la persona sea competente esto es que la persona este en condiciones y
con capacidades para comprender la información que se le brinda.
b) Información suficiente cuales son los procedimientos a seguir cuales son las
alternativas.
c) Información adecuada que le sea brindada la información de modo tal que sea
accesible para el paciente.
d) Finalmente dependerá de las características de las profesiones y de las
relaciones que se establecen y las formalidades que viabilizan el acuerdo de
consentimiento valido.
Para resumir podemos decir que la decisión informada y su instrumento el
consentimiento valido son las claves para trasladarla decisión del profesional a su
verdadero lugar la propia persona.
Fidelidad
El juramento hipocrático reza: “…juro cumplir fielmente según mi leal saber y
entender…”
Promesas un compromiso de realizar un acto o acción que se asume con otra
persona. Por fidelidad se puede entender al mismo tiempo una virtud y una norma
aquí nos importa en tanto norma, desde esta aceptación responde a la definición
como la obligación que se asume al haber aceptado un acuerdo.
Una promesa o un acuerdo que no se cumple equivale a firmar como verdad un
acontecimiento que a posteriori se verifica como no valido, porque los hechos no son
acordes a las afirmaciones categóricas respecto al futuro y que han llevado a los
clientes a tomar determinadas decisiones.
Desde el punto de vista utilitario la ruptura de una promesa sería una catástrofe
social con grandes perjuicios para la mayoría de la sociedad de ahí que es mejor
mantener la norma que no mantenerla.
Desde un punto de vista deontológico se visualiza como la norma básica y
fundamental a partir del cual todos los demás principios morales se derivarían.
A modo de ejemplo se presentan tres modelos de acuerdo profesional-persona:
a) El profesional como personalista fuerte (mago paternal) es un agente de servicios,
él decide los medios específicos y a la persona solo le queda aceptar o no el
resultado buscado con la intervención profesional.
111
b) El profesional como agente del cliente en este caso la relación es la inversa es el
cliente el que domina la relación según la relación de dependencia que el dinero
establece.
c) El profesional como asesor calificado y comprometido con la persona que solicita
sus servicios, es una relación entre dos sujetos libres, éticamente rectos y
autónomos.
Códigos
Dentro de las éticas aplicadas, es necesario destacar la existencia de unos
mecanismos de autorregulación de los profesionales, los llamados códigos
deontológicos. Suelen ser textos normativos elaborados y aprobados por los órganos
representativos de la profesión correspondiente (colegio o asociación profesional) en
el que se establecen pautas de comportamiento o conducta en el ejercicio de la
actividad profesional.
3. Ética y derechos humanos34.
El concepto de Derechos Humanos
La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la dignidad de
la persona frente al Estado. El poder público debe ejercerse al servicio del ser
humano: no puede ser empleado lícitamente para ofender atributos inherentes a la
persona y debe ser vehículo para que ella pueda vivir en sociedad en condiciones
cónsonas con la misma dignidad que le es consustancial.
La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el hecho de serlo,
tiene derechos frente al Estado, derechos que este, o bien tiene el deber de respetar
y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a fin de satisfacer su plena
realización. Estos derechos, atributos de toda persona e inherentes a su dignidad,
que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o satisfacer son los que hoy
conocemos como derechos humanos.
En esta noción general, que sirve como primera aproximación al tema, pueden verse
dos notas o extremos, cuyo examen un poco más detenido ayudará a precisar el
concepto. En primer lugar, se trata de derechos inherentes a la persona humana; en
segundo lugar, son derechos que se afirman frente al poder público. Ambas
cuestiones serán examinadas sucesivamente en este capítulo.
I. Los Derechos Humanos son inherentes a la persona
Una de las características resaltantes del mundo contemporáneo es el
reconocimiento de que todo ser humano, por el hecho de serlo, es titular de derechos
fundamentales que la sociedad no puede arrebatarle lícitamente. Estos derechos no
dependen de su reconocimiento por el Estado ni son concesiones suyas; tampoco
34
Publicado en: Estudios Básicos de Derechos Humanos, IIDH, San José, 1994. Por Pedro Nikken:
Ex Presidente del Consejo Directivo del IIDH y Ex Presidente de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Profesor de la Universidad Central de Venezuela.
112
dependen de la nacionalidad de la persona ni de la cultura a la cual pertenezca. Son
derechos universales que corresponden a todo habitante de la tierra. La expresión
más notoria de esta gran conquista es el artículo 1 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos: todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.
A. Bases de la inherencia
El fundamento de este aserto es controversial. Para las escuelas del derecho natural,
los derechos humanos son la consecuencia normal de que el orden jurídico tenga su
arraigo esencial en la naturaleza humana. Las bases de justicia natural que emergen
de dicha naturaleza deben ser expresadas en el derecho positivo, al cual, por lo
mismo, está vedado contradecir los imperativos del derecho natural. Sin embargo, el
iusnaturalismo no tiene la adhesión universal que caracteriza a los derechos
humanos, que otros justifican como el mero resultado de un proceso histórico.
La verdad es que en el presente la discusión no tiene mayor relevancia en la
práctica. Para el iusnaturalismo la garantía universal de los derechos de la persona
es vista como una comprobación histórica de su teoría. Para quienes no adhieren a
esta doctrina, las escuelas del derecho natural no han sido más que algunos de los
estímulos ideológicos para un proceso histórico cuyo origen y desarrollo dialéctico no
se agota en las ideologías aunque las abarca.
Lo cierto es que la historia universal lo ha sido más de la ignorancia que de
protección de los derechos de los seres humanos frente al ejercicio del poder. El
reconocimiento universal de los derechos humanos como inherentes a la persona es
un fenómeno más bien reciente.
En efecto, aunque en las culturas griega y romana es posible encontrar
manifestaciones que reconocen derechos a la persona más allá de toda ley y aunque
el pensamiento cristiano, por su parte, expresa el reconocimiento de la dignidad
radical del ser humano, considerado como una creación a la imagen y semejanza de
Dios, y de la igualdad entre todos los hombres, derivada de la unidad de filiación del
mismo padre, la verdad es que ninguna de estas ideas puede vincularse con las
instituciones políticas o el derecho de la antigüedad o de la baja edad media.
Dentro de la historia constitucional de occidente, fue en Inglaterra donde emergió el
primer documento significativo que establece limitaciones de naturaleza jurídica al
ejercicio del poder del Estado frente a sus súbditos: la Carta Magna de 1215, la cual
junto con el Hábeas Corpus de 1679 y el Bill of Rights de 1689, pueden considerarse
como precursores de las modernas declaraciones de derechos. Estos documentos,
sin embargo, no se fundan en derechos inherentes a la persona sino en conquistas
de la sociedad. En lugar de proclamar derechos de cada persona, se enuncian más
bien derechos del pueblo. Más que el reconocimiento de derechos intangibles de la
persona frente al Estado, lo que establecen son deberes para el gobierno.
113
Las primeras manifestaciones concretas de declaraciones de derechos individuales,
con fuerza legal, fundadas sobre el reconocimiento de derechos inherentes al ser
humano que el estado está en el deber de respetar y proteger, las encontramos en
las revoluciones de independencia norteamericana e iberoamericana, así como en la
revolución francesa. Por ejemplo, la Declaración de Independencia del 4 de julio de
1776 afirma que todos los hombres han sido creados iguales, que han sido dotados
por el Creador de ciertos derechos innatos; que entre esos derechos debe colocarse
en primer lugar la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; y que para garantizar
el goce de esos derechos han establecido entre ellos gobiernos cuya autoridad
emana del consentimiento de los gobernados. En el mismo sentido la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789, reconoce que
los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos y que las distinciones
sociales no pueden estar fundadas sino en la utilidad común.
Es de esta forma que el tema de los derechos humanos, más específicamente el de
los derechos individuales y las libertades públicas, ingresó al derecho constitucional.
Se trata, en verdad, de un capítulo fundamental del derecho constitucional, puesto
que el reconocimiento de la intangibilidad de tales derechos implica limitaciones al
alcance de las competencias del poder público. Desde el momento que se reconoce
y garantiza en la constitución que hay derechos del ser humano inherentes a su
misma condición en consecuencia, anteriores y superiores al poder del Estado, se
está limitando el ejercicio de este, al cual le está vedado afectar el goce pleno de
aquellos derechos.
En el derecho constitucional, las manifestaciones originales de las garantías a los
derechos humanos se centraron en lo que hoy se califica como derechos civiles y
políticos, que por esa razón son conocidos como “la primera generación” de los
derechos humanos. Su objeto es la tutela de la libertad, la seguridad y la integridad
física y moral de la persona, así como de su derecho a participar en la vida pública.
Sin embargo, todavía en el campo del derecho constitucional, en el presente siglo se
produjeron importantes desarrollos sobre el contenido y la concepción de los
derechos humanos, al aparecer la noción de los derechos económicos, sociales y
culturales, que se refieren a la existencia de condiciones de vida y de acceso a los
bienes materiales y culturales en términos adecuados a la dignidad inherente a la
familia humana. Esta es la que se ha llamado “segunda generación” de los derechos
humanos. Se volverá sobre el tema.
Un capítulo de singular trascendencia en el desarrollo de la protección de los
derechos humanos es su internacionalización. En efecto, si bien su garantía
supraestatal debe presentarse, racionalmente, como una consecuencia natural de
que los mismos sean inherentes a la persona y no una concesión de la sociedad, la
protección internacional tropezó con grandes obstáculos de orden público y no se
abrió plenamente sino después de largas luchas y de la conmoción histórica que
provocaron los crímenes de las eras nazi y stalinista. Tradicionalmente, y aún
algunos gobiernos de nuestros días, a la protección internacional se opusieron
consideraciones de soberanía, partiendo del hecho de que las relaciones del poder
público frente a sus súbditos están reservadas al dominio interno del Estado.
114
Las primeras manifestaciones tendientes a establecer un sistema jurídico general de
protección a los seres humanos no se presentaron en lo que hoy se conoce, en
sentido estricto, como el derecho internacional de los derechos humanos, sino en el
denominado derecho internacional humanitario. Es el derecho de los conflictos
armados, que persigue contener los imperativos militares para preservar la vida, la
dignidad y la salud de las víctimas de la guerra, el cual contiene el germen de la
salvaguardia internacional de los derechos fundamentales. Este es el caso de la
Convención de La Haya de 1907 y su anexo, así como, más recientemente, el de las
cuatro convenciones de Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977.
Lo que en definitiva desencadenó la internacionalización de los derechos humanos
fue la conmoción histórica de la segunda guerra mundial y la creación de las
Naciones Unidas. La magnitud del genocidio puso en evidencia que el ejercicio del
poder público constituye una actividad peligrosa para la dignidad humana, de modo
que su control no debe dejarse a cargo, monopolísticamente, de las instituciones
domésticas, sino que deben constituirse instancias internacionales para su
protección.
El preámbulo de la carta de las Naciones Unidas reafirma “la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la
igualdad de derechos de hombres y mujeres”. El artículo 56 de la misma carta
dispone que “todos los miembros se comprometen a tomar medidas, conjunta o
separadamente en cooperación con la Organización, para la realización de los
propósitos consignados en el artículo 55”, entre los cuales está “el respeto universal
de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos”.
El 2 de mayo de 1948 fue adoptada la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre y el 10 de diciembre del mismo año la Asamblea General de las
Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estas declaraciones, como todos los instrumentos de su género, son actos solemnes
por medio de los cuales quienes los emiten proclaman su apoyo a principios de gran
valor, juzgados como perdurables. Los efectos de las declaraciones en general, y
especialmente su carácter vinculante, no responden a un enunciado único y
dependen, entre otras cosas, de las circunstancias en que la declaración se haya
emitido y del valor que se haya reconocido al instrumento a la hora de invocar los
principios proclamados. Tanto la Declaración Universal como la Americana han
tenido gran autoridad. Sin embargo, aunque hay muy buenos argumentos para
considerar que han ganado fuerza obligatoria a través de su reiterada aplicación, la
verdad es que en su origen carecían de valor vinculante desde el punto de vista
jurídico.
Una vez proclamadas las primeras declaraciones, el camino para avanzar en el
desarrollo de un régimen internacional de protección imponía la adopción y puesta en
vigor de tratados internacionales a través de los cuales las partes se obligaran a
respetar los derechos en ellos proclamados y que establecieran, al mismo tiempo,
medios internacionales para su tutela en caso de incumplimiento.
115
En el ámbito internacional, el desarrollo de los derechos humanos ha conocido
nuevos horizontes. Además de los mecanismos orientados a establecer sistemas
generales de protección, han aparecido otros destinados a proteger ciertas
categorías de personas –mujeres, niños, trabajadores, refugiados, discapacitados,
etc.- o ciertas ofensas singularmente graves contra los derechos humanos, como el
genocidio, la discriminación racial, el apartheid, la tortura o la trata de personas. Más
aún, en el campo internacional se ha gestado lo que ya se conoce como “tercera
generación” de derechos humanos, que son los llamados derechos colectivos de la
humanidad entera, como el derecho al desarrollo, el derecho a un medio ambiente
sano y el derecho a la paz.
Así, pues, cualquiera sea el fundamento filosófico de la inherencia de los derechos
humanos a la persona, el reconocimiento de la misma por el poder y su plasmación
en instrumentos legales de protección en el ámbito doméstico y en el internacional,
han sido el producto de un sostenido desarrollo histórico, dentro del cual las ideas, el
sufrimiento de los pueblos, la movilización de la opinión pública y una determinación
universal de lucha por la dignidad humana, han ido forzando la voluntad política
necesaria para consolidar una gran conquista de la humanidad, como lo es el
reconocimiento universal de que toda persona tiene derechos por el mero hecho de
serlo.
B. Consecuencias de la inherencia
El reconocimiento de los derechos humanos como atributos inherentes a la persona,
que no son una concesión de la sociedad ni dependen del reconocimiento de un
gobierno,
acarrea
consecuencias
que
a
continuación
se
enuncian
esquemáticamente.
1. El estado de derecho
Como lo ha afirmado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “en la
protección de los derechos humanos está necesariamente comprendida la restricción
al ejercicio del poder estatal” (Corte I.D.H., la expresión “leyes” en el artículo 30 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-6/86 del 9
de mayo de 1986. Serie A No.6, §22). En efecto, el poder no puede lícitamente
ejercerse de cualquier manera. Más concretamente, debe ejercerse a favor de los
derechos de la persona y no contra ellos.
Esto supone que el ejercicio del poder debe sujetarse a ciertas reglas, las cuales
deben comprender mecanismos para la protección y garantía de los derechos
humanos. Ese conjunto de reglas que definen el ámbito del poder y lo subordinan a
los derechos y atributos inherentes a la dignidad humana es lo que configura el
estado de derecho.
2. Universalidad
116
Por ser inherentes a la condición humana todas las personas son titulares de los
derechos humanos y no pueden invocarse diferencias de regímenes políticos,
sociales o culturales como pretexto para ofenderlos o menoscabarlos. Últimamente
se ha pretendido cuestionar la universalidad de los derechos humanos,
especialmente por ciertos gobiernos fundamentalistas o de partido único,
presentándolos como un mecanismo de penetración política o cultural de los valores
occidentales. Desde luego que siempre es posible manipular políticamente cualquier
concepto, pero lo que nadie puede ocultar es que las luchas contra las tiranías han
sido, son y serán universales.
A pesar de la circunstancia señalada, y sin duda como el fruto de la persistencia de
la opinión pública internacional y de las organizaciones no gubernamentales, la
Declaración adoptada en Viena el 25 de junio de 1993 por la Conferencia Mundial de
Derechos Humanos, explícitamente afirma que el carácter universal de los derechos
humanos y las libertades fundamentales “no admite dudas” (párrafo 1). Señala
asimismo que “todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes entre sí” y que, sin desconocer particularidades nacionales o
regionales y los distintos patrimonios culturales “los estados tienen el deber, sean
cuales sean sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger
todos los derechos humanos y las libertades fundamentales” (párrafo 3).
3. Transnacionalidad
Ya se ha comentado el desarrollo histórico de los derechos humanos hacia su
internacionalización. Si ellos son inherentes a la persona como tal, no dependen de
la nacionalidad de esta o del territorio donde se encuentre: los porta en sí misma. Si
ellos limitan el ejercicio del poder, no puede invocarse la actuación soberana del
gobierno para violarlos o impedir su protección soberana del gobierno para violarlos
o impedir su protección internacional. Los derechos humanos están por encima del
estado y su soberanía y no puede considerarse que se violenta el principio de no
intervención cuando se ponen en movimiento los mecanismos organizados por la
comunidad internacional para su promoción y protección.
Ha sido vasta la actividad creadora de normas jurídicas internacionales, tanto
sustantivas como procesales. Durante las últimas décadas se ha adoptado, entre
tratados y declaraciones, cerca de un centenar de instrumentos internacionales
relativos a los derechos humanos. En el caso de las convenciones se han reconocido
derechos, se han pactado obligaciones y se han establecido medios de protección
que, en su conjunto, han transformado en más de un aspecto al derecho
internacional y le han dado nuevas dimensiones como disciplina jurídica. Todo ello
ha sido el fruto de una intensa y sostenida actividad negociadora cumplida en el seno
de las distintas organizaciones internacionales, la cual, lejos de fenecer o decaer con
la conclusión de tan numerosas convenciones, se ha mantenido en todo momento
bajo el estímulo de nuevas iniciativas que buscan perfeccionar o desarrollar la
protección internacional en alguno de sus aspectos.
También se ha multiplicado el número –más de cuarenta- y la actividad de las
instituciones y mecanismos internacionales de protección. En su mayor parte, han
117
sido creadas por convenciones internacionales, pero existe también, especialmente
alrededor del Centro de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un creciente
número de mecanismos no convencionales de salvaguardia. En los tres últimos años
se ha comenzado a observar una innovación consistente en la inclusión de un
componente de derechos humanos en operaciones para el mantenimiento de la paz
dependiente del consejo de Seguridad (El Salvador, Cambodia, Haití).
La labor de todas estas entidades, aunque todavía de limitada eficacia, ha sido
positivamente creativa y ha servido para ensanchar el alcance del régimen. Han
cumplido una fecunda tarea en la interpretación y aplicación del derecho. Han ideado
medios procesales para abrir cauce a la iniciativa individual dentro de los
procedimientos internacionales relativos a los derechos humanos. Con frecuencia, en
fin, han definido su propia competencia a través de la interpretación más amplia
posible de la normativa que se las atribuye, y han cumplido actuaciones que
difícilmente estaban dentro de las previsiones o de la intención de quienes
suscribieron las correspondientes convenciones.
4. Irreversibilidad
Una vez que un determinado derecho ha sido formalmente reconocido como
inherente a la persona humana queda definitiva e irrevocablemente integrado a la
categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y garantizada.
La dignidad humana no admite relativismos, de modo que sería inconcebible que lo
que hoy se reconoce como un atributo inherente a la persona, mañana pudiera dejar
de serlo por una decisión gubernamental.
Este carácter puede tener singular relevancia para determinar el alcance de la
denuncia de una convención internacional sobre derechos humanos (hasta ahora
prácticamente inexistentes). En efecto, la denuncia no debe tener efecto sobre la
calificación de los derechos que en él se han reconocido como inherentes a la
persona. El denunciante solo se libraría, a través de esa hipotética denuncia de los
mecanismos internacionales convencionales para reclamar el cumplimiento del
tratado, pero no de que su acción contra los derechos en él reconocidos sea
calificada como una violación de los derechos humanos.
5. Progresividad
Como los derechos humanos son inherentes a la persona y su existencia no
depende del reconocimiento de un Estado, siempre es posible extender el ámbito de
la protección a derechos que anteriormente no gozaban de la misma. Es así como
han aparecido las sucesivas “generaciones” de derechos humanos y como se han
multiplicado los medios para su protección.
Una manifestación de esta particularidad la encontramos en una disposición que, con
matices, se repite en diversos ordenamientos constitucionales, según la cual la
enunciación de derechos contenida en la constitución no debe entenderse como
negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren
expresamente en ella.
118
De este género de disposiciones es posible colegir:
Primero: que la enumeración de los derechos constitucionales es enunciativa y no
taxativa.
Segundo: que los derechos enunciados en la constitución no agotan los que deben
considerarse como “inherentes a la persona humana”.
Tercero: que todos los derechos enunciados en la constitución, empero, sí son
considerados por esta como “inherentes a la persona humana”.
Cuarto: que todo derecho “inherente a la persona humana” podría haber sido
recogido expresamente por el texto constitucional.
Quinto: que una vez establecido que un derecho es “inherente a la persona humana”,
la circunstancia de no figurar expresamente en el texto constitucional no debe
entenderse en menoscabo de la protección que merece.
En conclusión, lo jurídicamente relevante es que un determinado derecho sea
“inherente a la persona humana”. Es por esa razón, y no por el hecho de figurar en el
articulado de la constitución, que esos derechos deben ser considerados como
atributos inviolables que, por fuerza de la dignidad humana, deben ser objeto de
protección y garantía por el Estado. En consecuencia, no cabe hacer distinciones en
cuanto al tratamiento y régimen jurídico de los derechos de la naturaleza apuntada
con base en el solo criterio de que figuren expresamente o no en la constitución.
Para determinar si estamos frente a un derecho que merezca la protección que la
constitución acuerda para los que expresamente enumera lo decisivo no es tanto que
figure en tal enunciado, sino que pueda ser considerado como “inherente a la
persona humana”.
Esto abre extraordinarias perspectivas de integración del derecho internacional de
los derechos humanos al derecho interno, pues en los países cuyas constituciones
contienen una disposición como la comentada, la adhesión del Estado a la
proclamación internacional de un derecho como “inherente a la persona humana”
abre las puertas para la aplicación de dicha disposición. En tal supuesto, los
derechos humanos internacionalmente reconocidos deben tener la supremacía
jerárquica de los derechos constitucionales y estar bajo la cobertura de la justicia
constitucional.
Hay otro elemento que muestra cómo la protección de los derechos humanos se
plasma en un régimen que es siempre susceptible de ampliación, mas no de
restricción y que también atañe a la integración de la regulación internacional entre sí
y con la nacional. La mayoría de los tratados sobre derechos humanos incluyen una
cláusula según la cual ninguna disposición convencional puede menoscabar la
protección más amplia que puedan brindar otras normas de derecho interno o de
derecho internacional. En esta dirección, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha señalado que, “si a una misma situación son aplicables la Convención
119
Americana y otro tratado internacional, debe prevalecer la norma más favorable a la
persona humana” (Corte I.D.H., La colegiación obligatoria de periodistas –arts. 13 y
29 Convención Americana sobre Derechos Humanos-). Opinión Consultiva OC-5/85
del 13 de noviembre de 1985, Serie A No. 5, §52). Este principio representa lo que se
ha llamado la “cláusula del individuo más favorecido”.
Habiendo pasado revista al significado de los derechos humanos como atributos
inherentes a toda persona, corresponde ahora ver como los mismos se afirman
frente al Estado o, más genéricamente, frente al poder público.
II. Los Derechos Humanos se afirman frente al poder público
Los derechos humanos implican obligaciones a cargo del gobierno. El es el
responsable de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos y, por otro lado, en sentido
estricto, solo él puede violarlos. Las ofensas a la dignidad de la persona pueden
tener diversas fuentes, pero no todas configuran, técnicamente, violaciones a los
derechos humanos. Este es un punto conceptualmente capital para comprender a
cabalidad el tema de los derechos humanos.
Como ya se ha dicho en el breve recuento anterior, durante la mayor parte de la
historia el poder podía ejercerse con escasos límites frente a los gobernados y
prácticas como la esclavitud y la tortura eran admitidas y hasta fundamentadas en
ideas religiosas. La lucha por lo que hoy llamamos derechos humanos ha sido,
precisamente, la de circunscribir el ejercicio del poder a los imperativos que emanan
de la dignidad humana.
La nota característica de las violaciones a los derechos humanos es que ellas se
cometen desde el poder público o gracias a los medios que este pone a disposición
de quienes lo ejercen. No todo abuso contra una persona ni toda forma de violencia
social son técnicamente atentados contra los derechos humanos. Pueden ser
crímenes, incluso gravísimos, pero si es la mera obra de particulares no será una
violación de los derechos humanos.
Existen, desde luego, situaciones límites, especialmente en el ejercicio de la
violencia política. Los grupos insurgentes armados que controlan de una manera
estable áreas territoriales o, en términos generales, ejercen de hecho autoridad sobre
otras personas, poseen un germen de poder público que están obligados, lo mismo
que el gobierno regular, a mantener dentro de los límites impuestos por los derechos
humanos. De no hacerlo no solo estarían violando el orden jurídico del Estado contra
el que insurgen, sino también los derechos humanos. Puede incluso considerarse
que quienes se afirmen en posesión de tal control. Aún si no lo tienen, se están
autoimponiendo los mismos límites en su tratamiento a las personas sobre las que
mantienen autoridad. Por lo demás, aplicando principios extraídos de la teoría de la
responsabilidad internacional, si un grupo insurgente conquista el poder, son
imputables al Estado las violaciones a obligaciones internacionales –incluidas las
relativas a derechos humanos- cometidas por tales grupos antes de alcanzar el
poder.
120
Lo que no es exacto es que diversas formas de violencia política, que pueden tipificar
incluso gravísimos delitos internacionales, sean violaciones de los derechos
humanos. La responsabilidad por la efectiva vigencia de los derechos humanos
incumbe exclusivamente al Estado, entre cuyas funciones primordiales está la
prevención y la punición de toda clase de delitos. El Estado no está en condiciones
de igualdad con personas o grupos que se encuentren fuera de la ley, cualquiera sea
su propósito al así obrar. El Estado existe para el bien común y su autoridad debe
ejercerse con apego a la dignidad humana, de conformidad con la ley. Este principio
debe dominar la actividad del poder público dirigida a afirmar el efectivo goce de los
derechos humanos (A) así como el alcance de las limitaciones que ese mismo poder
puede imponer lícitamente al ejercicio de tales derechos (B).
A. El poder público y la tutela de los derechos humanos
El ejercicio del poder no debe menoscabar de manera arbitraria el efectivo goce de
los derechos humanos. Antes bien, el norte de tal ejercicio, en una sociedad
democrática, debe ser la preservación y satisfacción de los derechos fundamentales
de cada uno. Esto es válido tanto por lo que se refiere al respeto y garantía debido a
los derechos civiles y políticos (1), como por lo que toca a la satisfacción de los
derechos económicos, sociales y culturales y de los derechos colectivos (2).
1. El respeto y garantía de los derechos civiles y políticos
Como antes quedó dicho, los derechos civiles y políticos tienen por objeto la tutela de
la libertad, la seguridad y la integridad física y moral de la persona, así como de su
derecho a participar en la vida pública. Por lo mismo, ellos se oponen a que el
Estado invada o agreda ciertos atributos de la persona, relativos a su integridad,
libertad y seguridad. Su vigencia depende, en buena medida, de la existencia de un
orden jurídico que los reconozca y garantice. En principio, basta constatar un hecho
que los viole y que sea legalmente imputable al Estado para que este pueda ser
considerado responsable de la infracción. Se trata de derechos inmediatamente
exigibles, cuyo respeto representa para el Estado una obligación de resultado,
susceptible de control jurisdiccional.
En su conjunto, tales derechos expresan una dimensión más bien individualista, cuyo
propósito es evitar que el Estado agreda ciertos atributos del ser humano. Se trata,
en esencia, de derechos que se ejercen frente –y aún contra- el Estado y proveen a
su titular de medios para defenderse frente al ejercicio abusivo del poder público. El
Estado, por su parte, está obligado no solo a respetar los derechos civiles y políticos
sino también a garantizarlos.
El respeto a los derechos humanos implica que la actuación de los órganos del
Estado no puede traspasar los límites que le señalan los derechos humanos, como
atributos inherentes a la dignidad de la persona y superiores al poder del Estado.
El respeto a los derechos humanos impone la adecuación del sistema jurídico para
asegurar la efectividad del goce de dichos derechos. El deber de respeto también
comporta que haya de considerarse como ilícita toda acción u omisión de un órgano
121
o funcionario del Estado que, en ejercicio de los atributos de los que está investido,
lesione indebidamente los derechos humanos. En tales supuestos, es irrelevante que
el órgano o funcionario haya procedido en violación de la ley o fuera del ámbito de su
competencia. En efecto, lo decisivo es que actúe aprovechándose de los medios o
poderes de que dispone por su carácter oficial como órgano o funcionario.
La garantía de los derechos humanos es una obligación aún más amplia que la
anterior, pues impone al Estado el deber de asegurar la efectividad de los derechos
humanos con todos los medios a su alcance. Ello comporta, en primer lugar, que
todo ciudadano debe disponer de medios judiciales sencillos y eficaces para la
protección de sus derechos. Por obra del mismo deber, las violaciones a los
derechos en dichas convenciones deben ser reputadas como ilícitas por el derecho
interno. También está a cargo del Estado prevenir razonablemente situaciones
lesivas a los derechos humanos y, en el supuesto de que estas se produzcan, a
procurar, dentro de las circunstancias de cada caso, lo requerido para el
restablecimiento del derecho. La garantía implica, en fin, que existan medios para
asegurar la reparación de los daños causados, así como para investigar seriamente
los hechos cuando ello sea preciso para establecer la verdad, identificar a los
culpables y aplicarles las sanciones pertinentes.
Estos deberes del poder público frente a las personas no aparecen del mismo modo
cuando se trata de los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos
colectivos.
2. La satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos
colectivos
Como también ha quedado dicho, los derechos económicos, sociales y culturales, se
refieren a la existencia de condiciones de vida y de acceso a los bienes materiales y
culturales en términos adecuados a la dignidad inherente a la familia humana. La
realización de los derechos económicos, sociales y culturales no depende, en
general, de la sola instauración de un orden jurídico ni de la mera decisión política de
los órganos gubernamentales, sino de la conquista de un orden social donde impere
la justa distribución de los bienes, lo cual solo puede alcanzarse progresivamente. Su
exigibilidad está condicionada a la existencia de recursos apropiados para su
satisfacción, de modo que las obligaciones que asumen los estados respecto de ellos
esta vez son de medio o de por comportamiento. El control del cumplimiento de este
tipo de obligaciones implica algún género de juicio sobre la política económico-social
de los estados, cosa que escapa, en muchos casos, a la esfera judicial. De allí que la
protección de tales derechos suela ser confiada a instituciones más político-técnicas
que jurisdiccionales, llamadas a emitir informes periódicos sobre la situación social y
económica de cada país.
De allí la principal diferencia de naturaleza que normalmente se reconoce entre los
deberes del poder público frente a los derechos económicos y sociales con respecto
a los que le incumben en el ámbito de los civiles y políticos. Estos últimos son
derechos inmediatamente exigibles y frente a ellos los estados están obligados a un
resultado: un orden jurídico-político que los respete y garantice. Los otros, en cambio
122
son exigibles en la medida en que el Estado disponga de los recursos parar
satisfacerlos, puesto que las obligaciones contraídas esta vez son de medio o de
comportamiento, de tal manera que, para establecer que un gobierno ha violado tales
derechos no basta con demostrar que no ha sido satisfecho, sino que el
comportamiento del poder público en orden a alcanzar ese fin no se ha adecuado a
los standards técnicos o políticos apropiados. Así, la violación del derecho a la salud
o al empleo no depende de la sola privación de tales bienes como sí ocurre con el
derecho a la vida o a la integridad.
Esta consideración, que en general es atinada, amerita, sin embargo, ciertos
matices. La primera proviene del hecho de que hay algunos derechos económicos y
sociales que son también libertades públicas, como la mayor parte de los derechos
sindicales o la libertad de enseñanza. En estos casos el deber de respeto y garantía
de los mismos por parte del poder público es idéntico al que existe respecto de los
derechos civiles y políticos.
Por otra parte, aunque, en general, es cierto que la sola no satisfacción de los
derechos económicos, sociales y culturales no es demostrativa, en sí misma, de que
el Estado los ha violado, cabe plantearse si la realidad de ciertas políticas configura
la vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales de manera parecida
a los derechos civiles y políticos, es decir, ya no como consecuencia de su no
realización, sino por efecto de la adopción de políticas que están orientadas hacia la
supresión de los mismos. Es un tema abierto a la discusión.
En cuanto a los derechos colectivos, la sujeción del poder público es mixta. En un
sentido positivo, es decir, en lo que toca a su satisfacción, puede hablarse de
obligaciones de comportamiento: la acción del Estado debe ordenarse de la manera
más apropiada para que tales derechos –medio ambiente sano, desarrollo, paz- sean
satisfechos. En un sentido negativo, esto es, en cuanto a su violación, más bien se
está ante obligaciones de resultado: no es lícita la actuación arbitraria del poder
público que se traduzca en el menoscabo de tales derechos.
En todos estos casos, claro está, la violación de los derechos humanos ocurrirá en la
medida en que la actuación del poder público desborde los límites que legítimamente
pueden imponerse a los mismos por imperativos del orden público o del bien común.
B. Los límites legítimos a los derechos humanos
El derecho de los derechos humanos, tanto en el plano doméstico como en el
internacional, autoriza limitaciones a los derechos protegidos en dos tipos de
circunstancias distintas. En condiciones normales, cada derecho puede ser objeto de
ciertas restricciones fundadas sobre distintos conceptos que pueden resumirse en la
noción general de orden público. Por otra parte, en casos de emergencia, los
gobiernos están autorizados para suspender las garantías.
1. Limitaciones ordinarias a los derechos humanos
123
Los derechos humanos pueden ser legítimamente restringidos. Sin embargo, en
condiciones normales, tales restricciones no pueden ir más allá de determinado
alcance y deben expresarse dentro de ciertas formalidades.
a. Alcance
La formulación legal de los derechos humanos contiene, normalmente, una
referencia a las razones que, legítimamente, puedan fundar limitaciones a los
mismos.
En general, se evitan las cláusulas restrictivas generales. Aplicables a todos los
derechos humanos en su conjunto y se ha optado, en cambio, por fórmulas
particulares, aplicables respecto de cada uno de los derechos reconocidos, lo que
refleja el deseo de ceñir las limitaciones en la medida estrictamente necesaria para
asegurar el máximum de protección al individuo. Las limitaciones están normalmente
referidas a conceptos jurídicos indeterminados, como lo son las nociones de “orden
público” o de “orden”; de “bien común”, “bienestar general” o “vida o bienestar de la
comunidad” de “seguridad nacional”, “seguridad pública” o “seguridad de todos”; de
“moral” o “moral pública”; de “salud pública”, o de “prevención del delito”.
Todas estas nociones implican una importante medida de relatividad. Deben
interpretarse en estrecha relación con el derecho al que están referidos y deben
tener en cuenta las circunstancias del lugar y del tiempo en que son invocadas e
interpretadas. A propósito de ellas se ha destacado que, tratándose de nociones en
que está implicada la relación entre la autoridad del Estado y los individuos
sometidos a su jurisdicción, todas ellas podrían ser reducidas a un concepto singular
y universal, como es el de orden público.
El orden público, aún como concepto universal, no responde a un contenido estable
ni plenamente objetivo. La Corte Interamericana de Derechos Humanos lo ha
definido como el conjunto de “las condiciones que aseguran el funcionamiento
armónico y normal de instituciones sobre la base de un sistema coherente de valores
y principios” (Corte I.D.H.: La colegiación obligatoria de periodistas, cit., §64).
Ahora bien, de alguna manera, la definición de esos “valores y principios” no puede
desvincularse de los sentimientos dominantes en una sociedad dada, de manera que
si la noción de “orden público” no se interpreta vinculándola estrechamente con los
standards de una sociedad democrática, puede representar una vía para privar de
contenido real a los derechos humanos internacionalmente protegidos. En nombre de
un “orden público”, denominado por principios antidemocráticos, cualquier restricción
a los derechos humanos podría ser legítima.
Las limitaciones a los derechos humanos no pueden afectar el contenido esencial del
derecho tutelado. La misma Corte también ha dicho que nociones como la de “orden
público” y la de “bien común” no pueden invocarse como “medios para suprimir un
derecho garantizado por la Convención” y deben interpretarse con arreglo a las
justas exigencias de una sociedad democrática, teniendo en cuenta “el equilibrio
124
entre los distintos intereses en juego y la necesidad de preservar el objeto y fin de la
Convención” (Corte I.D.H.: La colegiación obligatoria de periodistas, cit., §67).
b. La forma
En un estado de derecho, las limitaciones a los derechos humanos solo pueden
emanar de leyes, se trata de una materia sometida a la llamada reserva legal, de
modo que el poder ejecutivo no está facultado para aplicar más limitaciones que las
que previamente hayan sido recogidas en una ley del poder legislativo.
Este es un principio universal del ordenamiento constitucional democrático,
expresado, entre otros textos por el artículo 30 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, según el cual las restricciones que la Convención autoriza para
el goce de los derechos por ella reconocidos, solo podrán emanar de “leyes que se
dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido
establecidas”. Respecto de este artículo, la Corte ha interpretado “que la palabra
leyes... significa norma jurídica de carácter general, ceñida al bien común, emanada
de los órganos legislativos constitucionalmente previstos y democráticamente
elegidos, y elaborada según el procedimiento previsto en las constituciones de los
estados partes para la formación de las leyes” (Corte I.D.H., La expresión “leyes” en
el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, cit. §38).
Solo en circunstancias excepcionales el gobierno se ve facultado para decidir por sí
solo la imposición de determinadas limitaciones extraordinarias a algunos derechos
humanos, pero para ello tiene previamente que suspender las garantías de tales
derechos.
2. Las limitaciones a los derechos humanos bajo estados de excepción
Los derechos garantizados pueden verse expuestos a limitaciones excepcionales
frente a ciertas emergencias que entrañen grave peligro público o amenaza a la
independencia o seguridad del Estado. En tales circunstancias el gobierno puede
suspender las garantías. A este respecto, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha enfatizado que, dentro del sistema de la Convención, se trata de una
medida enteramente excepcional, que se justifica porque “puede ser en algunas
hipótesis, el único medio para atender a situaciones de emergencia pública y
preservar los valores superiores de la sociedad democrática” (Corte I.D.H., El hábeas
corpus bajo suspensión de garantías (arts. 27.2 y 25.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987, §20).
Sin embargo, evocando quizás los abusos a que ha dado origen en el hemisferio,
afirmó que “la suspensión de garantías no puede desvincularse del ejercicio efectivo
de la democracia representativa a que alude el artículo 3 de la carta de la OEA” y
que ella no “comport(a) la suspensión temporal del estado de derecho (ni) autori(za)
a los gobernantes a apartar su conducta de la legalidad a la que en todo momento
deben ceñirse” (ibid.), pues el efecto de la suspensión se contrae a modificar, pero
no a suprimir “algunos de los límites legales de la actuación del poder público” (ibid.
§24).
125
La suspensión de garantías está sujeta, además, a cierto número de condiciones,
entre las que cabe enunciar, también de modo esquemático, las siguientes:
a. Estricta necesidad. La suspensión de las garantías debe ser indispensable para
atender a la emergencia.
b. Proporcionalidad, lo que implica que solo cabe suspender aquellas garantías que
guarden relación con las medidas excepcionales necesarias para atender la
emergencia.
c. Temporalidad. Las garantías deben quedar suspendidas solo por el tiempo
estrictamente necesario para superar la emergencia.
d. Respeto a la esencia de los derechos humanos. Existe un núcleo esencial de
derechos cuyas garantías no pueden ser suspendidas bajo ninguna circunstancia. El
enunciado de los mismos varía en los diferentes ordenamientos constitucionales y en
los distintos tratados sobre el tema. La lista de garantías no suspendibles más amplia
es, probablemente, la contenida en el artículo 27 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, según el cual están fuera de ámbito de los estados de
excepción los siguientes derechos: el derecho a la vida; el derecho a la integridad
personal; la prohibición de esclavitud y servidumbre; la prohibición de la
discriminación; el derecho a la personalidad jurídica; el derecho a la nacionalidad; los
derechos políticos; el principio de legalidad y retroactividad; la libertad de conciencia
y de religión; la protección a la familia y los derechos del niño; así como las garantías
judiciales indispensables para la protección de tales derechos, entre las cuales
deben considerarse incluidos el amparo y el hábeas corpus.
e. Publicidad. El acto de suspensión de garantías debe publicarse por los medios
oficiales del derecho interno de cada país y comunicarse a la comunidad
internacional, según lo pautan algunas convenciones sobre derechos humanos.
II.
CONCLUSIÓN
El tema de los derechos humanos domina progresivamente la relación de la persona
con el poder en todos los confines de la tierra. Su reconocimiento y protección
universales representa una revalorización ética y jurídica del ser humano como
poblador del planeta más que como poblador del Estado. Los atributos de la dignidad
de la persona humana, donde quiera que ella esté y por el hecho mismo de serlo
prevalecen no solo en el plano moral sino en el legal, sobre el poder del Estado,
cualquiera sea el origen de ese poder y la organización del gobierno. Es esa la
conquista histórica de estos tiempos.
4. Ética y Ecología35.
a) ¿Qué es una ética ambiental?
El Parque Nacional Kakadu de la zona septentrional de Australia contiene espesos
bosques, marismas y ríos que sustentan una rica variedad de vida; contiene especies
únicas, incluidas algunas, como el loro encapuchado y la tortuga nariz de cerdo, en
peligro de extinción. Kakadu permite un gozo estético y oportunidades de ocio e
35
TOMADO DE: http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/usr/ibjoa/et/sing24.html.
126
investigación. Muchos opinan que es un lugar de inmensa belleza e importancia
ecológica. Tiene significación espiritual para los aborígenes Jawoyn. Kakadu también
es rico en oro, platino, paladio y uranio, minerales que algunos opinan deberían ser
objeto de explotación minera. Los ambientalistas afirman que si se lleva a cabo este
proyecto, se reducirán las oportunidades estéticas, de ocio e investigación,
disminuirá la belleza de Kakadu, desaparecerán las especies, se reducirá la riqueza
ecológica, se pondrá en peligro este ámbito natural y se ofenderá a los valores
espirituales de los Jawoyn. Actualmente ya se están realizando prospecciones
mineras en la zona de Kakadu y hay presiones para que se permitan otras nuevas.
¿Deberían permitirse nuevas minas? ¿Debería permitirse actividad minera alguna?
¿Con qué exactitud podemos alcanzar la respuesta de estos interrogantes éticos?
Sin duda la evidencia empírica o fáctica desempeña un papel. Por ejemplo los
adversarios de la actividad minera afirman que probablemente contaminará los ríos,
envenenará a animales, pondrá en peligro especies y alterará los ecosistemas. Esta
oposición a la actividad minera se basa en razones empíricas; es decir, razones
sobre lo que de hecho sucede y sucederá. Muchos de los partidarios de semejante
actividad ponen en cuestión estas razones empíricas y aun otros piensan que aun si
fuesen verdaderas estas razones, es mejor proseguir con la actividad minera. Así
pues, el recopilar los hechos no garantiza que se zanje la cuestión. Los argumentos
acerca de estos hechos sólo tienen razón de ser, sólo tienen sentido, frente a cierto
tipo de contexto, y las diferencias de este contexto dan lugar a valoraciones
diferentes de lo que debe hacerse. Este contexto lo constituyen cosas tales como
deseos, preferencias, aspiraciones, metas y principios, incluidos principios morales.
Un ambientalista podría desear conocer si la minería constituye una amenaza para la
naturaleza porque desea que se proteja ésta o, de manera aún más grave, porque
piensa que es moralmente malo ocasionar la muerte de la naturaleza.
El contexto valorativo no tiene que incluir principios morales; algunas personas
pueden ser amorales (pueden ser del tipo de los egoístas racionales descritos en el
artículo 16,”El egoísmo”). Sin embargo, muchas personas desean que sus actos y los
actos de los demás, incluidos gobiernos y empresas, se atengan a principios
morales. Para semejantes personas la resolución de la controversia sobre el Kakadu
exige apelar a principios que ofrecen orientación moral en nuestro trato de la
naturaleza y que nos permiten responder a cuestiones como estas: ¿importa que
nuestras acciones causen la extinción de una especie?; ¿importa que nuestras
acciones provoquen la muerte de animales individuales?; ¿importa que causemos
una erosión generalizada en el Kakadu? ¿Importaría que llegásemos a convertir el
río South Alligator en una vía de agua desprovista de vida?; ¿qué es mejor, proteger
el Kakadu o crear una mayor riqueza material que mejore la vida de determinadas
personas? ¿Constituye la extinción de una especie un precio aceptable a pagar por
el aumento de las oportunidades de empleo? Semejante conjunto de principios, que
guiasen nuestro trato de la naturaleza, constituiría una ética ambiental en el sentido
más general. Pero hay una variedad de éticas ambientales concurrentes, que incluso
se solapan en parte.
Quienes tienen una perspectiva moral sobre cuestiones ambientales están
comprometidos con una ética ambiental que al menos se concreta en un principio
127
moral, pero normalmente consta de varios. Pensemos en los ambientalistas que
afirman que la extinción de las especies a consecuencia de la acción humana es algo
malo, quizás incluso algo malo sea cual sea la causa. Este puede ser un principio
básico de una ética ambiental. Sin haberlo concebido explícitamente de esta forma,
un ambientalista podría suscribir no obstante la idea de que la extinción de la
especie, etc., es algo malo en sí mismo, al margen de las consecuencias que pueda
tener. Otra posibilidad es que el principio no sea de carácter básico sino que
descanse sobre un principio que expresa el interés por el bienestar humano, unido a
la creencia de que la extinción de especies perjudica a los humanos. El explicitar el
compromiso ético es el primer paso para someterlo a valoración crítica o justificación.
Para que podamos decidir entre diversas éticas ambientales concurrentes, es preciso
justificarías. No basta con que una política ambiental se atenga a principios de una u
otra ética ambiental, debe adecuarse a una ética correcta, o bien a la más justificada.
Tenemos así dos cuestiones: ¿cómo puede concretarse una ética ambiental?; y
¿cómo puede justificarse una pretendida ética ambiental.
1. Una ética centrada en el ser humano
Algunos piensan que las políticas ambientales deberían evaluarse exclusivamente
sobre la base de su incidencia sobre las personas (véase Baxter, 1974, y Norton,
1988). Esto supone una ética ambiental centrada en el ser humano. Aunque los
utilitaristas clásicos incluyen el sufrimiento de animales en sus cálculos éticos, una
variante del utilitarismo, que nos insta a maximizar el excedente de felicidad humana
sobre infelicidad humana, constituye un ejemplo de ética centrada en las personas.
El tomar en serio semejante ética nos obliga a calcular los efectos de las opciones
sobre el Kakadu sobre la felicidad e infelicidad humana. Podríamos comprobar que la
minería reduciría la riqueza ecológica de las marismas y que si sucediese esto se
causaría la infelicidad de algunas personas; por ejemplo algunos podrían
conmoverse por la situación de determinados animales, otros podrían entristecerse
por la pérdida de especies, otros -por ejemplo, los miembros de generaciones
futuras- podrían perder la oportunidad de goces recreativos o estéticos particulares,
otros podrían verse negativamente afectados por los cambios climáticos resultantes,
los cambios de las mareas etc., y otros podrían verse psicológicamente afectados
por el expolio de zonas con las que tienen una vinculación espiritual. Habría pues
que sustraer estos efectos negativos de cualesquiera aumentos de felicidad
resultantes de las prospecciones mineras en el Kakadu. Una ética centrada en los
hombres podría permitir un considerable acuerdo con los ambientalistas sobre la
forma de proceder. Esto dependería de los hechos acerca de los efectos que los
cambios del medio natural tienen sobre las personas.
Sin embargo, esta decisión se habría alcanzado considerando sólo los intereses de
las personas. Una forma clara de expresarlo consiste en decir que esta ética sólo
considera moralmente relevantes a las personas. Algo es moralmente relevante si es
susceptible de evaluación ética por derecho propio, independientemente de su
utilidad como medio para otros fines. Pensemos en la tortuga nariz de cerdo. De
acuerdo con la ética centrada en las personas que acabamos de describir, no son
moralmente relevantes ni la especie en su conjunto ni sus miembros individuales: lo
único moralmente a considerar es la felicidad e infelicidad de los humanos, lo cual
puede verse o no afectado por lo que suceda a las tortugas.
128
3. Una ética centrada en los animales
Existe una concepción de la ética que no sólo considera moralmente relevantes a las
personas sino también a los animales no humanos; incluye en su ámbito a todos los
animales. Muchas de las cosas que hacemos al entorno natural afectan
adversamente a los animales no humanos y esto es algo relevante para esta ética.
Por ejemplo, si pensamos que la polución de cianuro del río South Alligator
produciría sufrimiento a los animales no humanos, esto es un perjuicio moral a tener
en cuenta independientemente de cómo resulten las cosas para los humanos. Este
ejemplo no es caprichoso: pensemos en el efecto que tiene para los animales no
humanos la deforestación, la construcción de presas en valles fluviales, la
explotación de canteras en las montañas, la construcción de oleoductos, etc. Una
ética centrada en los animales insta a la consideración moral de animales
individuales y no de especies: lo que sucede a la especie tiene sólo un interés
indirecto por cuanto afecta a animales individuales.
Si bien una ética centrada en los animales considera igualmente relevantes a todos
los animales, no los clasifica necesariamente por igual. Una forma clara de expresar
esto consiste en decir que algunas éticas centradas en los animales otorgarán una
significación moral diferente a diferentes tipos de animales. Una forma que puede
adoptar esta diferenciación supone la no-consideración arbitraria - y muchos dirían
que injustificada- de los intereses de los animales no humanos simplemente porque
son intereses no humanos. La influencia de esto sobre las valoraciones acerca de las
políticas dependerá del grado de no-consideración. Podría consistir en hacer siempre
valer más los intereses humanos que los intereses no humanos, sea cual sea la
intensidad o fuerza de los intereses y sea cual sea el número de individuos
implicado.
También podría ser de tal modo que permitiese el primado de los intereses no
humanos más fuertes o más numerosos sobre los intereses humanos más débiles o
de menor cuantía. Para evitar la arbitrariedad parece ser necesario un igual trato de
intereses iguales. Esto dejaría espacio para la diferenciación, que aún podría
hacerse sobre la base de intereses que no todos los animales tienen. Por ejemplo,
los humanos tienen la capacidad de desarrollar el conocimiento teórico o la acción
racional autónoma, capacidades que obviamente no tienen los canguros. Estas
capacidades deben avalar determinados intereses que, como carecen de ellos, no
podrían tener los canguros. Semejantes intereses adicionales pueden decantar una
decisión en favor de los humanos y en contra de los canguros.
Esto es especialmente probable en los casos -aunque no de manera exclusiva en
éstos- en que sus intereses comunes estén igualmente amenazados o igualmente
protegidos: la apelación al interés adicional y no común sirve de criterio de decisión.
Imaginemos que un importante avance médico dependiese de encerrar bien a
personas o a canguros. El mantener a canguros en un amplio recinto para
estudiarlos puede ser moralmente preferible si no amenaza sus intereses; si no son
tratados cruelmente, si son alimentados, si son capaces de vivir de acuerdo con su
naturaleza. El confinar a personas del mismo modo no es moralmente aceptable en
129
razón de los intereses adicionales de los humanos. Este tipo de diferenciación trata
por igual intereses iguales independientemente de la especie y también permite que
los intereses no compartidos dejen lugar a grados de significación moral (véase el
artículo 30,”Los animales”, para una exposición adicional de la ética centrada en los
animales).
4. Una ética centrada en la vida
El orden de los seres vivos incluye más que animales humanos y no humanos;
incluye plantas, algas, organismos unicelulares, quizás virus y, según han sugerido
algunos, ecosistemas e incluso el conjunto de la biosfera (véase Attfild, 1983,
Goodbaster, 1978, y Taylor 1986). La complejidad de una ética centrada en la vida
dependerá de cómo se responde la pregunta “¿qué es vivir?”. Se responda como se
responda esta cuestión dará idea de un sistema autorregulado que persigue, de
forma no necesariamente consciente, determinados fines. Además, este rasgo es el
que normalmente se supone otorga relevancia moral a los seres vivos. Una ética
centrada en la vida considera moralmente relevantes a todos los seres vivos, aunque
no necesariamente con igual significación moral. Así, podría ser mejor salvar a una
tortuga nariz de cerdo que a un arbusto waratah, aun cuando ambos sean
moralmente relevantes. Sin embargo, la primera puede ser moralmente más
relevante por su condición de ser vivo complejo. Aquí la complejidad sirve de
intensificador: de dos seres vivos, será moralmente más significante el más
complejo. Por considerar un caso diferente, podría ser preferible salvar a una planta
que salvar a una tortuga nariz de cerdo, porque sólo aquella planta puede ocupar su
nicho ecológico particular, mientras que la tortuga nariz de cerdo ocupa un nicho que
quizás podrían ocupar tortugas parecidas de diferente especie. Aquí la diferenciación
se basa en una valoración moral de las consecuencias respectivas de la eliminación
de la planta y de la tortuga nariz de cerdo y no de las características internas de
ambos seres vivos.
Una ética centrada en la vida exige que, a la hora de decidir cómo hemos de actuar,
tengamos en cuenta el impacto de nuestras acciones sobre todo ser vivo afectado
por ellas. Por ejemplo, si prosiguen las prospecciones mineras en el Kakadu, ello
supondrá la tala de árboles y la destrucción de otra vegetación; determinará la
muerte de algunos animales y la alteración, si no la destrucción, de los ecosistemas
de los humedales. Estos hechos y otros hablan en contra de la minería y en conjunto
han de sopesarse frente a los resultados favorables que podrían obtenerse si
prosiguen las prospecciones. Como los beneficios sólo incluirían ventajas materiales
para algunas personas, sería difícil realizar la suma valorativa de forma que
aprobase la actividad minera. Esto no quiere decir que nunca sea moralmente
permisible talar árboles, allanar dunas, sacrificar animales, modificar ecosistemas,
etc. Lo permisible depende de cuáles sean los resultados y de las diferencias de
significación moral dentro de la clase de lo moralmente relevante.
En ocasiones una ética centrada en la vida podría adoptar una forma radical: podría
afirmar que no sólo son moralmente relevantes todos los seres vivos sino que
además tienen igual significación moral. (Véase Naess, 1979.) Este igualitarismo
biótico, si fuese justificable, haría realmente difícil defender las intervenciones
130
humanas morales en el entorno natural. Sólo permitiría juicios cuantitativos; por
ejemplo, que dos seres vivos importan más que uno. La mayoría de las éticas
centradas en la vida propuestas contemplan una significación diferencial en el orden
de los seres vivos, aún cuando no se considere siempre más significativos a los
humanos. La conservación de la biosfera y de ecosistemas mayores podría
considerarse más significativa que la conservación de grandes contingentes de
personas.
5. ¿Derechos de las piedras?
Las éticas consideradas hasta aquí evalúan las acciones teniendo en cuenta las
consecuencias para los individuos y agregándolas. Lo que distingue a estas éticas es
el tipo de individuos que contemplan; además, las últimas incluyen a todos los
individuos incluidos por las anteriores. Podría decirse que somos inexorablemente
atraídos hacia una ética centrada en la vida; que no existe una forma no arbitraria de
detener el desplazamiento desde la ética de alcance más limitado a la ética de más
amplio alcance. ¿Por qué no dar una vuelta más de tuerca al argumento e incluir
también a los seres no vivos como seres moralmente considerables? No se trata
aquí de atribuir una vida o una perspectiva mental a seres no vivos; eso sería entrar
en una discusión totalmente distinta. Lo que se quiere decir es que los seres no vivos
que, al igual que muchos seres vivos carecen de conciencia e incluso de una
organización biológica rudimentaria, son moralmente relevantes. Podemos llamar a
ésta la “ética del todo”.
Pensemos por ejemplo en las piedras. La actividad minera supondrá la demolición de
rocas, la alteración de estructuras geológicas, la destrucción de fósiles, etc. ¿Tienen
algo malo cosas semejantes? Aquí hemos de tener cuidado de olvidar por un
momento el perjuicio inducido que causaríamos a plantas, animales y ecosistemas;
tenemos que preguntarnos si estas cosas serían malas en si mismas. Otro ejemplo
podría aclarar la cuestión. Imaginemos un plan para probar un misil disparando a un
cuerpo celeste alejado v totalmente carente de vida, que sería destruido a
consecuencia de la prueba. ¿Sería esto malo en sí? De acuerdo con la ética que
atribuye ”derechos” a las piedras, por así decirlo, lo sería. Si tenemos todo en cuenta
quizás no lo fuese, pero según esta ética también debe tenerse esto en cuenta. Al
igual que la ética centrada en la vida, esta ética puede concretarse de diversas
maneras. Puede conceder grados de significación moral y otorgar una significación
moral comparativamente mínima a los seres no vivos. Puede reflejar un igualitarismo
biológico y negar que existan gradaciones de significación moral, o bien puede
situarse entre ambos extremos.
6. El holismo ecológico
Como dijimos anteriormente, cualquier ética que nos guíe en nuestro trato del medio
natural es, en el sentido más general, una ética ambiental. El término «ética
ambiental» tiene en ocasiones usos más restringidos. En ocasiones se utiliza para
indicar una ética que considera moralmente relevantes a otros individuos distintos a
las personas, y que proporciona argumentos de peso a las exigencias morales de los
ambientalistas. Una ética centrada en la vida es una ética ambiental en este sentido,
131
y una ética centrada en los animales lo es con menor claridad. Sin embargo, algunos
reservan el término para una ética específica, el holismo ecológico, presumiblemente
porque piensan que sólo una ética semejante proporciona una protección
moralmente satisfactoria del entorno natural (véase Callicott, 1979). El holismo
ecológico considera moralmente relevantes dos tipos de cosas; el conjunto de la
biosfera y los grandes ecosistemas que la componen.
Los animales individuales, incluidos los humanos, así como las plantas, rocas,
moléculas, etc., que componen estos grandes sistemas no son moralmente
relevantes; sólo importan en tanto en cuanto contribuyen al mantenimiento del todo
significativo al que pertenecen. ¿Por qué habríamos de preocuparnos si se causa la
extinción de una especie? Deberíamos preocuparnos no por lo que esto supone para
sus miembros individuales o incluso para la propia especie sino porque la extinción
va en contra de la meta de mantener la biosfera o los ecosistemas. Es una cuestión
debatida la de si el holismo ecológico debe considerarse estructuralmente diferente
de las otras éticas. Estas atendían a individuos, y el «holismo» puede considerarse
caracterizado por un centro de atención diferente. Sin embargo, es posible
considerar a la biosfera y a los ecosistemas como individuos, si bien individuos
extremadamente complejos.
En este caso, el holismo es una concepción según la cual los individuos, los únicos
que para muchos son moralmente relevantes, no lo son. Obsérvese que, aunque los
principios del holismo ecológico difieren de los de otras éticas, esto no supone que
difiera de éstas en cuanto a sus implicaciones programáticas. La ética centrada en la
vida y la ética del todo sancionará con toda probabilidad políticas ambientales
similares en razón de la índole de los mecanismos que mantienen los ecosistemas y
la biosfera. Asimismo, es posible combinar el holismo ecológico con cualquiera de las
restantes éticas descritas. Si, por ejemplo, se combina con la ética centrada en los
animales estaríamos obligados a considerar los intereses de los animales y la meta
del mantenimiento de la biosfera. Cuando éstas entran en conflicto, por ejemplo en
algún extraño caso en el que sólo se puede salvar a animales simplificando un
ecosistema, sería preciso algún tipo de transacción o equilibrio de intereses.
b) Justificación de una ética ambiental
No es demasiado difícil apreciar la fuerza de la tesis de que los humanos son
moralmente relevantes. Resulta obvio que son relevantes porque tienen intereses
que se pueden perjudicar o beneficiar. Estos intereses se basan en capacidades de
los humanos; por ejemplo, la capacidad de sentir dolor y placer, la capacidad de
elegir racionalmente y la capacidad de actuar libremente. Menos obvio es que son
relevantes en razón de las propiedades o características que poseen que no dan
lugar a intereses, por tanto en razón de propiedades intrínsecas. Por ejemplo, podría
decirse que cualquier cosa que tiene la propiedad de ser un ser vivo complejo es, en
esta medida, intrínsecamente valiosa, lo que quiere decir que existe una razón moral
para preservarla por sí misma, independientemente de la utilidad que tenga.
Lo que tiene de determinante una ética centrada en los humanos nos mueve hacia
una ética centrada en los animales, y posiblemente más allá (este argumento lo
desarrolla Lon Gruen en el artículo 30, «Los animales»). La congruencia y el evitar
132
distinciones morales arbitrarias estimulan el paso de una ética centrada en los
humanos a una ética centrada en los animales. Asimismo, al reflexionar sobre seres
no humanos podemos apreciar nuevas razones en favor de la relevancia moral; por
ejemplo, los individuos no humanos pueden tener propiedades estéticas como la
belleza, que podemos considerar les convierte en moralmente relevantes. También
éste es un caso en el que son relevantes moralmente no porque tengan intereses
sino porque poseen una propiedad que les otorga un valor intrínseco.
Las razones aducidas en favor de una ética centrada en los animales, ¿avalan
también una ética centrada en la vida? Si puede decirse que las plantas -y los
ecosistemas o la biosfera- tienen intereses, como el interés por prolongar su
existencia, quizás sea así. A menudo el concepto de interés se explica en términos
de que una cosa tiene un bien por sí misma que puede ser perjudicado o favorecido.
Algunos afirman que las plantas tienen un bien propio; por ejemplo, que el bien de un
árbol se favorece mediante los nutrientes suficientes para que siga floreciendo y se
perjudica cuando se le priva de nutrientes. El bien de una planta se determina por el
tipo de cosa que es, por el tipo de organización biológica que constituye, por lo que
significa que sea un miembro en crecimiento de su especie. Las plantas tienen un
bien en este sentido pero obviamente esto no basta para basar la tesis de que tienen
intereses en un sentido moralmente relevante. Las plantas no tienen un punto de
vista desde el cual experimenten el mundo. Al árbol no le importa que se seque y
muera por falta de agua; le importaría a un canguro. Así como las plantas tienen
metas naturales, no tienen una actitud hacia estas metas y no experimentan el
avance hacia ellas. Pueden decirse cosas similares acerca de la biosfera y de los
ecosistemas. Es esta diferencia la que algunos consideran el tope del
desplazamiento, la que proporciona un corte no arbitrario, desde una ética centrada
en los animales a una ética centrada en la vida.
Sin embargo, incluso si se niega que las plantas tengan intereses, de ello no se sigue
que no sean moralmente relevantes. Recuérdese que se habían sugerido razones,
que no tienen que ver con intereses, en virtud de las cuales los humanos y los no
humanos son moralmente relevantes. Estas razones concernían a la propiedad de
ser un ser complejo y a la propiedad de ser algo bello. Las plantas pueden poseer
estas propiedades, y silos animales son moralmente relevantes en virtud de
poseerlas, también lo son las plantas. La clave para defender así una ética centrada
en la vida está en demostrar que las propiedades a las que se apela son
intrínsecamente valiosas.
Puede decirse algo en favor de una ética centrada en la vida que nos impulse hacia
una ética del todo? La propiedad de constituir un ser vivo complejo no puede
ilustrarse con las piedras, etc., pero una propiedad afín, la de ser un sistema
complejo, puede ilustrarse con colecciones de seres no vivos que muestran ciertas
relaciones entre si. Si es su complejidad organizativa per se lo que hace a algo
moralmente relevante, entonces algunos seres inorgánicos serán moralmente
relevantes; por ejemplo, los cuerpos que forman el sistema solar, las pautas de
desgaste de un acantilado y un copo de nieve. La relevancia de esta idea para el
caso del Kakadu depende, entre otras cosas, de si se considera seres vivos a los
133
ecosistemas. Si no es así, entonces son seres no vivos que muestran complejidad y
que, a partir de esta idea, son moralmente relevantes.
El hecho de que sean moralmente relevantes proporcionaría una razón moral para
oponerse a la actividad minera. O también podríamos juzgar que una razón por la
que consideramos moralmente relevantes a los seres vivos es porque constituyen
una muestra de belleza. En algunos casos esta belleza podría ilustrarse por los
rasgos más generales y externos de una cosa, como en el caso de los tigres, las
ballenas, las orquídeas y las proteas. Además, la belleza podría ilustrarse en el
detalle más especifico del funcionamiento biológico de un ser. Algunos seres
inorgánicos como los cantos rodados, las dunas, las lunas inertes y los icebergs
pueden ser hermosos, con lo que si se utiliza la belleza como base para atribuir la
relevancia moral a los seres vivos, entonces al menos algunos seres no vivos son
moralmente relevantes. La exigencia del rasgo de la belleza como base para la
relevancia moral es discutible; sin embargo, algunos autores la defienden
vigorosamente, por ejemplo Rolston (1988). Quienes se oponen a ella suelen decir
que lo moralmente relevante es la apreciación de la belleza más que la belleza en si.
Así pues, una forma de lograr el paso de una ética a la siguiente es encontrar un
determinante de relevancia moral en esta ética y mostrar que su aplicación rigurosa
nos lleva a una ética del siguiente tipo. Otra forma consiste en mostrar que existen
nuevos rasgos moralmente relevantes que la ética más restrictiva ignora de manera
injustificada. Un rasgo así podría ser la propiedad de ser un objeto natural; es decir,
un objeto que no es el producto de la tecnología y de la cultura humana. Las piedras
son objetos naturales y según esta concepción seria indebido, aunque quizás no
considerando las cosas globalmente, destruirlas. Hay otras propiedades candidatas:
Por ejemplo, la propiedad de mostrar diversidad de partes, la propiedad de
integración funcional de las partes, la propiedad de mostrar armonía y la propiedad
de ser un sistema autorregulado. Este último grupo de propiedades, si se consideran
determinantes de la relevancia moral, nos llevan en la dirección del holismo
ecológico o en la dirección de una ética mixta. Esto es así porque son propiedades
que ilustran de manera paradigmática los ecosistemas y la biosfera. Si aceptamos
que son determinantes de la relevancia moral, tenemos una razón, además de las
que podamos desprender de las demás éticas que hemos examinado, para
resistirnos a políticas que determinen la alteración de los ecosistemas. ¿Cómo
decidir silos determinantes candidatos de la relevancia moral lo son de hecho?
Pensemos en el carácter natural y en la propiedad de mostrar diversidad de partes.
Imaginemos que una determinada mina exige la destrucción de un grupo de árboles
de una formación rocosa y de la propia floración.
Los ambientalistas protestan por cuanto esto supone una pérdida de valor no
compensada. La empresa minera promete reconstruir la floración con elementos
sintéticos y sustituir los árboles por modelos de plástico. Este trozo de entorno
artificial será indistinguible, excepto por análisis de laboratorio, del originalmente
existente. Será exactamente igual de atractivo, no se dañará a ningún animal a
resultas de ello ni se alterará ningún ecosistema. Ni la ética centrada en los humanos
ni la ética centrada en los animales deja lugar para una crítica ambientalista. La ética
134
centrada en la vida puede motivar la crítica al denunciar la tala de árboles vivos. Sin
embargo, para algunos esto no parece ser lo único moralmente censurable en la
propuesta de la empresa minera. ¿No es también moralmente sospechosa por
sustituir lo natural por lo artificial? Imaginemos un caso parecido en el que se elimine
sólo una floración en roca, desprovista de vida, siendo sustituida luego por roca
sintética. Ni siquiera una ética centrada en la vida permitiría cuestionar la moralidad
de esta acción.
Algunas personas consideran que incluso en este caso modificado la empresa
minera hace algo recusable moralmente. Si se extiende esta noción presta apoyo a
una variante de la ética del todo que incluye en su ámbito a todos los seres naturales
(véase Elliot, en van DeVeer y Pierce, 1986, págs. 142-50). Es difícil estar totalmente
seguro del origen de la creencia de que la naturalidad es un determinante de la
relevancia moral. Es posible que pensemos que la floración artificial es algo dudosa
por cuanto no podemos distanciarnos de la idea de que resultará notablemente
diferente o de la idea de que perjudicará intereses de los animales o que determinará
una alteración del ecosistema. Si este es el origen de nuestra creencia, carece de
base la idea de que la naturalidad sea un determinante de la relevancia moral. Pero
debemos estar atentos a otra posibilidad. La naturalidad podría ser un determinante
condicional; es decir, podría exigir la presencia de alguna otra propiedad, por
ejemplo, la complejidad. Así pues, lo moralmente relevante no son los seres
naturales sino cosas que son a la vez naturales y complejas.
Pensemos en la propiedad de tener una diversidad de partes. ¿Es ésta un
determinante de la relevancia moral? Aquí podemos comparar una zona cubierta de
pluviselva con una zona que se ha talado de árboles y está siendo cultivada. ¿Qué
es más valioso en sí? Una vez más hemos de distanciarnos de determinadas ideas;
por ejemplo, la idea de que el talar bosques tropicales es contrario a los intereses
humanos a largo plazo, la idea de que los animales silvestres habrían sufrido durante
la tala o la idea de que se habría desplazado a los pueblos aborígenes. Al intentarse
esto, muchos dirían que la pluviselva tiene más valor. Imaginemos, pues, que sólo
podría salvarse una de estas áreas de una devastación masiva. Muchos dirían que,
considerando las cosas en sí mismas, debería salvarse la pluviselva. Además, una
razón posible a aducir es que la pluviselva muestra más diversidad; tiene una
composición más compleja y rica. También podrían aducirse otras razones; por
ejemplo, que la pluviselva tiene propiedades estéticas que no posee la zona
cultivada. Nuestra disposición, por ejemplo, a atribuir propiedades estéticas como la
belleza a la pluviselva puede depender de si comprendemos a ésta como sistema
ecológico: el conocer cómo funcionan concertadamente las cosas para mantener el
todo podría ayudarnos a considerarlo como un objeto bello. El considerar este tipo de
razones como razones para evitar el despojo ambiental sirve de base a una ética
ambiental que va más allá de una ética centrada en los humanos o en los animales y
quizás también de una ética centrada en la vida.
Incluso si aceptamos, por ejemplo, que los ecosistemas del Kakadu son moralmente
relevantes, ¿cómo sopesar esto frente a intereses humanos (o de otro tipo)? Un
primer paso consiste en preguntarnos si hay formas alternativas de satisfacer
intereses humanos.
135
En ocasiones habrá casos de genuino conflicto en el que las diferentes
consideraciones morales tiran en direcciones diferentes. Aquí hemos de enumerar
con cuidado las consideraciones morales relevantes, preguntarnos por su
importancia y formarnos un juicio de carácter global. No se dispone de un cálculo
decisivo que nos ayude en estos juicios. No es correcto decir que siempre debe
privilegiarse a los humanos ni tampoco decir que preservar un ecosistema siempre
es más importante que proteger cualquier conjunto de intereses humanos. No
obstante habrá casos, como el del Kakadu, en el que la política moralmente
adecuada está suficientemente clara.
5. Ética y Comunicación.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 19.
Derechos y deberes del profesional de la comunicación
La carta de Radio France Internationale (RFI), l comienzo del apartado de Principios
Generales, reza así : “Libertad” y Responsabilidad son las dos palabras claves –
complementarias e indisociables- que se emplean para definir la misión de los que,
periodistas o no, se dirigen al público mediante la prensa, la radio, la televisión o los
nuevos medios de comunicación“. La labor del profesional de la comunicación
discurre entre el binomio libertad-responsabilidad. El profesional debe contar con
libertad (aunque sabemos que no va a ser absoluta, que va a estar condicionada por
el medio para el que trabaja, sus anunciantes etc.) para ejercer la función social que
le corresponde, para actuar de forma responsable.
Como señala Etxberria (2003), en la actividad periodística entre en juego cuatro
valores éticos fundamentales:
a. La verdad y la veracidad, lo contrario, el engaño, es la negación de la
información.
b. La libertad, que es la condición de posibilidad de la información.
c. La dignidad de las personas como venimos diciendo, las personas, que son a
la vez protagonistas y receptoras, deben ser tratadas como seres valiosos por
sí mismos que son. Esto se traduce, como mínimo, en un respeto que podría
formularse como “no dañar” (recordemos el principio de no maleficencia); pero
también está abierto a dimensiones en positivo (recordemos el principio de
beneficencia).
d. La responsabilidad, que como hemos señalado es el eje vertebrador de la
ética profesional y debe combinar el respeto a los principios con la valoración
de las consecuencias y las circunstancias.
En la sociedad de la información hay una serie de factores que dificultan la
asignación de responsabilidades y que puede parecer que difuminan la
responsabilidad profesional de la comunicación (Greppi, 2002):n
136
a. La propiedad y gestión de los medios ya no coincide. Surge la pregunta sobre
quién, cómo y por qué se toman las decisiones en las grandes empresas
mediáticas.
b. La aceleración del proceso de fabricación de la noticia difumina al autor que
siempre hay detrás de la misma y que es responsable de lo que dice.
c. Las condiciones en las que se distribuyen los mensajes dificulta también la
asignación de responsabilidades. Esto se debe, principalmente, a dos hechos
que se complementan y refuerzan entre sí: la deslocalización y
descontextualización de las fuentes, por un lado; y la multiplicación y
diversificación de los canales de distribución, por otro.
d. Los mecanismos tradicionales de control (leyes y tribunales, y opinión pública)
apenas inciden en la realidad. De ahí que aparezcan nuevos mecanismos de
control.
“El desempeño de cualquier profesión implica trabajar dentro de unos parámetros de
legalidad y justicia, bien sea porque existen leyes sobre el ejercicio de esa labor en
concreto, o bien porque la empresa en cuestión posee un determinado código en el
que ser perfilan los deberes y derechos del trabajador. En este sentido, el periodista
no difiere de cualquier otro profesional” (Rodríguez Pardo, 1999,89). Además, dada
la trascendencia de la labor del periodista, vamos a apelar de forma especial a la
responsabilidad que se sitúa más allá de la meramente jurídica.
Hay básicamente dos formas de entender el binomio libertad-responsabilidad: 1. La
responsabilidad como consecuencia inmediata de los actos libres y directos de las
personas, lo que hace hincapié en las consecuencias de los actos libres; 2. SE
puede entender que la libertad y responsabilidad son dos caras de una misma
moneda. O como señala Soria (2003, 312)”la responsabilidad hace la libertad una
brújula con sentido, no una brújula loca”. Esto último nos da pie a hablar de la
actuación en conciencia.
Actuar en conciencia y a conciencia supone (Soria, 1997, 63):
a. La obligación de formarse éticamente. El informador, como toda persona,
tiene obligación de formar su conciencia.
b. La obligación de obedecer y seguir la conciencia personal bien formada. En
esto adquiere plenitud el binomio libertad – responsabilidad, entendido como
dos caras de una misma moneda.
c. La obligación de no coaccionar la conciencia ajena, que se sigue de la
obligación anterior.
d. Ser consciente de que la conciencia no es infalible, puede equivocarse (por
ejemplo, cuando parte de hechos erróneos).
Cuando entran en colisión los propios principios y valores y los del medio, la única
salida es la actuación libre en conciencia. En este capítulo veremos un instrumento
para solucionar posibles conflictos: la cláusula de conciencia.
Otras posibles soluciones son: la concertación con la empresa, el director y la
redacción de principios que rijan la actividad del medio; la adhesión explícita a un
137
determinado Código; la manifestación por parte del informados de reservas parciales
a la cosmovisión ideológica del medio; y la garantía empresarial de que no será
obligado a escribir en contra de su conciencia (Soria, 2003).
La BBC se vio implicada en los últimos tiempos en uno de los más claros ejemplos
de defensa de los valores periodísticos más puros. El caso de las declaraciones del
hombre experto en armas químicas del gobierno de Blair, David Nelly, y su posterior
suicidio pusieron contra las cuerdas a uno de los medios de mayor prestigio mundial.
Inmediatamente, la publicación del nombre de Nelly se erigió en el guante arrojadizo
entre la administración británica y la corporación mediática y se puso en entredicho el
buen hacer de la cadena. Durante el escándalo se elucubró sobre la supuesta
exageración de la emisora pública al ofrecer las declaraciones de Kelly, e incluso si
suicidio se debió más a la fuerte presiones ejercidas por el gobierno británico. Para
The Economist “quizás nunca sea posible contestar la pregunta central: ¿le dijo
Kelly a la BBC todo lo que la BBC dijo que el dijo? En Otoño de 2003 la cadena colgó
en su sitio de Internet un importante apartado que tituló “Las Reglas del Juego” y que
describe, por medio de prestigiosos profesionales de los medias, los cinco valores
que consideran de mayor trascendencia.
I.
El secreto profesional: Derecho y Deber
El secreto profesional es, a la vez, un derecho del profesional de la comunicación a
mantener ocultas sus fuentes y un deber adquirido con dichas fuentes. En muchas
ocasiones se presenta como la única vía para acceder a informaciones relevantes.
El secreto profesional es esencial en el ejercicio de la profesión porque supone la
base de una relación cuyo eje es la confianza. Supone no revelar a nadie aquello
que ha sido conocido por vía confidencial. Está relacionado con la intimidad, la
fidelidad y la seguridad de las personas y de los grupos (Bláquez, 2002).
Cuando un periodista revela sus fuentes otorga mayor credibilidad a lo que dice, pero
hay ocasiones en las que éstas deben permanecer en el anonimato, a veces por
razones obvias (por ejemplo, porque de lo contrario la fuente puede sufrir una
denuncia o poner en peligro su seguridad), y a veces por razones no tan obvias.
Pero también hay situaciones en las que la fuente no pueda o n deba permanecer en
el anonimato (por ejemplo, si el interés por el anonimato no es proporcional al interés
informativo). Sin embargo, llegado a un acuerdo, el profesional deberá medir sus
palabras para no ir en contra del compromiso adquirido. En algunos libros d estilo se
proponen fórmulas (por ejemplo, “fuentes policiales” o “fuentes oficiales”) para dar
alguna pista a la vez que se mantiene el anonimato.
En el desarrollo de la actividad diaria, el secreto profesional abre puertas, preserva la
discreción de las fuentes y genera mayor confianza con el informador. El periodista
ha de cuidar de forma muy especial estas fuentes porque pueden proporcionarle, de
cara al futuro, una mayor información que permita construir con más detalle la
sucesiva narración de los hechos. En estos casos, el profesional debe manejar con
cierta destreza esta posibilidad que le ofrecen los estatutos de los medios y la ley.
138
Continuamente se suceden ejemplos en lo que se solicitan mayores medidas para
proteger este derecho de los profesionales de la información. En 2002, “varios
medios de comunicación encabezados por el diario New Cork Times y las cadenas
de televisión CNN y BBC han pedido que si limite estrictamente el deber de testificar
de los periodistas en los procesos de justicia internacional.
Básicamente, lo que pretenden estos medios es no poner en peligro a los
corresponsales de guerra. Unos 30 medios de comunicación, así como la ONG
Reporteros sin Fronteras, dirigieron una carta al Tribunal Penal Internacional de la
antigua Yugoslavia en la que exigen que los testimonios de los periodistas se limiten
estrictamente a los casos en los que sean absolutamente especiales para esclarecer
los hechos.
Podemos distinguir varios tipos de secreto profesional (Bláquez, 2002, 477-479):



Natural. Es debido a la misma naturaleza de la información. Secretos
naturales son todos aquellos que se refieren al mundo íntimo, a los afectos y
sentimientos. Revelando estos secretos violamos el respeto a la dignidad
humana y cometemos una injusticia fundamental.
Prometido Cuando media la promesa formal de no revelar. . Si el asunto por
su propia naturaleza es grave, revelarlo es una injusticia. Quien nos respeta
estos secretos no es digno ni de credibilidad ni de confianza. Si la naturaleza
del secreto no es grave la obligación de guardarlo depende de la fuerza o
naturaleza de la promesa, aunque siempre es mejor guardarlos.
Confiado Se trata de un contrato, explícito o implícito para desahogarse y
recibir ánimo. Se pueden dar muchos grados de obligatoriedad en la
confidencialidad, pero, normalmente, se suelen distinguir tres niveles.
Confidencia entre amigos, normalmente para desahogarse y recibir ánimos.
La prudencia dice qué se puede revelar y qué no. Respetar las confidencias
denota madurez humana y responsabilidad moral.
Secreto confiado a un amigo por razón de su competencia en busca de
consejo. En estos casos hay mayor obligación de guardar un secreto.
Secreto confiado en tercer grado Éste es, propiamente dicho, el secreto
profesional. La confidencia se le hace a una persona por razón de su
profesión y para obtener consejo cualificado. La obligación de guardar el
secreto es de estricta justicia.
Sin embargo, no siempre la sociedad comprende este derecho que ampara al
profesional de la comunicación. En más de una ocasión, los periodistas tienen que
enfrentarse a peticiones de penas en distintos tribunales de justicia. Un caso
evidente lo encontramos hace más de diez años. El 10 de abril de 1991 se juzgó en
Bilbao a un periodista del diario El Correo que se negó a revelar al juez el lugar
donde realizó una entrevista. El abogado defensor pidió la absolución para el
informador sobre la base del derecho y deber legítimo de los periodistas de acogerse
al secreto profesional y no revelar sus fuentes. SE llegaba a esta situación a raíz de
una entrevista a un corredor de comercio involucrado en unas diligencias abiertas por
una presunta estafa. Tras esta entrevista, el acusado de estafa, interpuso una
139
querella criminal por injurias contra el periodista y solicitó entre otras pruebas, que se
recibiera declaración al periodista que había realizado el reportaje. O más
recientemente, el caso de un periodista portugués que fue detenido por negarse a
revelar ante la juez la identidad de su fuente durante un proceso relacionado con el
tráfico de drogas. A pesar de ser puesto en libertad ese mismo día, el periodista José
Luis Manso Preto, lo que representa un caso inédito que no se producía en Portugal
desde la revolución de los Claveles.
Lo específico del secreto profesional en el caso del periodista supone: no revelar las
fuentes de información, no sacar a luz los nombres de las personas que han
facilitado la información de forma confidencial y mantener a buen recaudo todo
aquello que los autores de la información prohíban que sea revelado. (Bláquez 2002,
483)
Si bien el secreto profesional en la práctica contribuye a la libertad de expresión y a
apoyar la autoridad moral del periodista, en la práctica puede dar lugar a abusos.
Muchas veces los profesionales lo utilizan como parapeto para ejercer un mal
entendido derecho a la información (véase lo expuesto en el tema 2). El derecho a la
información no es un derecho absoluto (el único derecho absoluto es la vida
humana), sino un derecho relativo que está sujeto a principios éticos. No parece que
el derecho a informar, en caso de conflicto, pueda ponerse por encima del derecho a
la vida, a la intimidad, al honor y a la propia imagen. La preservación de la paz social
y la seguridad nacional o personal están por encima del derecho al secreto que,
además, debe ser compatible con el derecho de acceso a las fuentes y a la crítica
constructiva (Bláquez, 2002).
El secreto profesional no constituye un privilegio o una situación de impunidad, sino
que amplía el ámbito de responsabilidad (Soria, 1997). El informador se hace
responsable de lo difundido.
Veamos cuáles son los límites al secreto profesional (Bláquez, 2002, 484-486:


-
-
-
El bien común. La obligación de guardar el secreto profesional se difumina si
con ello se puede acarrear consecuencias perjudiciales a la comunidad (por
ejemplo, en casos de terrorismo o epidemias). La norma a aplicar en caso de
duda, prevalece el secreto profesional, guiado por el sentido común.
El daño a terceros inocentes. El respeto a la inocencia prevalece sobre el
secreto, aunque es difícil aplicar este principio en la práctica. Normalmente se
suelen señalar los siguientes criterios:
La obligación de guardar secreto disminuye cuando afecta a personas
públicas de gran trascendencia, o cuanto más inocente sea la parte
perjudicada.
Cuando alguien quiere ampararse en el secreto profesional para cometer
alguna injusticia, hay que advertirle de que se puede violar el secreto
profesional.
Cuando la injusticia se ha consumado ya no es lícito revelar el secreto.
140
-
No hay que guardar el secreto hasta el heroísmo. La propia vida está por
encima de los secretos de los demás.
- Autorización el secreto deja de ser un secreto cuando el interesado autoriza a
revelarlo. Incluso, en algunos casos podría presumirse esta autorización,
aunque la presunción es algo muy delicado. Un criterio práctico para estos
casos es informar únicamente sobre los aspectos técnicos, dejando las
referencias personales.
Para terminar este apartado sobre el secreto profesional recogeremos en el siguiente
cuadro resumen cuál es la naturaleza jurídica, su justificación, así como las dudas y
objeciones que suscita.
Naturaleza
Justificación
Objeciones
Dudas
-
-
II.
El Secreto Profesional
Como derecho: exime de una obligación
Como deber: obliga a mantener en secreto las fuentes
Se ha pactado con la fuente
Es necesario para obtener información relevante
La acción de los tribunales en la aplicación de la justicia es
superior a cualquier privilegio.
¿Quién debe ser protegido? ¿Son los reporteros?
Se restringe a la modalidad periodística o se extiende a otros
tipos de comunicación pública?
¿Qué se protege? ¿Sólo las fuentes o también el material
informativo? ¿Tiene límites? ¿Cuáles?
La cláusula de Conciencia
La cláusula de conciencia tiene cierta relación con el secreto profesional, pero difiere
en algo fundamental: mientras que el secreto profesional tiene cierta trascendencia
pública, la cláusula de conciencia apenas tiene repercusión exterior porque es un
derecho que afecta la actividad del informador en la empresa en y para la que trabaja
y cuyo fundamento se encuentra en la libertad ideológica que el informador tiene , al
igual que todo ciudadano, y del que nadie le puede privar (Rodríguez Pardo, 1999,
95)
La visualización histórica de esta figura ética, y posteriormente jurídica, que poseen
los profesionales de la información se inicia con la formalización de la profesión
periodística como parte del régimen laboral. Se plantea en Francia en 1935, y es
más concretamente Georges Bourdon, presidente del Sindicato Nacional de
Periodistas, el que logró convencer a los periodistas y legisladores para que
incluyeran en esa nueva relación laboral una serie de privilegios para los
profesionales (Azurmendi, 1997).
El profesional de la comunicación normalmente está integrado en una empresa y ese
hecho limita su actividad. La línea editorial del medio, el estatuto de redacción (si lo
hay) y los usos profesionales condicionan el ejercicio de la profesión. Aunque no
suponen la supresión de la independencia moral del informador, sí exigen una
141
aceptación de los principios ideológicos del medio. El marcado carácter intelectual de
la profesión justifica el reconocimiento de esta cláusula (Azurmendi, 1997).
La cláusula de conciencia está sobreentendida en el contrato laboral entre la
empresa informativa y el periodista. Supone la posibilidad de que el periodista
rescinda unilateralmente del contrato, percibiendo igual indemnización a la del
despido improcedente, cuando la línea editorial ha cambiado de modo que le afecta
negativamente en su ideología o dignidad profesional ( Escobar de la Serna, 2003).
La carga de la prueba recae en quien invoca la cláusula de conciencia, al igual que
ocurre en cualquier relación contractual (Díaz Arias, 2003ª).
Son varios los supuestos que ampara la cláusula de conciencia:
1. Cuando el medio de comunicación manifiesta un cambio notable en la
orientación informativa.
2. Cuando se producen modificaciones en las condiciones de trabajo que
suponen un perjuicio grave para la integridad profesional o deontológica del
informador.
3. Un informador se puede negar a elaborar informaciones contrarias a la línea
ideológica del medio o a los principios éticos.
4. Cuando se produzcan alteraciones, para poder difundir la información con el
nombre, pseudónimo o signo de identificación del informador debe existir el
consentimiento del mismo.
El editor no puede obligar al informador a vulnerar los límites intrínsecos, extrínsecos
o las normas deontológicas (Díaz Arias, 2003ª.)
a. Los límites intrínsecos: los informadores han de ser veraces y respetar en su
labor el pluralismo social, siendo fieles a los hechos.
b. Los límites extrínsecos: los derechos fundamentales de terceros, en especial
los derechos de las personas y de protección de menores.
c. Las normas deontológicas, compartidas por la generalidad de la población y
adaptadas a la práctica, que sirven de guía para el respeto de esos límites y
ayudan al cumplimiento de la función pública.
III.
Derechos de autor
Para comprender mejor la idea de los derechos de autor sobre las obras creadas hay
que partir de la ideal del profesional de la comunicación como intelectual. Desde la
configuración de la profesión con sus derechos y responsabilidades, ésta ha ido
atravesando diferentes etapas desde el mínimo reconocimiento hasta la más elevada
valoración, sobre todo por parte de la sociedad. El profesional de los medios de
comunicación ha visto desplazada en los últimos tiempos su ligazón a la
intelectualidad, transformada en corporaciones, ya que apenas tienen cabida los
ámbitos autónomos de producción. Este hecho hace que el intelectual de la
comunicación quede prácticamente desprotegido frente a la empresa y busque, en
instrumentos como el derecho que ahora detallamos algún apoyo al que agarrarse.
142
Los derechos de autor son los que éste tiene sobre su creación. Éste es uno de los
principales focos de conflicto entre periodistas y empresas informativas y entre
anunciantes y empresas publicitarias. Existen tres corrientes jurídicas en relación
con relación a este tema: 1) Aquella que los identifica con un tipo de propiedad; 2)
Aquella que los ve como una manifestación de un derecho de la persona; 3) Aquella
que sostiene una visión conciliadora de las dos anteriores y se centra en la facultad
de difundir. Nos centramos en ésta última y presentamos un cuadro resumen de los
elementos constitutivos de los derechos de autor.
SUJETO
Quien crea una obra literaria, científica o artística, que puede ser
transferida a otras personas físicas o jurídicas, y que se fija en un
soporte.
OBJETO
Las creaciones originales
CONTENIDO Facultades morales:
- De identidad (reconocimiento del autor, utilización de
seudónimo o anonimato)
- Derecho de integridad de la obra
- Derecho de modificación de la obra
- De su difusión
- De no difundirla
- De retirar de la circulación la obra (compatible con el pago de
una indemnización a quien en ese momento ostente los
derechos de explotación)
Facultades de explotación supone:
- reproducción
- distribución
- comunicación pública(ante el público o retransmitida a través
de los medios de comunicación)
- transformación de la obra
La explotación puede ser directa o mediante la cesión (que puede
ser o no en exclusiva)
Facultad de obtención de beneficio económico directa o
indirectamente (medie o no un contrato de cesión)
Fuente: elaboración a partir de Azurmendi (1997, pp. 180-181)
Los derechos de autor del periodista cuentan con dos limitaciones:
a) Por la relación laboral con su empresa. Por lo general el periodista se integra
en una empresa informativa y su trabajo es realizado en equipo y para un
empresario.
b) Por el contenido de interés informativo de su trabajo. Las noticias no son
objeto de derechos de autor.
El medio audiovisual también tiene sus especificidades:
a) Salvo pacto en contrario, el empresario ostenta los derechos de autor de un
equipo que trabaja en régimen laboral.
b) En caso de grabación audiovisual, los participantes ceden la facultad de
explotación al productor, para lo que es necesario la autorización expresa de
todos los autores. El productor tiene la obligación de remunerar a los mismos,
143
al menos una vez al año, según lo determinado por cada modalidad de
explotación.
En la actividad publicitaria, al no existir relación laboral, no se puede establecer una
norma que los derechos pertenezcan al anunciante. Es necesario que conste en el
contrato de creación y difusión de publicidad los términos que la agencia y
anunciante ceden los derechos.
IV. Los deberes del profesional de la Comunicación
Vamos a presentar en un cuadro los deberes del profesional de la comunicación
agrupados en tres bloques:
Anteriores al acto informativo no son exigibles hasta que se produzca el acto
informativo.
Coetáneos al acto informativo son exigibles de forma simultánea al acto informativo y
pueden hacer referencia al mensaje, el receptor o el informador.
Posteriores al acto informativo o consecuenciales. Se derivan del acto informativo
ocurrido.
Deberes del profesional de la comunicación
ANTERIORES
 Formación, preparación y estudio para cumplir con la
vocación y las propias aptitudes.
 Cumplir con os requisitos y exigencias formales para el
ejercicio.
 No incurrir en incompatibilidades establecidas por la ley.
 Evaluar las posibles consecuencias de la información que
se pretenden dar.
COETÁNEOS
Relativos al mensaje
 La información para ser tal debe ser verdadera y
comunicada. Los caminos para informar la verdad son
distintos según se trate de un mensaje de hechos, de ideas
o de juicios.
Relativos al receptor
 El informador debe tener la mentalidad de educador. Todos
los mensajes informativos tienen un efecto educativo. La
información difundida no debe ser alienante. Debe enseñar
no qué pensar o qué hacer, sino cómo decidir libremente
qué pensar o qué hacer.
Deberes de realización del informador
 El profesional, ante todo, es una persona y debe llevar
adelante su proyecto de realización en todos los ámbitos de
la vida. En la medida que lo logra aumenta su credibilidad.
 El informador debe ser justo (vivir honestamente, no dañar a
nadie y dar a cada uno lo suyo). La información es el
medio, no el fin, para alcanzar la justicia.
 Debe ser diligente en el tratamiento de la información.
 Debe ser libre, debe contar con autonomía, en la realización
de su trabajo.
 Debe trabajar y perfeccionarse continuamente buscando la
excelencia profesional.
144

POSTERIORES





Debe respetar los derechos de sus semejantes (en especial
el derecho a la intimidad, el honor y la imagen; así como a
la voz y la igualdad –de las minorías-) No debe difundir
aquello que pueda poner en peligro la convivencia social.
Debe rectificar a petición de los afectados, o como ejercicio
de autorrectificación.
Debe sostener y ratificar la información si tiene la certeza de
que es correcta.
Debe cumplir con la responsabilidad penal.
Debe cumplir con la responsabilidad civil.
Debe trascender, compartir sus conocimientos y
experiencias.
Fuente: elaboración a partir de Gareis (2003, pp. 202-209)
Para terminar, después de señalar los distintos deberes del profesional de la
comunicación, queremos enunciar once situaciones especialmente conflictivas en el
ejercicio de esta profesión y a las que hay que ser especialmente sensibles:
1.
2.
3.
4.
5.
Las relaciones con la fuentes
Los conflictos de interés
Todo lo relacionado con regalos, ayudas etc.
El grado de compromiso con la verdad
El grado de compromiso con el interés público. El problema es qué sucede
cuando el interés público no coincide con la verdad.
6. La invasión de la privacidad.
7. La corrección de errores cuando estos se comenten.
8. El cumplimiento de la ley.
9. La búsqueda de prestigio profesional
10. La falta de rigor, la escasa profesionalidad.
11. El plagio, no siempre fácil de definir y delimitar.
V. Anexos
En el anexo incluimos tres documentos que sirven para profundizar en el sentido
último de la profesión y las exigencias de un buen ejercicio de la misma.
En el primero se presenta el “Dodecálogo del Deberes Éticos del Periodista” de
Camilo José Cela, quien ejerció muchos años como periodista. En el segundo se
describe el perfil del informador responsable. Y en el tercero se sintetiza las que la
BBC denomina Las reglas del juego.
Conociendo al autor del texto
Camilo José Cela ha sido uno de los más altos escritores
españoles de la segunda mitad del siglo XX. Su obra se arraiga en
una profunda raíz de nuestra cultura: la que continúa la estirpe
literaria de Quevedo y Valle-Inclán y la pictórica de Goya.
Cela supo aunar magistralmente el extraordinario dominio del
lenguaje con la visión desgarrada y la búsqueda de la pureza que
145
se esconde tras las más violentas pasiones humanas. En definitiva, su obra indaga
en lo que hay de más esencial y elemental en las personas.
Fue un escritor completo: novelista, poeta, articulista, autor de romances de ciego y
de inolvidables libros de viajes; en todos ellos ha dejado la huella de su vigorosa
personalidad humana y literaria.
DODECÁLOGO ÉTICO DE CAMILO JOSÉ CELA
El periodista debe:
1. Decir lo que acontece, no lo que quisiera que aconteciese o lo que imagina
que aconteció.
2. Decir la verdad anteponiéndola a cualquier otra consideración y recordando
siempre que la mentira no es noticia y, aunque por tal fuere tomada, no es
rentable.
3. Ser tan objetivo como un espejo plano; la manipulación y aun la mera visión
especular y deliberadamente monstruosa imagen o la idea expresada con la
palabra cabe no más que a la literatura y jamás al periodismo.
4. Callar antes de deformar; el periodismo no es el ni el carnaval, ni la cámara de
horrores, ni el museo de las figuras de cera.
5. Ser independiente en su criterio y no entrar en el juego político inmediato.
6. Aspirar el entendimiento intelectual y no al presentimiento visceral de los
sucesos y situaciones.
7. Funcionar acorde con su empresa –quiere decirse con la línea editorial-ya que
un diario ha ser una unidad de conducta y de expresión y no unas suma de
parcialidades; en el supuesto de que la coincidencia de criterios fuera
insalvable, ha de buscar trabajo en otro lugar ya que ni la traición a sí mismo,
fingiendo, o a al empresa, mintiendo) ni la conspiración, ni la sublevación, ni el
golpe de estado son armas admisibles. En cualquier caso recuérdese que
para exponer la baraja de posibles puntos de vista ya están las columnas y los
artículos firmados. Y no quisiera seguir adelante – dicho sea al margen de los
mandamientos- sin expresar mi dolor por el creciente olvido en el que, salvo
excepciones conocidas y por todos celebradas, están cayendo los artículos
literarios y de pensamiento no político en el periodismo actual.
8. Resistir toda suerte de presiones: morales, sociales, religiosas, políticas,
familiares, económicas, sindicales, incluidas las de la propia empresa. (Este
mandamiento debe relacionarse con el anterior)
9. Recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada sino el eco
de todo.
10. Huir de la voz propia y escribir siempre con la máxima sencillez y corrección
posible y un total respeto a la lengua.
11. Conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo trance, y ,
mintiendo los debidos respetos, no inclinarse ante nadie.
12. No ensayar la delación, ni dar pábulo a la murmuración ni ejercitar jamás la
adulación: al delator se le paga con desprecio y con la calderilla del fondo de
reptiles; al murmurador se le acaba cayendo la lengua, y al adulador se le
premia con una cicatera y despectiva palmadita en al espalda”.
146
2. EL INFORMADOR RESPONSABLE
El informador responsable:






Por relación al público, respeta la vida privada y reputación de las
personas, así como sus convicciones, su sensibilidad y legítimas
costumbres.
Por lo mismo, evita las calumnias, las acusaciones
infundadas y los prejuicios sobre los juicios legales. Reconoce el derecho
del público a saber la verdad, acepta el derecho de réplica, las sugerencias
y las críticas constructivas. Presenta los hechos con objetividad, pero sin
brutalidad, ni sensacionalismo.
Por relación a los eventos, obtiene los datos informativos por medios justos
y honestos, los verifica al máximo y los comunica con veracidad, evitando
toda forma de manipulación malintencionada. Corrige cualquier error una
vez detectado.
Por relación a las fuentes, respeta la confidencialidad y el secreto
profesional, reclama el derecho al acceso razonable a las fuentes de
información y trata de conocerlas con la mayor competencia posible.
Por relación al grupo profesional cuida su integridad personal evitando el
soborno y las ventajas personales; es solidario con sus colegas y nos les
causa perjuicios mediante la promoción justa y equitativa. Por la misma
razón se abstiene de practicar el plagio y se comporta de modo que no
quede el gremio profesional en mal lugar.
Por relación al ideal de servicio sirve al interés público, colabora a la
creación de una opinión pública informada y objetiva, contribuye
noblemente a la educación de las masas y apoya la lucha social por la vía
de la justicia, el respeto y la paz sociales.
Por relación a la comunidad internacional se abstiene de atacar a las
naciones amigas mientras se respeten los derechos humanos
fundamentales, favorece la convivencia pacífica y el mejor conocimiento de
los países extranjeros.
3. LAS REGLAS DEL JUEGO (BBC)
“La precisión, la imparcialidad y la transparencia son las bases de
todo el periodismo de la BBC, independientemente
del medio que utilicemos para llegar al público”.
Nigel Cahpaman
Subdirector del Servicio Mundial de la BBC
Imparcialidad
La imparcialidad debida es la base editorial de la BBC. Todos nuestros programas y
servicios informativos deben ser justos, estar libres de prejuicios, mostrar amplitud de
criterio y respetar la verdad.
La búsqueda de la imparcialidad demuestra el compromiso de la BBC con el público,
reflejando la gama de intereses de nuestra audiencia, así como todo punto de vista,
credo y corriente de pensamiento.
147
Por eso la primera regla del juego es la imparcialidad, mediante la cual los
periodistas de la BBC se esfuerzan por informar sobre los acontecimientos mundiales
de forma equilibrada y sin sesgos.
Precisión
La precisión para reflejar la verdad es uno de los pilares editoriales del BBC. Sin ella
pierden credibilidad los valores como la imparcialidad, la responsabilidad o la
transparencia.
Transparencia
La transparencia en toda actividad periodística de la BBC es uno de los elementos
clave de nuestra política editorial.
En las “reglas del juego”, la transparencia se refiere al tratamiento que se les da a
todos los que contribuyen con nuestros programas o reportajes, incluidos los
menores de edad.
La transparencia indica un trato justo, honesto y respetuoso de los entrevistados y de
los protagonistas de la noticia, y exige, además consideración a la privacidad de los
mismos.
Toda persona partícipe en nuestra cobertura tiene el derecho de saber de qué trata
el programa o artículo a todo entrevistado se le debe dar la oportunidad de responder
a las preguntas.
Los periodistas de la BBC deben tener cuidado especial con la participación de
menores de edad. En ese caso, lo más importantes es respetar sus derechos.
Sin embargo, todas estas consideraciones no se pueden interpretar como un
obstáculo insalvable a un periodismo indagatorio, dispuesto a plantear preguntas que
hay que hacer y a impulsar el debate de nuevos temas y ángulos.
Responsabilidad
Uno de los desafíos que enfrentan los periodistas y productores de la BBC es llevar
a nuestro público global una programación y contenidos decentes, dignos y
relevantes.
Independencia
El público de la BBC debe poder confiar en la independencia e integridad de nuestros
periodistas y su trabajo.
Nuestra audiencia debe tener confianza en que tomamos decisiones informativas por
razones editoriales sólidas y por presiones indebidas políticas, comerciales o de
intereses especiales.
La independencia en las reglas del juego significa que los periodistas de la BBC
deben esforzarse y mantenerse alertas para evitar que su cobertura se vea influida
indebidamente.
Los programas o artículos de la BBC jamás deben de dar la impresión de que
respaldan o promocionan un producto o servicio, o que están comprometidos con
una posición política o con un grupo de presión determinado. Siempre debe haber
148
una justificación editorial para mencionar tanto marcas comerciales como posiciones
políticas en nuestra cobertura periodística.
Los presentadores, reporteros y productores de la BBC no deben tener ninguna
vinculación importante con los productos, servicios, empresas, partidos políticos y
grupos de presión mencionados en sus espacios.
6. Ética y Economía.
Conociendo al autor del texto
Fernando Montes s. j., rector de la Universidad Alberto Hurtado de
Chile. Licenciado en sociología por la Universidad de Lovaina,
Bélgica. Este documento fue presentado en el Seminario
Internacional “Ética y Desarrollo: Los Nuevos Desafíos",
Tegucigalpa, Honduras – 2 de Septiembre de 2001.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 20.
Texto
Provengo de un pequeño país que desde los años ochenta ha aplicado
ortodoxamente los postulados de una economía de mercado abierto. Los sacrificios
iniciales fueron grandes pero los éxitos fueron también considerables. Alto
crecimiento, baja inflación, finanzas públicas ordenadas, decrecimiento del número
de pobres, en los primeros años aumento del empleo etc. Sin embargo, pasado
quince años aunque nadie quiere perder lo alcanzado, se constata un creciente
descontento y un malestar que abarca no sólo el campo económico.
Aunque hemos recuperado la democracia, en muchos aspectos estamos ante un
país más desarticulado, con menos ciudadanos y más consumidores. Hay una pena
que se extiende.
Existe el sentimiento que pasamos de un período militar, donde las fuerzas armadas
no estuvieron bajo el control político civil, ha algo analógico: un grupo de
economistas que en cierto modo están por encima del sentir y control ciudadano. En
este contexto quisiéramos reanalizar las relaciones entre ética y economía.
Procederé en dos partes: En primera constataré ciertos deslizamientos o evolución
en las relaciones entre ética y economía; en la segunda me referiré a ciertos desafíos
particulares en la actual coyuntura que vive nuestro país.
1º Deslizamientos o evolución de las relaciones entre ética y economía
El desarrollo de las relaciones entre ética y economía no ha sido lineal ni fácil. Toda
descripción somera de una evolución comporta necesariamente elementos de
simplificación. Señalaré cuatro “deslizamientos” o líneas de progresión.
149
a) De Adam Smith a Amartya Sen. Redescubrimiento de la economía como ciencia
social.
1) La economía nace merodeando el campo de la reflexión ética. De hecho
Adam Smith fue ante todo un moralista. El conjunto de su obra, en
particular “The theory of moral sentiments” lo atestigua.
2) Constituida la economía como ciencia tuvo la tentación de concebirse
cada vez más como ciencia exacta. Usó más y más las formalizaciones y
modelos predictivos matemáticos y se desligó de la consideración moral.
La persistencia, complejidad y novedad de los problemas; el progreso en la
epistemología de las ciencias y otros factores han contribuido a pensar que
el desarrollo no puede limitarse a lo puramente económico ni depender
exclusivamente de la economía. Se ha llegado a hablar de desarrollo de
capital social y por ende de desarrollo humano. Testigo de esta evolución
es el indio Amartya Sen, premio Nóbel de economía, que habla del
desarrollo como libertad. La ética pasa a ocupar un lugar de privilegio en la
búsqueda de soluciones económicas. Los economistas se hacen más
suspicaces frente a la “mano invisible” que parece ser desigual en el modo
de repartir sus golpes o restablecer los equilibrios. En otras palabras ha
habido un paulatino retorno a los factores éticos.
b) De la administración a la economía.
1) Por la inmediatez de los problemas y sus consecuencias prácticas se
desarrolló fuertemente un pensamiento moral ligado a la empresa y a la
administración. Generalmente ese pensamiento tuvo una lógica utilitarista
y pragmática, aunque no exclusivamente. Lo ético (no robar, no mentir,
cumplir los compromisos) es presentado como buen negocio, como algo
rentable a la larga.
2) De esa visión más ligada a los negocios, se ha ido pasando paulatinamente
a la necesidad de una reflexión ética en torno a la economía misma, a los
modelos que ella propone y a las decisiones globales que se toman. La
economía parecía en deuda con la moral, pues prácticamente sólo trataba
el problema de la equidad relacionado con la distribución. Hoy vemos que
todas las decisiones económicas tienen consecuencias inmediatas en la
conducta humana, en la organización social sociedad y en la cultura.
c) De la justificación al sentido
1) Muy frecuentemente se buscó en la ética una justificación o una
aprobación desde el punto de vista de la vida social. Por ejemplo debió
justificarse el lucro o el préstamo a interés. Es famosa la defensa del
relativo “egoísmo” del carnicero y el panadero en un texto frecuentemente
citado de A. Smith.
2) En un mundo que ha perdido sus metas, se ha visto la necesidad de ir al
fondo de las cosas discutiendo el destino mismo de la economía y su
ubicación en el conjunto. Ella se ha ido abriendo a una interrogación total y
de fondo, sobre todo al situarla en el conjunto del proyecto humano. ¿Para
150
qué? ¿Por qué y cómo? ¿qué consecuencias no sólo económicas sino
para toda la vida social y humana? etc.
d) De los valores económicamente relevantes a la responsabilidad social.
1) Tal vez haciéndose eco de las consideraciones de Max Weber en su Ética
Protestante, se ha reflexionado en los “valores que contribuyen al
desarrollo económico”. Se estudió como fomentar el espíritu de trabajo
bien hecho, la honradez, la verdad, la austeridad y espíritu de ahorro, la
capacidad de riesgo porque eso tenía directa incidencia en el desarrollo
económico. Últimamente se ha insistido en la Confianza (Peyrefitte). Ese
es un avance desde el punto de vista ético porque hace comprender el
factor humano de la economía que no es sólo un problema monetario o de
producción.
2) Desde esa consideración centrada en los valores se ha abierto otra
perspectiva para reanalizar la relación entre ética y economía: tomar
conciencia de la responsabilidad en las hondas consecuencias que tienen
las teorías y decisiones económicas en la vida y desarrollo de las personas
y las sociedades. Las decisiones no son neutras como podría pretender
una cierto tipo de ciencia. Cada decisión influye en la vida y en la muerte
de hombres, mujeres y niños; y marcan los movimientos sociales y sus
organizaciones.
2º Algunos desafíos particulares
Precisamente desde la perspectiva de las consecuencias que se siguen de las
diferentes opciones económicas, señalaré cinco puntos que se presentan como
desafíos.
a) La perspectiva desde donde se hace economía.
El conocimiento humano, por objetivo que él sea, está fuertemente influido por la
perspectiva desde el cual se hace. El lugar social colorea la elección de los temas,
cuestiona las soluciones y ciertamente interviene en los acentos. Si esto es verdad
en cualquier parte de la tierra, lo es más en América Latina porque se trata de
sociedades profundamente segmentadas. Los profesionales generalmente provienen
de un grupo social y se relacionan con dicho grupo.
Esto se agrava porque normalmente se tiene como referencia principal el mundo
académico de sociedades desarrolladas. Los académicos repiten lo aprendido en
Chicago, con los matices propios de esa escuela, usando métodos, y mediaciones
americanas y pensando publicar en revistas de referencia que avalan la validez
académica.
La ciencia tiene algo de universal y no se trata de fomentar un nacionalismo estrecho
pero, una ciencia aplicada, ciencia social como es la economía es necesariamente
deudora de su entorno.
Ejemplo. En mi patria ante la grave situación de la vivienda, un sacerdote convocó a
algunos arquitectos para planear casas elementales que resolvieran al menos
151
transitoriamente el problema. Los arquitectos profesionales, formados en nuestras
universidades fueron incapaces. Un joven, sin estudios de arquitectura, sobre un
papel cuadriculado de aritmética propuso un modelo que ha dado alivio a miles y
miles de familias jóvenes y a los más pobres que no tenían lo más mínimo para tener
privacidad y vida familiar. Faltaba alguien que hiciera arquitectura desde otro ángulo,
con ojos nuevos y creatividad...aunque con pocos medios.
En Chile, los economistas conocen a los pobres fundamentalmente por las
estadísticas. En las universidades se estudian casos importados y los jóvenes no
conocen la realidad de su pueblo. Están más familiarizados con lo que pasa en
Miami que en las poblaciones más pobres de su ciudad.
No deja de ser significativo el vuelco dado por Yunus, con su banco de los pobres,
que desde Bangladesh rompió todas las certezas de banqueros y teóricos clásicos.
En la Universidad Católica de Chile, se publicó un libro recogiendo artículos sobre la
pobreza en Chile, destinado a nosotros y todos esos artículos están escritos en
Ingles. En nuestro Banco Central se hacen regularmente seminarios entre los
investigadores del lugar y se hace el seminario en inglés. Esto es anecdótico pero es
grave porque denota un grupo herodiano, es decir vueltos a la cabeza del imperio y
no a aquellos que se debe servir. Una relación fructífera entre ética y economía
supone necesariamente cuestionar el punto de partida y el punto de referencia de
esta ciencia.
Es interesante, en Chile el programa de viviendas populares (Un Techo para Chile)
que reagrupa estudiantes de todas las universidades que sienten el vacío en la
formación recibida y quieren conocer y servir a los más necesitados de su pueblo.
Eso ha influido en su modo de estudiar y de producir académicamente.
b) Economistas vs. Políticos. La necesidad de interdisciplinariedad
Es un hecho que poco a poco la economía ha ido convirtiéndose en el tema central
cuando se habla de desarrollo. Si hoy todos reconocen que el desarrollo humano no
se limita a lo económico, en la práctica el tema económico sigue siendo central.
Esto ha significado que los economistas y los empresarios han tomado el relevo de
los políticos en las decisiones más importantes. Ellos deciden las inversiones,
asignan los sacrificios, determinan los ritmos etc. Los políticos, con menos ciencia en
la materia, pierden ante los empresarios y economistas su autoridad.
En otras palabras, en la actualidad vemos que se desarticula el sistema político. Los
políticos pierden estima y autoridad. Aunque hagan las promesas que hagan, a la
hora de llegar al poder, deben seguir los dictados de los economistas que reconocen
pocas posibilidades de movimiento.
Esto puede tener consecuencias fatales por el desinterés en la política, la falta de
participación de los jóvenes...lo cual puede llevar a aventuras antidemocráticas o
populistas.
152
La centralidad de lo económico ha llevado también a una desarticulación de los
sistemas sociales de participación. Las organizaciones populares se disgregaron. De
ciudadano se ha pasado a consumidor.
Las consecuencias de las decisiones económicas tienen repercusiones sociales y
políticas que exigen una reformulación ética.
c) Una economía que no nos quite el carácter de ser sujetos de la historia.
El renacimiento significó un sueño de la centralidad del ser humano en el universo.
Eso llegó a formularse en el siglo de las luces y en la revolución francesa en una
gran confianza en la razón y la libertad.
Surgieron, sin embargo en el siglo XIX, preguntas que cuestionaron a fondo las
certezas culturales de la centralidad del sujeto libre y razonable. Marx nos llenó de
dudas porque nos condicionó fuertemente a los sistemas productivos y a las clases
sociales. La libertad ciertamente era algo a obtener a largo plazo porque estaba
limitada por sus alineaciones.
Por otra parte Freud nos hizo descubrir que nuestra libertad estaba inmersa en un
mundo inconsciente de pulsiones y traumas desconocidos que nos arrebatan la
libertad y la condicionan. Por su parte Darwin nos quitó la pretendida diferencia
esencial del hombre con los otros seres pues nos hizo ser parte de una cadena de
vivientes que pasando de las células primordiales llegó hasta la conciencia. Eso hoy
es considerado más radicalmente, porque se estudia la evolución de la materia y se
nos inserta en un proceso que va de los elementos minerales a la vida y la
conciencia. Para consolarnos se nos dice que somos polvo de estrellas, pero en
definitiva solo polvo. Nietzsche lleva todas esas preguntas al plano moral y viene a
preguntarnos en esas circunstancias sobre las fuentes de la moralidad.
Es interesante la “hubris”, el orgullo humano nacido en el renacimiento, es
fuertemente cuestionado, el sujeto parece perder su autonomía y su libertad es
puesta en entredicho.
Touraine, nos recuerda que la modernidad nació sobre dos pilares: la razón y la
libertad pero que por la concepción reinante en la ciencia, la razón aplastó la libertad.
El hombre fue sometido a un destino impuesto por las leyes de la naturaleza que se
extendieron a las ciencias sociales y políticas. Se establecieron regímenes que
parecían imponer la fuerza de la razón ordenadora en la sociedad destruyendo al
individuo.
En esa línea se inserta parte de la economía clásica y eso hace crisis. Hay que
repensar el rol de la libertad y el factor humano. Hay que reintroducir la ética para
que las leyes económicas no sean concebidas como algo inexorable sino como una
oportunidad para que el hombre sea sujeto de la historia, libre y responsable de los
demás.
La crisis de un constructivismo voluntarista que creyó que se podía conducir la
economía de manera arbitraria y el reconocimiento que hay ciertas leyes y principios
153
que se deben respetar, hizo creer que el hombre debía bajar la cabeza y someterse
a esas leyes. Es un desafío llegar a un equilibrio desarrollar su libertad y su
responsabilidad.
d) La economía dentro de un cambio cultural.
Sabemos que la cultura es lo que nos permite vivir humanamente, lo que nos permite
ordenar nuestro mundo, tener parámetro para ubicarnos, lo que ordena nuestros
valores y fija nuestros fines jerarquizando los medios.
Cada vez más somos concientes que la economía se entiende dentro de una cultura
y que ella influye a su vez en la cultura. El verdadero desarrollo esta ligado a un
desarrollo cultural. Una invasión cultural puede paralogizar y dejar a las víctimas en
estado de anomía, de autismo cultural. Parte de eso les pasó a nuestros grupos
étnicos a la hora de la invasión hispánica. Un cambio de cultura rompió el alma de
muchos pueblos.
Dos elementos de la cultura quiero señalar en referencia al problema de ética y
economía, el problema de los fines y medios; y el problema del individualismo y las
redes de transmisión de la cultura.
1) Fines y medios
Un ser sin fin pierde la libertad. Si llegamos a un aeropuerto sin saber nuestro
destino todos los vuelos pierden su sentido para nosotros.
Fácilmente quedamos sin sentido y sin esperanza o convertimos en fines los medios
que son sólo medios. Hacer de un medio un fin, es hacerse esclavo. Vivimos una
sociedad rica en medios y falta de fines por los cuales valga la pena vivir y
sacrificarse.
2) Individuo vs. persona
Nuestra cultura ha insistido en el individuo más que en la persona. El concepto de
persona recalca la idea que somos un centro de relaciones, en cambio la noción de
individuo acentúa la división, la diferencia. Al insistir en el individuo, el
autoconocimiento, la autorrealización, la competencia, se convierten en valores
importantes en desmedro del servicio, la solidaridad, la división complementaria del
trabajo, y sobre todo el sacrificio por los demás.
Fácilmente se quiebra el sentido social, el sentido de pertenencia, de responsabilidad
social. Hay problemas para el sacrificio y para soportar la frustración.
Eso distorsiona la noción de libertad que se convierte en auto afirmación más que en
solidaridad y responsabilidad; convierte la noción de amor en autocomplacencia y
hedonismo etc.
Es interesante pero la economía tiene mucho que decir porque responde a
necesidades humana y crea nuevas necesidades.
e) Gratuidad
154
No quisiera terminar esta exposición sin referirme a algo que no es fácil ligar con la
economía pero es de lo más esencial para la humanidad. Me refiero a la gratuidad.
Es algo en lo que los pueblos latinoamericanos podemos aportar. Desde nuestra
pobreza, nuestro sentido de acogida, nuestro gusto por la fiesta podemos decir algo
al verdadero desarrollo humano.
Lo más humano, no se compra ni se vende, tiene valor pero no tiene precio. La
amistad, una sonrisa, la felicidad, el amor... la misma muerte, se reciben y se dan. La
poesía es una dimensión humana que también está en el reino de lo gratuito.
Cuando Miguel Hernández estaba preso en las cárceles de España, le escribía a su
hijo “tu risa me hace libre...la cárcel me quita la libertad”. No es fácil que un
economista entienda esa lógica que es esencial para la vida del hombre en esta
tierra y para el desarrollo. Vengo de una tierra que ha obtenido dos premios Nóbel de
Literatura por su poesía y no podemos dejar que se cercene esta dimensión. Neruda
le pedía al Aire que no se dejara encajonar, que no se vendiera, que correteara
haciendo fiesta. Paradójicamente eso no puede ser ajeno al pensar económico. El
Evangelio tiene en sus inicios una máxima sabia: “no sólo de pan vive el hombre” o
dicho de otro modo necesitamos alimentarnos de panes confeccionados con trigos
más sutiles. En esa línea podemos aportar algo porque nuestro mundo por ser pobre
es más poético y más gratuito.
El mismo Neruda visitando Machupichu y viendo las maravillas hechas por el ser
humano, contemplando los éxitos de la empresa productiva, le pregunta a las ruinas
“Aire en el Aire ¿y el hombre donde estaba?
Piedra en la Piedra ¿y el hombre donde estaba?... Piedra en la piedra ¿y en la base
harapos?...Y suplica a esos restos de piedras milenarias “devuélveme al esclavo que
enterraste”. Hay ahí una intuición: el rechazo de un progreso que pueda
esclavizarnos.
Pienso con Amartya Sen que ética y economía se relacionan porque finalmente en
ellas se juega la libertad del ser humano. Y esa libertad humana es rica en
novedades, recursos... en sencillez y gratuidad. En otras palabras no podemos
descuidar de producir en abundancia el pan que compartimos para que en ninguna
mesa de nuestro continente él escasee. Pero debemos saber que ese pan se amasa
no solo con trigo sino con lágrimas, con dignidad, con esperanzas y con libertad. Ahí
se expresa el alma de la parte nuestra de América.
7. Ética y Persona: Criterios y principios. Aborto, Suicidio, Homicidio, drogas.
7.1 Criterios Éticos36
Conociendo al autor del texto
36
Cfr. Marciano Vidal-Pedro Santidrian (1980). Ética Personal. Las actitudes éticas. Tomo I. Ediciones
Paulinas. Madrid, Págs. 153-157.
155
Marciano Vidal García, es un sacerdote redentorista, profesor en la
Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y en el Instituto Superior de
Ciencias Morales (Madrid) del que ha sido director varios años.
Actualmente es director del Instituto interfacultativo de la Universidad
Pontificia Comillas. Además de su actividad docente ordinaria,
interviene en Congresos, Semanas y Jornadas. Da cursos
extraordinarios en diferentes países.
Su obra fundamental es Moral de Actitudes, un auténtico manual de Ética Teológica
en el que recoge las más valiosas aportaciones de la tradición teológica, dialoga con
los saberes antropológicos del momento y propone un proyecto ético para la
realización de la persona y para la construcción de un mundo justo y solidario.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 21.
Texto
Es importante encontrar criterios de carácter general a los que podamos apelar no
sólo en las situaciones de conflicto, sino que ofrezcan una orientación al proyecto
global de nuestra vida personal y profesional. Los principios pueden parecer casi
evidentes; pero son de extraordinaria importancia por sus consecuencias prácticas y
sus conclusiones.
Entendemos por “principio” una afirmación fundamental de la que se derivan una
serie de consecuencias o conclusiones. No son algo añadido a la persona, como
cualquier calificativo, sino que fluyen como atributos de su misma realidad y se
fundamentan en su naturaleza. Los principios se caracterizan por lo absoluto de sus
exigencias, la universalidad de su validez y la inmutabilidad de su contenido.
1. El principio del doble efecto
Este principio permite resolver aquellos casos en los cuales una acción determinada
provoca simultáneamente al menos dos consecuencias, de las cuales una es positiva
y la otra negativa. Consiste en valorar este tipo de acciones no según el criterio
deontológico normalmente usado, sino según el criterio teleológico.
El Principio del Doble Efecto reúne cuatro condiciones:
1. La acción debe ser buena o, al menos no mala; para algunos, no mala, es
equiparable con indiferente o permitida.
2. La acción no busca producir malos resultados ni mal alguno.
3. El buen resultado no es consecuencia del mal. Es decir, no se usa un mal como
medio para obtener algún resultado (para muchos este es el punto de mayor
importancia).
4. El resultado final es que lo bueno debe ser proporcionado. Es decir, las metas
positivas deben ser mayores que los males acumulados como consecuencia de los
actos.
156
El principio del doble efecto pone de manifiesto que la inmensa mayoría de los actos
conllevan incontables ambigüedades y problemas. Lo anterior implica que entre una
decisión y otra debe elegirse la que más se apegue a la “mejor ética”, o la que
produzca el mayor beneficio, y el menor daño, en caso de que no exista la posibilidad
de no afectar.
Elegir entre hacer o no hacer, o entre tomar un camino u otro ("toda elección implica
una pérdida", sostenía Schoppenhauer) sugiere que la mejor ética es la que más
beneficios produce a todos los implicados.
Considerar el efecto, sea doble o no, de una acción no es otra cosa que volver a la
argumentación teleológica y a su procedimiento valorativo específico, que tiende a
identificar las consecuencias con otros tantos valores o no valores, para considerar
luego moralmente recta aquella acción cuyo efecto positivo se identifica con el valor
más fundamental y más urgente respecto a los valores menos fundamentales y
menos urgentes del otro efecto negativo.
La preocupación por no deslizarse hacia una visión ética demasiado permisiva y al
mismo tiempo por delimitar los contextos de aplicabilidad del principio, se fijan ciertas
condiciones: 1) bondad o al menos indiferencia moral de la acción; 2) honestidad del
fin; 3) independencia del efecto bueno del malo; 4) razón proporcionalmente grave.
En ellas es fácil ver la consideración, típica del modo de proceder teleológico, de la
relación recíproca entre los valores y los no valores que constituyen los efectos de la
acción, de la relación que se establece entre el valor o no valor medio (acción) y el
valor o no valor fin y de la urgencia de realizar un determinado valor.
2. El principio de totalidad
Este principio procede de la visión de la relación entre la parte y el todo. Del
significado más completo que posee el todo respecto a la parte y de la preferencia
consiguiente que es preciso otorgarle en el plano de la realidad propia de la persona
humana particular. En otros términos, de la visión de la preferencia que merece el
valor de la totalidad cuando entra en conflicto con el valor de la parte, como, por
ejemplo, cuando se hace necesaria la amputación de un miembro para la
supervivencia del individuo.
Se identifica con la posibilidad moral de intervenir en la integridad física del cuerpo
humano, localizando exactamente el momento criteriológico en virtud del cual es
moralmente aceptable la intervención lesiva de la parte, que por motivos varios se
hace indispensable para el bien del todo.
La interpretación explicativa de este principio giraría siempre en torno a esta
terminología mientras no se evidencie claramente la perspectiva profundamente
teleológica de base, mediante la explicitación de los respectivos valores con los
cuales vienen a identificarse la parte y el todo.
En efecto, el principio se usa normalmente para indicar la precedencia que posee el
valor no moral más fundamental vida (el todo) respecto a los otros valores no
157
morales mucho menos fundamentales (la parte). Sin embargo, se usa también para
indicar la preferencia que el sujeto deberá dar siempre al valor moral de su bondad
personal en el caso en que ésta entre en conflicto con otros valores no morales,
aunque se trate también del de la vida.
Con el principio de totalidad la ética responde a la pregunta sobre la posibilidad moral
de lesionar el propio organismo. La respuesta inicial deontológicamente fundada, que
lleva a afirmar la ilicitud moral de cualquier intervención, se transforma en atento
examen de los casos particulares y de los diversos valores que en ellos concurren; el
conflicto se resuelve basándose en el principio que en último análisis responde
plenamente a la perspectiva de la argumentación normativa de tipo teleológico.
3. La excepción
También el recurso al principio de la excepción, ocurre en el momento en que se
toma en consideración la colisión de deberes o el conflicto de valores que viene a
crearse en ciertos casos. Cuando la observancia de la norma deontológica, debido a
ese conflicto de valores, lleva a consecuencias aún más graves que aquéllas a las
que conduce la restricción de su ámbito aplicativo.
Así, por ejemplo; la norma que afirma siempre y en todas partes la ilicitud moral de
matar a otro, prevé también con el uso de este principio su no aplicabilidad a los
casos de legítima defensa, de muerte del tirano o de guerra justa.
Analizar detalladamente si, por qué y hasta qué punto en estos casos para la
tradición moral el principio de la excepción hacía moralmente lícita la muerte del otro,
no lleva a resultados satisfactorios mientras no nos reintroducimos en la perspectiva
peculiar de la argumentación teleológlca, que encuentra la solución de los diversos
casos de conflicto entre los valores:
-en la defensa del valor de la vida propia cuando se es agredido y no existe otra
posibilidad de defensa, justamente porque se trata de dos valores de igual grado que
entran en conflicto y que a causa de la agresión ajena no pueden salvaguardarse
contemporáneamente;
-en tender a la realización del menor número de no valores no morales, que
corresponde al otro principio teleológico del mal menor, cuando se trata de valores o
no valores de igual grado: la vida del tirano es un valor, pero la vida de todos
aquellos que a causa del tirano corren el riesgo de perecer es un valor de igual
grado, que interese a un número mayor de personas y que en cuanto tal merece ser
salvaguardado;
-en la defensa de ciertos valores de fundamental importancia para la vida del
individuo y de la sociedad en que éste vive, como las libertades político-religiosas, de
las que el sujeto moral tiene necesidad para realizar y expresar su propio valor moral:
en este caso la guerra justa era considerada como la correspondencia social de la
legítima defensa.
4. La Epiqueya
158
El término “epiqueya” tiene su origen semántico y conceptual en el ámbito del
mundo griego. Significa “moderación” y se utiliza para indicar la actitud que ha de
mantenerse respecto a la ley positiva. Es sobre todo Aristóteles el que desarrolla una
teoría de la epiqueya, por la que ésta constituye el criterio último de valoración de la
ley positiva, a la luz de las exigencias superiores de la ley natural. La epiqueya es
entonces como una forma de excepción a la ley positiva cuando ésta ley entra en
conflicto con los dictámenes de la ley natural. Se dirige por tanto a la consecución de
una justicia mejor, no siempre expresada correctamente en la letra de la ley.
En la reflexión ética contemporánea se ha recuperado a la epiqueya en su significado
original, poniéndola en relación con los derechos de la conciencia. Se trata de una
actitud inspirada en la conciencia del valor y del límite de la ley, y por consiguiente
proyectada a la asunción de una responsabilidad personal concreta para con la
misma: responsabilidad que puede llevar consigo tanto la renuncia a actuar sus
contenidos, por ser injustos, como el compromiso de ir más allá de la ley para vivir
plenamente el valor expresado insuficientemente por ella. Para el cristiano esto tiene
su fundamento en la afirmación de Jesús: «El sábado está hecho para el hombre, y
no el hombre para el sábado".
El ejercicio correcto de la epiqueya exige una profunda madurez interior y un vivo
sentido de la prudencia. Sólo con estas condiciones es posible evitar tanto el peligro
de legalismo como el de la permisividad, y enfrentarse seriamente con la ley Sin
faltar a las exigencias de la situación y de la vocación personal de cada uno.
5. Las distinciones reiteradas
Además de los principios arriba mencionados, la ética recurre también a algunas
distinciones. Aquí se toman en consideración sólo las más frecuentes:
a. Voluntario-involuntario. Esta distinción se usa particularmente como criterio
aplicativo del principio del doble efecto. Para que la acción sea moralmente recta, se
decía, es necesario querer la realización del efecto positivo y no querer, en cambio,
sino sólo tolerar, la del efecto negativo. Con esta distinción se hacía referencia a la
distinción, fundamental en la ética normativa, entre actitud y comportamiento,
indicando de qué modo debía calificarse la actitud moral de la persona al realizar la
acción. En efecto, querer el efecto negativo y no el positivo de la acción se identifica
con una actitud moralmente mala.
b. Directo-indirecto. Mientras que el criterio del voluntario-involuntario se refiere a la
actitud con que se realiza la acción por el doble efecto, este segundo criterio se
refiere a las características que debe poseer el comportamiento desde el punto de
vista moral: el efecto negativo debe seguirse sólo indirectamente de la realización de
la acción de doble efecto, no puede ser nunca su fin directo, éste debe siempre
identificarse con el efecto positivo. La extracción del útero afectado por tumor en una
mujer encinta aclara plenamente el ámbito aplicativo de este criterio.
c. Activo-pasivo. Sustancialmente idéntica a la precedente, esta distinción sólo difiere
por la terminología y por el ámbito aplicativo en el que habitualmente se usa: el
159
relativo a la eutanasia. El recurso a esta distinción brota, de la posibilidad de
delimitar, justamente mediante el principio de dejar morir (eutanasia pasiva) o de la
no obstinación terapéutica, la norma deontológicamente fundada en la falta de
autorización, que prohíbe cualquier intervención activa o directa encaminada a
abreviar la vida ajena.
d. Inocente-culpable. Esta distinción se introducía en el contexto del discurso sobre
los raros casos en los cuales se juzgaba lícito realizar una acción que tuviese como
consecuencia, no querida (involuntaria) e indirecta, la muerte de un inocente
(interrupción del embarazo); en cambio, normalmente no se usaba cuando se
hablaba de muerte por legítima defensa, justamente porque se distinguía el
comportamiento con el inocente del seguido con un injusto agresor. Eliminar a un
culpable salvando así la vida propia era considerada una acción moralmente lícita,
mientras que eliminar al inocente se consideraba acción moralmente ilícita,
justamente porque en este caso el valor de la vida no era considerado en
concurrencia con otros valores.
7.2 Inviolabilidad de la vida humana. Situaciones concretas37.
El Aborto
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 22.
La interrupción voluntaria de un embarazo antes de la viabilidad fetal cae dentro de lo
que se considera un aborto provocado. Todos los abortos provocados, en razón al
objeto mismo del acto, es decir la realización de una acción que tiene por
consecuencia la muerte de un ser humano, aparecen constituyendo actos éticamente
ilícitos si se les analiza en forma independiente de la intención del ejecutante y de las
circunstancias que lo rodean.
Definiciones y clasificaciones
Para centrar el problema, es útil precisar algunas definiciones. De acuerdo a su
finalidad y circunstancias, los abortos provocados han sido clasificados en los
siguientes tipos:

Aborto libre. Es el aborto realizado bajo el supuesto derecho que tendría la
mujer para interrumpir su embarazo. Se invocan una serie de motivaciones, las
más frecuentes son las económicas o sociales. Bajo este concepto, algunos
aceptan como suficiente la voluntad de la mujer y bastaría el hecho de ser un
embarazo no deseado.

Aborto eugenésico. Es aquel que pretende la eliminación de un feto cuando se
puede predecir con probabilidad o certeza que nacerá con un defecto o
enfermedad.

Aborto por razones médicas o terapéuticas. Es aquella interrupción voluntaria
de un embarazo antes de la viabilidad fetal por razones de salud materna.
37
Cfr. Marciano Vidal-Pedro Santidrian (1980). Ética Personal. Las actitudes éticas. Tomo I. Ediciones
Paulinas. Madrid, Págs. 153-157.
160

Aborto por motivaciones mixtas. Se refiere a la llamada reducción fetal
selectiva, que pretende eliminar algunos embriones en el caso de embarazos
múltiples, con el fin que otros tengan mejor probabilidad de sobrevivir.
Aborto por razones médicas o terapéuticas
Es la interrupción voluntaria de un embarazo antes de la viabilidad fetal (23 semanas
o menos de 500 g) por razones de salud materna. Se invocan aquí razones de tipo
preventiva y curativa. Serían preventivas en el caso que se considerara que la
gestación podría agravar o empeorar el pronóstico de una enfermedad de base y
curativa cuando se considera que el embarazo está causando un peligro para la vida
de la madre. Por ejemplo, en el caso de enfermedades psiquiátricas, se considera
preventivo el evitar una descompensación psicótica postparto y curativo el impedir un
eventual suicidio en el caso de rechazar la solicitud del aborto.
Dificultades de la definición. El concepto de aborto terapéutico es muy amplio, ya que
diferentes autores consideran como tal:

Sólo casos en que el embarazo esté poniendo en peligro la vida de la madre.

Cuando agrava el pronóstico materno en casos de alguna enfermedad.

Cualquier aborto provocado. Se cita a Benjamín Viel: "Si Salud para la OMS
es la condición de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de
enfermedad. Ante tal definición se pregunta, ante una mujer que solicita aborto y
que está físicamente sana, ¿está acaso mental o socialmente sana? Si no lo está
tendría su salud alterada y si la tiene, la medicina debe ayudarla. Al aceptar tal
definición todo aborto inducido es terapéutico".

Cualquier aborto provocado por un médico. Como los médicos realizan
terapias, cualquier aborto realizado por un médico sería terapéutico.
Formulación del problema
Para el análisis de un problema ético-clínico no basta con evaluar si una intervención
clínica corresponde o no con una definición; las definiciones son demasiado amplias
para un caso particular o, dicho de otra manera, los casos clínicos concretos en los
que nos corresponde decidir no son definibles. Corresponde pues, un análisis
individual y profundo de cada caso, tratando de incluir todos los aspectos que
constituyen un acto en cuanto ético.
Intento de solución
Los elementos a considerar en el análisis ético son la jerarquía de valores y
principios involucrados, la información clínica éticamente relevante, la decisión de la
madre, adecuadamente informada, y la adecuada ponderación de los elementos
anteriores, junto a circunstancias particulares.
Valores o principios en juego. Son los siguientes:
 Respeto a la vida. La interrupción del embarazo significa la muerte del
embrión. También parece existir un riesgo vital para la madre, riesgo que no
existiría sin ese embarazo.
 Principio de beneficiencia. La obligación del médico es buscar el bien en lo
que a salud de sus pacientes se refiere. Es necesario considerar que en cada
uno de estos casos existen dos personas.
161



Principio de autonomía. La madre tiene derecho a participar en las decisiones
terapéuticas que le conciernen a ella y también a su hijo, en forma subrogada.
No olvidar que el feto tiene también autonomía, aunque no pueda ejercerla.
Principio de justicia. Como seres humanos, ambos tienen igual derecho a la
vida y a acciones que les permitan un desarrollo saludable.
Principio de no maleficiencia. Ni a la madre ni al embrión o feto se les puede
arbitrariamente realizar una acción que les sea perjudicial.
Participación de la madre en la decisión. En virtud de la autonomía que le
corresponde como persona, la madre debe participar activamente en la decisión a
tomar, si su condición clínica le permite la competencia necesaria. Es indispensable
entonces una adecuada y entendible información del clínico hacia ella. Esto no
significa que el médico esté moralmente obligado a realizar la acción que ella
determine, ya que como vimos, éste también tiene obligaciones para el feto o
embrión, cuya autonomía no es ejercida actualmente. En caso de conflicto, el médico
puede desistir de seguir atendiéndola, asegurándose que pueda contar con otro
profesional calificado que lo haga.
Propuesta para abortos terapéuticos. De las interrupciones del embarazo antes de la
viabilidad fetal por razones de salud materna, sólo serían éticamente lícitas aquellas
efectuadas cuando el médico tratante está razonablemente convencido de que si no
realiza dicha acción, sus dos pacientes morirán. En dichos casos no sólo existirían
circunstancias en las cuales el efecto buscado es proporcionado al efecto no
deseado, sino que la acción libremente elegida por el médico sería recta, lícita y no
constituiría un acto de los llamados intrínsicamente malos. Estos últimos son los que,
según la tradición moral, son ilícitos por sí y en sí mismos, independientemente de
las circunstancias, por razón de su objeto, como por ejemplo el homicidio, el
genocidio o el aborto (Veritatis Splendor Nº 79-83).
En muchos casos la omisión de actuar provocaría un mal mayor. La interrupción del
embarazo en circunstancias que si no se actúa morirán ambos y que el actuar
significa salvar al único posible de salvar (más aun, si se toma todas las providencias
para atender y tratar de salvar al otro) no puede considerarse una elección errada,
producto de un desorden de la voluntad y por lo tanto de un mal moral, sino que una
acción que le corresponde como médico y hombre recto puesto en una difícil
situación.
Conclusión. Las interrupciones de embarazo, como actos físicos genéricos, no
pueden ser valoradas éticamente. Actos instrumentales, como por ejemplo un
legrado uterino son absolutamente indiferentes desde del punto de vista moral,
desprovistos de su especificación formal. Son las diferencias específicas que
completan una acción concreta, las que permiten una valoración ética.
En el tema de las interrupciones de embarazos no es posible hacer una evaluación
ética sólo analizando si una acción corresponde o no con una definición, ya que a
pesar que las definiciones comprenden un género y diferencias, éstas no logran
alcanzar la especificidad de una acción concreta. La definición de aborto terapéutico
162
como "interrupción voluntaria de una gestación antes de la viabilidad fetal, por
razones de salud materna" es por lo tanto demasiado genérica, no logra agotar la
especificidad de frecuentes y diversas situaciones clínicas.
De acuerdo a lo discutido, serían lícitas las interrupciones de embarazos en las
cuales el fin buscado por el agente (médico tratante) no sólo es bueno (ordenado),
sino que también proporcionado al efecto no deseado. No serían lícitas en cambio,
las interrupciones del embarazo en las cuales el fin buscado por el médico es
desordenado o desproporcionado en relación al efecto no deseado.
En conclusión, es necesario que los médicos tratantes realicemos, frente a un caso
en particular, un análisis acucioso de nuestras motivaciones, de lo que pretendemos
con nuestra intervención, así como también un estudio profundo de los datos clínicos
relevantes, para así poder juzgar adecuadamente la proporcionalidad de los efectos
posibles en las diversas circunstancias, constituyendo de este modo el acto moral
completo, del cual sí podemos juzgar su licitud o ilicitud.
El Suicidio.
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 23.
Concepto. Es el acto de quitarse la propia vida. Muchas religiones lo consideran un
pecado, y en algunas jurisdicciones se considera un delito. Por otra parte, algunas
culturas lo ven como una forma honorable de escapar de algunas situaciones
humillantes o sin escapatoria.
Para considerarse suicidio, la muerte debe ser un elemento central y el motivo del
acto, y no sólo una consecuencia ineludible. Así, los hombres bomba y los mártires
no son considerados suicidas, dado que unos mueren como consecuencia de la
explosión que ellos mismos provocan y los otros se sacrifican en nombre de una
creencia. Tampoco son suicidas los que se sacrifican por otros en caso de
emergencia, ni los soldados que luchan en una guerra, y en estos casos, los muertos
no son proscritos por la religión ni por la ley. En el caso de que el suicidio tenga
consecuencias legales, la ley recoge que debe haber prueba de intención de morir,
así como la propia muerte, para que el acto sea considerado un suicidio.
Actualmente, en los albores del nuevo milenio, el suicidio parece arraigarse más en
la humanidad y, aunque se dice que sus principales causas son consecuencia de
problemas sociales y socioeconómicos, no hay una definición exacta que justifique la
acción. Por eso, para la sociedad occidental vuelve actualmente preocupante la
tentativa del suicidio, en tanto que en ella se vislumbra un acto de angustia y de tedio
de la vida en medio de la opulencia del progreso y de la sociedad científica y
tecnológica.
Tipología. Una clasificación posible, de las tantas que se pueden hacer, es la que
divide los suicidios en:

Los vicariantes: se adelantan o aceleran el acto de la muerte que se vislumbra
163




en un futuro, con la justificación de que no hay esperanzas y sólo creen ver a
su alrededor sufrimientos y nada puede compensar el período de espera.
Los perfeccionistas: no toleran cualquier disminución de los atributos a su
persona, lo mismo en la belleza que en la potencia sexual, o un defecto
cualquiera, menoscabo económico o social, o la pérdida del poder y prestigio.
Los hedonistas: no soportan nada que constituya un impedimento o una
disminución del placer de predominio sensual.
Los transicionales: ante ciertas crisis vitales de transición inevitables, optan
por el suicidio.
Los sintomáticos: dependen de una enfermedad mental, psicosis, confusión
mental, demencia y depresión.
En la Historia. Si se mira la historia, encontramos una doble valoración del suicidio.
Los estoicos formulaban en ciertos casos un juicio positivo; Epicuro enseñaba que si
la vida dejaba de ser placentera, era lícito ponerle fin; Séneca condenaba el suicidio
cometido solo por el deseo de morir, pero aprobaba el que era por gesto de dignidad
y de valor, o cuando era para escapar al sufrimiento o a los achaques de la vejez y la
enfermedad.
Platón fue contrario al suicidio y lo veía como un acto de insubordinazación contra la
divinidad. En boca de Sócrates pone las siguientes palabras en el diálogo del Fedón:
“Es muy justo sostener que uno no se puede suicidar y que es preciso esperar que
Dios nos envíe una orden formal de abandonar la vida”. Aristóteles lo considera un
acto vil, contrario al bien social. Para los neoplatónicos el suicidio era un
impedimento a la plena liberación del alma.
En el plano moral, en los siglos de historia occidental desde la aparición del
cristianismo, siempre se condenó moralmente el suicidio de una manera
prácticamente unánime, aunque las formulaciones y justificaciones presentaran
ciertas diferencias. Ni siquiera la división religiosa del siglo XVI, fruto de la Reforma
Protestante cambió esta posición.
Es importante destacar que a todo lo largo de la historia moral, encontramos dos
rupturas, que aunque minoritarias “no dejan de ser significativas”. La primera se sitúa
en los siglos XVII y XVIII (y esta continúa teniendo representantes en la actualidad); y
la segunda se puede ubicar en nuestro siglo.
La primera ocurre durante el Renacimiento y posteriormente la Ilustración, donde se
fue creando un clima favorable para que la disposición más radical de la propia vida,
por medio del suicidio, no se restara a la libertad del hombre. El tema de la libertad
del ser humano para suicidarse se convirtió para algunos en una actitud coherente
de asumir su propia existencia. De hecho, incluso en el siglo XIX, el romanticismo fue
favorable a una consideración positiva de algunos suicidios.
La segunda ruptura, es la que condena moralmente el suicidio. Ésta tiene lugar en
nuestro siglo, con una novedad importantísima: se cuestiona o se niega la tesis de la
moralidad objetiva del suicidio no sólo desde la ética filosófica, sino que también en
164
el mismo cristianismo se defiende la pluralidad moral. Hay otro matiz nuevo: que el
tema del suicidio se piensa mucho más como una decisión radical sobre la propia
vida implicada en la eutanasia voluntaria o suicidio asistido.
Hay, por tanto, una mayor apertura y se deja atrás la tesis tradicional de que todo
suicidio sea objetivamente inmoral y de que esta posición se imponga como norma
obligatoria e irrenunciable desde la condición cristiana.
Valoración ética. En la actualidad hay dos posturas o visiones, dentro de un mismo
paradigma, acerca del mismo, por ello, toca analizar cuáles son las implicaciones
morales propias del suicidio.
Por lo que respecta a la dimensión moral objetiva, el suicidio aparece como una
opción claramente negativa, si lo colocamos dentro de un horizonte de preferencias
humanas y humanizadoras, como la autorrealización, la posibilidad de cambio, de la
creatividad, de la posibilidad de decisiones nuevas y la libertad vivida más
intensamente. Sin embargo, es difícil formular un juicio ético concreto del suicidio en
el plano subjetivo, ya que la responsabilidad subjetiva del suicidio es en la mayoría
de los casos muy limitada, ya que muchas veces la libertad está muy condicionada
por procesos psicológicos de carácter depresivo.
El problema en la valoración ética es distinguir con cuidado que al tratar el suicidio
los argumentos aducidos en favor y en contra, estos permanecen a menudo
abstractos e incompletos si no se amplían con los conocimientos de las dimensiones
patológicas y trágicas del mismo, puesto que la responsabilidad de sujeto es relativa
a su efectiva libertad.
El argumento tradicional de la moral católica ha sido la soberanía de Dios, Señor de
la muerte y la vida, pero sabemos que hoy vivimos en una sociedad marcada por la
secularidad, donde sin descartar éste, tenemos que exponer otras razones que
entren en diálogo directo con las corrientes de pensamientos actuales. La soberanía
de Dios es sólo una instancia dirigida a la responsabilidad del ser humano. Por tanto,
el problema ético no consiste en definir el suicidio como “malum in se”, sino más bien
en tomar conciencia del hecho de que el hombre, como criatura hecha libre por Dios,
debe administrar responsablemente el bien (“vida”) puesto en sus manos.
El llamado suicidio asistido, plantea la disyuntiva real sobre el derecho a vivir y el
derecho a morir. Los avances científicos puede mantener la vida humana, incluso en
condiciones de sufrimiento extremo; y ello nos mueve a hablar cada vez más del
derecho a morir en paz. Sin que esto signifique que se cuestione el valor de la
persona moribunda, sino más bien a discutir si para ella es un verdadero valor seguir
viviendo así.
Por tanto, no vale emitir veredictos de culpabilidad sobre cada uno de los seres
humanos, sino conducir a cada uno a la práctica cada día más fácil del bien. La
valoración moral del sujeto no sólo es delicada y difícil, sino que por encima de todo
resulta imposible a nuestra mirada. Solamente una desorbitada presunción puede
hacernos creer que está a la altura de nuestras posibilidades emitir juicios morales
acerca de la persona.
165
Homicidio
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 24.
Concepto. El homicidio es un delito que consiste en matar a otra persona. El
homicidio se diferencia del asesinato porque éste es un delito de carácter muy
específico, que consiste en matar a una persona concurriendo ciertas circunstancias,
tales como: alevosía, precio, recompensa o promesa remuneratoria y ensañamiento,
aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido.
Valoración ética. Si la vida es un bien supremo del ser humano, todo acto violento
que la impida es una grave ofensa contra la sociedad y la condición humana. En un
estado social de derecho, es a partir de la existencia de la persona que se da la
democracia, el encuentro, la convivencia y las demás herramientas que permiten al
hombre habitar como ser natural y social, por ello la promoción a defenderla y
protegerla.
Todo ser humano, desde que existe tiene que ser respetado puesto que es un valor
en sí mismo. Nadie tiene derecho de disponer sobre la vida de otro (excluyendo los
casos de accidente involuntario o de legítima defensa). Ningún interés en particular,
político, ideológico o incluso religioso puede justificar el homicidio.
El infanticidio, el fratricidio, el parricidio, el homicidio del cónyuge son delitos
especialmente graves a causa de los vínculos naturales que destruyen.
Preocupaciones de eugenesia o de salud pública no pueden justificar ningún
homicidio, aunque fuera ordenado por las propias autoridades.
Así mismo no es ético, exponer a alguien sin razón grave a un riesgo mortal, así
como negar la asistencia a una persona en peligro. La aceptación por parte de la
sociedad o gobiernos (del hambre de la población) que provocan muertes sin
esforzarse por remediarlas es una injusticia y una falta grave. Los traficantes cuyas
prácticas usureras y mercantiles provocan el hambre y la muerte de las personas,
cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable.
Drogas38
Propuesta mediación didáctica del material: Actividad No. 25.
Concepto.
Son aquellas sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación o
depresión del sistema nervioso central, o que dan como resultado un trastorno en la
función del juicio, la percepción del comportamiento o del ánimo de la persona.
Drogadicción.
38
Se sigue a Marciano Vidal y Pedro Santidrian. Ética Personal. Tomo I. Pág. 219-227.
166
Es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el
sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el
comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas
son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se
consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos,
provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso
llevar a la locura o la muerte.
La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:
- Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal es así que
cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes trastornos fisiológicos, lo que
se conoce como síndrome de abstinencia.
- Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume
droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el malestar u obtener
placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de consumir droga, y
experimenta un desplome emocional cuando no la consigue.
Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir mayor
cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al consumo y
necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el mismo efecto.
La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a ser muy
fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades básicas, como
comer o dormir. La necesidad de droga es más fuerte. La persona pierde todo
concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar bajo el influjo de la droga, no
haría, como mentir, robar, prostituirse e incluso matar. La droga se convierte en el
centro de la vida del drogadicto, llegando a afectarla en todos los aspectos: en el
trabajo, en las relaciones familiares e interpersonales, en los estudios, etc.
Causas.
Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta
es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social,
económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad
en su conjunto.
En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las
drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas
personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío
existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en
búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.
Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser
clasificados del modo siguiente:
- Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de
drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de
las mismas. Tranquilizantes, somníferos, hipnóticos, etc., se pueden conseguir en las
167
farmacias sin receta médica. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas
ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están "de
moda", y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. Niños y jóvenes
que viven en las calles pueden obtener fácilmente la pega.
También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores
proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como la
marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más que
el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico ilícito y las
mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas educativos
favorecen también el consumo de drogas al promover valores distorsionados (el
placer y la satisfacción como meta última de la vida, el consumismo, el sentirse bien
a cualquier precio, el vivir el momento, etc.)
El ansia del joven de pertenecer a un grupo, de sentirse parte de un círculo social
determinado, y las presiones por parte de los "amigos", pueden hacer también que el
joven se vea iniciado en el consumo de drogas. El consumo puede ser el requisito
para la pertenencia a dicho grupo, y una vez dentro se facilita la adquisición y el
consumo de sustancias tóxicas.
- Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o tóxico
dependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo
son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control
sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un
régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también
fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres,
las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los
hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que
contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente
en una válvula de escape.
Se ha comprobado que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos
frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.
- Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la
decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los
problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar
frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos. Bajo el efecto de las
drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los
problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de
ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a
la persona a recurrir nuevamente a la droga.
Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar sensaciones nuevas
ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o incluso sinsentido de la vida. Ante el
vacío que experimentan, la droga se presenta como una posibilidad, aparentemente
atractiva, de llenar ese vacío.
Consecuencias.
168
Entre las consecuencias del abuso de drogas podemos señalar:
- Trastornos fisiológicos y psicológicos: el síndrome de abstinencia, convulsiones,
cambios en el ritmo cardiaco, deterioro del sistema nervioso central, etc. Entre los
trastornos psicológicos: alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis,
etc.
- Deterioro y debilitamiento de la voluntad: el drogadicto se vuelve literalmente un
esclavo de la droga, pudiendo hacer lo que sea para conseguirla.
- Deterioro de las relaciones personales: el drogadicto ya no es capaz de mantener
relaciones estables, ya sea con familiares o amigos. Muchas veces roba o engaña
para poder conseguir droga, lo cual deteriora aún más sus relaciones.
- Baja del rendimiento en el trabajo o en el estudio. Se llega al grado de abandonar
metas y planes, recurriendo a la droga como única "solución".
- Consecuencias sociales: el drogadicto puede verse involucrado en agresiones o
conflictos. Bajo la influencia de la droga se pueden llegar a cometer crímenes tales
como robos o asesinatos.
- Consecuencias económicas: El uso de drogas puede llegar a ser muy caro,
llevando al drogadicto a destinar todos sus recursos para mantener el consumo.
Las drogas no solamente tienen consecuencias negativas para quienes las usan.
También se ven afectadas las personas que rodean al drogadicto, especialmente las
de su entorno más cercano, como familiares y amigos. No es sólo la vida del
drogadicto la que está en juego.
Valoración ética.
Para clarificar el problema es necesario formular la siguiente pregunta: ¿Es bueno
para un hombre, el padecer voluntariamente la alteración o la pérdida de su
capacidad de percibir, conocer, juzgar y decidir libremente en vista de un placer
específico que se obtiene con la droga o inmediatamente a través de ella? Y también
esta otra: ¿Es moralmente bueno ponerse en ocasión de adquirir una dependencia
tal o una droga que no sólo no se pueda vivir sin ella, sino que de algún modo se viva
para ella?
Las dos preguntas obtienen fácilmente una respuesta negativa. La mayor parte de la
gente se siente inclinada a afirmar: "No es bueno consumir drogas".
Examinemos nosotros, por un momento, la calidad moral de los efectos señalados.
Digamos, que lo que se ha llamado "alterar por algún tiempo los procesos naturales
de la inteligencia, de la voluntad libre, de la efectividad", etc., es más serio de lo que
parece. Estas expresiones encierran, en realidad, la alteración o la pérdida de las
dos capacidades esenciales del hombre como ser espiritual y personal: la
autoconciencia y la autodeterminación libre.
169
Es decir, el que se droga renuncia -por un poco de tiempo, y esto no le resta
significación- al núcleo mismo de su ser personal, se puede decir, a ser persona; ya
que en aquel lugar donde cada uno es más estrictamente uno mismo, desde donde
cada uno realiza sus aportaciones originales, donde se toman las decisiones y se
asumen las responsabilidades, allí ya no hay un sujeto consciente, libre y
responsable, ya no está la persona, sino que opera una fuerza mecánica, ciega y
tiránica: la droga.
La valoración ética entonces se matiza del siguiente modo:
a) el uso de tóxicos es moralmente lícito en un tratamiento médico controlado y
en una experimentación moralmente lícita;
b) el uso incontrolado por parte de los individuos es moralmente reprobable.
Las razones éticas que apoyan tales afirmaciones radican en los contravalores que
se dan en el uso indiscriminado de los tóxicos. Son valores de la persona los que
quedan vulnerados en tal comportamiento.
- valor de “autodominio”: la persona tiene el imperativo de auto poseerse; el uso
indiscriminado de los tóxicos coloca a la persona en una condición de esclavitud
psíquica y somática.
- valor de “responsabilidad”: la persona que mediante las drogas se evade de la
realidad es una persona no responsabilizada. Es una renuncia a la libertad (es una
huida de la condición humana).
- valor de “realizarse”: la persona que se lanza al mundo de los tóxicos no quiere
afrontar sus problemas y resolverlos.
- valor de la persona como realidad “no manipulable”: a capricho: en plan de
experimentación, búsqueda de novedad, deseo de placer.
A todos estos contravalores de carácter personal hay que sumar los contravalores de
tipo social. El que vive en el mundo de las drogas hace descender el nivel ético de la
humanidad y provoca un descenso en el afán de superación del hombre en todos los
sectores de la vida social.
Bibliografía capítulo III:
1. De la edición impresa de The Economist. 26 de mayo de 2005.
2. Echaniz Arantza y Pagola Juan (2004. Ética del profesional de la
comunicación. Ed. Desclée de Brouwer.
3. González, E. “La gestión de la responsabilidad basada en el enfoque de los
stakeholders, en Fichar, G
4. García Marzá Domingo (2004). Ética empresarial. Del diálogo a la confianza,
Madrid, Trotta, pp. 245-260.
5. Galo Bilbao Alberdi, Javier Fuertes Pérez, José M.Guibert Ucín. Universidad
de Deusto, Bilbado 2002.
170
6. Marciano V. y Santidrian P. (1980). Ética Personal. Tomo I. Ed. Paulinas.
Madrid.
7. Milton Friedman. The New York Times Magazine, 13 de septiembre de 1970.
Copyright 1970 de The New York Time Company.
Internet:
1. http://www.bbc.uk/spanish/specials.
171
GUÍA DE ACTIVIDADES
Actividad No.1: Actividad de grupo.
A. Realizar una lectura atenta del texto 1: Caso de Teresa.
B. Analizar el caso de Teresa teniendo en cuentas las orientaciones que siguen:
1. ¿Cuál es el diagnóstico que dan los médicos sobre el caso de Teresa?
2. ¿Cuál es la decisión que han tomado los padres de Teresa y las razones que
justifican su decisión?
3. ¿Por qué el caso debe ser resuelto por el Consejo de Ética del hospital?
4. Llenen el siguiente cuadro.
Miembros Posición Razones que
Del
justifican su
Comité
decisión
Aspectos que le
parecen aceptables
de esta posición
Aspectos que les
parecen inaceptables
de esta posición
5. La postura del grupo
Miembros que integran el grupo Postura Razonamientos que justifican su postura
172
Actividad No.2: Actividad individual.
- Lectura Conceptos de Ética
- Realiza un Informe de lectura. Ten en cuenta la siguiente guía:
1. Elabora un organizador gráfico (mapa conceptual, cuadro sinóptico, cuadro
comparativo) que muestre los diferentes conceptos de ética.
2. Parafrasea los párrafos correspondientes a las Características de la Moral y
Características de la Ética.
3. Elabora un cuadro comparativo que muestre las diferencias y relación de la
Ética con otras ciencias.
4. Para concluir expresa ¿cuál es la importancia de la ética en la vida personal y
social?
Actividad No.3: Conciencia, libertad, valores.
- Leer cada uno de los textos referidos a estos tres temas.
- Teniendo en cuenta los contenidos de estos responder a las siguientes
cuestiones:
1. Establezca la relación y diferencia entre los conceptos de conciencia en
sentido general y conciencia moral.
2. Elabore un concepto propio de conciencia moral tenga en cuenta las
diferentes definiciones e imágenes de la conciencia moral que aparecen en el
texto y la importancia de la conciencia en la conducta moral de las personas.
3. Elabore un concepto propio de libertad que incluya cada una de las
coordenadas de la libertad.
4. A partir de la frase de J. P Sastre establezca la relación entre conciencia moral
y libertad y su función en la conducta humana
5. Los valores elabore un mapa conceptual con los conceptos claves y
secundarios que aparecen en el texto.
6. Elabore un cuadro comparativo que muestre las diferencias entre relativismo,
subjetivismo, politeísmo y pluralismo moral.
7. Cómo entiendes la afirmación de la autora acerca de que la Ética Cívica es
una ética pluralista.
8. Elabore sus conclusiones personales sobre la importancia de estos tres temas
en su humana y profesional.
Actividad No. 4
Objetivos: 1. Sintetizar los contenidos de la 1º Unidad aplicando los conceptos
estudiados ética, conciencia, libertad y valores.
2. Analizar desde una perspectiva ética las actuaciones de los 3
personajes principales de la película Dos completos desconocidos.
173
Guía para el análisis y debate de la película
Nombres
Rasgos
Decisiones
Valores y/o Anti- Consecuencias de
de los
de su
relevantes
valores que
sus actuaciones
personajes carácter
guían
decisiones
Actividad No. 5
Objetivo: Explorar, analizar y aplicar las historias que aparecen en el vídeo al
tema de La Libertad.
Guía para el análisis y debate del vídeo Mañana es una excusa.
Producción de estudiantes de la carrera de Comunicación Social UCA.
 Explorando
1. ¿De qué trata el vídeo? ¿Qué escenas te impresionan?
 Analizando
2. ¿En qué coordenadas de la libertad ubicas las actuaciones de estos jóvenes?
¿Son libres? Justifica tu respuesta.
3. ¿Qué situaciones, qué comportamientos favorecen o no el fortalecimiento de la
libertad de cada uno de estos jóvenes?
 Aplicándolo a la vida
4. ¿Qué mensaje tiene este vídeo para los jóvenes nicaragüenses?
5. ¿Qué le dirías a Enrico si tuvieses la oportunidad de conversar con él acerca
del uso de su libertad? ¿Qué le dirías a René?
Actividad No.6
Guía para el análisis y debate de la película Mentiroso Compulsivo (liar-liar)
Objetivo: Propiciar el análisis y reflexión de la historia presentada en la cinta con los
contenidos del tema desarrollo del sujeto moral.
Reparto: Maura Tierney, Jim Carrety, Justin Cooper.
Duración: 1: 27 minutos.
Explorando la película
Seleccionen las tres escenas que más les llamaron la atención ¿Qué relación le
encuentran con el tema del desarrollo moral del sujeto?
 Definición de sujeto moral
 Capacidades y condiciones necesarias para poder actuar moralmente.
 Fases o etapas del desarrollo del juicio moral según Piaget y Kohlberg.
174
Analizando la película
Analicen especialmente las actuaciones del padre y el niño
 El niño: Teniendo en cuenta las investigaciones de Piaget sobre la mentira
en los niños ¿Cuál es la razón fundamental por la que el niño pide el deseo
“de que su padre no mienta por 24 horas?”
 El padre: En el juicio moral del padre, ¿Qué fenómenos de desajuste se
observan en las estructuras (conocimiento, valoración, acción) que
permiten el paso de una etapa otra?
 Niveles y Estadios Kholberg define los niveles y estadios del desarrollo
moral del sujeto ¿en qué niveles y estadios puedes ubicar algunas de las
actuaciones del padre?
 Relaciones interpersonales
 Ética profesional
Anoten sus reflexiones acerca de las implicaciones que tienen el nivel de
desarrollo moral sujeto en la dinámica de sus relaciones interpersonales y
en su ética profesional.
Aplicándolo a la vida
 Identificas en algún aspecto situaciones semejantes o parecidas que
pueden vivir algunos hijos con sus padres ¿Cuáles son las implicaciones
en la formación moral de los niños?
 ¿Cuál es el mensaje que les deja esta película?
Actividad No. 7
Objetivo: Analizar y debatir la historia de esta película teniendo en cuenta el tema
de la dignidad humana y libertad.
Guía para el análisis y debate de la Película María Llena de Gracia
Reparto Evangelina Morales, Jenny Paola Vega, Catalina Sandino
Director: Joshua Marston.
Duración: 01:41:00 Género Drama.
Explorando la película
- Comenta brevemente de que trata la película.
- Comenta la escena que más te llamó la atención ¿qué te impresionó?
- ¿Qué temas relacionados con la dignidad humana y la libertad como núcleos
de la experiencia ética encuentras en la película?
Analizando el tema
- Qué decisiones éticas o contrarias a la ética toma María. ¿en qué decisiones
es evidente que ella actúa como una persona que defiende su dignidad
humana y libertad? ¿Qué criterios éticos consideras que justifican sus
actuaciones?
- ¿Qué decisiones toma María que lesionan su propia dignidad humana? ¿Son
las presiones familiares, sociales, las circunstancias una justificación para
tomar la decisión de obtener dinero fácil?
175
-
¿Cuál es el mensaje de esta película? ¿Qué le dirías a María antes de su
decisión de transportar la droga?
Aplicándolo a la Vida
- ¿Qué aplicaciones concretas encuentras de esta película a la vida real
cotidiana?
- Identificas en algún aspecto situaciones semejantes o parecidas que pueden
¿vivir algunas jóvenes en Nicaragua?
Actividad No. 8: ¿Qué es para mí la felicidad?
Leo la historia a continuación y contesto las siguientes preguntas.
La historia de Andrés
Dicen que aquellos que nacen en luna llena, cuando en ningún lugar de la tierra sopla el
viento y los lobos no aúllan porque tienen laringitis, reciben el don inapreciable de tener
un hada madrina. Y que ésta le concede un deseo cada diez años.
Al cumplir diecisiete años, Andrés se internó por primera vez en el bosque al encuentro
de su hada madrina. La encontró bromeando con unas flores a las que cambiaba de
color en medio de sus risas y a pesar de sus protestas.
- Hola, Andrés, ¿cuál es tu deseo?
- Quiero ser un hombre.
- Ya lo eres.
- Quiero decir todo un hombre, un auténtico hombre.
- ¿Y eso en qué consiste, Andrés?
- Quiero ser un gran guerrero.
El hada madrina lo convirtió en un gran guerrero. Durante diez años, Andrés derrotó
ejércitos, rindió fortalezas inexpugnables, mató hombres de todos los colores y tamaños y
fue aclamado por miles de soldados como el más hábil y fuerte luchador. Pero cuando
volvió a encontrarse con el hada ésta lo halló triste.
- No estoy seguro de que eso sea ser un hombre, un auténtico hombre, madrina.
- ¿Cuál es entonces tu deseo?
- Quiero tener poder, quiero que todos me obedezcan.
El hada madrina lo convirtió en un hombre muy poderoso, dotándole de riqueza para
comprar y sobornar, de astucia para juntar y dividir y de la indiferencia suficiente para no
sentir escrúpulos. Diez años después acudió cabizbajo a la cita con su hada madrina.
- No estoy seguro de que el poder sea lo que distingue al hombre auténtico.
- ¿Cuál es, entonces, tu deseo?
- Quiero ser un sabio prestigioso.
Lo fue. Nadie gozó de tanto reconocimiento por su ciencia y buen criterio. Las
universidades se disputaban entre sí nombrarlo doctor honoris causa, los científicos le
escuchaban con el silencio más respetuoso y no sólo le pedían consejo los reyes, sino
también los jóvenes amantes, que es mucho más difícil.
Diez años después, el hada madrina lo encontró en el bosque con barba de tres días.
176
-
Te has adelantado a la cita.
Estaba inquieto. No estoy seguro de que ser sabio sea lo que distingue al
verdadero hombre.
¿Qué quieres que te conceda?
Quiero cuidar y proteger a una mujer y a una descendencia numerosa.
Necesitarás más de diez años. Bueno, veré lo que puedo hacer.
A la mañana siguiente, Andrés se encontró casado con una dulce mujer y reproducido
con asombrosa fidelidad por diez niños de edad escalonada de año en año a partir de los
dos meses. Durante diez años continuó teniendo niños. Y a todos mantenía con su
trabajo y protegía con su fuerza e inteligencia.
La nueva cita convocó a la madrina con un Andrés muy abatido.
- ¿Tampoco era eso lo que querías?
- Se dejan cuidar y proteger muy poco. Conforme se hacen mayores parecen no
necesitar mis consejos, y ella es fuerte, y ¡vaya si lo es!
- ¿Qué te concedo ahora?
Quiero ser todo un hombre. Quiero conquistar muchas mujeres.
El hada madrina suspiró.
- Podrías haber pensado eso hace veinte años. Me hubiera resultado más fácil que
ahora.
Cuando se alejaba, Andrés oyó que le llamaba el hada y se volvió.
- Ah, Andrés. Supongo que también querrás ser muy fogoso sexualmente y todo
eso. Antes de que me lo tengas que pedir dentro de diez años, te lo concedo ahora.
Marchó Andrés agradecido y antes de salir del bosque encontró a una bella campesina
que al verle suspiró y dejó caer el cántaro de leche que portaba; temblaron los robles con
el estrépito de sus efusiones. Y se iniciaron así diez años en los que Andrés gozó de los
favores de más campesinas y de princesas, de matronas y curanderas -que eran los
oficios que en aquella época dejaban ejercer a las mujeres-, y de sencillas amas de casa,
así como de complejas doncellas.
- Esperaba verte contento esta vez –le dijo el hada al encontrarle de nuevo.
- Eso no es ser un verdadero hombre.
- ¿Qué quieres, pues, ahora?
- Eso, ser un verdadero hombre.
- Ya te dije hace cuarenta años que eras un hombre.
- Pero yo quiero ser todo un hombre, un hombre auténtico.
- Mira, ¿por qué no te olvidas de eso? Has matado, has oprimido, has abandonado,
has causado dolor y has dado la lata buscando ser un verdadero hombre. Y no
has sido feliz. Puedo concederte que seas feliz.
- No quiero ser feliz. Lo que quiero ser es un verdadero hombre.
- Pues, mira hijo –contestó el hada madrina-, vete al diablo.
Joseph Vincent Marqués
1. ¿Qué sentí al leer el cuento titulado “La historia de Andrés”? ¿Qué fue lo que más
me llamó la atención?
2. ¿Cuál es el valor o fin supremo o último que orienta la vida de Andrés y cuáles los
medios que considera adecuados para lograrlo?
177
3. ¿Qué mensaje le deja esta historia, en relación al tema de la felicidad?
Actividad No. 9: Aristóteles
Ideas previas: ¿qué es para nosotros la felicidad? ¿cómo lograr la felicidad?
Leemos el texto sobre Aristóteles con la finalidad de comprender el paradigma
y para preparar la exposición. Tener en cuenta las siguientes cuestiones:
1. Investigar la biografía de Aristóteles, sus principales obras e influencia de su
pensamiento en el desarrollo de la ética occidental.
2. Recuerdo que el objeto de estudio de la ética es la respuesta a este tipo de
preguntas ¿cuáles son los fines o bienes supremos? ¿por que razones han de
ser esos bienes y no otros?
a. ¿Cuál es a juicio de Aristóteles el fin o bien supremo del ser humano?
b. Expongo al menos dos razones aristotélicas que justifiquen que este es el
bien supremo y no otro.
3. ¿Qué son las virtudes para Aristóteles? ¿Cuál es la importancia de las
virtudes en la conducta humana? ¿Qué relación establece entre virtudes y
hábitos?
4. ¿Por qué la prudencia es la virtud por excelencia para Aristóteles? ¿Qué
significa la búsqueda prudente de la felicidad?
5. ¿Cómo formularían el criterio ético aristotélico que debe ser atendido antes de
tomar una decisión?
6. Recuerden la Historia de Andrés. La conducta del ser humano virtuoso/feliz,
según Aristóteles coincide con alguno de los hombres que quiere ser Andrés
¿en qué nos basamos para responder?
7. ¿Qué les llama la atención en relación al fin que orienta la vida de Andrés y
los medios que utiliza para llegar a ese fin?. ¿Coinciden con la propuesta
aristotélica?
8. ¿En qué se parecen los contenidos de la Historia de Andrés a las formas en
que buscan la felicidad los hombres en la sociedad actual?
9. ¿Qué destacarían como lo más aceptable y lo menos aceptable de los
planteamientos de la filosofía moral de Aristóteles? Damos razones de
nuestras respuestas.
-
Actividad No. 10: Epicuro
-
Leer el texto referido al paradigma ético propuesto por Epicuro y preparar la
exposición, teniendo en cuenta las siguientes cuestiones:
1. Investigar la biografía de Epicuro.
2. Qué es el bien /la felicidad para Epicuro, cuál es el horizonte moral que
propone Epicuro.
3. Qué es el placer para Epicuro, cómo alcanzar el máximo placer, evitando las
grandes fuentes de temor. Resuman con palabras del grupo las razones que
nos ofrece este filósofo para convencernos de que no debemos temer a) a los
dioses b) a la muerte.
178
4. Expliquen el Cálculo Inteligente del Placer que propone Epicuro. Utilicen
ejemplos que permitan comprender mejor las ideas epicúreas.
- Distintos tipos de placeres
- Criterios para el cálculo del placer
- Regla del cálculo
- Invitación a gozar del presente: templanza
5. Epicuro propone un cálculo del placer para evitar el dolor. Elaboren un cuadro
sinóptico, esquema, mapa conceptual que exprese esta propuesta.
6. Relación individuo sociedad desde la perspectiva de Epicuro
7. ¿Creen que en la actualidad hay gente que orienta su comportamiento a partir
de algunas de las propuestas éticas de Epicuro? Argumenten su respuesta y
busquen ejemplos para ilustrarla.
8. ¿Qué les parece a ustedes lo más y lo menos aceptable de la propuesta ética
de este filósofo? Den razones de su respuesta.
Actividad No. 11: Utilitarismo
- Ideas Previas A la hora de tomar una decisión ¿Qué significaría para ustedes
buscar la felicidad para el mayor número de personas? Anotamos nuestra respuesta
a esta pregunta.
- Investiguen las biografías de John Stuart Mill y Jeremy Benthan, elaboren una
breve reseña de las mismas.
Leer el texto referido a este paradigma a fin de preparar la exposición
teniendo en cuenta las siguientes cuestiones:
1. Investigar la biografía de John Stuart Mill y Jeremy Benthan.
-
2. Porqué el utilitarismo es considerado un hedonismo ético social. Cómo justifica
el placer-bienestar como el fin o bien último. Expliquen cómo se hace el cálculo
hedonista. Utilicen ejemplos de la vida cotidiana para explicar este punto.
3. Anoten la formulación del principio de utilidad formulado por J. Benthan,
expliquen cuál es el razonamiento que hace de este principio.
4. Anoten y expliquen el criterio ético fundamental del utilitarismo, cuál es el
mayor atractivo de este criterio ético. Utilicen ejemplos de la vida cotidiana
para explicar el punto.
5. Establecer las diferencias entre el hedonismo cuantitativo de Benthan y el
hedonismo cualitativo de Mill. Utilicen ejemplos cotidianos para explicar el
punto
179
6. Explique el criterio ético utilitarista y la relación que establece con las
preferencias de la gente (enfoque sobre la felicidad, objeciones, cómo tratan
de superar objeciones) Utilice ejemplos cotidianos.
7. Expliquen la dimensión consecuencialista del utilitarismo. Utilicen ejemplos
concretos de la vida cotidiana.
8. Con ejemplos de la vida cotidiana expliquen cuales son las grandes
cuestionamientos que enfrenta el utilitarismo, así como aspectos relevantes de
este paradigma ético.
9. Piensen en dos casos concretos.
a. Uno, en el que los planteamientos utilitaristas fuesen aceptables
éticamente. Justifiquen su posición.
b. Otro, en el que los planteamientos utilitaristas no fuesen aceptables
éticamente, igualmente. Razonar posición
Actividad No. 12: Ética deontológica: Inmauel kant
-
Ideas Previas: ¿Qué entiendes por buena voluntad? ¿y por buena intención?
¿Qué significa actuar por deber?
Leemos los datos biográficos que aparecen en el texto.
Analizar el texto referidos a la Ética del Deber: I. Kant con el objetivo de
preparar nuestra exposición teniendo en cuenta las siguientes cuestiones.
1. ¿Qué es para Kant lo único que puede ser absolutamente bueno? ¿Qué
debe tenerse en cuenta al juzgar los actos morales? ¿qué importancia
tienen los resultados de la acción?
2. Distingan entre intención actuante y deseo de hacer algo. Utilice ejemplos
para establecer esta distinción.
3. ¿Cuál es la clasificación de los actos que propone Kant para explicar
cuándo la persona actúa por deber? ¿cómo probar que una máxima puede
universalizarse?
4. Expliquen ¿por qué el deber es racional y qué significa obedecer a la ley
moral? ¿qué es la ley moral? ¿qué significa imperativo categórico?
5. Anota las dos formulación del imperativo categórico de Kant
-Expliquen esta formulación utilizando dos ejemplos
7. Desde esta perspectiva kantiana expliquen el tema de la libertad, voluntad
autónoma y dignidad humana.
8. Traten de aplicar los criterios éticos de Kant a los siguientes ejemplos:
Ejemplo 1. El Bombero.
180
a. Supongamos que un bombero voluntario entre a un edificio en llamas.
Sabe que es peligroso y que puede perder su vida, sin embargo, se propone
salvar las vidas de cinco personas (desconocidas para él) atrapadas en una
habitación del tercer piso, ¿como evaluaría su acción desde el punto de vista
kantiano (moralmente buena, moralmente mala, moralmente neutra? ¿Qué
principio o máxima objetiva justifica esa evaluación? ¿Tiene algo que ver con el
imperativo categórico?
b. Supongamos que las personas atrapadas no son desconocidas, sino
que se trata de la familia del bombero ¿cómo se evaluaría su acción desde el
punto de vista kantiano (moralmente buena, moralmente mal, moralmente neutra)
¿En qué me baso para contestar?
c. Supongamos que el bombero no es un voluntario, sino que recibe un
premio económico por cada persona que logra salvar ¿cómo se evaluaría su
acción desde el punto de vista kantiano? Argumento mi respuesta.
d. Distingo a partir del ejemplo del bombero la intención de un acto
entendida como mero deseo y la intención actuante como la propone Kant.
Ejemplo 2. El bodeguero
(A) Un bodeguero tiene la intención de introducir un producto en el vino
que lo rebaje, pero sin hacerle perder su sabor original, sabiendo que
ese producto puede ser peligroso para la salud (B) Pero decide no
hacerlo porque teme ir preso si algún consumidor se enferma
gravemente.
a. Enuncien la máxima o principio subjetivo que el bodeguero debió
pensar (implícitamente) en el caso (A) tomo como referencia el
ejemplo de la mentira.
b. ¿Qué valor moral tiene esa máxima o principio que el bodeguero
pensó? Justifiquen su respuesta tomando en consideración la
primera formulación del imperativo categórico y refiriéndolo al
ejemplo concreto del bodeguero.
c. Diga en (B) a qué tipo de actos en relación con el deber
corresponde la conducta que finalmente adoptó el bodeguero.
Justifiquen su respuesta.
d. En nuestra vida cotidiana ¿realizamos acciones siguiendo
planteamientos éticos de tipo kantiano? Utilicen un ejemplo
cotidiano para ilustrar la explicación.
9. ¿Qué nos parece aceptable del planteamiento filosófico de Kant? ¿Qué nos
parece menos aceptable?
Actividad No. 13: Ética de la responsabilidad. Hans Jonas
-
Ideas previas ¿qué significa ser responsables? ¿por qué somos
responsables?
Leemos los datos biográficos de Hans Jonas que aparecen en el texto.
Leemos y analizamos el texto sobre la ética de la responsabilidad que
aparecer en el dossier y los textos complementarios indicados por el/la
profesor (a) con el objetivo de comprender el paradigma ético propuesto por
H. Jonas y de preparar la exposición.
181
-
Para la exposición tenemos en cuenta las siguientes cuestiones:
1. ¿Cuál es el hecho que Jonas utiliza como punto de partida para
elaborar su propuesta ética?
2. Expliquen detenidamente la idea fundamental que sustenta la ética
jonasiana.
3. ¿Cuál es el principio ético de actuación que propone H. Jonas?
4. ¿Qué busca este principio? ¿a quien va dirigido el imperativo
categórico de la responsabilidad? Expliquen el deber o axioma básico
(en sus tres aspectos) que sustenta este principio (imperativo) en su
expresión positiva y en su expresión negativa.
5. Explique en que consiste la “heurística del temor y porqué Jonas parte
de ella para formular el imperativo ético.
6. Para Hans ¿qué significa hacer el bien en las condiciones de la
tecnología?
7. Expliquen porque Hans era enemigo radical de las utopías expliquen en
qué consiste el cálculo de riesgos.
8. Expliquen los dos caminos en que se ubica la ética de Jonas
9. Para finalizar presenten esquemáticamente los tres puntos centrales
del imperativo de la ética jonasiana.
10. ¿Qué les parece lo más aceptable y los menos aceptable de esta
propuesta ética?
Actividad No. 14: Teoría de la justicia: John Rawls
- Traten de compartir sus Ideas Previas sobre la justicia ¿para ustedes en qué
consiste la justicia?
- Investiguen la biografía de John Rawls, elaboren una breve reseña de la misma.
-Lean detenidamente los textos referidos a la Teoría de la Justicia de Rawls, tengan
también en cuenta los principios éticos de Kant para preparar la exposición.
Traten de comprender, explicar, y utilizar ejemplos para la exposición de esta teoría:
1 Tarea que se plantea Rawls al desarrollar su teoría de la justicia ¿a qué va dirigida,
qué quiere ofrecer, con que objetivo, cómo funcionaría, qué quiere regular y
posibilitar?
2. Cuáles son los Bienes primarios que necesitamos, según el autor, para
realizarnos como personas. Cómo deben ser distribuidos por el Estado. Bajo qué
virtudes y criterios innegociables deben legitimarse las instituciones del Estado.
3. Anoten la formulación de los principios de justicia que Rawls propone para la
distribución justa de estos bienes.
4. Expliquen el principio de libertad:
-Libertad básica
- Compatibilidad con la libertad similar de los demás
182
-No escoger objetivos que transgredan la libertad de los demás
- Objetivo de este principio
-Libertades ciudadanas que garantiza este principio
5. Explique el principio de diferencia:
- En qué consiste este principio
- Cuál es el análisis que hace Rawls en relación a las diferentes expectativas de
los más aventajados y las expectativas de los menos aventajados.
- Cuando este esquema se vuelve injusto ¿qué expectativas deben ser
maximizadas?
- En qué consiste el principio de maximización y la conexión en cadena cuando se
enfrenta un problema.
6.
Conclusiones: ¿tiene algún parecido la teoría de la justicia de Rawls con
nuestras ideas previas sobre la justicia? Razonamos nuestra respuesta y
elaboramos nuestras conclusiones sobre esta teoría de la justicia
7.
¿Qué nos parece lo más aceptable y lo menos aceptable de esta teoría?
Damos razón de las respuestas.
Actividad No. 15: Ética del diálogo/discurso.
- Ideas previas: ¿Qué es el diálogo? ¿Por qué es importante el diálogo para
encontrar la solución correcta a los problemas? ¿Qué cuestiones se deben tener en
cuenta para llegar a acuerdos a través del diálogo?
- Leer detenidamente el texto referido a la Ética del Discurso/diálogo propuesta por J.
Habermas y K. Appel, tengan también en cuenta los principios éticos de Kant para
preparar la exposición.
1. Objetivo de un diálogo.
2. Punto de partida de la Ética del discurso/diálogo
3. Bases y aspiraciones de toda comunicación
4. Situación ideal del habla en la que debe darse el discurso/diálogo, para que el
acuerdo sea válido. Quiénes son los participantes. Reglas del discurso/
diálogo.
5. Cuáles son los principios que comprueban la validez de una norma.
6. Aspectos en que esta norma sería similar al imperativo categórico de Kant,
anota la reformulación dialógica del imperativo categórico kantiano.
7. Explicar la afirmación de V. Camps “la ética es comunicación, diálogo”
8. Argumenten sobre la importancia del ethos dialógico de la Ética Discursiva
para la formación del sujeto moral.
183
9. De forma gráfica exprese los aspectos fundamentales de la Ética del
Discurso(mapa conceptual, cuadro sinóptico u otros)
10. ¿Qué les parece lo más aceptable y menos aceptable de esta propuesta
ética?
Actividad No. 16: El dilema de Alfonso
1. Lectura del caso
El padre de Alfonso ha sufrido la amputación de sus piernas, con mucha voluntad ha
aprendido a caminar con prótesis, en una casa de salud. Puede movilizarse cortas
distancias, pero debe recibir atención y cuidados. El señor quiere volver a su casa,
pero al enfermar y fallecer su esposa, eso ya no es posible.
Luego de vivir un tiempo en la casa de salud, saliendo tres días a la semana a casa
de sus hijos, el padre le plantea a Alfonso que está angustiado y que quiere ir a vivir
con él. La hermana de Alfonso no está de acuerdo y no cree que sea una buena
opción. Alfonso está casado y tiene dos hijos de 6 y 3 años de edad. En la casa hay
un lugar adecuado para que esté su padre, la esposa de Alfonso intuye que no es
conveniente que venga a vivir allí. Pero accede a que su suegro vaya a pasar una
temporada.
Después de dos meses de estadía en una convivencia muy difícil, llega el verano y
Alfonso le plantea a su padre que volverá a la casa de salud, para que su familia
pueda salir de vacaciones.
Al final del mes de licencia, el padre insiste en volver a la casa de Alfonso y la
esposa se niega ya que sostiene que no le hará bien a los niños convivir con el
abuelo porque es egoísta, hace diferencias entre los nietos y manipula a su hijo,
debido a su enfermedad.
2. Análisis del caso ¿Qué debe hacer Alfonso? ¿Por qué? ¿En qué criterios éticos
me baso para justificar mi respuesta?
Actividad No. 17: La guerra de los juguetes
1. Leo el caso “La guerra de los juguetes”.
2. Relleno el cuadro que está al final de la lectura.
3. En caso de estar en la situación de Tom Daner, ¿Cuál será la decisión correcta?
Seleccione una de las metodologías para solucionar este caso. Justificar su decisión
usando los criterios éticos estudiados.
El caso “La guerra de los juguetes”.
A principios de 1986. Mike Teal, director de ventas de Crako Industries, se puso en
contacto con Tom Daner, presidente de la agencia de publicidad Daner Associates.
Crako Industries, una empresa familiar fabricante de juguetes, ha sido durante
184
mucho tiempo uno de los clientes importantes y predilectos de Daner Associates. El
director de ventas de Crako Industries explicó que la compañía acababa de
desarrollar un nuevo helicóptero de juguete.
Para el juguete habían tomado como modelo los helicópteros militares utilizados en
Vietnam y que habían aparecido en las películas de Rambo. Mike Teal explicó que
habían desarrollado el juguete en respuesta a la moda de los juguetes bélicos que
barría el país tras el éxito de las películas de Rambo. Inicialmente, Crako Industries
se había resistido a entrar en los juguetes bélicos, ya que algunos de sus miembros
eran contrarios a la violencia asociada a este tipo de juguetes. Pero, dado que los
segmentos del mercado de juguetes estaban cada vez más dominados por los
juguetes bélicos, ahora la familia pensaba que la entrada en ese mercado era crucial
para su negocio. En consecuencia, aprobaron el desarrollo de una línea de juguetes
bélicos con la esperanza de no entrar demasiado tarde en ese mercado. Ahora Mike
Teal quería que Daner Associates preparase una campaña de publicidad en
televisión para el juguete.
El helicóptero de juguete desarrollado por los diseñadores de Crako tenía una
longitud de unos 45 c., funcionaba con pilas y era de plástico y acero. A ambos lados
se habían montado réplicas desmontables de ametralladoras y una camilla también
desmontable basada en las camillas utilizadas para rescatar a los soldados heridos
del campo de batalla. Mike Teal, de Crako, explicaba que intentaban desarrollar un
juguete que debía percibirse como más machista que la línea de juguetes GI Joe,
líder en ventas. Según el director de ventas, para competir con éxito en el mercado
actual de juguetes la compañía tendría que adoptar un enfoque de publicidad que
fuera incluso más agresivo y duro que el de otras empresas. En consecuencia,
continuaba, los anuncios desarrollados por Daner Associates tendrán que ser
agresivos y machista. Sugirió que los anuncios del juguete en televisión podían
mostrar al helicóptero entrando en picado y disparando sobre edificios. Mejor cuanta
más violencia y caos total mostrasen los anuncios. Crako Industries confiaba en gran
medida en las ventas del nuevo juguete y algunos de los directivos de la empresa
creían que el futuro de la misma podía depender del éxito de este juguete.
Tom Daner no estaba dispuesto a que su agencia desarrollase anuncios en televisión
que aumentasen la que él ya consideraba una excesiva violencia dirigida a los niños.
Concretamente recordaba el anuncio de un triciclo con una replica de ametralladora
montada en el manillar. El anuncio mostraba el triciclo a través de los bosques
conducido por un niño pequeño que perseguía a otros niños que huían por un
camino polvoriento. En un momento dado, la cámara se acercaba por encima del
hombro del niño, enfocaba a través del punto de mira del arma y mostraba como
apuntaba a la espalda de los niños que huían de la ametralladora del triciclo.
Anuncios como este perturbaba a Tom Daner y le habían llevado a pensar que las
agencias de publicidad debían encontrar otras maneras de promocionar esos
juguetes. Sugirió, por tanto, que en lugar de promocionar el helicóptero de Crako
mediante la violencia, debería presentarse de alguna otra manera. Cuando Teal le
preguntó qué tenía en mente, Tom se vio obligado a admitir que no lo sabía. Pero, de
todas formas, señaló Tom, ninguna de las tres grandes cadenas de televisión
aceptaría un anuncio violento dirigido a niños. Las tres cadenas observaban un
185
código de publicidad que prohibía anuncios violentos, intensos o no realistas dirigidos
a niños.
Sin embargo, esto no parecía suponer un verdadero obstáculo para Teal. Aunque las
cadenas nacionales podían rechazar anuncios demasiado violentos para niños, los
canales locales de televisión no eran tan remilgados. Estos últimos solían aceptar
anuncios dirigidos a niños que las grandes cadenas habían rechazado por
demasiado violentos. Los canales locales insertaban los anuncios en su
programación local y por tanto eludían los códigos de publicidad de las tres cadenas
nacionales. Daner Associates simplemente tendría que insertar los anuncios
desarrollados para el helicóptero de Crako a través de canales locales de televisión
en todo el país. Mike teal estaba decidido, si Daner Associates no desarrollaba una
campaña de publicidad agresiva y dura, la compañía de juguetes trasladaría su
cuenta a una agencia que lo hiciese. De mala gana, Tom Daner aceptó desarrollar la
campaña publicitaria. Crako Industries representaba un millón de dólares del total de
ingresos de Daner.
Al igual que Crako Industries, Daner Associates era también una empresa familiar.
Fundada por su padre hacía casi 50 años, la agencia de publicidad que ahora dirigía
Tom Daner había crecido de manera espectacular bajo su liderazgo. En 1975 la
empresa recaudó 3 millones de dólares en bruto; diez años después, tenía unos
ingresos de 25 millones de dólares y ofrecía una línea completa de servicios de
publicidad. La compañía estaba dividida en tres departamentos (creativo, medios y
ejecutivos de cuentas) cada uno de los cuales tenían unos doce empleados. Tom
Daner atribuía gran parte del éxito de la compañía a muchas de las personas que
había contratado recientemente, especialmente un grupo de titulados en MBA que
había desarrollado nuevas estrategias de marketing basadas en investigaciones de
mercado mas completas. Sin embargo, la mayoría de decisiones se tomaban en un
comité ejecutivo formado por cinco personas: Tom Daner, el director contable y los
tres jefes de departamento. Como propietario presidente, las opiniones de Tom
tendían a influir en la mayoría de las decisiones, lo que daba lugar a lo que uno de
los miembros del comité denominaba una dictadura benevolente. Tom era una
persona entusiasta, agradable, inteligente y culta. Antes de terminar los estudios
había pensado convertirse en misionero pero cambió de idea y ahora estaba casado
y era padre de tres hijas. Entre sus héroes personales estaban Thomas Merton,
Albert Schweitzer y Tom Doley.
Cuando Tom Daner presentó el acuerdo con Crako al comité ejecutivo descubrió que
sus miembros no compartían sus recelos. Los demás miembros del comité pensaban
que Daner Associates iba a darle a Crako exactamente el tipo de anuncio que quería
con una gran carga de violencia. Además, los redactores y artistas del departamento
creativo estaban entusiasmados con la posibilidad de dejar volar su imaginación en
el proyecto, muchos de ellos convencidos de que podrían producir fácilmente un
anuncio que acaparase la atención con una sobrecarga violenta en la programación
televisiva. El departamento creativo, de hecho, produjo rápidamente un guión de
video mostrando el helicóptero abalanzándose desde el cielo con sus ametralladoras
disparando sobre un poblado de la selva. Pensaban que este tipo de anuncio era
exactamente lo que les estaba pidiendo el cliente.
186
Pero después de haber visto la copia, Tom Daner se negó a utilizarlo. Insistió en que
debían producir un anuncio que cumpliese las necesidades del cliente, pero que
también siguiese las directivas de las cadenas nacionales. El anuncio no debía
glorificar la violencia y la guerra, sino que de alguna manera debería apoyar los
valores de la familia y la cooperación. Decepcionados y algo frustrados, en el
departamento creativo volvieron al trabajo. Unos días después, presentaron una
segunda propuesta: un anuncio que mostraría al helicóptero de juguete volando en la
sala de estar de una casa donde un niño está jugando, luego la escena cambia para
mostrar al niño sobre una roca que surge del suelo de la sala de estar; el helicóptero
baja en picado y recoge al niño como si lo rescatase de la roca en la que se ha
quedado aislado. Aunque en el departamento creativo estaban ligeramente
satisfechos con su intento, creían que era demasiado soso. Sin embargo a Tom le
gustó y se filmó una versión del anuncio.
Unas semanas más tarde, Tom Daner se reunió con Mike Teal y su equipo y les
presentó el film. La sesión no fue un éxito. Teal rechazó el anuncio. Refiriéndose a
las regulaciones de las cadenas que otros anuncios de juguetes estaban rompiendo
con la misma frecuencia que los motoristas rompían el límite de velocidad de 90 km
por hora, dijo “este anuncio va sólo a 50 Km., por hora, y yo quiero uno que vaya a
120 Km., por hora”. Si la próxima versión no era más dura y agresiva, Crako
Industries se vería obligada a cambiar de agencia.
Decepcionado, Tom Daner volvió al departamento creativo y les dijo que siguieran
adelante y diseñasen el tipo de anuncio que había planteado en un principio “No sé
qué más hacer”. En poco tiempo el departamento creativo le presentó una propuesta
de anuncio en el que había escenas en que el helicóptero bombardeaba un poblado.
Poco después se construyó un pequeño plato que presentaba un poblado de la selva
junto a un puente que cruzaba un río. El anuncio se filmó utilizando el decorado de la
selva como fondo.
Cuando Tom vio el resultado no le gusto. Decidió reunirse con su departamento
creativo y expresar sus opiniones. “La cuestión es”, dijo: “básicamente la cuestión de
la violencia ¿Realmente queremos presentar juguetes como instrumentos para
destruir personas? Este anuncio va a fomentar la agresividad y la violencia.
Glorificará la dominación y lo hará con niños que son extremadamente
impresionables. ¿Queremos realmente hacer esto?” No obstante, los miembros del
departamento creativo respondieron que simplemente le estaban dando a su cliente
lo que había pedido. Este cliente, además, era una cuenta importante. El cliente
quería un anuncio agresivo y machista y eso era lo que le estaban dando. El anuncio
podía violar las normas de las grandes cadenas de televisión, pero había maneras de
eludir las cadenas. Además, dijeron, todas las demás agencias de publicidad en el
sector estaban transgrediendo los límites contra la violencia establecidos por las
cadenas. Tom hizo un último intento ¿por qué no vender el juguete como un juego de
aventura y fantasía? Sugirió filmar de nuevo el anuncio utilizando el mismo decorado
de jungla. Pero en lugar de presentar al helicóptero disparando contra un poblado en
llamas, mostrar que volaba al rescate de las personas que había en el poblado en
llamas. Crear un anuncio que tenga emoción, aventura y fantasía, pero sin
187
agresividad. “Intentaba”, dijo más tarde, “llegar a una nueva manera de enfocar este
tipo de publicidad. Debemos seguir el mercado o podemos encontrarnos sin negocio
al intentar moralizar el mercado. Pero, ¿por qué no intentar un nuevo enfoque? ¿Por
qué no promocionar juguetes como instrumentos que expanden la imaginación de los
niños de una manera positiva y que fomentan los valores de la cooperación en lugar
de la violencia y la agresividad?”.
Se filmó una nueva versión del anuncio que ahora mostraba al helicóptero volando
sobre el decorado de la selva. Planos rápidos y un fondo musical fuerte daban la
sensación de emoción y peligro. El helicóptero vuela dramáticamente a través de la
selva y sobre el río y el puente para rescatar a un muchacho de un poblado en
llamas. Cuando irrumpen en la escena destellos de luces y disparos fortuitos, el
helicóptero se eleva y huye hacia el cielo. El anuncio definitivo era claramente
emocionante e intenso, y promocionaba el salvamento de una vida en lugar de la
violencia contra la vida.
Sin embargo, cuando se filmó la versión definitiva quedó claro que no superaría la
censura de las cadenas. Las directivas de las cadenas de televisión requerían que
los escenarios de los anuncios para niños representasen cosas al alcance de la
mayoría de niños para no crearles falsas expectativas. Evidentemente, el elaborado
decorado de la jungla (cuya construcción costó 25.000 dólares) no estaba al alcance
de la mayoría de niños y, por tanto, la mayoría de niños no podrían recrear la escena
del anuncio al comprar el juguete. Además, las normas de las cadenas estipulaban
que en los anuncios para niños las escenas debían estar filmadas con iluminación
normal que no crease intensidades indebidas. De nuevo era evidente que el anuncio
del helicóptero, que creaba emoción al utilizar cambios rápidos de luz y de planos, no
obedecía estas normas.
Después de revisar el filme, Tom Daner reflexionó sobre las instrucciones de última
hora que le había dado el director de ventas de Crako, después de haber visto la
primer versión del anuncio el anuncio en televisión debería mostrar cosas estallando
bajo el fuego de las armas del pequeño helicóptero y quizá incluso un poco de
sangre en el fuselaje; el anuncio debía ser violento. Ahora Tom debía tomar una
decisión. ¿Arriesgaba la cuenta mostrando sólo el anuncio con la misión de rescate?
¿O debía dejar que Teal viese también el anuncio que mostraba al helicóptero
disparando al poblado, consciente de que, si la veía, probablemente prefería esta
versión? ¿Y la misión de rescate era verdaderamente tan diferente del anuncio que
mostraba los disparos sobre el poblado? ¿Importaba que el anuncio con la misión de
rescate seguía violando algunas de las normas de las grandes cadenas? ¿Y si sólo
ofrecía a Teal la misión de rescate y este aceptaba el enfoque rescate pero exigía
más violencia, debería claudicar? ¿Debía Tom arriesgarse con el lanzamiento de una
campaña de publicidad que se basaba en este enfoque no probado? ¿Qué ocurriría
si no se vendía el juguete de Crako? ¿Era correcto experimentar con el producto de
un cliente, especialmente un producto que era tan importante para el futuro del
negocio del cliente? Tom no estaba seguro sobre qué debía hacer. Quería mostrar a
Teal sólo el anuncio de la misión de rescate, pero pensó que primero debía
responderse a sí mismo todas estas preguntas.
188
Razones, motivos, qué valoran
Mike Teal
Tom Daner
Diseñador Craso
3 grandes
cadenas TV
Cadenas TV
locales
Resto comité
directivo Daner
Departamento
creativo Daner
Actividad No. 18: Los Mapuches
Los mapuches persisten en “guerra” contra Endesa y a favor de su cultura39.
Un caballo con montura mexicana. Éste fue el precio que pagó la filiar chilena de
Endesa, Enersis, por una porción de tierra. Al menos eso relató ayer Antonlín
Curriao, el representante de la comunidad mapuche afectada por la construcción de
una presa en su territorio, Alto Biobío (600 kilómetros al sur de Santiago). La justicia
chilena ha paralizado las obras, pero Endesa niega hacer violado las leyes, asegura
haber pagado un precio justo por las tierras y anuncia que proseguirá con las obras.
39
Diario el País Internacional, S.A, 1999.
189
La decisión de Endesa no depende de sí misma, sino del resultado de la apelación
que ha presentado. Los jueces paralizaron cautelarmente la construcción de la
central hidroeléctrica de Ralco porque “el daño ambiental sería irreversible y sería el
antecedente de innumerables perjuicios a quienes han hecho de la zona su hábitat”.
Y ése es el nudo gordiano para los manapuches: el hábitat. “No queremos que se
construya la presa, no queremos que el agua cubra el cementerio en el que yacen
nuestros antepasados”, se lamentaba pausadamente Curriao. La presa, con una
inversión de 78,500 millones de pesetas, inundaría 3,467 hectáreas.
Endesa manejo otro argumento: 83 de las 91 familias accedieron a canjear sus
tierras, es decir, a venderlas, para que la presa pueda construirse. Fuentes de
Enersis, en Santiago, aseguran que se ha pagado un “buen precio a gente que es de
lo más pobre del país”, y que “están contentos” con la operación.
Curriao y los abogados, profesores de la universidad y el diputado socialista que le
acompañaba en su visita a Madrid discrepan. El longo, como le llaman sus
compañeros a Curriao, sostiene que Enseda violó la ley: “Nos decían que tenían el
permiso del Gobierno cuando no lo tenían, nos hacían ofertas sin que estuviera
presente nadie del Gobierno, lo que va contra la ley, igual que construir sin tener el
permiso de toda la comunidad, que es lo que han hecho”. Según explicó el diputado
del partido socialista chileno Alejandro Navarro, la ley sobre asuntos indígenas exige
la presencia de autoridades gubernativas para que “informe al indígena y de fe de
que la operaciones realiza en condiciones de igualdad”. ¿Y qué conseguían a
cambio? “Un arado, dos bueyes, tierras nevadas… y poco dinero”.
Las fuentes consultadas en Enersis desmienten la mayor: “No tengo constancia de
que haya habido engaño, y los que vivían entre hectáreas ahora viven en 15. Se trata
de un plan de 20 millones de dólares (3,200 millones de pesetas)”. Pero el longo
cuenta otra verdad: “A los blancos que vivían en la zona les pagaron diez veces más
que a nosotros”.
Los mapuches, después de conseguir la paralización de las obras, apuntan al
mismísimo despacho del presidente de Endesa, Rodolfo Martín Villa: estudian una
demanda por genocidio contra los administradores de la empresa. Enrique de
Santiago, el abogado español al que le han encargado el caso, reconoce que es
difícil que prospere, si bien le otorga cierto fundamento: “Había informes oficiales del
Gobierno chileno que desaconsejaban la obra porque aseguraban que la presa
llevaría consigo la destrucción de dos comunidades indígenas. Y no se han tenido en
cuenta”. Así, Endesa habría cometido genocidio “por emprender la obra”. Para
Enersis, esto no son más que “cuentos de ambientalistas radicales”.
Si es probable que Endesa se faje de las acusaciones de genocidio, si finalmente
llegan a formularse ante un tribunal, más complicado le será lidiar con las accione
que emprenderán los mapuches como accionistas de la empresa. “Esto será lo
primero”, anuncia De Santiago. “Endesa cotiza en la Bolsa de Nueva York,
responsabilidades a los administradores”.
190
Endesa fuma la pipa de la paz
La eléctrica acuerda con los pehuenches dar luz verde a la central Ralco 40
Después de seis años de conflicto, Endesa Chile cerró esta semana un acuerdo
económico con las últimas cuatro familias pehuenches de la zona cordillerana del río
Biobío que se resistían a ser trasladadas desde sus tierras, ubicadas 500 kilómetros
al sur de Santiago, y permitir que sean tapadas por el lago artificial que se formará en
2004, cuando funcione la central hidroeléctrica Ralco.
La participación del Gobierno del socialista Ricardo Lagos fue determinante para
llegar a una solución que deja más satisfecha a la empresa, que finalizará un
proyecto de 570 millones de dólares, y al Gobierno, que apaga el choque entre los
derechos de los indígenas y las necesidad de abastecimiento eléctrico, que a los
pehuenches.
Según el memorando de entendimiento, que aún debe ser suscrito ante notario, las
cuatro familias que resistieron hasta el final a Endesa -del grupo Endesa Españarecibirán de la empresa el equivalente a 1.2 millones de dólares de compensación y
77 hectáreas de terreno en permuta por las tierras que entregan. La empresa deberá
entregar otros 460,000 dólares para una institución que generará proyectos de
desarrollo para hijos y descendientes de los afectados.
Además, el Gobierno se comprometió a entregarles 1,200 hectáreas de un terreno
cercano, asistencia técnica y otros beneficios al centenar de familiares pehuenches
que debieron trasladarse. A cambio, los afectados aceptaron permutar sus tierras y
deponen las acciones judiciales que habían emprendido, e informan a la comisión
interamericana de Derechos Humanos, que depende de la Organización de Estados
Americanos (OEA), donde demandaron al Estado, de esta solución.
Un ministro mapuche
El coste total del proceso de relocalización de las 98 familias pehuenches que desde
épocas ancestrales vivían en el alto Bionío fue entre 24 y 25 millones de dólares,
incluyendo las tierras de permuta y viviendas para los afectados. El monto estaba
dentro de lo que se podía prever, aunque el conflicto supuso atrasos, afirma el
gerente de Endesa, Héctor López “Con este entendimiento termina el conflicto. Ha
sido una experiencia nueva, en que por primera vez hubo que desplazar a personas
de un área de características indígenas… Todos hemos aprendido”, sostiene.
López desmiente que las últimas familias pehuenches hayan recibido una
compensación mayor y dice esperar que Ralco entre en producción en julio próximo.
Cuando esté en funcionamiento, esta hidroeléctrica tendrá una potencia de 570
megavatios, que representa el 8% del sistema interconectado central del país, donde
habita el 93% de los chilenos.
Con satisfacción, Lagos resaltó que se ha logrado un acuerdo en un tema
“tremendamente complejo”, demostrando que es posible, “respetando las
40
El País. NEGOCIOS -21-09-2003. Manuel Delano.
191
comunidades pehuenches, tener un desarrollo hidroeléctrico, fundamental para
Chile”. La mediación del Gobierno, hecha de forma reservada y encabezada por un
ministro democratacristiano, Francisco Huenchumilla, de ascendencia mapuche,
apuntó a conciliar dos derechos en pugna, el de los indígenas a vivir en sus tierras,
con la necesidad de asegurar el abastecimiento eléctrico, aunque la clave fue el
monto de las compensaciones.
Sin embargo, entre los pehuenches se advierte cierta amargura. Al término de la
reunión con Endesa y el Gobierno, una de las cuatro mujeres que suscribió el
memorando dijo: “No estamos para nada satisfechas con el acuerdo”. Uno de los
abogados de las familias indígenas, Roberto Zeledón, dijo que las últimas firmantes –
Berta Quintremán, Aurelia Marihuán, Mercedes Huenteao y Rosario Hueteao- “son
las grandes sacrificadas, porque están renunciando a lo mayor, que es el derecho a
permanecer en sus tierras.
Actividad No. 19: “Derechos y Deberes del profesional de la comunicación”
Guía para elaborar el informe:
Acerca de los valores éticos
1. Según Etxeberría en la actividad periodística entran en juego cuatro valores
éticos fundamentales. ¿Cuáles son estos valores? escribe tus reflexiones sobre
cada uno de estos valores teniendo en cuenta su importancia en la conducta del
profesional de la comunicación.
Misión del profesional de la comunicación
2. Personalmente como entiendes el binomio libertad-responsabilidad en el trabajo
del profesional de la comunicación.
Secreto profesional
3. Elabora un gráfico que exprese las distinciones existentes entre secreto natural,
secreto prometido y secreto confiado (los tres niveles de obligatoriedad en la
confidencialidad que pueden darse en el secreto confiado) y los límites al secreto
profesional.
4. Exprese con precisión qué es lo específico del secreto profesional en el caso del
periodista.
Cláusula de Conciencia
5. Explica con tus palabras en qué consiste la cláusula de conciencia, ten en cuenta
los supuestos que ampara la cláusula de conciencia.
Deberes del profesional de la Comunicación
6. Comenta tu opinión acerca de las reglas del juego BBC como instrumento útil
para el ejercicio de la ética profesional del comunicador social y de los medios de
comunicación.
En relación a los deberes del profesional de la comunicación
7. Selecciona dos deberes anteriores, dos coetáneos y dos posteriores que te
parezcan especialmente importantes y justifica tu selección.
Para profundizar en el sentido último de la profesión y exigencias de un buen
ejercicio profesional leer los tres documentos Anexos y luego:
8. Selecciona dos aspectos del Dodecálogo, dos del perfil y dos de las reglas del
Juego que quisieras destacar, escribe tus comentarios respecto a cada unos de
estos aspectos seleccionados.
192
Conclusiones personales
Aportes que te ofrece esta lectura para tu formación profesional
Carencias, debilidades que encuentras en este texto.
Actividad No. 20: Ética y Economía.
1. De acuerdo, a la lectura, haga una lista de valores éticos que están en relación
con la economía. ¿Por qué la economía está vinculada con la ética?
2. Desarrolle y explique cómo la economía a lo largo de su historia, está
íntimamente relacionada con la ética. ¿De qué manera? ¿Cómo? ¿Qué
desafíos tiene hoy?
3. ¿Cuáles han sido y son las principales desviaciones de la economía en
materia de responsabilidad social? ¿Cuáles son sus principales fortalezas?
Explique y comente.
4. ¿Qué papel tiene la economía en el desarrollo integral de la persona? ¿Cuáles
son sus principales amenazas?
Actividad No. 21: Principios y criterios éticos.
a. ¿Qué debe hacerse cuando se presupone que separar a siameses conllevará
“casi seguro” la muerte de uno y “casi seguro” la supervivencia del otro, a
sabiendas que sin separarlos ambos podrían vivir “muchos años” aunque en
condiciones inadecuadas?
b. Si se siguen las indicaciones de los cirujanos, ¿cómo procederían? Si el
siamés que se salvó, quedase con muchas deficiencias, haber inducido la
muerte del otro parecería incorrecto ya que las metas positivas no fueron
mayores que las negativas.
Actividad No. 22: Aborto.
1. ¿En qué consiste el aborto y cuáles son los tipos?
2. ¿Qué es el aborto terapéutico? ¿Cuál es la valoración ética? Explique.
3. Lee la siguiente historia de Vanesa:
“Vanesa, tiene 17 años y es una chica desenfadada, segura de sí misma, que dice
que "ya tiene edad para saber lo que quiere". Se sabe atractiva, y adopta un estilo
ligero en el modo de vestir y de comportarse, aunque de hecho mantiene las
distancias y juega un poco con varios chicos que la cortejan.
Roberto, uno de sus amigos, ha invitado a Vanesa a una fiesta el sábado por la
noche en su casa. Van pasando las horas, con música a todo volumen, baile, ratos
de conversación... y copas, muchas copas. Vanesa piensa que tiene "un buen
aguante" y que "sabe ponerse alegre sin perder el control". Sin embargo, la elegancia
y la simpatía del anfitrión hace que no se dé realmente cuenta de lo que, poco a
poco, está bebiendo. Los demás invitados se van yendo, y al final Roberto se ofrece
a llevarla a su casa en coche. Vanesa acepta.
Ya en el coche, Roberto pretende hacer una pequeña demostración de su modo de
193
conducir, por las calles ya casi vacías. Va muy aprisa. Vanesa quiere aparentar que
no le impresiona. Está un poco mareada, y también algo nerviosa, y le pide a
Roberto que pare, pues prefiere seguir andando un poco. Sin embargo, él entiende
que al pedir que pare le está insinuando que da vía libre para otro tipo de cosas, y es
lo que acaba ocurriendo.
Cuando Vanesa se da cuenta de lo que ha sucedido, le invade un sentimiento
mezcla de desconcierto, tristeza y rabia. Parece que se va sobreponiendo conforme
pasan los días, pero al cabo de pocas semanas percibe algún indicio que le lleva a
creer que está embarazada. Se hace una prueba, y sus temores se confirman.
Alarmada, va a ver a Roberto y se lo cuenta. Roberto elude toda responsabilidad,
con gran cinismo: "lo siento de verdad, pero ya sabes lo que tienes que hacer".
4. ¿Qué piensa Vanesa cuando sabe que está embarazada? ¿Qué crees que
debe hacer Vanesa?
5. ¿Bajo cuál tipo o clasificación de aborto está sugiriendo Roberto? ¿Por qué?
6. En el caso que Vanesa se practicara el aborto, dé una valoración ética.
Argumente su respuesta.
Actividad No. 23: Suicidio.
1. ¿Qué es el suicidio? Ejemplifique formas que no son consideradas suicidios,
¿por qué?
2. ¿Cuál fue la valoración ética del suicidio en el periodo antiguo y en el
Renacimiento y la Ilustración? ¿Y en la actualidad?
3. Lee la siguiente carta de Vincent van Gogh.
27 de Julio de 1890.
Mi querido Théo:
No hay que juzgar a Dios por este mundo, es un estudio suyo que le salió mal.
En los estudios fracasados, cuando se ama al artista, no se critica mucho y mejor se calla.
No obstante, se tiene el derecho de exigir algo mejor ya que es de esperar que la misma
mano creadora tome su desquite. Entonces, esta vida, criticada por buenas y hasta
excelentes razones, hay que tomarla como lo que es y guardar la esperanza de ver algo
mejor que esto en la otra vida.
Lo mejor es, quizá, ridiculizar nuestras pequeñas miserias y también, un poco, las grandes
de la vida humana. Yo solamente quisiera que se nos pudiera probar algo tranquilizante y
que nos consolara de manera que cesáramos de sentirnos culpables o desgraciados y que
así pudiéramos marchar sin extraviarnos en la soledad o en la nada y sin tener que
calcular, a cada paso, el mal que sin querer podríamos ocasionar a los demás. Yo quisiera
poder llegar a esa seguridad que te vuelve feliz, alegre y vivaz en toda ocasión.
¡Ah!... ¡Si todos los artistas tuvieran con qué vivir, con qué trabajar!... Pero no es así. Mi
único deseo, mi única preocupación en cuestión de dinero o finanzas es suprimir las
deudas. No obstante, querido hermano, mi deuda es tan grande que cuando la haya
pagado, el mal de producir cuadros me habrá robado la vida y me parecerá no haber
194
vivido. Yo siento hasta el extremo de quedar moralmente aplastado y físicamente
aniquilado, la necesidad de producir, precisamente porque en resumen no tengo otro
medio de llegar a compensar nuestros gastos y no puedo hacer nada ante el hecho de que
mis cuadros no se vendan. Me apena tanto que la pintura sea como una mala amante, que
gasta siempre y jamás es bastante.
Ya vez, de cuando en cuando en la vida uno se siente desconcertado. Yo siento pasar el
anhelo de casamiento y de niños y en ciertos momentos estoy bastante melancólico de
estar como estoy a los 37 años, cuando debería sentir completamente distinto. Algunas
veces se lo reprocho a esta sucia pintura. Richepin dijo alguna vez: "El amor al arte hace
perder el amor verdadero." No sé, quizá me tomo todas estas cosas demasiado a pecho y
siento tal vez demasiada tristeza.
Sin embargo, si yo pensara, si yo reflexionara en las posibilidades desastrosas no podría
hacer nada. Me arrojo entonces con la cabeza perdida en el trabajo y si en el interior la
tempestad retumba demasiado fuerte me bebo un vaso de más para aturdirme. Como vez
trabajo por necesidad, por no sufrir tanto moralmente, para distraerme. Pero no hay caso.
Nosotros, los artistas, en la sociedad actual, no somos más que cántaros quebrados.
¡Qué miseria… y todo, por así decir, por nada!
Yo renunció a seguir y me detengo silenciosamente como un signo final de interrogación.
Hubiera preferido morir a causar y sufrir tantas molestias.
¿Si tomamos el tren para irnos a Tarascón o a Ruan, tomamos la muerte para irnos a una
estrella?
No me parece imposible que el cólera, el mal de piedra, la tisis, el cáncer, sean medios de
locomoción celeste, como los barcos a vapor, los ómnibus y el ferrocarril, lo son
terrestres.
Morir tranquilamente de vejez sería ir a pie.
Adiós.
Todo tuyo,
VINCENT Van GOGH.
4. ¿Cómo se puede clasificar este suicidio? Argumente su respuesta.
5. Valoración ética de este suicidio.
Actividad No. 24: Homicidio.
1. Establezca la diferencia entre homicidio y asesinato.
2. Explique los diversos tipos de homicidio.
3. Presente las razones éticas de la ilicitud del homicidio. ¿Existe alguna
excepción? Argumente.
Actividad No. 25: Drogas.
195
Responde a las siguientes preguntas.
a. ¿Qué es drogadicción? ¿Quién es un drogadicto?
b. ¿Cómo se puede entender el hecho de la drogadicción?
c. ¿Por qué la drogadicción es moralmente ilícita?
d. ¿Cuándo puede estar permitida la droga? ¿Puede estarlo alguna vez?
e. ¿Qué es lo que a tu juicio se puede hacer para disminuir o terminar con
las droga?