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3 Volumen 74 ISSN 0327-3326 Año 2009 Revista Argentina de UROLOGÍA Revista Argentina de Urología · Abril - Junio de 2009 · Vol. 74 · Pág. 95 a 140 Fundada en 1932 Actualización en estrategias de tratamiento con litotricia extracorpórea por ondas de choque Dres. Contreras, P.; Scherzer, D. Traumatismos sexuales del pene. Resolución quirúrgica Dres. Herrera, J. M.; Alvarez, P.; España, S.; Sanguinetti, H.; Vázquez, J.; Rizzi, A.; Mazza, O. Vejiga psoica y reimplante ureterovesical por vía laparoscópica Dres. Vitagliano, G.; Paterlini, J. E.; Villasante, N. Criptorquidia. Nuestra experiencia en 10 años Dres. Elías, R.; Paz, V.; Obaid, A.; Benítez, L.; Crocce, M.; Gutiérrez, M.; Galli, J.; Berraz, J.; Figueroa, A.; Centurión, J. Modelo de denervación cavernosa experimental en ratas mediante electroablación Dres. Mazza, O. N.; Sanguinetti, H.; Becher, E.; Brzezinski, M.; Aguilar, J.; Jalon, M.; Paglia, N. Conducto ileal video-asistido: técnica quirúrgica Dres. Vitagliano, G.; Ameri, C.; López-Fontana, G. Liposarcoma perineo-escrotal Dres. Mecca, R. J.; Marottoli, N. H.; Briend, S.; Malawka, S.; Macías, F. R.; Ambrosetti, F. Hipertensión Arterial secundaria a estenosis pieloureteral bilateral Dres. Fernández Sarabia, M. T.; Cardenal Escarcena, A.; Murillo Mirat, J.; Serrano, V. J. ÓRGANO DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE UROLOGÍA 3 Volumen 74 Año 2009 Revista Argentina de UROLOGÍA Órgano de la Sociedad Argentina de Urología Fundada en 1932 Revista Argentina de Urología Vol. 74, Nº 3, año 2009 COMITÉ EJECUTIVO Propietario Editor Responsable Sociedad Argentina de Urología Director Dr. Contreras, Pablo Asesores del Director Dr. Chéliz, Germán Dr. Rovegno, Agustín Director Dr. Pablo Contreras Comité de Editorial Domicilio legal Pasaje De la Cárcova 3526, (1172) Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Tel.: 4963-8521/4336/4337 E-mail: [email protected] Comité de Redacción Derecho de Propiedad Intelectual Nº 501.013/2006 Dr. Cobreros, Christian Dr. Favre, Gabriel Dr. Brzezinski Mariano Dr. Ferraris, Federico Dr. Piana, Martín Derecho de autor Expediente 701.201 del 07.10.2008 Coordinación y corrección Rosa Frontera. Tel.: 4504-0577 Diagramación «Marcelo Kohan/ diseño + broker de impresión», [email protected] Edición: octubre de 2009. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. CONSEJO EDITORIAL NACIONAL Ilustración de tapa Dr. Sergio Morales Bayo Revista Argentina de Urología indexada en la base de datos de LILACS. MV Comunicación & Marketing® Director: Máximo J. Oberländer Tel.: (54-11) 4393-8223 E-mail: [email protected] Reservado todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo: las fotocopias, grabaciones u otro sistema de información sin la autorización por escrito del titular del Copyright. La Revista de Urología se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina. La Revista de Urología es un publicación de la Sociedad Argentina de Urología. Pasaje De la Cárcova 3526 - (1172) Ciudad de Buenos Aires. Editada por MV Comunicación & Marketing® Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 CONSEJO EDITORIAL INTERNACIONAL Dr. Ameri, Carlos; Cap. Fed. Dr. Bechara, Amado J.; Cap. Fed. Dr. Becher, Edgardo F.; Cap. Fed. Dr. Bernardo, Norberto; Cap. Fed. Dr. Bogado, Humberto E.; Ba. Blanca Dr. Borghi, Marcelo; Cap. Fed. Dr. Casabé, Alberto R.; Cap. Fed. Dr. Costa, Miguel; Cap. Fed. Dr. Frattini, Gustavo; Mar del Plata Dr. Garrido, Gustavo; Cap. Fed. Dr. Giúdice, Carlos R. (h); Cap. Fed. Dr. Gueglio, Guillermo; Cap. Fed. Dr. López Laur, José Daniel; Mendoza Dr. Mazza, Osvaldo N.; Cap. Fed. Dr. Mingote, Pablo; Cipoletti Dr. Minuzzi, Gustavo; Córdoba Dr. Pautasso, Oscar; Córdoba Dr. Podestá, Miguel L.; Cap. Fed. Dr. Rey Valzacchi, Gastón; Cap. Fed. Dr. Romano, S. Víctor; Cap. Fed. Dr. Rovegno, Agustín; Cap. Fed. Dr. Rozanec, José J.; Cap. Fed. Dr. Sáenz, Carlos; Cap. Fed. Dr. Villaronga, Alberto; Cap. Fed. Dr. Zeno, Lelio; Rosario Dr. Arap, Sami; Brasil Dr. Boccon-Gibod, Laurent; Francia Dr. Castillo Cadiz, Octavio; Chile Dr. Escovar, Paul; Venezuela Dr. García Guido, Luis; Uruguay Dr. González, Ricardo; Estados Unidos Dr. Jiménez Cruz, Fernando; España Dr. Jordan, Gerald; Estados Unidos Dr. Lobel, Bernard; Francia Dr. Morales, Álvaro; Canadá Dr. Rodrigues Netto, Nelson (Jr.); Brasil Dr. Schulman, Claude; Bélgica Dr. Valdivia-Uría, José G.; España Dr. Vallancien, Guy; Francia I SOCIEDAD ARGENTINA DE UROLOGÍA COMISIÓN DIRECTIVA 2009 Presidente: Vicepresidente: Secretario Científico: Prosecretario Científico: Secretario Administrativo: Prosecretario Administrativo: Dr. Alberto R. Villaronga Dr. Miguel Ángel Costa Dr. Elías Jorge Fayad Dr. Claudio Adrián Rosenfeld Dr. Roberto Esteban Hernández Dr. Cayetano Vallone Vocales Titulares: Dr. Hernán Pablo Camporeale; Dr. Carlos Roberto Giúdice (h); Dr. Norberto Raúl Lafos; Dr. Alejandro Ramón Nolazco; Dr. Leonardo J. Pasik; Dr. Claudio M. Terradas Vocales Suplentes: Dr. Walter Osvaldo De Bonis; Dr. Antonio Wenceslao Villamil Órgano de Fiscalización: Dr. Miguel Angel Costa; Dr. Alberto José Muzio; Dr. Miguel Luis Podestá COMITÉS DE LA SAU II Comité de Biblioteca Comité de Especialidades Urológicas Dr. Claudio Ariel Koren Prof. Dr. Osvaldo Néstor Mazza Comité de Bioética Comité de Ética Dr. César E. Aza Archetti Dr. Horacio A. Levati Comité de Congresos y Jornadas Comité de Interior Dr. Miguel Ángel Costa Dr. Carlos A. Acosta Güemes Comité Colegio Argentino de Urólogos Comité de Publicaciones y Sesiones Científicas Dr. Carlos Andrés Santiago Giúdice Dr. Pablo Contreras Comité de Defensa de los Intereses Profesionales Comité de Relaciones Internacionales Dr. Horacio Manuel Rey Dr. León Bernstein Hahn Comité de Educación Médica Continua Comité de Residencias Médicas en Urología Prof. Dr. Salomón Víctor Romano Dr. Alberto Andrés Deparci Índice EDITORIAL 95 Estimados lectores Dr. Pablo Contreras 96 Actualización en estrategias de tratamiento con litotricia extracorpórea por ondas de choque Dres. Contreras, Pablo; Scherzer, Daniel. ARTÍCULOS ORIGINALES 101 Traumatismos sexuales del pene. Resolución quirúrgica. Evolución postoperatoria Dres. Herrera, Juan Marcelo; Alvarez, Patricio; España, Sebastián; Sanguinetti, Horacio; Vázquez, José; Rizzi, Alfredo; Mazza, Osvaldo. 107 Vejiga psoica y reimplante ureterovesical por vía laparoscópica: reporte de un caso y revisión de la literatura UROLOGÍA PEDIÁTRICA INVESTIGACIÓN EN UROLOGÍA COMUNICACIÓN DE CASOS Dres. Vitagliano, Gonzalo; Paterlini, Juan Esteban; Villasante, Nicolás. 112 Criptorquidia. Nuestra experiencia en 10 años Dres. Elías, R.; Paz, V.; Obaid, A.; Benítez, L.; Crocce, M.; Gutiérrez, M.; Galli, J.; Berraz, J.; Figueroa, A.; Centurión, J. 118 Modelo de denervación cavernosa experimental en ratas mediante electroablación Dres. Mazza, Osvaldo N.; Sanguinetti, Horacio; Becher, Edgardo; Brzezinski, Mariano; Aguilar, Jorge; Jalon, Martin; Paglia, Nora. 132 Conducto ileal video-asistido: técnica quirúrgica Dres. Vitagliano, Gonzalo; Ameri, Carlos; López-Fontana, Gastón. 135 Liposarcoma perineo-escrotal Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Dres. Mecca, Ramiro J.; Marottoli, Nelson H.; Briend, Susana; Malawka, Sebastián; Macías, Francisco R.; Ambrosetti, Fernando. 138 Hipertensión Arterial secundaria a estenosis pieloureteral bilateral Dres. Fernández Sarabia, María Trinidad; Cardenal Escarcena, Antonio; Murillo Mirat, Jesús; Serrano, Vicente Justo. V Index EDITORIAL ORIGINAL ARTICLES 95 Dear readers 96 Shock Wave Lithotripsy. Treatment Strategies an Update Dr. Pablo Contreras Drs. Contreras, Pablo; Scherzer, Daniel. 101 Penis sexual injuries. Surgical resolution. Postoperative course Drs. Herrera, Juan Marcelo; Alvarez, Patricio; España, Sebastián; Sanguinetti, Horacio; Vázquez, José; Rizzi, Alfredo; Mazza, Osvaldo. 107 Laparoscopic Ureteral Reimplantation With Psoas Hitch: Case Report and review PEDIATRIC UROLOGY INVESTIGATIVE UROLOGY CASE REPORT Drs. Vitagliano, Gonzalo; Paterlini, Juan Esteban; Villasante, Nicolás. 112 Cryptorchidism. Our experience during 10 years Drs. Elías, R.; Paz, V.; Obaid, A.; Benítez, L.; Crocce, M.; Gutiérrez, M.; Galli, J.; Berraz, J.; Figueroa, A.; Centurión, J. 118 Experimental model of cavernosus denervation using electroablation in rats Drs. Mazza, Osvaldo N.; Sanguinetti, Horacio; Becher, Edgardo; Brzezinski, Mariano; Aguilar, Jorge; Jalon, Martin; Paglia, Nora. 132 Laparoscopic ileal conduit: case report Drs. Vitagliano, Gonzalo; Ameri, Carlos; López-Fontana, Gastón. 135 Perineo-scrotal liposarcoma Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Drs. Mecca, Ramiro J.; Marottoli, Nelson H.; Briend, Susana; Malawka, Sebastián; Macías, Francisco R.; Ambrosetti, Fernando. 138 Arterial Hypertension secondary to bilateral ureteropelvic junction obstruction Drs. Fernández Sarabia, María Trinidad; Cardenal Escarcena, Antonio; Murillo Mirat, Jesús; Serrano, Vicente Justo. VII E ditorial E d i tor i al Estimados lectores Dear readers Como anticipamos en el número anterior, hemos modificado el reglamento de publicaciones según las pautas del International Commitee of Medical Journal Editors, a partir de este número las publicaciones se harán según dichos criterios. En Urología de adultos Herrera y col. del Hospital de Clínicas José de San Martín de Buenos Aires comunican su experiencia en traumatismos sexuales de pene en un trabajo muy bien documentado y con una casuística muy importante, dado lo infrecuente de la patología. Vitagliano y col. del Hospital Alemán de Buenos Aires revisan los pasos claves para la realización de una vejiga psoica y reimplante ureterovesical por vía laparoscópica y nos ofrecen la primera comunicación, en nuestro país, de un conducto ileal realizado completamente por vía laparoscópica. En la sección Urología Pediátrica, Elías y col. del Hospital Materno Infantil de Paraná comunican su experiencia de 10 años en el tratamiento quirúrgico de pacientes con critporquidia inguinal. Finalmente, como todos sabemos, los conocimientos surgidos de la investigación básica son los motores de los cambios en medicina. Que este tipo de conocimientos se generen en nuestro país y que sea nuestra Revista la encargada de difundirlos es un privilegio. Por ello es una gran alegría incorporar a la Revista la sección Investigación en Urología que estará a cargo del Prof. Dr. Osvaldo Mazza. En este número se presenta, del hospital de Clínicas General San Martín de Buenos Aires, un modelo de denervación cavernosa experimental en ratas en las cuales se realizó neuroestimulación in vivo y estudios histológicos y de biología molecular de las alteraciones del tejido cavernoso. Dr. Pablo Contreras Director de Comité de Publicaciones Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 95 E ditorial E d i tor i al Actualización en estrategias de tratamiento con litotricia extracorpórea por ondas de choque Shock Wave Lithotripsy. Treatment Strategies an Update Dres. Contreras, Pablo; Scherzer, Daniel. En la década del 80 los trabajos de Chaussy1 iniciaron una revolución en el tratamiento de la litiasis urinaria con litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC). En estos casi 30 años se han acumulado conocimientos acerca de la generación de las ondas de choque, los mecanismos de fragmentación y las variables a tener en cuenta para mejorar los resultados. El objetivo de esta comunicación es revisar las modificaciones en las estrategias de tratamiento a fin de obtener la mayor tasa libre de litiasis con el menor daño tisular. Introducción Existen 3 tipos básicos de generadores de LEOC: electrohidráulico, electromagnético y piezoeléctrico. A su vez todos ellos cuentan con 4 elementos: fuente de energía; dispositivo de focalización, medio de acoplamiento y sistema de localización de la litiasis. Las ondas de choque están constituidas por una onda de presión positiva seguida por una onda negativa. Podríamos simplificar diciendo que la fase positiva sería la responsable de los fenómenos de fatiga dinámica a los que es sometida la litiasis a través de dos mecanismos: microfracturas debidas a la compresión-descompresión reiterada y reflección de las ondas de choque dentro de la litiasis que eyectan material hacia fuera. Las ondas negativas producirían los fenómenos de cavitación, es decir la violenta ruptura de burbujas en la interfase de la litiasis con el medio que horadan la superficie formando cráteres. Estos mecanismos asociados con otros que siguen siendo estudiados, generan el resultado final que es la fragmentación de la litiasis.2-3 Si bien las ondas de choque ejercen su efecto sobre la litiasis, también generan alteraciones tisulares. Las principales modificaciones son hemodinámicas y están relacionadas con injurias vasculares directas y con la liberación de mediadores con efecto vasopresor como respuesta al mecanismo isquemia-reperfusión. Han podido comprobarse áreas de isquemia transitoria en el riñón expuesto a las ondas de choque, hematomas subcapsulares y cambios hemodinámicos que afectan el riñón tratado con disminución de la tasa de filtración glomerular y del flujo plasmático renal y reducción del flujo plasmático renal en el riñón contralateral. 4-5-6-7 Modificaciones en las estrategias de tratamiento Servicio de Urología del Hospital Alemán, Buenos Aires, Argentina 96 Existe evidencia de que modificando la frecuencia, la intensidad y otras variables se han logrado obtener mejores resultados en términos de la tasa libre de litiasis y daño tisular. Sin embargo, es importante señalar que los estudios que aquí se mencionan han sido realizados con dispositivos diferentes en cada ensayo, por lo cual los hallazgos no necesariamente pueden ser extrapolados a otras fuentes de energía.8 Frecuencia de disparo Paterson y col.9 hallaron en animales que al disminuir la frecuencia de disparo aumentaba la efectividad de las LEOC. Esto se debería a que el aumento de la frecuencia se hace a expensas de una disminución de la duración de la fase negativa de la SWL, responsable de los fenómenos de cavitación. Estos hallazgos fueron corroborados in vivo por Pace y col.10 que hallaron mejores resultados en litiasis >10 mm. utilizando 60 vs. 120 golpes por minuto asociado con una disminución en las visitas a emergencias en los pacientes que habían sido tratados con frecuencias más bajas. Intensidad de las ondas Zhou y col.11 demostraron in vitro que el ascenso escalonado de la intensidad aumenta de manera significativa la conminución de la litiasis, objetivada mediante la generación de fragmentos entre 2 y 4 mm. y disminuye la injuria vascular sin aminorar la efectividad del método. Similares resultados obtuvo Lambert y col.12 que hallaron que el ascenso escalonado y paulatino cada 500 disparos mejoró los resultados, disminuyó las complicaciones, y la necesidad de procedimientos complementarios y redujo la excreción de beta 2 microglobulina (utilizado como marcador de daño renal). Movilidad de la litiasis Existe sólida evidencia de que, en riñón, a mayor movilidad de la litiasis menor poder de fragmentación. Cleveland y col.13 hallaron una significativa relación in vitro entre la movilidad de la litiasis y el poder de fragmentación, en la cual movimientos de más de 20 mm. hacen que 3 de 4 golpes no den en el blanco. Eichel y col.14 en su serie de 370 pacientes hallaron que la anestesia disminuye la movilidad de la litiasis, mejora el acoplamiento y disminuye la excursión respiratoria, logrando mejorar los resultados y observaron que, como es de esperar, la experiencia del operador también influye en los resultados. Sorensen y col.15 observaron que en litiasis ureterales altas < 2 cm. la anestesia general se asoció con una mayor tasa libre de litiasis que la sedación intravenosa. Bergsdorf y col.16 comunicaron su experiencia con la utilización de una cincha, para limitar la movilidad del riñón, con la que lograron aumento de la eficacia, reducción de la formación de hematomas, alta aceptación de los pacientes y no observaron complicaciones asociadas con la cincha. Anatomía y tasa libre de litiasis En relación con la anatomía del cáliz inferior y la tasa libre de litiasis existe cierta controversia en las comunicaciones. En el clásico estudio de Sampaio y col.17 para litiasis entre 7 y 25 mm. en cáliz inferior, se establece que un ángulo infundíbulo pélvico agudo puede ser un factor negativo para el éxito de una LEOC. Elbahnasy y col.19 hallaron que cuando el ángulo infundíbulo pélvico es menor de 90 grados, la longitud del infundíbulo es > 3 cm. y el diámetro del infundífulo en </= 5 mm. o al menos el ángulo y la longitud están alterados, la efectividad de la LEOC es del 50 % o menos. Sin embargo, Madbouly y col.20 cuestionan estos resultados y concluyen que la anatomía del cáliz inferior no afecta los resultados post LEOC. Küpeli y col.21 no hallaron relación entre la tasa de libre de litiasis y la anatomía del cáliz superior. En el estudio de Pareek y col.22 no se hallaron diferencias significativas entre la tasa libre de litiasis y el índice de masa corporal, pero sí se hallaron diferencias cuando la distancia entre la litiasis y la piel era mayor de 10 cm., si bien el estudio fue realizado Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 97 con litos entre 5 y 15 mm. de cáliz inferior; los autores concluyen que los datos pueden ser extrapolados a otros cálices. Unidades Hounsfield (UH) y tasa de libre de litiasis Existen diversas comunicaciones internacionales y en nuestro país, que confirman el valor de la Tomografía Computada (TC) para predecir la composición y la resistencia a la LEOC. En nuestro país, Billordo Pérez y col.23 hallaron in vitro que las UH permitían diferenciar litiasis cálcicas de litiasis úrica y que valores < 1000 UH aumentaban significativamente el éxito del tratamiento. Nakada y col.24 hallaron in vivo que las UH permiten diferenciar claramente litiasis úricas de litiasis cálcicas. Joseph y col.25 al estudiar 30 pacientes con litiasis de más de 20 mm. concluyen que las UH ayudan a predecir la resistencia a las ondas de choque. Litiasis con < 500 UH fueron completamente fragmentas, entre 500 y 1000 UH se logró un 85,7 % de fragmentación y > 100 UH un 54,5% de fragmentación. Un trabajo similar de Pareek y col.26 con litiasis entre 5 y 10 mm. confirmó estos hallazgos. La utilidad clínica de estos hallazgos debe todavía ser establecida en las guías de práctica clínica. Una de las limitantes es la necesidad de normas uniformes para la medición de la densidad, se recomienda realizar cortes de al menos 3 mm. y utilizar un cajón de medición en el centro de la litiasis para evitar el efecto de volumen parcial. Si bien en la mayoría de las comunicaciones se considera como un éxito terapéutico la presencia de fragmentos de </= a 5 mm. luego de LEOC, en el estudio de El-Nahas y col.27 se observó que el 48 % de los pacientes con fragmentos clínicamente no significativos requerían algún tipo de procedimiento con un seguimiento de 10 años, es decir se volvían significativos. Seguramente influye en sus resultados el uso de TC sin contraste, que tiene una sensibilidad mayor para la detección de fragmentos que la Rx. simple. El uso generalizado de TC sin contraste seguramente cambiará algunas definiciones y quizás modifique las pautas de tratamiento.27 Fármacos Diversos fármacos han sido investigados con el objetivo de aumentar o acelerar la tasa libre de litiasis luego de LEOC. En la revisión sistemática de Schuler y col.29 se concluye que se necesitan mayores estudios prospectivos y randomizados para determinar los fármacos y la duración de tratamiento óptimos. Sin embargo, tamsulosina, tamsulosina, + prednisona, nifedipina + deflazacort y Phyllantus niruri demostraron ventajas frente al placebo en la tasa libre de litiasis, con una baja incidencia de eventos adversos. 29-30-31-32 En resumen, luego de más de 30 años, la ESWL sigue siendo una herramienta útil para el tratamiento de la mayoría de las litiasis. Además de la calidad del generador, la experiencia del operador para modificar las variables anteriormente citadas permitirá obtener mejores resultados y disminuir las complicaciones. B I B L I O G R A Fí A 1. Chaussy C; Schmiedt E; Jocham D y col. First clinical experience with extracorporeally induced destruction of kidney stones by shock waves. J Urol. 127;3:417-20, March 1982. 2. Yuri A Pishchalnikov; James A, Mcateer; James C. Williams y col.: Why Stones Break Better at Slow Shockwave Rates Than at Fast Rates: In Vitro Study with a Research Electrohydraulic Lithotripter. J. Endourol. Vol. 20; 8: 537-541, August 2006. 3. Nivedita Bhatta Dhar; Julie Thornton; Mattehew T. Karafa y col.: A multivariate analysis of risk factors associated with subcapsular hematoma formation following electromagnetic shock wave lithotripsy. J. Urol. Vol. 172; 2271–2274, December 2004. 4. Willis LR; Evan AP; Connors BA y col. Shockwave lithotripsy: dose-related effects on renal structure, hemodynamics, and tubular function. J. Endourol.19;1:90-101, Jan-Feb 2005. 98 5. Pei Zhong; Xufeng Xi, M.S; Songlin Zhu y col.: Recent Developments in SWL Physics Research. J. Endourol. Vol. 13; Number 9: 611-618, November 1999. 6. James E. Lingeman; Samuel C. Kim; Ramsay L. Kuo y col.: Shockwave Lithotripsy: Anecdotes and Insights. J. Endourol. Vol. 17; 9: 687-693, November 2003. 7. Andrew P. Evan; Lynn R. Willis; James A. Mcateer y col.: Kidney Damage and renal functional changes are minimized by waveform control that suppresses cavotation in shock wave lithotripsy. J. Urol. Vol. 168: 1556–1562, October 2002. 8. Ng CF; Wong A; Tolley DA. A single-center experience of the usefulness of caliceal-pelvic height in three different lithotripters. J Endourol. Vol. 22;7:1409-1415, July 2008. 9. Ryan Paterson, David A. Lifshitz; James E. Lingeman y col.: Stone fragmentation during shock wave lithotripsy is improved by slowing the shock wave rate: studies with a new animal model. J. Urol. Vol. 168: 2211–2215, November 2002. 10.Kenneth T. Pace; Daniela Ghiculete; Melanie Harju y col.: Shock wave lithotripsy at 60 or 120 shocks per minute: a randomized, double-blind trial. J. Urol. Vol. 174: 595–599, August 2005. 11.Yufeng Zhou; Franklin H. Cocks, Glenn; Preminger y col.: The effect of treatment strategy on Stone comminution efficiency in shock wave lithotripsy J. Urol. Vol. 172: 349–354, July 2004. 12.Erica H Lambert,, Nashville, TN; Marty Gruenbaum y col.: The effect of escalating voltaje versus a fixed voltaje treatment strategy on stone comminution during extracorporeal shock wave lithotripsy: a prospective, randomized trial. Abstract 1620. Meeting American Urological Association, Chicago 2009 13.Robin O. Cleveland; Ronald Anglade, Richard K. Babayan: Effect of Stone Motion on in Vitro Comminution Efficiency of Storz Modulith SLX. J. Endourol. Vol. 18; 7: 629 – 634, September 2004. 14.Louis Eichel; Pamela Batzold; Erdal Erturk: Operator Experience and Adequate Anesthesia Improve Treatment Outcome with Third-Generation Lithotripters J. Endourol. Vol.15; 7: 671-673, September 2001. 15.Carsten Sorensen; Aramjit Chandhoke, Michael Moore y col.: Comparison of intravenous sedation versus general anesthesia on the efficacy of the Doli 50 Lithotriptor. J. Urol. Vol. 168: 35–37, July 2002. 16.Bergsdorf Thorsten, Chaussy Christian, Thueroff Stefan. Abdominal compression belt –an easy tool to increase efficacy of SWL. Abstact 116. Meeting American Urological Association, Atlanta 2006. 17.Francisco J.B. Sampaio; André L. D´anunciao; Eduardo CG Silva: Comparative FollowUp of Patients with Acute and Obtuse Infundibulum-Pelvic Angle Submitted to Extracorporeal. 18.Shockwave Lithotripsy for Lower Caliceal Stones: Preliminary Report and Proposed Study Design. J. Endourol. Vol. 11;3:157-161, June 1997. 19.Abdelhamid M. Elbahnasy; Ralph V. Clayman; Ariel L. Shalhav y col.: Lower-Pole Caliceal Stone Clearance after Shockwave Lithotripsy, Percutaneous Nephrolithotomy, and Flexible Ureteroscopy: Impact of Radiographic Spatial Anatomy. J. Endourol. Vol.12;2: April 1998. 20.Khaled Madbouly; Khaled Z.Sheir; Emad Elsobky: Impact of lower pole renal anatomy on Stone clearence after shock wave lithotripsy: fact or fiction? J. Urol. Vol. 165: 1415–1418, May 2001. 21.Bora Küpeli; Cenk Acar; Serhat Gürocak; Çag Ri Güneri, Üstünol Karaoglan; Ibrahim Bozkirli: Is Stone Clearance after Shockwave Lithotripsy in Patients with Solitary UpperCaliceal Stone Influenced by Anatomic Differences in the Pelvicaliceal System? J. Endourol. Volume 21, Number 1, January 2007 22.Gyan Pareek; Sean P. Hedican; Fred T. Lee, JR; Stephen Y. Nakada: Shock wave lithotripsy success determined by skin-to-stone distance on computed tomography. Urology 66 (5), 2005. 23.Billordo Pérez N., García Marchiñena P., Jurado Vallejo D. y col.: Tomografía computada como predictor de composición y fragilidad de la litiasis urinaria al tratamiento con litotricia extracorpórea por ondas de choque “in vitro”. Presentado en la Jornada de Residentes de Urología. Mar del Plata, Octubre 2008. 24.Stephen Y. Nakada; Douglas G. Hoff; Sherwin Attai; Dennis Heisey; Donna Blaken Baker; Myron Pozniak: Determination of stone composition by noncontrast spiral computed tomography in the clinical setting. Urology 55;6: 816-819, 2000. 25.Peter Joseph; A. K. Mandal; S. K. Singh y col.: Computarized tomography attenuation value Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 99 of renal calculus: can it predict successful fragmentación of the calculus by extracorporeal shock wave lithotripsy? A preliminary study. J Urol. Vol. 167: 1968–1971, May 2002. 26.Gyan Pareek; Noel A. Armenakas; John A. Fracchia: Hounsfiled units on computarized tomography predict stone-free rates after extracorporeal shock wave lithotripsy. J. Urol Vol. 169, 1679–1681, May 2003. 27.Ahmed R. El Nahas; Ahmed M. El Assmy; Khaled Madbouly y col.: Predictors of Clinical Significance of Residual Fragments after Extracorporeal Shockwave Lithotripsy for Renal Stones. J. Endourol. Vol. 20;11: 870 -874, November 2006 28.Trevor D. Schuler, M.D., Rohan Shahani, M.D., R. John D’A. Honey y col. Medical Expulsive Therapy as an Adjunct to Improve Shockwave Lithotripsy Outcomes: A Systematic Review and Meta-Analysis. J. Endourol. Vol. 23;3: 387-393, March 2009. 29.Bhagat SK, Chacko NK, Kekre NS y col. Is there a role for tamsulosin in shock wave lithotripsy for renal and ureteral calculi? J. Urol 177: 2185–2188, June2007. 30.Gravina GL, Costa AM, Ronchi R y col. Tamsulosin treatment increases clinical success rate of single extracorporeal shock wave lithotripsy of renal stones. Urology 66:24–28, July 2005. 31.Porpiglia F, Destefanis P, Fiori y col. Role of adjunctive medical therapy with nifedipine and deflazacort after extracorporeal shock wave lithotripsy of ureteral stones. Urology 59:835–838, June 2002. 32.Micali S, Sighinolfi MC, Celia A y col. Can Phyllanthus niruri affect the efficacy of extracorporeal shock wave lithotripsy for renal stones? A randomized, prospective, long-term study. J Urol 176:1020–1022, September 2006. 100 artículo original or i g i nal A R T I C L E Traumatismos sexuales del pene. Resolución quirúrgica. Evolución postoperatoria Penis sexual injuries. Surgical resolution. Postoperative course Aceptado para publicación Julio 2009. Dres. Herrera, Juan Marcelo; Alvarez, Patricio; España, Sebastián; Sanguinetti, Horacio; Vázquez, José; Rizzi, Alfredo; Mazza, Osvaldo. Hospital de Clínicas José de San Martín (HCJSM). Servicio de Urología Servicio Urología. División Urgencias. HCJSM. CABA. Argentina. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Introducción: Los traumatismos sexuales del pene, son lesiones de la túnica albugínea, cuando el pene se encuentra en erección. El objetivo del trabajo es evaluar la presentación clínica, el tratamiento quirúrgico y la evolución de los pacientes con diagnóstico de traumatismos sexuales de pene en el HCJSM. Material y Métodos: Entre febrero del 1.998 hasta mayo de 2.008 fueron internados e intervenidos quirúrgicamente en el Servicio de Urología del HCJSM, 28 pacientes con diagnóstico clínico de fractura de cuerpos cavernosos. En este trabajo de tipo retrospectivo de datos recavados sobre la historia clínica y protocolo quirúrgico, se analizarán las características clínicas, mecanismo de acción, tipo de fractura, abordaje quirúrgico y seguimiento. En este último se reevaluó a los pacientes y se les realizó el cuestionario de IIEF-5 (Internacional Index for Erectil Function) para evaluar su función eréctil. Resultados: Veintisiete fueron traumatismos coitales y uno de ellos fue debido a masturbación enérgica. El tiempo promedio de consulta fue de 10,8 horas (rango 2-26 horas) Las manifestaciones clínicas más frecuentes fueron: hematoma (100%) juntamente con tumefacción, dolor inmediatamente después del traumatismo (90%), pérdida de la erección (completa 71.4% y parcial 17.8%). En 4 pacientes se evidenció uretrorragia, por lo que fueron sometidos a uretrografías pre-quirúrgicas, diagnosticándose por este método lesiones uretrales a 3 pacientes. Estas se asociaron con rotura de cuerpos cavernosos, dos al derecho y una cuando hubo rotura de ambos cuerpos. Tres pacientes presentaron sólo lesión de la vena dorsal superficial del pene. La vía de abordaje utilizada con más frecuencia fue la incisión subcoronal. Se dejó la sonda Foley durante 48 horas en aquellos sin compromiso uretral (25 pacientes), y los 3 pacientes que presentaron compromiso de la misma se dejó durante 14 días. No se presentaron infección ni dehiscencia de herida quirúrgica. En esta serie la estancia hospitalaria varió entre 2-6 días (promedio 3,2 días). Se realizaron controles a los 2-7-14 días y alejados (entre 1 y 72 meses). En todos ellos se valoró: dolor, curvatura peniana anormal, disfunción sexual eréctil (DSE) a través del IEFF-5 y otros (cicatrices, placas, regiones de hipoestesia). Sólo 5 pacientes presentaron algunas de esas manifestaciones, de forma aislada o combinada (dolor, curvatura, DSE). Los 5 pacientes que presentaron DSE, fue moderada en 2 de ellos (IIEF-5=10) y leve en los 3 restantes (IIEF-5=19). Todos ellos respondieron de manera efectiva a inhibidores de 5-PDE (Sildenafil 50 mg). Conclusión: La fractura de pene es una entidad cuyo diagnóstico es eminentemente clínico, y muy pocas veces son necesarios métodos complementarios. Su manejo debe ser quirúrgico e inmediato para evitar complicaciones a mediano y largo plazo, dando excelentes resultados, menor tiempo de hospitalización y permitiendo al paciente retomar su rutina sexual de forma temprana. P A L A B R A S C L A V E : Pene; Traumatismo sexual; Cirugía. 101 Introduction: Penis sexual trauma are injuries to the tunica albuginea when the penis is erect. The objective of this study is to evaluate the clinical presentation, surgical treatment and the outcome of patients diagnosed with penile sexual trauma in HCJSM. Materials and Methods: Between February 1998 and May 2008, 28 patients with clinical diagnosis of fracture of the corpora cavernosa were hospitalized and underwent surgery in the urology department of HCJSM. In this work we obtained retrospective data of medical histories and surgical protocols, analyzing the clinical characteristics, mechanism, fracture type, surgical approach and monitoring by giving questionnaire IIEF-5 (International Index for Erectile Function) to patients to assess erectile function. Results: Twenty-seven were coital injuries and one was due to vigorous masturbation. The average consultation time was 10.8 hours (range 2-26 hours) The most common clinical manifestations were: hematoma an swelling (100%), pain immediately after trauma (90%), loss of erection (71.4% complete and partial 17.8%). In 4 patients urethral bleeding was evident, so they underwent preoperative urethrography. Urethral injuries was diagnosed by this method in 3 patients. These were associated with rupture of corpora cavernosa, two involved the right corpora and one both corpora. Three patients had only a lesion of the superficial dorsal vein. Subcoronal incision was de most frequently used surgical approach. Foley catheter was left for 48 hours in those without urethral commitment (25 patients), and in the three patients who had urethral injuries was left for 14 days. There were no infections or wound dehiscence. Hospital stay ranged from 2-6 days (mean 3.2 days). Postoperative controls were made at 2-7-14 days, and then between 1 and 72 months. All of them were assessed on pain, abnormal penile curvature, erectile dysfunction (ED) through IEFF-5 and others (scars, plaques and areas of hypoesthesia). Only 5 patients had some of these events, either alone or in combination (pain, curvature, erectile dysfunction). In the 5 patients who had ED, 2 cases were moderate (IIEF-5 = 10) and the remaining 3 were mild (IIEF-5 = 19). All of them responded effectively to 5-PDE inhibitors (Sildenafil 50 mg). Conclusions: Penile fracture is an entity whose diagnosis is eminently clinical, and rarely complementary methods are needed. Its management should be surgical and immediate to avoid complications in the medium and long term. This gives excellent results, shorter hospital stay and allowes patients to resume their sexual routine early. K E Y W O R D S : Penis; Sexual injuries; Surgery. I ntroducci ó n La fractura de pene o de cuerpos cavernosos, es una patología traumática de observación poco frecuente en el ámbito de la urgencia urológica. La lesión consiste en la ruptura de la túnica albugínea, con o sin compromiso del cuerpo esponjoso y uretra, cuando el pene se encuentra en máxima erección. OB J E T I VO S Evaluar la presentación clínica, tratamiento quirúrgico, evolución de los pacientes con diagnóstico de trau- 102 matismos sexuales de pene en el Servicio de Urología (HCJSM). M aterial y m é todos Entre febrero del 1.998 hasta mayo de 2.008 fueron internados e intervenidos quirúrgicamente en el Servicio de Urología del Hospital de Clínicas José de San Martín, 28 pacientes con diagnóstico clínico de fractura de cuerpos cavernosos, basándose en los antecedentes relatados por los pacientes, y las manifestaciones clínicas al ingreso por Guardia. Puntuación Durante los últimos 6 meses: 1 2 3 4 5 ¿Cómo calificaría usted su certidumbre en conseguir y mantener una erección? Muy bajo Bajo Moderado Alto Muy alto Cuando tuvo usted erecciones con estímulo sexual, ¿con qué frecuencia fueron suficientes para la penetración? Casi nunca o nunca Mucho menos de la mitad de las veces Aproximadamente Mucho más de la la mitad de las mitad de las veces veces Casi siempre o siempre Durante la relación sexual, ¿con qué frecuencia pudo mantener la erección después de penetrar a su pareja? Casi nunca o nunca Mucho menos de la mitad de las veces Aproximadamente Mucho más de la la mitad de las mitad de las veces veces Casi siempre o siempre Durante la relación sexual, ¿cuán difícil fué mantener la erección Extremadamente difícil hasta la finalización de la misma? Cuando usted intentó una relación sexual, ¿con qué frecuencia fue satisfactoria para usted? Casi nunca o nunca Muy difícil Mucho menos de la mitad de las veces Difícil Ligeramente difícil Aproximadamente Mucho más de la la mitad de las mitad de las veces veces No fué difícil Casi siempre o siempre El IIEF-5 score es la suma de las preguntas 1 a 5. La puntuación más baja es 5 y la más alta 25. Gráfico 1. En este trabajo de tipo retrospectivo de datos recavados sobre la historia clínica, protocolo quirúrgico, se analizaran las características clínicas (ruido, dolor, hematoma, detumescencia y/o uretrorragia), mecanismo de acción, tipo de fractura, abordaje durante la resolución quirúrgica, material de sutura utilizado, seguimiento a largo plazo. En este último se reevaluó a los pacientes y se les realizó el cuestionario de IIEF-5 (Internacional Index for Erectil Function) para evaluar su función eréctil (Grafico 1). R esultados De los 28 pacientes, 27 fueron traumatismos coitales, luego de deslizarse el pene por fuera de la vagina de la pareja sexual. Uno de ellos fue debido a traumatismo por masturbación enérgica. La edad de los pacientes variaron entre 15 y 53 años (media 34,5 años). El tiempo promedio de consulta fue de 10,8 horas (rango 2-26 horas). Las manifestaciones clínicas más frecuentes que se presentaron en este grupo de pacientes fueron hematoma (100%) juntamente con tumefacción, dolor agudo Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 inmediatamente después del traumatismo (90%) y pérdida de la erección o detumescencia (completa 71,4% y parcial 17,8%) (Tabla 1) (Fotos 1-2-3). Manifestaciones Clínicas Ruido (chasquido) Dolor Hematoma y tumefacción Pérdida de Erección • Completa • Parcial Uretrorragia Pacientes Nº (%) 18 (64,3%) 25 (90%) 28 (100%) 20 (71,4%) 5 (17,8%) 4 (14,3%) Tabla 1. En 4 pacientes (alrededor del 14%) se evidenció uretrorragia, por lo que fueron sometidos a uretrografías previa exploración quirúrgica, diagnosticándose por este método lesiones uretrales a 3 pacientes, las que fueron corroboradas durante el acto quirúrgico. En todos ellos se optó por la síntesis del defecto uretral de forma 103 Foto 1. Foto 2. Foto 3. Foto 4. Foto 5. Foto 6. primaria con sutura reabsorbible, y colocación de sonda vesical Foley por 14 días. En todos ellos, para la exploración quirúrgica fue necesaria anestesia regional. La vía de abordaje utilizada con más frecuencia fue la incisión subcoronal (26 pacientes - Foto 4) vs. Longitudinal sobre la lesión (2 pacientes – Foto 5). Una vez realizada la incisión, se drenó el hematoma descubriéndose el compromiso de la túnica albugínea de las estructuras cavernosas, cuerpo esponjoso o rotura de la vena dorsal (Tabla 2). Tipo de Fractura C.Cavernoso Derecho C.Cavernoso Izquierdo Ambos Rotura de Vena Dorsal Superficial Pacientes Nº (%) 18 (64,3%) 5 (17,8%) 2 (7,2%) 3 (10,7%) Tabla 2. Las 3 lesiones uretrales se asociaron con rotura de cuerpo cavernoso, dos al derecho y una cuando hubo rotura de ambos cuerpos. En ninguno de los casos, los defectos involucraban más del 50% de la circunferencia. 104 Luego se colocó en todos ellos sonda Foley para permitir una mejor identificación del cuerpo esponjoso. Para la síntesis de las efracciones se utilizaron suturas de Poligalactina (Vicryl ®) (14 pac 50%), Polímero de Dioxanona (PDS ®) (9 pac 32%) y Polipropileno (Prolene ®) (2 pacientes 7%), en todos ellos se realizaron puntos separados. En los 3 pacientes que presentaron, luego de la semiología intraoperatoria, sólo lesión de vena dorsal superficial del pene (Foto 6), la hemostasia fue controlada con electrocauterio y sutura de Poligalactina. En el caso de los pacientes con compromiso uretral postraumático, se realizó síntesis del defecto con sutura reabsorbible 4 o 5 ceros (Foto 7). A 23 de los que fueron sometidos a exploración por vía subcoronal se les realizó postectomía. Se realizó vendaje moderadamente compresivo, se dejó la sonda Foley durante 48 horas en aquellos sin compromiso uretral (25 pacientes), y los 3 pacientes que presentaron compromiso de la misma se dejó el catéter transuretral durante 14 días. En ninguno de los pacientes de nuestra serie se registró infección de herida quirúrgica ni dehiscencia de la misma. En esta serie la estancia hospitalaria varió entre 2-6 días (promedio 3,2 días). A los pacientes se les aconsejó reposo sexual por 40-45 días. Foto 7. Foto 8. Se realizaron controles, como postoperatorios habituales (2-7-14 días) y alejados (entre 1 y 72 meses) (Fotos 8-9). En todos ellos se valoró: dolor, curvatura peniana anormal, disfunción sexual eréctil (DSE) a través del IEFF-5 y otros (cicatrices, placas, regiones de hipoestesia). En ninguno de ellos se observó dificultad en la micción o síntomas relacionados con la estenosis uretral, evaluados por uroflujometrías sin alteraciones. Veintitrés pacientes (82,1%) mostraron restitución anatómica y funcional del pene de forma casi completa, aunque la región del hematoma y sutura tardó varios meses en desaparecer. Los 5 restantes presentaron algunas de las siguientes manifestaciones de forma aislada o combinada (Tabla 3) Manifestaciones Postoperatorias Dolor Curvatura DSE Otros Pacientes Nº (%) 4 (14,3%) 4 (14,3%) 5 (18%) 5 (18%) Tabla 3. Es necesario destacar que los 5 pacientes que presentaron DSE, fue moderada en 2 de ellos (IIEF-5=10) y leve en los 3 restantes (IIEF-5=19). Todos ellos respondieron de manera efectiva a inhibidores de 5-PDE (Sildenafil 50 mg). Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Foto 9. D iscusi ó n Las fracturas de cuerpos cavernosos se consideran una urgencia urológica, siendo su diagnóstico generalmente sencillo. Este se hace en base a las manifestaciones clínicas obtenidas a través de la historia clínica del paciente y el examen físico del mismo.1-4-7 En algunas oportunidades, son necesarios métodos auxiliares para su diagnóstico (RMN y Ecografía) o para confirmar la presencia de lesiones asociadas como la uretral (uretrografia).1-2 Sin embargo dentro del diagnóstico diferencial hay que mencionar la rotura de la Vena Dorsal Superficial ya que su ingurgitación durante la erección la hace susceptible de rotura y el mecanismo de lesión durante el coito es básicamente el mismo que el de cuerpo cavernoso.3-4 Estas venas, o sus ramas, se sitúan entre las fascias de Colles y de Buck y terminan drenando, en la mayoría de los casos, a nivel de la vena safena izquierda Habitualmente el paciente se presenta con hematoma y tumefacción del pene, pero en el interrogatorio, generalmente, no se describe la presencia de ruido o chasquido característico, ni importante dolor acompañante.3-7 La fractura de pene se define por la ruptura de la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos con o sin compromiso uretral o del cuerpo esponjoso con el pene en estado de erección, y depende a su vez de la naturaleza y gravedad del traumatismo.3-6 La ruptura de la albugínea se encuentra favorecida por el afinamiento de la misma durante la erección (2 mm en estado de flaccidez a 0.25 mm), y el mecanismo de acción más frecuente se trata de un traumatismo cerrado durante el acto sexual o durante el acto masturbatorio, entre otros.2 En nuestra casuística el 90% de los casos refiere 105 dolor intenso inmediatamente después del traumatismo, en el 100% se presentó hematoma, y poco más del 64% tuvo la sensación de “chasquido”. Veintitrés pacientes presentaron algún grado de detumescencia. El tiempo promedio de consulta fue 10.8 horas (2-26 horas). En todos los casos se decidió hospitalizar los pacientes, se les realizó estudios prequirúrgicos de rigor, y se efectuó a la brevedad la exploración quirúrgica, con drenaje del hematoma y posterior síntesis con sutura de la efracción de la albugínea. No se dejó drenaje en ninguno de ellos. La evolución postoperatoria inmediata transcurrió sin evidenciar ningún tipo de complicación. Se otorgó el alta, en promedio, a los 3.2 días. Existen distintas opiniones con respecto a la vía de abordaje: incisiones longitudinales sobre la lesión, siempre y cuando ésta sea pequeña; incisiones inguinoescrotales para exponer la base del pene. Sin embargo, se considera que la incisión subcoronal con completo denudamiento del cuerpo del pene, ofrece una mejor exposición, permitiendo además la semiología quirúrgica del otro cuerpo cavernoso y del cuerpo esponjoso. 7-8-9 A pesar de que existen controversias y distintas publicaciones valederas sobre el manejo conservador de la fractura de pene (cateterizacion uretral, vendaje compresivo, hielo, AINES, fibrinoliticos), los análisis retrospectivos han demostrado que el tratamiento conservador presenta mayor número de complicaciones (infecciones, abscesos, desviaciones, DSE, erecciones dolorosas, fístulas uretrocavernosas, estenosis uretrales) y estadía hospitalaria.5-8 La tasa de complicaciones publicadas varía entre 1053%, mientras que con la exploración y resolución quirúrgica esos índices disminuyen al 10-15%.5-8 Todos los pacientes deben ser advertidos que la posible disfunción eréctil que puedan llegar a sufrir durante el postoperatorio, se relaciona más con la severidad de la lesión que con la cirugía correctiva.2-7 106 C onclusi ó n La fractura de pene, a pesar de ser una urgencia urológica poco frecuente, es una entidad cuyo diagnóstico es eminentemente clínico, y muy pocas veces son necesarios métodos complementarios. Su manejo debe ser quirúrgico e inmediato para evitar mayores complicaciones a mediano y largo plazo, dando excelentes resultados, menor tiempo de hospitalización y permitiendo al paciente retomar su rutina sexual de forma temprana. B ibliogra f ía 1. Tejido Sánchez, M. P. Martín Muñoz, F. Villacampa Abua, J.M. De La Morena Gallego, A. Suárez Charneco, O. Leiva Galvis.: Tratamiento Quirúrgico de la Fractura de Pene. Actas Urol Esp. 1999 23 (9): 784-788. 2. C. Van Der Horst, F.J. Martínez Portillo, A. Bannowsky, C. Seif y K.P. Juenemann. :Penile Fractures: Controversy over Surgical or Conservative Treatment. BJU Int 2003, 92; 349-350. 3. Michael Muentener, Stefan Suter, Dieter Hauri yTullio Sulser.: Long-Term Experience with Surgical and Conservative Treatment of Penile Fracture. J Urol 2004 Vol. 172, 576–579. 4. J. Arce Gil, J.M. Rodríguez-Ledesma, H. Villavicencio Mavrich.: Rotura de la Vena Dorsal Superficial de Pene. Actas Urol Esp 2006; 30 (2): 215-217. 5. Darshan K. Shah, Elliot M. Paul, Sanford A. Meyersfield, y Richard A. Schoor.: False Fracture of the Penis. Urology 2003; 61: 1259. 6. Amr F. Fergany, Kenneth W. Angermeier, y Drogo K. Montague: Review of Cleveland Clinic Experience with Penile Fracture. Urology 1999; 54: 352–355. 7. N. Eke.: Fracture of Penis (Review). Br Jour Surg 2002; 89, 555-565. 8. Leandro Koifman, André G. Cavalcanti, Carlos Henrique Manes, Daibes R. Filho, Luciano A. Favorito.: Penile Fracture Experience in 56 cases. International Braz J Urol 2003 29 (1): 35-39 9. Mydlo, J. H., Harris, C. F. y Brown, J. G.: Blunt: Penetrating and Ischemic Injuries to the Penis. J Urol, 2002 vol 168: 1433 10. El-Bahnasawy, M. S. y Gomha, M. A.: Penile Fractures: the successful outcome of immediate surgical intervention. Int J Impot Res 2000, 12: 273 artículo original or i g i nal art i cle Vejiga psoica y reimplante ureterovesical por vía laparoscópica: reporte de un caso y revisión de la literatura Laparoscopic Ureteral Reimplantation With Psoas Hitch: Case Report and review Aceptado para publicación Julio 2009. Dres. Vitagliano, Gonzalo; Paterlini, Juan Esteban; Villasante, Nicolás. Objetivo: Presentar un caso de vejiga psoica y reimplante ureterovesical por vía laparoscópica enumerando los pasos claves y revisando la literatura actual. Paciente y Método: Se presenta una paciente de 45 años con antecedentes de anexohisterectomía total con omentectomía y radioterapia pelviana por cáncer de ovario, que consulta por infecciones urinarias altas recurrentes y dolor lumbar derecho. Se constata mediante ecografía, urograma excretor y tomografía la presencia de hidronefrosis severa derecha asociado con disminución del calibre del uréter derecho a nivel del tercio distal de 2 cm de longitud. Sin evidencias de enfermedad oncológica remanente. Se indica el reimplante ureterovesical por vía laparoscópica. Resultados: El tiempo operatorio fue de 150 minutos con un sangrado menor a los 50 ml, con evolución favorable y alta a las 72 hs. Se retiró la sonda vesical al 7mo día y el catéter doble jota a los 30 días. A los 3 meses se realizó T.C. que evidencia buen pasaje del contraste a través del uréter reimplantado sin hidronefrosis, permaneciendo la paciente sin síntomas. Conclusión: Creemos que la vejiga psoica con reimplante ureteral por vía laparoscópica es una técnica quirúrgica factible y reproducible con excelentes resultados y escasa morbilidad. No obstante son necesarios conocimientos previos en cirugía laparoscópica reconstructiva. P A L A B R A S C L A V E : Vejiga psoical; Reimplante ureteral; Laparoscopía. Objetive: To report a case of laparoscopic ureteral reimplantation with psoas hitch and to review current literature and surgical technique. Pacient and Method: A 45 year old female patient with a history of radical anexohisterectomy with omentectomy and secondary radiotherpay for ovarian carcinoma is seen with recurrent upper tract urinary infections associated with right lumbar pain. Ultrasound, excretory urography and CT scan reveal severe hidronephrosis along with a 2 cm distal ureteral stenosis. Oncologic workup shows no evidencie of active tumor. Laparoscopic ureteral reimplantation was sought. Results: Operative time was 150 minutes and surgical bleeding was less than 50 cc. The patient evolved uneventfully and was discharged on postoperative day 3. Urethral catheter and double J stent were withdrawn on postoperative day 7 and 30 respectively. At 3 months follow-up a CT scan shows no evidence of hydronephrosis and the patient remains free of symptoms till this day. Conclusion: We believe that laparoscopic ureteral reimplantation with psoas hitch is a feasible and reproducible technique with excelent results and low morbidity. However, advance laparoscopic surgical skills are requiered to atempt this technique. Servicio de Urología del Hospital Alemán, Buenos Aires, Argentina Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 K E Y W O R D S : Ureteral reimplantation; Psoas hitch; Laparoscopy. 107 INTRODUCCIÓN Las lesiones ureterales son infrecuentes. No obstante, se han incrementado durante los últimos años, en parte debido a la amplia difusión de la endourología. Se estima que hasta el 5 % de las ureteroscopias pueden desarrollar una lesión ureteral a corto o largo plazo; sin embargo, existen otras causas, entre ellas, las compresiones extrínsecas por enfermedad oncológica o benigna, la secuelas de radioterapia, las lesiones traumáticas penetrantes o las producidas durante actos quirúrgicos. Existen muchos métodos diagnósticos, aunque los mejores resultados son los obtenidos por TC. Es de vital importancia establecer el nivel y el tipo de lesión ureteral, ya que el tratamiento va a depender de estos factores. Algunos casos requieren de un tratamiento urgente, en relación con el diagnóstico oportuno en general intraoperatorio de la lesión. En otros, por el contrario, el mayor beneficio se obtiene realizando un tratamiento diferido. El manejo de las lesiones ureterales es habitualmente quirúrgico, y para ello se han utilizado multiples técnicas, generalmente por vía endoscópica o a cielo abierto. Existen escasos reportes sobre el manejo laparoscópico de lesiones del uréter medio e inferior. La ureteroneocistostomía simple asociada o no al flap de Boari como a la vejiga psoica son alternativas válidas y con alto índice de efectividad para las lesiones ureterales bajas y del tercio medio. Se estima que la vejiga psoica puede ofrecer entre 3 y 5 cm de longitud para la reconstrucción del sistema urinario y entre 10 y 15 cm se pueden obtener del flap de Boari, teniendo en cuenta Figura 1. Urograma excretor preoperatorio. 108 que la clave de estos procedimientos es que sean libres de tensión. En nuestro Servicio hemos realizado ambas técnicas con excelentes resultados, en este caso reportamos nuestra experiencia con la vejiga psoica. CASO CLÍNICO Paciente femenina de 46 años de edad con antecedentes de anexohisterectomía total con omentectomía hace 4 años por cáncer de ovario, y posterior tratamiento adyuvante con radioterapia pelviana. La paciente evoluciona en forma tardía con múltiples infecciones del tracto urinario alto derecho a E. coli como también dolor lumbar homolateral intermitente. Se evidencia por ecografía la presencia de hidronefrosis severa derecha. El urograma excretor confirmó el hallazgo con retardo en la eliminación del contraste y disminución del calibre del uréter derecho a nivel del tercio distal de 2 cm de longitud. Se realiza pielografía ascendente, que demuestra la presencia de una estrechez a nivel del uréter inferior derecho, de 2 cm de longitud a 5 cm de la unión ureterovesical, asociada con dilatación preestenótica (Figura 1). Sin evidencia de enfermedad remanente en TC y con marcadores oncológicos negativos. Se indica el reimplante ureterovesical por vía laparoscópica. Técnica quirúrgica Se utilizó la técnica descripta por Castillo y col.2 En la inducción anestésica se administra una cefalosporina de tercera generación. Se coloca a la paciente en posición de litotomía modificada con los brazos adheridos al cuerpo y soporte en un hombro para permitir una posición de Trendelemburg máxima (Figura 2). Se efec- Figura 2. Posición del paciente. túa el pneumoperitoneo transperitoneal con punción con aguja de Veress a través de una incisión paraumbilical, hasta una presión de 15 mmHg. Se colocan 4 trocares, dos de 10 mm a nivel umbilical y pararrectal derecho y dos de 5 mm, parrarectal izquierdo y en fosa ilíaca izquierda (Figuras 3 y 4). Se inicia con el decolamiento del colon ascendente, liberádonse hasta el angulo hepático del mismo, identificando rápidamente el uréter derecho y los vasos gonadales. Se libera el uréter hacia cefálico y caudal, evidenciándose una franca disminución del calibre del mismo cerca de su llegada a la vejiga asociado con tejido fibrocicatrizal adyacente. Se diseca con maniobras romas, logrando su liberación. Se repara con cinta tipo Sylastic que se exterioriza por uno de los trocares para mejor tracción (Figura 5). Se secciona del segmento ureteral enfermo. Se procede a liberar la vejiga, seccionando el peritoneo pelviano hasta la línea de las arterias umbilicales obliteradas e ingresando al espacio de Retzius (Figura 6). Una Foto 3. Distribución de trocares. Foto 4. Distribución de trocares. Foto 6. Ingreso a espacio de Retzius. Foto 8. Reimplante ureteral – colocación de catéter doble J. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 vez liberada, se fija con 2 puntos tractores de vicryl 2-0 al psoas mayor teniendo cuidado de no incluir el nervio genitocrural en el mismo (Figura 7). Se comprueba la llegada libre de tensión del uréter hasta la vejiga y se realiza una incision de 1 cm sobre la cara anterior de la misma. Se espatula el uréter y se efectúa el reimplante ureterovesical con puntos simples intracorpóreos de vicryl 3-0, colocándose un catéter doble J por vía cistoscópica previo al cierre completo de la anastomosis ureterovesical (Figuras 8 y 9). Se coloca un drenaje tipo Blake que se exterioriza por una de las incisiones de un trocar de 5 mm y se coloca sonda vesical 18 fr. El tiempo operatorio fue de 150 minutos con un sangrado menor a los 50 ml, con evolución favorable y alta a las 72 horas Se retiró la sv al 7mo día y el catéter doble jota a los 30 días. A los 3 meses se realizó TC que evidencia buen pasaje del contraste a través del uréter reimplantado sin hidronefrosis, permaneciendo la paciente sin síntomas (Figura 10). Foto 9. Finalización. Foto 5. Reparo del uréter. Foto 7. Fijación al psoas. Foto 10. Tomografía de control. 109 DISCUSIÓN El reimplante ureterovesical (UV) asociado o no con el flap de Boari es un excelente método para restaurar la continuidad UV en pacientes con defectos ureterales inferiores de múltiples etiologías, siendo ésta una técnica sencilla y de baja morbilidad que evita la necesidad de utilizar segmentos intestinales para su reparación. Las indicaciones para el reimplante UV son aquellas lesiones ureterales que abarcan el tercio medio e inferior del uréter, y en base a la longitud, nivel y tipo de lesión se establece la mejor técnica para su reparación, siendo el flap de Boari y la vejiga psoica las más frecuentemente utilizadas. Las lesiones iatrogénicas advertidas en el intraoperatorio son pasibles de reparación inmediata, no obstante las lesiones que se encuentren relacionadas con procesos tumorales, postradioterapia, o aquellas lesiones traumáticas que no se adviertan en el perioperatorio inmediato, presentan mejores resultados mediante su reparación diferida una vez resuelta su enfermedad de base. En relación con el flap de Boari, las ventajas de la vejiga psoica incluye la mayor simplicidad técnica y la disminución en el compromiso vascular y anormalidades en la micción posterior, con una tasa de éxito por encima del 85 % en las series reportadas.3,4 Se debe tener en cuenta que las vejigas de baja capacidad y acomodación no son buenos candidatos para cualquiera de estas técnicas quirúrgicas. La literatura respecto de estas técnicas es escasa, no obstante el desarrollo de la urolaparoscopía reconstructiva ha permitido duplicar las clásicas técnicas de reimplante ureteral en una forma mínimamente invasiva obteniendo los mismos resultados que la cirugía a cielo abierto con una tasa de complicaciones y morbilidad menor. Simmons y col. en una reciente publicación, compara 12 reimplantes por vía laparoscópica contra 34 a cielo abierto, encontrando diferencias estadísticamente significativas con respecto al sangrado intraoperatorio (86 vs 258 ml P=0.002) y estadía hospitalaria ( 3 vs 5 días P< 0.001) con una tasa de complicaciones para la vía laparoscópica de 8 % contra 15 % de la cirugía a cielo abierto. Concluye que la cirugía por vía laparoscópica para la reconstrucción de lesiones ureterales en procesos benignos es equivalente a la cirugía a cielo abierto en términos de realización, tasa de complicaciones y resultados a largo plazo, con el beneficio a favor de la laparoscopia en relación con la mínima pérdida de sangre y estadía hospitalaria.4 Modi y col. describen su experiencia inicial en 6 pacientes mujeres con lesiones ureterales bajas iatro- 110 génicas de origen ginecológico, en donde realizaron ureteroneocistostomía laparoscópica con vejiga psoica y anastomosis con técnica antirreflujo sin la utilización de catéter ureteral, reportando excelentes resultados con un seguimiento medio de 1 año, controlándolas a los 3 meses con pielografía descendente y CUGM, sin evidencias de recidiva y con una sola paciente con reflujo vésico-ureteral leve5. La cirugía laparoscópica asociada con la tecnología robótica, está siendo ampliamente utilizada en la urología, especialmente para la prostatectomía radical y la nefrectomía parcial, en donde se observan ventajas en la curva de aprendizaje y en relación con la facilidad de la sutura intracorpórea. Su introducción en la cirugía reconstructiva es prometedora, siendo Patel y col., quienes reportan recientemente 12 casos de ureteroneocistostomía con vejiga psoica y anastomosis con técnica antirreflujo utilizando el robot. Los 12 casos fueron por lesiones ureterales inferiores, con seguimiento medio de 15 meses, evolucionando asintomáticos y sólo 2 casos presentaron hidronefrosis leve sin pérdida de la función renal. Concluyen en este trabajo, que la robótica ofrece ventajas en su naturaleza mínimamente invasiva, visión 3-D, magnificación de la imagen, eliminación del temblor y mayor versatilidad, pudiéndose realizar el reimplante ureterovesical con excelentes resultados y mínima morbilidad postoperatoria.6 No obstante haber revolucionado la laparoscopía urológica, no existe técnica alguna que sea patrimonio exclusivo de la robótica y todas las técnicas actualmente desarrolladas para urología presentan los mismos resultados que con la cirugía laparoscópica tradicional en manos expertas. Creemos que independientemente de la tecnología utilizada, el éxito de este tipo de cirugía se fundamenta en estos pilares: yy yy yy yy Lesión del tercio inferior Contar con una vejiga de capacidad adecuada Amplia movilización ureteral Evitar electrocoagulación y la desvascularización del segmento yy No coagular el extremo ureteral yy Realizar anastomosis libre de tensión yy Efectuar una sutura estanca CONCLUSIÓN La ureteroneocistostomía es la cirugía de elección para las lesiones del uréter inferior. El abordaje por vía laparoscópica ha demostrado ser equivalente a la cirugía a cielo abierto ofreciendo beneficios en relación con la morbilidad perioperatoria. Creemos que esta técnica es una excelente opción para la resolución de esta patología, requiriéndose mayor número de estudios a largo plazo. BIBLIOGRAFÍA 1. Campbell-Walsh: Urology, 9th ed. Ureteral stricture disease. 2. Castillo OA, Litvak JP, Kerkebe M, y col.: Early experience with the laparoscopic Boari flap at a single institution. J Urol 173: 862–865, 2005. 3. Simmons MN, Gill IS, Ferngany AF, y col.: Technical Modifications to Laparoscopic Boari Flap. Urology 69: 175-180, 2007. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 4. Simmons MN, Gill IS, Fergany AF, Kaouk JH, Desai MM.: Laparoscopic ureteral reconstruction for benign stricture disease. Urology. Feb 2007;69(2):280-284. 5. Modi P, Goel R, and Dodiya S: Laparoscopic ureteroneocystostomy for distal ureteral injuries. Urology 66: 751753, 2005. 6. Patil NN, Mottrie A, Sundaram B y Patel VR: Roboticassisted laparoscopic ureteral reimplantation with psoas hitch: a multi-institutional, multinational evaluation. Urology 72: 47-50. 2008 7. Rassweiller JJ, Gozev AS, and Erdogru T: Ureteral reimplantation for management of ureteral strictures: a retrospective comparison of laparoscopic and open techniques. Eur Urol 51:512-522, 2007. 111 U rología P ediátrica PEDIATRIC UROLOGY Criptorquidia. Nuestra experiencia en 10 años Cryptorchidism. Our experience during 10 years Aceptado para publicación Junio 2009. Dres. Elías, R.; INTRODUCCIóN Paz, V., Criptorquidia etimológicamente significa testículo oculto y hace referencia a una variedad de situaciones anátomo-funcionales resultantes de la detención, en algún punto del trayecto abdomino-inguino-escrotal, de la gónada masculina. Se trata de una de las patologías del desarrollo más frecuentes en la consulta pediátrica, siendo su incidencia varíable según el grupo etario estudiado, así se presenta en 30% en prematuros, 3 al 4 % en recién nacidos a término y 0,8% al año de vida, porcentaje invariable hasta la adultez. (Figura 1) Sólo en 10% de los casos el defecto es bilateral, siendo que en el 3%, al menos un testículo está ausente. Si bien forma parte de numerosos Síndromes, Trastornos o Asociaciones Genéticas claramente establecidas, la gran mayoría se presenta como anomalía aislada. El Diagnóstico de esta patología reposa en el cuidadoso Examen Físico auxiliado por la Ecografía Genital y en algunos casos el empleo de TAC. o RNM. de abdomen. La Laparoscopia Diagnóstico-Terapéutica encuentra su indicación precisa en caso de “anorquia”. Con relación al Tratamiento, la controversia es permanente, tanto del “Método“ a emplear (Hormonal, Quirúrgico o ambos) como del “Momento” para llevarlo a cabo. Obaid, A.; Benítez, L.; Crocce, M.; Gutiérrez, M., Galli, J.; Berraz, J., Figueroa, A.*; Centurión, J. Incidencia Servicio de Cirugía y Endocrinología (*) Infantil del Hospital Materno Infantil “San Roque” de Paraná, Entre Ríos, Argentina. Figura 1. 112 El propósito de este trabajo, es presentar nuestra experiencia acumulada en 10 años de manejo de la criptorquidia inguinal, excluyéndose los “casos abdominales” por su escaso número y por habernos iniciado muy recientemente en la práctica laparoscópica. M aterial y M é todo Entre marzo de 1998 y diciembre de 2007 fueron intervenidos quirúrgicamente 263 niños por criptorquidia inguinal. Para el presente trabajo se seleccionaron 240 pacientes que reunieron todos los datos necesarios a la realización del mismo. Dicho efectivo comprendió 264 testículos criptorquidos (24 casos bilaterales) operados en nuestro Servicio, durante el período citado. Con respecto a la edad, al momento de la cirugía, 70 pacientes tenían menos de 5 años (29%), 82 entre 5 y 8 años (34%) y 88 con más de 8 años de edad (37% ). (Figura 2) En relación con la lateralidad, 140 casos fueron derechos (58,33%), 76 izquierdos (31,66%) y 24 bilaterales (10%). (Figura 3) Fueron tratados, previo a la cirugía, con HCG. intramuscular (según protocolo del Servicio de Endocrinología de nuestro hospital) 149 pacientes (62%). El esquema de tratamiento hormonal empleado fue el siguiente: Menores de 2 años: 500UI. de HCG. semanal, durante 5 semanas. Mayores de 2 años: 1000UI.de HCG. semanal, durante 5 semanas. Por otra parte, un número no determinado de pacientes operados, recibió preoperatoriamente otro esquema hormonal, indicado por su médico de cabecera. La técnica quirúrgica empleada, en la totalidad de los casos, fue la “clásica” a través de 2 incisiones (inguinal y escrotal) con creación de 1 saco subdartos, para el alojamiento de la gónada. Habitualmente, el tiempo de internación no pasó de 24 horas, excepto aquellos casos que presentaron alguna complicación inmediata. Al alta, se citó al paciente a control ambulatorio a la semana, al mes, 3, 6 y 12 meses postoperatorios. CASO CLíNICO De los 240 pacientes operados, sólo 149 (62%) recibieron preoperatoriamente Gonadotrofina Coriónica Humana, a las dosis ya referidas. Noventa y un pacientes (38%) recibieron “otro esquema”, indicado por su médico de cabecera; “ningún tratamiento previo” o “no fueron tratados” por presentar hernia inguinal homolateral al testículo criptorquido (Figura 4). Salvo 1 caso “asociado” con hipospadias mediopeneana, siempre tratamos criptorquidias como patología única. En 5 pacientes se trató de una reoperación, con la “previa” realizada en otra institución en 3 casos y en nuestro Servicio, en los restantes. Como hallazgos intraoperatorios se describen 198 (82,5%) sacos herniarios, 12 (5%) casos con hipotrofia gonadal evidente y en 72 pacientes (30%) la intervención fue juzgada “laboriosa” por el cirujano actuante (Figura 5). Como tratamiento quirúrgico se realizó, en todos los casos, la técnica “clásica” a través de 2 incisiones, con la creación de 1 saco escrotal subdartos, para alojar la gónada. De acuerdo con lo “dificultoso” del procedimiento y/o “preferencia” del cirujano, se fijó la gónada al muslo ipsilateral, en numerosas ocasiones. Pacientes Figura 2. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Lateralidad Figura 3. 113 Tratamiento preoperatorio Hallazgos intraoperatorios Figura 5. Figura 4. Resultados Total de gónadas 8% Mal resultado = 21 casos Figura 6. En el seguimiento, el éxito fue documentado en 243 gónadas (92%). Se realizó una orquiectomia, por testículo atrófico “sintomático”, en una segunda intervención. Las cinco gónadas “reintervenidas” quedaron hipotróficas. Las quince gónadas restantes (del total de 21 con mal resultado), pertenecían al grupo de pexias juzgadas “laboriosas” (9 casos) y aquellas con “evidente” hipotrofia (6 casos) (Figura 6). Como complicaciones “inmediatas”, se presentaron tres casos de infección de la herida escrotal, tratados con antibióticos y drenaje y un caso de dehiscencia de la escrotorrafia, que cerró “por segunda”. Estas últimas “eventualidades” fueron resueltas sin pérdida del órgano. DISCUSIÓN Para que el descenso testicular transcurra adecuadamente, el eje Hipotálamo-Hipófiso-Gonadal debe ser anátomo-funcionalmente normal 1. 114 En general, la causa del Criptorquidismo es desconocida, aunque se considera “multifactorial” en su origen2, 3, 4, 5. Si bien diferentes anomalías del eje pueden resultar en criptorquidismo, en los casos de criptorquidia de consulta habitual, el hallazgo de alteraciones endócrinas es infrecuente1. Se sabe que el descenso testicular ocurre en dos fases, una primera transabdominal y una final inguinoescrotal5. La primera etapa bajo la influencia de la hormona símil-insulina 3 (INSL3), regulada por la LH. Pituitaria, cuyo efecto se ejerce a través del crecimiento del Gubernaculum Testis4. La siguiente, dependiente de la testosterona y regulada a su vez por la secreción de HCG. Placentaria y LH. Pituitaria, ejercería su acción mediante la involución del Ligamento Suspensorio4. Finalmente, las causas mecánicas como cambios en el tono de la pared abdominal o en la presión intraabdominal, alteraciones anatómicas del canal inguinal, anomalías epididimarias o fijaciones ectópicas distales del gubernaculum, pueden ser parcialmente responsables del mal descenso testicular6, 7. Del efectivo de pacientes estudiados, el 90% correspondió a casos unilaterales, siendo el resto bilaterales. Este último valor (10%) se encuentra dentro de aquellos reportados en la bibliografía consultada: 10% según Cromie8, 14% en la serie de Lala9 y Herrera7, 17,5% en aquella de Bassel10 y 20% en la gran serie de Giannopoulos6. Con relación a la lateralidad, en aquellos unilaterales, los porcentajes son variables y no todas las series los reportan, así en la nuestra fue más frecuente la criptorquidia derecha (65%) mientras que en la de Herrera7 lo fue la izquierda (59%), considerando entonces, a la lateralidad, como un dato ilustrativo a la presentación. En cuanto al tratamiento hormonal, sólo 149 pacientes (62%) recibieron tratamiento con HCG., según protocolo del Servicio de Endocrinología de nuestro hospital. Dicho porcentaje obedece, entre muchos motivos, a una falta de criterio unánime, en nuestro Servicio, con relación al tratamiento hormonal, así como al empleo de esquemas hormonales “alternativos” por los médicos de cabecera y las indicaciones quirúrgicas “tempranas” por patología inguinal “asociada” (91 pacientes-38%). Con relación a nuestro índice de respuesta al tratamiento hormonal, los datos son incompletos, aunque dentro de aquellos aceptados internacionalmente, ya que rondan el 40% (datos no publicados). En este sentido, la literatura presenta valores muy amplios al respecto, Lala9 sobre 319 testículos criptorquidos, publica 65 % de respuesta al tratamiento hormonal combinado con LH-RH. y HCG. De la misma manera Giannopoulos6 usando un esquema similar sobre 2962 gónadas, registra una respuesta de 59,48%. En nuestro medio, Herrera7 obtuvo 35% de respuesta a la administración de HCG., dato similar al informado por Gottlieb en el Curso sobre Malformaciones Congénitas Genitales11. Por su parte, Thorsson12 en un metanálisis sobre estudios randomizados, usando tratamiento hormonal combinado, informa una tasa de éxito no mayor de 20%, contraindicando dicha alternativa terapéutica por su bajo índice de efectividad, así como sus potenciales efectos adversos. Finalmente, Taskinen13 coincide en contraindicar el tratamiento hormonal, por sus efectos adversos potenciales sobre el crecimiento testicular futuro. Con relación a la edad al momento de la cirugía, llama la atención la distribución numérica por grupos etarios, correspondiendo el mayor número al grupo de niños mayores de 8 años y el más pequeño a aquellos menores de 5 años. Si bien las diferencias no son significativas, es una situación opuesta a lo deseable. Creemos que las causas son múltiples, tanto culturales como médicas (Figura 7). Nosotros, siguiendo la escuela de Bergadá (Hospital de Niños de Buenos Aires), tratamos quirúrgicamente los pacientes entre los 2 y 4 años, si bien múltiples trabajos recientes proponen la intervención “temprana”, incluso “proscribiendo” la hormonoterapia. Es así como Cortés14, basándose en biopsias simultáneas con la pexia, sobre 1638 gónadas, recomienda la cirugía antes de los 15 a 18 meses de edad. Kollin15, 16, sobre 2 series sucesivas, encuentra un mejor volumen testicular final, cuando los pacientes fueron operados a los 9 meses de edad, comparándolos con grupos similares de pacientes operados a los 3 años. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Lala9, propone la orquidopexia antes del año, sobre el 35% de sus pacientes que no respondieron al tratamiento hormonal combinado secuencial. Taskinen13, finalmente, no encuentra diferencias de volumen testicular final, entre pacientes operados antes de los 2 años y aquellos operados después de los 5 años, contraindicando la HCG. preoperatoria por su “eventual” efecto adverso sobre el futuro crecimiento gonadal. Cuando de patología bilateral se trató, la decisión de realizar ambos procedimientos en forma simultánea o secuencial dependió, tanto de la preferencia del cirujano actuante, como de otros factores, tales como dificultad técnica en la realización del primer procedimiento, riesgo anestésico del paciente en cuestión, etc. Dicha conducta está avalada por la bibliografía consultada 8. Es así que sólo 25% de los casos bilaterales (6 pacientes) fueron operados simultáneamente en nuestro Servicio. La técnica quirúrgica empleada por nosotros, en la totalidad de los casos, fue la “clásica” a través de 2 incisiones, tratándose el cordón, gubernaculum ectópico y saco herniario asociado, a través de la inguinotomía. La confección de un saco escrotal subdartos, permite alojar la gónada pexiada con comodidad. Los casos abdominales tratados por laparoscopia y técnica de Fowler- Stephens, dado su escaso número, no fueron incluidos en esta serie. Desde el trabajo de Bianchi17 describiendo la orquidopexia transescrotal, numerosas series han comparado la misma con la clásica por 2 incisiones. Bassel10 sobre 121 procedimientos, informa 100% de buenos resultados, remarcando que debe poder llevarse la gónada al escroto, previo a la incisión, para poder realizar esta técnica. Las ventajas de esta última radican en un menor tiempo operatorio, menor dolor postoperatorio y mejor resultado cosmético. Pacientes Figura 7. 115 Parsons18 por su parte, usando esta misma técnica, informa 80% de buenos resultados, dado que en el 20% restante se necesitó tratar el saco herniario asociado, a través de una segunda incisión inguinal. Finalmente, Herrera7, comparando 3 técnicas quirúrgicas diferentes, reporta los mejores resultados con la técnica “clásica” (96%). En cuanto a los hallazgos intraoperatorios, la presencia de saco herniario “asociado” (82,5% de los casos) fue lo más significativo y dentro de los valores reportados en la bibliografía: 62% según Bassel10, 95% según Ashcraf19. Sólo 12 gónadas fueron llamativamente pequeñas (5%) optándose, sin embargo, por la preservación de las mismas. Si bien es un dato “subjetivo y operador dependiente”, el reporte en 72 casos (30%) de dificultad técnica en la realización del procedimiento, no deja de ser importante y “posiblemente superponible” con los datos de vasos cortos, vasos hipoplásicos y fibrosis (22%), informados por Herrera7. No se reportan otros hallazgos “significativos”, como disociación deferento-testicular, en los casos analizados en nuestra serie. Nuestras complicaciones “inmediatas” fueron pocas (4 casos) y de fácil resolución (tratamiento médico), no comportando en ningún caso la perdida de la gónada. Si bien no son grupos estrictamente comparables, dado que en la serie de Herrera se emplearon tres técnicas quirúrgicas diferentes, nuestro índice de complicaciones fue de 1,66% (4/240) contra un índice de 5,21% (29/556) en la serie de este último. Las complicaciones “alejadas” de la criptorquidia, que por su frecuencia y gravedad debemos siempre tener en mente, son la infertilidad y el cáncer testicular. Con relación a la primera, Cortés14 asevera, sobre 1638 biopsias, que la cirugía antes de los 15 a 18 meses de edad, preservaría la línea madre de células germinales. Kollin16 demuestra, sobre 155 pacientes, que la intervención a los 9 meses de vida tiene mejores resultados, en términos de volumen gonadal final, que dicho procedimiento a los 3 años. Kaleva 3, a través del análisis de los factores genéticos y ambientales involucrados en esta patología, concluye que el criptorquidismo refleja una disgenesia testicular fetal, pudiendo manifestarse tardíamente como subfertilidad o cáncer testicular. Finalmente Walsh 20, en un metanálisis de la literatura, sobre las 3 más grandes bases de datos en Internet, afirma que el riesgo de cáncer testicular se multiplica por 6 si la orquidopexia no se realiza o se difiere pasado el inicio de la pubertad. 116 Consideramos entonces, que nuestros buenos resultados (92%) son comparables a los presentados en nuestro medio, con igual técnica y una serie mayor de casos, por Herrera (96%)7. Tal vez y en un sentido estricto, habría que excluir, de los malos resultados, las gónadas reintervenidas (5 casos) y aquellas con aspecto hipotrófico intraoperatorio (6 casos), alcanzando así, los buenos resultados, 96,2%. C onclusiones yy Un correcto diagnóstico clínico-ecográfico “temprano” es la base del manejo de esta patología. yy Aunque no hay uniformidad de criterio, aun dentro de nuestro Servicio, sugerimos la consulta endocrinológica de “rutina”. yy La indicación quirúrgica “primaria” es unánime con hernia inguinal “sintomática” asociada. yy El tratamiento hormonal se deberá realizar con protocolos “consensuados”, procediendo a la orquidopexia ante el fracaso del mismo. yy La técnica clásica brinda óptimos resultados con un bajo índice de complicaciones, tanto en nuestras manos como en la bibliografía consultada. yy Dadas las“potenciales” complicaciones alejadas, el control clínico periódico se debe extender a largo plazo. B ibliogra f ía 1. Toppari J., Kaleva M., Virtanen HE., Main KM.: Luteinizing hormone in testicular descent. Mol. Cell. Endocrinol. 2007 Apr.; 269(1-2):34-7. 2. Ferlin A., Zuccarello D., Garolla A., Foresta C.: Hormonal and genetic control of testicular descent. Reprod. Biomed. Online 2007 Dec.; 15(6):659-65. 3. Kaleva M., Toppari J.: Cryptorchidism: an indicator of testicular dysgenesis?. Cell Tissue Res. 2005 Oct.; 322(1):167-72. 4. Toppari J., Virtanen H., Skakkebaek NE.: Environmental effects on hormonal regulation of testicular descent. J. Steroid. Biochem. Mol.Biol. 2006 Dec.; 102(1-5):184-6. 5. Virtanen HE., Cortes D., Rajpert-De Meyts E.: Development and descent of the testis in relation to cryptorchidism. Acta Paediatr. 2007 May; 96(5):622-7. 6. Giannopoulos MF., Vlachakis IG., Charissis GC.: 13 Years`experience with the combined hormonal therapy of cryptorchidism. Horm. Res. 2001; 55(1):33-7. 7. Herrera AJ.: Testículo criptorquido en pediatría. Rev. Arg. de Cir. Infantil 2003; 13(2):98-102. 8. Cromie WJ.: Cryptorchidism. Decision Making in Urology (2nd. Ed.) B.C.Decker Incorporated 1991; 12:206-7. 9. Lala R., Matarazzo P., Chiabotto P., Gennari F.: Early hormonal and surgical treatment of cryptorchidism. J. 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A study including data of 1335 consecutive boys who underwent testicular biopsy simultaneously with surgery for cryptorchidism. Horm. Res. 2001; 55(1):21-7. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 15. Kollin C., Hesser U., Ritzen EM., Karpe B.: Testicular growth from birth to two years of age, and the effect of orchiopexy at age nine month: a randomized, controlled study. Acta Paediatr. 2006 Mar.; 95(3):318-324. 16. Kollin C., Karpe B., Hesser U.: Surgical treatment of unilaterally undescended testes: testicular growth after randomization to orchiopexy at age 9 months or 3 years. J. Urol. 2007 Oct.; 178(4 pt 2):1589-1593. 17. Bianchi A., Squire BR.: Trans-scrotal orchiopexy: orchiopexy revised. Pediatr. Surg. Int. 1989; 4:189. 18. Parsons JK., Ferrer F., Docimo SG.: The low scrotal approach to the ectopic or ascended testicle: prevalence of a patent processus vaginalis. J. Urol. 2003 May; 169(5):1832-1833. 19. Ashcraft KW.: Atlas de Cirugía Pediátrica. Mc. GrawHill Interamericana Ed. 1996; cp. 47:267-275. 20. Walsh TJ., Dall´Era MA., Croughan MS., Carroll PR.: Prepubertal orchiopexy for cryptorchidism may be associated with lower risk of testicular cancer. J. Urol. 2007 Oct.; 178(4 pt 1):1440-1446. 117 I N V E S T I G A C I Ó N en urología Invest i gat i ve U rology Modelo de denervación cavernosa experimental en ratas mediante electroablación Aceptado para publicación Junio 2009. Trabajo galardonado con el Premio Mejor Trabajo - Tema Libre. Otorgado en XLV Congreso Argentino de Urología, Mendoza 2008. Dres. Mazza, Osvaldo N.1; Sanguinetti, Horacio1; Becher, Edgardo1; Brzezinski, Mariano1; Aguilar, Jorge1; Jalon, Martin1; Paglia, Nora2. 1 2 Hospital de Clínicas “José de San Martín”. Servicio de Urología. Instituto de Investigaciones Cardiológicas. Universidad de Buenos Aires, Argentina 118 Experimental model of cavernosus denervation using electroablation in rats Introducción: Una de las complicaciones más estudiada de la prostatectomía radical es la denervación del tejido cavernoso. La reproducción en un modelo animal permite conocer sus efectos moleculares y evaluar fármacos que permitan paliar el daño o facilitar la reinervación. Las Ratas Wistar son los modelos animales más empleados por su bajo costo, fácil manejo y similitud fisiológica. Los modelos de mecánica denervatoria más publicados han sido la sección, electroablación, congelación y fármaco ablación. Exponemos en esta comunicación las bases fisiológicas y técnicas de un modelo experimental simple de electroablación con electrodo monopolar y sin microscopia. Materiales y Métodos: Los estudios se desarrollaron sobre 66 ratas macho Wistar de 12 semanas de vida, de aproximadamente 300 g, endocriadas en bioterio con alimentación balanceada, agua ad libitum, ciclos de 12 horas de luz oscuridad y sin manipulación farmacológica. Se efectuaron tres experiencias: 1) fase preparatoria N=6 denervadas bilat. 2) experimento 1 N=36 (24 denervadas, 12 bilat., 12 unilat. y 12 sham) y 3) experimento 2 N=24 (16 denervadas bilat. 8 sham). Se efectuó anestesia general con una asociación de ketamina 50 mg/kg y xilacina 7,5 mg/kg por vía intraperitoneal. Se realizó como operación sham una laparotomía en abdomen inferior con cierre en dos planos o se efectuó la exposición de la inervación pélvica con laparotomía, identificación de la vejiga, próstata, uretra membranosa y segmento pre-crural del pene. En la fase preparatoria se denudó también el pene, se identificó mediante lentillas de 3x el ganglio pélvico ubicado en las caras laterales de la próstata. Se procedió a la electroestimulación con electrodo de aguja bipolar en contacto con el tejido neural mediante onda cuadrada de 80 a 100 mAp mediante un generador de potenciales ATI Delphos PE® con una frecuencia de estimulación de 50 pps, logrando la tumescencia del pene. Luego de producida la detumescencia, con un electrobisturí Weros® monopolar, con electrodo de aguja y potencia de 25W se efectuó la electroablación una línea de sección transversal de 3 a 4mm en el tercio inferior de cada cara lateral de la próstata, a fin de comprometer las emergencias ganglionares correspondientes al nervio erector. Luego de un período de reposo se reitera la electroestimulación del ganglio pelvian,o no logrando la respuesta tumescente. Se realizó la eutanasia. Resultados: En los experimentos 1 y 2 se efectuaron 36 denervaciones bilaterales, 10 unilaterales y 20 sham. El examen microscópico de los cuerpos cavernosos con técnicas de coloración estándar e inmunohistoquímica evaluada con analizador de imágenes y western blot con caveolina-1, hemoxigenasa-1, alfa actina y colágeno 3, demostró la existencia de alteraciones estructurales y moleculares que se correlacionaban con el grado de denervación (uni o bilateral) evidenciando una diferencia significativa p<0.001 con los animales sham. Conclusión: El modelo de denervación cavernosa mediante electroablación con electrodo monopolar con la técnica expuesta constituye un método económico y sencillo para acceder a la investigación experimental de la lesión neural cavernosa. P A L A B R A S C L A V E : Modelo experimental; Denervación; Cuerpos cavernosos. Introduction: Cavernous smooth muscle denervation is one of the most important complications of radical prostatectomy. The reproduction in an animal model allows assessing the molecular effects and facilitates the evaluation of drugs that might help avoid or minimize the damage. The more widely published denervation models include section, electro-ablation, freezing and drug ablation. We show in this communication the physiological and technical basis of a simple experimental model of electro-ablation with a monopolar electrode and no microscopy. Materials and Methods: 66 male, 12 week-old, Wistar rats of an average weight of 300 g were studied. Three different experiments were conducted under general anesthesia: 1) preparatory phase N=6 bilateral denervation 2) experiment 1 N=36 (12 bilateral, 12 unilateral and 12 sham) and 3) experiment 2 N=24 (16 bilat. 8 sham). Sham operation included an inferior laparotomy. The preparatory phase consisted of electro-stimulation of the pelvic ganglia and assessment of erections followed by electro-ablation. After a period of rest the electro-stimulation of the pelvic ganglia was repeated showing absence of erectile response. Denervation included exposure of the pelvic ganglia, identification of bladder, prostate, urethra and pre-crural segment of the penis followed by electro-ablation. Eutanasia was performed. Results: In experiments 1 and 2, 36 bilateral denervations, 10 unilateral and 20 sham were performed. Microscopic examination of the corpus cavernosum bodies with standard techniques and an image analyzer followed by western blot with caveolin-1, hemoxigenase-1, alpha actin and collagen 3 demonstrated the existence of structural and molecular alterations that were correlated with the degree of denervation (uni or bilateral) demonstrating a significant difference p< 0,001 with the sham animals. Conclusions: The model of cavernous denervation by electro-ablation using a simple monopolar electrode with the described technique constitutes an economic and simple method to achieve experimental investigation of the cavernous neural injury. K E Y W O R D S : Experimental model; Denervation; Corpus cavernosum. OB J E T I VO La lesión de los nervios erectores es una consecuencia posible en toda cirugía cercana al piso pelviano. En la práctica urológica las causas más frecuentes se dan en las prostatectomías radicales por cáncer de próstata, por cáncer de vejiga (cistoprostatectomías) y por adenoma de próstata (resección transuretral). Desde que Bilhroth en 1863 describiera la primera técnica reglada de cirugía ablativa para el cáncer de la próstata y hasta que P. Walsh & Donker en 19821 comunicaran una técnica adecuada para preservar el paquete neurovascular en la prostatectomía retropubiana, la disfunción eréctil (DE) post operatoria ha sido aceptada como una consecuencia casi inevitable. Actualmente se manejan cifras alentadoras de preservación de la función eréctil post prostatectomía. Los nervios autonómicos suelen regenerarse ante una lesión, pero ello toma meses o años. Se ha demostrado que la función eréctil puede ser restaurada en las ratas luego de una ablación nerviosa bilateral utilizando un injerto nervioso para unir el defecto del nervio Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 seccionado (DM Quinlan). La recuperación de las lesiones experimentales del ganglio y nervio erector de la rata se ponen en evidencia entre 3 semanas y 6 meses después de la neurotomía2 . Estos hechos han conducido al desarrollo de una gran cantidad de estudios experimentales que intentan reproducir en diversos animales de laboratorio la denervación experimentada durante una prostatectomía radical u otra intervención oncológica pelviana en los varones que determine la lesión de los nervios erectores. Múltiples animales de laboratorio fueron objeto de tales estudios, primates, canes, felinos, y roedores como el conejo o la rata. Si bien los primates son los más próximos en la línea evolutiva del humano, su alto costo y baja disponibilidad lo alejan de los estudios que requieren una alta población de animales. Las ratas son las más económicas, ya que requieren menos espacio en los bioterios y la manipulación es más sencilla. Existe una gran variedad de ratas, especies normales como la Sprague Dawley o Wistar Kyoto que a través de manipulación farmacológica, alimentaria o quirúrgica pueden 119 representar enfermedades equiparables a las de los humanos u otras, transgénicas, cuyo genotipo permite expresar, al nacer o en la edad adulta, una característica fenotípica coincidente con la enfermedad objeto de estudio (ratas espontáneamente hipertensas SHR, ratas Zucker con síndrome metabólico, ratas knock out, etc.). En las primeras, se ha intentado mediante una cirugía denervatoria interrumpir el flujo nervioso de los cuerpos cavernosos, ya sea alterando núcleos cerebrales, los centros medulares, los núcleos nerviosos pelvianos o los nervios erectores. Si bien la rata dista del humano en la escala zoológica, pertenece a una línea evolutiva coherente y su nivel de organización neural es compatible. La mayoría de las estructuras nerviosas del cerebro y médula se reproducen en ambas especies y la fisiología inervatoria, así como los neurotransmisores, tienen idénticas funciones. Los estudios experimentales que recurren a la denervación del tejido eréctil tienen aplicación en una extensa lista de líneas de investigación que van desde el mejor conocimiento de la fisiología, el estudio de diversas moléculas del tejido eréctil, el conocimiento de la mecánica denervatoria y reinervatoria, a la evaluación de fármacos tendientes a facilitar la erección (iniciar o acelerar la dinámica reinervatoria). Nuestra línea de investigación ha sido orientada a la detección y categorización de moléculas expresadas (en más o en menos) en los procesos denervatorios a fin de que sean utilizadas para monitorizar la magnitud del daño o la recuperación lograda con la terapia. Para la realización de esos trabajos requerimos de animales con denervación cavernosa total (lesión de ambos nervios), parcial (lesión de un solo nervio o unilateral) y de controles indemnes. Se han descripto varios modelos experimentales para interrumpir el flujo nervioso a través de los nervios erectores, la mayoría de ellos requieren cierta destreza en el manejo de la técnica microquirúrgica. Son algunos de ellos la disección del nervio erector, emergente inferior del ganglio pelviano látero prostático que corre a lo largo del pico de la próstata y la uretra, que requiere de una magnificación microscópica de al menos 8X tal lo publicado por Quinlan DM en 19893. Carrier S. Y Lue T, en 1995 seccionan totalmente las eferencias apicales del ganglio pelviano empleando una magnificación microscópica de 10X a 40X4 ; otros han empleado técnicas de microdiatermia y microfrizado para provocar la denervación cavernosa. A los fines de lograr una técnica estándar y rápida de denervación cavernosa, que sirva para intervenir un número importante de animales con el menor requerimiento tecnológico, y que sirva a la vez como una actividad quirúrgica que permita integrar a los residentes 120 de Urología al laboratorio, desarrollamos un procedimiento que podía lograr igual resultado a métodos más sofisticados sólo con el empleo de una lente de 3X o el ojo desnudo y un electrobisturí monopolar de baja potencia. La presente comunicación describe el desarrollo de una técnica de electroablación del ganglio pelviano que permite una completa denervación de los cuerpos cavernosos, preservando la función inervatoria de la vejiga y del recto. M ateriales y M é todos El desarrollo de este trabajo de investigación se basó en las experiencias aportadas por tres experimentos. Experimento preparatorio Se llevó a cabo en el año 2004, en el Laboratorio de Medicina Experimental del Hospital Alemán. Tuvo como objetivos: a) desarrollar una técnica quirúrgica de electroablación bilateral del tejido cavernoso en ratas de laboratorio especie Wistar Kyoto (en lo sucesivo Wistar) sin el empleo de microscopio operatorio; b) determinar, a ojo desnudo o con lentillas de 2,5X la precisa anatomía genital de los animales, la ubicación de las estructuras nerviosas correspondientes al plexo pelviano (ganglio pelviano) para prostático; c) corroborar tales estructuras mediante estudio histológico; determinar la ubicación más acertada de la escara de electroablación, así como la intensidad de la diatermia; d) corroborar mediante examen histológico que la escara de la electroablación coincida con las estructuras ganglionares y e) desarrollar un protocolo de electroestimulación del ganglio pelviano para lograr una erección experimental en condiciones de laboratorio. Experimento 1 Se efectuó en los años 2006 – 2007 en los Laboratorios de Medicina Experimental de la Cátedra de Urología (Figura 24) donde se realizaron estudios de biología molecular, en el Instituto de Investigaciones Cardiológicas ININCA de la Universidad de Buenos Aires donde asentaba el Bioterio y el quirófano experimental, y el Laboratorio de Medicina Experimental del Hospital Alemán donde se procesaron las muestras para histología e inmunohistoquímica. Consistió en estudiar los efectos de la denervación bilateral y unilateral (con la técnica desarrollada en la fase previa), comparándola con las ratas no denervadas, pero sometidas a operaciones simuladas (sham), investigando en todas, las alteraciones estructurales del tejido cavernoso, en especial la expresión de alfa actina, hemoxigenasa-1 y caveolin-1 (el descenso de su expresión implica cuantitativamente el grado de deterioro del músculo liso cavernoso como consecuencia del grado de denervación); así como el incremento en la matriz intersticial evaluada con colágeno I y III. El experimento también tuvo como objeto dividir las ratas de cada grupo en: I) denervadas bilateral, II) denervadas unilateral y III) no denervadas; en otros dos grupos con y sin la ingesta sostenida de citrato de sildenafil. La inclusión del sildenafil fue a fin de comprobar si este inhibidor de la fosfodiesterasa de tipo V permitía morigerar el daño provocado en el tejido cavernoso denervado. Los resultados de esta investigación han sido aceptados para su publicación en el Internacional Journal of Sexual Medicine, pero los datos puramente quirúrgicos que hacen a esta modalidad de electroablación ganglionar se analizan en la presente comunicación. Experimento 2 Se efectuó durante 2008, en el Laboratorio de Medicina Experimental de la Cátedra de Urología UBA y en el ININCA UBA. Expusimos 2 lotes de ratas Wistar, mediante la técnica quirúrgica descripta, a denervación bilateral y a una operación simulada (sham). La finalidad es investigar la expresión de proteínas, denominadas chaperonas, como las heat shock proteins 20, 70, caldesmon y caveolin-1 y correlacionarlas con el daño neural. Con este experimento (aún inédito) también evaluaremos la técnica de electroablación del ganglio simpático. Población estudiada Experimento preparatorio N=6, ratas Wistar de aproximadamente 300 gramos de peso de 80 a 90 días de vida. Las 6 fueron eutanasiadas al finalizar la experiencia. Experimento 1, se emplearon 32 animales de iguales características, 12 electroablaciones bilaterales, 12 electroablaciones unilaterales y 12 operaciones simuladas sham. Experimento 2, se investigaron 24 animales, 16 de ellos con electroablación bilateral y 8 Complicación Denervación bilateral sham. En los experimentos 1 y 2, 12 semanas después de las operaciones fueron eutanasiados todos los animales a fin de estudiar sus tejidos. Anatomía quirúrgica Desde el punto de vista de la técnica quirúrgica empleada, interesa conocer el contenido de la pelvis de las ratas, el que no se diferencia mucho de los humanos. La próstata ventral es un órgano relativamente voluminoso que a diferencia de los humanos se encuentra por encima del borde superior del pubis, por lo que permite su abordaje simple y total exteriorización con una laparotomía inferior suprapubiana. Por encima y un poco por detrás de la próstata se asienta la vejiga que siempre, al momento de la cirugía, se encuentra pletórica; es de paredes finas, debe ser manipulada con instrumental delicado a fin evitar su daño (Dibujo 1). El pliegue peritoneal se encuentra posterior a la vejiga, por lo que si la incisión es económica (2 a 3 cm) se evita ingresar a la cavidad peritoneal y preservar la exposición del colon sigmoideo (Foto 13). Por detrás de la unión vesicoprostática, se pueden insinuar, a ambos lados, las vesículas seminales. Se debe disecar en forma roma y delicada el pico de la próstata que permite exponer (aún suprapúbico) el segmento proximal de la uretra membranosa, reparo anatómico fundamental de respetar con la electroablación (Figura 11). El ganglio pelviano es el homónimo del plexo pelviano del humano. Es un conglomerado de cuerpos neuronales y fibras amielínicas (Figura 21) que se ubican adyacentes a la cápsula de la próstata ventral de la rata (Figura 22), cuyas eferencias inferiores inervarán los cuerpos cavernosos (Figura 23), Este centro neural está conectado con el plexo hipogástrico (simpático) y las ramas eferentes póstero laterales de la médula sacra (parasimpático). Se debe efectuar la escara eléctrica sólo en su mitad inferior a fin de respetar neuronas y fibras superiores que inervan la vejiga (Dibujo 2). La incisión Estudio previo Experimento 1 Experimento 2 Total 6 12 16 34 Denervación unilateral 12 Cirugía simulada 12 12 8 20 Total denervadas 46 Total operadas 66 Tabla 1. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 121 se debe extender hasta el pene, observándose el tallo medio que transcurre bajo la delgada sínfisis del pubis, casi ocultándola. La Figura 19 muestra una macrofotografía del pene disecado en toda su extensión que evidencia tres sectores; el distal que aloja un cuerpo óseo presente en la mayoría de los mamíferos y denominado baculum, que no es útil para los estudios histológicos ni moleculares: el segmento medio, libre y grueso es apto para ser estudiado y el crural, que está revestido por la musculatura estriada isquiocavernosa y bulbocavernosa. Técnica quirúrgica de la electroablación del ganglio simpático Técnicamente es una electroablación incompleta. Como ya mencionamos, el animal empleado es la rata Wistar Kyoto de 12 semanas y 300 mg de peso. Los animales permanecieron en jaulas individuales con una temperatura constante de 21 ± 2 °C. El ciclo día/noche fue de 12 horas (7.00am-7.00pm). Las ratas fueron separadas en jaulas de hasta 4 especímenes. Durante tres meses recibieron alimento estándar (Cooperación-Argentina) y agua corriente “ad libitum” hasta el momento de la cirugía. Después de los procedimientos se colocaron en jaulas separadas a fin de que no se agredan por el olor a sangre. Aún así un animal en el experimento 1 y otro en el experimento 2 cometieron autofagia de la herida, muriendo uno y pudiendo ser reintervenido el del experimento 2 manteniéndose sano y viable hasta el final de la experiencia. Para la cirugía de electroablación del ganglio pelviano los animales fueron anestesiados usando una inyección intraperitoneal de ketamina 50 mg/kg y xilacina 7.5 mg/kg (Figuras 5 y 6). Luego de rasurar el hemiabdomen inferior (Figura 7) se practicó una incisión de menos de 3 cm en la línea media abdominal inferior inmediatamente por encima del pene, por donde fueron expuestas la vejiga, la próstata y la uretra. La neurotomía extensa del plexo para prostático pre-eréctil fue realizada usando cauterio en el aspecto lateral de la próstata sin ampliación óptica en los experimentos 1 y 2 (60 animales) y solo lupas 2.5 X en el experimento preparatorio (6 animales). Luego de la identificación de las estructuras anatómicas, remarcando la importancia de disecar el pico de la próstata para visualizar la uretra membranosa. La neurotomía por electroablación se realizó con diatermia, mediante un trazo horizontal de 4-5 mm para provocar una escara en la mitad podálica de cada cara lateral de la próstata ventral, a fin de provocar la electroablación del extremo inferior del ganglio pelviano (Dibujo 2 y Figuras 14a, 14b y 15). Se empleó un sencillo electrobisturí monopolar, de industria nacional, marca Weros® usando una 122 potencia de 25W. Se completó la cirugía con la síntesis de la laparotomía, en dos planos, músculos y piel, con acido poliglicólico de 4/0 (Figura 12). La operación simulada o sham, comprendió sólo la laparotomía con la exposición prostática y el cierre de la misma. Luego de operados los animales recibieron nalbufina como analgesia post operatoria, 1 mg/kg dos veces al día durante cinco días. Eutanasia Al finalizar el experimento, todas las ratas fueron sacrificadas (40mg/kg de pentobarbital intraperitoneal), algunos fueron eutanasiados por paro cardíaco por hipovolemia aguda al ser exsanguinados (bajo anestesia) para muestras de laboratorio mediante punción aórtica (Figura 16). Luego de la eutanasia se extrajo en block la próstata, vejiga, vesículas seminales, uretra y pene preservados para microscopia óptica (MO), para estudios inmunohistoquímicos y para maceración inmediata para estudios de biología molecular (Figuras 17, 18, 19 y 24). Validación de la técnica Prueba nº 1: A fin de poner a punto y validar la técnica de electroablación del ganglio pelviano y su efecto denervatorio, realizamos un experimento con 6 animales en los que una vez expuesta la próstata, estimulamos el ganglio pelviano (mancha de aspecto perlado Figuras 1 y 13) para lograr tumescencia y semierección peneana (Figuras 1 y 2). El equipo empleado para la generación de impulsos eléctricos -utilizado también para electro-miografía y análisis de potenciales evocados- fue un ATI Delphos PE® de Lermed Medica. Genera pulsos repetitivos de onda cuadrada de 0.2 a 0.3 mseg de duración, de intensidad variable de 80 a 100 mAmp, con una frecuencia de estimulación de 50 p.p.s (protocolo Lassalle) a través de un electrodo en forma de U con dos electrodos -uno activo y otro indiferente- circulando la corriente entre ambos, lo que permite generar las ondas de electro-estimulación. Prueba nº 2: Se realizó tinción de hematoxilina y eosina en el área correspondiente al ganglio pelviano. Prueba nº 3: El término electroablación del ganglio pélvico, si bien permite identificar la técnica, no es del todo correcto, podría ser electrosección del ganglio pelviano, ya que la mayor parte del cuerpo superior, con las aferencias y eferencias hacia vejiga y recto permanecen indemnes. La prueba de esta indemnidad funcional es que los 46 animales denervados, en especial los 34 con lesiones bilaterales permanecieron las 12 semanas de vida restante con una función vesical y defecatoria nor- mal, falleciendo solo por eutanasia, salvo el que murió en el post operatorio inmediato por autofagia. Prueba n° 4: Los experimentos 2 (finalizado) y 3 (en curso) comprendieron un algoritmo de estudios histológicos, histoquímicas y de biología molecular que si bien no forman parte de esta presentación, se resumirá a modo de ejemplo el primero de ellos a continuación. Experimento 1 (Figuras 24, 25 y 26) Inmunomarcación y Microscopia óptica La Inmunomarcación de las muestras fue realizada con una técnica modificada del complejo del avidinbiotin-peroxidasa. Después de la desparafinización y de la rehidratación, las secciones fueron lavadas en un buffer de solución salina de fosfato (PBS) por 5 minutos. Para neutralizar la actividad endógena de peroxidasa se incubaron las secciones en peróxido de hidrógeno en metanol al 1% por 30 minutos. Después de lavar las secciones en PBS, pH 7,2, por 20 minutos, las secciones fueron incubadas con el suero bloqueante por 20 minutos. Después de eso, las secciones fueron incubadas con el anticuerpo primario durante la noche, aclarado en PBS, e incubado con biotin, el anticuerpo universal, por 30 minutos. Después de lavarse en PBS, las secciones fueron incubadas con el reactivo Vectastain® ABC élite (laboratorios Vector, Birlingame, CA, E.E.U.U.) por 40 minutos y expuestas a 0.1% diaminobenzidina (Polyscience, Warrington, PA, E.E.U.U.) y a peróxido de hidrógeno al 0.2% en 50 milímetros de Tris buffer, pH 8, por 5 minutos. La a-SMA fue cuantificada usando el anticuerpo monoclonal antia-SMA de ratón (Sigma Chemical Co., St. Louis, MO, E.E.U.U.), y el caveolin con anticuerpos policlonales IgG anti-caveolin-1 (N-20 SC-896; Santa Cruz Biotechnology, Inc., Santa Cruz, CA, E.E.U.U.) en una dilución de 1:100. A fin de demostrar la injuria cavernosa mediante la denervación se procedió a cuantificar la expresión de varias proteínas vitales del cuerpo cavernoso de la rata como el caveolin-1 (también presente en humanos). Análisis morfométrico Entre 6 y 8 secciones histológicas transversales del pene de cada animal fueron estudiadas por un analizador de imagen (Imagen-Pro® más, la versión 4, MediaCybernetics, Inc. Silver Springs, MD, E.E.U.U.). Para comparar los segmentos similares de la recopilación de todas las ratas, las secciones fueron tomadas de la porción central próxima del pene de cada animal. Los análisis morfológicos fueron realizados con el observador ciego al grupo animal, y los datos fueron promediados. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 El tejido cavernoso fue delineado por la túnica albugínea. Después una cuantificación del grado de inmunomarcación para los parámetros siguientes fue realizada: (a) capa del músculo liso cavernoso en el espacio cavernoso expresado como el porcentaje de marcación positiva para a-SMA por área, y (b) caveolin-1 expresado como porcentaje del área. Las secciones de control usadas para la determinación de la especificidad del anticuerpo incluyeron, (a) controles positivos del endotelio normal para caveolin-1 y (b) los controles negativos (secciones seriales de cada muestra que omite el anticuerpo primario). La marcación con caveolin-1 también fue evaluada cualitativamente por la presencia de tinción positiva o negativa. Todos los datos fueron promediados en el resultado final. Análisis estadístico Los valores del análisis estadístico se expresan como mediana ± SD. Todos los análisis estadísticos fueron realizados usando valores absolutos y procesados con el GraphPad prisma, versión 2.0 (GraphPad Software, Inc., San Diego, CA, E.E.U.U.). Para los parámetros con la distribución no-Gaussiana, tal como datos histológicos, las comparaciones fueron hechas por el análisis no paramétrico de la prueba múltiple de la variación y de la comparación de Dum´s. Un valor de P< 0,05 era considerado significativo. Conclusiones Se encontró diferencia significativa P<0,001 en la reducción de expresión de caveolín-1 en las ratas denervadas bilateral, con respecto a las denervadas unilateral y con las sham. Similar metodología y resultados se obtuvieron con hemoxigenasa-1, alfa-actina y colágeno-III. R E S U LTA D O s Prueba nº 1: A los pocos segundos (20 a 60 seg) de efectuada la electroestimulación, el tallo peniano semi denudado por la disección de sus cubiertas epidérmicas se observó completamente turgente en todos los animales. Con la estimulación de un solo lado se logró similar actividad tumescente que con la estimulación de ambos. Luego de la electroablación del ganglio pelviano, estimulando el plexo por encima de la escara, no se logró reproducir la actividad tumescente. Prueba nº 2: El estudio histológico de los animales sham (sin lesión del nervio) comprobó en las tinciones con hematoxilina eosina a 400X, que la zona estimulada correspondía al ganglio pelviano y sus eferencias inferiores amielínicas correspondientes al nervio erector (Figuras 21, 22, 23). El estudio histológico del área es123 carada luego de 12 semanas sólo mostró fibrosis y zonas de necrosis sin evidencia de tejido neural sano. Prueba n°4: Todos los animales denervados, uni o bilateralmente mediante electroablación presentaron (según la intensidad de la injuria neural) pruebas de alteracio- nes tróficas del músculo liso cavernoso, fibrosis cavernosa, y marcada reducción en la expresión de proteínas matriciales con una diferencia estadísticamente significativa con respecto a los animales no denervados o sham (Figuras 25 y 26). Dibujo 1. Campo quirúrgico obtenido mediante laparotomía en el abdomen inferior. Se debe efectuar una exposición mínima a fin de evitar las complicaciones post operatorias. Dibujo 2. Se efectúa una sección de 3 a 4 mm, transversal en el hemisferio inferior de la cara lateral correspondiente de la próstata ventral. Ello permite interrumpir únicamente las aferencias inferiores del ganglio pelviano que conducen a la inervación de los cuerpos cavernosos, preservando la inervación vesical. Figura 1. El extremo de la pinza de Kocher se apoya en la próstata ventral de la rata; el electrodo monopolar de aguja apunta al extremo inferior de un área color perlada que corresponde al ganglio pelviano. Se procede a la electrocoagulación, en sentido transversal, en la base de la cara lateral de la próstata evitando las fibras superiores que inervan la vejiga. 124 Figura 2. El pene denudado por la disección de sus cubiertas epidérmicas se encuentra completamente turgente luego de la estimulación eléctrica de los ganglios pelvianos. Con la estimulación de un solo lado se logra la misma actividad tumescente de la estimulación de ambos. Luego de la electroablación del ganglio pelviano no se logra reproducir la actividad tumescente. Figura 3. Equipo empleado para la generación de impulsos eléctricos que se puede emplear también para electro-miografía y análisis de potenciales evocados, fue un ATI Delphos PE®. Genera pulsos repetitivos de onda cuadrada de 0.2 a 0.3 mseg de duración. Se lo empleó en prostatectomía radical en humanos para la detección de las bandeletas neurovasculares. Figura 4. El electrodo superior, de aguja, monopolar se empleó para la detección de actividad bioléctrica. El electrodo inferior, bipolar permite generar las ondas de electro-estimulación. Tiene forma de U con dos electrodos, uno activo y otro indiferente, circulando la corriente entre ambos. Figura 5. En la preparación prequirúrgica los animales se alojan en jaulas comunitarias fuera del ámbito quirúrgico a fin de minimizar los signos de estrés y evitar la percepción olfatoria de la sangre de los animales previamente intervenidos. Figura 6. La anestesia se administra por vía intraperitoneal mediante una aguja 30 G de media pulgada de longitud. Se empleó Ketamina 50 mg/kg y xilacina 7,5 mg/kg por vía intraperitoneal. Esta formulación anestésica permite una intervención con hipnosis y analgesia sin la necesidad de asistencia respiratoria con una buena saturación de oxígeno. Figura 8. Aproximadamente a los 15 minutos de la inducción anestésica el animal se encuentra en el plano adecuado, que se puede comprobar mediante la abolición del reflejo de prensión plantar de las extremidades posteriores. Figura 7. Luego de la anestesia se procede al rasurado de la zona quirúrgica. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 125 Figura 9. Es una intervención que requiere de al menos un ayudante. Las primeras operaciones conviene realizarlas con lentillas de 2,5 a 4 aumentos. Luego, la familiaridad con una anatomía, que no presenta variantes, permite intervenir a ojo desnudo. Figura 11. La vejiga y la próstata ventral se exponen con facilidad, debiéndose disecar el pico prostático a fin de identificar la uretra membranosa (flecha) que no debe ser lesionada con la diatermia. Figura 13. Identificación de estructuras anatómicas; es importante disecar el pico de la próstata para visualizar la uretra membranosa. Figura 10. Se efectúa una laparotomía mediana de 2 a 3 cm de longitud comenzando por el borde superior del pene. Ella permite exponer el tallo peniano, la próstata y la vejiga. Una herida económica evita exponer al tubo digestivo evitando complicaciones y mortandad post operatoria. Figura 12. La síntesis de la herida se efectúa en dos planos, uno muscular y otro epidérmico con poliglicólico de 4/0. Cuando se debe intervenir un lote de animales conviene trabajar con más de un equipo quirúrgico para los tiempos de incisión, electrofulguración y síntesis. Figura 14a. Electroablación del extremo inferior del ganglio pelviano derecho. Figura 14b. Electroablación del extremo inferior del ganglio pelviano izquierdo. 126 Figura 15. Electrobisturí monopolar empleado para la electroablación ganglionar con una potencia de 25W Figura 17. Posteriormente se procede a la evisceración de la vejiga, próstata, vesículas seminales, pene y uretra en bloque, para lo que se debe realizar una sinfisectomía pubiana. D iscusi ó n Desde el resurgimiento de la prostatectomía radical se han intentado experiencias de electroneuroestimulación experimental en animales, siguiendo los trabajos pioneros de Eckhard en 1863. Una variedad de mamíferos (chimpancés, conejos, perros y ratas) se han empleado en protocolos experimentales a fin de lograr: a) un mejor conocimiento de la inervación del tejido cavernoso; b) determinar parámetros que puedan ser extrapolados al humano, y c) lograr una erección no farmacológica con protocolos experimentales5. Los mamíferos comparten un esquema similar de inervación pélvica que consiste en un plexo pélvico que recibe aferencias toracolumbares y lumbosacras. La rata ha Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Figura 16. Eutanasia luego de 12 semanas de la electroablación de los ganglios pelvianos se procede a una nueva intervención. Con el animal anestesiado, pero aún vivo, se procede a la extracción de muestras de sangre de la aorta; la exanguineación produce un inmediato paro cardíaco. Figura 18. Fotografía del bloque disecado, entre ambas agujas el área electrofulgurada correspondiente a la mitad inferior de la cara lateral de la próstata ventral, la que aloja al ganglio pelviano. sido el animal más utilizado por su menor costo, mejor manipulación y una neuroanatomía accesible. Además, los animales más grandes son cada vez más difíciles de obtener para este tipo de trabajos científicos3. La anatomía pelviana de la rata ha sido descripta con detalle por el grupo de Walsh, así como en estudios previos6. En este trabajo pionero el abordaje fue realizado a través de la línea media abdominal, efectuaron el denudamiento del pene, su circuncisión y a continuación la retracción de los testículos con su colocación en una posición intraabdominal. Para localizar los nervios utilizaron un microscopio Zeiss de 8X. La ablación de los nervios cavernosos fue evaluada de forma inmediata y tardía. Para la evaluación inmediata aplicaron lignocaína al 1% directo sobre el nervio para lograr una 127 ablación química. Para la tardía realizaron la sección del mismo entre ligaduras3. La anatomía de la rata incluye esencialmente dos ganglios ubicados en ambas caras laterales de la próstata. Son llamados ganglios pelvianos mayores7. Se han identificado al menos dos aferencias, una del nervio hipogástrico, llevando fibras del ganglio mesentérico inferior y de la cadena simpática lumbar, y la segunda del nervio pélvico que aporta fibras sacras. Estos ganglios inervan la vejiga, la próstata, las vesículas seminales, el recto, la uretra y el pene. Se comprueba así que las ratas comparten el mismo esquema que otros mamíferos más grandes, pero de una manera más simple, con un solo ganglio pelviano y sólo dos aferencias. Esto constituye una gran ventaja a la hora de lesionar estas estructuras3. Estos hallazgos anatómicos son similares a los encontrados en nuestra experiencia. En nuestro primer experimento realizamos la estimulación del ganglio pelviano previo a la denervación y comprobamos la erección en todos los animales. Este fue un paso muy importante para validar el sitio de la injuria neurológica y comprobar el grado de respuesta luego de la misma. En otros trabajos se han realizado estimulaciones de manera similar, aunque no hay consenso acerca de los protocolos usados en cuanto al tiempo, el amperaje y el voltaje necesario. No obstante, nuestro protocolo se aproximó a otros, tales como el de El-Sakka que también utilizó un electrodo bipolar tipo gancho de acero inoxidable con una distancia de solo 1 mm entre cada polo, empleando pulsos monofásicos, también de onda cuadrada de 1.5 mAmp con una frecuencia de 20 Hz y una duración de 0.2 mseg durante un tiempo de 50 segundos para cada lado8. En algunos trabajos, a la simple observación de la erección lograda se les agregó la medición directa de la Presión Intracavernosa (PIC) mediante la punción en cada cuerpo con una aguja conectada a una delgada guía con solución salina la que se une a un manómetro que registra los incrementos de la PIC desde 3 a 5 cm H2O a 35-40 cm H2O. Según las experiencias en electroestimulación del ganglio pelviano de la rata, F. Giuliano describió como sitio elegido el segmento infraganglionar correspondiente a las fibras del nervio erector de la rata (2 a 3 mm por debajo); logró la respuesta eréctil de los cuerpos cavernosos pero no del glande (como en nuestro caso) que se sostenía de 1 a 4 minutos después de una sesión de estimulación con registros superiores medidos en mm Hg de 15 a 90 según el caso9. Otros autores como J Rehman utilizando materiales y protocolo similar al nuestro sólo lograron respuestas tumescentes de hasta 35 cm de H2O en ratas Fischer normales10. Si bien no hemos efectuado la medición 128 de la presión intracavernosa, ya que los animales de la experiencia preparatoria debían ser denervados luego de la estimulación y luego nuevamente estimulados, la duración y la magnitud de la respuesta tumescente lograda y fotografiada sirvió como prueba de la localización del ganglio, del área donde debía ser producida la escara y de los resultados de la electroestimulación post escara. La estimulación bilateral consiguió erecciones más duraderas que la unilateral3. En humanos se han realizado experiencias con estimulación intraoperatoria durante la prostatectomía radical para identificar la posición de los nervios ante una difícil disección con resultados importantes1 aunque su uso no es rutinario ya que habitualmente se puede identificar la anatomía con relativa precisión11. En el trabajo de Walsh donde efectuaron la descripción anatómica, a partir de más de 200 disecciones en animales, utilizaron magnificación con microscopio quirúrgico, pero los autores aclaran que tanto el ganglio pélvico mayor como el nervio cavernoso tienen un tamaño que los hace visibles al ojo humano sin magnificación, constituyendo una ventaja de este modelo frente a otros donde es necesaria la visión ampliada3. Siguiendo esta línea de investigación el mismo grupo publicó un trabajo donde realizaron la neurotomía a un grupo de ratas, resecando 5 mm de nervio y le interpusieron un segmento de nervio genitofemoral. A los 4 meses, en el grupo con la neurotomía sólo se lograron un 10 % de erecciones, mientras que en el grupo con el graft se identificaron un 50 % de erecciones2 . Posteriormente también han realizado experiencias con factores de crecimiento neurales y otros injertos con resultados alentadores12 . Esa técnica de neurotomía fue utilizada también por otros autores con pocas variantes y siempre requiriendo magnificación con microscopio, que podía llegar a 40 X en algún caso4. Dicha magnificación lleva a una precisa identificación de los nervios, pero requiere entrenamiento y materiales costosos, como el hilo de sutura utilizado, un Dermalon de 7/0. La necesidad de seccionar y suturar el nervio depende del tiempo de sobrevida que se pretende alcanzar, ya que en trabajo con menos días de sobrevida postoperatoria realizaron la sección sin ligadura del nervio. En un trabajo con 10 días de seguimiento postoperatorio sólo se seccionaron los nervios, sin ayuda de magnificación13. En algunas comunicaciones los testículos fueron resecados bilateralmente previo a la neurotomía y recolocados en el tejido subcutáneo para evitar fluctuaciones de la testosterona durante la manipulación de los mismos para efectuar la neurotomía. Este grupo utilizó también la magnificación con microscopio14. En nues- tra técnica, debido a la economía de la laparotomía, los testículos quedan contenidos en su cavidad escrotal sin que se proyecten hacia la herida, haciendo dificultosa en tal caso la denervación. En nuestro modelo se efectúa una neurotomía por electrocauterio. La gran ventaja consiste en que se puede realizar de manera fácil y rápida, sin requerir prolongados tiempos operatorios que ponen en riesgo al animal, ni costosos instrumentos de magnificación, que traen aparejados costosos elementos de trabajo como pinzas, porta agujas e hilos de sutura más finos. La lesión por calor es una causa importante de la lesión neural durante la prostatectomía radical, por lo que el modelo propuesto brinda una aceptable similitud con la realidad. CONCLUSIón Se describe una técnica quirúrgica experimental simplificada para la denervación unilateral o bilateral de los cuerpos cavernosos en un modelo experimental de ratas Wistar Kyoto. Esta técnica acelera el tiempo quirúrgico, ya que a diferencia de la mayoría de las publicadas (que manipulan los filetes nerviosos correspondientes a los nervios erectores), los secciona mediante diatermia sin requerir microscopia óptica, sólo lupas o a ojo desnudo. La certeza de la técnica emplead,a así como sus resultados, fueron corroborados con estudios de neuroestimulación in vivo, histología de las estructuras lesionadas y evaluaciones histológicas y de biología molecular de la alteración sufrida por el tejido eréctil a causa de la denervación. Figura 20. Pieza fijada en formol donde se ha seccionado el segmento apical de la próstata ventral para visualizar las estructuras neurales del ganglio pelviano que serán sometidas a electroablación. Figura 19. Macrofotografía del pene de la rata, presenta tres sectores; el distal que aloja un cuerpo óseo y no es útil para los estudios histológicos ni moleculares: el medio, apto para ser estudiado y el crural, revestido por la musculatura estriada isquiocavernosa y bulbocavernosa. Figura 21. Imagen microscópica de 400X teñida con hematoxilina eosina, lo que permite visualizar en la cápsula prostática un filete nervioso (superior) emergiendo de un conglomerado neuronal (inferior). Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Figura 22. Con igual tinción y menor aumento se permite apreciar la estructura neural correspondiente al ganglio pelviano (superior) adyacente a los ácinos de la glándula prostática. 129 Figura 23. Eferencia del ganglio pelviano correspondiente a fibras amielínicas que inervarán los cuerpos cavernosos. Figura 24. Laboratorio de medicina experimental de la Cátedra de Urología donde se procesan las muestras para realizar estudios de microscopia, inmunohistoquímica y biología molecular con Western Blot. Figura 25. Imagen microscópica de tejido cavernoso 400X, teñida con técnica de inmunohistoquímica con peroxidasa y anticuerpo monoclonal para evaluar la expresión de alfa actina. La imagen superior corresponde a un pene de rata luego de 12 semanas de denervado, con escasa expresión de alfa actina (tinción marrón). La imagen inferior corresponde a un cuerpo cavernoso normal, de rata no denervada (sham) con abundante expresión de alfa actina, lo que manifiesta la indemnidad del músculo liso cavernoso. Figura 26. Imagen microscópica de tejido cavernoso 400X, teñida con técnica de inmunohistoquímica con peroxidasa y anticuerpo monoclonal para evaluar la expresión de caveolin-1. La imagen superior corresponde a un pene de rata luego de 12 semanas de denervado, con escasa expresión de caveolin-1 (tinción marrón). La imagen inferior corresponde a un cuerpo cavernoso normal, de rata no denervada (sham) con abundante expresión de caveolin-1, lo que manifiesta la indemnidad del tejido eréctil. BIBLIOGRAFÍA 4. Regeneration of Nitric Oxide Synthase-Containig Nerves after Cavernous Nerve Neurotomy in the Rat. Carrier S, Zvara P, Nunes L, Kour N, Rehman J, Lue T. 1995, J Urol, Vol. 153, pp. 1722-1727. 5. Hemodynamics of the canine corpora cavernosa during erections. Lue T, Takamura T, Umraiya M y cols. 1984, Urology, Vol. 24, p. 347. 6. Innervation of the Pelvic Organs of the Rat. Langworthy, O. 1965, Invest Urol, Vol. 2, p. 491. 7. The Major Ganglion in the Pelvic Plexus of the Male Rat. Dail W, Evan A, Eason H. 1975, Cell Tis Res, Vol. 159, p. 49. 1. Impotence following radical prostatectomy: insight into ethiology and prevention. 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Vitagliano, Gonzalo; INTRODUCCIÓN Ameri, Carlos; Se presenta un caso clínico en el cual se realizó un conducto ileal video-asistido en el contexto de una exenteración anterior por cáncer de vejiga músculo-invasor. Según nuestra búsqueda bibliográfica, es el primer caso comunicado por esta vía en la literatura nacional. López-Fontana, Gastón. CASO CLÍNICO Se presenta una paciente de 74 años de edad con diagnóstico de tumor vesical de alto grado estadio T2+ sin evidencia de enfermedad extravesical que fue sometida a una exenteración anterior laparoscópica con confección de conducto ileal sin realización de laparotomía. Tecnica Quirúrgica Se realiza preparación intestinal el día anterior a la cirugía con 2 frascos de Fosfodon®. El paciente se coloca en una posición de litotomía modificada con los brazos adheridos al cuerpo. Se coloca apoyo en los hombros para permitir una posición de Trendelemburg máxima (Figura 1). Se introduce sonda orogástrica y se administra una dosis de cefalosporina de tercera generación y metronidazol. El cirujano se coloca del lado izquierdo del paciente. Se realiza el pneumoperitoneo con punción con aguja de Veress a través de una incisión supraumbilical, hasta una presión de 15 mmHg. Se coloca un primer trocar supraumbilical de 10 mm para la óptica, y 4 trocares adicionales de trabajo: 2 de 10 mm pararectales y 2 de 5 mm para umbilicales formando una “W” (Figura 2). La cirugía comienza realizando una sección del peritoneo del fondo de saco rectovesical. La incisión peritoneal se continúa en forma bilateral siguiendo una línea ima- Servicio de Urología, Hospital AlemánBuenos Aires- Argentina 132 Figura 1. Posición del paciente. Figura 2. Disposición de trocares. ginaria en el fondo de saco peritoneal y el ligamento umbilical bilateral formando una “H”. La linfadenectomía se realiza comenzando desde encima de la bifurcación ilíaca hasta el extremo distal de los vasos ilíacos externos, incluyendo el paquete obturatriz y siendo los límites laterales el nervio génito-femoral y la vejiga. Se seccionan los uréteres entre clips, enviando un segmento para biopsia por congelación. Se secciona la hoja posterior de la fascia de Denovilliers, separando la vejiga del recto y se procede a la disección e identificación y sección de los pedículos vesicales, éstos pueden ser controlados con Hem-o-lok o mediante EndogiaTM (Ethicon, Endosurgery), LigasureTM (Valley Lab) o Bisturí Armónico (Ethicon Endosurgery).1 Una vez liberada la cara posterolateral de la vejiga se procede a la sección del ligamento redondo y liberación de los anexos hasta llegar al cuello uterino. Se accede al espacio de Retzius y se finaliza la liberación de la cara anterior y lateral de la vejiga. Se secciona el cuello uterino para lograr encontrar la cara posterior del cuello vesical. Se procede al tiempo uretral, realizando una incisión en “U invertida” por encima de la uretra y comprometiendo la cara anterior de la vagina. Se finaliza la liberación distal de la pieza quirúrgica la cual es extraída junto con ambas linfadenectomías previamente embolsadas por vía vaginal (Figura 3). Se realiza el cierre de la cara anterior de la vagina tanto en forma extra como intracorpórea.2 El segmento intestinal, previamente seleccionado por laparoscopia, se extrae a través de la incisión del trocar de 12 mm del flanco derecho. Es importante aclarar que la ubicación de este trocar es previamente determinada teniendo en cuenta el radio de la base de la bolsa de ileostomía y su ubicación en relación con el ombligo y la cintura del paciente (Figura 4). Se aísla el segmento y se efectúa la anastomosis intestinal utilizando sutura mecánica o en forma manual. Luego de restituir el tránsito intestinal, se exteriorizan por la misma incisión los uréteres previamente reparados para tal fin. Se tutorizan y anastomosan los mismos al conducto ileal en forma extracorpórea (Figura 5). Realizado esto, se reintroduce el segmento intestinal a la cavidad abdominal y se fija el ostoma a la Figura 3. Pieza quirúrgica. Figura 4. Exteriorización intestinal por incisión de trocar de flanco derecho. Figura 5a y b. Anastomosis ureteral. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 133 Figura 6. Ostoma terminado. piel. Se reestablece el pneumoperitoneo y se verifica que las anastomosis ureterales estén libres de tensión. Se deja un drenaje aspirativo por el contrario-abertura izquierda y los tutores ureterales son exteriorizados a través del mismo ostoma del conducto ileal (Figura 6). El tiempo operatorio fue de 360 minutos, el sangrado de 200 ml. La paciente permaneció internada durante 9 días. La anatomía patológica evidenció un tumor de vejiga de alto grado estadio pT3a con 1 ganglio positivo. DISCUSIÓN El conducto ileal fue primeramente descripto por Bricker en 1950.3 En nuestro país existen comunicaciones de Trabucco, Moccelini Iturralde, Forziano y Petrone publicadas en la Revista Argentina de Urología donde se destacan las bondades de esta técnica a la hora de realizar una derivación urinaria en el contexto de la cistectomía radical por cáncer de vejiga músculo-invasor.4-5-6-7 El avance de la cirugía laparoscópica en urología ha promovido la constante evolución de estas técnicas a una forma 134 mínimamente invasiva. Pioneros en esto fueron Parra y col. que en 1992 publicaron la primera cistectomía laparoscópica por un piocisto en una vejiga retenida.8 Tres años más tarde Sánchez de Badajoz y col. reportaron la primera cistectomía radical laparoscópica por cáncer de vejiga músculo invasor.9 Hoy en día se encuentran estandarizadas estas técnicas tanto para la laparoscopia convencional como para la cirugía robótica y no se discute su validez oncológica. Son incuestionables las claras ventajas de un abordaje mínimamente invasivo para la cistectomía radical, más aún en los casos en los cuales pueda utilizarse la vía vaginal para la extracción de la pieza quirúrgica y confeccionarse la derivación urinaria sin necesidad de realizar una laparotomía.8-9 BIBLIOGRAFÍA 1. Vitagliano G, Castillo O, Cortés O y col.: Cistectomía radical laparoscópica. Un aporte a la técnica. Revista Argentina de Urología 2006; Vol 70-4 2. Vitagliano G, Villasante N, Paterlini J, Ameri C, Mazza O: Laparoscopic radical cystectomy with vaginal specimen extraction. Case report. Arch Esp Urol. 2009 May;62(4):305-308. English, Spanish 3. Bricker, EM: Bladder substitution after pelvic evisceration. North Am, 30: 1511, 1950. 4. Trabucco A; Carreño O; Encina R.: Vejiga Ileal, evolución. Rev. Arg. de Urol. 29: 31-37, 1960. 5. Forziano J.: Rev. Arg. de Urol. 31: 197-201, 1962. 6. Moccellini Iturralde, J; Alvarinhas, F. Rev. Arg. de Urol. 31: 154-155, 1962. 7. Petrone E.; Garcés J.; Marco J. Rev. Arg. de Urol. 46: 15-17, 1980 8. Parra RO, Andrés CH, Jones JP y col.: Laparoscopic cystectomy: inicial report on a new treatment for the retained bladder. J Urol 1992; 148: 1140. 9. Sanchez de Badajoz E, Gallego Perales JL, Reche Rosado A y col.: Laparoscopic cystectomy and ileal conduit: case report. J Endourol 1995; 9: 59. comunicación de casos case report Liposarcoma perineo-escrotal Perineo-scrotal liposarcoma Aceptado para publicación Junio 2009. Dres. Mecca, Ramiro J.; INTRODUCCIóN Marottoli, Nelson H.; Los liposarcomas del escroto son poco frecuentes. Los perineo-escrotales como el hallado en este paciente son más excepcionales aún. Hasta la presentación de este artículo, fueron reportados menos de tres casos en la literatura mundial.1, 2 Las tumoraciones paratesticulares se presentan en un 7 a 10% de las masas intraescrotales. En su gran mayoría son benignos, originándose en el cordón espermático.1 Los sarcomas se presentan en 1 al 2% de todos los tumores genitourinarios y los liposarcomas representan al 7,5 a 25% de los sarcomas en general.3 El liposarcoma paratesticular tiene una incidencia del 7% dentro de los tumores paratesticulares, pero su hallazgo en la región perineo-escrotal es altamente infrecuente.4, 5 Briend, Susana; Malawka, Sebastián; Macías, Francisco R.; Ambrosetti, Fernando1. CASO CLÍNICO Paciente de sexo masculino de 47 años de edad, concurre a la consulta por tumoración en región perineo-escrotal derecha, de más de 8 meses de evolución. Al examen se palpa tumoración perineo-escrotal derecha de 8 cm x 8 cm aproximadamente. De consistencia duro elástica, que no transilumina. Sin adherencias a planos superficiales, pero si a planos profundos. No refiere otro antecedente. Marcadores tumorales: negativos. Ecografía testicular: Jefe Servicio de Urología del Hospital Gral. San Martín. Corrientes. Argentina 1 Servicio de Urología del Hospital Escuela General San Marín. Corrientes. Argentina. Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Escuela General San Martín. Corrientes. Argentina Dirección: Jujuy 1580 Corrientes Cap. Argentina Teléf.: 3783461016 [email protected] Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 Testículo izquierdo: Normal. Testículo derecho: Desplazado con ecogenicidad del parénquima normal, no se detectan masas ocupantes, cordón normal y epidídimo normal. (Figura 1). Se observa masa de ecogenicidad aumentada y de ecoestructura heterogénea que desplaza el testículo derecho y mide 96 x 76 x 82 mm. (Figura 2). Figura 1 Figura 2 135 Figura 3 Figura 4 Eco doppler: La irrigación de la masa tumoral es escasa y el cordón se encuentra en el canal inguinal. Tratamiento: Se procede a la resección de la masa tumoral por vía inguinal con extensión escrotal, en forma completa. Dado el buen límite macroscópico de la tumoración se decide no realizar la orquiectomía, el paciente entra en protocolo de seguimiento estricto. (Figura 3). Anatomía patológica: La pieza muestra proliferación celular bien delimitada y encapsulada, constituida por células adiposas maduras, de tamaño variable entre las que se identifican algunas con discretas irregularidades nucleares, multinucleaciones y vacuolización citoplasmica de tipo lipoblástico. En sectores se reconocen pequeñas áreas de tejido mixoide. (Figura 4 y 5). Diagnóstico: Tumor lipomatoso atípico tipo lipoma like y áreas mixoides (Liposarcoma bien diferenciado), con márgenes libres. Hasta la fecha de presentación transcurrió un año y el paciente se encuentra libre de recidiva tumoral. DISCUSIÓN Figura 5 136 Los liposarcomas son neoplasias del tejido adiposo generadas de células mesenquimales, otros autores piensan que se deben a la degeneración de un lipoma previo. 6 Las neoplasias paratesticulares son entidades de crecimiento lento en algunos casos más de 10 años, afectando a adultos generalmente mayores entre 40 y 60 años de edad que coincide con el grupo etario del paciente. 7 Los liposarcomas paratesticulares representan al 7% de las mismas, pero los hallados en la región perineoescrotal son extremadamente raros.4 y 5 Los liposarcomas en su mayoría son bien diferenciados entre un 40 a un 45% en sus distintos subtipos, esclerosante, lipoma-like e inflamatorio.8 Existen cuatro subtipos de liposarcomas: bien diferenciado y mixoide; son los menos agresivos, con buen pronóstico. Se completa esta clasificación con los tipos: de células redondas y pleomórficos, con peor pronóstico.9 Son tumoraciones que se presentan en su gran mayoría en forma indolora con un largo tiempo de evolución y con trans-iluminación negativa.10 El método más utilizado para diagnosticarla es la ecografía, dado que su sensibilidad se aproxima al 95%, los marcadores tumorales siempre serán negativos.2, 11 Los diagnósticos diferenciales se plantearán entre los distintos tumores sólidos; en el paciente presentado, se sospechó una tumoración benigna (lipoma) dadas las características de la misma y su frecuencia, pero igualmente se optó por realizar el acceso quirúrgico por vía inguinal con extensión escrotal y una resección amplia con márgenes libres, según lo recomendado por la bibliografía.2, 3 La forma de diseminación de los liposarcomas es he- matógena y es infrecuente, por ello no estaría indicada la linfadenectomía.12, 13 La sobrevida de dichas tumoraciones depende en gran medida del subtipo, siendo el más agresivo el pleomorfo con una sobrevida del 20% a 5 años y la menos agresiva la de tipo mixoide con un pronóstico del 80% a 5 años y 50% a 10 años.3 La recidiva local es de 25 al 30%, en caso de que ocurra, algunos autores proponen la radioterapia adyuvante, siendo especialmente más sensible el subtipo mixoide.14 En caso de enfermedad metastásica existen protocolos de quimioterapia basados en doxorrubicina, con respuesta completa en un 10 a un 15% de los casos.13, 15 Por los escasos casos presentados en la bibliografía mundial, nos tenemos que basar en trabajos aislados con tratamientos individualizados en donde se presentan dudas y controversias en cuanto a la terapéutica a seguir, lo que es indiscutible es la resección quirúrgica amplia con márgenes libres. En caso de recidiva está indicada una nueva resección, acompañada de radioterapia. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. bibliogra f ía 13. 1. Folpe A, Weiss S.: Paratesticular soft tissue neoplasms. Semin Diag Pathol., 17: 307–318, 2000. 2. Young B. Jeong, Ho S. Park y col.: Intrascrotal Myxoid Liposarcoma of Perineal Origin. Curr Urol., 2: 161–163, 2008. 3. Lissmer L, Kaneti J, Klain J. y col.: Liposarcoma of the perineum and scrotum. Int. Urol. Nephrol., 24: 205, 1992. 4. Soler J, Zuluaga A, Hidalgo M. y col.: Liposarcoma de 14. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 15. cordón espermático: aportación de un nuevo caso y revisión de la literatura. Actas Urol. Esp., 23: 447, 1999. Campoy P, Camacho E, Arrabal M. y col.: Liposarcoma de cordón espermático. Un raro tumor urológico. Arch. Esp. Urol., 45: 710, 1992. Wright C.: Liposarcoma arising in a simple lipoma. J. Path. Bact., 60: 483, 1948. McFadden D.: Myxoid liposarcoma of the spermatic cord. J Surg Oncol., 40: 132, 1989. 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En más del 90% de los enfermos hipertensos, no se logra Murillo Mirat, Jesúsc; poner de manifiesto una causa orgánica evidente que sea la responsable de la elevación de las cifras de tensión. El resto sufre una hipertensión secundaria, siendo las causas más Serrano, Vicente Justod. frecuentes las enfermedades parenquimatosas renales y la estenosis de la arteria renal. Dentro de las enfermedades parenquimatosas renales, la estenosis de la unión pieloureteral (UPU) es la anomalía urológica neonatal más frecuente, con una incidencia de HTA del 3-11%1. Presentamos un caso poco usual de un paciente varón de 19 años, asintomático, con cifras tensionales elevadas, conocidas de forma casual, y que en el estudio de la HTA, se descubre por ecografía la presencia de una estenosis de la unión pieloureteral bilateral. Tras realizar pieloplastia desmembrada en dos tiempos, se consigue mejorar la tensión arterial, aunque persiste la nefropatía parenquimatosa severa. b CASO CLíNICO Servicio de Radiología. Hospital Don Benito Villanueva, Badajoz, España. b Servicio de Medicina Interna. Hospital Don Benito Villanueva, Badajoz, España. c Servicio de Urología. Hospital Infanta Cristina. Badajoz. España. d Servicio de Medicina Nuclear. Hospital Infanta Cristina, Badajoz, España. a Correspondencia: Fernández Sarabia, Mª Trinidad. Hospital Don Benito Villanueva. Servicio de Radiología. Don Benito, 06400, Badajoz. [email protected] 138 Varón de 19 años, sin antecedentes de interés, remitido desde su Centro de Salud a la consulta de Medicina Interna, al objetivarse de forma casual una tensión arterial de 160/110 mmHg. La exploración física no evidenció hallazgos significativos. Los resultados de las determinaciones analíticas básicas se situaron dentro de la normalidad, así como los niveles de cortisol plasmático y de metanefrinas urinarias. En el contexto de estudio de la HTA, se realiza ecografía, que objetiva hidronefrosis bilateral grado IV. La tomografía axial computarizada (TAC) pone de manifiesto una hidronefrosis bilateral, con un parénquima muy adelgazado y un uréter en todo su recorrido de calibre normal (Figura 1), descartando la existencia de reflujo vésico ureteral bilateral. La resonancia magnética excluye que la causa de dicha estenosis fuese secundaria a compresión extrínseca del uréter. El renograma diurético MAG3 Tc99, confirmó un patrón obstructivo en la curva de eliminación, con pobre respuesta al diurético en el izquierdo y mayor en el contralateral. La función renal fue de un 54% en el derecho y de un 46% en el izquierdo. Figura 1. TAC de abdomen con contraste iv. cortes axiales. Marcada hidronefrosis renal bilateral, en unos riñones con un parénquima adelgazado de forma bilateral. En el acto quirúrgico, llevado a cabo en el hospital de referencia de su zona, no se evidenció vaso polar aberrante. Se practicó en un primer tiempo pieloplastia desmembrada derecha por vía laparoscópica, y a los 6 meses de ésta, pieloplastia izquierda, terminando la cirugía por lumbotomía, al complicarse con un hematoma retroperitoneal. La evolución clínica fue poco satisfactoria, manteniendo la nefropatía parenquimatosa severa, con muy discreta mejoría de la función renal, aunque con una mejoría en las cifras de tensión arterial (130/95 mm/Hg). La curva de eliminación del renograma diurético tras la pieloplastia ha seguido siendo obstructiva. DISCUSIÓN La obstrucción de la UPU es la causa más frecuente de hidronefrosis en la infancia2,3. Antes de la ecografía prenatal, las formas de presentación más frecuentes eran el dolor abdominal, la infección urinaria y la hematuria4. Probablemente, como ya se ha sugerido por otros autores3,5,6, existen dos formas de presentación clínica en esta entidad. Por una parte, la hidronefrosis obstructiva neonatal, producida por una estenosis congénita intrínseca de la UPU, y por otra, la hidronefrosis tardía, entidad adquirida, secundaria a una compresión extrínseca de la UPU, que ocasiona una obstrucción intermitente, por lo tanto con mejor pronóstico. Dentro de esta última, la causa más frecuente es la existencia de vasos Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 polares aberrantes3-5 que normalmente irrigan el polo inferior del riñón4. El mecanismo fisiopatológico por el cual se produce la HTA en esta entidad, se debe a que en un primer momento, la obstrucción origina una vasodilatación preglomerular, como intento de mantener un filtrado; pero ante obstrucciones crónicas, la activación del sistema renina angiotensina, conlleva a una vasoconstricción, con la consecuente reducción del flujo sanguíneo renal, aumento de la presión tubular e instauración de la HTA7. Pese a un diagnóstico prenatal, todavía se diagnostican niños en edades tardías con hidronefrosis. El retraso en el diagnóstico puede conllevar un daño severo en el parénquima renal, como el caso que nos ocupa, que en ocasiones es irreversible. Con todo se describen niños diagnosticados en la infancia tardía, incluso en la edad adulta, en los que la función del riñón está conservada5,6. En nuestro paciente, los controles ecográficos fetales durante la gestación fueron normales. El diagnóstico del síndrome de la UPU se realizó mediante ecografía renal, valorando el grado de obstrucción, así como el parénquima renal, y la función renal mediante un renograma diurético, que además aporta información sobre la función de cada riñón por separado. Coincidimos con otros autores en que las cifras de tensión arterial mejoran tras realizar cirugía reconstructiva8,9, aunque no mejorará la función renal10, al tratarse de un paciente con estenosis intrínseca de la unión. 139 B I B L I O G R A Fí A 1. Rodríguez Vela L, Rioja Sanz C, González Enguita C; y col.: “Obstrucción de la unión pieloureteral en adultos. Manejo diagnóstico y terapéutico”, Arch Esp Urol 1989; 42: 629-646. 2. Ylien E, Ala – Houhala M, Wikström S.: “Outcome of patients with antenatally detected pelviureteric junction obstruction”, Pediatr Nephrol 2004; 19: 880-887. 3. Braga LH, Liard A, Bachy B y cols.: “Ureteropelvic junction obstruction in children: two variants of the same congenital anomaly?”, Int Braz J Urol 2003; 29: 528-534. 4. González R, Schimke CM.: “Ureteropelvic junction obstruction in infants and children”, Pediatr Clin North Am 2001; 48: 1505-1518. 5. Calisti A, Perrotta ML, Oriolo L y cols.: “Functional outcome after pyeloplasty in children: impact of the cause 140 6. 7. 8. 9. 10. of obstruction and of the mode of presentation”, Eur Urol 2003; 43: 706-710. Kinn AC.: Ureteropelvic junction obstruction: long-term follow-up of adults with and without surgical treatment, J Urol 2000; 164: 652-656. Riehle RA Jr, Vaughan ED Jr.: “Renin participation in hypertension associated with unilateral hydronephrosis”, J Urol 1981; 126: 243-246. Cruz Guerra NA, Sáenz Medina J, Tarroc Blanco A.: “Hipertensión arterial asociada a estenosis congénita unilateral de la unión pieloureteral”, Arch Esp Urol 2005; 58: 463-466. Hendren W H, Kim SH, Herrin J T y cols.: “Surgically correctable hypertension of renal origin in childhood”, Am J Surg 1982; 143: 432-442. Sánchez Carrión A, Vela Enríquez E, Antón Gamero M. y cols.: “Estenosis de la unión pieloureteral de presentación tardía”, Bol Pediatr 2004; 44: 150-155. Reglamento de publicaciones Los trabajos deberán ser enviados por correo electrónico al director de la Revista Argentina de Urología, Dr. Pablo Contreras. E-mail: [email protected] La revista se reserva el derecho de rechazar los originales que no considere apropiados, así como sugerir modificaciones cuando el Comité Editorial lo considere necesario. Los trabajos no deberán haber sido publicados anteriormente ni presentados simultáneamente a otra publicación. Una vez aceptados para su publicación los derechos de publicación del mismo, incluyendo los derechos a reproducirlo en cualquier medio, pertenecerán a la Revista Argentina de Urología y no podrán ser reimpresos sin autorización total o parcialmente. Los trabajos enviadas a la Revista Argentina de Urología deberán estar redactados y estructurados de acuerdo con las normas internacionales para presentación de artículos científicos establecida en el Uniform Requirements for Manuscripts Submitted to Biomedical Journals que se pueden consultar en la siguiente dirección: www.icmje.org. Se presentará el trabajo en formato WORD, usar fuente Arial de tamaño 12. • En la 1ª página constará: Título del trabajo en castellano y en inglés, nombres y apellidos completos de los autores, institución donde fuera realizado el trabajo, localidad y país. Si desea hacer mención de los cargos que desempeñan los autores, se hará una referencia a pie de página. El primer autor será considerado el autor responsable, por lo cuál debe adjuntar dirección, teléfono, e-mail y fax si los hubiere. El autor responsable será el interlocutor válido entre el Comité Editorial y los miembros del trabajo. Los autores son responsables exclusivos de todas las opiniones, conclusiones y métodos que presenten en sus escritos. • La 2ª página incluirá el resumen del trabajo y palabras clave en castellano y en inglés. El resumen constará de las siguientes partes: Introducción, Material y Método, Resultados y Conclusiones y no excederá de las 250 palabras. • Las secciones del trabajo deberán estar estructuradas de la siguiente manera: Introducción, Material y Método, Resultados, Discusión, Conclusiones. • Introducción: Brindará el contexto del problema, su naturaleza y significancia. Deberá expresar claramente el objetivo e hipótesis del trabajo y un resumen del fundamento lógico del estudio u observación. Se deberán mencionar las referencias estrictamente pertinentes, sin hacer una revisión extensa del tema. En la introducción no se deben incluir los resultados ni las conclusiones del trabajo. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 XVII • Materiales y Métodos: Se incluirá sólo la información que estaba disponible al momento de la planificación del estudio. Se deberán detallar las características de los participantes y los criterios de inclusión y exclusión. Deberá proveer las técnicas y los procedimientos seguidos, de tal manera que puedan ser reproducidos. En cuanto al análisis de los datos, se deben mencionar las pruebas estadísticas utilizadas y el programa utilizado a fin de que puedan ser verificados por los lectores. • Resultados: Estos se deberán presentar con una secuencia lógica dentro del texto, junto con las tablas, figuras o ilustraciones, enfatizando las observaciones más importantes. Los datos organizados en las tablas o ilustraciones no se deberán repetir en el texto, solamente se resaltarán las observaciones más importantes. • Discusión: Se deberá enfatizar los aspectos nuevos e importantes del estudio, sus limitaciones, las conclusiones que deriven de ellos y explorar las implicancias para nuevas investigaciones o su aplicación clínica. No se deberá repetir la información ya ofrecida en la introducción o en los resultados. En estudios experimentales es útil resumir los hallazgos principales, explicar los posibles mecanismos que justifican su aparición y compararlos o contrastarlos con los resultados de otros estudios. • Conclusión: Deberá estar relacionada con los objetivos del estudio y sólo basada en lo que ha podido ser demostrado. • Referencias Bibliográficas • Bibliografía de Revistas: Apellidos e iniciales de todos los autores (a partir de tres autores se añadirá “y cols.”), título del trabajo en su idioma original, abreviatura de la revista según patrón internacional, número del volumen, páginas y año. Si no conoce la abreviatura exacta de la revista citada consulta la lista de publicaciones periódicas del Index Medicus. http:www.nlm.nih/tsd/serials/lji.htlm • Bibliografía de Libros: Apellidos e iniciales de todos los autores, título del libro en su idioma original, páginas, editorial, ciudad y año, en ese orden. • Figuras. Se enviarán cada una en página aparte, en formato Tiff, con una resolución igual o superior a 300 dpi. La revista se reserva el derecho a rechazar las figuras que no considere de calidad o inapropiadas, así como cuando el trabajo incluya un número excesivo de figuras. Las mismas deberán estar perfectamente numeradas e identificadas y ya posicionadas en el sentido en que han de ser publicadas. Las leyendas de las figuras irán a pie de página. • Tablas. Con su título correspondiente se incluirán separadamente, con numeración indepen- XVIII diente de las figuras y en caracteres romanos, en formato Tiff, con una resolución igual o superior a 300 dpi. • Conflictos de intereses. Deberán ser declarados explícitamente las relaciones comerciales que pudieran existir entre los autores con compañías farmacéuticas u otras empresas involucradas directa o indirectamente con el estudio. • Los casos clínicos deben presentarse en forma concisa, tendrán un máximo de 3 ilustraciones, en formato Tiff, con una resolución igual o superior a 300 dpi. y no se acompañarán de un resumen inicial, guardando la siguiente estructura: La 1° página cómo se expuso en previamente, 2° página: Introducción, Casos Clínicos, Discusión y en páginas aparte, Bibliografía y las figuras como se expuso en punto correspondiente. En el caso de contar con más de 3 figuras, deberá estar claramente justificado en el texto el uso de figuras adicionales. • En la sección correspondiente a “imágenes en urología” se recibirán fotografías que ameriten ser divulgadas. En la primera página se seguirá con el formato previamente descripto, en la segunda página una breve reseña del contexto clínico y las figuras como se aclaró en el punto correspondiente. • Revisiones bibliográficas. El director de la Revista Argentina de Urología elige el tema de la revisión y designa a tal fin un “Editor Invitado” que es el único responsable del contenido de la misma. El Editor invitado elige los autores que colaboran. • Los trabajos enviados que no cumplan con los requisitos explicitados anteriormente serán remitidas al autor responsable para su modificación. Rev. Arg. de Urol. · Vol. 74 (3) 2009 XIX FICHA DE SUSCRIPCIÓN 2009 4 NÚMEROS ANUALES Revista Argentina de UROLOGIA Exclusivamente para no socios de la SAU Enviar ficha de suscripción a: SOCIEDAD ARGENTINA DE UROLOGÍA Pasaje de la Cárcova 3526, (1172), Buenos Aires, Argentina IMPORTE DE LA SUSCRIPCIÓN ANUAL Argentina $40. Latinoamérica u$s 80. Otros países u$s 100. 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