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Nos encontramos en un centro de Educación Infantil y Primaria de línea 1, situado en el
municipio de Las Palmas de Gran Canaria, en la localidad de Tafira. El contexto
económico y sociocultural es bastante diverso. Hay familias con estudios universitarios,
medios y primarios.
El centro cuenta con un patio descubierto, que hace las funciones de cancha, un patio
cubierto, biblioteca, laboratorio, aula medusa, pizarra digital en cada aula…
Es tutor de 3 de Educación Primaria, de un grupo formado por 21 alumnos (12 niños y
9 niñas).
En el grupo hay un niño diagnosticado con trastorno por déficit de atención con
hiperactividad. El alumno se levanta constantemente de la silla, grita e interrumpe en la
clase y ha comenzado a presentar conductas agresivas hacia sus compañeros.
Describa las líneas de actuación para dar una atención educativa más adecuada al
alumno.
1. Introducción
El caso que se nos plantea es realmente importante, puesto que los alumnos con
trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) representan los casos
más frecuentes de diversidad en las aulas. Teniendo en cuenta que su prevalencia está
estimada en un 5-7% de la población escolar, es casi seguro que cualquier docente tenga
que enfrentarse a este reto. De hecho la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la
mejora de la calidad educativa (LOMCE), ha incluido específicamente esta tipología en
el artículo referido al alumnado con necesidad específica de apoyo educativo.
Es un tema relevante para el profesorado además, porque es frecuente que el TDAH
se reconozca en los niños cuando comienzan la educación primaria, coincidiendo con
dificultades en el rendimiento escolar y la presentación de disfunciones sociales y,
porque uno de los mejores principios para manejar el TDAH está relacionado con la
actitud del individuo que está encargado del niño, en este caso los profesores (Barkley,
2011).
La intervención del profesor es de gran ayuda para detectar un posible alumno con
TDAH, debido al elevado número de horas que pasa con los alumnos y a las diferentes
actividades que desarrolla con ellos. Junto con el psicopedagogo puede que le sea
preciso recomendar a los padres que consulten a un médico o psicólogo que evalúe al
niño e iniciar así el proceso adecuado para lograr un diagnóstico preciso y definitivo del
TDAH.
Por ello, es de vital importancia que los profesores conozcamos los síntomas del
trastorno y seamos conscientes de las consecuencias que el TDAH provoca en los
alumnos.
Los alumnos con TDAH suelen ser niños mucho más inquietos, impulsivos y
distraídos que el resto de sus compañeros. Sus síntomas hacen que les sea
extremadamente difícil quedarse quietos en clase, terminar sus tareas correctamente y a
tiempo o no molestar a sus compañeros
Debemos tener en cuenta que el TDAH es un trastorno importante, causado por
factores biológicos. Es decir, que tiene sus raíces en la neurología y la genética. Forma
parte del niño y de su personalidad y su manera de afrontar el entorno.
Al ser un trastorno de origen neurobiológico una de las líneas de tratamiento es la
médica; sin embargo, la atención educativa supone un punto fundamental en su
tratamiento. Los profesores debemos intentar aumentar la efectividad del niño y
disminuir las disfunciones, causadas por este trastorno, reajustando el entorno de tal
manera, que facilite el crecimiento y desarrollo del niño.
1.1 Marco legal y normativo
La primera base sobre la que sustentaremos nuestra intervención será la legislación
vigente formada por:

La LOE (Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación).

La LOMCE (Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la
Calidad Educativa). El TDAH está reconocido como una de las necesidades
específicas de apoyo educativo en la nueva redacción del artículo 71 de la LOE
dada por la LOMCE en su artículo único punto 57.
Artículo 71.2. Corresponde a las Administraciones educativas asegurar los
recursos necesarios para que los alumnos y alumnas que requieran una atención
educativa diferente de la ordinaria, por presentar necesidades educativas
especiales, por dificultades específicas de aprendizaje, TDAH, por sus altas
capacidades intelectuales, por haberse incorporado tarde al sistema educativo, o
por condiciones personales o de historia escolar, puedan alcanzar el máximo
desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos
establecidos con carácter general para todo el alumnado.

El Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo
básico de la Educación Primaria, en el cual se establece que para que el
alumnado con necesidad específica de apoyo educativo al que se refiere el
artículo 71 de la LOE, pueda alcanzar el máximo desarrollo de sus capacidades
personales y los objetivos y competencias de la etapa, se establecerán las
medidas curriculares y organizativas oportunas que aseguren su adecuado
progreso (artículo 9.2)

El Decreto 89/2014, de 1 de agosto, por el que se establece la ordenación y el
currículo de la Educación Primaria en la Comunidad Autónoma de Canarias, que
en su artículo 13.2 recoge que la atención temprana cobra especial relevancia
para la respuesta a las necesidades de este alumnado como estrategia para
prevenir y evitar la consolidación de las dificultades en el aprendizaje.

El Decreto 104/2010, de 29 de julio, por el que se regula la atención a la
diversidad del alumnado en el ámbito de la enseñanza no universitaria de
Canarias. En el artículo 4 dedicado a las definiciones se considera que el alumno
o alumna presenta necesidades específicas de apoyo educativo debido a un
“trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad” cuando su conducta
manifiesta un patrón persistente de desatención o hiperactividad e impulsividad
que es significativamente más frecuente y grave que el observado en escolares
de su edad, repercutiendo de manera negativa en su vida escolar, familiar y
social.

Orden de 13 de diciembre de 2010, por la que se regula la atención al alumnado
con necesidades específicas de apoyo educativo en la Comunidad Autónoma de
Canarias. En la cual se añade que en la identificación de los alumnos y alumnas
que presenten TDAH, se tendrán en cuenta los criterios de identificación
expuestos en el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales”
de la Asociación Americana de Psiquiatría en su versión más actualizada.
Toda la normativa vigente establece como objetivo y principio último la igualdad, la
equidad entre personas, la no discriminación y la integración de todos dentro de la vida
escolar, con el derecho a recibir una educación de calidad. La situación relevante que se
nos plantea nos ofrece la oportunidad de reflejar estos principios y fines en una
intervención tan concreta como la de un alumno de estas características en el seno de un
grupo.
2. Desarrollo
En el caso que se nos plantea, nuestra primera línea de actuación será realizar un
análisis del contexto. En este sentido será indispensable conocer el entorno familiar y
escolar del niño.
Según el enunciado el niño ya está diagnosticado. También sabemos que los niños
provienen de entornos muy diversos, pero no se nos especifica cómo es el entorno de
este niño.
Necesitaremos en primer lugar conocer el entorno familiar del niño y la respuesta
que se le está dando: cómo reacciona la familia, si colabora con la escuela, pautas que se
utilizan en el entorno familiar, si el niño está medicado o no, posibilidades de atención
a las necesidades del alumno en el ámbito familiar o posibles carencias que deba
compensar la escuela.
Teniendo en cuenta que se trata de un niño de tercero de primaria y que ya está
diagnosticado, entendemos que ha habido una buena implicación de la familia y de la
escuela; por lo que el colegio tendrá en sus documentos información médica y familiar
que nos puede servir como punto de partida. Esta información de partida la podemos
obtener del expediente académico del alumno y del estadillo de alumnado con NEAE.
Con esta información prepararemos una reunión con los padres cuyo principal objetivo
será concretar la colaboración. Recordemos que el tratamiento psicopedagógico implica
la colaboración conjunta de los padres y el profesorado. Es recomendable que nos
reunamos con los padres cada dos o tres semanas. En estas citas planearemos objetivos
realistas para llevar a cabo entre cada cita; pocos pero alcanzables. Iremos aumentando
los objetivos según se vayan cumpliendo. Informaremos a los padres de todos los
aspectos, positivos y negativos, sobre los avances en el rendimiento académico, la
conducta del niño, su estado emocional y las relaciones con sus compañeros y
profesores. Aunque, como hemos comentado, entendemos que la colaboración de los
padres es buena, deducimos también que tenemos una ardua labor por delante, puesto
que según nos indica el enunciado, el niño no solo presenta las conductas propias de un
niño con TDAH (interrumpir y levantarse constantemente) sino que también ha
empezado a tener conductas agresivas con sus compañeros.
Es preciso también que conozcamos al grupo-clase. Según el enunciado el alumno
no es nuevo en el colegio, así que lo más probable es que forme parte del grupo desde la
etapa de infantil. Debemos saber si el alumno está bien integrado y apoyado por los
compañeros y si hay otros alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo. Es
bastante probable que las conductas agresivas hacia sus compañeros se deban a que no
se sienta integrado. Consideramos importante en este punto recordar que los niños con
TDAH funcionan 2-3 años por debajo de su edad cronológica en:

Organización escolar y cognitiva.

Supervisión de su propio proceder mientras trabajan.

Autoevaluación y evaluación de los demás.

Autocontrol emocional y físico (frenar impulsos, censurar emociones, demorar
premios…)

Necesidad de moverse.

Regular la atención a demandas del entorno.

Autonomía de trabajo.

Grado de independencia emocional.
Estas diferencias en el desarrollo afectivo, social e incluso motriz, pueden provocar
burlas por parte de sus compañeros y actitudes desafiantes por parte del niño con
TDAH. Este será por lo tanto un aspecto muy importante en la intervención educativa
que desarrollaremos más adelante.
Es imprescindible que los compañeros entiendan la singularidad y la diversidad de
personas, comportamientos y características de las que formamos parte y, que dentro de
esta diversidad de formas de ser se encuentra la del compañero con TDAH. Hemos de
dejarles claro qué actividades específicas vamos a trabajar con el fin de conseguir que
aquello que molesta a todo el grupo pueda solucionarse. Una vez clarificada la situación
a los compañeros de aula será preciso solicitarles su ayuda.
Por último, nos remitiremos a los documentos del centro para conocer las líneas de
actuación que a nivel de centro se llevan a cabo. Es posible que el centro ya tenga
experiencia en este tipo de alumnado y que haya recomendaciones recogidas en el
Proyecto Educativo (Plan de atención a la diversidad, Plan de convivencia y Concreción
curricular), que se fomente la cooperación del profesorado y estrategias concretas para
facilitar la atención individualizada a los alumnos, etc. De no ser así, tendremos que
elaborar las estrategias de intervención partiendo de cero.
3. Marco teórico (solo información, no lo pondríamos en el examen)
En este apartado trataremos las referencias teóricas que van a dar fundamento a la
propuesta didáctica que plantearemos más adelante.
Según el Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5)
(2013) de la Asociación Americana de Psiquiatría el TDAH es un trastorno de carácter
neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención,
hiperactividad y/o impulsividad. De la diversidad de manifestaciones del TDAH se
diferencian tres presentaciones:

Presentación predominante de falta de atención. La conducta prevalente es el
déficit de atención. Es más frecuente entre las niñas.

Presentación predominante hiperactividad/impulsividad. La conducta prevalente
es la hiperactividad y/o impulsividad.

Presentación combinada déficit de atención e hiperactividad/impulsividad.
Presentan los tres síntomas nucleares.
El trastorno interfiere con las diversas áreas del desarrollo social, emocional y
cognoscitivo del niño.
En muchas ocasiones el TDAH aparece junto a otros trastornos psiquiátricos. De
hecho es así en el 70% de los casos.
Entre los trastornos más frecuentes destacan: trastorno negativista desafiante,
trastorno de conducta, trastorno de ansiedad, trastorno del ánimo, tics, trastorno de
aprendizaje.
Síntomas nucleares del TDAH

Hiperactividad. Es probablemente uno de los síntomas más fáciles de reconocer.
La persona que padece hiperactividad se caracteriza porque: se mueve en
momentos en los que no resulta adecuado, le cuesta permanecer quieto cuando
es necesario, habla en exceso, hace ruidos constantemente, tiene dificultad para
relajarse, cambia de actividad sin finalizar ninguna, tiene falta de constancia.

Déficit de atención. Los síntomas de falta de atención son probablemente los
más difíciles de percibir en edades infantiles. La persona que padece déficit de
atención se caracteriza porque: tiene dificultad para mantener la atención durante
un tiempo prolongado, no presta atención a los detalles, presenta dificultades
para finalizar tareas, le cuesta escuchar, seguir órdenes e instrucciones, es
desorganizado en sus tareas y actividades, suele perder u olvidar objetos, se
distrae con facilidad, no concluye lo que empieza, evita las actividades que
requieren un nivel de atención sostenido, cambia frecuentemente de
conversación, presenta dificultades para seguir las normas o detalles de los
juegos.

Impulsividad. Es el síntoma menos frecuente de los tres síntomas nucleares del
TDAH. La impulsividad se refiere fundamentalmente a la dificultad para pensar
las cosas antes de actuar. La persona que padece impulsividad se caracteriza
porque: es impaciente, tiene problemas para esperar su turno, no piensa antes de
actuar, interrumpe constantemente a los demás, tiene respuestas prepotentes,
tiende a “toquetearlo todo”, suele tener conflictos con los adultos.
Los síntomas derivados del TDAH dificultan el aprendizaje del niño que los padece,
ya que influyen directamente en la atención y hace que su cerebro estructure los
contenidos asimilados de manera diferente. Esto implica que el alumno con TDAH
tenga problemas en diferentes tareas, como leer, escribir, memorizar, recordar, escuchar,
hablar, deletrear, razonar, organizar la información y aprender las distintas materias.
4. Intervención Educativa
Los alumnos con TDAH suelen presentar un rendimiento escolar inferior al que se
espera por su capacidad. Además, entre los afectados por este trastorno, es frecuente
encontrar dificultades en el aprendizaje de las áreas instrumentales. Suelen mostrar un
déficit en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, lo que puede dificultar la
relación con sus compañeros, como en el caso que nos ocupa.
La respuesta educativa que plantearemos estará enfocada como una oportunidad de
enriquecimiento tanto para nosotros como docentes como para el resto de compañeros y
agentes educativos.
El principal problema de nuestro alumno es la dificultad de organizar su
comportamiento de acuerdo con las tareas que debe realizar, por tanto un entorno
estructurado, donde la actividad esté planificada y las rutinas claras le será de mucha
utilidad. Al igual que otras adaptaciones para atender a la diversidad de nuestros
alumnos lo mejor es que se apliquen a todo el aula, en este caso como veremos a
continuación se trata de propuestas que pueden ayudar a todo el alumnado, así que el
beneficio será para todo el grupo y además evitaremos que el alumno se sienta diferente.
Adaptaciones y estrategias a utilizar dentro del aula
Pautas para mejorar la atención

Las órdenes deben ser breves, claras y concisas, manteniendo el contacto visual.

Enseñar estrategias de autoinstrucciones mediante el habla interna, para que el
alumno module su conducta a través del lenguaje. Para ello, los niños deberán
memorizar de forma gradual los siguientes mensajes e incorporarlos a su trabajo
diario: escucho y pongo atención a lo que tengo que hacer; cuando leo me fijo
mucho; pienso lo que tengo que hacer y marco un plan; repaso con atención y
corrijo lo que esté equivocado.

Permitirle que verbalice mientras está haciendo las tareas.

Hacer las actividades más divertidas rompiendo con la monotonía.

Reafirmar y premiar conductas adecuadas.

Hacerle comentarios a menudo sobre lo que está haciendo bien.

Fomentar los premios, en lugar de los castigos. Estos hay que limitarlos a
cuando sea necesario y solo funcionan si son muy inmediatos.

Sentar al alumno cerca del profesor y acordar con él una señal que evite su
distracción.

Disminuir al máximo los estímulos irrelevantes que haya en el aula, así como en
su pupitre, y que puedan distraerle.

Es necesario enseñarles técnicas para organizar el tiempo. Para que tengan
constancia del mismo hay que materializarlos en objetos como relojes,
cronómetros, relojes de arena, etc.

Crear rutinas para toda el aula y estructurar el funcionamiento de las clases.

Incluir en la rutina cinco minutos diarios para la organización del material.

Avisar con tiempo de los cambios en las rutinas.

Mostrar paso a paso lo que hay que hacer en cada tarea.

Describir detalladamente en la pizarra las tareas a realizar. No limitarse a
nombrarlas.

Dar algún tipo de responsabilidad al alumno en la organización de la clase, como
puede ser mantener limpia la pizarra.

Fraccionar las tareas en pequeños pasos, para que el alumno asimile mejor los
conocimientos y evitar que se aburra.

Planificar el trabajo y los descansos.

Enseñar al niño cómo debe organizarse él mismo.
Pautas para controlar la hiperactividad. Estas pautas serán muy importantes en el caso
que se nos plantea, puesto que nuestro alumno presenta comportamientos
predominantes de tipo hiperactivo

Programar al alumno pequeñas tareas o responsabilidades de ayuda al profesor,
para eliminar la atención y energía acumuladas por permanecer quieto.

Acordar que se levante hasta la mesa del profesor para mostrarle los deberes. De
este modo, mientras el resto de compañeros permanece quieto en su pupitre, él
se habrá desplazado en varias ocasiones.

Reducir la cantidad de tarea y establecer periodos de descanso.

Materializar el tiempo con relojes, cronómetros u otras herramientas similares
para que tengan conciencia del mismo.

No hacer caso cuando el alumno realice movimientos incontrolados o establecer
algún tipo de señal con él de modo amigable para que corrija su actitud sin
necesidad de regañarle.

Evitar que los compañeros imiten o animen al alumno con TDAH a realizar esos
movimientos.

Realizar un refuerzo positivo ante las acciones correctas que lleve a cabo el
alumno.
El niño tiene problemas para permanecer en la silla, en este sentido podemos:

Hablar con él para que explique por qué no puede estar sentado en su
silla. Es posible que el tamaño no sea apropiado para él y que haya que
cambiarla por otra.

Permitirle una cierta movilidad en el aula.

Acordar con él un refuerzo positivo a cambio de quedarse sentado
durante un periodo de tiempo. Si no lo cumple, se le retiraría
temporalmente el privilegio de poder hacerlo.

Ser tolerante y dejar pasar algunas de sus actitudes, dado que es habitual
que los niños hiperactivos no puedan estar sentados por razones físicas.
Pautas para controlar la impulsividad

Debemos definir claramente las normas generales del aula y explicar las
consecuencias de su incumplimiento.

Las normas estarán expuestas a la vista de todos y se recordarán a menudo.

Las recompensas sociales suelen ser más apropiadas que las materiales y tienen
mayor efectividad.

Establecer un sistema de puntos para premiarlo cada vez que adopte una actitud
correcta o consiga un objetivo marcado. Podemos establecer un sistema similar
para toda el aula.

Ignorar las actitudes inapropiadas (extinción de la atención) y, en caso de que
sean muy molestas, utilizar, sin abusar, el “tiempo aparte”. Consiste en aislar al
alumno durante un tiempo determinado en un lugar sin estímulos y, una vez
pasado ese tiempo, retomar la actividad sin hacer mención a lo ocurrido.

Pensar en voz alta puede ayudar al alumno a generar un lenguaje interno que
controle su conducta.

Acostumbrarle a que cada vez que vaya a realizar alguna tarea siga el siguiente
esquema: pensar, decir en voz alta y hacer la actividad.
Consideramos también que la selección de tareas adecuadas para trabajar las
competencias básicas, principalmente las competencias sociales y cívicas, y que el
trabajo de la asignatura de Educación Emocional y para la Creatividad, pueden resultar
muy interesantes para trabajar los aspectos emocionales y las relaciones con los
compañeros. Podemos aprovechar dichas tareas para el trabajo en equipo, no olvidemos
que a estos alumnos les gusta ayudar a sus compañeros.
A continuación indicamos cómo llevaremos a cabo la evaluación del alumno:

Mientras el alumno presente problemas de escritura le permitiremos hacer los
exámenes de forma oral.

Las pruebas escritas serán en diferente formato: de desarrollo, de
verdadero/falso, frases para completar, etc.

No realizaremos más de un examen a la semana.

Realizaremos los exámenes en las primeras horas de clase, para lograr el
máximo rendimiento.

Durante el examen nos cercioraremos de que ha entendido bien las preguntas, le
dejaremos moverse en el asiento o ponerse de pie cuando lo precise.

Le permitiremos que haga el examen en una o dos sesiones, si le observamos
muestras de cansancio.
El seguimiento de todas estas intervenciones se realizará mediante un registro de
conductas. Este registro consistirá básicamente en la delimitación de horarios,
lugares y conductas. A lo largo de los días anotaremos la frecuencia con la que se
produce la conducta, así como la intensidad de la misma. No tendrá por qué ser del
conocimiento del alumno, ya que será una herramienta para la reflexión y toma de
decisiones sobre su progreso, será semanal y habrá uno para el tiempo de colegio y
otro para el tiempo de casa.
5. Conclusión
Hemos pretendido desarrollar una intervención que realizaremos de manera
conjunta entre todos los involucrados, con ella pretendemos reducir las conductas
problemáticas, tanto en su frecuencia como en su intensidad, prevenir el riesgo de
exclusión del alumno dentro del grupo y desarrollar las propuestas de manera
coordinada, después de que hayan sido consensuadas. No podemos por tanto dejar
de mencionar al resto del profesorado. A través de las reuniones periódicas podemos
establecer los acuerdos acerca de las medidas a tomar.
El Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica nos proporcionará líneas
de ayuda indispensables en tareas como la observación de nuestro alumno en los
momentos en los que se producen los comportamientos inadaptados y, en la
evaluación de la intervención educativa, puesto que las propuestas realizadas están
sujetas a una autoevaluación de la práctica docente.
Tal y como comentábamos al inicio los problemas de conducta se presentan
como situaciones realmente preocupantes, ya que sus consecuencias van más allá del
deterioro en el aprendizaje del alumno. El caso planteado nos ha servido para demostrar
la importancia de enfocar las soluciones educativas de manera coordinada entre los
agentes educativos y la familia.
Solo nos queda decir que hemos intentado hacer un planteamiento real y
funcional y, que por supuesto es una propuesta abierta y flexible, abierta a
modificaciones y a otras propuestas.