Download La UE aparca la disciplina fiscal ante el débil crecimiento

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03/05/2016
Tirada:
50.000 Categoría: Económicos
Difusión:
30.000 Edición:
Nacional
Audiencia: 78.000 Página:
1
AREA (cm2): 36,8
OCUPACIÓN: 3,3%
V.PUB.: 1.282
La UE aparca
la disciplina
fiscal ante el
débil crecimiento
Draghi y Renzi imponen
criterios más expansivos
Los riesgos externos y la presión
de los internos hacen que la UE
aparque la disciplina fiscal y se
incline por medidas de estímulo para superar la crisis. PAG. 42
SECTOR
03/05/2016
Tirada:
50.000 Categoría: Económicos
Difusión:
30.000 Edición:
Nacional
Audiencia: 78.000 Página:
42
AREA (cm2): 917,6
OCUPACIÓN: 81,4%
V.PUB.: 7.228
SECTOR
EU (28 países)
3,3
Zona euro (19 países)
2,5
3,1
2,1
3,2
2,1
1,8
2,3
1,7
1,6
0,5
-0,5
2004
2005
SEPT. 2008
Caída de Lehman
Brothers
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
VERANO 2009
MARZO 2012
La UE empieza a
discutir la "estrategia de salida" de los
estímulos fiscales
Los líderes
europeos firman el
pacto fiscal para
blindar la disciplina
fiscal
-0,9
ABRIL 2010
NOV. 2008
La Comisión
presenta un Plan de
Recuperación
Europea
OCT. 2009
Papandreou gana
las elecciones en
Grecia y anuncia
que las finanzas
están en un "estado
de emergencia"
JULIO 2012
Grecia solicita
ayuda internacional.
Le seguirán los
rescates de Irlanda
(noviembre 2010),
Portugal (abril
2011), Chipre y
España (junio 2012)
-4,4
-4,5
Draghi avisa que
"hará todo lo que
sea necesario" para
salvar el euro
Fuente: Eurostat. (*) Dato preliminar hasta marzo
El débil crecimiento obliga a la Unión
Europea a aparcar la disciplina fiscal
Draghi y Renzi imponen su criterio en favor de políticas que sirvan para estimular la demanda interna
Jorge Valero BRUSELAS.
Europa no termina de encontrar el
tono para acabarr de superar la Gran
Recesión. “Con 22 millones de parados, no podemos decir que hemos superado la crisis”, dijo el pasado mes de abril el presidente de
la Comisión Europea, Jean Claude
Juncker. El aumento de los riesgos
externos (caída de la demanda global, desaceleración china), y la presión de los problemas internos (Brexit, refugiados, Grecia,…) están arrojando a la jerarquía europea de nuevo a los brazos de la demanda para
poder terminar de superar el mayor batacazo económico en sus más
de seis décadas de historia.
Hasta ahora, el pensamiento en
Bruselas, Berlín y Fráncfort, y por
lo tanto dominante en la Unión Europea, confiaba en una estricta disciplina fiscal para mantener así la
confianza de los mercados, atraer
inversión, generar consumo e impulsar el crecimiento.
Pero la incapacidad para reducir el desempleo a una tasa por debajo del 10 por ciento en la eurozona, el débil crecimiento, el aumento de la pobreza y la desigualdad, e incluso las dudas que aún
sobrevuelan sobre el sistema bancario europeo arrojan una conclusión negativa sobre esta estrategia
europea. La llamada austeridad expansiva, vestida con diferentes adjetivos y matices desde 2008, ha
fracasado.
Echando la vista atrás, “ya hemos rotos las promesas hechas a la
gente joven, y estamos cerca de
romper también las promesas hechas a nuestros mayores”, resumió
en una conferencia reciente la economista jefe de la OCDE, Catherine Mann.
Justo cuando se cumplen 70 años
de la muerte de John Maynard
Keynes, los expertos, analistas y el
todopoderoso presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario
Draghi, piden más impulsos para
la demanda.
■ El presidente del BCE, Mario
Draghi, completa el círculo
El presidente del BCE dejó “claro”
a los líderes europeos durante la
cumbre celebrada el pasado mes
de marzo que la política monetaria ha sido “la única política que
realmente ha estado empujando la
recuperación en los últimos años”.
Por lo tanto, pidió al sanedrín de la
Unión Europea reformas “principalmente para elevar el nivel de
demanda, inversiones públicas e
impuestos más bajos”.
Este énfasis en dejar dinero en
los bolsillos de los consumidores y
estimular el gasto público supone
cerrar el círculo del recetario con
el que ha experimentado la Unión
Europea desde que el sistema financiero colapsara hace exactamente ocho años.
Tras la caída de Lehman Brothers, Europa replicó los rescates
a la banca y las inyecciones en la
economía real vistas en Estados
Unidos, aunque de una manera menos decisiva.
‘Planes E’, giro a la austeridad y
la importancia del crecimiento
España ilustra como pocos países
de la Unión Europea E las diferentes fases por las que ha atravesado la crisis en Europa y las diferentes estrategias para superarla.
Tras meses negando la llegada de
la Gran Recesión, España lanzó
en noviembre de 2008 el ‘Plan E’,
un estímulo de 12.000 millones
de euros para dar alas a la demanda. La quiebra de Grecia situó a nuestro país en el paredón,
lo que obligó al presidente Rodríguez Zapatero a un giro brusco
hacia la austeridad en mayo de
2010. Con la llegada del Partido Popular, el Gobierno buscó ser el mejor amigo de Alemania y de su discurso de ortodoxia fiscal para convencer a los mercados. La
estrategia no funcionó, y España tuvo que pedir un rescate para la banca de 40.000 millones de euros en
junio de 2012. Las reformas de la
primera mitad de la legislatura, y
sobre todo el petróleo barato y la
intervención del BCE, dispararon
el crecimiento español hasta el
3,2 por ciento el pasado año, uno
de los más elevados. Pero España también puede cerrar este
año con el déficit más elevado de
la UE, por encima incluso de Grecia. La presión de Bruselas de los
últimos meses por la falta de
ajustes desde hace un par de
años llevaron al ministro de Economía en funciones, Luis de
Guindos, a decir ya pasadas las
elecciones del 20-D que “lo importante es el crecimiento” más
que una o dos décimas de déficit”. Aunque todavía no hay nuevo Gobierno, el disciplinado
alumno de Berlín ya ha comenzado a cambiarse de bando.
Frente al estímulo fiscal de
170.000 millones de dólares (en torno a los 150.000 millones de euros)
que firmó en febrero de 2008 el presidente saliente de Estados Unidos,
George W. Bush, la Comisión Europea presentó en noviembre de
aquel ejercicio un “plan de recuperación europea”.
El objetivo de aquel documento
era que los Estados miembros y las
instituciones de la UE activaran “urgentemente” un paquete de 200.000
millones de euros (un 1,5 por ciento del PIB europeo).
La inversión fue destinada a eficiencia energética, energías limpias
e infraestructuras para mejorar las
interconexiones viales, digitales o
energéticas. Pero, como todo en Europa, la llamada de Barroso tuvo un
impacto desigual, como bien ilustró el Plan E del Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Justo cuando la comunidad internacional intentaba calibrar una
respuesta coral al colapso global
de la economía, el entonces presidente de la Comisión, José Manuel
Durao Barroso, llevó como mensaje al G-20 de Seúl que “la clave para la recuperación es impulsar la
demanda global, porque demanda
significa empleo, y el empleo es
nuestra primera prioridad.”
03/05/2016
Tirada:
50.000 Categoría: Económicos
Difusión:
30.000 Edición:
Nacional
Audiencia: 78.000 Página:
43
AREA (cm2): 928,2
OCUPACIÓN: 82,3%
Evolución de la economía europea
antes y durante la crisis financiera
V.PUB.: 7.287
en el caso de Anglo Irish Bank) o la
rácana voluntad política para completar de una vez la unión económica y monetaria.
Datos interanuales en % del PIB
1,9
1,7
1,6
1,6
1,4
0,2
0,9
2013
2014
2015
2016*
-0,3
NOV. 2014
JULIO 2015
Juncker se convierte
en presidente de la
Comisión con la
promesa de
"flexibilizar" las
reglas fiscales y
presentar un plan
de inversión
Alemania amenaza
por escrito con
expulsar a Grecia
del euro si no
acepta los términos
del tercer rescate
MARZO 2016
Draghi pide a los
líderes más
inversión publica,
reformas para
impulsar la
demanda e
impuestos más
bajos
elEconomista
■ Cuando la estrategia de la austeridad se abre paso
Tras más de medio billón de euros
inyectados hasta mediados de 2009,
el mismo Barroso empezó a buscar maneras para dar carpetazo a
la era del gasto que había capitaneado unos meses antes.
“Creo que la solución no es continuar para siempre con las políticas expansivas, sino volver tan pron-
Mario
Draghi.
to como sea posible a la normalización de las finanzas públicas”, dijo
en julio de 2009.
La salida del periodo de excepcionalidad y la vuelta a los límites
del llamado Pacto de Estabilidad y
Crecimiento (3 por ciento de déficit y 60 por ciento de deuda), al menos intencionalmente, se aceleraron con el estallido de la crisis griega. En octubre de 2009, el nuevo
Gobierno griego de Yorgos Papandreu desveló un agujero en el déficit que llegaría hasta el 15,4 por
ciento del PIB tras varias revisiones.
Como explica Zsolt
Darvas, del centro de
análisis Bruegel, después de aquello, la Comisión concluyó “correctamente” que la
consolidación fiscal era necesaria
para disipar los
miedos al contagio por la crisis
griega entre los
miembros de
la eurozona.
Además, Bruselas pensó que
“lo peor de la crisis ya había pasado”.
Darvas opina
que la Comisión pecó entonces de “exceso de confianza”.
Pero éste no era el principal inconveniente,
porque Europa incubaba problemas mucho más
profundos, como la falta
de confianza en el sistema
bancario comunitario, dada
la incapacidad de las autoridades para detectar los enormes agujeros que tenía (como se demostró
■ La imposición de la receta alemana en la arena comunitaria
La caída de Grecia sacó a la luz los
fallos en el diseño original del euro, construido a medias, sin el armazón apropiado para capear las
épocas de temporal. Con este telón
de fondo, la tragedia griega se convirtió en un completo drama que se
extendió entre los países aún magullados por la Gran Recesión.
La presión de los mercados provocó que Irlanda, Portugal, España
y Chipre siguieran a Grecia en rescates. Y Alemania, hasta la fecha el
principal contribuyente de los salvamentos a través de los nuevos mecanismos de rescate europeos, aprovechó su posición de fuerza para
consolidar la austeridad como pensamiento único, a través de la correa de transmisión de la Comisión
Europea.
El clímax de este periodo llegó
con la firma el pacto fiscal en marzo de 2012, por el que todos los países de la UE (a excepción del Reino Unido y la República Checa) dieron un paso más allá del ya reforzado Pacto de Estabilidad de la UE,
al que se habían añadido nuevas
normas de supervisión macroeconómica y presupuestaria.
Con el nuevo pacto fiscal, los socios se comprometieron a incorporar en sus constituciones un freno
de gasto como el que había incorporado Berlín la ley fundamental
alemana en 2009.
Pero en 2012 las cosas empezaron a cambiar ligeramente dada la
incapacidad de la estrategia europea para escapar de las repetidas
embestidas de los mercados.
■ EEUU y Europa, dos velocidades
distintas en la salida de la crisis
Mientras EEUU salía firme de la
crisis, Europa cayó en una ligera recesión, para muchos autoinfligida
por el exceso de austeridad. François
Hollande llegó ese año a la presidencia en Francia prometiendo una
nueva era en la que la prioridad sería crear crecimiento y empleos.
La arremetida francesa dejó un
ligero cambio de tono en el discurso para salir de la recesión. En el
frente institucional, la unión bancaria defendida por Francia, Italia
y España, consiguió salvar solo parcialmente los recelos alemanes a tejer cualquier red de salvamento que
supusiera mutualizar los riesgos entre los distintos estados miembros.
La presión insostenible de los
mercados sobre Italia y España condujo a que Draghi realizara su intervención verbal de “hacer todo lo
que fuera necesario para salvar el
euro” en julio de 2012. Pero sus palabras tuvieron que llegar acompañadas de acciones, dados los fantasmas deflacionarios y la endeble
recuperación. Draghi fue sacando
todo el arsenal monetario hasta culminar con la compra de activos en
2014, reforzada este mismo año. Por
el lado fiscal, la Comisión intentó
corregir a posteriori en 2013 los daños infligidos por el exceso de optimismo que derivó en dosis extremas de disciplina fiscal. Así dio más
tiempo a Francia y España, entre
otros, para cumplir con el Pacto de
Estabilidad y Crecimiento y reducir el déficit por debajo del 3 por
ciento.
“La economía
europea está lejos
de funcionar con
todo su potencial”,
alertan desde S&P
La ofensiva en favor
del PIB se reactivó
con la llegada al
poder de Matteo
Renzi en Italia
■ Matteo Renzi abandera la cruzada por la flexibilidad
Sin embargo, el tímido giro de discurso europeo no fue suficiente para relanzar una economía que se
arrastraba por los suelos, mientras
el número de parados continuaba
siendo insoportable un lustro después de que la crisis llegara a Europa.
La ofensiva pro-crecimiento se
reactivó con la llegada al poder del
socialista Matteo Renzi en Italia
en febrero de 2014. Aprovechando su presidencia de la
Unión Europea en el segundo semestre, apoyado por Francia y
contando también
con la simpatía de
España, lideró la
cruzada para
“flexibilizar” las
reglas fiscales
europeas, a cambio de su apoyo al
candidato del PP
europeo, Jean-Claude Juncker, como
presidente de la Comisión Europea.
Bajo la tutela del
luxemburgués, el
Ejecutivo comunitario introdujo
una interpretación más laxa de
las reglas fiscales en
caso de realizar inversiones, aplicar reformas estructurales o atravesar un ciclo económico adverso.
Además, el propio
Juncker cocinó un plan
de inversión para inyectar al menos 315.000 millones de euros en la enclenque recuperación, la mayor parte del sector privado.
SECTOR
La economía europea empezó a
ganar algo de pulso a partir del año
pasado. Pero el tímido crecimiento poco tuvo que ver con las reformas estructurales o al plan Juncker,
sino que se produjo, más bien , debido a “los vientos de cola” del petróleo barato o la política monetaria expansiva del BCE, tal y como
reconoció el comisario de Economía, Pierre Moscovici.
Pero los vientos de cola tienen
sus límites, los riesgos han aumentado (Grecia, Brexit, refugiados, inestabilidad exterior), mientras el crecimiento europeo necesita más gasolina.
“La economía de la eurozona está lejos de funcionar con todo su
potencial”, señaló en abril el economista jefe global de Standard and
Poors, Paul Sheard, en un evento
en Bruselas.
Sheard subrayó que para aumentar el potencial, Europa debe hinchar la demanda agregada, lo que
es responsabilidad no sólo de la política monetaria (que está llegando
a sus límites), sino también de los
estímulos fiscales. El problema, añadió, es que Europa “ha antepuesto
la consolidación fiscal a la gestión
de la demanda agregada”.
El resultado han sido ocho años
de crecimiento real nulo en la eurozona, advirtió. Como él, Mario
Draghi, analistas y varios Gobiernos creen que es el momento de
cambiar de raíz el discurso y apostar de forma más decidida por la
demanda interna. ¿Será esta vez la
definitiva?
Angela
Merkel.