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34 Técnicas anestésicas loco-regionales en cirugía del cristalino Javier Mendicute, Aritz Bidaguren, Beatriz Unceta-Barrenechea INTRODUCCIÓN La generalización de la facoemulsificación como técnica de elección en cirugía del cristalino y de la anestesia tópica como técnica anestésica habitual han reducido la necesidad de anestesias aquinéticas. Además, la técnica quirúrgica ha evolucionado siendo tal vez hoy más necesaria la analgesia que la aquinesia. No obstante, existen situaciones circunstancias que pueden requerir otros métodos anestésicos que conlleven un bloqueo completo o la aquinesia del globo ocular. Por circunstancias propias del paciente (personalidad, deficiencias mentales, intolerancia al dolor, entre otras) o de las condiciones del ojo (patología asociada del segmento anterior, cristalinos luxados, necesidad de procedimientos combinados, y otros). En general, los factores relacionados con el ámbito del paciente pueden precisar, siempre que sea posible, recurrir a la anestesia general; por el contrario, las circunstancias propias del ojo pueden ser resueltas con técnicas de anestesia loco-regional. Por todo ello, el conocimiento de las técnicas de anestesia loco-regional, que revisamos en este capítulo, es imprescindible para cualquier cirujano de segmento anterior, independientemente de que tales técnicas puedan ser practicadas por oftalmólogos o por anestesiólogos. Para todos será necesario conocer la anatomía del ojo y de sus anejos y la farmacología de los anestésicos locales utilizados en tales técnicas. hacia el centro de la cavidad craneal (Fig. 1.1). Su pared lateral forma un ángulo de 45º con la pared medial, que se dispone sagitalmente; de esta forma, las paredes laterales de ambas órbitas forman, entre ellas, un ángulo próximo a 90º (Fig. 1.2). Las relaciones de volumen entre la órbita y el globo presentan variaciones individuales en función de la morfología facial y del tamaño del globo que, en general, suele relacionarse con la situación refractiva del mismo (grande en miopes, normal en emétropes y pequeño en hipermétropes). El globo ocular se encuentra ligeramente desplazado superiormente (Fig. 1.3) dentro de la cavidad orbitaria y su ecuador queda ligeramente por delante del reborde orbitario lateral (Fig. 1.4). Con fines didácticos, las técnicas anestésicas loco-regionales son mejor entendidas si dividimos la órbita antero-posteriormente en tres espacios1: 1) Orbita anterior; 2) Orbita media; y 3) Orbita posterior. El compartimento anterior, que incluye la zona preseptal y la posterior próxima al septum orbitario, estará formado por tejido conectivo denso con fibras elásticas, músculos y algunos espacios adiposos. El compartimento medio, desde el final del anterior hasta un plano imaginario situado a unos 10 mm detrás del polo posterior del globo ocular, estará ocupado principalmente por músculos, tejido adiposo e incluirá al nervio óptico. Por último, el compartimento posterior que incluye el origen, en el ápex orbitario, de los músculos, tejido conectivo y es también donde arterias, venas y nervios se encuentran relativamente agrupados. ANATOMÍA Inervación motora La órbita es una estructura anatómica única en cuanto a las interrelaciones que se establecen entre sus paredes óseas, los vasos sanguíneos, los nervios y el globo ocular propiamente dicho. Además, las variaciones en cuanto a morfología, tamaño, profundidad y relaciones entre órbita y globo ocular pueden condicionar modificaciones en las técnicas que se describirán para adaptarlas a las circunstancias propias de un determinado paciente. Por lo mencionado, no solo es necesario conocer la anatomía del ojo y de sus anejos sino también conocer las relaciones espaciales que pueden establecerse en un paciente concreto. Los nervios motores de los músculos extra-oculares penetran en los músculos a 1-1,5 cm del ápex orbitario; para los 4 músculos rectos, la inervación motora (III, VI) se localiza en la zona intracónica de la órbita. El nervio troclear (IV) penetra el músculo oblicuo superior en su recorrido orbitario; éste es el motivo por el que las inyecciones intracónicas de anestésico pueden no bloquear la actividad motora del músculo oblicuo mayor1,2. Por el contrario, el nervio motor del músculo oblicuo inferior presenta un largo recorrido intracónico e infraorbitario discurriendo próximo al borde temporal del músculo recto inferior antes de penetrar en el mencionado músculo: por tal motivo, este músculo es rápidamente bloqueado en inyecciones intracónicas de anestésicos1,2. Para lograr una correcta aquinesia de los músculos extraoculares, los nervios motores deberían ser abordados en su recorrido intracónico, próximo al ápex orbitario. Órbita La órbita presenta una conformación piramidal con base cuadrangular en su extremo externo y con su vértice orientado 443 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: CUIDADOS INTRAOPERATORIOS Fig. 1. Anatomía orbitaria. Diferentes representaciones de la órbita. 1.1. Visión frontal. Sobre una visión anterior de la órbita puede observarse el aspecto piramidal, con base cuadrangular anterior, que presenta. 1.2. Representación esquemática de la relación entre paredes orbitarias. Se observa el ángulo de 45° entre las paredes medial y lateral y el de 90° entre las laterales de ambas órbitas. 1.3. Globo ocular en relación con la órbita. El globo queda localizado superiormente en relación con el centro de la órbita. 1.4. Visión lateral. El ecuador del globo se encuentra delante del reborde lateral orbitario. Inervación sensorial Las primeras dos ramas del V nervio craneal (nervio trigémino) proporcionan la sensibilidad al globo ocular, a la órbita y a los anejos oculares. 444 Los nervios frontal, nasociliar y lagrimal (Fig. 2.1 y 2.2) derivan directamente de la primera división del nervio trigémino y se introducen en la órbita a través de la fisura supraorbitaria. El nervio frontal se divide a su vez en nervio supraorbitario y nervio supratroclear2 (Fig. 2.2). Introduciendo una aguja 34. TÉCNICAS ANESTÉSICAS LOCO-REGIONALES EN CIRUGÍA DEL CRISTALINO Fig. 2. Inervación sensorial de la región orbitaria. Pueden observarse en diferentes secciones los nervios sensoriales más relevantes de la región orbitaria. 2.1. Visión frontal. Se representan las áreas sensoriales así como los nervios responsables de la sensibilidad de las mismas. 2.2. Esquema de los nervios sensoriales. En una visión superior se identifican los diferentes nervios así como sus relaciones anatómicas con el globo ocular y el nervio óptico. por la pared medial de la órbita e inyectando anestésico podremos anestesiar el área inervada por el nervio supratroclear1. El nervio supraorbitario (Fig. 2.1) emerge a nivel de la escotadura supraorbitaria por lo que podremos bloquearlo inyectando anestésico a ese nivel1. El nervio nasociliar (Fig. 2) se divide en nervios etmoidales anterior y posterior y el nervio infratroclear. Inyectando anestésico en un punto, justamente superior al canto medial y unos milímetros en dirección posterior, pegado a la pared interna de la órbita, bloquearemos toda esta región1. La rama maxilar o segunda división del nervio trigémino se introduce en la órbita a través de la fisura infraorbitaria. Este nervio, que proporciona sensibilidad al párpado inferior y al canto interno, se puede bloquear a su entrada en el canal infraorbitario con una inyección a nivel del suelo de la órbita a unos pocos milímetros del reborde orbitario inferior1. La inervación sensorial del globo, la córnea y la conjuntiva perilímbica atraviesa la órbita media y puede ser fácilmente bloqueada tanto por inyecciones retro y peribulbares como por subtenonianas. Sin embargo, la inervación de la conjuntiva que depende de los nervios lagrimal, frontal e infraorbitario, al no atravesar la órbita media, sólo podrá ser asegurada por inyecciones de anestésico en la órbita anterior. Tabla I. Zonas básicas de seguridad para técnicas anestésicas loco-regionales 1. 2. 3. 4. 5. Zona infero-temporal Zona supero-temporal Zona supero-nasal Zona infero-nasal Zona cantal medial Recordaremos que debido a la organización anatómica que presentan tanto los nervios motores, intracónicos en órbita posterior, como sensoriales, extracónicos en órbita media, el bloqueo sensorial se logra con mucha más facilidad que el bloqueo motor. En general, cuando se logra un bloqueo motor completo, el bloqueo sensorial y de la inervación autónoma del globo están asegurados1,2. Anatomía aplicada a técnicas de anestesia loco-regional Conociendo las relaciones entre referencias anatómicas y estructuras vasculares y nerviosas de interés será posible aplicar las técnicas más adecuadas para cada situación minimizando el riesgo de complicaciones indeseables. Estas complicaciones pueden ser desde banales (hematoma de repercusión únicamente estética) hasta potencialmente graves (analgesia o aquinesia insuficientes), graves (perforación del globo ocular o lesión del nervio óptico) o muy graves (complicaciones neurológicas centrales). Se acepta que existen cinco zonas básicas de seguridad1,2 (Tabla I) para abordar (Fig. 3) tanto la órbita media como la órbita posterior. La seguridad de tales zonas viene condicionada por estar relativamente libres de estructuras vasculares, nervios y músculos y ocupadas por compartimentos de tejido adiposo en los que las agujas penetran con facilidad. Destacaremos las características propias de estas zonas básicas1,2: 1. Zona infero-temporal Tal vez sea el abordaje más utilizado; a través de esta zona es fácil llegar al espacio intracónico y superada la órbi445 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: CUIDADOS INTRAOPERATORIOS clear del oblicuo mayor, así como la arteria etmoidal anterior y la vena oftálmica medial superior. Sin embargo, los anestésicos inyectados en esta zona bloquean los nervios frontal y supratroclear y proporcionan anestesia conjuntival y palpebral así como aquinesia del elevador y de los músculos recto superior, oblicuo mayor y recto interno. Aunque ha sido comunicado que la inyección de anestésicos en esta localización puede lograr una anestesia y aquinesia total de párpados y estructuras orbitarias, para lograrlo son precisos grandes volúmenes de anestésico: por ello, por el riesgo de daño sobre las estructuras adyacentes y por el posible efecto miotóxico de los anestésicos, hoy en día es una vía de abordaje casi abandonada. 4. Zona infero-nasal Fig. 3. Zonas básicas de seguridad. Se acepta que las zonas representadas en este dibujo son las zonas más seguras para abordar el espacio intraorbitario con técnicas de anestesia loco-regional. Se detallan las zonas de abordaje infero-temporal (1), supero-temporal (2), supero-nasal (3), infero-nasal (4) y cantal-medial (5). ta anterior apenas existen resistencias para alcanzar tanto la órbita media como la órbita posterior. A través de esta posición, la inyección de anestésico en la órbita anterior logrará el bloqueo de las fibras motoras del orbicular del VII par y de las fibras sensoriales de la región infero-lateral de los párpados así como de la conjuntiva bulbar y palpebral. También desde esta posición es sencillo reorientar la aguja para lograr una anestesia peribulbar o retrobulbar, al no existir límites anatómicos netos que superar. 2. Zona supero-temporal Para alcanzar la órbita media es necesario atravesar el septum existente entre los músculos rectos lateral y superior y superarlo puede ofrecer cierta resistencia. En esta localización se recomienda no penetrar más de 10-15 mm. En abordajes más profundos, desde esta zona, existe riesgo de dañar la vena orbitaria superior y de perforar tanto la duramadre como el seno cavernoso. Con este abordaje se logra acceder fácilmente a los nervios lagrimal y frontal, logrando anestesia conjuntival, así como de las fibras motoras del orbicular del párpado superior; sin embargo, no se logra bloquear ni las fibras motoras del orbicular del párpado inferior ni las sensoriales de la conjuntiva y del párpado inferior. 3. Zona supero-nasal Esta zona es poco segura para bloqueos loco-regionales y relativamente peligrosa pues puede dañar el complejo tro446 La órbita puede ser abordada tanto transpalpebral como transconjuntivalmente con una aguja ligeramente angulada (10º) inferiormente. La nariz puede ser un impedimento anatómico contundente como para dificultar el correcto posicionamiento de la aguja y existe riesgo de dañar la arteria palpebral, la vena angular y el oblicuo inferior. 5. Zona cantal medial A través de esta zona es posible alcanzar la órbita transconjuntivalmente evitando tanto el riesgo de sangrado como las desviaciones de la dirección de la aguja que pueden producirse con un abordaje transcutáneo. El abordaje intracónico es relativamente sencillo pero es necesario prestar atención a evitar el daño del recto medio; para ello se recomienda utilizar agujas relativamente cortas, de menos de 15 mm, orientándolas inicialmente hacia la cresta del hueso lagrimal para retroceder 2 mm y discurrir paralelos a la pared orbitaria medial evitando, siempre, el desplazamiento temporal en el recorrido de la aguja que pudiera dañar el recto medio. La inyección superficial en esta zona es eficaz para el bloqueo motor del orbicular, tanto del párpado superior como del inferior, y para la anestesia sensorial de la conjuntiva bulbar y palpebral medial. FARMACOLOGÍA BÁSICA DE ANESTÉSICOS Los anestésicos actúan produciendo una pérdida de sensibilidad en la zona de administración bien por inhibición de la excitación en las terminaciones nerviosas o por bloqueo en la conducción en los nervios periféricos. Se aceptan diferentes teorías sobre la forma en la que se produce su efecto; entre las más aceptadas2: 1. Los anestésicos locales provocan una alteración a nivel de las membranas celulares con colapso parcial de los canales iónicos evitando el intercambio iónico. 34. TÉCNICAS ANESTÉSICAS LOCO-REGIONALES EN CIRUGÍA DEL CRISTALINO 2. Los anestésicos bloquean receptores específicos evitando la apertura de los canales del sodio. En cualquier caso, se produce un bloqueo en la conducción nerviosa. Las sustancias con actividad anestésica local suelen ser clasificadas según diferentes criterios2: 1. Según su composición química, aspecto relacionado con su metabolismo, estabilidad de la solución y alergenicidad. Así, es posible clasificarlos en: 1) Aminoésteres (procaína, clorprocaína, tetracaína); y 2) Amino-amidas (lidocaína, mepivacaína, bupivacaína). 2. En base a su potencia y duración de acción, aspecto relacionado con sus usos clínicos. Desde este punto de vista, se diferencian: 1) Anestésicos de baja potencia, corta duración (procaína, cloroprocaína); 2) Anestésicos de baja potencia y duración intermedias (lidocaína, mepivacaína); y 3) Anestésicos de alta potencia y larga duración (bupivacaína, etidocaína, ropivacaína, tetracaína). Los fármacos de mayor uso en anestesia para cirugía de cristalino, así comos sus características y concentraciones de mayor uso clínico2, quedan recogidos en la Tabla II. Tabla II. Anestésicos de uso habitual en cirugía de cristalino Fármaco Lidocaína Mepivacaína Bupivacaína Procaína Tetracaína Concentración (%) Inicio Duración (horas) pH 0,5-5 0,5-4 0,25-0,75 1-10 0,5-2 Rápido Rápido Lento Moderado Rápido 1-2 1,5-3 2-4 0,5-1 0,5-1 6,5 4,5 4,6 5-6,5 4,5-6,5 mente) obligaban a intentar aquinesias no sólo de los músculos extraoculares sino también de la musculatura palpebral. Los bloqueos tradicionales para la aquinesia palpebral (Tabla III) han sido descritos, entre otros, por Van Lint3, Atkinson4 y O’Brien5,6. Tales técnicas pretenden bloquear la actividad del nervio facial actuando a diferentes niveles dentro de su trayectoria anatómica. Actualmente es excepcional tener que recurrir a ellas. Bloqueo de Van Lint BLOQUEOS LOCO-REGIONALES PALPEBRALES Clásicamente ha habido varios métodos que han sido utilizados como técnica anestésica en cirugía de catarata. En épocas aún no lejanas, el tamaño de las incisiones y las técnicas utilizadas (intracapsular y extracapsular, fundamental- Van Lint3 fue el primero en describir un tipo de bloqueo con anestesia local para la cirugía de cataratas. Dicho bloqueo, conocido como bloqueo de Van Lint, consiste en realizar un pequeño ojal en la piel a nivel del canto externo e insertar una aguja a lo largo del reborde inferotemporal de la órbita y posteriormente por el reborde superotemporal (Fig. 4.1) inyectando Fig. 4. Técnicas de bloqueo loco-regional para aquinesia palpebral. Entre las múltiples técnicas, se muestran las más conocidas. 4.1. Técnica de Van Lint. La aguja se posiciona a lo largo del reborde inferotemporal de la órbita y, posteriormente, por el reborde superotemporal. 4.2. Técnica de O´Brien. El anestésico se inyecta sobre el cóndilo mandibular por delante del trago. 447 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: CUIDADOS INTRAOPERATORIOS una cantidad variable de anestésico a medida que se procede a la retirada de la aguja. La posterior aplicación de presión en el área ayudará a la mejor difusión del anestésico. El principal y más frecuente efecto secundario de este tipo de bloqueo es el edema palpebral7. Bloqueo de Atkinson El bloqueo de Atkinson4 consiste en bloquear el nervio facial en un punto intermedio entre su origen a nivel del agujero estilomastoideo y el músculo orbicular. Para ello se introduce una aguja a través de un ojal a nivel del borde inferior del zigomático bajo el canto orbitario externo; la aguja se dirige a lo largo del reborde inferior del zigomático para posteriormente dirigirla en sentido superior a través del arco zigomático en dirección hacia el borde superior de la oreja8,9. El principal riesgo en este tipo de bloqueo consiste en la perforación de los vasos temporales superficiales pudiendo dar lugar a una hemorragia9. describió un nuevo bloqueo. Inyectando la aguja al mismo nivel (cóndilo mandibular), propone alcanzar el nervio facial antes de su ramificación. Para ello, se sujeta el reborde posterior de la mandíbula y se inyecta la aguja en el punto inmediatamente anterior al dedo más alto. A este nivel y tras contactar el hueso con la aguja se inyectan 5 ml de anestésico. De este modo deberíamos conseguir una paresia completa del nervio facial en menos de 1 minuto. Bloqueo de Nadbath Este bloqueo11 pretende anestesiar el tronco del nervio facial a su salida del agujero estilomastoideo y antes de que éste atraviese la glándula parótida. De todos los bloqueos utilizados para lograr la aquinesia palpebral, éste parece ser el asociado con el mayor número de complicaciones2,11: disfagia, espasmo laríngeo y alteraciones respiratorias por posible compromiso de los pares craneales ipsilaterales IX, X y XI. BLOQUEOS LOCO-REGIONALES OCULARES Bloqueo de O’Brien El bloqueo de O’Brien5,6 consiste en paralizar el músculo orbicular anestesiando las ramas anterior e inferior del nervio facial. Este bloqueo se consigue mediante la inyección de 2 ml de anestésico sobre el cóndilo mandibular por delante del trago (Fig. 4.2). Esta localización es fácilmente reconocible pidiendo al paciente abrir y cerrar la boca. El principal inconveniente de este tipo de bloqueo deriva de la localización variable del nervio facial que puede dar lugar a un grado de aquinesia diferente de unos casos a otros. Por ello, al bloqueo clásico de O’Brien se han adaptado modificaciones; estas consisten en una inyección de anestesia subcutánea a lo largo de la rama posterior del hueso mandibular y una segunda inyección de anestesia superficial a lo largo del arco zigomático7. Bloqueo de Spaeth En un intento de evitar las complicaciones derivadas del bloqueo clásico de O’Brien, (aquinesia incompleta), Spaeth10 En este apartado se revisan las técnicas de anestesia retrobulbar, peribulbar y subtenoniana, tal y como las entendemos y practicamos hoy cuando necesitamos recurrir a tales técnicas. Anestesia retrobulbar El objetivo de la anestesia retrobulbar es conseguir una aquinesia completa del globo ocular bloqueando los nervios craneales III, IV y VI así como la anestesia de córnea, conjuntiva y úvea por bloqueo de los nervios ciliares. Tal técnica consiste en la inyección de un anestésico local en el cono muscular, a nivel del ápex orbitario, provocando un bloqueo intraconal completo. Descrita por Knapp12, en 1884, su principal desarrollo vino con la aparición de nuevos agentes anestésicos, como la procaína, hacia 193013. Tanto sus ventajas como inconvenientes (Tabla IV) han sido profusamente recogidos en la literatura1,2,13,14. Tabla IV. Ventajas e inconvenientes de la anestesia retrobulbar Ventajas 1. Alta efectividad 2. Menor volumen anestésico que con anestesia peribulbar 3. Consigue una aquinesia casi completa 448 Inconvenientes 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Riesgo de complicaciones Recuperación visual más lenta Aumento transitorio de la presión intraocular Ptosis temporal o permanente Diplopía temporal o permanente Necesidad de suspender anticoagulantes Necesidad de oclusión del ojo intervenido 34. TÉCNICAS ANESTÉSICAS LOCO-REGIONALES EN CIRUGÍA DEL CRISTALINO 1. Técnica Destacaremos los pasos más relevantes del procedimiento: 1. Se instruye al paciente, que se encuentra tumbado, para que dirija su mirada al frente. Algunos autores han demostrado que el riesgo de lesionar el nervio óptico es menor en esta posición15 que en la posición clásica de Atkinson16, mirando hacia arriba y hacia dentro del ojo a ser anestesiado. 2. Se introduce una aguja de anestesia retrobulbar (máxima longitud de 35 mm y 27 G de calibre) a través del párpado inferior a un nivel situado entre los músculos recto inferior y recto externo que se corresponde aproximadamente con un punto (Fig. 5) situado entre el tercio externo y los dos tercios internos del reborde orbitario inferior. Una variante de esta técnica es, evitando el abordaje transpalpebral, la siguiente: con el paciente mirando hacia arriba, se retrae el párpado inferior, se introduce la aguja a través del fondo de saco conjuntival y se continúa del mismo modo descrito anteriormente. El bisel de la aguja debe estar dirigido hacia el ojo para reducir el riesgo de perforación durante el procedimiento. 3. Un vez la aguja alcanza el septo orbitario y hemos pasado el ecuador del ojo, la aguja se dirige hacia arriba, en dirección al ápex orbitario (Fig. 5). 4. El septo orbitario y el septo muscular ofrecen una barrera apreciable para el cirujano, lo cual le permitirá re- conocer el espacio anatómico que atraviesa en cada momento. Las agujas más romas permitirán apreciar mejor esta resistencia y son las ideales al inicio de la curva de aprendizaje. 5. Una vez nos hallemos en el ápex orbitario, se aspira por la aguja para cerciorarnos de que no hemos perforado ningún vaso e introducimos el anestésico local (de 3 a 5 ml) en el ápex. 6. Una vez retirada la aguja, maniobra en cuyo recorrido podemos seguir inyectando pequeños volúmenes de anestésico, ejercemos presión sobre el globo mediante un Balón de Honan, bolsa de mercurio o perdigones u otros utensilios descritos para este propósito, durante 5-10 minutos. Esto nos permitirá lograr una mayor hipotonía ocular y que el anestésico difunda. 7. Una vez retirada la presión externa comprobamos que el párpado no se encuentra a tensión y que la aquinesia es casi completa. El globo no suele encontrarse completamente paralizado ya que puede haber algo de movilidad debido a que el músculo oblicuo inferior no tiene su origen en el anillo de Zinn y por lo tanto no resulta bloqueado como consecuencia de la anestesia retrobulbar. 2. Complicaciones A pesar de la seguridad que ofrece la anestesia retrobulbar, existe la posibilidad de que haya complicaciones y secue- Fig. 5. Técnica de anestesia retrobulbar. Se presentan un plano frontal y un plano lateral de la técnica. La entrada ideal se localiza en la zona inferotemporal, sobre el pliegue cutáneo correspondiente al reborde inferior orbitario, y en un punto entre el tercio externo y los dos tercios internos de tal reborde. Superado el ecuador del globo ocular, la punta de la aguja debe inclinarse 20-30°, superior e internamente respecto al plano orbitario, y ser dirigida así al ápex orbitario. 449 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: CUIDADOS INTRAOPERATORIOS las derivadas de este tipo de anestesia. Entre las más relevantes, destacaríamos: 1. Hemorragia retrobulbar. Es una complicación infrecuente. Puede ser arterial o venosa en su origen y su incidencia en una serie de 12.500 casos fue del 0,44%17. Se recomienda el uso de agujas de menor calibre debido a que el riesgo de sangrado descontrolado es mayor cuando la perforación de un vaso ha sido con agujas de calibre superior18. Suele iniciarse con una proptosis progresiva que puede incluso manifestarse con una hemorragia subconjuntival en los casos en los que la hemorragia se extiende anteriormente. El sangrado en un compartimiento cerrado, como es la órbita, genera un incremento de la presión autolimitando el propio sangrado. Sin embargo, y debido al incremento de la presión generada por la hemorragia, se precisa que la intervención se posponga al menos 2-3 días, momento en el que, generalmente, puede realizarse sin ningún inconveniente. 2. Incremento de presión intraocular. Puede producirse: 1) Bien por hemorragia retrobulbar; ó 2) Por entrada del anestésico en el espacio subtenoniano. Generalmente suele ser suficiente, para su control, aplicar presión local y demorar la cirugía 10 ó 15 minutos. 3. Lesión del nervio óptico, atrofia óptica y ceguera19. Puede producirse por los siguientes mecanismos: 1) Lesión directa del nervio óptico con la aguja; 2) Por daño sobre las arterias que lo nutren; 3) Por inyección de anestésico en el canal óptico dando lugar a un cuadro de isquemia por compresión. En estos graves casos, si son precozmente diagnosticados, la descompresión del canal óptico puede mejorar el pronóstico18,20,21. 4. Perforación ocular (principalmente en miopes altos y pacientes con adelgazamiento escleral). La incidencia de perforaciones por anestesia retrobulbar es de 1/1000 inyecciones retrobulbares, mientras que en miopes la incidencia puede alcanzar 1/140 inyecciones retrobulbares22. Por ello, se recomienda una correcta medición de la longitud axial, prestar especial atención a las características propias de todos los ojos y optar por técnicas de anestesia peribulbar, u otras, en caso de miopías axiales. 5. Alteraciones del sistema nervioso central. Puede producirse por anestesia del tronco cerebral produciéndose apnea, amaurosis contra-lateral, parálisis musculares contra-laterales, convulsiones e incluso parada cardiaca23. Se ha descrito tal complicación hasta en 1/500 anestesias retrobulbares24. Por ello, la monitorización de las constantes, el control de la saturación de oxígeno y la disponibilidad de equipos de reanimación cardiopulmonar son requisitos para realizar una anestesia bajo las máximas condiciones de seguridad24,25. Anestesia peribulbar La anestesia peribulbar, introducida por Kelman en los años setenta y descrita por Davis y Mandel26 en el año 1986, representa una técnica más segura que la anestesia retrobulbar y es de elección en miopías axiales y en pacientes con bandas de cerclaje por desprendimientos de retina previos. Su fundamento se basa en la ausencia de barreras cerradas entre los compartimentos intra y extraconales; se espera que un anestésico inyectado en suficiente volumen y en un único cuadrante de la órbita pueda difundir a toda ella. Este procedimiento nos permite, además, una adecuada anestesia del músculo orbicular sin necesidad de realizar un bloqueo del nervio facial. Desde la descripción de la técnica se ha pretendido enfrentarla con la técnica de anestesia retrobulbar. Entendemos que pueden ser técnicas complementarias, cada una con sus indicaciones y contraindicaciones. Sin embargo, en la práctica, la anestesia retrobulbar está siendo sustituida progresivamente por la peribulbar. La técnica peribulbar también tiene sus propias ventajas en inconvenientes (Tabla V). Entre las ventajas destacaríamos su mayor seguridad, ya que al ser la aguja de menor longitud se reduce el riesgo de dañar el nervio óptico o de perforar el globo ocular aunque tales complicaciones también han sido recogidas en la literatura27,28. Entre sus inconvenientes se ha llamado la atención sobre el mayor retraso en lograr la analgesia y la aquinesia por la lenta difusión del anestésico, que puede tardar entre 12 y 25 minutos26,29 y el requerir mayores volúmenes de anestésico30. 1. Técnica También en esta técnica describiremos los pasos más relevantes: Tabla V. Ventajas e inconvenientes de la anestesia peribulbar Ventajas 1. 2. 3. 4. 5. Alta seguridad Menor dolor a la inyección Menor dolor en el postoperatorio Reduce el riesgo de lesión del nervio óptico Curva de aprendizaje sencilla 450 Inconvenientes 1. 2. 3. 4. Lenta difusión del anestésico Requiere mayor volumen anestésico Mayor riesgo de equimosis periorbitaria Mayor riesgo de quemosis conjuntival 34. TÉCNICAS ANESTÉSICAS LOCO-REGIONALES EN CIRUGÍA DEL CRISTALINO Fig. 6. Técnica de anestesia peribulbar. Se presentan un plano frontal y un plano lateral de la técnica. La entrada ideal debe localizarse en la zona infero-temporal, sobre el pliegue cutáneo correspondiente al reborde inferior orbitario, y en un punto entre el tercio externo y los dos tercios internos de tal reborde; puede completarse con otra inyección con entrada en la zona supero-temporal. Respecto a la trayectoria, con la aguja en la zona inferotemporal, superado el ecuador del globo ocular, la punta de la aguja debe inclinarse 20°, superiormente, y 10° hacia dentro; con la aguja en la zona supero-temporal, una vez superado el ecuador, se reorienta inferiormente en unos 10°. Se instruye al paciente, que se encuentra tumbado, para que dirija su mirada al frente. La vía de elección es la percutánea aunque puede hacerse por vía transconjuntival. Se introduce una aguja de anestesia peribulbar (máximo de 25 mm de longitud y 27 G de calibre) a través del párpado inferior en un punto (Fig. 6) situado entre el tercio externo y los dos tercios internos del reborde orbitario inferior. La aguja se desplaza posteriormente en el plano sagital hasta superar el ecuador del globo ocular (es útil mantener la referencia y la relación entre longitud de la aguja y longitud axial del ojo). Superado el plano del ecuador del ojo, se angula la aguja en unos 20º, superiormente, y 10º, nasalmente, avanzando otros 5-10 mm. A este nivel, una vez realizada la prueba de aspiración para comprobar que no nos encontramos en un vaso sanguíneo, se inyectan de 1 a 5 ml de anestésico local dependiendo del efecto que se busque. Se repite el mismo procedimiento en el párpado superior introduciendo la aguja a la altura del agujero supraorbitario, aproximadamente entre el tercio medial y los dos tercios temporales del reborde orbitario superior (Fig. 6). Una vía alternativa a la inyección superior es la realizada a través de la cara medial de la carúncula, en un abordaje a través de zona cantal medial (Fig. 3). En este caso, se recomienda utilizar una aguja más corta (16-20 mm) y fina (27-30 G). 2. Complicaciones Aunque las complicaciones potenciales pueden ser las mismas que las observadas con anestesia retrobulbar, su incidencia es baja. Probablemente, la posibilidad de dañar el nervio óptico o perforar el globo ocular son complicaciones excepcionales con este tipo de técnicas. Entre las complicaciones más frecuentes, destacaríamos: 1. Retraso en conseguir el bloqueo adecuado. Debe producirse difusión del anestésico para lograr el efecto deseado y éste puede demorarse en el tiempo en función del tipo de anestésico utilizado, del volumen inyectado y de las características propias de los tejidos de la cavidad orbitaria. 2. Hemorragia peribulbar. Menos frecuente que con la anestesia retrobulbar. De producirse, es extraconal en general y por ello no se encuentra compartimentalizada, siendo menos probable que pueda comprometer la circulación a nivel del nervio óptico. 3. Hipertensión ocular. Es posible que pueda observarse en relación con la utilización de mayores volúmenes de anestesia en cavidad orbitaria o con el desarrollo de hemorragias a dicho nivel; no obstante, tanto el anestésico como la sangre presentan mayor espacio para la difusión y, por ello, el riesgo de desarrollar hipertensión ocular parece más controlado. 451 IV. CIRUGÍA DE LA CATARATA: CUIDADOS INTRAOPERATORIOS Tabla VI. Ventajas e inconvenientes de la anestesia subtenoniana Ventajas 1. 2. 3. 4. 5. Alta seguridad Técnicamente sencilla Menos dolorosa que retro o peribulbar Rápido efecto Puede repetirse intraoperatoriamente 4. La quemosis conjuntival sí que es más frecuente que en anestesia retrobulbar, pudiendo obligar a diferir la cirugía en determinadas ocasiones. Inconvenientes 1. Aquinesia incompleta 2. Frecuente quemosis conjuntival 3. Riesgo de sangrado conjuntival rar la cápsula de Tenon, que la aquinesia no es completa y que el riesgo de quemosis y sangrado conjuntival puede ser mayor que con otras técnicas. ANESTESIA SUBTENONIANA 1. Técnica La anestesia subtenoniana, conocida también como parabulbar o epiescleral, representa una alternativa a la anestesia peribulbar o un complemento a ésta cuando ha resultado insuficiente o la cirugía se ha prolongado. Descrita por Swan31 en 1956, la inyección subtenoniana ha sido ampliamente utilizada en cirugía de catarata desde el año 199032. Aunque es una técnica de implantación en clínica relativamente reciente, sus ventajas parecen superar claramente a sus inconvenientes (Tabla VI). Entre las ventajas destacaremos su alta seguridad y escasa posibilidad de complicaciones, el ser menos dolorosa que las técnicas retro o peribulbar y que el efecto anestésico se logra rápidamente33 no siendo necesario diferir la cirugía. Sus inconvenientes, menores, incluyen la dificultad que podemos encontrar para supe- Relativamente sencilla, aunque quizás vez requiere una mayor manipulación instrumental. Seguiremos el siguiente procedimiento: Anestesia córneo-conjuntival con la instilación de gotas de anestesia tópica. Se realiza un ojal en la conjuntiva nasal o temporal inferior (Fig. 7) a 3-4 mm del limbo esclero-corneal. Se procede a la disección roma del complejo conjuntivacápsula de Tenon a través del ojal conjuntival. Se introduce una cánula curva (Greenbaum de 25 mm, por ejemplo) a través del orificio (Fig. 7). Se infiltran 4-6 ml de anestesia en un solo punto. La inyección puede repetirse a lo largo del procedimiento, si fuera necesario. Fig. 7. Técnica de anestesia subtenoniana. Se presentan un plano frontal y un plano lateral de la técnica. La entrada suele ser transconjuntival en la zona infero-temporal. Con la aguja en la zona infero-temporal, superado el ecuador del globo ocular, se difunde el anestésico dentro del espacio subtenoniano. 452 34. TÉCNICAS ANESTÉSICAS LOCO-REGIONALES EN CIRUGÍA DEL CRISTALINO 2. Complicaciones Como hemos mencionado, tal posibilidad es baja. Sólo haremos referencia a las más frecuentes y a las particulares de esta técnica: 1. La quemosis conjuntival es un efecto adverso frecuente y puede dificultar la cirugía. 2. El sangrado subconjuntival es frecuente34. 3. Riesgo de dañar las venas vorticosas35. CONCLUSIONES La generalización del uso de la anestesia tópica como técnica anestésica de elección en la cirugía de cristalino ha ido relegando a algunas de las técnicas de anestesia loco-regional descritas en este capítulo. Sin embargo, conviene recordar que muchas de estas técnicas anestésicas pueden ser útiles en casos de cierta complejidad y en determinados medios y son excelentes para la docencia. Tampoco hay que olvidar que puede ser necesario recurrir a ellas como técnicas de rescate en casos en los que la anestesia tópica ha resultado ser insuficiente. Estamos firmemente convencidos que es necesario conocer todas las técnicas anestésicas disponibles para recurrir a ellas cuando las circunstancias lo requieran. BIBLIOGRAFÍA 1. Husmead RF, Koornneef L, Zonneveld FW. Anatomy. In: Gills JP, Hustead RF, Sanders DR, eds. Ophthalmic anesthesia. Thorofare: Slack; 1993; 1-68. 2. Buratto L, Barboni P, Firrincieli R. Developments in cataract surgery. In : Buratto L, Werner L, Zanini M, Apple D, eds. Phacoemulsification: principles and techniques. 2nd ed. Thorofare: Slack; 2003; 1-36. 3. Van Lint A. Paralysie palpebrae temporaire provoquée dans l’operation de la cataracte. Ann Ocul 1914; 151: 420-424. 4. Atkinson WS. Akinesia of the orbicularis. Am J Ophthalmol 1953; 36: 1255-1258. 5. O´Brien CS. Akinesis during cataract extraction. Arch Ophthalmol 1929; 1: 447-449. 6. O´Brien CS. 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