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PRÓLOGO
Presentamos el Informe Número 10 del Observatorio de Coyuntura Económica,
correspondiente a las cifras consolidadas del año 2013, ratificando el objetivo inicial respecto de la
necesidad de aportar pensamiento al derrotero estructural de la Nación, a través de una
interpretación de las decisiones de política económica y las mediciones de los resultados en el
corto plazo.
Estamos ante un ciclo político, iniciado en el año 2003, de vigencia prolongada y
proyección futura, que obliga a evaluar el acontecer con una mirada prospectiva.
Agradecemos a la Universidad de Tres de Febrero y a su Rector el Lic. Aníbal Jozami el
pluralismo profundamente democrático en el que se desenvuelve nuestro trabajo.
Lic. Antonio Mezmezian
Cdor. Roberto Feletti
Subdirector
Director
Observatorio de Coyuntura Económica
Observatorio de Coyuntura Económica
UNTREF
UNTREF
1
Panorama Internacional
La evolución pos crisis de los países desarrollados y su impacto en los emergentes
Al cabo de seis años del impacto de la crisis de Lehman Brothers sobre las economías más
poderosas del planeta, se pueden advertir dos características marcadas: la primera de ellas es una
recuperación general muy débil, con una tasa de crecimiento del PIB promedio que apenas alcanza
1,3 % y, la segunda, es que en ese contexto se observa un paulatino pero sostenido despegue de la
economía estadounidense respecto de la Unión Europea y Japón, proyectándose una tasa de
incremento del PIB para 2014 de 2,8%.
Las razones que definen esta débil recuperación de la crisis, y por qué en ese escenario
Estados Unidos comienza a marcar diferencias, deben buscarse en que el actual ciclo que atraviesa
el capitalismo exige un incremento de la productividad del capital respecto del trabajo mayor que
en otras épocas, debido a la ausencia de un nuevo paradigma científico-tecnológico que garantice
el reinicio de la fase de acumulación de capital al final de la crisis.
El incremento del precio de las materias primas desde principios de este siglo, sobre todo
la energía, debilitan la competitividad de las economías desarrolladas, y las vuelve más
dependientes de un ajuste sobre sus costos de mano de obra en relación al pasado.
Este aumento del costo de las materias primas, sumado a los salarios y las prestaciones
sociales elevadas, tornan inviable que los países centrales, sin un salto científico – tecnológico
como el que tuvieron en los ´80, puedan retomar un sendero de crecimiento sostenido, en el
actual mundo globalizado y capitalista. Es así como pierden competitividad frente a los países
emergentes, en particular aquellos de gran tamaño en el Asia Pacífico y América Latina.
Al analizar las políticas resultantes de la crisis 2008-2009, se advertirá la ausencia de
medidas concretas y potentes de recuperación de la demanda efectiva por la vía fiscal, y de la
expansión del gasto público.
2
En cambio, hay una centralidad de la política monetaria a través de la fuerte creación
primaria de dinero y el desplome de la tasa de interés como mecanismos de asegurar la liquidez
que evite la quiebra de bancos y otras instituciones crediticias y de inversión, proveedoras de la
multitud de activos financieros depreciados aceleradamente al reventar las burbujas de precios
con que se desenvolvía la economía real.
La expansión de la liquidez monetaria fue decisiva para impedir una quiebra financiera
generalizada, pero no para garantizar un ciclo ascendente de las economías, que superara el
estancamiento productivo y el desempleo.
En este cuadro general, y para advertir las diferencias al interior del mismo, es necesario
detenerse primero en la situación de la zona euro, la cual, como se verá seguidamente, presenta el
mayor grado de complejidades y límites a superar en este contexto.
La crisis en la eurozona hizo emerger brutalmente las diferencias de competitividad entre
los países que la conforman. El sinceramiento de las asimetrías entre la Europa Mediterránea
(España, Portugal, Italia y Grecia) respecto de las economías más fuertes (Alemania, Francia y el
Benelux) condena a la primera a una devaluación fiscal y social, para corregir por ese mecanismo
sus desequilibrios en el sector externo.
El ancla que supone una unificación monetaria impide que los países más débiles puedan
ganar competitividad depreciando de forma autónoma su moneda. Por lo tanto, quedan
compelidos a producir un ajuste en sus cuentas públicas que contraiga la demanda interna
abaratando sus insumos y el salario por la vía del desempleo, para poder integrarse en forma
competitiva en el nuevo contexto.
En línea con lo anterior, vemos como mientras España, Italia, Grecia, Portugal y en forma
más reciente Francia, aplican planes de austeridad fiscal que potencian el estancamiento
económico, impidiendo una elevación de la demanda por la vía del gasto público, Alemania, con
casi un 40% de su demanda total vinculada a sus ventas al mundo, gana competitividad al
abaratarse los insumos que demanda para exportar del resto de los países europeos.
3
El sostenimiento del euro como moneda de reserva internacional, le otorga a la economía
alemana la capacidad de adquirir insumos baratos y, a su vez, la de inundar el mercado de
consumo con productos de alto valor agregado en lo que respecta a ciencia y tecnología,
restándoles dependencia de la volatilidad de los mercados internacionales.
Por el momento, la receta para la Europa Mediterránea es depreciar sus productos y
salarios para sostener la competitividad de las economías europeas más fuertes, esencialmente la
alemana, a la espera que el mayor crecimiento de éstas derrame en un incremento de la demanda
agregada hacia toda la zona euro.
Lo anterior define un complejo panorama que le exige a Europa abandonar sus políticas de
inclusión objetivadas en los Estados de Bienestar socialdemócratas, garantes de un mercado
interno robusto, para avanzar en modelos competitivos que requieren energía, alimentos y mano
de obra cada vez más depreciados. La reciente crisis de Ucrania encuentra sus raíces en este
esquema. Los resultados de esta política se aprecian en las diferentes tasas de incremento del PIB,
de Alemania 0,5% respecto del promedio de la zona euro -0,4%.
Estados Unidos también ha experimentado un escenario similar donde la recuperación de
la demanda interna lesionaba la competitividad de la economía más poderosa de la Tierra,
agudizando sus desequilibrios externo y fiscal.
Dicho de otro modo, un incremento del consumo interno provocaba una mayor demanda
de productos importados, fundamentalmente de energía a precios elevados, y aumentaba el
desbalance externo debilitando al dólar como moneda de reserva internacional, en favor del oro y
el euro.
La potente emisión de dólares para financiar estos desequilibrios aceleraba la depreciación
del billete verde, y le impedían a Estados Unidos manejar los rangos de su devaluación en procura
de alcanzar competitividad.
4
El fracaso en 2005 de construir con la totalidad de América Latina una amplia zona de libre
comercio que, en el marco de la crisis, le proveyera de insumos abaratados para potenciar su
competitividad, tal como lo hizo Alemania, limitó inicialmente las posibilidades norteamericanas
de una recuperación transfiriendo parte de su crisis al resto de América.
Las guerras que asolaron Medio Oriente a partir de 2003 son reflejo de la urgencia
estadounidense por asegurar su provisión de energía. Sin embargo, encontraría una solución
parcial a este problema al interior de sus fronteras, donde la explotación de yacimientos de
petróleo no convencional le permitió a la primera nación del mundo reducir sus importaciones de
combustible en forma relevante, abriendo para la misma un escenario de recuperación donde la
necesidad de emisión monetaria para financiar desequilibrios, se acota. Las tasas de aumento del
PIB de Estados Unidos fluctuaron de 1,7% en 2011 a 2,8% en 2012, 1,9% en 2013 y proyectando
2,8% para 2014.
Producida la mejora en el abastecimiento de energía, Estados Unidos intenta recrear una
zona de libre comercio en América Latina denominada “Alianza del Pacífico”, apoyada en varios
tratados bilaterales firmados por Chile, Perú, Colombia y México.
La otra decisión de impacto sobre las economías emergentes de carácter más global, son
los anuncios realizados por la FED, respecto de un retiro gradual de los estímulos monetarios. La
perspectiva de una suba de la tasa de interés estadounidense provocó lo que los mercados
denominan “vuelo a la calidad” de un importante volumen de capitales mayoritariamente
especulativos que financiaba desequilibrios en las economías emergentes, impactando
negativamente en los tipos de cambio y tasa de interés de dichas economías.
Efectivamente, para los países en desarrollo, desenvolverse con una cuenta corriente del
balance de pagos deficitaria sostenida con ingresos de capitales internacionales atraídos, tanto por
una tasa interna elevada como por la emisión de deuda soberana, es riesgoso frente a un cambio
de dirección del movimiento de los mercados. El cuadro que continua, muestra la devaluación
experimentada en varias economías del mundo menos desarrolladas a lo largo de 2013.
5
Período
dic-11
dic-12
dic-13
Brasil
1,83
2,08
2,34
Var %
8,2%
13,5%
12,5%
Tipo de cambio Nominal
Promedio mensual - Variaciones porcentuales interanuales
Moneda Local por dólar
Var %
Var %
Var %
China
India
Indonesia
6,35
-4,7%
53,07
15,7%
9.029,36
-1,1%
6,29
-1,0%
54,56
2,8%
9.607,59
6,4%
6,12
-2,7%
61,67
13,0%
11.952,90
24,4%
Sudáfrica
8,17
8,64
10,34
Var %
19,0%
5,7%
19,7%
Turquía (*)
1,87
1,79
2,06
Var %
22,6%
-4,3%
15,4%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Centro de Economía Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto
Como lo refleja el cuadro anterior, Argentina no es el único país emergente que ha
devaluado su moneda en los últimos tiempos.
Es importante señalar que este movimiento de capitales hacia Estados Unidos se
correspondió más al denominado “anticipo de los mercados frente a un riesgo potencial” que a
una suba significativa de la tasa de interés norteamericana. De hecho, Estados Unidos necesita
todavía más tiempo de tasas de interés negativas respecto de su inflación interna, para completar
la licuación de las deudas de empresas y familias que todavía persisten. Esta decisión ha frenado
un despegue más potente de su economía.
En conclusión, los países emergentes no pueden esperar que las economías más
desarrolladas sean las “locomotoras de la demanda internacional” pues las políticas de
reactivación son muy limitadas por la voluntad de priorizar un nuevo ciclo de acumulación de
capital, no apoyado en la demanda masiva.
Sumado a lo anterior, la paulatina mejora de la economía norteamericana le plantea a
América Latina una doble presión: la de abrir sus mercados a los productos de ese origen y, a su
vez, el encarecimiento y la merma de fondos para financiar el desarrollo.
Los principales socios comerciales de la Argentina: Brasil y China
Si bien, a tasas muy elevadas, superiores a 7%, las proyecciones sobre la economía china
son de desaceleración del crecimiento para los próximos años. El gobierno chino ha expresado a
través de distintos documentos que la nueva etapa requiere apoyar el desenvolvimiento del país
basado en su mercado interno y reducir la dependencia del ingreso de divisas por vía de las
exportaciones e inversiones.
6
Este cambio de orientación implica políticas monetarias más prudentes y mayor
participación del mercado en la captación de ahorro y asignación de los recursos crediticios, lo que
derivará en un incremento de las tasas de interés, con el consecuente impacto negativo en
aquellas empresas más endeudadas y con menos capacidad de trasladar sus costos al mercado
interno.
En esa línea, también, ha flexibilizado los parámetros de fluctuación de su moneda, el
yuan, buscando una mayor capacidad de adaptarse a las oscilaciones externas, protegiendo su
economía interna.
En el marco de una economía planificada, las autoridades chinas buscan un paulatino
desarrollo del consumo doméstico, pero acotando los subsidios al mismo y adaptándolo a ciertas
normas de funcionamiento del mercado. Esta tendencia no deja de ser una buena noticia para
Argentina, porque la principal demanda popular son los alimentos, con lo que es dable esperar
que las ventas hacia el gigante asiático se sostengan.
Brasil con la presidencia de Dilma Rousseff, recorrió un camino de desequilibrio en su
cuenta corriente del balance de pagos y financiamiento con la cuenta capital en forma
pronunciada, para lo cual se desenvolvió con un tipo de cambio apreciado, una tasa de interés
(SELIC) fuertemente positiva tanto respecto de los precios internos como de la cotización de la
moneda extranjera, acompañando este escenario atractivo para el ingreso de capitales con una
periódica emisión de deuda soberana, apoyado en su carácter de “país con grado de inversión”, el
máximo distintivo que otorgan las calificadoras internacionales.
La combinación de apreciación cambiaria y cuenta corriente deficitaria, además de
provocar una fuerte primarización de las exportaciones brasileñas, colocó al país en una singular
vulnerabilidad frente a los flujos externos, forzando una devaluación de 20,3% entre puntas
febrero 2013/febrero 2014, llevando la tasa SELIC de 7,25% a 10,75% en igual período.
7
Fue así como, la sexta economía del mundo, se vio forzada a aplicar políticas de
contención del gasto público y de ventas abultadas de Reservas Internacionales para contener el
deslizamiento cambiario. El saldo de este proceso que lleva un trienio, 2011-2013, es que la tasa
promedio de aumento del PIB en Brasil es de 2,1% a lo largo de ese período.
Este último indicador es el “testimonio” de que la política de apertura de la cuenta capital,
la pérdida de competitividad de las exportaciones, como consecuencia de un tipo de cambio
apreciado y, el sostenimiento prolongado de una tasa de interés real positiva - en niveles que la
posicionan entre las más altas del mundo - favorecieron el ingreso de capitales pero no generaron
una expansión de la economía acorde con ese flujo.
Brasil se encuentra hoy en una situación de debilidad externa, reducción de su solvencia
industrial y angostamiento de su mercado interno debido al bajo crecimiento. Todo lo anterior, en
un escenario global que tiende a endurecer las condiciones de financiamiento a los países
emergentes y de creciente presión estadounidense para forzar un escenario de apertura
generalizada en la región.
La continuidad de desequilibrios externos y fiscales que agudizan el nivel de
endeudamiento de nuestro vecino, despiertan gran preocupación interna e internacional. De
hecho, las calificadoras han comenzado a revisar sus informes sobre la economía brasileña.
Para Argentina, las dificultades de nuestro principal socio comprador de producción
nacional son una mala noticia, esencialmente porque es muy difícil consolidar una industria
sustentable en nuestro país, sin el mercado interno ampliado que implica Brasil. La última década
ha mostrado que nuestras ventas hacia ese país dependen más de su tasa de crecimiento que de
los diferenciales que pudieran existir por imperio del tipo de cambio, o las salvaguardas no
aduaneras.
Así como se señaló precedentemente, las perspectivas de una sostenida demanda de
alimentos por parte de China que impactan favorablemente en nuestra producción agropecuaria,
la debilidad de la economía de Brasil afecta nuestra producción industrial.
8
Argentina: conclusión de una etapa e inicio de otra
El fin del bienio del autofinanciamiento. (2012-2013)
El ciclo político, económico y social abierto en el año 2003 se acerca a cumplir once años.
En el plano de la política económica y del flujo de las variables sobre las que la misma actuó,
hemos reconocido en esta serie de Informes de Coyuntura tres etapas que caracterizaron el actual
período1. Las mismas son:
Etapa I - La construcción de la solvencia macroeconómica y la recuperación del Estado
como hacedor de políticas públicas. (2003-2008)
El lustro 2003-2008, no sólo marca las bases del actual esquema económico que rige hasta
el presente, esenciales para superar el colapso de la convertibilidad ocurrido en el 2001-2002, sino
que también instala un nuevo paradigma sobre las decisiones de política económica, fundado en
autonomizar al decisor público, en este caso el Gobierno Nacional, de las tendencias o ciclos
definidos por los agentes económicos privados.
Esta concepción, que se generalizó bajo la frase de “la economía se subordinó a la política”
encierra, en realidad, la reaparición del Estado como ejecutor de políticas públicas con carácter
autónomo, en relación al poder económico concentrado, en el ámbito del territorio nacional.
Este resurgimiento de la entidad territorial como un ámbito donde se inducen decisiones
de los agentes económicos a partir de políticas planteadas desde el Estado Nacional - al margen de
las corrientes globales, pero manteniendo simultáneamente un coeficiente de apertura económica
general importante (35% del PIB)2 – representó un cambio de paradigma que fue el principio de
posibilidad de lo que se ha dado en llamar “pilares del modelo”.
1
Ver capítulo introductorio del Primer Informe del Observatorio de Coyuntura Económica - UNTREF en el que se describen los rasgos
centrales de las distintas etapas económicas que atraviesa este período.
2 En el grado de apertura económica se suman las importaciones y las exportaciones.
9
¿Cómo es posible tomar decisiones de política económica autónomas de las corrientes del
mercado global, para una economía abierta y de tamaño medio? Los superávits gemelos, externo
y fiscal, la reducción del coeficiente de endeudamiento del sector público y los servicios
financieros en relación al PIB y la acumulación de reservas internacionales en el Banco Central, son
los portadores de la respuesta de indemnidad a un mundo volátil y en crisis.
El período 2003-2008, entonces, exhibió la fuerte voluntad política de corregir el diseño de
precios relativos fuertemente regresivo, surgido del crack 2001-2002, advirtiéndose las siguientes
líneas troncales de política económica:
- Desvinculación del mercado interno de los precios y la asignación de recursos del
mercado mundial: se aprovechó para ello el crecimiento de la demanda internacional,
los términos de intercambio favorables en forma sostenida y la consecuente holgura
del sector externo.
- Sustentabilidad presupuestaria: el fin de la restricción externa y la voluntad expansiva
del mercado interno, rápidamente se trasladaron a las cuentas públicas, logrando un
presupuesto sustentable en su financiamiento y calzado en las monedas de ingresos y
erogaciones. La principal carga de desbalance presupuestario, no sólo por su volumen
sino también porque estaba expresada en moneda extranjera, son los servicios de la
deuda, que van a ser reducidos y reestructurados a largo plazo, con las ofertas de canje
2005 y 2010, sino que además, se eliminará el riesgo cambiario del balance del Estado
porque los derechos de exportación permitirán afrontar pagos en moneda extranjera
con ingresos en similar moneda.
- Expansión y reorientación del gasto público: por último, el gasto corriente se vuelve
progresivamente expansivo y con fuerte orientación social, a partir de que la
recaudación de los impuestos ligados al ciclo económico, esencialmente IVA y
Ganancias, crecen al calor del impulso a la demanda del mayor gasto público.
10
La sustentabilidad externa y fiscal prolongada en el tiempo, emerge como un hecho
inédito en décadas de historia económica nacional, revistiendo, además, un componente singular
que es la existencia de una Argentina competitiva capaz de acrecentar año tras año sus
exportaciones manufactureras, y a la vez sostener un vigoroso mercado interno, empujado por el
empleo y el salario. Competitividad en el mercado mundial, exportaciones industriales crecientes y
buenos salarios, configuran bases para la gobernabilidad y el desarrollo del país que no estuvieron
presentes en períodos previos.
Este nuevo escenario se logra a partir de la convergencia de múltiples decisiones:
- Los términos de intercambio favorables a diferencia de etapas anteriores, se utilizan
priorizando la estabilidad macroeconómica.
- Se propicia un cambio de visión respecto al manejo del impacto de la demanda global:

Establecimiento de relaciones comerciales no subordinadas. En eso se
inscribe el rechazo a la iniciativa de libre comercio de las Américas.

Asentamiento de una visión de Suramérica en línea con el punto anterior,
como mercado interno ampliado. De hecho, se transforma en receptor de dos
tercios de nuestras exportaciones manufacturadas.

Favorecimiento de intercambios compensados con nuestros principales socios
comerciales, esencialmente China y Brasil.

Reducción de nuestro total de ventas externas, en términos relativos a los
países desarrollados. Esto resultaría favorable al desencadenarse la crisis
mundial.
- La búsqueda de capacidad de competir a través del tipo de cambio real, quedó acotada
por el carácter de la política comercial internacional descripta anteriormente.
Si bien en un inicio del proceso económico actual fue un factor determinante,
paulatinamente la política cambiaria de flotación administrada, se orientó más a
proteger el empleo y el salario de la volatilidad internacional, que a la búsqueda de
apalancar rentabilidad exportadora. Este factor es el que hizo posible la compatibilidad
sostenida entre mercado interno – ventas internacionales.
11
Esta breve descripción de los componentes estructurales de la política comercial y
financiera de la balanza de pagos, la política cambiaria asociada y la política fiscal, se consolidaron
a lo largo del lustro 2003-2008 en forma consecuente con el objetivo de desenganchar el mercado
interno nacional de los vaivenes mundiales, sin por ello abandonar el coeficiente de apertura e
inserción internacional no subordinada en el mundo.
Este tenaz recorrido en la dirección señalada, que sólo sufriría un revés en la aplicación de
los derechos de exportación móviles, que apuntaba a desacoplar “on line” los precios de
producción agrícola locales de los fijados en los grandes mercados de cereales, va a rendir sus
frutos, en forma notable, ante el desencadenamiento de la crisis mundial a fines de 2008.
Etapa II - El impacto de la crisis internacional y sus consecuencias. (2009)
La Argentina, durante casi dos décadas, venía sufriendo fuertes choques por factores
exógenos y endógenos al funcionamiento de su economía, que provocaban drásticas alteraciones
de precios relativos con el consecuente deterioro del nivel de vida del conjunto de la población.
Fue así como se sucedieron la crisis de la deuda en 1981-1982, la hiperinflación en 19891990, la crisis de México (“efecto tequila”) en 1994-1995, y finalmente el crack de la
convertibilidad en el 2001-2002, como una suerte de maleficio por todos conocido. A un ciclo de
relativa bonanza de un lustro de duración promedio, sucedía una profunda crisis que hacía perder
el terreno avanzado, e inclusive más.
Cuando a fines de 2008 se avizora una crisis de envergadura en los países desarrollados,
los analistas interesados e inclusive el ciudadano común, se preparaban para el cumplimiento de
este viejo anatema, que, sin embargo, esta vez no ocurrió en la magnitud y la profundidad de las
experiencias pasadas.
¿Qué había sucedido entonces? Rápidamente la respuesta puede reducirse a que un
sector externo y fiscal sólidos, permitieron afrontar el temporal.
12
Sin embargo, la crisis mundial y su impacto en la Argentina va a revelar algunos
componentes estructurales de la nueva etapa, y a la vez, también, cambios en la política
económica que se seguirán con posterioridad a la recuperación del impacto de la misma.
La volatilidad de mercados internacionales evidenció la capacidad de la economía
argentina, para sustituir rápidamente la contracción que provocó en la demanda agregada la caída
del comercio internacional, por demanda regional y demanda interna.
En primer lugar, las exportaciones se vieron afectadas por la reducción de la demanda
global, pero también por un factor interno como fue la prolongada sequía de 2009, que dejó la
producción de soja en 31 millones de toneladas, más de un tercio inferior al promedio de este
ciclo.
Las ventas externas cayeron 25,8% respecto del año anterior, pero si se elimina el “efecto
sequía” de esta medición, se verá que en relación al achicamiento total del comercio internacional
de 20,5%, las manufacturas industriales y agropecuarias lo hicieron en una tasa de 16,5% anual,3 lo
que evidenció nítidamente los buenos resultados de la política comercial externa seguida. La
inserción en el mundo alcanzada, obró como un amortiguador del impacto del “frenazo” del
intercambio global.
3
EXPORTACIONES
2008
2009
Exportaciones FOB
70.021
55.669
Productos primarios
16.083
9.306
23.883
21.213
22.059
18.712
7.996
6.437
Manufacturas de origen
agropecuario
Manufacturas de origen
industrial
Combustibles y energía
Nota: En millones de dólares
Fuente: INDEC
13
En línea con lo anterior, hubo claras políticas, sobre todo desde mediados de año, que se
basaron en la fuerte expansión del gasto público, en seguridad previsional y social y mano de obra
intensiva. También se subsidiaron salarios y se reguló el mercado de trabajo, impidiendo que una
ola de despidos, anticipada como ocurría en el pasado, agudizara el ciclo de caída.
A diferencia de otras crisis, el tipo de cambio fue corregido al alza paulatinamente para
impedir el shock externo, pero la economía no se desmonetizó, es decir, no hubo corrida
cambiaria contra el peso, ni salida de depósitos de los bancos.
Por último, se apeló a las reservas disponibles en exceso a los requerimientos de la política
monetaria y cambiaria, para afrontar los vencimientos de deuda pública en moneda extranjera, sin
impacto fiscal. Otra vez el presupuesto quedó indemne de un ajuste sobre el gasto, a consecuencia
del peso de los servicios de deuda.
En síntesis, a pesar de dos trimestres de caída del nivel de actividad, el segundo y el
tercero, y de una suba de dos puntos en la tasa de desempleo abierto a fines de 2009, producto de
las políticas aplicadas, la economía argentina se recuperó vigorosamente, iniciando un ciclo
prolongado y elevado de crecimiento económico.
Todo lo anterior se había logrado sin cometer una brusca devaluación, sin que la actividad
económica haya ingresado en el sendero de una fuerte recesión con el consecuente impacto en el
empleo y, mucho menos se había incurrido en default.
Así, otro cambio estructural se verificaba en la economía argentina, la capacidad de
enfrentar una crisis internacional con políticas autónomas, y atenuar su impacto sobre la
población.
También el 2009 dejaría reflexiones sobre el nuevo escenario mundial y la forma de
abordarlo, que se trasladaría en los próximos tiempos.
14
Etapa III - La vigorosa recuperación. Un bienio al tope. (2010-2011)
Los avatares del año 2009 trajeron como consecuencia algunas enseñanzas sobre qué
ocurría en el mundo, la duración prolongada que se avizoraba de la crisis internacional, y cómo
debía comportarse una economía de tamaño medio frente a ese escenario.
En segundo lugar, se advirtió cómo las demandas de bienestar general y su satisfacción,
eran decisivas en las elecciones políticas que tomaba la población. Para ello basta correlacionar la
exigua performance de la economía en 2009, respecto del bienio 2010-2011, con los resultados
electorales legislativos de ese año y las elecciones presidenciales de 2011.
Los países desarrollados experimentan un agotamiento del esquema de expansión,
iniciado en la pos-guerra fría, asociado a fuertes cambios tecnológicos en las relaciones de
producción y consumo, y a un ciclo de endeudamiento de familias, empresas y el Estado, como
forma de empujar la demanda y a la vez encubrir deficiencias de productividad.
Este fin de ciclo sincera la quiebra de la capacidad de endeudamiento público y privado
como motor del consumo, y las restricciones para implementar políticas de ingresos clásicas que
recuperen la demanda efectiva. Cualquier salida rápida de la crisis debiera contemplar dos
aspectos centrales:
- La destrucción de activos financieros para adecuarlos a la economía real, con la
consecuente pérdida de poder de los bancos, en su rol de asignadores de recursos.
Hecho que es duramente resistido.
- La pérdida de competitividad de las economías desarrolladas frente a los países
emergentes, por la extinción de los beneficios de la revolución científico-tecnológica de
los ´80, producto de la maduración de la misma. Cualquier reactivación del consumo en
los países desarrollados agudiza el desequilibrio de su balanza comercial, en beneficio
de las nuevas economías dinámicas.
15
Estas restricciones provocan en la Unión Europea la necesidad de consolidar el euro como
moneda de reserva internacional, con el objetivo de resolver la fuerte asimetría de competitividad
entre Alemania y las economías más débiles mediante una devaluación fiscal. Si tenemos en
cuenta que el 38% de la demanda agregada de Alemania son exportaciones de alta tecnología, se
comprende que un euro fuerte optimiza sus ingresos por las mismas y le garantiza poder comprar
insumos baratos, en un contexto de la suba del precio de los “commodities”.
El ajuste fiscal en Europa le resuelve a la potencia hegemónica dos necesidades
simultáneas: garantiza la demanda de su sector externo en relación al resto del mundo, y protege
los activos de sus bancos prestamistas, desembolsados en el proceso de integración.
Por lo tanto, a menos que suceda un improbable cambio de hegemonía, no es razonable
esperar políticas de crecimiento durante un largo período en Europa.
En los Estados Unidos, en cambio, la situación reviste características distintas. A diferencia
de lo realizado por los gobiernos europeos, aquí hubo políticas de reactivación a través de
paquetes fiscales y monetarios, pero eso incide en el desbalance externo y tiende a debilitar al
dólar como moneda de reserva internacional. La apuesta estadounidense es recorrer un cauteloso
camino que sostenga la recuperación, con un dólar lo suficientemente débil para la competitividad
de la economía norteamericana, pero que a la vez siga siendo aceptado como moneda universal,
sin restricciones. Por lo tanto, al igual que en Europa, salvo un replanteo de la relación entre
Estados Unidos y los bloques emergentes más poderosos, es razonable esperar una recuperación
vacilante y limitada.
Partiendo de la base de que el detonante internacional 2008-2009 había dañado
severamente a las “locomotoras” de la demanda global, y que por un tiempo largo no se prevé su
recuperación, se adoptan un conjunto de medidas destinadas a priorizar la actividad interna, la
inserción regional e impedir la transmisión de la crisis por la vía del sector externo, esencialmente
la cuenta capital.
16
Los efectos políticos y económicos que el año 2009 dejaba como consecuencia en el plano
internacional y nacional, reorientaron las políticas hacia el objetivo de expandir el crecimiento al
máximo de las posibilidades de la economía.
El PIB de la Argentina se expandió de tal modo que logró ubicarse entre las tasas de mayor
crecimiento que registraron las economías del mundo. En el año 2010, en efecto, la tasa de
aumento del PIB fue de 9,2% y en 2011 de 8,9%.
Además, el crecimiento a tasas máximas, liberando las potencialidades de la economía,
tuvo el rasgo esencial del autofinanciamiento externo y fiscal.
Las políticas fiscal, monetaria y cambiaria apalancaron de manera integral el consumo
interno, en forma más veloz de lo que lo habían hecho en los años previos.
Algunos datos de este esquema de autofinanciamiento y expansión sostenida de la
demanda interna reflejan la consistencia de la política económica:
- La tasa de crecimiento acumulada de las exportaciones en el bienio 2010-2011, de
51,3%, permitió solventar la elasticidad importaciones/PIB, que representan una relación
de 3 a 1 y de 4,5 a 1 en el caso de las importaciones de bienes de capital.
- El impulso fiscal (tasa de crecimiento del gasto sobre el PIB menos tasa de crecimiento
de los ingresos sobre el PIB), fue de 1,1% del PIB en 2010 y de 1,7% del PIB en 2011. Esta
medición, cuando arroja resultados positivos, refleja un crecimiento sostenido del gasto,
pero financiado en forma sustentable por el aumento del nivel de actividad.
- El dinero transaccional (M2: Billetes y Monedas en Poder del Público, más los depósitos
en Cuenta Corriente, más los depósitos en Caja de Ahorro en pesos) acompañó el
crecimiento económico ubicándose en el 28,1% del PIB para 2010 y en el 29% del PIB
para 2011, manteniendo el coeficiente de monetización de la economía, lo cual siempre
ha sido una tarea dificultosa en nuestro país.
17
- El Gobierno afrontó dos años de vencimientos externos abultados, U$S 18.965 millones
para 2010 y U$S 22.621 millones para 2011, y a la vez, mantuvo constante su nivel de
reservas internacionales, que sumaban U$S 47.697 millones a fines de 2009 y U$S 46.376
millones a fines de 2011.
En suma, la Argentina creció a altas tasas – privilegio al que sólo habían podido acceder un
puñado de países, en un mundo en crisis - y lo había hecho desde la solvencia de su cuenta
corriente, sin acudir al mercado de capitales, cumpliendo sus compromisos externos, sin ajustes
devaluatorios ni fiscales, y cerrando 2011 con la tasa de desempleo más baja de las últimas dos
décadas, a lo que debemos añadir un resonante triunfo electoral del Gobierno Nacional.
Etapa IV – El autofinanciamiento como modelo de superación de la restricción externa.
(2012-2013)
En cuanto al bienio 2012-2013, el mismo conforma la cuarta etapa del ciclo, la cual estuvo
signada por el notable esfuerzo de superar la restricción del sector externo a través de un
esquema de autofinanciamiento, interviniendo en los tres grandes núcleos que engloba la
demanda de moneda extranjera: las necesidades reales de importación, los giros de utilidades y
dividendos al exterior y el vuelco de la capacidad de ahorro hacia el dólar como reserva de valor
excluyente.
La regulación cambiaria a la que fueron sometidos estos núcleos, mal llamada “cepo” por
los medios dominantes, tuvo por objeto asegurar que el superávit de la balanza comercial
permitiera la acumulación de reservas y el pago de los servicios de la deuda soberana.
Como se señaló pormenorizadamente en el Capítulo 2 del Primer Informe de Coyuntura4,
las tensiones sobre las políticas de autofinanciamiento estaban dadas por el desbalance de divisas
del sector energético, el saldo negativo del intercambio con Brasil y el impacto en el bienio de
importantes vencimientos de deuda.
4
Informe Nº1 Informe del Observatorio de Coyuntura Económica - UNTREF. Capítulo 2 “La política económica después de la reelección.
Problemas y soluciones”.
18
El cuadro que sigue, referido al balance cambiario del Banco Central de la República
Argentina, a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) refleja:
BALANCE DE PAGOS (MULC - BCRA)
En millones de U$S
CONCEPTO
2012
2013
3.866
-13.277
14.673
1.745
Cobros por exportaciones de bienes
80.772
75.250
Pagos por importaciones de bienes
66.099
73.505
Cuenta Corriente Cambiaria
Balance Transferencias por mercancías
-3.825
-9.403
Ingresos
10.059
8.396
Egresos
13.884
17.800
-7.594
-5.887
-7.369
-4.524
-225
-1.363
Otras transferencias corrientes
611
267
Cuenta Capital y Financiera Cambiaria
-7.171
1.452
3.744
2.413
Servicios
Rentas
Intereses
Utilidades y dividendos y otras rentas
Inversión directa de no residentes
-112
-37
Préstamos financieros y líneas de crédito
-3.096
-3.327
Préstamos de otros Organismos Internacionales y otros bilaterales
-1.757
-1.882
Formación de activos externos del SPNF
-3.404
397
Formación de activos externos del sector financiero
-190
71
Compra - venta de títulos valores
-324
23
Inversión de portafolio de no residentes
-1.583
697
-448
3.096
Variación de Reservas Internacionales
-3.305
-11.825
Variación Contable de Reservas Internacionales
-3.086
-12.691
219
-866
Otras operaciones del sector público (neto)
Otros movimientos netos
Ajuste por tipo de pase y valuación
- Que el superávit de la cuenta mercancías resultó insuficiente en los dos años para
afrontar los requerimientos de la cuenta corriente, en términos de servicios reales y
financieros que ésta demandaba.
19
- Que la cuenta capital presentó un resultado negativo en 2012 y levemente positivo en
2013. Esto se debe a la reducción del endeudamiento público, la cancelación de
préstamos del sector privado como respuesta a la regulación cambiaria y la caída neta
del financiamiento de organismos multilaterales, esencialmente el BID y el Banco
Mundial, como consecuencia del veto estadounidense a los desembolsos de créditos
para la Argentina.
- Que, debido a lo ajustado de la cuenta corriente del balance cambiario y los límites de la
cuenta capital, el sostén del equilibrio fue la variación negativa de las Reservas
Internacionales del Banco Central a lo largo de los dos años.
En efecto, al verse frente a una restricción externa, el Gobierno no adoptó medidas
apresuradas y gravosas para los intereses populares, como podrían haber sido una abrupta
devaluación que contrajera el consumo y el empleo por caída de las importaciones, o avanzar en
una desordenada regulación de la agenda pendiente con el sector externo, que implicara una
aceptación pasiva de las condiciones impuestas por el poder internacional.
Es evidente que una corrección cambiaria potente en corto plazo, aunada a una
subordinación inmediata a los requisitos del poder financiero global en temas como los fallos
arbitrales del CIADI, la compensación a REPSOL por la expropiación a YPF y/o la regularización de
la deuda con el Club de París, le hubieran permitido a la Argentina superar el corsé impuesto por el
sector externo, rápidamente y sin las tensiones político/económicas que surcaron el lapso 20122013.
Ahora bien, los costos de una salida como la descripta, se hubieran traducido en un agudo
deterioro del salario y las jubilaciones, un aumento del desempleo y una inserción absolutamente
pasiva en el mercado global, tal como ocurrió en el período 1992-2001.
Como contracara, la resistencia a que la escasez de divisas fuera afrontada con un fuerte
ajuste sobre el pueblo, se tradujo en una caída de las Reservas Internacionales del Banco Central
de U$S 15.632 millones entre el 01 de enero de 2012 y el 31 de diciembre de 2013.
20
En este lapso, la economía creció a una tasa anual de 1,9% del PIB en el año 2012 y 3,1%,
de acuerdo a la nueva metodología de cálculo5, en 2013. Asimismo, el desempleo se redujo de
6,9% en la última medición de 2011 a 6,4% a finales de 2013.
El debilitamiento de la solvencia externa, frente a mercados volátiles y complejos con
cambios de dirección en los flujos financieros, tal como se reseña en el capítulo anterior, obligaron
al Gobierno a avanzar en una modificación de rumbo de su política económica, dado que el diseño
de autofinanciamiento comenzaba a agotarse y restringía la capacidad de ejecutar políticas
públicas, con un impacto negativo sobre empleo, salario y protección social.
Los cambios de política económica a partir de fines de 2013, se pueden resumir en dos
aspectos centrales:
- Alcanzar un mayor nivel de competitividad por la vía cambiaria.
- Regularizar los temas pendientes de la agenda externa a fin de revertir el resultado
negativo de la cuenta capital, favoreciendo el ingreso de fondos desde el exterior al país.
La devaluación: ¿golpe de mercado o búsqueda de mayor competitividad?
La política cambiaria a partir de 2003 se definió como de “flotación administrada del tipo
de cambio”, precisamente porque la evolución del precio del dólar debía administrarse dentro de
un desfiladero angosto definido en un margen por el nivel de empleo y en el otro por el nivel de
salario.
El tipo de cambio debe flotar hacia el alza como una herramienta que le permita a la
Argentina producir bienes industriales, e inclusive exportarlos, lo cual garantiza empleo, pero a la
vez hay que procurar que esa condición de competitividad no se dé a costa del salario. El gran
desafío de tener industria fuerte con presencia mundial acompañada de salarios altos, es el
objetivo de la política cambiaria en este modelo.
5
Cálculo según la base a precios constantes año 2004.
21
La restricción externa que emerge a fines de 2011 y que caracteriza el período actual,
obligó a agregar a la “flotación cambiaria administrada” la “regulación cuantitativa de la cuenta
corriente externa”, es decir, el manejo directo de los volúmenes de importación y giro de divisas al
exterior.
La regulación cambiaria planteó, al impedir la conversión de los excedentes en dólares, un
límite a la tasa de ganancia privada, abriendo una áspera disputa con el empresariado en general y
con los agentes económicos más poderosos en particular.
El bienio 2012-2013 estuvo surcado entonces por las presiones empresariales por
reconstituir mayores niveles de rentabilidad, estrategia que llevaron adelante desencadenando
dos tipos de presiones: la aceleración de la suba de precios y la restricción de la oferta por la vía de
retraer la inversión.
Inflación y ausencia de inversión fueron la respuesta al planteo del Gobierno de regular la
escasez de divisas para impedir un impacto sobre los ingreso de los trabajadores. Esta disputa,
exteriorizada en la aceleración de la suba de precios internos, arrojó a lo largo del tiempo una
erosión del valor del tipo de cambio para la producción industrial.
El esfuerzo del Gobierno por proveer energía barata, implica una menor disponibilidad de
dólares en general, pero en particular para su apropiación y fuga por parte del empresariado. En
consecuencia, si la tasa de ganancia se ve limitada por la escasez de divisas y ante la ausencia de
energía autogenerada, el salario será la variable que permita ajustar en favor del beneficio del
capital. La máxima para este sector parece ser que si la energía dejó de ser barata, es
imprescindible que se abaraten los salarios.
El Gobierno entonces llega a finales de 2013 con un límite a la capacidad de
autofinanciarse empleando reservas, y con un deterioro del tipo de cambio en su doble función de
protector del empleo y del salario. Este es el punto donde se mezcla la presión del mercado por
una fuerte devaluación que recomponga utilidades extraordinarias y la necesidad del Gobierno de
recuperar un dólar competitivo para frenar la salida de reservas y ganar autonomía frente al poder
económico.
22
¿Cuánto peso tuvo cada uno de estos componentes en la devaluación del mes de enero?
La realidad es que las autoridades económicas pudieron controlar la corrección cambiaria, de
modo tal de recuperar un tipo de cambio competitivo sin un abrupto deterioro de los ingresos de
la población, desacelerando rápidamente la salida de las Reservas Internacionales del Banco
Central.
Tal como se comentó en el capítulo en el que se describe el escenario internacional, la
Argentina debía adaptar su tipo de cambio, no sólo por las causas internas, sino también en base a
las exigencias del cambio de flujos financieros globales determinados por la recuperación de
Estados Unidos.
Turquía, India, Indonesia, Sudáfrica, Brasil Y China modificaron significativamente sus
paridades cambiarias, en rangos que van de 15% a 25%, con lo que la devaluación de enero de
2014 de 23%, se ubica en ese contexto de búsqueda de “tipo de cambio real competitivo”, que
parece dominar la tónica de los países en vías de desarrollo.
El debut del Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU)
El verano de 2014 fue singularmente caliente, porque frente al fracaso del mercado para
lograr una mega devaluación, la respuesta inmediata, en una suerte de “redoblo la apuesta”, fue
intentar distorsionar completamente el sistema de precios nacional, forzando a que en los
insumos para bienes durables no hubiera lista de precios y que las grandes comercializadoras de
alimentos dispararan subas escasamente correlacionadas con la realidad. La enérgica acción del
equipo económico obligó a los proveedores de insumos industriales a retrotraer sus precios y en
relación a los alimentos puso en marcha el programa “Precios Cuidados”.
“Precios Cuidados” es un mecanismo en el cual el Gobierno asume junto con los
supermercados, los mayoristas y sus proveedores, una administración de precios de una canasta
de casi 200 productos, con el doble propósito de, por un lado, cuidar el poder adquisitivo de la
población de menores ingresos, y por el otro restablecer precios de referencia para los alimentos
que habían sido vulnerados por las cadenas comercializadoras.
23
El nuevo IPC (IPCNU) recoge estructuralmente la diversidad de consumo existente en todo
el país, dado que se relevan 225.000 productos de 12.000 establecimientos encuestados. Esta
muestra abarcativa de los comportamientos consumidores de la población, cualquiera sea su nivel
de ingresos, impulsa el aumento del índice pues tiende a reflejar consumos más diversos y
sofisticados, al compulsar mayor cantidad de zonas de buen poder adquisitivo. Acompañando esta
suba estructural, la variación del índice en su debut en enero de 3,7% y en febrero de 3,4%,
revelan la brutal presión que ejercieron los agentes económicos dominantes para quebrar una
política económica que tiende a regular los distintos precios y el tipo de cambio.
La volatilidad deseada por los especuladores que se expresa en el debut del Índice (IPCNU)
es la voluntad de realizar ganancias extraordinarias a costa del salario en forma rápida.
Un cambio en la política monetaria
En el marco de la búsqueda de un nuevo escenario de competitividad, y con el objetivo de
impedir que la restricción externa provoque mayores tensiones en el nivel de precios y en el tipo
de cambio, por primera vez en una década, el Banco Central cambió el rumbo signado por una
política monetaria expansiva, de abundante liquidez y tasas de interés negativas, por la fuerte
colocación de instrumentos de absorción monetaria, a tasas de interés aceleradamente
aumentadas, de modo de provocar un encarecimiento del peso frente al dólar.
La tasa de interés nuevamente se convirtió en el precio elevado a pagar a los ahorristas y
tenedores de dólares, para mantener sus activos financieros en pesos. Como contrabalance de la
devaluación, la política de restricción monetaria seguida por el Banco Central a partir de diciembre
de 2013, persigue como objetivo la estabilidad de los precios internos. Al encarecer el costo del
dinero, la opción de mantener altos stocks de productos, especulando con las subas de precios
autogeneradas, deja de ser una alternativa ventajosa. En el corto plazo, la venta de stocks
excedentes, frente a una tasa de interés pesada para los deudores y atractiva para los inversores,
se vuelve una necesidad antes que una opción. La exigencia del Banco Central, a través de su
política monetaria restrictiva, de mantenerse líquido para preservar capital de trabajo está
forzando un retorno paulatino a las “ofertas de contado” a la salida del verano.
24
Es claro que esta política sólo puede sostenerse en un plazo corto, porque una vez
liquidados los stocks acumulados con fines especulativos, una variación negativa de los mismos,
por debajo de los niveles razonables, podría comenzar a afectar la cadena de pagos.
La tasa de interés BADLAR se elevó 600 puntos básicos desde 19,2% en noviembre de 2013
a 25,4% en enero de 2014. La base monetaria creció a lo largo de 2013 desde $298.282 millones a
comienzos de año hasta $361.580 millones al cierre, lo que representa una variación de 21,2%.
La política fiscal
El comparativo del Sector Público Base Caja de 2013 respecto de 2012 reflejado en el
cuadro que sigue, evidencia:
SECTOR PÚBLICO BASE CAJA
ESQUEMA AHORRO - INVERSIÓN - FINANCIAMIENTO
En millones de pesos
2013
2012
Variación %
interanual
INGRESOS CORRIENTES
717.855,6
550.189,8
30,5%
GASTOS CORRIENTES
691.644,7
544.181,3
27,1%
26.210,9
6.008,5
336,2%
CONCEPTO
RESULTADO ECONÓMICO: AHORRO/DESAHORRO
RECURSOS DE CAPITAL
58,7
212,1
-72,3%
GASTOS DE CAPITAL
90.747,0
61.784,0
46,9%
INGRESOS ANTES DE FIGURAT.
717.914,3
550.401,9
30,4%
GASTOS ANTES DE FIGURAT.
782.391,7
605.965,3
29,1%
-64.477,4
-55.563,4
16,0%
CONTRIBUCIONES FIGURATIVAS
221.427,0
168.086,3
31,7%
GASTOS FIGURATIVOS
221.427,0
168.086,3
31,7%
-22.479,0
-4.373,6
414,0%
RESULTADO FINANCIERO ANTES DE FIGURAT.
SUPERÁVIT PRIMARIO TOTAL
Fuente MECON – Secretaría de Hacienda
-
Un leve deterioro del equilibrio fiscal primario, dado que 2013 presenta un déficit de
$22.479 millones, que constituye el 3,2% de los ingresos corrientes. En tanto que
para 2012 el guarismo es de $-4.373,6 millones equivalente a 0,8% del total de
ingresos corrientes.
-
La tasa de variación de los ingresos corrientes en 2013 respecto de 2012 es de 30,5%.
A su vez, la de los gastos corrientes, en igual período comparado, es de 27,1%.
25
Un incremento de los gastos más que proporcional de los ingresos, tiende a explicar
la ampliación del desequilibrio primario antes comentada.
Del mismo modo que se han efectuado correcciones en el tipo de cambio y en la tasa de
interés, es razonable esperar modificaciones de la política de subsidios sobre los servicios públicos
del Área Metropolitana de Buenos Aires, a fin de restablecer el balance de las cuentas públicas.
La recaudación, por su parte, conforme al cuadro que sigue, en el año 2013 experimentó
una tasa de variación de 27,2%, advirtiéndose el fuerte desaceleramiento de lo recaudado en
derechos de exportación durante 2013 respecto de 2012, donde el incremento apenas fue de
1,4%. Esta cifra expresa la resistencia de los productores agropecuarios a exportar, reteniendo
stock cercano al 15% de la cosecha, tonelaje inédito respecto de otras épocas.
RECAUDACIÓN TRIBUTARIA 2013
En mi l l ones de pes os
2013
% RECAUDACIÓN
VARIACIÓN
RESPECTO 2012
Recursos Tributarios
940.539
100,0%
27,2%
Impuestos (1)
551.611
58,6%
29,6%
IVA Bruto (2)
251.743
26,8%
30,4%
IVA Neto de Devol uci ones
249.006
26,5%
30,7%
Ga na nci a s
183.599
19,5%
32,6%
Cuentas Corri entes Ley 25413
56.515
6,0%
28,6%
Combus tibl es l íqui dos y GNC
31.010
3,3%
20,3%
Internos
16.490
1,8%
26,5%
Adi ci ona l de emergenci a s obre ci ga rri l l os
1.392
0,1%
16,3%
Bi enes pers ona l es
10.296
1,1%
41,8%
Ga na nci a míni ma pres unta
1.728
0,2%
19,8%
Monotri buto - Recurs os Impos i tivos
4.423
0,5%
15,6%
Res to
2.545
0,3%
19,5%
Devol uci ones , rei ntegros fi s ca l es y reembol s os (-)
8.131
0,9%
78,4%
Seguridad Social
304.887
32,4%
31,6%
Recursos Aduaneros (3)
85.354
9,1%
4,8%
Comerci o Exteri or
79.016
8,4%
1,4%
Ta s a s Adua nera s
6
0,0%
-41,1%
5.995
0,6%
93,5%
337
0,0%
-3,1%
CONCEPTO
Ingres os Brutos
Res to
(1) Recaudació n neta de devo lucio nes y Reintegro s Fiscales
(2) Recaudació n bruta, sin restar Devo lucio nes y Reintegro s Fiscales
(3) No incluye recaudació n po r Impuesto s a las Ganancias, al Valo r A gregado , Interno s y Co mbustibles
F ue nt e A F IP
26
Nivel de actividad
Al momento de prepararse este informe, el INDEC ha cambiado la base de cálculo del PIB,
construyendo una serie que tiene como base millones de pesos constantes del año 2004,
recordando que el anterior remitía al año 1993. Dado lo contemporáneo de esta modificación, el
análisis se limitará a lo siguiente:
- La tasa de variación del PIB del año 2013, fue de 3%.
- La misma se explica en mayor medida por la actividad agropecuaria (10,6%), pesca
(22,8), intermediación financiera (21%) y servicios en general (superiores a la tasa
promedio de 3%); como contrapartida, la industria manufacturera presenta una leve
disminución (-0,3%).
El cuadro que sigue refleja la evolución de las políticas monetaria y fiscal expansivas y su
impacto sobre el nivel de actividad:
POLÍTICA FISCAL Y MONETARIA EXPANSIVAS Y SU IMPACTO EN LA TASA DE CRECIMIENTO PIB
Cifras en Millones de $
GASTO PÚBLICO ADMINISTRACIÓN
NACIONAL
2010
2011
2012
2013
BASE MONETARIA
VARIACIÓN
VARIACIÓN
MILLONES DE $ PORCENTUAL AÑO MILLONES DE $ PORCENTUAL
ANTERIOR
AÑO ANTERIOR
329.034
31,70%
156.104
31,60%
450.548
36,90%
210.100
34,60%
605.965
34,50%
292.138
39,00%
789.476
30.30%
361.580
23,80%
TASA DE
CRECIMIENTO
PIB
9,20%
8,90%
1,90%
3,00%*
Fuente: Secretaría de Hacienda, BCRA e INDEC
* Cálculo según la base a precios constantes 2004
Las cifras previas expresan que en el bienio del autofinanciamiento 2012-2013 - en el que
la economía se desenvuelve con una cuenta corriente del balance de pagos estrecha y una cuenta
capital negativa financiada por la Reservas Internacionales - la política fiscal y monetaria
expansivas encuentran límites para estimular el crecimiento. Es nítida la diferencia con el bienio
2010-2011, en que la cuenta capital era positiva y la cuenta corriente más holgada.
27
Ante el inicio de una nueva etapa
Las cuatro etapas económicas reseñadas en este largo período que se aproxima a cumplir
once años, definieron la clara voluntad de las autoridades, por primera vez en mucho tiempo, de
que la Argentina fuera una Nación autónoma para decidir sus políticas públicas, con
independencia de las agendas de los mercados globales y de las corporaciones locales.
Con aciertos y errores, este es un largo ciclo de construcción de un país que mira hacia sus
potencialidades productivas y también hacia las necesidades de su pueblo.
La última etapa que denominamos “el bienio del autofinanciamiento 2012-2013”
constituye el esfuerzo más grande respecto de los años anteriores por afirmar esta voluntad
soberana.
Las críticas más agudas y descarnadas desde los sectores que alientan una restauración
liberal conservadora, intentan deslegitimar la relevancia de este momento en el desarrollo de la
historia económica de nuestro país, aún a costa de poner en relieve una subjetividad extrema al
momento de analizarlo.
Es así como, sin considerar en su ponderación condicionantes que emergen con fuerza a
principios de 2012, tales como el déficit energético, la estructura históricamente deficitaria de
nuestra industria – en esta oportunidad, agudizada por la profundización de un intercambio
desfavorable con Brasil- y los fuertes de vencimientos de deuda, relativizan el debate poniendo el
foco en lo que eufemísticamente denominaron “cepo cambiario”.
Este esquema que viene a limitar la capacidad de comprar dólares para atesoramiento,
donde las grandes empresas también ven obstaculizada su capacidad de dolarizar ganancias para
posteriormente remitirlas al exterior, fue el modo a partir del cual el Gobierno estableció un orden
de prioridades para hacer frente a la “restricción externa” sin afectar el nivel de actividad,
garantizando el pago de nuestros servicios de deuda y sosteniendo el principal objetivo, que es la
protección de la política de ingresos de los sectores mas vulnerables.
28
De este modo, el Gobierno marca un hito en derrotero económico de nuestro país,
haciendo frente a esta restricción externa con recursos propios y desarticulando el avance de los
sectores que se pretenden dominantes sobre los recursos del Estado por la vía de una puja
financiera.
Habiendo transcurrido el momento más álgido de esta tensión, el Gobierno no desatiende
la necesidad de reorientar la estrategia coyuntural en un escenario de fuertes restricciones
internacionales y de resistencias locales, como las anteriormente descriptas. Esta de ningún modo
implica una resignación por parte del Gobierno de la voluntad de ejercer el poder político
emanado del voto popular, con autonomía del poder económico.
En línea con lo anterior, podemos observar que la etapa que se inicia, está signada, como
se señaló en los apartados anteriores, por:
-
La necesidad de alcanzar un mayor nivel de competitividad de la economía argentina
reordenando los precios de la misma.
-
Regularizar los temas pendientes de la agenda externa a fin de revertir el resultado
negativo de la cuenta capital, favoreciendo el ingreso de fondos desde el exterior al
país.
Ambos objetivos procuran superar la restricción externa sin dañar el salario, pero sobre
todo, preservando los niveles de empleo y actividad económica, como forma de recuperar un
sendero de crecimiento sostenido.
Las medidas que el Gobierno ha adoptado se orientan esencialmente a un factor de la
demanda agregada, que en estos dos años resultó un límite al crecimiento: la inversión.
29
Los límites a la tasa de ganancia empresaria, ya varias veces comentados, que la
regulación cambiaria impuso a la posibilidad de dolarizar excedentes, impactaron negativamente
en el componente de inversión. Si se toma el cálculo del PIB, de acuerdo a la medición a valores
constantes de 1993, advertiremos que la Inversión Bruta Interna Fija (IBIF) se desenvolvió a las
tasas promedio anuales que se exponen a continuación:
IBIF
1993-2001
-0,2%
2003-2010
3,1%
2011
3,8%
2012
-1,2%
III. 13
1,5%
Fuente INDEC
El cuadro que precede permite advertir:
-
Que la tasa de inversión promedio anual en el período abierto en 2003, evolucionó
muy por encima de la del ciclo neoliberal de la convertibilidad. La tasa promedio
anual del lapso 2003-2010 fue 3,1%, en tanto que la de 1993-2001 fue negativa en
-0,2%. Es claro, entonces, que las políticas de demanda sostenidas por más de una
década durante el actual período, constituyeron un incentivo potente para la
inversión en el país, no así el denominado “clima de negocios” que sobrevoló el ciclo
de las reformas de mercado.
-
En 2012, la tasa de inversión presenta una variación anual negativa de -1,2%, que
contrasta con el potente aumento que había experimentado en 2011 de 3,8%. Es
claro que frente a la escasez de divisas, el empresariado, tanto nacional como
extranjero, ante la imposibilidad de transformar en dólares sus excedentes, optó por
una fuerte retracción del proceso de inversión en el país.
-
La variación positiva que expresa el tercer trimestre de 2013 de 1,5% es, a pesar de
ser exigua, el reflejo de que la tenacidad del Gobierno para sostener sus políticas de
ingreso y de consumo interno, favoreció que un sector del empresariado lentamente
comenzara a reinvertir, a pesar de los límites planteados por el sector externo.
30
En consecuencia se puede inferir que el bienio del autofinanciamiento 2012-2013, sostuvo
el funcionamiento del mercado interno, la protección previsional y social, el empleo y el salario,
pero generó una respuesta negativa en la tasa de inversión del país, con el consiguiente límite a la
oferta de bienes y servicios.
Este período será recordado a partir del notable esfuerzo de un gobierno para superar el
freno que el balance de pagos le puede imponer a una economía de tamaño medio para
desenvolverse en forma autónoma de la oferta de divisas. Pero también, como aquél signado por
las tensiones y fracturas que surgieron al interior del empresariado nacional y extranjero respecto
a esa decisión, que se reflejaron en el nivel de inversión caracterizada por una tendencia
declinante.
La descripción sobre el comportamiento de la inversión en este bienio, tiene por objeto
delinear que el conjunto de medidas que se han adoptado en esta nueva etapa apuntan
esencialmente a recuperar la tasa de inversión en el país, como un factor importante de la
demanda agregada. El ordenamiento de la agenda del sector externo para superar los residuos de
la crisis del default de 2001, persigue favorecer el ingreso de capitales.
La profundización del desarrollo industrial en nuestro país – que no fue alcanzado sobre la
mano de obra barata - requiere de la expansión de nuestras fuentes de energía, mayor
equipamiento de capital moderno, como así también, mayores avances en lo que respecta a
infraestructura en transporte y logística. Todos pilares de una nueva etapa de crecimiento
económico.
A estas condiciones que mejoren la perspectiva de la cuenta capital del balance de pagos,
debe sumarse una mayor presencia de actores del empresariado, esencialmente nacional, que se
apropien de lo avanzado estos años, consoliden su presencia en el mercado interno, principio de
existencia de su actividad, y procuren conquistar nuevos mercados, sobre todo en las regiones
emergentes de América Latina, África y Asia.
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La nueva etapa que se abre está dirigida, fundamentalmente, al desarrollo de las
potencialidades de un empresariado, robustecido al calor de estos once años de expansión
económica, para que asuma el desafío en alianza con el Estado, de lanzar un proceso de inversión
modernizante que consolide los avances industriales y sociales de este período.
Es así como, vemos que el Gobierno activa todos los mecanismo y herramientas necesarias
para que la tasa de inversión se eleve considerablemente, en un escenario caracterizado por un
Estado desendeudado, con equilibrios macroeconómicos sostenidos en el tiempo en forma inédita
respecto de los últimos treinta años, bajo nivel de desempleo y una base productiva diversificada e
inserta en el mercado internacional.
Podemos afirmar sin riesgo de equivocarnos que, en el marco de una economía mundial
aún errante y convulsionada, los anteriores son atributos suficientes para que nuestro país emerja
en todas sus capacidades como un escenario ineludible a la hora de emprender actividades
estables, dinámicas y prometedoras.
Sin lugar a dudas, es el análisis de aquellos inversores que adquirieron bonos de YPF,
formulando ofertas que quintuplicaron el monto de la emisión de deuda requerido por la principal
empresa argentina.
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INDICE
PRÓLOGO
Panorama Internacional
La evolución pos crisis de los países desarrollados y su impacto en los emergentes ....... 2
- Los principales socios comerciales de la Argentina: Brasil y China ………………………… 6
Argentina: conclusión de una etapa e inicio de otra …………………………………………………… 9
- El fin del bienio del autofinanciamiento (2012-2013)……………………………………………… 9
Etapa IV – El autofinanciamiento como modelo de superación de la restricción
externa. (2012-2013) ……………………………………………………………………………………… 18
- La devaluación: ¿Golpe de mercado o búsqueda de mayor competitividad? …………. 21
- El debut del Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU) ………………… 23
- Un cambio en la política monetaria ……………………………………………………………………….. 24
- La política fiscal ……………………………………………………………………………………………………… 25
- Nivel de actividad ………………………………………………………………………………………………….. 27
Ante el inicio de una nueva etapa
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