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Fecha de Publicación: 22 de noviembre de 2016
Preguntas Frecuentes
¿Qué impacto podrían tener las elecciones en Estados Unidos en la
calidad crediticia de México?
Contactos analíticos:
Joydeep Mukherji, Nueva York 1 (212) 438-7351; [email protected]
Sebastián Briozzo, Ciudad de México 52 (55) 5081-4524; [email protected]
Las elecciones en Estados Unidos han aumentado el interés de los inversionistas en torno al
posible impacto de las políticas que buscará la siguiente administración del presidente electo
Donald Trump sobre México. A continuación, S&P Global Ratings responde algunas preguntas
frecuentes sobre los potenciales efectos de las elecciones en Estados Unidos en la calificación
soberana de México (moneda extranjera: BBB+/Negativa/A-2; moneda local: A/Negativa/A-1).
La perspectiva de las calificaciones en moneda extranjera es negativa, lo que refleja una
posibilidad de al menos una en tres de que bajemos la calificación en los próximos 24 meses si el
nivel de deuda del gobierno general o la carga de intereses presenta un deterioro superior a
nuestras expectativas, y esto aumenta la vulnerabilidad de las finanzas públicas de México ante los
shocks adversos. Un bajo crecimiento económico, junto con los persistentemente moderados
déficits fiscales, han contribuido al continuo incremento del nivel de deuda del gobierno general de
México en los últimos 10 años. Esperamos que la deuda neta del gobierno general alcance 45%
del producto interno bruto (PIB) en 2016 y se acerque a 47%-48% del PIB en 2018-2019. El índice
de deuda se ha incrementado de manera constante desde solo 28% del PIB en 2005 (vea la
gráfica). Aunque el nivel de deuda es moderado, actualmente México tiene un menor margen de
maniobra fiscal comparado con el que tenía hace una década.
El crecimiento económico de México ha sido decepcionante en los últimos 10 años, a pesar de la
implementación de más reformas estructurales que la mayoría de los mercados emergentes
(incluyendo la liberación del comercio, la privatización y apertura de su industria petrolera al sector
privado). El crecimiento del PIB per cápita real durante el periodo de 2011-2015 promedió 1.7%,
nivel que es lento para una economía emergente. Es probable que el crecimiento del PIB se ubique
en torno a 2% en 2016 y potencialmente en un porcentaje ligeramente menor el próximo año. En
nuestra opinión, las deficiencias en la gobernabilidad y en el cumplimiento de la ley siguen
limitando la inversión y el crecimiento económico, lo que debilita a su vez la efectividad de las
reformas estructurales.
Preguntas Frecuentes
¿Cómo podrían afectar los eventos en Estados Unidos a la calificación soberana de México?
Las futuras políticas de la nueva administración de Trump podrían tener un impacto directo e
indirecto sobre México.
La incertidumbre general sobre las políticas estadounidenses podría dar como resultado volatilidad
en los mercados financieros a nivel mundial, y aumentar la percepción de riesgo de los
inversionistas, y de ese modo atenuar el gasto en inversión y consumo. Esto último junto con un
potencial aumento del proteccionismo comercial, podría desacelerar el crecimiento de Estados
Unidos y de la economía mundial. El comercio internacional ha crecido a un ritmo más lento que el
PIB en los últimos años y un mayor proteccionismo podría exacerbar esta tendencia. Estas
potenciales tendencias mundiales pueden afectar a la economía mexicana.
Por otro lado, la nueva administración de Estados Unidos podría implementar una política fiscal
expansionista que aumentaría la actividad económica en ese país, lo que tendría un efecto positivo
indirecto en otros países como México.
¿Cuál es el potencial impacto directo sobre México de las futuras políticas
estadounidenses?
Los fuertes vínculos comerciales, laborales y de inversión de México con la economía de Estados
Unidos lo hacen directamente vulnerable a los shocks adversos que podrían reducir la tasa de
crecimiento y generar volatilidad en sus mercados financieros. Casi 80% de las exportaciones
mexicanas tienen como destino el mercado estadounidense (desde casi 90% registrado en 2000),
gracias en gran parte al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las
exportaciones mexicanas representan casi 14% del total de las importaciones de Estados Unidos
(lo que lo posiciona en el segundo lugar después de China y ahora ligeramente delante de
Canadá). Por otro lado, México recibe remesas por alrededor de 2.5% del PIB anual, provenientes
principalmente de Estados Unidos. Estas entradas de flujo superan ligeramente los ingresos por
exportaciones de petróleo de México. Las empresas estadounidenses representan poco más de la
mitad de la inversión extranjera directa (IED) en México y casi la mitad de esta inversión va al
sector manufacturero, donde gran parte de ella se exporta al mercado estadounidense.
Las elecciones en Estados Unidos han generado incertidumbre sobre las exportaciones mexicanas
al mercado estadounidense debido a las declaraciones del presidente electo Trump de renegociar
el TLCAN o, de no lograrlo, de salir del tratado. Las potenciales rupturas comerciales podrían
contribuir a un menor nivel de exportaciones y a una disminución en el largo plazo de la IED en
México (la IED neta se ha ubicado en torno a 1.5% del PIB en promedio en los últimos años). Una
menor IED, junto con la probabilidad de que los déficits de la cuenta corriente superen 2% del PIB,
podrían traducirse en una erosión gradual del perfil de deuda externa de México.
Del mismo modo, las peticiones del presidente electo Trump de expulsar a los inmigrantes ilegales
podrían también afectar de manera negativa a México. Una fuerte emigración a Estados Unidos
ayudó a contener el desempleo y a mantener la estabilidad social en México a pesar del lento
crecimiento económico. Actualmente, un 10% de la población nacida en México y casi 15% de la
población en edad laboral vive en Estados Unidos. De acuerdo con estimaciones no oficiales, hay
alrededor de 11 millones de mexicanos (excluyendo a descendientes de inmigrantes mexicanos)
que viven en Estados Unidos, de los cuales menos de seis millones son residentes legales.
La potencialmente menor inversión, la debilidad de las exportaciones y una reducción en la entrada
de flujo de remesas provenientes de Estados Unidos, podrían disminuir las expectativas de
crecimiento del PIB de México, debilitar sus perfiles fiscal y de deuda, y afectar su liquidez externa.
Además, el potencial retorno de un número considerable de mexicanos al país podría suponer una
presión social para México.
¿Cuáles podrían ser los potenciales efectos sobre los mercados financieros en México?
Las inquietudes de los inversionistas podrían exacerbar la reciente debilidad de la moneda
mexicana, que ha seguido depreciándose desde las elecciones en Estados Unidos. Una moneda
más débil podría traducirse en una mayor inflación por el impacto de precios más altos para las
importaciones. Banco de México, el banco central autónomo del país, afrontaría entonces una
decisión más difícil sobre su política monetaria. Podría seguir aumentando su tasa de interés, como
lo hizo recientemente en 50 puntos base, para desalentar las salidas de flujo de capital,
conteniendo así la depreciación monetaria y la inflación. Sin embargo, las tasas de interés más
altas podrían afectar la demanda interna con la disminución de la inversión y el consumo, lo que
debilitaría las ya modestas expectativas de crecimiento del PIB del país.
Los inversionistas no residentes, la mayoría ubicada en Estados Unidos, tienen 38% de la deuda
en moneda local emitida por el gobierno mexicano. Una mayor incertidumbre podría dar como
resultado que algunos de estos inversionistas se retiren del mercado local, lo que incrementaría
potencialmente las tasas de interés locales y debilitaría aún más al peso mexicano.
¿Cuál podría ser el potencial impacto de los eventos externos negativos en las
calificaciones en escala global de los estados y municipios mexicanos?
Actualmente, todas nuestras calificaciones en escala global de los gobiernos locales y regionales
son más bajas que la calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera de México. Por
ello, es poco probable que una potencial baja de calificación del soberano tenga un impacto directo
sobre las calificaciones de los gobiernos locales y regionales. Consideramos que los factores
internos en Estados como Guanajuato (BBB/Estable/--) y Querétaro (BBB/Estable/--), cuyas
calificaciones están más cerca de la calificación soberana en moneda extranjera que las de otros
gobiernos locales, tendrán un papel importante en la determinación de su calidad crediticia.
¿Cómo evalúa S&P Global Ratings la capacidad de México para manejar estos potenciales
desafíos?
Nuestra calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera de ‘BBB+’ de México refleja
muchas características estructurales que le dan estabilidad a la economía y les dan margen a los
responsables de las políticas para manejar los nuevos desafíos.
México tiene un historial de políticas fiscales y monetarias prudentes, lo que ha contribuido a
déficits del gobierno limitados y a una inflación baja, así como a una deuda externa moderada. La
combinación de políticas económicas previsibles y una economía flexible ha permitido a México
adaptarse a las cambiantes condiciones globales, incluyendo la considerable caída del precio del
petróleo desde finales de 2014 y la depreciación de la moneda local, al tiempo que mantiene un
crecimiento estable y una inflación baja. El paso de una moneda en depreciación a la inflación
interna ha sido moderado, gracias en gran parte a la credibilidad de la política en materia de meta
de inflación del banco central.
El gobierno mexicano pudo absorber, en gran medida, la pérdida de los ingresos relacionados con
el petróleo tras la caída de su precio en 2014 gracias a la oportuna reforma fiscal a finales de 2013.
Los mayores ingresos de la reforma fiscal han compensado una pérdida de más de cuatro puntos
porcentuales del PIB en los ingresos del petróleo del sector público en los últimos cinco años. En
2016, proyectamos que los ingresos relacionados con el petróleo para el sector público podrían
ubicarse por debajo de 4% del PIB desde 8.9% en 2012.
Las autoridades mexicanas ahora afrontan un desafío similar ante las potencialmente menores
perspectivas de crecimiento del PIB. Sin embargo, tienen algunas herramientas para afrontar los
shocks externos negativos gracias a su moneda flexible, que puede depreciarse produciendo
solamente un impacto negativo limitado sobre la inflación. Sin flexibilidad cambiaria, el gobierno
tendría que recurrir a otras políticas económicas para estabilizar la economía, probablemente
imponiendo un costo más alto para la economía real a través de la pérdida de producción y
empleo. Además, un peso más barato ayudaría a aislar el impacto de la potencial disminución de
las remesas provenientes de Estados Unidos al incrementar el valor en moneda local de esas
transferencias.
México tiene acceso a la Línea de Crédito Contingente del Fondo Monetario Internacional (FMI) por
hasta US$88,000 millones, lo que sostiene su liquidez externa. El sistema financiero del país tiene
una posición de activos netos en dólares y no se ha visto afectada de manera negativa por la
depreciación de la moneda. Además, la combinación de una hábil administración de deuda
soberana y el crecimiento de los mercados de capitales locales en los últimos años reduce la
vulnerabilidad del país a una pérdida inesperada de capital externo. El soberano ya fondeó sus
necesidades de financiamiento comercial externo para 2017 y para gran parte del siguiente año.
Estos factores le dan más resistencia a la economía mexicana, lo que le ayuda a absorber el
impacto de los shocks externos.
¿Cuáles son los riesgos para la calificación soberana?
Nuestro análisis se enfocará en la magnitud de cualquier potencial evento adverso en la economía
mexicana y en la respuesta de las autoridades del país. Los resultados de las elecciones en
Estados Unidos han aumentado la posibilidad de que México se vea afectado por un crecimiento
económico persistentemente bajo. Un escenario como tal tendría un impacto negativo sobre los
ingresos del soberano y le haría más difícil al gobierno alcanzar una política fiscal que podría
estabilizar de manera gradual el continuo crecimiento del nivel de deuda.
El gobierno mexicano podría responder a un shock externo adverso con una combinación de
políticas, monetaria y fiscal, más estrictas junto con medidas para acelerar el gasto de inversión en
sectores clave de la economía, como en el sector energético que se abrió recientemente al sector
privado, para mantener el crecimiento económico. La implementación de políticas
macroeconómicas más austeras podría mantener la estabilidad económica pero es probable que
se necesite complementarlas con otras medidas para impulsar el crecimiento económico.
Las medidas para aumentar la confianza del sector privado y abordar de manera efectiva las
debilidades en la gobernabilidad podrían sostener las expectativas de crecimiento del país. Así
como una implementación más rápida del plan de negocio anunciado recientemente por Petróleos
Mexicanos (Pemex), la compañía estatal de petróleo, que podría traducirse en una mayor inversión
privada a través de sociedades conjuntas en proyectos de exploración, desarrollo y producción
(upstream) y de transporte, distribución y comercialización (downstream). La producción de
petróleo de México ha caído por debajo de los 2.2 millones de barriles diarios (mbpd) en 2016
desde 3.3 mbpd en 2004. Esperamos que la producción de Pemex se estabilice probablemente en
torno a 1.9 mbpd en 2018.
El actual gobierno liderado por el presidente Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) se mantendrá en el poder hasta finales de 2018. Por lo tanto, esperamos
continuidad en la política económica durante ese periodo. Sin embargo, el gobierno podría verse
políticamente debilitado por un potencialmente prolongado periodo de bajo crecimiento del PIB. El
bajo crecimiento económico podría influenciar el resultado de las elecciones en el Estado de
México en 2017, entidad de gran importancia política, así como de las próximas elecciones
presidenciales a mediados de 2018. Además, las consecuencias políticas internas de una potencial
renegociación del TLCAN, con términos menos favorables para México probablemente, podrían
tener un impacto sobre las elecciones de 2018, lo que apoyaría a candidatos que no son proclives
a una integración económica más cercana con la economía global.
Las elecciones en Estados Unidos ¿tienen un impacto sobre la evaluación de las
calificaciones soberanas de S&P Global Ratings en general?
Hasta el momento, no hemos cambiado ninguna calificación soberana o perspectiva con base en
los resultados de las elecciones. El 9 de noviembre de 2016 confirmamos nuestras calificaciones
soberanas no solicitadas de largo plazo de ‘AA+’ y de corto plazo de ‘A-1+’ de Estados Unidos. La
perspectiva de la calificación de largo plazo se mantiene estable. La confirmación de las
calificaciones refleja la esperada transición fluida de poder, un aspecto característico de la
democracia estadounidense, y la fortaleza de sus instituciones. Debido a la falta de experiencia del
presidente electo Donald Trump en la función pública, y su victoria como un participante ajeno
(outsider) en la política, sin una trayectoria establecida, existe cierto grado de incertidumbre sobre
la elaboración y ejecución de políticas. Sin embargo, hay una diferencia entre la retórica de
campaña y las propuestas concretas y ejecución de políticas una vez en el cargo.
Esperamos tener mayor información sobre la formación del gabinete y las propuestas políticas,
particularmente una vez que el presidente electo asuma el cargo el 20 de enero de 2017. Junto con
la victoria de Donald Trump, el Senado se mantiene en manos de los republicanos, al igual que la
Cámara de Representantes. Por lo tanto, el presidente electo y los republicanos tienen el mandato
y la capacidad para realizar más fácilmente cambios políticos en comparación con un gobierno más
dividido en años recientes.
Criterios
•
Metodología de Calificaciones Soberanas, 23 de diciembre de 2014.
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•
•
S&P Global Ratings confirma calificaciones de 'AA+' y 'A-1+' de Estados Unidos tras
elección presidencial; la perspectiva se mantiene estable, 9 de noviembre de 2016.
Análisis Detallado: México, 15 de septiembre de 2016.
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