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PRÓLOGO Presentamos el Informe Número 10 del Observatorio de Coyuntura Económica, correspondiente a las cifras consolidadas del año 2013, ratificando el objetivo inicial respecto de la necesidad de aportar pensamiento al derrotero estructural de la Nación, a través de una interpretación de las decisiones de política económica y las mediciones de los resultados en el corto plazo. Estamos ante un ciclo político, iniciado en el año 2003, de vigencia prolongada y proyección futura, que obliga a evaluar el acontecer con una mirada prospectiva. Agradecemos a la Universidad de Tres de Febrero y a su Rector el Lic. Aníbal Jozami el pluralismo profundamente democrático en el que se desenvuelve nuestro trabajo. Lic. Antonio Mezmezian Cdor. Roberto Feletti Subdirector Director Observatorio de Coyuntura Económica Observatorio de Coyuntura Económica UNTREF UNTREF 1 Panorama Internacional La evolución pos crisis de los países desarrollados y su impacto en los emergentes Al cabo de seis años del impacto de la crisis de Lehman Brothers sobre las economías más poderosas del planeta, se pueden advertir dos características marcadas: la primera de ellas es una recuperación general muy débil, con una tasa de crecimiento del PIB promedio que apenas alcanza 1,3 % y, la segunda, es que en ese contexto se observa un paulatino pero sostenido despegue de la economía estadounidense respecto de la Unión Europea y Japón, proyectándose una tasa de incremento del PIB para 2014 de 2,8%. Las razones que definen esta débil recuperación de la crisis, y por qué en ese escenario Estados Unidos comienza a marcar diferencias, deben buscarse en que el actual ciclo que atraviesa el capitalismo exige un incremento de la productividad del capital respecto del trabajo mayor que en otras épocas, debido a la ausencia de un nuevo paradigma científico-tecnológico que garantice el reinicio de la fase de acumulación de capital al final de la crisis. El incremento del precio de las materias primas desde principios de este siglo, sobre todo la energía, debilitan la competitividad de las economías desarrolladas, y las vuelve más dependientes de un ajuste sobre sus costos de mano de obra en relación al pasado. Este aumento del costo de las materias primas, sumado a los salarios y las prestaciones sociales elevadas, tornan inviable que los países centrales, sin un salto científico – tecnológico como el que tuvieron en los ´80, puedan retomar un sendero de crecimiento sostenido, en el actual mundo globalizado y capitalista. Es así como pierden competitividad frente a los países emergentes, en particular aquellos de gran tamaño en el Asia Pacífico y América Latina. Al analizar las políticas resultantes de la crisis 2008-2009, se advertirá la ausencia de medidas concretas y potentes de recuperación de la demanda efectiva por la vía fiscal, y de la expansión del gasto público. 2 En cambio, hay una centralidad de la política monetaria a través de la fuerte creación primaria de dinero y el desplome de la tasa de interés como mecanismos de asegurar la liquidez que evite la quiebra de bancos y otras instituciones crediticias y de inversión, proveedoras de la multitud de activos financieros depreciados aceleradamente al reventar las burbujas de precios con que se desenvolvía la economía real. La expansión de la liquidez monetaria fue decisiva para impedir una quiebra financiera generalizada, pero no para garantizar un ciclo ascendente de las economías, que superara el estancamiento productivo y el desempleo. En este cuadro general, y para advertir las diferencias al interior del mismo, es necesario detenerse primero en la situación de la zona euro, la cual, como se verá seguidamente, presenta el mayor grado de complejidades y límites a superar en este contexto. La crisis en la eurozona hizo emerger brutalmente las diferencias de competitividad entre los países que la conforman. El sinceramiento de las asimetrías entre la Europa Mediterránea (España, Portugal, Italia y Grecia) respecto de las economías más fuertes (Alemania, Francia y el Benelux) condena a la primera a una devaluación fiscal y social, para corregir por ese mecanismo sus desequilibrios en el sector externo. El ancla que supone una unificación monetaria impide que los países más débiles puedan ganar competitividad depreciando de forma autónoma su moneda. Por lo tanto, quedan compelidos a producir un ajuste en sus cuentas públicas que contraiga la demanda interna abaratando sus insumos y el salario por la vía del desempleo, para poder integrarse en forma competitiva en el nuevo contexto. En línea con lo anterior, vemos como mientras España, Italia, Grecia, Portugal y en forma más reciente Francia, aplican planes de austeridad fiscal que potencian el estancamiento económico, impidiendo una elevación de la demanda por la vía del gasto público, Alemania, con casi un 40% de su demanda total vinculada a sus ventas al mundo, gana competitividad al abaratarse los insumos que demanda para exportar del resto de los países europeos. 3 El sostenimiento del euro como moneda de reserva internacional, le otorga a la economía alemana la capacidad de adquirir insumos baratos y, a su vez, la de inundar el mercado de consumo con productos de alto valor agregado en lo que respecta a ciencia y tecnología, restándoles dependencia de la volatilidad de los mercados internacionales. Por el momento, la receta para la Europa Mediterránea es depreciar sus productos y salarios para sostener la competitividad de las economías europeas más fuertes, esencialmente la alemana, a la espera que el mayor crecimiento de éstas derrame en un incremento de la demanda agregada hacia toda la zona euro. Lo anterior define un complejo panorama que le exige a Europa abandonar sus políticas de inclusión objetivadas en los Estados de Bienestar socialdemócratas, garantes de un mercado interno robusto, para avanzar en modelos competitivos que requieren energía, alimentos y mano de obra cada vez más depreciados. La reciente crisis de Ucrania encuentra sus raíces en este esquema. Los resultados de esta política se aprecian en las diferentes tasas de incremento del PIB, de Alemania 0,5% respecto del promedio de la zona euro -0,4%. Estados Unidos también ha experimentado un escenario similar donde la recuperación de la demanda interna lesionaba la competitividad de la economía más poderosa de la Tierra, agudizando sus desequilibrios externo y fiscal. Dicho de otro modo, un incremento del consumo interno provocaba una mayor demanda de productos importados, fundamentalmente de energía a precios elevados, y aumentaba el desbalance externo debilitando al dólar como moneda de reserva internacional, en favor del oro y el euro. La potente emisión de dólares para financiar estos desequilibrios aceleraba la depreciación del billete verde, y le impedían a Estados Unidos manejar los rangos de su devaluación en procura de alcanzar competitividad. 4 El fracaso en 2005 de construir con la totalidad de América Latina una amplia zona de libre comercio que, en el marco de la crisis, le proveyera de insumos abaratados para potenciar su competitividad, tal como lo hizo Alemania, limitó inicialmente las posibilidades norteamericanas de una recuperación transfiriendo parte de su crisis al resto de América. Las guerras que asolaron Medio Oriente a partir de 2003 son reflejo de la urgencia estadounidense por asegurar su provisión de energía. Sin embargo, encontraría una solución parcial a este problema al interior de sus fronteras, donde la explotación de yacimientos de petróleo no convencional le permitió a la primera nación del mundo reducir sus importaciones de combustible en forma relevante, abriendo para la misma un escenario de recuperación donde la necesidad de emisión monetaria para financiar desequilibrios, se acota. Las tasas de aumento del PIB de Estados Unidos fluctuaron de 1,7% en 2011 a 2,8% en 2012, 1,9% en 2013 y proyectando 2,8% para 2014. Producida la mejora en el abastecimiento de energía, Estados Unidos intenta recrear una zona de libre comercio en América Latina denominada “Alianza del Pacífico”, apoyada en varios tratados bilaterales firmados por Chile, Perú, Colombia y México. La otra decisión de impacto sobre las economías emergentes de carácter más global, son los anuncios realizados por la FED, respecto de un retiro gradual de los estímulos monetarios. La perspectiva de una suba de la tasa de interés estadounidense provocó lo que los mercados denominan “vuelo a la calidad” de un importante volumen de capitales mayoritariamente especulativos que financiaba desequilibrios en las economías emergentes, impactando negativamente en los tipos de cambio y tasa de interés de dichas economías. Efectivamente, para los países en desarrollo, desenvolverse con una cuenta corriente del balance de pagos deficitaria sostenida con ingresos de capitales internacionales atraídos, tanto por una tasa interna elevada como por la emisión de deuda soberana, es riesgoso frente a un cambio de dirección del movimiento de los mercados. El cuadro que continua, muestra la devaluación experimentada en varias economías del mundo menos desarrolladas a lo largo de 2013. 5 Período dic-11 dic-12 dic-13 Brasil 1,83 2,08 2,34 Var % 8,2% 13,5% 12,5% Tipo de cambio Nominal Promedio mensual - Variaciones porcentuales interanuales Moneda Local por dólar Var % Var % Var % China India Indonesia 6,35 -4,7% 53,07 15,7% 9.029,36 -1,1% 6,29 -1,0% 54,56 2,8% 9.607,59 6,4% 6,12 -2,7% 61,67 13,0% 11.952,90 24,4% Sudáfrica 8,17 8,64 10,34 Var % 19,0% 5,7% 19,7% Turquía (*) 1,87 1,79 2,06 Var % 22,6% -4,3% 15,4% Fuente: Elaboración propia en base a datos del Centro de Economía Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto Como lo refleja el cuadro anterior, Argentina no es el único país emergente que ha devaluado su moneda en los últimos tiempos. Es importante señalar que este movimiento de capitales hacia Estados Unidos se correspondió más al denominado “anticipo de los mercados frente a un riesgo potencial” que a una suba significativa de la tasa de interés norteamericana. De hecho, Estados Unidos necesita todavía más tiempo de tasas de interés negativas respecto de su inflación interna, para completar la licuación de las deudas de empresas y familias que todavía persisten. Esta decisión ha frenado un despegue más potente de su economía. En conclusión, los países emergentes no pueden esperar que las economías más desarrolladas sean las “locomotoras de la demanda internacional” pues las políticas de reactivación son muy limitadas por la voluntad de priorizar un nuevo ciclo de acumulación de capital, no apoyado en la demanda masiva. Sumado a lo anterior, la paulatina mejora de la economía norteamericana le plantea a América Latina una doble presión: la de abrir sus mercados a los productos de ese origen y, a su vez, el encarecimiento y la merma de fondos para financiar el desarrollo. Los principales socios comerciales de la Argentina: Brasil y China Si bien, a tasas muy elevadas, superiores a 7%, las proyecciones sobre la economía china son de desaceleración del crecimiento para los próximos años. El gobierno chino ha expresado a través de distintos documentos que la nueva etapa requiere apoyar el desenvolvimiento del país basado en su mercado interno y reducir la dependencia del ingreso de divisas por vía de las exportaciones e inversiones. 6 Este cambio de orientación implica políticas monetarias más prudentes y mayor participación del mercado en la captación de ahorro y asignación de los recursos crediticios, lo que derivará en un incremento de las tasas de interés, con el consecuente impacto negativo en aquellas empresas más endeudadas y con menos capacidad de trasladar sus costos al mercado interno. En esa línea, también, ha flexibilizado los parámetros de fluctuación de su moneda, el yuan, buscando una mayor capacidad de adaptarse a las oscilaciones externas, protegiendo su economía interna. En el marco de una economía planificada, las autoridades chinas buscan un paulatino desarrollo del consumo doméstico, pero acotando los subsidios al mismo y adaptándolo a ciertas normas de funcionamiento del mercado. Esta tendencia no deja de ser una buena noticia para Argentina, porque la principal demanda popular son los alimentos, con lo que es dable esperar que las ventas hacia el gigante asiático se sostengan. Brasil con la presidencia de Dilma Rousseff, recorrió un camino de desequilibrio en su cuenta corriente del balance de pagos y financiamiento con la cuenta capital en forma pronunciada, para lo cual se desenvolvió con un tipo de cambio apreciado, una tasa de interés (SELIC) fuertemente positiva tanto respecto de los precios internos como de la cotización de la moneda extranjera, acompañando este escenario atractivo para el ingreso de capitales con una periódica emisión de deuda soberana, apoyado en su carácter de “país con grado de inversión”, el máximo distintivo que otorgan las calificadoras internacionales. La combinación de apreciación cambiaria y cuenta corriente deficitaria, además de provocar una fuerte primarización de las exportaciones brasileñas, colocó al país en una singular vulnerabilidad frente a los flujos externos, forzando una devaluación de 20,3% entre puntas febrero 2013/febrero 2014, llevando la tasa SELIC de 7,25% a 10,75% en igual período. 7 Fue así como, la sexta economía del mundo, se vio forzada a aplicar políticas de contención del gasto público y de ventas abultadas de Reservas Internacionales para contener el deslizamiento cambiario. El saldo de este proceso que lleva un trienio, 2011-2013, es que la tasa promedio de aumento del PIB en Brasil es de 2,1% a lo largo de ese período. Este último indicador es el “testimonio” de que la política de apertura de la cuenta capital, la pérdida de competitividad de las exportaciones, como consecuencia de un tipo de cambio apreciado y, el sostenimiento prolongado de una tasa de interés real positiva - en niveles que la posicionan entre las más altas del mundo - favorecieron el ingreso de capitales pero no generaron una expansión de la economía acorde con ese flujo. Brasil se encuentra hoy en una situación de debilidad externa, reducción de su solvencia industrial y angostamiento de su mercado interno debido al bajo crecimiento. Todo lo anterior, en un escenario global que tiende a endurecer las condiciones de financiamiento a los países emergentes y de creciente presión estadounidense para forzar un escenario de apertura generalizada en la región. La continuidad de desequilibrios externos y fiscales que agudizan el nivel de endeudamiento de nuestro vecino, despiertan gran preocupación interna e internacional. De hecho, las calificadoras han comenzado a revisar sus informes sobre la economía brasileña. Para Argentina, las dificultades de nuestro principal socio comprador de producción nacional son una mala noticia, esencialmente porque es muy difícil consolidar una industria sustentable en nuestro país, sin el mercado interno ampliado que implica Brasil. La última década ha mostrado que nuestras ventas hacia ese país dependen más de su tasa de crecimiento que de los diferenciales que pudieran existir por imperio del tipo de cambio, o las salvaguardas no aduaneras. Así como se señaló precedentemente, las perspectivas de una sostenida demanda de alimentos por parte de China que impactan favorablemente en nuestra producción agropecuaria, la debilidad de la economía de Brasil afecta nuestra producción industrial. 8 Argentina: conclusión de una etapa e inicio de otra El fin del bienio del autofinanciamiento. (2012-2013) El ciclo político, económico y social abierto en el año 2003 se acerca a cumplir once años. En el plano de la política económica y del flujo de las variables sobre las que la misma actuó, hemos reconocido en esta serie de Informes de Coyuntura tres etapas que caracterizaron el actual período1. Las mismas son: Etapa I - La construcción de la solvencia macroeconómica y la recuperación del Estado como hacedor de políticas públicas. (2003-2008) El lustro 2003-2008, no sólo marca las bases del actual esquema económico que rige hasta el presente, esenciales para superar el colapso de la convertibilidad ocurrido en el 2001-2002, sino que también instala un nuevo paradigma sobre las decisiones de política económica, fundado en autonomizar al decisor público, en este caso el Gobierno Nacional, de las tendencias o ciclos definidos por los agentes económicos privados. Esta concepción, que se generalizó bajo la frase de “la economía se subordinó a la política” encierra, en realidad, la reaparición del Estado como ejecutor de políticas públicas con carácter autónomo, en relación al poder económico concentrado, en el ámbito del territorio nacional. Este resurgimiento de la entidad territorial como un ámbito donde se inducen decisiones de los agentes económicos a partir de políticas planteadas desde el Estado Nacional - al margen de las corrientes globales, pero manteniendo simultáneamente un coeficiente de apertura económica general importante (35% del PIB)2 – representó un cambio de paradigma que fue el principio de posibilidad de lo que se ha dado en llamar “pilares del modelo”. 1 Ver capítulo introductorio del Primer Informe del Observatorio de Coyuntura Económica - UNTREF en el que se describen los rasgos centrales de las distintas etapas económicas que atraviesa este período. 2 En el grado de apertura económica se suman las importaciones y las exportaciones. 9 ¿Cómo es posible tomar decisiones de política económica autónomas de las corrientes del mercado global, para una economía abierta y de tamaño medio? Los superávits gemelos, externo y fiscal, la reducción del coeficiente de endeudamiento del sector público y los servicios financieros en relación al PIB y la acumulación de reservas internacionales en el Banco Central, son los portadores de la respuesta de indemnidad a un mundo volátil y en crisis. El período 2003-2008, entonces, exhibió la fuerte voluntad política de corregir el diseño de precios relativos fuertemente regresivo, surgido del crack 2001-2002, advirtiéndose las siguientes líneas troncales de política económica: - Desvinculación del mercado interno de los precios y la asignación de recursos del mercado mundial: se aprovechó para ello el crecimiento de la demanda internacional, los términos de intercambio favorables en forma sostenida y la consecuente holgura del sector externo. - Sustentabilidad presupuestaria: el fin de la restricción externa y la voluntad expansiva del mercado interno, rápidamente se trasladaron a las cuentas públicas, logrando un presupuesto sustentable en su financiamiento y calzado en las monedas de ingresos y erogaciones. La principal carga de desbalance presupuestario, no sólo por su volumen sino también porque estaba expresada en moneda extranjera, son los servicios de la deuda, que van a ser reducidos y reestructurados a largo plazo, con las ofertas de canje 2005 y 2010, sino que además, se eliminará el riesgo cambiario del balance del Estado porque los derechos de exportación permitirán afrontar pagos en moneda extranjera con ingresos en similar moneda. - Expansión y reorientación del gasto público: por último, el gasto corriente se vuelve progresivamente expansivo y con fuerte orientación social, a partir de que la recaudación de los impuestos ligados al ciclo económico, esencialmente IVA y Ganancias, crecen al calor del impulso a la demanda del mayor gasto público. 10 La sustentabilidad externa y fiscal prolongada en el tiempo, emerge como un hecho inédito en décadas de historia económica nacional, revistiendo, además, un componente singular que es la existencia de una Argentina competitiva capaz de acrecentar año tras año sus exportaciones manufactureras, y a la vez sostener un vigoroso mercado interno, empujado por el empleo y el salario. Competitividad en el mercado mundial, exportaciones industriales crecientes y buenos salarios, configuran bases para la gobernabilidad y el desarrollo del país que no estuvieron presentes en períodos previos. Este nuevo escenario se logra a partir de la convergencia de múltiples decisiones: - Los términos de intercambio favorables a diferencia de etapas anteriores, se utilizan priorizando la estabilidad macroeconómica. - Se propicia un cambio de visión respecto al manejo del impacto de la demanda global: Establecimiento de relaciones comerciales no subordinadas. En eso se inscribe el rechazo a la iniciativa de libre comercio de las Américas. Asentamiento de una visión de Suramérica en línea con el punto anterior, como mercado interno ampliado. De hecho, se transforma en receptor de dos tercios de nuestras exportaciones manufacturadas. Favorecimiento de intercambios compensados con nuestros principales socios comerciales, esencialmente China y Brasil. Reducción de nuestro total de ventas externas, en términos relativos a los países desarrollados. Esto resultaría favorable al desencadenarse la crisis mundial. - La búsqueda de capacidad de competir a través del tipo de cambio real, quedó acotada por el carácter de la política comercial internacional descripta anteriormente. Si bien en un inicio del proceso económico actual fue un factor determinante, paulatinamente la política cambiaria de flotación administrada, se orientó más a proteger el empleo y el salario de la volatilidad internacional, que a la búsqueda de apalancar rentabilidad exportadora. Este factor es el que hizo posible la compatibilidad sostenida entre mercado interno – ventas internacionales. 11 Esta breve descripción de los componentes estructurales de la política comercial y financiera de la balanza de pagos, la política cambiaria asociada y la política fiscal, se consolidaron a lo largo del lustro 2003-2008 en forma consecuente con el objetivo de desenganchar el mercado interno nacional de los vaivenes mundiales, sin por ello abandonar el coeficiente de apertura e inserción internacional no subordinada en el mundo. Este tenaz recorrido en la dirección señalada, que sólo sufriría un revés en la aplicación de los derechos de exportación móviles, que apuntaba a desacoplar “on line” los precios de producción agrícola locales de los fijados en los grandes mercados de cereales, va a rendir sus frutos, en forma notable, ante el desencadenamiento de la crisis mundial a fines de 2008. Etapa II - El impacto de la crisis internacional y sus consecuencias. (2009) La Argentina, durante casi dos décadas, venía sufriendo fuertes choques por factores exógenos y endógenos al funcionamiento de su economía, que provocaban drásticas alteraciones de precios relativos con el consecuente deterioro del nivel de vida del conjunto de la población. Fue así como se sucedieron la crisis de la deuda en 1981-1982, la hiperinflación en 19891990, la crisis de México (“efecto tequila”) en 1994-1995, y finalmente el crack de la convertibilidad en el 2001-2002, como una suerte de maleficio por todos conocido. A un ciclo de relativa bonanza de un lustro de duración promedio, sucedía una profunda crisis que hacía perder el terreno avanzado, e inclusive más. Cuando a fines de 2008 se avizora una crisis de envergadura en los países desarrollados, los analistas interesados e inclusive el ciudadano común, se preparaban para el cumplimiento de este viejo anatema, que, sin embargo, esta vez no ocurrió en la magnitud y la profundidad de las experiencias pasadas. ¿Qué había sucedido entonces? Rápidamente la respuesta puede reducirse a que un sector externo y fiscal sólidos, permitieron afrontar el temporal. 12 Sin embargo, la crisis mundial y su impacto en la Argentina va a revelar algunos componentes estructurales de la nueva etapa, y a la vez, también, cambios en la política económica que se seguirán con posterioridad a la recuperación del impacto de la misma. La volatilidad de mercados internacionales evidenció la capacidad de la economía argentina, para sustituir rápidamente la contracción que provocó en la demanda agregada la caída del comercio internacional, por demanda regional y demanda interna. En primer lugar, las exportaciones se vieron afectadas por la reducción de la demanda global, pero también por un factor interno como fue la prolongada sequía de 2009, que dejó la producción de soja en 31 millones de toneladas, más de un tercio inferior al promedio de este ciclo. Las ventas externas cayeron 25,8% respecto del año anterior, pero si se elimina el “efecto sequía” de esta medición, se verá que en relación al achicamiento total del comercio internacional de 20,5%, las manufacturas industriales y agropecuarias lo hicieron en una tasa de 16,5% anual,3 lo que evidenció nítidamente los buenos resultados de la política comercial externa seguida. La inserción en el mundo alcanzada, obró como un amortiguador del impacto del “frenazo” del intercambio global. 3 EXPORTACIONES 2008 2009 Exportaciones FOB 70.021 55.669 Productos primarios 16.083 9.306 23.883 21.213 22.059 18.712 7.996 6.437 Manufacturas de origen agropecuario Manufacturas de origen industrial Combustibles y energía Nota: En millones de dólares Fuente: INDEC 13 En línea con lo anterior, hubo claras políticas, sobre todo desde mediados de año, que se basaron en la fuerte expansión del gasto público, en seguridad previsional y social y mano de obra intensiva. También se subsidiaron salarios y se reguló el mercado de trabajo, impidiendo que una ola de despidos, anticipada como ocurría en el pasado, agudizara el ciclo de caída. A diferencia de otras crisis, el tipo de cambio fue corregido al alza paulatinamente para impedir el shock externo, pero la economía no se desmonetizó, es decir, no hubo corrida cambiaria contra el peso, ni salida de depósitos de los bancos. Por último, se apeló a las reservas disponibles en exceso a los requerimientos de la política monetaria y cambiaria, para afrontar los vencimientos de deuda pública en moneda extranjera, sin impacto fiscal. Otra vez el presupuesto quedó indemne de un ajuste sobre el gasto, a consecuencia del peso de los servicios de deuda. En síntesis, a pesar de dos trimestres de caída del nivel de actividad, el segundo y el tercero, y de una suba de dos puntos en la tasa de desempleo abierto a fines de 2009, producto de las políticas aplicadas, la economía argentina se recuperó vigorosamente, iniciando un ciclo prolongado y elevado de crecimiento económico. Todo lo anterior se había logrado sin cometer una brusca devaluación, sin que la actividad económica haya ingresado en el sendero de una fuerte recesión con el consecuente impacto en el empleo y, mucho menos se había incurrido en default. Así, otro cambio estructural se verificaba en la economía argentina, la capacidad de enfrentar una crisis internacional con políticas autónomas, y atenuar su impacto sobre la población. También el 2009 dejaría reflexiones sobre el nuevo escenario mundial y la forma de abordarlo, que se trasladaría en los próximos tiempos. 14 Etapa III - La vigorosa recuperación. Un bienio al tope. (2010-2011) Los avatares del año 2009 trajeron como consecuencia algunas enseñanzas sobre qué ocurría en el mundo, la duración prolongada que se avizoraba de la crisis internacional, y cómo debía comportarse una economía de tamaño medio frente a ese escenario. En segundo lugar, se advirtió cómo las demandas de bienestar general y su satisfacción, eran decisivas en las elecciones políticas que tomaba la población. Para ello basta correlacionar la exigua performance de la economía en 2009, respecto del bienio 2010-2011, con los resultados electorales legislativos de ese año y las elecciones presidenciales de 2011. Los países desarrollados experimentan un agotamiento del esquema de expansión, iniciado en la pos-guerra fría, asociado a fuertes cambios tecnológicos en las relaciones de producción y consumo, y a un ciclo de endeudamiento de familias, empresas y el Estado, como forma de empujar la demanda y a la vez encubrir deficiencias de productividad. Este fin de ciclo sincera la quiebra de la capacidad de endeudamiento público y privado como motor del consumo, y las restricciones para implementar políticas de ingresos clásicas que recuperen la demanda efectiva. Cualquier salida rápida de la crisis debiera contemplar dos aspectos centrales: - La destrucción de activos financieros para adecuarlos a la economía real, con la consecuente pérdida de poder de los bancos, en su rol de asignadores de recursos. Hecho que es duramente resistido. - La pérdida de competitividad de las economías desarrolladas frente a los países emergentes, por la extinción de los beneficios de la revolución científico-tecnológica de los ´80, producto de la maduración de la misma. Cualquier reactivación del consumo en los países desarrollados agudiza el desequilibrio de su balanza comercial, en beneficio de las nuevas economías dinámicas. 15 Estas restricciones provocan en la Unión Europea la necesidad de consolidar el euro como moneda de reserva internacional, con el objetivo de resolver la fuerte asimetría de competitividad entre Alemania y las economías más débiles mediante una devaluación fiscal. Si tenemos en cuenta que el 38% de la demanda agregada de Alemania son exportaciones de alta tecnología, se comprende que un euro fuerte optimiza sus ingresos por las mismas y le garantiza poder comprar insumos baratos, en un contexto de la suba del precio de los “commodities”. El ajuste fiscal en Europa le resuelve a la potencia hegemónica dos necesidades simultáneas: garantiza la demanda de su sector externo en relación al resto del mundo, y protege los activos de sus bancos prestamistas, desembolsados en el proceso de integración. Por lo tanto, a menos que suceda un improbable cambio de hegemonía, no es razonable esperar políticas de crecimiento durante un largo período en Europa. En los Estados Unidos, en cambio, la situación reviste características distintas. A diferencia de lo realizado por los gobiernos europeos, aquí hubo políticas de reactivación a través de paquetes fiscales y monetarios, pero eso incide en el desbalance externo y tiende a debilitar al dólar como moneda de reserva internacional. La apuesta estadounidense es recorrer un cauteloso camino que sostenga la recuperación, con un dólar lo suficientemente débil para la competitividad de la economía norteamericana, pero que a la vez siga siendo aceptado como moneda universal, sin restricciones. Por lo tanto, al igual que en Europa, salvo un replanteo de la relación entre Estados Unidos y los bloques emergentes más poderosos, es razonable esperar una recuperación vacilante y limitada. Partiendo de la base de que el detonante internacional 2008-2009 había dañado severamente a las “locomotoras” de la demanda global, y que por un tiempo largo no se prevé su recuperación, se adoptan un conjunto de medidas destinadas a priorizar la actividad interna, la inserción regional e impedir la transmisión de la crisis por la vía del sector externo, esencialmente la cuenta capital. 16 Los efectos políticos y económicos que el año 2009 dejaba como consecuencia en el plano internacional y nacional, reorientaron las políticas hacia el objetivo de expandir el crecimiento al máximo de las posibilidades de la economía. El PIB de la Argentina se expandió de tal modo que logró ubicarse entre las tasas de mayor crecimiento que registraron las economías del mundo. En el año 2010, en efecto, la tasa de aumento del PIB fue de 9,2% y en 2011 de 8,9%. Además, el crecimiento a tasas máximas, liberando las potencialidades de la economía, tuvo el rasgo esencial del autofinanciamiento externo y fiscal. Las políticas fiscal, monetaria y cambiaria apalancaron de manera integral el consumo interno, en forma más veloz de lo que lo habían hecho en los años previos. Algunos datos de este esquema de autofinanciamiento y expansión sostenida de la demanda interna reflejan la consistencia de la política económica: - La tasa de crecimiento acumulada de las exportaciones en el bienio 2010-2011, de 51,3%, permitió solventar la elasticidad importaciones/PIB, que representan una relación de 3 a 1 y de 4,5 a 1 en el caso de las importaciones de bienes de capital. - El impulso fiscal (tasa de crecimiento del gasto sobre el PIB menos tasa de crecimiento de los ingresos sobre el PIB), fue de 1,1% del PIB en 2010 y de 1,7% del PIB en 2011. Esta medición, cuando arroja resultados positivos, refleja un crecimiento sostenido del gasto, pero financiado en forma sustentable por el aumento del nivel de actividad. - El dinero transaccional (M2: Billetes y Monedas en Poder del Público, más los depósitos en Cuenta Corriente, más los depósitos en Caja de Ahorro en pesos) acompañó el crecimiento económico ubicándose en el 28,1% del PIB para 2010 y en el 29% del PIB para 2011, manteniendo el coeficiente de monetización de la economía, lo cual siempre ha sido una tarea dificultosa en nuestro país. 17 - El Gobierno afrontó dos años de vencimientos externos abultados, U$S 18.965 millones para 2010 y U$S 22.621 millones para 2011, y a la vez, mantuvo constante su nivel de reservas internacionales, que sumaban U$S 47.697 millones a fines de 2009 y U$S 46.376 millones a fines de 2011. En suma, la Argentina creció a altas tasas – privilegio al que sólo habían podido acceder un puñado de países, en un mundo en crisis - y lo había hecho desde la solvencia de su cuenta corriente, sin acudir al mercado de capitales, cumpliendo sus compromisos externos, sin ajustes devaluatorios ni fiscales, y cerrando 2011 con la tasa de desempleo más baja de las últimas dos décadas, a lo que debemos añadir un resonante triunfo electoral del Gobierno Nacional. Etapa IV – El autofinanciamiento como modelo de superación de la restricción externa. (2012-2013) En cuanto al bienio 2012-2013, el mismo conforma la cuarta etapa del ciclo, la cual estuvo signada por el notable esfuerzo de superar la restricción del sector externo a través de un esquema de autofinanciamiento, interviniendo en los tres grandes núcleos que engloba la demanda de moneda extranjera: las necesidades reales de importación, los giros de utilidades y dividendos al exterior y el vuelco de la capacidad de ahorro hacia el dólar como reserva de valor excluyente. La regulación cambiaria a la que fueron sometidos estos núcleos, mal llamada “cepo” por los medios dominantes, tuvo por objeto asegurar que el superávit de la balanza comercial permitiera la acumulación de reservas y el pago de los servicios de la deuda soberana. Como se señaló pormenorizadamente en el Capítulo 2 del Primer Informe de Coyuntura4, las tensiones sobre las políticas de autofinanciamiento estaban dadas por el desbalance de divisas del sector energético, el saldo negativo del intercambio con Brasil y el impacto en el bienio de importantes vencimientos de deuda. 4 Informe Nº1 Informe del Observatorio de Coyuntura Económica - UNTREF. Capítulo 2 “La política económica después de la reelección. Problemas y soluciones”. 18 El cuadro que sigue, referido al balance cambiario del Banco Central de la República Argentina, a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) refleja: BALANCE DE PAGOS (MULC - BCRA) En millones de U$S CONCEPTO 2012 2013 3.866 -13.277 14.673 1.745 Cobros por exportaciones de bienes 80.772 75.250 Pagos por importaciones de bienes 66.099 73.505 Cuenta Corriente Cambiaria Balance Transferencias por mercancías -3.825 -9.403 Ingresos 10.059 8.396 Egresos 13.884 17.800 -7.594 -5.887 -7.369 -4.524 -225 -1.363 Otras transferencias corrientes 611 267 Cuenta Capital y Financiera Cambiaria -7.171 1.452 3.744 2.413 Servicios Rentas Intereses Utilidades y dividendos y otras rentas Inversión directa de no residentes -112 -37 Préstamos financieros y líneas de crédito -3.096 -3.327 Préstamos de otros Organismos Internacionales y otros bilaterales -1.757 -1.882 Formación de activos externos del SPNF -3.404 397 Formación de activos externos del sector financiero -190 71 Compra - venta de títulos valores -324 23 Inversión de portafolio de no residentes -1.583 697 -448 3.096 Variación de Reservas Internacionales -3.305 -11.825 Variación Contable de Reservas Internacionales -3.086 -12.691 219 -866 Otras operaciones del sector público (neto) Otros movimientos netos Ajuste por tipo de pase y valuación - Que el superávit de la cuenta mercancías resultó insuficiente en los dos años para afrontar los requerimientos de la cuenta corriente, en términos de servicios reales y financieros que ésta demandaba. 19 - Que la cuenta capital presentó un resultado negativo en 2012 y levemente positivo en 2013. Esto se debe a la reducción del endeudamiento público, la cancelación de préstamos del sector privado como respuesta a la regulación cambiaria y la caída neta del financiamiento de organismos multilaterales, esencialmente el BID y el Banco Mundial, como consecuencia del veto estadounidense a los desembolsos de créditos para la Argentina. - Que, debido a lo ajustado de la cuenta corriente del balance cambiario y los límites de la cuenta capital, el sostén del equilibrio fue la variación negativa de las Reservas Internacionales del Banco Central a lo largo de los dos años. En efecto, al verse frente a una restricción externa, el Gobierno no adoptó medidas apresuradas y gravosas para los intereses populares, como podrían haber sido una abrupta devaluación que contrajera el consumo y el empleo por caída de las importaciones, o avanzar en una desordenada regulación de la agenda pendiente con el sector externo, que implicara una aceptación pasiva de las condiciones impuestas por el poder internacional. Es evidente que una corrección cambiaria potente en corto plazo, aunada a una subordinación inmediata a los requisitos del poder financiero global en temas como los fallos arbitrales del CIADI, la compensación a REPSOL por la expropiación a YPF y/o la regularización de la deuda con el Club de París, le hubieran permitido a la Argentina superar el corsé impuesto por el sector externo, rápidamente y sin las tensiones político/económicas que surcaron el lapso 20122013. Ahora bien, los costos de una salida como la descripta, se hubieran traducido en un agudo deterioro del salario y las jubilaciones, un aumento del desempleo y una inserción absolutamente pasiva en el mercado global, tal como ocurrió en el período 1992-2001. Como contracara, la resistencia a que la escasez de divisas fuera afrontada con un fuerte ajuste sobre el pueblo, se tradujo en una caída de las Reservas Internacionales del Banco Central de U$S 15.632 millones entre el 01 de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2013. 20 En este lapso, la economía creció a una tasa anual de 1,9% del PIB en el año 2012 y 3,1%, de acuerdo a la nueva metodología de cálculo5, en 2013. Asimismo, el desempleo se redujo de 6,9% en la última medición de 2011 a 6,4% a finales de 2013. El debilitamiento de la solvencia externa, frente a mercados volátiles y complejos con cambios de dirección en los flujos financieros, tal como se reseña en el capítulo anterior, obligaron al Gobierno a avanzar en una modificación de rumbo de su política económica, dado que el diseño de autofinanciamiento comenzaba a agotarse y restringía la capacidad de ejecutar políticas públicas, con un impacto negativo sobre empleo, salario y protección social. Los cambios de política económica a partir de fines de 2013, se pueden resumir en dos aspectos centrales: - Alcanzar un mayor nivel de competitividad por la vía cambiaria. - Regularizar los temas pendientes de la agenda externa a fin de revertir el resultado negativo de la cuenta capital, favoreciendo el ingreso de fondos desde el exterior al país. La devaluación: ¿golpe de mercado o búsqueda de mayor competitividad? La política cambiaria a partir de 2003 se definió como de “flotación administrada del tipo de cambio”, precisamente porque la evolución del precio del dólar debía administrarse dentro de un desfiladero angosto definido en un margen por el nivel de empleo y en el otro por el nivel de salario. El tipo de cambio debe flotar hacia el alza como una herramienta que le permita a la Argentina producir bienes industriales, e inclusive exportarlos, lo cual garantiza empleo, pero a la vez hay que procurar que esa condición de competitividad no se dé a costa del salario. El gran desafío de tener industria fuerte con presencia mundial acompañada de salarios altos, es el objetivo de la política cambiaria en este modelo. 5 Cálculo según la base a precios constantes año 2004. 21 La restricción externa que emerge a fines de 2011 y que caracteriza el período actual, obligó a agregar a la “flotación cambiaria administrada” la “regulación cuantitativa de la cuenta corriente externa”, es decir, el manejo directo de los volúmenes de importación y giro de divisas al exterior. La regulación cambiaria planteó, al impedir la conversión de los excedentes en dólares, un límite a la tasa de ganancia privada, abriendo una áspera disputa con el empresariado en general y con los agentes económicos más poderosos en particular. El bienio 2012-2013 estuvo surcado entonces por las presiones empresariales por reconstituir mayores niveles de rentabilidad, estrategia que llevaron adelante desencadenando dos tipos de presiones: la aceleración de la suba de precios y la restricción de la oferta por la vía de retraer la inversión. Inflación y ausencia de inversión fueron la respuesta al planteo del Gobierno de regular la escasez de divisas para impedir un impacto sobre los ingreso de los trabajadores. Esta disputa, exteriorizada en la aceleración de la suba de precios internos, arrojó a lo largo del tiempo una erosión del valor del tipo de cambio para la producción industrial. El esfuerzo del Gobierno por proveer energía barata, implica una menor disponibilidad de dólares en general, pero en particular para su apropiación y fuga por parte del empresariado. En consecuencia, si la tasa de ganancia se ve limitada por la escasez de divisas y ante la ausencia de energía autogenerada, el salario será la variable que permita ajustar en favor del beneficio del capital. La máxima para este sector parece ser que si la energía dejó de ser barata, es imprescindible que se abaraten los salarios. El Gobierno entonces llega a finales de 2013 con un límite a la capacidad de autofinanciarse empleando reservas, y con un deterioro del tipo de cambio en su doble función de protector del empleo y del salario. Este es el punto donde se mezcla la presión del mercado por una fuerte devaluación que recomponga utilidades extraordinarias y la necesidad del Gobierno de recuperar un dólar competitivo para frenar la salida de reservas y ganar autonomía frente al poder económico. 22 ¿Cuánto peso tuvo cada uno de estos componentes en la devaluación del mes de enero? La realidad es que las autoridades económicas pudieron controlar la corrección cambiaria, de modo tal de recuperar un tipo de cambio competitivo sin un abrupto deterioro de los ingresos de la población, desacelerando rápidamente la salida de las Reservas Internacionales del Banco Central. Tal como se comentó en el capítulo en el que se describe el escenario internacional, la Argentina debía adaptar su tipo de cambio, no sólo por las causas internas, sino también en base a las exigencias del cambio de flujos financieros globales determinados por la recuperación de Estados Unidos. Turquía, India, Indonesia, Sudáfrica, Brasil Y China modificaron significativamente sus paridades cambiarias, en rangos que van de 15% a 25%, con lo que la devaluación de enero de 2014 de 23%, se ubica en ese contexto de búsqueda de “tipo de cambio real competitivo”, que parece dominar la tónica de los países en vías de desarrollo. El debut del Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU) El verano de 2014 fue singularmente caliente, porque frente al fracaso del mercado para lograr una mega devaluación, la respuesta inmediata, en una suerte de “redoblo la apuesta”, fue intentar distorsionar completamente el sistema de precios nacional, forzando a que en los insumos para bienes durables no hubiera lista de precios y que las grandes comercializadoras de alimentos dispararan subas escasamente correlacionadas con la realidad. La enérgica acción del equipo económico obligó a los proveedores de insumos industriales a retrotraer sus precios y en relación a los alimentos puso en marcha el programa “Precios Cuidados”. “Precios Cuidados” es un mecanismo en el cual el Gobierno asume junto con los supermercados, los mayoristas y sus proveedores, una administración de precios de una canasta de casi 200 productos, con el doble propósito de, por un lado, cuidar el poder adquisitivo de la población de menores ingresos, y por el otro restablecer precios de referencia para los alimentos que habían sido vulnerados por las cadenas comercializadoras. 23 El nuevo IPC (IPCNU) recoge estructuralmente la diversidad de consumo existente en todo el país, dado que se relevan 225.000 productos de 12.000 establecimientos encuestados. Esta muestra abarcativa de los comportamientos consumidores de la población, cualquiera sea su nivel de ingresos, impulsa el aumento del índice pues tiende a reflejar consumos más diversos y sofisticados, al compulsar mayor cantidad de zonas de buen poder adquisitivo. Acompañando esta suba estructural, la variación del índice en su debut en enero de 3,7% y en febrero de 3,4%, revelan la brutal presión que ejercieron los agentes económicos dominantes para quebrar una política económica que tiende a regular los distintos precios y el tipo de cambio. La volatilidad deseada por los especuladores que se expresa en el debut del Índice (IPCNU) es la voluntad de realizar ganancias extraordinarias a costa del salario en forma rápida. Un cambio en la política monetaria En el marco de la búsqueda de un nuevo escenario de competitividad, y con el objetivo de impedir que la restricción externa provoque mayores tensiones en el nivel de precios y en el tipo de cambio, por primera vez en una década, el Banco Central cambió el rumbo signado por una política monetaria expansiva, de abundante liquidez y tasas de interés negativas, por la fuerte colocación de instrumentos de absorción monetaria, a tasas de interés aceleradamente aumentadas, de modo de provocar un encarecimiento del peso frente al dólar. La tasa de interés nuevamente se convirtió en el precio elevado a pagar a los ahorristas y tenedores de dólares, para mantener sus activos financieros en pesos. Como contrabalance de la devaluación, la política de restricción monetaria seguida por el Banco Central a partir de diciembre de 2013, persigue como objetivo la estabilidad de los precios internos. Al encarecer el costo del dinero, la opción de mantener altos stocks de productos, especulando con las subas de precios autogeneradas, deja de ser una alternativa ventajosa. En el corto plazo, la venta de stocks excedentes, frente a una tasa de interés pesada para los deudores y atractiva para los inversores, se vuelve una necesidad antes que una opción. La exigencia del Banco Central, a través de su política monetaria restrictiva, de mantenerse líquido para preservar capital de trabajo está forzando un retorno paulatino a las “ofertas de contado” a la salida del verano. 24 Es claro que esta política sólo puede sostenerse en un plazo corto, porque una vez liquidados los stocks acumulados con fines especulativos, una variación negativa de los mismos, por debajo de los niveles razonables, podría comenzar a afectar la cadena de pagos. La tasa de interés BADLAR se elevó 600 puntos básicos desde 19,2% en noviembre de 2013 a 25,4% en enero de 2014. La base monetaria creció a lo largo de 2013 desde $298.282 millones a comienzos de año hasta $361.580 millones al cierre, lo que representa una variación de 21,2%. La política fiscal El comparativo del Sector Público Base Caja de 2013 respecto de 2012 reflejado en el cuadro que sigue, evidencia: SECTOR PÚBLICO BASE CAJA ESQUEMA AHORRO - INVERSIÓN - FINANCIAMIENTO En millones de pesos 2013 2012 Variación % interanual INGRESOS CORRIENTES 717.855,6 550.189,8 30,5% GASTOS CORRIENTES 691.644,7 544.181,3 27,1% 26.210,9 6.008,5 336,2% CONCEPTO RESULTADO ECONÓMICO: AHORRO/DESAHORRO RECURSOS DE CAPITAL 58,7 212,1 -72,3% GASTOS DE CAPITAL 90.747,0 61.784,0 46,9% INGRESOS ANTES DE FIGURAT. 717.914,3 550.401,9 30,4% GASTOS ANTES DE FIGURAT. 782.391,7 605.965,3 29,1% -64.477,4 -55.563,4 16,0% CONTRIBUCIONES FIGURATIVAS 221.427,0 168.086,3 31,7% GASTOS FIGURATIVOS 221.427,0 168.086,3 31,7% -22.479,0 -4.373,6 414,0% RESULTADO FINANCIERO ANTES DE FIGURAT. SUPERÁVIT PRIMARIO TOTAL Fuente MECON – Secretaría de Hacienda - Un leve deterioro del equilibrio fiscal primario, dado que 2013 presenta un déficit de $22.479 millones, que constituye el 3,2% de los ingresos corrientes. En tanto que para 2012 el guarismo es de $-4.373,6 millones equivalente a 0,8% del total de ingresos corrientes. - La tasa de variación de los ingresos corrientes en 2013 respecto de 2012 es de 30,5%. A su vez, la de los gastos corrientes, en igual período comparado, es de 27,1%. 25 Un incremento de los gastos más que proporcional de los ingresos, tiende a explicar la ampliación del desequilibrio primario antes comentada. Del mismo modo que se han efectuado correcciones en el tipo de cambio y en la tasa de interés, es razonable esperar modificaciones de la política de subsidios sobre los servicios públicos del Área Metropolitana de Buenos Aires, a fin de restablecer el balance de las cuentas públicas. La recaudación, por su parte, conforme al cuadro que sigue, en el año 2013 experimentó una tasa de variación de 27,2%, advirtiéndose el fuerte desaceleramiento de lo recaudado en derechos de exportación durante 2013 respecto de 2012, donde el incremento apenas fue de 1,4%. Esta cifra expresa la resistencia de los productores agropecuarios a exportar, reteniendo stock cercano al 15% de la cosecha, tonelaje inédito respecto de otras épocas. RECAUDACIÓN TRIBUTARIA 2013 En mi l l ones de pes os 2013 % RECAUDACIÓN VARIACIÓN RESPECTO 2012 Recursos Tributarios 940.539 100,0% 27,2% Impuestos (1) 551.611 58,6% 29,6% IVA Bruto (2) 251.743 26,8% 30,4% IVA Neto de Devol uci ones 249.006 26,5% 30,7% Ga na nci a s 183.599 19,5% 32,6% Cuentas Corri entes Ley 25413 56.515 6,0% 28,6% Combus tibl es l íqui dos y GNC 31.010 3,3% 20,3% Internos 16.490 1,8% 26,5% Adi ci ona l de emergenci a s obre ci ga rri l l os 1.392 0,1% 16,3% Bi enes pers ona l es 10.296 1,1% 41,8% Ga na nci a míni ma pres unta 1.728 0,2% 19,8% Monotri buto - Recurs os Impos i tivos 4.423 0,5% 15,6% Res to 2.545 0,3% 19,5% Devol uci ones , rei ntegros fi s ca l es y reembol s os (-) 8.131 0,9% 78,4% Seguridad Social 304.887 32,4% 31,6% Recursos Aduaneros (3) 85.354 9,1% 4,8% Comerci o Exteri or 79.016 8,4% 1,4% Ta s a s Adua nera s 6 0,0% -41,1% 5.995 0,6% 93,5% 337 0,0% -3,1% CONCEPTO Ingres os Brutos Res to (1) Recaudació n neta de devo lucio nes y Reintegro s Fiscales (2) Recaudació n bruta, sin restar Devo lucio nes y Reintegro s Fiscales (3) No incluye recaudació n po r Impuesto s a las Ganancias, al Valo r A gregado , Interno s y Co mbustibles F ue nt e A F IP 26 Nivel de actividad Al momento de prepararse este informe, el INDEC ha cambiado la base de cálculo del PIB, construyendo una serie que tiene como base millones de pesos constantes del año 2004, recordando que el anterior remitía al año 1993. Dado lo contemporáneo de esta modificación, el análisis se limitará a lo siguiente: - La tasa de variación del PIB del año 2013, fue de 3%. - La misma se explica en mayor medida por la actividad agropecuaria (10,6%), pesca (22,8), intermediación financiera (21%) y servicios en general (superiores a la tasa promedio de 3%); como contrapartida, la industria manufacturera presenta una leve disminución (-0,3%). El cuadro que sigue refleja la evolución de las políticas monetaria y fiscal expansivas y su impacto sobre el nivel de actividad: POLÍTICA FISCAL Y MONETARIA EXPANSIVAS Y SU IMPACTO EN LA TASA DE CRECIMIENTO PIB Cifras en Millones de $ GASTO PÚBLICO ADMINISTRACIÓN NACIONAL 2010 2011 2012 2013 BASE MONETARIA VARIACIÓN VARIACIÓN MILLONES DE $ PORCENTUAL AÑO MILLONES DE $ PORCENTUAL ANTERIOR AÑO ANTERIOR 329.034 31,70% 156.104 31,60% 450.548 36,90% 210.100 34,60% 605.965 34,50% 292.138 39,00% 789.476 30.30% 361.580 23,80% TASA DE CRECIMIENTO PIB 9,20% 8,90% 1,90% 3,00%* Fuente: Secretaría de Hacienda, BCRA e INDEC * Cálculo según la base a precios constantes 2004 Las cifras previas expresan que en el bienio del autofinanciamiento 2012-2013 - en el que la economía se desenvuelve con una cuenta corriente del balance de pagos estrecha y una cuenta capital negativa financiada por la Reservas Internacionales - la política fiscal y monetaria expansivas encuentran límites para estimular el crecimiento. Es nítida la diferencia con el bienio 2010-2011, en que la cuenta capital era positiva y la cuenta corriente más holgada. 27 Ante el inicio de una nueva etapa Las cuatro etapas económicas reseñadas en este largo período que se aproxima a cumplir once años, definieron la clara voluntad de las autoridades, por primera vez en mucho tiempo, de que la Argentina fuera una Nación autónoma para decidir sus políticas públicas, con independencia de las agendas de los mercados globales y de las corporaciones locales. Con aciertos y errores, este es un largo ciclo de construcción de un país que mira hacia sus potencialidades productivas y también hacia las necesidades de su pueblo. La última etapa que denominamos “el bienio del autofinanciamiento 2012-2013” constituye el esfuerzo más grande respecto de los años anteriores por afirmar esta voluntad soberana. Las críticas más agudas y descarnadas desde los sectores que alientan una restauración liberal conservadora, intentan deslegitimar la relevancia de este momento en el desarrollo de la historia económica de nuestro país, aún a costa de poner en relieve una subjetividad extrema al momento de analizarlo. Es así como, sin considerar en su ponderación condicionantes que emergen con fuerza a principios de 2012, tales como el déficit energético, la estructura históricamente deficitaria de nuestra industria – en esta oportunidad, agudizada por la profundización de un intercambio desfavorable con Brasil- y los fuertes de vencimientos de deuda, relativizan el debate poniendo el foco en lo que eufemísticamente denominaron “cepo cambiario”. Este esquema que viene a limitar la capacidad de comprar dólares para atesoramiento, donde las grandes empresas también ven obstaculizada su capacidad de dolarizar ganancias para posteriormente remitirlas al exterior, fue el modo a partir del cual el Gobierno estableció un orden de prioridades para hacer frente a la “restricción externa” sin afectar el nivel de actividad, garantizando el pago de nuestros servicios de deuda y sosteniendo el principal objetivo, que es la protección de la política de ingresos de los sectores mas vulnerables. 28 De este modo, el Gobierno marca un hito en derrotero económico de nuestro país, haciendo frente a esta restricción externa con recursos propios y desarticulando el avance de los sectores que se pretenden dominantes sobre los recursos del Estado por la vía de una puja financiera. Habiendo transcurrido el momento más álgido de esta tensión, el Gobierno no desatiende la necesidad de reorientar la estrategia coyuntural en un escenario de fuertes restricciones internacionales y de resistencias locales, como las anteriormente descriptas. Esta de ningún modo implica una resignación por parte del Gobierno de la voluntad de ejercer el poder político emanado del voto popular, con autonomía del poder económico. En línea con lo anterior, podemos observar que la etapa que se inicia, está signada, como se señaló en los apartados anteriores, por: - La necesidad de alcanzar un mayor nivel de competitividad de la economía argentina reordenando los precios de la misma. - Regularizar los temas pendientes de la agenda externa a fin de revertir el resultado negativo de la cuenta capital, favoreciendo el ingreso de fondos desde el exterior al país. Ambos objetivos procuran superar la restricción externa sin dañar el salario, pero sobre todo, preservando los niveles de empleo y actividad económica, como forma de recuperar un sendero de crecimiento sostenido. Las medidas que el Gobierno ha adoptado se orientan esencialmente a un factor de la demanda agregada, que en estos dos años resultó un límite al crecimiento: la inversión. 29 Los límites a la tasa de ganancia empresaria, ya varias veces comentados, que la regulación cambiaria impuso a la posibilidad de dolarizar excedentes, impactaron negativamente en el componente de inversión. Si se toma el cálculo del PIB, de acuerdo a la medición a valores constantes de 1993, advertiremos que la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF) se desenvolvió a las tasas promedio anuales que se exponen a continuación: IBIF 1993-2001 -0,2% 2003-2010 3,1% 2011 3,8% 2012 -1,2% III. 13 1,5% Fuente INDEC El cuadro que precede permite advertir: - Que la tasa de inversión promedio anual en el período abierto en 2003, evolucionó muy por encima de la del ciclo neoliberal de la convertibilidad. La tasa promedio anual del lapso 2003-2010 fue 3,1%, en tanto que la de 1993-2001 fue negativa en -0,2%. Es claro, entonces, que las políticas de demanda sostenidas por más de una década durante el actual período, constituyeron un incentivo potente para la inversión en el país, no así el denominado “clima de negocios” que sobrevoló el ciclo de las reformas de mercado. - En 2012, la tasa de inversión presenta una variación anual negativa de -1,2%, que contrasta con el potente aumento que había experimentado en 2011 de 3,8%. Es claro que frente a la escasez de divisas, el empresariado, tanto nacional como extranjero, ante la imposibilidad de transformar en dólares sus excedentes, optó por una fuerte retracción del proceso de inversión en el país. - La variación positiva que expresa el tercer trimestre de 2013 de 1,5% es, a pesar de ser exigua, el reflejo de que la tenacidad del Gobierno para sostener sus políticas de ingreso y de consumo interno, favoreció que un sector del empresariado lentamente comenzara a reinvertir, a pesar de los límites planteados por el sector externo. 30 En consecuencia se puede inferir que el bienio del autofinanciamiento 2012-2013, sostuvo el funcionamiento del mercado interno, la protección previsional y social, el empleo y el salario, pero generó una respuesta negativa en la tasa de inversión del país, con el consiguiente límite a la oferta de bienes y servicios. Este período será recordado a partir del notable esfuerzo de un gobierno para superar el freno que el balance de pagos le puede imponer a una economía de tamaño medio para desenvolverse en forma autónoma de la oferta de divisas. Pero también, como aquél signado por las tensiones y fracturas que surgieron al interior del empresariado nacional y extranjero respecto a esa decisión, que se reflejaron en el nivel de inversión caracterizada por una tendencia declinante. La descripción sobre el comportamiento de la inversión en este bienio, tiene por objeto delinear que el conjunto de medidas que se han adoptado en esta nueva etapa apuntan esencialmente a recuperar la tasa de inversión en el país, como un factor importante de la demanda agregada. El ordenamiento de la agenda del sector externo para superar los residuos de la crisis del default de 2001, persigue favorecer el ingreso de capitales. La profundización del desarrollo industrial en nuestro país – que no fue alcanzado sobre la mano de obra barata - requiere de la expansión de nuestras fuentes de energía, mayor equipamiento de capital moderno, como así también, mayores avances en lo que respecta a infraestructura en transporte y logística. Todos pilares de una nueva etapa de crecimiento económico. A estas condiciones que mejoren la perspectiva de la cuenta capital del balance de pagos, debe sumarse una mayor presencia de actores del empresariado, esencialmente nacional, que se apropien de lo avanzado estos años, consoliden su presencia en el mercado interno, principio de existencia de su actividad, y procuren conquistar nuevos mercados, sobre todo en las regiones emergentes de América Latina, África y Asia. 31 La nueva etapa que se abre está dirigida, fundamentalmente, al desarrollo de las potencialidades de un empresariado, robustecido al calor de estos once años de expansión económica, para que asuma el desafío en alianza con el Estado, de lanzar un proceso de inversión modernizante que consolide los avances industriales y sociales de este período. Es así como, vemos que el Gobierno activa todos los mecanismo y herramientas necesarias para que la tasa de inversión se eleve considerablemente, en un escenario caracterizado por un Estado desendeudado, con equilibrios macroeconómicos sostenidos en el tiempo en forma inédita respecto de los últimos treinta años, bajo nivel de desempleo y una base productiva diversificada e inserta en el mercado internacional. Podemos afirmar sin riesgo de equivocarnos que, en el marco de una economía mundial aún errante y convulsionada, los anteriores son atributos suficientes para que nuestro país emerja en todas sus capacidades como un escenario ineludible a la hora de emprender actividades estables, dinámicas y prometedoras. Sin lugar a dudas, es el análisis de aquellos inversores que adquirieron bonos de YPF, formulando ofertas que quintuplicaron el monto de la emisión de deuda requerido por la principal empresa argentina. 32 INDICE PRÓLOGO Panorama Internacional La evolución pos crisis de los países desarrollados y su impacto en los emergentes ....... 2 - Los principales socios comerciales de la Argentina: Brasil y China ………………………… 6 Argentina: conclusión de una etapa e inicio de otra …………………………………………………… 9 - El fin del bienio del autofinanciamiento (2012-2013)……………………………………………… 9 Etapa IV – El autofinanciamiento como modelo de superación de la restricción externa. (2012-2013) ……………………………………………………………………………………… 18 - La devaluación: ¿Golpe de mercado o búsqueda de mayor competitividad? …………. 21 - El debut del Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU) ………………… 23 - Un cambio en la política monetaria ……………………………………………………………………….. 24 - La política fiscal ……………………………………………………………………………………………………… 25 - Nivel de actividad ………………………………………………………………………………………………….. 27 Ante el inicio de una nueva etapa 28 33