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Teoría Sociológica Introducción: Definición: capitulo de la sociología que alberga los sistemas teóricos para comprender la sociedad No hay teoría sobre lo social que no postule alguna concepción acerca de cómo es o cómo funciona una sociedad. Los distintos sistemas teóricos que componen la Teoría Sociológica abordan un objeto de estudio común: la sociedad. Todas las concepciones sobre la sociedad coinciden en señalar la característica de la cohesión o de la integración como un rasgo distintivo. Se diferencian sí en las opciones epistemológicas que prefieren, en los marcos de referencia conceptuales que construyen y en los temas que les parecen más significativos y que, por lo tanto, privilegian: la solidaridad social para Durkheim, el conflicto interno para Marx la historicidad de los fenómenos sociales y la actuación de los estados nacionales para Weber. Epistemología: disciplina que estudia los fundamentos desarrollo y métodos de las ciencias La Teoría Sociológica alberga sistemas teóricos diferentes. Estas diferencias resultan tanto de las distintas apreciaciones que los diversos autores tienen de lo social así como también de sus divergentes concepciones epistemológicas. Karl Marx, 1818-1883, Emile Durkheim, 1859-1917, y a Max Weber, 1864-1920 son considerados los “padres fundadores” de la Sociología. Es importante verlos dentro de su contexto histórico/político para entender su pensamiento y comprender el ámbito de las problemáticas en que estaban inmersos en su tiempo Unidad 1: Tradiciones del pensamiento occidental y antecedentes de la Sociología La Ilustración produjo una transformación fundamental en el siglo XVIII, afectando todos los aspectos de la actividad humana. Se caracterizó en su entusiasmo en el poder de la razón en el que se depositaba la esperanza de reorganizar la sociedad. En este sentido se tiene una actitud optimista, pero no basada en la metafísica sino en el advenimiento del hombre que puede verse a sí mismo desde el descubrimiento de regularidades o leyes que muestren la dinámica de la naturaleza y la sociedad. Los prejuicios, errores, la esclavitud y los temores que produce la religión que guía con falsas ilusiones, podrían ser eliminados con la razón. La ilustración intentará reemplazar lo sobrenatural por lo natural, la religión por la ciencia, y creerá fervientemente en la perfectibilidad del hombre ya que el pensamiento racional es la llave, que, al develar las mistificaciones permitirá la reconciliación de la humanidad con sí misma y con la naturaleza. Este movimiento desarrolla la no separación entre ciencias naturales y ciencias del espíritu: el mundo a conocer es uno solo, e impulsa a la “razón” como elemento rector tanto para el modelo de conocimiento como para la acción. A este siglo se lo llamó “el siglo de las luces”. Sus máximos exponentes fueron Voltaire, Rousseau, Montesquieu y Diderot, entre otros. Este último dirigió la obra denominada “Enciclopedia” (1751 – 1772), la cual tuvo la forma de una compilación de conocimientos elaborados desde el prisma de la razón. Contó entre sus colaboradores a las principales figuras de la Ilustración. Es por esta razón que otro sinónimo de la Ilustración es “Enciclopedismo”. El movimiento de la Ilustración comienza en el campo filosófico, pero sus ideas pronto se aplican a otros campos como el político, religioso, estético, etc. En el campo político: la Revolución Francesa (estuvieron fuertemente inspirados por los conocimientos de la Ilustración Robespierre, Dantón y Marat), en las revoluciones independentistas de Hispanoamérica (influenció en Bolívar, Belgrano y San Martín). En el campo religioso se alza contra el escolasticismo y la noción de pecado original. La Escolástica fue una doctrina filosófica cuya principal preocupación consistía en desarrollar las verdades de la fe cristiana y conciliar con ellas los conocimientos del mundo natural. En el campo estético se desarrolla el clasicismo. Se enfrentan a los filósofos metafísicos (Descartes, Spinoza, Leibnitz) que establecían principios a partir de los cuales se desplegaban grandes sistemas de pensamiento donde todo quedaba lógica y deductivamente explicado (tal como en las matemáticas). La Ilustración rechaza esta concepción. Consideraron a la razón no como una posesión sino como una adquisición, lo que les dio una perspectiva mucho más amplia de lo que la razón significaba, y la convirtieron en la clave maestra de su sistema de ideas. El Iluminismo recibió gran influencia del empirismo inglés, pues la razón no poseía en sí misma las verdades fundamentales sino que debía indagar en lo real para detectarlas y descubrir qué movía al mundo de los hombres. Se buscan las verdades reveladas o las premisas fundamentales a través de la ayuda de la razón. Sostienen que ese es el procedimiento de los grandes científicos del mundo natural, como Copérnico o Newton., quienes no habían partido de verdades reveladas sino que siguieron el procedimiento científico de las matemáticas: observación-experimentación-análisis riguroso de la realidad. Las leyes que esos científicos descubrirían no son deducidas de verdades a priori (es decir, independientes de la experiencia empírica), sino que siguen el camino inverso: desde la observación de la realidad se pueden descubrir ciertas regularidades desde las cuales, por inducción, se llega a la formulación de las leyes universales. La razón se convertía en el gran instrumento del proceso de conocimiento. La realidad (el universo) constituía una totalidad articulada sujeta a leyes Luego, la ciencia era básicamente una sola. La razón era la llave de la inteligibilidad Con matices, coincidían en que “existía una naturaleza humana común a todos los hombres”. En consecuencia postulaban la existencia de un conjunto de fines comunes a ellos: la valoración de la vida, la búsqueda de la felicidad, de la libertad, de la igualdad y de la justicia. Luego, un análisis racional de estas cuestiones conduciría a superar los problemas de no compatibilidad de fines y llegar a “fundar una sociedad perfecta”. Rendían culto a: el progreso, la razón, el avance del conocimiento y la reconciliación del hombre con su verdadera naturaleza El Iluminismo también recibió influencias de la escuela de “derecho natural” o ius naturalismo. Esta corriente postuló la existencia de derechos de los individuos anteriores y superiores a los establecidos por el Estado (el representante más destacado fue entre otros, Hugo Grocio) La RAZON entronizada como nuevo Dios de donde partirá el conocimiento de la realidad se convierte en el gran instrumento del proceso de conocimiento porque su campo es ilimitado, mientras que la religión tiene limitaciones. Como señala Zeitlin, la razón basada en la experimentación, era el fundamento de dicha sociedad perfecta ansiada. La metodología en la investigación científica abrió una nueva perspectiva en los fundamentos sociales aunque los desarrollos en ciencias sociales no acompañaron a la par a los científicos. Las fronteras del conocimiento se vieron así extendidas en un marco may amplio, en busca de “las leyes del desarrollo social e histórico.” Como premisa clave para comprende el pensamiento de la Ilustración, cabe mencionar a la educación: “...educar y educarse, confiar que razonando y razonables, los hombres llegarían a ser felices.” También señalan un concepto revolucionario para ese momento: la tolerancia, esta otorga el derecho a la diferencia, a ser distinto, pensar distinto y comportarse distinto. Estos fundamentos y premisas (razón, educación y tolerancia), estaban desarrollados para crear una sociedad perfecta. Tal como lo señala Zeitlin: “La razón y la ciencia permitían al hombre alcanzar grados cada vez mayores de libertad y, por ende, un creciente nivel de perfección. El progreso intelectual, debía servir constantemente para promover el progreso general del hombre”. Prof.: la perfección humana fue una búsqueda y una creencia del período de la Ilustración. Esto fue posible, porque previamente el hombre había recuperado su lugar central. De esta manera, la perfectibilidad humana ahora si era posible pensarla, y se lograría a través de una visión racional de la realidad que remplazaba a la visión mágico-religiosa. El progreso era concebido como racionalmente posible y universalmente realizable. La educación, la tolerancia, el odio a la ignorancia, etc. son consecuencias lógicas de esta visión “humana y racional”. Contra-ilustración En términos de Isaiah Berlin: “Revuelta romántica”. La Contra-ilustración tiene como fundamente básico, negar la posibilidad de que puedan conocerse las realidades sociales a través de un “conocimiento científico” y de un método científico. No puede separarse al individuo del contexto social que lo forma y en este sentido, el pensamiento sociológico, es deudor de este movimiento Negaban la posibilidad de que existieran leyes universales. Sostenían que cada sociedad tenia evoluciones distintas, modificadas por el momento histórico en el que se desarrollaban, por las características de los miembros de cada comunidad. Consideraban que el hombre era finito, y el universo era infinito y por lo tanto debía haber elementos que el hombre no podría explicar. Los individuos se desarrollan individual y socialmente, y por lo tanto su conducta se modifica, de acuerdo a la región donde viva, su pasado y hasta la cultura que va adquiriendo durante su vida. Bonald –un excelente ejemplo de conservador- tiene una frase elocuente: “no es el hombre el que crea a la sociedad sino la sociedad la que crea al hombre”. Luego, es imposible determinar una ley natural atemporal y universal. Algunas características de la contra-ilustración o anti-racionalismo: -Ataque directo al individualismo de los iluministas -Declaran ficticio el contrato social que no tiene en cuenta la historia real de la sociedad concreta. -Niegan que haya una única manera de conocer la realidad. Hay que atender a las distintas formas de concepción del mundo que tienen los hombres, hay que comprender que la historia es la disciplina que permite entender la especificidad de cada conciencia. -Denuncian las creencias de la Ilustración como ficciones sin sustento que desconocen la más evidentes realidades de cada comunidad o institución. -No puede separarse al individuo del contexto social del que forma parte. La Contrailustración tuvo como padre expósito al filósofo italiano Giambattista Vico (1668-1774) a quien suelen reconocer por su concepción cíclica de la historia (“corsi e ricorsi de la historia”). Vico no creía en la existencia de una sola conciencia. Creía que los hombres sólo podían conocer cabalmente aquello que había sido creado por ellos (el lenguaje, las sociedades, la historia, la geometría y las matemáticas), mientras que de lo que no había sido objeto de su creación, como la Naturaleza y sus procesos que eran obra de Dios, podía sólo tener un conocimiento limitado. Llamaba al primer tipo de saber verum y al segundo certum. La diferenciación entre ciencias el espíritu y ciencias de la naturaleza fue, más tarde, uno de los estandartes de la Contra-Ilustración. Existía una oposición respecto de la existencia de una ciencia universal única que por medio del solo uso de la razón podía llegar al conocimiento y resolución de todos los problemas. Los fenómenos culturales debían “comprenderse o interpretarse” teniendo como pilar básico el sentido y significado particular que los distintos hombres le dan a la realidad de acuerdo a la época y lugar en que les ha tocado vivir. Si bien al italiano Vico puede considerárselo el padre de la Contra-ilustración, esta corriente tuvo todo su desarrollo pleno en Alemania, donde el romanticismo y el historicismo tuvo una gama diversa de formas y expresiones dando origen en el campo de la sociología a la obra de Max Weber, uno de los “clásicos” de la teoría sociológica, quien basará justamente su teoría del conocimiento en el concepto de “comprensión” tomando el punto de vista del actor. Hamann (1730-1788) fue el iniciador, en Alemania, del movimiento contrailustrado. Criticó el imperio de la razón y la postulación de que el mundo estuviera regido por leyes. Herder (1744-1803), discípulo de Hamann, fue uno de los más importantes mentores del movimiento cultural que se denominó Sturm und drang (Tormenta y Tensión), que se desarrolló en al segunda mitad del siglo XVIII. La denominación se utilizó para identificar un movimiento cultural surgido cuando se discutía en Alemania sobre las reglas y el genio en el arte y despuntaba una respuesta entonces nueva: la única regla es escuchar el propio corazón, ser sincero y fuerte. La originalidad pasó a ser lo más importante y aquel que no sintiese emociones nuevas, quien no formase pensamientos inéditos, no tenía nada que hacer en la poesía o en la dramaturgia. Suponían que las leyes y prescripciones de la sociedad habían alterado la naturaleza humana. Herder: “No he venido al mundo para pensar, sino para ser, sentir, vivir” Prof. La Contra-Ilustración fue una reacción frente al racionalismo universalista del Iluminismo. Efectivamente, aquí comienza una disputa que se prolongará hasta la actualidad, tanto en términos epistemológicos, como sociopolíticos y culturales. Frente a la no distinción entre naturaleza y cultura que planteaba la Ilustración, la ContraIlustración afirmaba justamente la necesidad de detectar y tener muy en cuenta las diferencias entre ambos. La diversidad reemplazó a la búsqueda universal de la perfección. Tanto las ideas de la Ilustración como las de la Contra-Ilustración surtieron efectos en el terreno del pensamiento social. Berlin llama a este movimiento la “gran revuelta romántica” colocando el acento sobre la reivindicación de la voluntad, a lo que consideró el gran motor que movía a los hombres Saint Simon; Comte; escuela histórica alemana El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant. Saint Simon (1760-1825) era un conde francés que, no obstante su condición de noble y de aristócrata, adhirió a la Revolución Francesa. A su modo de ver, las disputas interiores más severas de las sociedades son las que se entablan entre los que tienen y los que no. La ambición y el egoísmo de los poseedores y la rebeldía creciente de los desposeídos, conduce a una intensificación de los conflictos y a un avance de la insurrección. Cuando ésta comienza a tener éxito, los intelectuales se suman al bando de los que no tienen y se convierten en sus dirigentes. Saint Simon poseía una visión, podría decirse, orgánica del cambio social. Suponía que en el interior de las viejas sociedades se iban gestando los gérmenes de la nueva, y que en la medida en que iba desapareciendo el sistema social anterior se iba formando otro. El cambio suponía las convulsiones y los estertores de un proceso revolucionario. Cuando éste sucedía, las fuerzas y los actores más importantes del nuevo orden, sustituían a los del viejo. Esta concepción general fue retomada y profundizada por Marx. Por todas estas ideas, sumadas a su interés porque la nueva sociedad fuese más justa y mejorara las condiciones de su vida, es considerado un “socialista utópico”. Creía que la revolución era necesaria e inevitable, pero también sostenía que era temerario demoler las viejas instituciones sin proponer alternativas al cambio. Visualizaba a las sociedades como constituidas por un doble juego de intereses contrapuestos, productores contra ociosos, los que tienen contra los que no tienen, anticipando la noción de clase social. Anhelaba, como los ilustrados, una sociedad más justa y con mejores condiciones de vida, pero estaba también preocupado por los problemas de la estabilidad y la cohesión de las sociedades. Sostenía que el conocimiento humano había pasado por tres etapas: 1- la teológica 2- la metafísica 3- la científica La primera implica que las cuestiones de la fe habían tenido una influencia contaminante sobre la producción del saber; la segunda había alcanzado su máxima expresión con los philosophes ilustrados. Sus concepciones habían contribuido decisivamente a la destrucción del viejo orden, pero había aportado poco a la creación de un orden social nuevo. Por último, la tercera etapa se fundaba en la ciencia, que estaba destinada a convertirse en el pilar de una nueva forma de organización social. En este contexto estaba llamada a desarrollarse la fisiología social que sería la ciencia que se ocuparía del estudio de los comportamientos humanos, que más tarde sería la Sociología Comte (1798-1857), fue discípulo de Saint Simon y fundó la corriente que se conoce con el nombre de “positivismo”. Pensaba que era indispensable constituir una filosofía complementaria capaz de sentar las bases de funcionamiento de la nueva sociedad, es decir una sociedad sustentada sobre los pilares del orden y el progreso. En materia epistemológica, en cambio, asumía plenamente el esquema de la ilustración, ya que suponía al mundo sujeto a leyes universales invariables. Fue el primero en utilizar la expresión “sociología”, por lo cual es considerado el padre de la sociología. El Positivismo consiste en admitir como válidos científicamente los conocimientos que proceden de la experiencia; rechazan toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo son la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Unidad 3: Marx La noción de modo de producción (MP) en el que articula los conceptos de fuerzas productivas y relaciones de producción, es central en su conceptualización. Se refiere a la trama social necesaria e indispensable que interconecta la vida de los hombres y que tiene su expresión en la producción material. Este concepto lo utiliza para construir su noción general de sociedad. Es un concepto de alto grado de generalidad, aplicable a cualquier período histórico y además, de enorme significación en términos heurísticos. Heurística: disciplina que se ocupa de establecer los caminos para alcanzar conocimientos nuevos. El alcance heurístico de una teoría es su capacidad para producir conocimientos. El MP es la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se alza un edificio jurídico y político y al cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en general. El concepto de formación económico-social destaca la referencia a sociedades particulares, es decir a una sociedad entendida en términos concretos e históricamente situada. A grandes rasgos, los modos de producción asiáticos, antiguos, feudales y burgueses modernos pueden ser designados como otras tantas épocas progresivas de la formación social económica. La presencia de contradicciones (luchas) entre sectores socialmente diferentes (clases) otorgan la fuerza de superación necesaria en el proceso de evolución de un modo de producción en otro. “La lucha de clases es el motor de la historia”. Lo central en el MP es la articulación entre fuerzas productivas y relaciones de producción y son las formas de propiedad la expresión jurídica de las últimas. Marx identifica 4 MP que esquemáticamente son: Antiguo: Ej. Roma. Economía agrícola; fuerzas productivas escasamente desarrolladas; organización del trabajo basada en unidad familiar primaria; no hay intercambio comercial: propiedad en común de la tierra. Asiático: ídem pero con algún desenvolvimiento de fuerzas productivas y cierto desarrollo urbano. Escaso intercambio comercial. Propiedad común de la tierra pero con diferencia entre comunidades productoras y gobernantes hierocráticos (autoridad política = religiosas). Apropiación desigual de bienes producidos (pago de tributos) Feudal: economía agrícola, con desarrollo urbano y actividad productiva en ciudades. Escaso intercambio comercial. Propiedad de la tierra: el rey o sus señores (vasallaje). Entre señores y siervos: servidumbre obligada. Burgués: economía urbana e industrial. Comercialización de bienes y servicios. Propiedad privada de los medios de producción. Se forma el mercado de trabajo: capitalistas y asalariados. Marx: “Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso social de producción” (burgueses vs. proletarios; señores vs. siervos; etc.) Porque la última forma antagónica? : porque alberga fuerzas productivas capaces de superar la contradicción de clases típicamente capitalista Durante largos períodos la relación fuerzas productiva / relaciones de producción funcionan con regularidad, a pesar de los conflictos que contienen. La producción de la existencia va de la mano con una sociabilidad cohesionadora, a pesar de la existencia de clases desiguales y de inequitativa repartición del excedente económico. Cuando los desfases llegan a un punto crítico, se resuelven por medio de situaciones críticas que son superadas reestableciendo los equilibrios y supremacías preexistentes, o por medio de transformaciones profundas. El Modo de Producción Capitalista Las mercancías Dos rasgos característicos distinguen al modo capitalista de producción: -Ya no se produce para el autoconsumo. Produce sus productos como mercancías. -Se forma el mercado de trabajo. Se constituye una forma de trabajo “libre”. La mercancía es la “forma elemental” del MP capitalista. “La mercancía es un objeto externo, que sirve para satisfacer necesidades humanas” Tiene una “utilidad” que Marx denomina “valor de uso” y además presentan la propiedad de ser intercambiables. Luego tienen un valor en función del cual se intercambian, cuyo soporte es el valor de uso Como consecuencia las mercancías son objetos con un valor de uso y un valor Para ser intercambiables, las mercancías tienen en común el hecho de ser productos del trabajo (concreto o abstracto) Trabajo abstracto: “gasto productivo de cerebro humano, de músculo, etc.) El trabajo abstracto es el denominador común de todas las mercancías y constituye el fundamento del valor (también llamado valor de cambio) La magnitud de este valor se mide por la cantidad de trabajo que encierra la mercancía. La cantidad de trabajo se mide por su tiempo de duración. El tiempo se mide en fracciones: horas, días, etc. Desde el punto de vista de su valor de uso las mercancías son cualitativamente incomparables. La existencia del valor, que es un sustrato común a todas ellas y que además es posible de determinar (fijar magnitudes) hace posible el intercambio. Luego, el valor de una mercancía está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. El valor es una magnitud. El tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir un valor de uso cualquiera en condiciones normales de producción. “Para producir mercancías no basta producir valores de uso; deben ser valores de uso para otros, valores de uso sociales” Ninguna mercancía puede portar valor si al mismo tiempo no se acredita como valor de uso La Fuente del Valor Mercancía engloba la noción de utilidad (valor de uso) y la noción de intercambio (denominada valor o valor de cambio). Lo que permite que dos objetos (mercancías) totalmente diferentes puedan ser intercambiados en un mercado, es justamente el trabajo, y lo que Marx denomina el trabajo abstracto, que constituye el fundamento del valor o el denominador común de todas las mercancías. De todas las mercancías hay una que es especial: la capacidad de trabajo o fuerza de trabajo. “Es la única fuente productora de valor”. Marx entiende por capacidad o fuerza de trabajo “el conjunto de las condiciones físicas y espirituales que se dan en la corporeidad, en la personalidad viviente de un hombre y que éste pone en acción al producir valores de uso de cualquier clase”. La fuerza de trabajo tiene un valor de uso y un valor (o valor de cambio) Como valor de uso tiene una utilidad: sirve para algo. Su valor (o valor de cambio) es “el tiempo socialmente necesario” para producir y reproducir un trabajador. Este valor puede representarse como la suma de medios de vida que el trabajador necesita para conservarse (alimento, vestido, techo, etc.) y para reproducirse (para sostener una familia y procrear). Luego este valor es una suma de medios de vida, que es variable y cambia al cambiar el valor de cada uno de estos. Marx dice también que a esta valoración debe agregarse un elemento “histórico moral” (condiciones y hábitos regionales que inciden en el nivel de vida mínimo) La fuerza de trabajo, como cualquier mercancía, se obtiene en el mercado y supone (del capitalista) un desembolso equivalente a su valor. Cuando es utilizada, se pone en juego su valor de uso (o utilidad). Luego, en tanto trabajo concreto, el valor de uso de la fuerza de trabajo producirá otros valores de uso, pero como además es también trabajo abstracto, incorporará valor a los materiales sobre los cuales trabaja. Consecuencia: hay una doble diferenciación de la fuerza de trabajo: Como valor al ser contratada y como valor de uso al ser incorporada al proceso de producción. Como trabajo concreto (o útil) al producir valores de uso, pero también como trabajo abstracto al incorporar/generar valor. El Capital: valor que se valoriza La circulación (comercio) de mercancías es el punto de arranque del capital. La circulación básica funciona sobre la base de la forma M-D-M (mercancía-dineromercancía): vender para comprar. El objetivo final de este movimiento es el valor de uso: conseguir valores de uso diferentes de los propios. Hasta aquí no hay beneficios pecuniarios: la “ganancia” es la ampliación de las oportunidades de consumo. Existe otra forma de circulación en el capitalismo: D-M-D; comprar para vender. Ahora bien, este ciclo resultaría insensato si al final D siguiera siendo D (igual). Luego, el verdadero sentido de este movimiento consiste en obtener más dinero. Es decir: D-M-D´. Donde D´= D+DD. Esto es lo que Marx llama “fórmula general del capital”. Suponiendo que todo se compra y se vende por su valor, la pregunta obvia resulta ser de donde surge D´ superior al D inicial. Partimos de la base que “todos“ los componentes (materia prima, amortización de equipos, alquiler del local, dirección del capitalista, etc.) transfieren su cuota parte de valor a la nueva mercancía. Pero ¿que ocurre con la fuerza de trabajo?: ha sido contratada por su valor; pero luego, incorporada al proceso de producción se desempeña como valor de uso. En su faceta de trabajo útil o concreto concurre a la producción de valores de uso, pero como trabajo abstracto genera valor. Agrega valor a los materiales sobre los que se aplica y este valor agregado es mayor que su valor en el mercado. De este agregado de valor, como valor de uso surge la diferencia entre D y D´. Dicho de otro modo, la diferencia es igual a la divergencia entre el valor de la fuerza de trabajo en el mercado y su capacidad de generar valor utilizada como valor de uso (o sea en la producción). A esta diferencia Marx la denomina plusvalor o plusvalía. Obviamente, la plusvalía es en su totalidad trabajo no pagado La obtención de plusvalía es la meta del capitalista y el verdadero motor del sistema En rigor, la acumulación de capital es acumulación de plusvalía. De aquí surge la conocida fórmula que sostiene que el capital es trabajo acumulado. Menos usada, pero quizás más adecuada, es lo que sostiene que el capital es valor que se valoriza. Luego, la circulación de mercancías es el punto de arranque del capital. La circulación del dinero como capital lleva en sí mismo su fin, pues la valorización del valor sólo se da dentro de este proceso constantemente renovado. El movimiento del capital es, por tanto, incesante. Cuando se compra para vender el proceso empieza y termina con el mismo propósito: obtener dinero, operación que sólo tiene sentido si el monto con que se sale del circuito es mayor que aquél con que se ingresa a él y de aquí, también que la mercancía sea el punto de arranque del capital, según consigna Marx al comienzo de El Capital. Clases, Estado, Ideología y Cambio Social En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones de producción, necesarias e independientes de su voluntad. La acción tendiente a proveer la existencia de los hombres es social. Hay sociedad desde el momento mismo que hay necesidad, o sea, desde el mismo comienzo de la historia humana. Históricamente, la sociedad siempre estuvo dividida en estamentos representativos de una múltiple escala gradual de condiciones sociales. Hay un constante conflicto de clases. La lucha de clases representa para Marx el “motor de la historia”. En la sociedad capitalista, las clases fundamentales son la burguesía y el proletariado. La variable básica que determina la pertenencia a una u otra es la propiedad o carencia de los medios de producción. Otras variables se consideran si se refina el análisis (dimensión en la que se es poseedor). Así en el Manifiesto identifica a las capas medias: pequeño industrial y comerciante, artesano y campesino. Ellas “luchan contra la burguesía para salvar su existencia como tales capas medias. Luego no son revolucionarias sino conservadoras”. No se detiene en la elaboración conceptual de estas categorías. Así la diferencia entre la burguesía y la pequeña burguesía estaría dada por la utilización o no del trabajo asalariado. Ambas son poseedoras de los medios de producción, pero en la pequeña burguesía es el mismo capitalista quién lo trabaja. Tampoco hay en Marx un desarrollo de una teoría del Estado. En el Manifiesto solo hace mención al hecho que la burguesía siempre ha sido “acompañada” por su correspondiente éxito político. Así reconoce a la burguesía como “tercer estado” (los otros dos eran el clero y la nobleza) Explícitamente sostiene en el Manifiesto que “el gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. En La Ideología Alemana dice que “la dominación económica deviene en dominación política” Luego, la posición de predominio económico de la burguesía, al extenderse al plano de la nación, la obliga a darse una organización política que otorgue garantías a sus propiedades e intereses. Estas ideas junto a la ubicación del Estado en la “superestructura” constituyen un marco conceptual general sobre la cuestión estatal. Es evidente que en este plano existe una “laguna” en la conceptualización de Marx. En la cuestión de la ideología, hay en Marx una cierta polisemia (variedad de sentidos que presenta un concepto). A veces utiliza el concepto como equivalente a sistema de ideas (filosóficas, religiosas, económicas, etc.). Otras veces le da un sentido más duro, enfatizando su “función de ocultamiento”. Marx entiende que la problemática ideológica está determinada por dos cuestiones: La producción social de la ideología La existencia de distintas formas de conciencia La producción social de la ideología está implícita en su idea de sociedad entendida como compuesto de base y superestructura (la ideología integra la superestructura) “No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino que por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia” Según Marx, los hombres cambian su forma de pensar a raíz de cambios en su forma de producción y de intercambio. Las grandes instituciones sociales -moral, religión, metafísica, jurisprudencia, Estado- carecen de historia propia. Son la superestructura ideológica cuya caracterización es dependiente de la estructura de base económica, donde se configuran las relaciones establecidas en la forma de producción material de la existencia. Luego, al cambiar esta realidad, cambian también las formas del pensamiento y de la representación del mundo (la ideología). Las distintas formas de ser social dan como resultado distintas formas de conciencia. Luego, existe una forma burguesa de conciencia y una forma proletaria. Estructuras sociales diversas dan como resultado formas diferentes de conciencia Las distintas formas de conciencia tienen importancia por el desajuste entre esencia y apariencia, lo que posibilita que en la sociedad capitalista se llegue al ocultamiento del verdadero y único objetivo del capital (búsqueda de plusvalía gracias a la explotación de la fuerza de trabajo) bajo las consignas de la libertad y la igualdad jurídicas. Como “burguesa” y como ideológica caracteriza Marx a toda la producción de teoría de su época basada en la “ilusión” de igualdad, libertad, utilidad y/o intercambio de equivalentes en cualquiera de los campos: filosófico, político, económico o social. Estas teorizaciones eran incapaces de llegar hasta el plano de o esencial. Luego eran falsas y producían un efecto de ocultamiento. Consecuencia: colaboran con la dominación burguesa. Para Marx, tomar conciencia no es lo mismo que conocer. Luego establece una diferencia entre conciencia y ciencia Las ideologías que conducen a falsos saberes producen formas de conciencia aunque se basen en supuestos falsos. Hay solo una forma de conciencia que conduce hacia la ciencia: la conciencia proletaria. Es la única capaz de completar el círculo concreto-abstracto-concreto, para llegar a las determinaciones últimas, donde se encuentran las auténticas explicaciones Las otras conciencias realizan el recorrido de manera incompleta o imperfecta Luego ésta es la única que produce saber y es fundamental para el cambio social. La esfera de lo aparente y superficial es la esfera de la circulación de mercancías La esfera de lo esencial es el terreno de la producción de bienes materiales de la existencia La conciencia burguesa, produce una ciencia falsa que es incapaz de penetrar en el terreno de lo esencial, porque no trasciende el análisis de lo que sucede en el plano superficial de la circulación de los bienes y servicios para comprender cabalmente la dinámica capitalista. La clase proletaria debe, por tanto, pone fin al yugo ideológico burgués para alcanzar su verdadera conciencia. La crítica a la religión es la condición esencial para llegar al verdadero conocimiento. La religión sirve de justificación de la injusticia social promoviendo un mundo de felicidad ilusorio a través de la resignación. Materialismo histórico significa que lo que condiciona la historia humana son las relaciones económicas de producción, ya que el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual. El materialismo es una teoría científica sobre la formación y desarrollo de la sociedad: todo el desarrollo de la sociedad se explica desde lo económico, desde la producción de los bienes materiales. La base de todo orden social es la producción, y desde esta se explica toda la historia. La única ley universal, atemporal y constante es la que desde el origen de la vida humana rigió la búsqueda de las necesidades materiales básicas de la existencia: alimento, abrigo, etc. A partir del modo en que las distintas civilizaciones encararon y estructuraron el modo de producción de esas necesidades básicas, desarrollaron distintos tipos de sociedades, imperando en cada una de ellas distintas formas de relación entre las fuerzas de la producción. Cuando en determinado momento, las relaciones de producción se convierten en trabas para el desarrollo de las fuerzas productivas, se abre el camino a una época de revolución social. La revolución se produce cuando las clases avasalladas o subyugadas enfrentan a las clases dominantes, que a su vez desarrollan falsas ideologías para mantener el status quo. La condición más importante para ello es que la clase obrera se transforme en sujeto de acción, tomando conciencia de sus verdaderos intereses históricos (pasaje de clase en sí a clase para sí). Este tema, así como la cuestión del Estado, no tuvo un desarrollo exhaustivo en Marx. La teoría de Marx sobre el cambio social se centra en la lucha de clases, que es de dos tipos. La primera se refiere a la lucha común del pueblo para superar las limitaciones de la naturaleza y de la tecnología existente (los avances en la producción casi siempre son causantes de cambios sociales). Existe otra lucha de clases concentrada en conseguir el poder de producción y por tanto, el control de la vida social. Esta lucha es de carácter político y se lleva a cabo para lograr la configuración total de la organización social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Unidad 4: Durkheim Centralidad de la problemática de la cohesión: El estudio de los vínculos entre individuo y sociedad constituye la piedra angular de su teorización Según el, en ese vínculo existe una supremacía de la sociedad frente al individuo, derivada del poder moral que posee aquella. Moral: Forma de conciencia social en la que se reflejan y fijan las cualidades y modelos éticos del hombre. Constituye un conjunto de normas de conducta y convivencia que determinan las obligaciones de los hombres, sus relaciones entre si y con la sociedad en conjunto Luego, la sociedad es capaz de poner límites a la necesidad humana y de desarrollar una capacidad reguladora de la vida social. “Toda sociedad es una sociedad moral”, de donde se desprende que la Sociología es la ciencia de la moral entendida como práctica científica que tiene por objeto estudiar la sociedad como moral. Esto es, la capacidad reguladora y cohesionadora que se deriva, precisamente, de la sociedad entendida como moral. Eje de su posición: problemática de la solidaridad social (cohesión social). La vida social brota de una doble fuente: la semejanza de las conciencias y la división del trabajo social. La vida social, que es vida en común y es también vida regulada, depende de dos grandes cuestiones: La semejanza de las conciencias. La solidaridad que surge de la cooperación. Hay en los individuos dos tipos de conciencia. Una, que contiene solamente los estados personales de cada cual. Es una conciencia individual que representa la personalidad de cada sujeto. Otra, que representa el tipo colectivo y se expresa a través de creencias y sentimientos comunes a todos los miembros del grupo. De esta resulta la cohesión social que se sustenta en la semejanza. Esta clase de solidaridad es típica de las sociedades homogéneas y poco desarrolladas, en las cuales la división del trabajo aún es incipiente. Esta es la solidaridad mecánica o inorgánica Cuando las sociedades se complejizan avanzan dentro de ellas la división del trabajo y la especialización. Con ello se incrementa la “automatización” de las personas, es decir, su individualización. Consecuencia: la semejanza de las conciencias se restringe para dar lugar a una mayor diferenciación de lo individual. En estos casos aparece la segunda fuente de la cohesión: el incremento de la división del trabajo y de la especialización operan en el sentido de la individualización pero también hacen a los individuos más dependientes entre sí. Los convierten en sujetos cooperadores que no obstante sus diferencias –más bien debido a ellas- se necesitan recíprocamente. Durkheim llama a este tipo de cohesión solidaridad orgánica, por su semejanza con el comportamiento de los órganos en los animales superiores. Cada órgano puede tener cierta autonomía, aunque en la unidad del organismo –es decir, en el todo-, y sólo allí, está la vida. La solidaridad mecánica tiende a disminuir en razón directa con el incremento de los márgenes de individualización. La solidaridad orgánica disminuye con la ausencia de individualización. Podría quizás pensarse que ambos tipos de solidaridad remiten a formas diferentes de sociedad: poco desarrolladas en un caso, más complejas en el otro. Sin embargo, la vida social es una sola aunque provenga de una doble fuente. Luego en las sociedades funcionan ambos tipos de solidaridad. En las sociedades poco desarrolladas, con escasa diferenciación interna, la importancia de la solidaridad por semejanza es muy grande. En las más desarrolladas, en cambio, funcionan ambas fuentes. Según Durkheim la cohesión de las sociedades depende de dos elementos: el moral (que asegura la integración) y el normativo o reglamentario (que asegura la organización). La integración supone la adquisición de valores o tradiciones que dotan de sentido las conductas del individuo. La variable de organización supone la manera en la que la sociedad permanece vertebrada traduciéndose al sistema de administración. La organización y la integración no son consecuencias una de la otra: una sociedad puede estar integrada pero esto no supone que este organizada satisfactoriamente. El ideal para es el estado social en el que la organización y la integración coinciden, aunque los ritmos distintos de cada uno de estos factores suponen este ideal como inalcanzable. La solidaridad mecánica (elemento moral) es propia de sociedades sin organización política Es la clase de cohesión social que procede de un estado de conciencia común semejante a todos los miembros de una sociedad. Es típica de las sociedades simples, donde sólo hay una limitada o incipiente división del trabajo y, por tanto, los individuos son relativamente intercambiables. En estas sociedades depende todo de todos y todos comparte una conciencia colectiva, o un sentimiento de pertenencia a esa sociedad, que garantiza la cohesión social y la supervivencia. A mayor individualidad, menor solidaridad mecánica. La solidaridad orgánica (elemento normativo) es propia de sociedades con organización política. Los individuos tienen mayor libertad para creer y actuar a su modo. Luego, se atenúa la fuerza de la conciencia colectiva y aumenta el índice de violaciones a las prohibiciones (delincuencia). Emana de la división del trabajo social y de la especialización del trabajo propias de sociedades más tecnológicamente avanzadas y políticamente estructuradas. El resultado es una mayor individualización de las personas, que tiende a restringir los estados comunes de conciencia. Pero en otro sentido, refuerzan la dependencia de los individuos entre sí, que por sus diferencias, necesitan cooperar mutuamente para satisfacer sus necesidades básicas. A menor individualidad, menor solidaridad orgánica. En las sociedades modernas, con tecnologías avanzadas y gran división del trabajo, los individuos son interdependientes, es decir, dependen unos de otros para satisfacer sus necesidades básicas. Las sociedades modernas también necesitan de algún tipo de conciencia colectiva: una serie de valores o visiones del mundo comunes y compartidas que actúen como moderando las aspiraciones puramente egoístas de los individuos y manteniéndoles unidos por encima de sus intereses particulares, pero sin ahogar estos. Cómo conseguir este equilibrio entre las aspiraciones individuales y la cohesión social es uno de los principales temas de reflexión de Durkheim. A diferencia de Weber la concepción de la acción humana en Durkheim se halla vinculada con su intento de fundar una ‘sociología positiva’ que parta del principio de mostrar a la sociedad como una realidad externa al individuo y regida por diferentes modos de cohesión social, los que a su vez condicionan los diferentes modos de ‘conciencia colectiva’ por medio de la que se moldean los caracteres individuales. Lo Normal y lo Patológico Durkheim la discusión acerca del lugar de los fines y los valores de la ciencia. Considera a la ciencia como una herramienta básica para indicarle al hombre el camino a seguir. Con criterio racionalista se propone establecer la distinción entre lo normal y lo patológico en el ámbito de la sociología, apelando a la ayuda de la biología. Establece una analogía biológica entre los conceptos de salud y enfermedad de los cuerpos y los de salud y enfermedad de una sociedad. “Tanto para las sociedades como para los individuos, la salud es buena y la enfermedad es lo malo que debe ser evitado”. En los fenómenos sociales, la ciencia debe encontrar un criterio objetivo que discrimine en los hechos mismos lo sano (normal) de lo enfermo (patológico). El método que encuentra es el de la definición del tipo medio de hecho social. Construye el concepto de tipo medio, que define como “el ser esquemático que se constituiría reuniendo en la misma totalidad, en una especie de individualidad abstracta, los caracteres más frecuentes en la especie, con sus formas más frecuentes”. En la construcción del tipo medio social se seleccionan los rasgos exteriores de los fenómenos bajo estudio, sobre la base de la observación empírica. Se analiza, por ejemplo, con cuánta frecuencia o con cuánta excepcionalidad se presentan esos fenómenos en una especie social determinada y en un momento dado de su desarrollo. Los tipos medios pueden establecerse recurriendo al análisis de los hechos decisivos o cruciales como índices. Pero también hay que tener en cuenta que lo que es patológico para un grupo puede no serlo para otro. Luego, un hecho social “sólo puede llamarse normal para una especie social determinada en relación con una fase igualmente determinada de su desarrollo”. Es decir que no se puede establecer de manera general y abstracta si un hecho es normal o patológico. Hay que situarlo en el contexto de la totalidad de los elementos que cada tipo social contienen en cada fase o etapa. Y en ese marco decidir sobre su ajuste o no al tipo social correspondiente. Determinada clases de hechos pueden ser tenidos por normales en una fase y patológicos en otra. Luego estos estados no pueden ser definidos como tales de una vez y para siempre. Por lo tanto a las causas de lo normal y lo patológico no hay que buscarlas fuera del organismo de que se trate. Así, llamará normales a los fenómenos que se encuadran dentro del tipo medio y patológicos a los restantes. Para distinguir unos de otros debemos tener en cuenta: la GENERALIDAD (establecer por la observación que el hecho es general), y la UTILIDAD, es decir buscar en la historia del hecho las condiciones que han determinado esta generalidad y constatar si esas condiciones se continúan dando (hecho normal) o si han cambiado (hecho no normal). Básicamente existen tres reglas para establecer la normalidad de fenómenos: un hecho social es normal, respecto a un tipo social dado, a una fase dada de su desarrollo, cuando está presente en la media sociedad de esa especie en la fase correspondiente de su evolución. uno puede verificar los resultados del método, mostrando que la generalidad del fenómeno está limitada a las condiciones generales de la vida colectiva del tipo social consideradas. esta comprobación es necesaria cuando el hecho en cuestión ocurre en una especie social que no ha alcanzado el curso pleno de su evolución. Por ejemplo, el crimen es normal porque ninguna sociedad está exenta de él. Si la conciencia colectiva de una sociedad es fuerte, designará ciertos actos como delictivos. Lo que confiere el carácter delictivo de un acto no es su calidad intrínseca, sino la definición que la conciencia colectiva asigna a él. Los Tipos Sociales Morfología social: rama de la sociología “consagrada a la constitución y clasificación” de los tipos sociales o especies sociales. Esta noción se ubica como término medio entre dos concepciones tradicionales de los estudios sobre la vida colectiva: el nominalismo de los historiadores (lo singular, lo peculiar) y el realismo de los filósofos (leyes generales que dominan todo el desarrollo histórico). Aparentemente para la construcción de diversos tipos sociales debería desarrollarse una enorme tarea de examen de hechos individuales. Esta tarea sería ineludible. Sin embargo, según Durkheim existen hechos decisivos y cruciales con los cuales se pueden construir tipos o géneros sin necesidad de hacer un inventario de todos los caracteres que les estarían subordinados. Tales principios se seleccionan sobre la base de que “la naturaleza de una totalidad depende de la naturaleza de los elementos que lo componen, de su número y de su modo de combinación”. De estas cuestiones, relevantes para la constitución de tipos o especies, debe ocuparse la morfología social. Los elementos centrales de esas totalidades son las unidades más simples y que por lo tanto, no son divisibles ni presentan traza de segmentación anterior. Referido al ámbito social, se trata de sociedades simples: toda sociedad está formada por sociedades más simples que ella. Luego, resulta de una enorme importancia conocer la sociedad más simple que jamás haya existido, porque será la base de cualquier clasificación y por tanto, un hecho decisivo o crucial de enorme significación. A su modo de ver, esta sociedad más simple es la horda (es la base natural de toda clasificación) Horda: comunidad nómada con elementales vínculos sociales. La yuxtaposición de hordas que conservan sus rasgos constitutivos originales se denomina clan. El elemento básico es la horda, que resulta una sociedad de segmento único. Los tipos sociales fundamentales y su desenvolvimiento posterior resultan del modo de combinarse la horda consigo misma. Esta combinación da origen a sociedades nuevas, las que a su vez pueden producir combinaciones nuevas. De la combinación de las sociedades simples (como la horda), surgen sociedades nuevas que a su vez pueden volver a combinarse de tal manera de constituir, por ejemplo, sociedades polisegmentarias simples, simplemente compuestas, etc. Un rasgo de suma importancia resulta del hecho de que los segmentos más simples que están subsumidos en unidades mayores pueden quedar en mayor o menor grado absorbidos en el conjunto de la nueva totalidad. Es decir, puede ser que algunos segmentos conserven cierta vida local o que sean absorbidos en al vida general. A esta capacidad de unirse o de compenetrarse de los distintos segmentos, Durkheim la llama coalescencia (propiedad de las cosas de unirse o fundirse) El mayor o menor grado de coalescencia tendrá, entonces también, un impacto significativo sobre las características del tipo. La morfología social debería ocuparse de desarrollar este campo. Durkheim solo llegó a estos enunciados. Medio Social Interno y Cambio Social Durkheim considera que “los hechos de la morfología social son de la misma naturaleza que los fenómenos fisiológicos”, y por lo tanto, se hace evidente la fuerte influencia de la ciencias naturales en su pensamiento, en concordancia con sus principios positivistas. En este contexto, la noción de medio social interno aparece como “el primer origen de todo proceso social de alguna importancia”. El medio social interno es “el conjunto determinado que a través de su reunión forman los elementos de toda índole que entren en la composición de una sociedad”. Distingue entre ellos, las cosas de las personas. Las cosas, representadas por lo material, pero también por las materializaciones de prácticas sociales anteriores (el derecho, las costumbres, etc.). Las personas son el “factor activo” de la sociedad. Luego, el origen de todo proceso social (su dinámica) deberá buscarse en la constitución del medio social interno. Distingue entre densidad material (infraestructura física de una sociedad) y densidad dinámica o moral (grado de cohesión social entre los segmentos integrantes de la sociedad). Las transformaciones en el medio interno social conducen a cambios en la sociedad, con independencia de las causas puntuales de esas transformaciones. Aunque no teoriza abiertamente el cambio social, referencia que la combinación /asociación de segmentos simples conduce a sociedades complejas. En esta formulación se está postulando una idea sobre cambio social. También tiene una concepción evolucionista del cambio social (idea de progreso de la Ilustración). El medio social interno es la sede de la causalidad y el cambio. Pero no necesariamente imponen un sello definitivo al presente. Esto es así porque, entre el pasado (y sus influencias) y lo actual se interpone el medio social interno que coloca condiciones concomitantes Es decir condiciones capaces de producir algo distinto de lo que viene del pasado. También señala que, los progresos de todo tipo realizados en cualquier momento histórico, abren posibilidades de nuevos progresos. Pero no los predeterminan. Solo son un punto de partida. Concluye que existe una tendencia interna que impulsa a la humanidad a “superarse” Esta “fuerza motriz” no es un hecho dado sino una mera postulación. De este modo advierte, que no tiene entidad la presunción que “las cosas seguirán un ritmo evolutivo en el mismo sentido que traen del pasado” Los sentimientos colectivos de la sociedad se simbolizan mediante rituales religiosos o seculares, representaciones sociales ligadas a los estados afectivos del grupo. Estos símbolos (bandera, himno nacional, canciones populares, tradiciones, creencias religiosas) cimentan la cohesión del grupo al estimular lo colectivo y quebrar la individualidad. Todas las sociedades sienten cada tanto la necesidad de reafirmar sus valores e ideas colectivos que le proporcionan sustento y unidad por medio de ceremonias que, aunque de carácter secular, no difieren por su naturaleza, de las religiosas De ese modo, visualiza la experiencia religiosa como una forma general de experiencia social. Los hechos sociales son externos al individuo en tanto todo individuo nace en una sociedad ya organizada, que afecta su personalidad, siendo el individuo un elemento más de la estructura. Los hechos de la vida social tienen vida propia, independiente de sus manifestaciones individuales; la sociedad es el sustrato de la moral colectiva; la sociedad regula la vida social por medio de esa moral, La moral en su dimensión de fuerza coercitiva social se impone a la supremacía individual, pues sólo la sociedad está en condiciones de desempeñar este papel moderador de las apetencias individuales de sus miembros. La coerción moral es un atributo de la sociedad, porque ella es el único poder moral superior al individuo, cuya superioridad éste acepta. La acción humana así percibida aparece como algo condicionado permanentemente por el entorno social y desde esta perspectiva no puede ser estudiada ni explicada por referencias a motivos individuales. En términos generales aún las categorías más internas de nuestro pensamiento se derivan y proceden de la experiencia social y sólo en sociedad podemos llegar a concebirlas. En “La división del trabajo en la sociedad” intenta describir y explicar algunos cambios estructurales que se estaban produciendo en la cultura de su tiempo, muchos de ellos aun derivados de significado oscuro de la revolución industrial iniciada casi un siglo antes. En ese texto introdujo el concepto de anomia, fenómeno producido por las etapas de cambio acelerado que consiste en una virtual quiebra de los comportamientos humanos tradicionales y reconocidos que, a su vez, produce un crecimiento considerable de la incertidumbre general. Unidad 5: Weber Realidad y Teoría Su posición epistemológica está alejada de la matriz cientificista newtoniana y de la de los filósofos de la Ilustración. Descree que en el campo social pueda postularse la existencia de una estructura unívoca de la realidad, regida por leyes que pueden ser descubiertas por la razón. Sostendrá que la realidad social se presenta con características de infinita. Mientras que el espíritu humano –la razón- es, por el contrario, finito. Esta posición implica negar los fundamentos del paradigma racional-iluminista. Tanto en Durkheim, como en parte de Marx, es posible encontrar teorías que postulan que la realidad es de una determinada manera y que los casos particulares deben explicarse con lineamientos contenidos en teorizaciones sustantivas generales. Weber se ubica en las antípodas (la razón tiene límites insuperables). Si la realidad es infinita y la mente humana finita, solo se puede comprender aquella a condición de recortarla y convertirla en limitada, ¿Con que criterio producir el recorte? : Sobre la base de los juicios de valor del investigador. Producido el recorte debe procederse con rigurosidad científica (precisión, sistematicidad, respeto empírico, consistencia lógica, etc.) Este recorte implica lo que denomina condicionalidad del saber. Luego, si se modifica el criterio del recorte, se modifica lo producido. Aunque es un historicista (los hechos de la vida social son únicos, irrepetibles, singulares) cree que la realidad social presenta regularidades y que estas son relevantes. Coincide con Marx y Durkheim en el papel determinante que juega la obligatoriedad humana de organizarse para proveer los recursos con los que atender sus necesidades. Pero sostiene que el hecho que regularidades de este tipo existan, no significa que exista una estructura unívoca de la realidad regida por leyes. Esto significa simplemente que un hecho se repite. Como son también, hechos repetidos la producción, la oferta, la demanda, etc. Así, ubica una teoría tipológica sobre la realidad social. No es una teoría sustantiva. No postula leyes fundamentales ni tiene pretensión explicativa. La teoría de la acción weberiana es una teoría tipológica desarrollada en términos de probabilidad y no de conexión causal. Luego, se produce la elaboración de conceptos-tipo, a partir de regularidades observables. Weber considera que no es posible teorizar sustantivamente sobre lo social. La teorización tipológica, no obstante, tiene cosas favorables para ofrecer: fija conceptos de manera unívoca, evita repeticiones de lenguaje, orienta búsquedas, señala cuál puede ser eventualmente el camino de una indagación sobre lo real, ayuda a ordenar el flujo de la información empírica, etc. Los componentes de este tipo de teorización son los tipos ideales, esto es, conceptos abstractos y en este sentido ideales en los que se fija algunos significados. No son la realidad sino construcciones nominales que posibilitan un acercamiento a ésta. Son por tanto un medio, un recurso para poner en marcha un proceso de conocimiento, no un fin en sí mismos. Las más importante de las regularidades observables, que considera significativa en el sentido de “merecedoras de ser conocidas” y por lo tanto motivo de recorte y de teorización tipológica es la acción social, al punto que la convierte en el objeto central de la sociología. La Acción Social Para Weber el objeto de la sociología es la acción social. Según su modo de ver, el inevitable desajuste entre, las necesidades humanas (físicas y espirituales) con unos recursos que siempre resultan escasos, torna ineludible la acción social. Este desacople es lo que convoca a la asociación entre los hombres, a la planificación y al trabajo, y a la lucha contra la naturaleza. Así, la acción social se presenta como un hecho repetido, cuyo motivo es la satisfacción de las necesidades. Acción es toda conducta a la que el o los actores enlazan un sentido sujetivo, por ejemplo, pescar por diversión. Mientras que acción social es una acción cuyo sentido está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo, por ejemplo, pescar para vender. En el segundo caso el sentido de la acción está ligado con el comportamiento de otros. El sentido, a su vez, puede ser entendido de dos maneras según cuál sea la clase de sujeto que se tome en consideración: Puede estar referido a un sujeto existente, históricamente dado, o a uno construido como promedio (aproximado) a una masa de casos. Puede referirse a actores construidos de modo típico ideal ubicados en un cuadro también definido por la misma vía. Conforme a la primera manera puede intentar caracterizarse, por ejemplo, el sentido de la acción de un candidato a presidente en campaña electoral. Asimismo, puede atribuírsele sentido, como promedio o de forma aproximadamente común, al voto de quienes deciden votar por él. Conforme a la segunda manera, puede imaginarse de modo estrictamente típico-ideal cuál es el sentido de la acción, por ejemplo, de los cuadros directivos de empresas transnacionales, en el marco de un sistema económico también definido de manera típico-ideal. Podría ser el caso de los directivos de grandes empresas en la época de la globalización. Luego, la acción siempre posee un sentido o motivo. Weber define el motivo como “la conexión de sentido que para el actor o el observador aparece como el fundamento significativo de una conducta.” La acción social, entonces, se orienta por las acciones de los otros. Por eso es social: tiene el accionar de los otros como referencia. Pero tiene también un fundamento motivacional, un sentido para el actor. Desde este último punto de vista, es decir, mirando desde el fundamento que da forma al sentido, acción y acción social son lo mismo. Con el objeto de favorecer el abordaje del análisis de la acción social, Weber ha construido cuatro tipos ideales. Racional con arreglo a fines Racional con arreglo a valores Afectiva Tradicional Reconoce que rara vez la acción social concreta, desarrollada por actores de carne y hueso, está fundada exclusivamente en alguno de estos tipos. Pero confía en que resulten útiles para ordenar el flujo caótico de los acontecimientos y para organizar una aproximación sistemática que favorezca su estudio. La acción social se presenta como una regularidad empírica, como un hecho repetido, cuyo motivo es la satisfacción de necesidades. Acción social con arreglo a fines: el individuo toma en cuenta las consecuencias de utilizar cierto medio para llegar a un fin. Si hay varios (medios), los pondera entre sí para evaluar el mejor y sus consecuencias. Ejemplo: la moda Acción racional con arreglo a valores: el ideal pasa por encima de todo, el fin es un valor en sí mismo. Es el caso de actuar por deber y honor, sin importar los medios y fines. Sin la referencia a ese valor, tal vez no podríamos encontrarle sentido. Acción afectiva: es la acción que se orienta por los estados sentimentales y las pasiones de una persona, amor, odio, venganza, etc. Con esta acción estamos ante el mínimo de racionalidad. Acción tradicional: es el proceder llevado a cabo por la costumbre y el hábito. Se la define como una oscura reacción a los estímulos habituales. No hay en ella una elección de medio a fin, si no que se rige por un patrón costumbrista. El actor no se interroga sobre la efectividad del medio. Ej.: Rituales La acción afectiva como la tradicional han sido las típicas en la historia, siendo la racional con arreglo a fines propia del mundo moderno. La acción social es la piedra fundamental de la teorización tipológica de Weber. Es un concepto base que se desdobla de diversas maneras. Un desdoblamiento importante es el que alcanza en el tipo llamado relación social. Es una forma de acción social, pero específica: alude a la conducta de varios que se toman recíprocamente en referencia. Luego, la relación social exige un mínimo de recíproca bilateralidad. También el concepto de relación social se desdobla en diversas direcciones. Es el sustrato de los conceptos de orden y validez que a su vez concurren a especificar el concepto de legitimidad. Es también el fundamento de los conceptos de sociedad, de comunidad y de asociación. Poder, Dominación y Estado Weber relaciona los distintos tipos ideales de acción social con los tipos de dominación y de administración del poder. Otorga un lugar destacado a estas cuestiones, lo que lleva implícito que dichos fenómenos sean considerados “merecedores de ser conocidos” Define al “poder” como la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. Y define a la “dominación” como la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas. Nos encontramos siempre dentro del terreno de la acción social y bajo la égida de clases de acción social del tipo relación social. En el caso del poder, lo menciona explícitamente; en el de la dominación es obvio que si hay un mandato y ocurre una obediencia hay comportamientos recíprocamente referidos. “El concepto de poder es sociológicamente amorfo”. De donde se desprende que entiende que, a los efectos de la sociología, el análisis del poder es menos relevante que el de al dominación. A su modo de ver, la del poder es una dimensión escasa en relieves y matices, sensiblemente menos rica que la de la dominación. Esta, en cambio, como tiende siempre contener “un mínimo de voluntad de obediencia, o sea, un interés en obedecer”, le parece una problemática mucho más significativa. Este mínimo de voluntad de obediencia remite a la problemática de la legitimidad, que está en el centro de la cuestión de la dominación. Weber no pierde de vista que la obediencia puede ser el resultado de diversos motivos: interés económico, costumbre, conveniencias de diverso origen, etc. Pero tampoco se le escapa que un grado de conformidad está regularmente presente en las relaciones de domino. En consecuencia, “ninguna dominación se contenta voluntariamente con tener como probabilidades de su persistencia solo motivos puramente materiales….." Todas procuran despertar y fomentar la creencia en su legitimidad “. Una dominación es legítima cuando tiende a ser aceptada y mantenida. Los motivos de esa aceptación pueden ser de distinta naturaleza; el elemento central y definitorio de los tipos ideales de dominación legítima es el fundamento sobre el que se basa su legitimidad. La legitimación es el motivo que explica por qué determinado número de personas obedece las órdenes de alguien, confiriéndole el poder. La aceptación justificada del poder es llamada legitimación. Así, la autoridad es legítima cuando es aceptada. Pero si la autoridad produce poder, entonces el poder conduce a la dominación. Dominación significa que la voluntad manifiesta del “dominador” influye la conducta de los otros, los “dominados”, de tal forma que el contenido de “la orden”, por sí misma, se transforma en norma de conducta (obediencia) para los subordinados. La dominación es entonces una relación de poder en la cual el gobernante (dominador) cree tener derecho de ejercer el poder, y el gobernado (dominado) considera que es su obligación obedecer. Debe entenderse por "dominación” la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos (o para toda clase de mandatos). No es, por tanto, toda especie de probabilidad de ejercer "poder" o "influjo" sobre otros hombres. En el caso concreto esta dominación ("autoridad"), en el sentido indicado, puede descansar en los más diversos motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son consideraciones puramente racionales con arreglo a fines. Un determinado mínimo de voluntad de obediencia, o sea de interés (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de autoridad. No toda dominación se sirve del medio económico. Tampoco tiene toda dominación fines económicos. Pero toda dominación sobre una pluralidad de hombres requiere de un modo normal, un cuadro administrativo; es decir, la probabilidad, de que se dará una actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones y mandatos concretos, por parte de un grupo de hombres cuya obediencia se espera. Este cuadro administrativo puede estar ligado a la obediencia de su señor (o señores) por la costumbre, de un modo puramente afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales (con arreglo a valores). La naturaleza de estos motivos determina en gran medida el tipo de dominación. Motivos puramente materiales y racionales con arreglo a fines como vínculo entre el imperante y su cuadro implican aquí, como en todas partes, una relación relativamente frágil. Por regla general se le añaden otros motivos: afectivos o racionales con arreglo a valores. En casos fuera de lo normal pueden éstos ser los decisivos. En lo cotidiano domina la costumbre y con ella intereses materiales, utilitarios, tanto en ésta como en cualquiera otra relación. Pero la costumbre y la situación de intereses, no menos que los motivos puramente afectivos y de valor (racionales con arreglo a valores), no pueden representar los fundamentos en que la dominación confía. Normalmente se les añade otro factor: la creencia en la legitimidad. Todos los tipos de dominación procuran despertar y fomentar la creencia en su "legitimidad". Por eso, parece adecuado distinguir las clases de dominación según sus pretensiones típicas de legitimidad. Para ello es conveniente partir de relaciones modernas y conocidas. Existen tres tipos puros de dominación legítima según el fundamento primario de su legitimidad: Racional /legal Tradicional Carismática De carácter racional-legal: que descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal). La obediencia es hacia las normas y no hacia las personas. Rige un orden impersonal con normas legalmente estatuidas. De carácter tradicional: la obediencia es hacia las persona del señor llamado por tradición a ejercer el mando. Su legitimidad descansa en la santidad de ordenaciones y poderes de mando heredados de tiempos lejanos, "desde tiempo inmemorial", creyéndose en ella en méritos de esa santidad. El señor o los señores están determinados en virtud de reglas tradicionalmente recibidas. El soberano no es un "superior", sino un señor personal, su cuadro administrativo no está constituido por "funcionarios" sino por "servidores", los dominados son "súbditos". Las relaciones del cuadro administrativo para con el soberano no se determinan por el deber objetivo del cargo, sino por la fidelidad personal del servidor. De carácter carismático: es de naturaleza específicamente extraordinaria y fuera de lo cotidiano. La obediencia es hacia el caudillo en el que se confía en mérito de la fe, la revelación, la heroicidad. Debe entenderse por "carisma" la cualidad, que pasa por extraordinaria de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas. El modo como habría de valorarse "objetivamente" la cualidad en cuestión, sea desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa del todo indiferente en lo que atañe a nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora "por los dominados" carismáticos, por los "adeptos". Prototipos carismáticos: Héroes, Profetas y Salvadores. Normalmente, entre el mandante y los que obedecen se interpone un cuadro administrativo, que obviamente está al servicio del mandatario. La dominación racional se vale de un aparato burocrático compuesto por funcionarios individuales que son personas libres que se deben exclusivamente a su cargo. Tienen una estructura administrativa con ordenamiento jerárquico, poseen competencias rigurosamente delimitadas, trabajan bajo contrato y perciben un sueldo en dinero. Hay una clara separación entre recursos administrativos y recursos propios. Existe vigilancia administrativa de sus actos. Para Weber, «la burocracia es la organización eficiente por excelencia», la organización llamada a resolver racional y eficientemente los problemas de la sociedad y, por extensión, de las empresas. La dominación tradicional puede desarrollarse con o sin cuadro administrativo. En caso de que sí exista cuadro administrativo, el mismo puede estar reclutado de modo tradicional o por la vía de un reclutamiento extrapatrimonial. En el primer caso, por parentesco (linaje), pertenencia al funcionariado doméstico, esclavitud, etc. En el segundo, por relaciones personales de confianza (favoritos) o por pacto de fidelidad (vasallaje) entre las formas más importantes. La dominación carismática presenta un cuadro administrativo errático o impreciso. El profeta reconoce discípulos, el señor de la guerra posee lugartenientes y el jefe en general suele tener un séquito, etc. No hay allí ni jerarquía, ni carrera, ni competencia alguna. Tampoco reglamento ni preceptos jurídicos abstractos. La dominación carismática es “específicamente irracional en el sentido de su extrañeza a toda regla”. En el plano de lo real, toda relación social en la que hay jefe o soberano implica una situación de dominación. Reconoce que es posible encontrar relaciones de dominio en diversos ámbitos: escuela, familia, ejército, partidos políticos, gobierno y empresa. Su interés personal se centra en el campo de la política en general. Prestó especial atención y convirtió en objeto “merecedor de ser conocido” al Estado. Señala que “el Estado es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado territorio –el concepto de territorio es esencial- reclama para sí (con éxito) el monopolio de la coacción física legítima”. Aquí destaca la cuestión de la coacción: la asociación política que se denomina Estado desempeña una serie muy diversa de actividades, al punto de que es difícil mencionar alguna tarea que no haya tomado alguna vez en sus manos. Es una relación de dominio de un grupo de individuos sobre otro grupo mayor, basando esa dominación en una coacción legitima. Explicita que es una asociación que involucra una relación de dominio, esto es una forma particular de dominación. El concepto de asociación implica el de orden. Luego se da por sentada la existencia de una estructura normativa. Esta dominación se basa en un ordenamiento legal, establecido y/o aceptado por los integrantes de la sociedad. Weber considera que en Occidente es el único lugar donde se desarrolló una idea de Estado racional, conjunción de derecho racional y burocracia profesional. Según su visión existen lazos estrechos entre el desarrollo del Estado moderno (racional) y el desarrollo del capitalismo El mundo conoció diferente tipos de organizaciones políticas (partidos) que aspiraban a obtener el poder, pero solo occidente pudo organizar esto desde una óptica racional. Esto quiere decir, que por más partidos políticos que existieran, sólo el mundo occidental conoció la representación de los habitantes de una sociedad a través de sus parlamentos. También logró la organización de la “dominación”, que significa la existencia de un Estado a través del establecimiento de la Constitución y de ella toda la normativa necesaria destinada a regular las relaciones de los habitantes de un país. Define a toda asociación política como una asociación de dominación que funciona en un ámbito geográfico determinado y cuya existencia y validez estén garantizadas por la amenaza y aplicación de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo. Para Weber, si bien la violencia no es el único medio a disposición del Estado, es su medio específico. Pero se trata de una violencia legalizada. En la dominación de tipo racional, la legalidad de la violencia como medio específico del Estado descansa en la existencia de un cuadro administrativo encargado de aplicar y controlar la normativa jurídica del aparato estatal. Para que esta asociación de dominación adquiera carácter institucional, debe ser un instituto político de acción continuada que haya logrado monopolizar dentro de un territorio geográfico delimitado la violencia física legítima como medio de dominación. La legitimidad del Estado moderno no se basa en los fines que persigue sino en que el gobierno representa al pueblo. Las características fundamentales del Estado racional moderno son tres: Poseer un orden jurídico y administrativo que sea acatado por todos los ciudadanos (nativos y extranjeros) Constituir una suprapotestad normativa que se impone a las potestades individuales (carácter monopólico del Estado) Ser un instituto racional con sentido de empresa continuada. Para Weber (en discrepancia con Marx) el capitalismo era un exponente de las tendencias hacia una progresiva racionalización económica. Consideró que la crítica marxista carecía de fundamento científico Las clases sociales y el conflicto de clases las consideró no solamente en términos económicos sino considerando factores ideológicos, culturales, de prestigios social, de poder político, etc. La autoridad y el poder político obedecen a una lógica que influye en lo económicos. Diferenció los ámbitos del poder político y el económico. Racionalidad y Racionalización El concepto de racionalidad es uno de los menos determinados de la teoría weberiana. En el terreno típico-ideal, la noción de racionalidad participa de la especificación de los distintos tipos de acción social. En la acción racional con arreglo a fines, la racionalidad consiste en la capacidad de adecuar medios, fines y consecuencias de la acción. En la acción racional con arreglo a valores, en orientar la conducta conforme a los dictados de un marco axiológico, sobre la base del cual se seleccionan tanto los fines como los medios. Esto significa que dicho marco impone límites a las posibilidades de elegir y que el actor está dispuesto a asumir las consecuencias de su modo de actuación valorativamente fundado. También en el plano típico-ideal, encara el análisis de dos formas de acción social en el plano económico. Así surgen dos modalidades de racionalidad que son las más reconocidas de su teorización Una es la racionalidad formal que tiene su centro en el cálculo. La otra es la racionalidad material fundada en exigencias éticas que moldean la acción, sean estas políticas, axiológicas, hedonistas, utilitarias o de cualquier clase. La gestión económica sobre la base de racionalidad formal corresponde a acción racional con arreglo a fines. La otra es acción racional con arreglo a valores. Ambas poseen solo un carácter heurístico (capacidad para producir conocimientos). También ofrece una postulación sustantiva (en el plano de lo real) acerca del desarrollo y arraigo de la racionalidad en Occidente. Denomina a este proceso como racionalización que puede ser definido como el largo proceso histórico por el que la sociedad occidental se había apartado de la cultura mágica y había llegado a ser dominada por el cálculo técnico. La racionalización occidental se manifiesta en diversos campos y de diversas maneras: las ciencias naturales, los estudios sociales y las ciencias jurídicas; el arte, el especialista científico como elemento dominante de la cultura; funcionarios estatales especializados y por sobre todo, un Estado como organización política con una constitución racionalmente establecida. En “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” se dedica a estudiar, precisamente, este proceso de racionalización. La hipótesis central del trabajo es que existe una relación determinada entre ciertos ideales religiosos y la formación de la mentalidad económica moderna. Más precisamente, trata de las conexiones entre capitalismo y ética racional del protestantismo. Pero no se trata de cualquier tipo de capitalismo, sino de uno en especial: el moderno, cuyas principales características son la organización racional capitalista del trabajo, y la idea de cálculo racional como adecuación de medios a fines Weber, sin desdeñar otras interpretaciones (notablemente la marxistas) quiso también investigar el trasfondo moral y valorativo del capitalismo. Para ello, de acuerdo con su método, tuvo que elaborar un conjunto de tipos ideales que eliminasen toda confusión terminológica y conceptual. Así, distinguió varios tipos de capitalismo. El político, el colonial, el pirático o de botín, el fiscal y el industrial, entre otros. De todos ellos, el que le interesa es el industrial, cuya peculiaridad consiste en que se basa en unas fuentes de trabajo formalmente libres (los obreros) y en fábricas fijas, cuyos propietarios operan por su cuenta y riesgo, produciendo para mercados competitivos y anónimos. Para Weber el capitalismo es parte de un proceso de racionalización, característico de la sociedad moderna occidental. Ese proceso, según él, fue acelerado y en gran parte puesto en marcha por la ética protestante. La teoría de Weber explica que un solo factor no produce un cambio social, sino que interviene un patrón acumulativo, al que llamó racionalización. Piensa que casi todas las sociedades del mundo se han gobernado principalmente por la tradición. Aunque de vez en cuando surge algún líder popular y carismático que hace que las cosas parezcan tomar otro rumbo, muy pronto la tradición se impone nuevamente en forma de nuevas ideas. La única excepción que encontró Weber al predominio de la tradición, fue el surgimiento de las sociedades occidentales modernas, como lo fue la Reforma Protestante Occidental. La característica más importante de los levantamientos de la Reforma Protestante Occidental, fue que aquí no se volvió al tradicionalismo. La tradición en Europa occidental se reemplaza por una perspectiva más racional sobre la vida, el gobierno y la economía, lo que hace que se distinga el curso del cambio social. Para Weber, “la racionalización es la causa de la modernidad y de todo cambio social”. Una de las cuestiones que lo preocupaba como consecuencia de la racionalización en curso en Occidente era la burocratización. Le temía a las consecuencias de uniformidad y autoritarismo que podían derivarse de la burocracia estatal. En “Economía y Sociedad” desmenuzó la problemática articulación en los estados modernos entre dirección política y burocracia. Prefería la primacía de la política sobre las decisiones y no que estas se amparasen en la “presunta” sacrosantidad del saber. Luego, “una cosa es la política y otra la ciencia” La política puede valerse de las herramientas que le acerque la ciencia, pero el conocimiento no puede ocupar el lugar que le corresponde a los juicios de valor En el límite, la ciencia no puede decirle a la política que debe elegir. Del mismo modo la política no puede decirle a la ciencia qué y como debe trabajar. Desconfiaba de las proyecciones políticas de la burocracia proveniente del campo del saber. Luego, prefería que las decisiones fundadas en juicio de valor, fueran tomadas por los políticos.