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HISTORIA DE ESPAÑA. 2º Bachillerato
Edad Antigua a Edad Moderna. Resumen
Resumen tema 1:
EDAD ANTIGUA: LAS CULTURAS MEDITERRÁNEAS Y
EL MUNDO ROMANO. LA ROMANIZACIÓN
1.- Las culturas prerromanas
Hacia el año 1100 a.C. oleadas de pueblos indoeuropeos, procedentes del centro de Europa, y
conocidos con el nombre genérico de celtas, llegaron a la Península. Su economía se basaba en la agricultura
y la ganadería. Practicaban la incineración de los cadáveres, que guardaban en urnas de cerámica. Los más
importantes pueblos indoeuropeos son los astures, galaicos, cántabros y lusitanos.
En Andalucía occidental, entre los siglos VII y VI a.C. alcanzó su máximo esplendor el reino de
Tartessos. Los geógrafos griegos Estrabón y Heródoto hablan de su riqueza. La leyenda habla de reyes
míticos: Gerión, Gárgoris y Habis, Argantonio. La organización política y social es de tipo oriental por
influencia de los fenicios. La metalurgia y la orfebrería alcanzan un amplio desarrollo. Entre los restos más
importantes están los de El Carambolo (Sevilla). Es imprecisa su ubicación aunque se le sitúa en la zona
costera de Huelva y valle del Guadalquivir. Hacia el siglo VI a.C. desaparece, siendo los turdetanos sus
sucesores.
Fuentes romanas nos hablan de otros pueblos indígenas: los íberos. Se agrupaban en tribus, y estaban
muy influidos por colonizadores fenicios y griegos. Destacan los turdetanos, oretanos, bastetanos y edetanos.
Las ciudades se hacían en lugares elevados para facilitar su defensa. Las casas eran rectangulares y las
paredes de adobe. Su economía se basaba en la trilogía mediterránea: cereal, vid y olivo, y entre su destacada
metalurgia sobresalen las falcatas –tipo de espada- y las fíbulas. Su estructura social era jerárquica. Tenían
una profunda religiosidad como atestiguan los abundantes santuarios como los del Collado de los Jardines
(en Despeñaperros, Jaén) o del Cerro de los Santos –en Albacete-, donde se han encontrado exvotos de
figuras humanas y animales en piedra o bronce. También practicaban el enterramiento en urnas. En cuanto al
arte destaca su cerámica roja con decoración geométrica, y sobre todo los grandes exvotos entre los que
sobresalen la Dama de Elche, la Dama de Baza o la Bicha de Balazote.
2.- Las colonizaciones de pueblos orientales
Durante la primera mitad del primer milenio a.C. llegaron a la Península los fenicios, griegos y
cartagineses, procedentes del Mediterráneo oriental, estableciendo en las costas de Levante y del sur
pequeñas colonias.
Estos pueblos, muy desarrollados, buscaban materias primas, sobre todo oro, plata, cobre y estaño.
Después la actividad también se centró en la industria pesquera, salazones, salinas y tinturas. Los
peninsulares recibían cerámica, perfumes, tejidos y objetos de adorno, además de asimilar los modos de vida
y la organización social de los colonizadores.
Los fenicios se asientan probablemente antes del siglo VIII a.C. Fundan Gadir –Cádiz-, Sexi –
Almuñecar-, Malaca –Malaga- y Abdera –Adra, en Almería-. Fundan factorías, lugar de producción e
intercambio entre fenicios e indígenas. Los fenicios nos aportan el torno de alfarero y la escritura alfabética.
Los griegos proceden de su colonia de Massalia –actual Marsella, en Francia-. Relevan a los fenicios
a partir del s. VI a.C., aunque se asientan fundamentalmente en el área costera catalana y levantina. Destacan
las colonias de Rhode –Rosas, Gerona- y Emporión –Ampurias-.
Los cartagineses proceden de Cartago, colonia fenicia de la actual Túnez. No penetran en el interior.
Fundan Ebussu –Ibiza-. Después de perder frente a los romanos algunas islas importantes del occidente
mediterráneo –Córcega, Cerdeña, Sicilia- en la Primera Guerra Púnica, Amílcar Barca conquista todo el sur
y sureste peninsular. Su yerno Asdrúbal fundaría Carthago Nova –Cartagena, Murcia-, centro de una
importante región minera.
3.- La Hispania romana
1
Cneo Escipión inicia la conquista de la Península al atacar los cartagineses Sagunto, ciudad aliada de
Roma. Así se inicia la Segunda Guerra Púnica, en el 218 a.C., en cuyo trascurso los romanos ocupan la
Península. Simultáneamente se produce la romanización, o adaptación de los pueblos conquistados a las
estructuras políticas, económicas, sociales y culturales de Roma.
El área ibérica del sur y levante fue prontamente romanizada al estar más urbanizada y por su
contacto con los pueblos colonizadores. El resto se enfrentaron abiertamente a la conquista. En ésta se
distinguen tres etapas:
- La primera etapa (218-206) se produjo en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica contra los
cartagineses. Se inicia al anexionarse Aníbal Sagunto, aliado de Roma, a pesar de que tras la 1ª Guerra
Púnica, Cartago se había comprometido a no anexionarse territorios al sur del Ebro. En esta etapa, Publio
Cornelio Escipión conquista Carthago Nova –Cartagena-.
- La segunda etapa, de 206 a 29, tiene como episodios importantes la resistencia de los lusitanos que
termina con la muerte de su caudillo Viriato, y la toma de la ciudad de Numancia (133 a.C.) tras una feroz
resistencia.
- La tercera etapa se desarrolla entre 29 y 19 a.C. al someter el propio Augusto la zona cántabro-astur.
La romanización no fue un fenómeno uniforme ni homogéneo. Los principales agentes de la misma
fueron el ejército, la organización política y administrativa, la importancia de las ciudades, y otros como las
calzadas y el latín. Respecto al ejército, los soldados se relacionaban con los indígenas, además de que
cuando se licenciaban recibían tierras para trabajarlas con lo que aumentaba su relación. Además establecían
guarniciones para invernar, lo que dio lugar a ciudades como León o Astorga.
En cuanto a la organización administrativa, Hispania fue en un primer momento dividida en dos
provincias: la Citerior, más próxima a Roma, y la Ulterior, gobernadas por un pretor que percibía los
impuestos y administraba justicia. En tiempos de Augusto, la Hispania Ulterior se dividió en Bética (con
capital en Corduba) y Lusitania (con capital en Emérita Augusta –Mérida-), y la Citerior tomó el nombre de
Tarraconense (con capital en Tarraco –Tarragona-). Posteriormente habrá otras divisiones.
En cuanto a las ciudades, las más importantes, como Córdoba, tenían el estatuto de colonia, núcleos
habitados por ciudadanos romanos y organizados al modo de Roma. El resto eran ciudades estipendiarias,
que debían pagar un tributo anual. Caracalla, en el 212 extendió el derecho de ciudadanía romano a todos los
habitantes del Imperio.
Por último, la extensión del latín, y la construcción de calzadas, vehículo de comunicación para el
comercio, facilitaron también de una forma importante la difusión de los modos de vida romanos.
En cuanto a la explotación de los recursos, Hispania exportaba materias primas sin elaborar o
escasamente elaboradas e importaba productos manufacturados y de lujo para abastecer a las clases
privilegiadas. La Bética fue la provincia más rica de la Hispania romana.
Las minas pertenecían al Estado, aunque, excepto las de oro, podían arrendarse a particulares. Los
romanos introducen nuevos sistemas de extracción (sobre todo en tareas de extracción del agua), utilizando
casi siempre mano de obra esclava. Destacan las minas de cobre de Riotinto, las de mercurio de Almadén.
La explotación de las Médulas, en León, dio lugar a un paisaje que ha merecido ser catalogado Patrimonio
de la Humanidad. En Córdoba explotaron Cerro Muriano.
En cuanto a la agricultura, introducen nuevas formas de cultivo –arado de reja, rotación trienal- e
intensificaron los regadíos. Los principales cultivos fueron la trilogía mediterránea: cereal, vid y olivo.
En cuanto a la artesanía y al comercio, los principales productos de exportación hacia Roma fueron el
aceite y el vino, que gozaron de gran aceptación en Roma, y el garum, especie de salsa hecha con vísceras de
pescado. También era importante la industria de salazón de pescado. Destacaron los puertos del sur y
sureste: Gades, Malaca, Almuñecar.
Respecto a la organización social, la población se dividía entre hombres libres y esclavos. Los
hombres libres pertenecían a la orden senatorial, ecuestre y decurional, y la plebe. Los tres primeros
formaban el grupo de los ciudadanos privilegiados. Los miembros del orden senatorial ocupaban las altas
magistraturas; los del orden ecuestre, formarán parte de la oligarquía ciudadana; y los del orden decurional
ocuparán las magistraturas municipales. La plebe estará formada por campesinos y artesanos, que con
frecuencia ingresarán en el ejército como forma de obtener un salario y poder acceder a la propiedad de la
tierra una vez licenciados. Los esclavos serán empleados en la agricultura, las minas, los talleres artesanales
y el servicio doméstico; la mayoría eran prisioneros de guerra y transmitían su condición a su descendencia.
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El legado cultural y artístico de Roma ha sido muy grande. Tenemos importantes literatos de
origen hispano como Lucano y Marcial; el tratadista agrícola Columela; y sobre todo, el filósofo Séneca,
preceptor de Nerón. En Itálica nacerán los emperadores Trajano y Adriano.
Se extendió la religión romana de numerosos dioses, así como el culto al emperador, pero también
otros dioses de origen oriental como Mitra o Cibeles. El cristianismo se difundió a partir del s. II.
En el arte, el carácter práctico de los romanos se manifiesta en la existencia de numerosos teatros,
anfiteatros, termas y foros. Como conjuntos monumentales destacan los de Mérida –Badajoz- e Itálica –
Sevilla-. Sobresalen además, el puente de Alcántara sobre el río Tajo, los acueductos de Segovia y de los
Milagros, en Mérida (de influencia en los arcos de la mezquita de Córdoba), el puente de Córdoba, o el arco
de triunfo de Medinaceli –Soria-. Las villas –casas de campo con distintas dependencias para producción
agraria- como la de Almedinilla –Córdoba-, presentan numerosos mosaicos de pequeñas teselas, de los que
también abundan muchos en la ciudad de Córdoba y la provincia.
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Resumen tema 2:
LAS ENTIDADES POLÍTICAS MEDIEVALES. ORIGEN,
EVOLUCIÓN Y DIVERSIDAD CULTURAL
1. AL-ANDALUS
1.1. Invasión y conquista de la Península
La conquista de la Península Ibérica es un episodio más de la expansión de los musulmanes. En 711
un ejército formado por árabes, pero mayoritariamente por bereberes vence al último rey visigodo, Don
Rodrigo, en la batalla de Guadalete, que desemboca en El Puerto de Santa María. Lo dirige Tariq. Al
año siguiente, Muza empieza la que será una rápida ocupación de la Península.
La entrada de los musulmanes se habría producido por la traición de un ofendido conde don Julián. Y
la rapidez de la conquista tiene varios factores: la lucha por el poder entre don Rodrigo y Agila II; el
descontento de los campesinos con las cargas fiscales; y de los judíos por las persecuciones de que eran
objeto. Además, los musulmanes mantenían el autogobierno de las ciudades y las propiedades de los que
se rendían.
El avance musulmán termina con las derrotas ante don Pelayo en Covadonga –Asturias- (722) y
Carlos Martel, rey franco, en Poitiers (732).
1.2. La evolución política de al-Andalus
Los musulmanes llamaron al-Andalus al territorio conquistado, fuese cual fuese su extensión en
cada momento. La primera etapa es el emirato o waliato dependiente de Damasco (711-756). Fue un
periodo de guerras internas por la heterogeneidad de la población musulmana. La capital estará en
Córdoba.
El emirato independiente va de 756 a 929. Surge al huir Abderramán I, de la matanza que sufre
su familia, de la dinastía Omeya en Damasco, a manos de los abasíes o abasidas, y tomar el poder en
Córdoba. El periodo debe hacer frente a una serie de revueltas como las de Omar Ibn Hafsum, muladí
asentado en Bobastro –Málaga-, y protagonista de la batalla de Poley en 891 frente al emir Abdallá.
Abderramán III consigue finalmente derrotar a los sublevados y se autoproclama califa, máxima
autoridad civil y religiosa, en el año 929. Será ya totalmente independiente del califato de Bagadad. El
Califato de Córdoba (929-1031) será el periodo de máximo esplendor de los musulmanes en la
Península. Abderramán logra detener el avance cristiano hasta la línea del Duero, y refuerza el control
sobre el norte de África.
Almanzor, primer ministro a fines del siglo X, asume todo el poder ante un califa sin personalidad.
Realiza importantes razzias –campañas primaverales para obtener botines- llegando hasta Santiago de
Compostela. A su muerte habrá rápida sucesión de califas, y en 1031 un asamblea de notables de
Córdoba decide la disolución del califato.
El periodo que sigue al califato se conoce como los reinos de taifas (1031-1085), con distintos
reinos menores en al-Andalus, enfrentados continuamente entre ellos, y que debían pagar parias o
tributos a los reinos cristianos. Ante la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, los andalusíes piden
ayuda a los almorávides, pueblo de fuerte carácter militarista y fanático, que había formado un vasto
imperio en el norte de África. Someterán todos los reinos de taifas y establecerán la capital en Sevilla.
La relajación almorávide y la presión cristiana y revueltas internas, hace que otro pueblo bereber
norteafricano, los almohades (1146) conquisten el territorio. Es un pueblo también muy riguroso en lo
religioso. El principio del fin de su dominio estará en la derrota de las Navas de Tolosa (1212) ante una
coalición cristiana dirigida por Alfonso VIII, y que abrirá las puertas del valle del Guadalquivir a los
cristianos. Así, Fernando III el Santo tomará Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248. Los aragoneses, por su
parte, conquistarán Valencia y Baleares.
El reino nazarí de Granada será el último periodo de dominio islámico (mediados s. XIII hasta
1492). Englobará aproximadamente las actuales provincias de Almería, Málaga y Granada. Deberá pagar
fuertes tributos a los cristianos para mantener su independencia. Boabdil, último rey nazarí, en un
contexto de luchas internas musulmanas, y el afán de los Reyes Católicos de unificar a nivel religioso y
político la Península, determinarán su fin.
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1.3. La organización política y económica. La organización social. La cultura y el arte
Mientras duró la dependencia del califato Damasco el máximo mandatario era el walí o
gobernador. Con Abderramán I, a partir de 756, se hablará de emir o rey. El territorio de al-Andalus se
dividía en coras, al frente de las cuales había un visir.
Las ciudades musulmanas tenían una activa vida comercial y artesanal. Introdujeron nuevos
cultivos como el arroz, frutales y cultivos industriales como el algodón, seda, caña de azúcar, morera,
plantas aromáticas y las palmeras. También introdujeron nuevas técnicas en los cultivos y en los sistemas
de riego (noria, acequia y alberca son palabras árabes). La ganadería ovina, caballar, la producción de
miel y de gusanos de seda serán sectores importantes. Por otro lado, en cuanto a producción artesanal era
importante la producción de paños de seda, la orfebrería y el cuero (cordobanes y guadamecíes
cordobeses). Todo ello se comercializaba en los zocos y alcaicerías, generalmente dentro de la medina,
aunque las afueras o arrabales también adquirieron importancia ante el crecimiento de la población.
Tanto la producción artesanal, agrícola o ganadera, así como en su plasmación en la cocina, todavía hoy
día está impregnada Andalucía.
La organización social era compleja. Aparte de árabes y bereberes nos encontramos con sirios y
eslavos (que llegaron como esclavos) dentro de los musulmanes. Los mozárabes serán cristianos
viviendo en territorio islámico. Los judíos vivirán en las juderías, como las de Córdoba o Toledo, que
con otras muchas forman hoy día parte de la Red de Juderías de España.
Todas las esferas de la vida cotidiana se dictan en el Corán o libro sagrado.
En cuanto a la cultura, el árabe es la lengua oficial. En el arte utilizan el arco de herradura, prohíbe
la representación de figuras animales y humanas, y es un arte de gran riqueza decorativa. Los edificios
principales son la mezquita y el palacio, y a nivel defensivo, la alcazaba y la torre albarrana o torre vigía.
2. LOS REINOS CRISTIANOS
2.1. Primeros núcleos cristianos y consolidación de los reinos
Al norte quedó sin conquistar una estrecha franja montañosa donde surgieron los primeros núcleos
de resistencia al Islam. El reino astur se organizó a raíz de la batalla de Covadonga (722) que gana don
Pelayo a los musulmanes. Establecerá su capital en Oviedo. Alfonso III extenderá la frontera hasta la
línea del Duero.
En el siglo X la capital del reino astur se trasladó a León, siendo el principio del reino de León,
engrandecido con el condado de Castilla, independiente con el conde Fernán González. En el siglo IX, en
el Pirineo occidental y central surge el reino de Navarra con Sancho Garcés I, y en el Pirineo central, en
torno a Jaca, el condado de Aragón.
En el Pirineo oriental, a fines del s. VIII se constituyó la Marca Hispánica, un conjunto de
condados gobernados por familias francas para hacer frente a los musulmanes.
Entre los siglos XI a XIII se da una segunda etapa de Reconquista, conquistando Alfonso VI
Toledo en 1085. Con la victoria de las Navas de Tolosa (1212) sobre los almohades, la coalición
cristiana liderada por Alfonso VIII abrirá el valle del Guadalquivir, que Fernando III el Santo incorporará
a la Corona de Castilla. Poco después, Alfonso X conquistará Murcia, paralizándose la Reconquista hasta
1492, por problemas económicos, luchas internas y conflictos dinásticos.
Los reinos de Castilla y León se unificaron en el siglo XI, aunque vivió momentos desunido. El
reino de Aragón, con Jaime I el Conquistador, se anexionará los reinos de Mallorca y Valencia en el s.
XIII.
La Corona de Aragón se abrió hacia el Mediterráneo, donde consiguió formar un imperio
comercial y político. En los reinos de esta Corona –Aragón, Valencia, Mallorca y el principado de
Cataluña-, se impondrá el pactismo entre el rey y los nobles, por el que estos reinos mantenían sus
instituciones y leyes, y los reyes debían someterse a ellas.
2.2. Organización económica y social
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La economía era de base agraria, destacando el cultivo de cereal de secano. También se dará la
vid, el olivo, las hortalizas y frutales. Las técnicas de cultivo y aperos de labranza son rudimentarios. La
agricultura de subsistencia favoreció la peste negra, especialmente dura en 1348, que originó una gran
mortandad en toda Europa.
En Castilla, la ganadería lanar adquirirá gran importancia por el comercio de la lana. Será una
ganadería de trashumancia. El Honrado Concejo de la Mesta, bajo la protección de los reyes, adoptará
decisiones sobre cañadas, regulará los pastos y decidirá sobre los litigios que se darán sobre todo entre
agricultores y ganaderos.
La repoblación es un proceso paralelo a la conquista. En el valle del Duero los reyes favorecieron
que particulares, mediante la presura, pusieran en cultivo tierras sin dueño. Tras la conquista de Toledo
en 1085 la repoblación se encargó a los Concejos de las ciudades y comarcas. En el siglo XII, las
Órdenes Militares se encargaron de la repoblación del valle del Guadiana, con grandes extensiones de
tierra. Y durante el siglo XIII, algunos privilegiados que habían tomado parte en la conquista del valle
del Guadalquivir recibieron por el sistema de repartimiento, extensísimos terrenos. Todos estos sistemas
de repoblación explican en parte el tamaño y la posesión de las parcelas agrarias hoy día.
Aunque la economía es sobre todo agraria, algunas ciudades como Burgos, León y o Santiago de
Compostela inician una economía urbana. Barcelona era ya en el siglo XI un centro de comercio
marítimo poblado de tiendas y talleres artesanos. A este renacimiento urbano contribuyó el desarrollo de
las peregrinaciones a la tumba del Apóstol Santiago, y con ella la entrada de numerosos artesanos y
mercaderes.
En cuanto a la población la mayoría eran cristianos de origen hispanogodo. Había moros
reducidos a labores de servidumbre, y numerosos judíos en las juderías o aljamas. Muchos de estos
judíos se convirtieron al cristianismo pasando a ser conversos o judeoconversos.
La sociedad era estamental: nobleza, clero y pueblo llano. La nobleza colaboraba con el rey en el
gobierno y era dueña de propiedades rústicas donadas por el rey como pago a sus servicios. Tenían
ciertos privilegios. El clero era el otro estamento privilegiado. El resto eran la mayoría campesinos, en un
principio la mayoría pequeños propietarios libres, pero que poco a poco, en muchos casos, cederán sus
tierras a señores poderosos a cambio de protección (feudalismo). A partir del s. XI, dentro del pueblo
llano, surgen los burgueses, llamados a desempeñar un papel protagonista en la edad contemporánea.
Reciben su nombre de su asentamiento en las afueras de las ciudades o “burgos”, donde desempeñan
actividades mercantiles y artesanales.
2.3.
La cultura y el arte cristianos
Lo más destacado es el arte Románico, a través de la expansión de la orden monástica de Cluny.
Después, la orden del Cister propagará el estilo de austeridad y simplicidad en la vida monacal, que en
arte dará lugar al arte cisterciense, de transición entre el Románico y el Gótico.
Los monasterios, localizados en zonas rurales, eran los principales focos intelectuales y de
difusión de la cultura, además de centro de producción agraria.
Las peregrinaciones a Santiago de Compostela a raíz del descubrimiento del presunto
enterramiento del apóstol Santiago, generarán un tráfico comercial y cultural que tendrá su principal vía
en el llamado “camino francés”, que entrando en la península a través de los puertos de Roncesvalles –
Navarra- y Canfranc –Huesca-, jalonan el camino de iglesias en forma de cruz latina y capillas con
reliquias, además de albergues, hospitales, puentes, etc.
La escultura románica tendrá la función de adoctrinar al pueblo iletrado, con un lenguaje
apocalíptico (para con el miedo buscar el buen comportamiento). Los grandes tímpanos encima de las
puertas estaban decorados con Dios todopoderoso en el Juicio Final, fundamentalmente. Obras maestras
del arte románico, además del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, son la
catedral de Jaca, San Isidoro de León, San Martín de Frómista, San Vicente de Ávila y la Cámara Santa
de Oviedo.
El Gótico será el estilo de las grandes catedrales como las de Burgos, León y Toledo. La escultura
sigue teniendo un fin didáctico, aunque las figuras tienen más movimiento y son más naturales. También
aparecerán grandes edificios civiles: ayuntamientos, lonjas, universidades y palacios.
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Resumen tema 3:
LA MONARQUÍA HISPÁNICA. LA CREACIÓN DEL
IMPERIO COLONIAL
1. LA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS
Isabel llega al trono de Castilla tras una guerra civil al estimar una parte de la nobleza castellana que
Juana (“la Beltraneja”) no era hija legítima del rey Enrique IV, sino del noble Beltrán de la Cueva. Por
el tratado de los Toros de Guisando (Ávila), el rey nombra sucesora a su hermanastra Isabel, a condición
de que esta se casara con Alfonso V, rey de Portugal. Pero Isabel se casará en secreto con Fernando de
Aragón. Así, tras morir Enrique IV, en 1474, se da en Castilla una guerra dinástica entre Juana la
Beltraneja, con el apoyo de Portugal, y los partidarios de Isabel, apoyada por Aragón. El tratado de
Alcaçobas pone fin a la guerra en 1479. Ese mismo año Fernando el Católico es coronado rey de
Aragón.
Ambos reinos, Castilla y Aragón tendrán los mismos monarcas, pero mantendrían sus respectivas
fronteras, leyes e instituciones. Para conseguir el propósito de unificar la Península conquistarán
Granada y Navarra, y con un acuerdo matrimonial se unirá más tarde Portugal.
La guerra de Granada se debe a motivaciones religiosas (unidad religiosa de la Península) y
también motivaciones políticas y económicas. Granada tenía una economía próspera y pagaba impuestos
a Castilla desde el s. XIII. En estos momentos vivía luchas intestinas entre Muley Hacen y su hijo
Boabdil. Primero se conquistó Ronda y Málaga, Almería y Guadix. Finalmente Boabdil firma las
capitulaciones de Santa Fe el 2 de enero de 1492 entregando la ciudad de Granada. Los musulmanes
podrían conservar sus bienes, viviendas, lengua, religión, indumentaria y costumbres.
Los Reyes Católicos son representantes típicos de una monarquía autoritaria, sentando las bases de
un Estado moderno. Para ello:
Sometieron a la nobleza, cuyo poder recortaron.
Mermaron el poder de las ciudades al crear la figura del corregidor, representante de los reyes
para controlar la actuación de alcaldes y regidores.
Crearon la Santa Hermandad, especie de policía rural para velar por el orden público y la
seguridad de los caminos.
Consiguieron el control de la Iglesia, obteniendo del Papa el Patronato Regio, interviniendo
en el nombramiento de los obispos; además de esto, expulsarán a los judíos en 1492, y
crearán el Tribunal del Santo Oficio o Tribunal de la Inquisición para depurar cualquier
separación de la iglesia católica, especialmente de los judeoconversos.
Reforman la administración pública, creando los Consejos, que tendrán un carácter
consultivo. Reorganizan la administración de justicia con las creaciones de las Chancillerías
de Valladolid y Granada. Reorganizan la Hacienda.
Y, por último, organizan un ejército permanente, que someterá a los nobles y obtendrá éxitos
en las campañas de Granada e Italia.
En cuanto a la política exterior, los Reyes Católicos aseguran las costas de posibles ataques
musulmanes conquistando Melilla, Argel y Túnez. En Italia, El Gran Capitán, Gonzalo Fernández de
Córdoba, nacido en Montilla, expulsará a los franceses del sur, tras las victorias de Ceriñola y Garellano.
Terminarán además, la conquista de Canarias.
2. EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Colón, que había estado mucho tiempo en Portugal conocía bien las aguas del Atlántico y los vientos
alisios. Presenta el plan de buscar un camino hacia el oeste para llegar a las Indias, partiendo de la teoría
de que la tierra era redonda. Para ello firma las capitulaciones de Santa Fe con los Reyes Católicos tras
la conquista de Granada, nombrándosele almirante de la Mar Océana –Atlántico-, virrey de las tierras
que se descubrieran y otorgándosele 1/5 de las riquezas que obtuviera.
El 3 de agosto parte del puerto de Palos –Huelva- al frente de la nao capitana Santa María, siendo las
carabelas Pinta y Niña pilotadas por los hermanos Pinzón. El 12 de octubre de 1492 tocó tierra en la isla
de Guanahaní, que ellos llamaron de San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. Después
exploraron Cuba y Santo Domingo.
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En cuanto a las repercusiones del descubrimiento de América, destaca el fuerte impacto en las
relaciones políticas, sociales y culturales de Europa. El Papa concederá a Castilla la soberanía sobre las
tierras conquistadas con el fin de que las cristianizara. Por el Tratado de Tordesillas de 1494, una línea a
370 leguas de las islas Azores, dividirá el mundo el dos: el oeste de esta línea será para España, el este
para Portugal. Con ello, una parte de lo que hoy es Brasil formaría parte del imperio portugués.
Se promulgarán unas leyes protectoras del indio, gracias a la defensa que de ello hace el fraile
Bartolomé de las Casas, frente a los que incluso negaban la condición humana de los indios. El
descubrimiento también dio satisfacción a la curiosidad científica y geográfica por un territorio nuevo.
Y respecto a las repercusiones económicas, el centro de actividad mercantil europeo se trasladó desde el
Mediterráneo al Atlántico, a puertos como Amberes, y llegarán nuevos productos como la patata, el
tomate, maíz, tabaco o cacao.
En Andalucía, el descubrimiento traerá un gran auge económico y poblacional, sobre todo en Sevilla,
sede de la Casa de Contratación que regulaba todo el comercio con América, y al monopolio de su
puerto en el Guadalquivir para realizar ese comercio. Sin embargo, el oro y la plata americanas se
destinó más a adquirir tierras, casas o bienes de consumo, y a pagar las guerras en las que estaban
inmersas los reyes españoles en Europa, y no se destinó a inversiones productivas. Fue una gran
oportunidad perdida para sentar las bases de un firme desarrollo.
3. LA ESPAÑA DE LOS AUSTRIAS
3.1.
Carlos I de España, emperador Carlos V de Alemania
Carlos I era hijo de Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos, y de Felipe I el Hermoso de
Habsburgo, heredero de la casa imperial de Austria. Con él empezará la dinastía de los Austria. Tendrá
distintos territorios en Europa (Austria, Borgoña, Flandes –Bélgica y Holanda-, Nápoles y Sicilia, entre
otros), que junto a las posesiones americanas harán que España ejerza una clara hegemonía en Europa
hasta mediados del siglo XVII.
Nacido en Gante –Bélgica-, Carlos llega a España en 1519, con 19 años, sin saber castellano. En
política interior lo primero que hará es pedir dinero a las distintas Cortes para hacerse coronar
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Esto, unido a que llega rodeado de políticos
flamencos –belgas-, hará que tenga que sufrir la rebelión de las Comunidades de Castilla. Los principales
comuneros serán Padilla, Bravo y Maldonado. Vencidos en Villalar (1521) –Valladolid- se acabará la
rebelión. También hará de hacer frente a la sublevación de las Germanías, en el reino de Valencia, en la
que los gremios culpaban de sus dificultades económicas a los nobles, a los moriscos y a la ausencia del
rey. No volverá a tener problemas interiores en el resto del reinado.
En política exterior deberá afrontar tres grandes problemas: la rivalidad con Francia, la cuestión
protestante, y la presión de los turcos. Con Francia rivalizará con su rey Francisco I; el rey español
reclama Borgoña y el Milanesado –con Milán como centro-, y el francés el Rosellón. España vence en la
batalla de Pavía y Francisco I es hecho prisionero, aunque no se resolverá nada.
El protestantismo predicado por Lutero se extenderá por Alemania. Carlos tratará de resolverlo
negociado en las dietas –Cortes- imperiales pero al final se produce el enfrentamiento armado contra la
Liga de Esmalcalda de los príncipes protestantes. Vencedor en la batalla de Mühlberg, firmará con ellos
la Paz de Augsburgo, según la cual los alemanes serían protestantes o católicos según fuera la religión de
su príncipe. Bajo el problema religioso subyacía, en realidad, el descontento de los príncipes alemanes de
control por parte de Carlos V.
A los turcos tuvo que frenarles a las puertas de Viena, y conquistar Túnez para controlar el
Mediterráneo occidental.
En 1556 Carlos dejó el imperio a su hermano Fernando y el resto de posesiones a su hijo Felipe II,
retirándose al monasterio de Yuste –Cáceres-.
3.2. Felipe II
Heredará las posesiones españolas, más América, los Países Bajos y los territorios italianos
(Milanesado, Cerdeña, Nápoles y Sicilia). Será un rey muy trabajador, muy observador de la religión y
obsesionado por controlar todo.
En política interior tendrá el problema de la rebeldía de su hijo Carlos, al que terminará
encarcelando y morirá pronto. Más grave será el conflicto en los Países Bajos, de importancia
estratégica y riqueza comercial para el imperio español. El conflicto no terminará ni con la dura
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represión de los tercios españoles al frente del Duque de Alba, ni con la mayor permisividad de Juan de
Austria, hermanastro de Felipe II.
En Granada hará de hacer frente a la rebelión de los moriscos en la conocida como rebelión de las
Alpujarras. Habiendo sido obligados a bautizarse y hacerse cristianos, la inmensa mayoría continuó fiel
al Islam por lo que fueron perseguidos por la Inquisición. Ante esta presión se rebelaron pero fueron
vencidos, muchos muertos y otros muchos dispersados por el resto de España.
Felipe II radicalizó su religiosidad, acentuando su lucha contra el protestantismo, prohibiendo la
difusión de libros dudosos y estudiar en universidades que no fueran de su imperio.
En política exterior hereda la rivalidad con Francia, a la que vence en la batalla de San Quintín en el
día de San Lorenzo, por lo que a este santo dedica el Monasterio de El Escorial. La paz significará
confirmar la hegemonía española.
Contra los turcos, unido en la Liga Santa con Génova, Venecia y el Papado, logra la importante
victoria de Lepanto, con lo que el Mediterráneo occidental queda libre del peligro turco. Por otro lado,
Felipe II recibe en herencia Portugal por ser hijo de Isabel de Portugal. Contra Inglaterra envía una gran
armada, que será conocida como la Armada Invencible. La enviará intentando invadirla para frenar la
persecución anticatólica de la reina Isabel I y las acciones de los piratas ingleses sobre las costas
españolas y de las Indias. Un fuerte temporal fue responsable principal de su clamorosa derrota,
4. EL IMPERIO AMERICANO
La conquista y colonización de América fue obra de hidalgos (algunos de los más importantes,
extremeños) al frente de ejércitos en su mayor parte de gente pobre en busca de fortuna. Hernán Cortés
conquistará el México de los aztecas. Francisco Pizarro y Diego de Almagro, con fuertes
enfrentamientos entre ellos, conquistarán el imperio inca con capital en Cuzco. Núñez de Balboa llegará
a lo que él llamo mar del Sur (Océano Pacífico). Por su parte, Magallanes comenzó y Juan Sebastián
Elcano terminó la primera vuelta al mundo, demostrando la forma esférica de la Tierra.
El territorio se organizó en dos virreinatos, el de Nueva España (Méjico) y el de Perú. Se subdividían
en Audiencias, con atribuciones administrativas y de justicia. En España la Casa de Contratación atendía
todos los asuntos comerciales, y el Consejo de Indias centralizaba todos los asuntos americanos de
gobierno y ejercía de alto tribunal.
A nivel económico, en las Indias se instituyeron la encomienda y la mita. La encomienda consistía en
poner a disposición de un colono o encomendero un grupo de indios, utilizados como mano de obra
gratuita a cambio de la obligación de instruirlos en la fe católica. Los abusos originaron críticas sobre
todo de fray Bartolomé de las Casas. La mita era una práctica inca que obligaba a los indios a trabajar en
las minas.
Las guerras por la conquista, el trato a los indios en la colonización y las enfermedades llevadas por
los españoles hicieron que se produjeran grandes mortandades.
5. LA CRISIS DEL SIGLO XVII. LOS AUSTRIAS MENORES
Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700) fueron monarcas débiles que
dejaron el gobierno personal en manos del valido, favorito del rey.
Felipe III era bienintencionado pero de limitada capacidad. Era pacifista y encuentra una coyuntura
favorable en que Inglaterra y Francia cesan su belicosidad. Con Holanda firma la Tregua de los Doce
Años. No obstante, termina entrando en la Guerra de los Treinta años, desencadenada en 1618. Su valido
fue el duque de Lerma. En su reinado se expulsó a los moriscos, en 1609, con consecuencias
demográficas y económicas muy graves, especialmente en la agricultura en la que eran especialistas, y
que afecto fundamentalmente a las regiones de levante.
Felipe IV era hombre culto y también de buenas intenciones, pero abúlico como su padre. El condeduque de Olivares será el valido omnipotente. Continúa la guerra con Holanda, a la que terminará dando
la independencia. Contra los franceses sufre la definitiva derrota de Rocroi. La Paz de Westfalia, en
1648, que pone fin a la Guerra de los Treinta Años, supone el fin de la hegemonía española en Europa.
Con Francia seguirá la guerra, firmando en 1659 la Paz de los Pirineos. En ella perdemos el Rosellón y la
Cerdaña y se fijan las fronteras actuales en los Pirineos, la frontera más antigua de Europa.
Felipe IV hará de hacer frente, en 1640, a movimientos secesionistas en Portugal y Cataluña al querer
que todos los reinos contribuyeran con los mismos soldados que Castilla (Unión de Armas). En Cataluña
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había malestar por la presencia de soldados castellanos, produciéndose la sublevación del llamado
Corpus de Sangre. En Andalucía también hay un tímido intento separatista con el marqués de Ayamonte
y el duque de Medina-Sidonia.
Carlos II, el Hechizado, simbolizará la degeneración de la dinastía de los Austria y será su último
representante. Sin descendencia, en la Corte habrá conspiración entre el partido francés contra el
austriaco, por conseguir que el rey nombrara sucesor a su protegido. Carlos II, opta por Felipe de Anjou,
de la casa de Borbón, nieto del rey francés. Su muerte en 1700 trajo como consecuencia el
enfrentamiento entre los dos bandos en la llamada Guerra de Sucesión.
El siglo XVII verá en España un considerable retroceso de la producción y el comercio, a lo que se
añadirán catástrofes demográficas con la suma de la migración hacia las Indias, la expulsión de los
moriscos, las guerras y las epidemias de pestes bubónicas. Se da una crisis moral y se acentúa la
picaresca. A ello se añade la drástica reducción de metales de América. No obstante, en el último tercio
de siglo se observa indicios de recuperación.
En contraste con todo ello, España va a vivir en el siglo XVII el momento más esplendoroso de su
historia cultural. Nunca las letras y las artes han brillado tanto, llegando a conocerse este siglo como el
Siglo de Oro. La labor de las universidades y colegios el siglo anterior fue importante. Como escritores
destacarán Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Calderón de la Barca. Como artistas, Alonso Cano
(escultor, pintor y arquitecto), y los pintores Ribera, Murillo, Zurbarán y, sobre todo, Velázquez. Este
arte estuvo al servicio de las monarquías, para proclamar su grandeza, y de la Iglesia católica para
propagar su doctrina y defender la Contrarreforma.
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Tema 4
CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS, ECONÓMICAS Y
SOCIALES
DEL
ANTIGUO
RÉGIMEN.
LA
POLÍTICA CENTRALIZADORA DE LOS BORBONES
El Antiguo Régimen va desde el siglo XV hasta fines del siglo XVIII; se corresponde, por tanto, con
la Edad Moderna. El nombre le viene dado por los revolucionarios de la Revolución Francesa de 1789,
para referirse al régimen que trataban de derrocar y cuyas características vemos a continuación. En lo
político se caracteriza por un creciente poder de la monarquía, que primero se convertirá en monarquía
autoritaria, doblegando a la nobleza pero todavía sometida a las Cortes; y después se convertirá en
monarquía absoluta, sin ningún obstáculo a su poder.
La población. Características sociales
La población crece muy lentamente debido a las crisis sufridas como consecuencia del hambre y la
enfermedad, aparte de las guerras continuas. Al principio de la Edad Moderna se estiman para España
unos cinco millones y medio de habitantes, mientras que el censo de Floridablanca, a fines del XVIII, da
una cifra de casi 11 millones de habitantes. Los bajos rendimientos agrícolas, unido a una climatología
caprichosa explican las terribles hambrunas que provocaban amplias mortandades.
En lo social, se trata de una sociedad estamental, donde la nobleza y el clero son los estamentos
privilegiados, y el pueblo llano el no privilegiado. No son estamentos homogéneos, y se accede a ellos
por nacimiento, salvo en raras excepciones (recompensa del rey, compra de títulos o casamientos para
acceder a la nobleza). Lo que marcaba las diferencias sociales no era la riqueza sino los privilegios: la ley
no era igual para todos, y así los privilegiados no podían ser encarcelados por deudas, no pagaban
impuestos y no podían ser castigados con penas corporales. Entre los estamentos privilegiados estaba mal
visto el trabajo manual.
Entre los privilegiados, en la nobleza tenemos la alta y baja nobleza. La alta era un grupo muy
reducido, con gran poder económico. Vivían de las rentas que les proporcionaban sus dominios
señoriales. Estas propiedades estaban sometidas a la institución del mayorazgo, según la cual el
primogénito heredaba el patrimonio familiar, con el propósito de mantenerlo indiviso. Los segundones –
no primogénitos- engrosaron las filas del clero y del ejército. Muchos de estos nobles hidalgos vivieron
con graves dificultades económicas, como queda reflejado en la literatura de la época (El Buscón, El
Lazarillo…)
En el estamento eclesiástico también distinguimos entre alto y bajo clero. En el primero están los
cardenales, obispos, priores y abades, con elevadas rentas que les permitía tener un alto nivel de vida,
ejerciendo el mecenazgo o sostener instituciones de beneficencia. El bajo clero, curas y frailes vivían en
condiciones generalmente difíciles.
Los no privilegiados constituían el 80 % de la población. Se les conocía como pecheros porque
pagaban impuestos o pechos. Es un grupo muy heterogéneo: va desde los grandes mercaderes y
banqueros, es decir la gran burguesía de negocios, hasta mendigos. Los campesinos, la mayoría, viven en
muchas ocasiones en condiciones miserables. También tenemos a artesanos, comerciantes. Existe también
una minoría de moriscos, musulmanes que siguen viviendo en España, buenos agricultores, que serán
expulsados en 1609 por Felipe III. La burguesía tratará de conseguir por todos los medios un título de
nobleza, que a veces conseguirán como pago de la corona a sus deudas con ellos, o por matrimonio con la
hija de un noble.
Características económicas
La economía es fundamentalmente agraria, rural, en la que las condiciones de vida eran muy
difíciles, las técnicas muy atrasadas y los rendimientos muy sometidos a los avatares climáticos. Grandes
masas de campesinos trabajaban las tierras de los señores y el clero, que concentraban gran parte de la
propiedad de la tierra, mientras que escaseaban los pequeños y medianos propietarios. La pérdida de
cosechas provocaba grandes hambrunas o crisis de subsistencia.
Los cultivos principales son la trilogía mediterránea: trigo, olivo y vid. Los rendimientos eran muy
bajos y una parte se dejaba en barbecho, desperdiciando terreno de cultivo.
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La ganadería ovina, sobre todo en la corona Castilla tuvo gran importancia. La lana de la ovena
merina, de excelente calidad, era dedicada en su mayor parte a la exportación, constituyendo la principal
fuente de divisas del reino. El principal centro comercial fue Medina del Campo (Valladolid), y se
exportaba por los puertos del Cantábrico.
Las actividades artesanales satisfacían fundamentalmente la demanda local, siendo escaso el
comercio exterior, aunque los paños, sedas o armas blancas eran una excepción. El comercio contaba con
pocas vías de comunicación además de ser inseguras por los salteadores de caminos. Había también una
notable actividad pesquera e industria de salazón. La construcción de barcos también fue importante.
Tejedores, curtidores, carpinteros, sastres, zapateros, plateros, sederos o escultores eran algunos de la
infinidad de oficios artesanos que satisfacían la demanda de la aristocracia y del alto clero. Las
actividades artesanales estaban muy controladas por los gremios, que contaba con maestros, oficiales y
aprendices, y que fijaban los precios y la cantidad de la producción. En un día fijado existían mercados
locales o comarcales, y a mayor escala se daban las ferias, algunas especializadas en determinados
productos, y donde se reunión los grandes mercaderes y se realizaban importantes operaciones
financieras. El comercio marítimo con América a lo largo del siglo XVI alcanzó. volúmenes importantes.
Características políticas
La monarquía pasó de autoritaria a absoluta. El poder monárquico tenía origen divino y el rey solo
era responsable de sus actos ante Dios. La corte itinerante de los Reyes Católicos se convirtió en fija,
designando Felipe II a Madrid como su capital, si bien Felipe III la trasladó temporalmente a Valladolid.
En torno al rey, los secretarios gozaban de la confianza del monarca y sus principales funciones eran
estudiar los asuntos del gobierno y asesorar al soberano. En el siglo XVII, los validos ejercerán el poder
en nombre del monarca, que hacen dejación de sus funciones. Con los Austrias, los Consejos se
convierten en pieza fundamental del gobierno; elaboraban propuestas que elevaban al monarca y
estudiaban las consultas que éste sometía a su consideración. Los más destacados fueron el de Castilla, el
de Indias o el de la Inquisición. Al Consejo Real se le dará el nombre de Consejo de Estado, que
mantiene hoy día. En cada uno de los reinos o territorios había un gobernador, que en algunos casos
recibía el nombre de virrey y que ejercía las funciones en nombre del rey.
Cada reino tenía unas Cortes como órganos de gobierno particulares. La representación era por
estamentos: nobleza, clero y la burguesía de las ciudades. Se les llamaba procuradores. Incluso en la
monarquía absoluta se necesitaba de su aprobación para imponer servicios económicos extraordinarios,
aunque su papel irá decayendo.
A nivel judicial las Chancillerías de Valladolid y Granada ocupan el nivel más alto. Había distintas
salas que entendían de distintos asuntos. Por debajo estaban las audiencias. En ambos casos los jueces
recibían el nombre de oidores.
Los municipios estaban gobernados por cabildos municipales. El territorio que rodeaba el casco
urbano se llamaba alfoz y también estaba dentro de su jurisdicción. Las poblaciones podían ser de
realengo o de señorío. En las de realengo, desde los Reyes Católicos, el corregidor, representante de los
reyes, controla la actuación de los miembros del cabildo, llamados regidores. En las poblaciones de
señorío el cabildo estaba presidido por el alcalde mayor, nombrado por el señor titular del señorío. El
gobierno municipal se encargaba de los abastos públicos de productos básicos como el trigo o la carne;
controlaba los pesos y medidas; mantenía los pósitos o graneros municipales para evitar
desabastecimientos o la especulación en momentos de escasez; también administraba bienes municipales
de todos los ciudadanos llamados bienes de propios y bienes de comunes.
La llegada de los Borbones. Su política centralizadora
Los Borbones sustituirán a los Austria a raíz del testamento de Carlos II a favor del duque de Anjou,
nieto de Luis XIV, rey de Francia. Inglaterra, Holanda y el Imperio Austríaco no verán con buenos ojos
que los Borbones reinasen a ambos lados de los Pirineos. Por eso apoyarán al archiduque Carlos de
Austria, hijo del emperador Leopoldo I, y bisnieto al igual que Felipe de Anjou, del rey Felipe IV. Así
daría comienzo la guerra de Sucesión. Castilla apoyará a Felipe V, mientras que la corona de Aragón lo
hará con el archiduque.
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Tras varias vicisitudes entre las que se encuentran que las tropas del archiduque entraron por dos
veces en Madrid, Felipe V conservará el trono. Como batallas importantes en su favor están las de
Almansa, Brihuega y Villaviciosa. Pero el hecho de que el archiduque heredara el título imperial le hizo
perder el apoyo de Inglaterra que renegaba de su engrandecimiento, y fue la razón principal del fin de la
guerra. Por las paces de Utrecht y Rasttatt (1714) Felipe V entregaba al Imperio los dominios europeos
de la monarquía hispánica –Países Bajos, Milán, Nápoles, Sicilia y Cerdeña-; Gran Bretaña se quedó con
Gibraltar y Menorca y consiguió el navío de permiso por el que un barco inglés podía comerciar con
América, además del “asiento de negros”, que le permitía ejercer el comercio de esclavos con la América
española.
Por los Decretos de Nueva Planta, la corona de Aragón –Aragón, Cataluña, Valencia y Balearesverán derogados los fueros y privilegios y quedarán sujetos a las mismas leyes que la corona de Castilla,
como castigo por haberse rebelado contra Felipe V. Desparecen las Cortes de cada uno de los reinos.
Felipe V establece un estado centralizado a semejanza del francés. En lugar de virreyes se establece
los capitanes generales. Las Cortes dejan de ser activas y desaparecen los Consejos surgiendo la figura
del ministro. Destacarán Patiño con Felipe V, el marqués de la Ensenada con Fernando VI, y el conde de
Aranda y el conde de Floridablanca con Carlos III. Se establecen los intendentes como representantes de
la autoridad real en cada una de las provincias.
En cuanto a la economía y la sociedad, el siglo XVIII fue un siglo de recuperación. Desparecen las
grandes epidemias. El poder del Honrado Concejo de la Mesta decrece con la llegada del reformismo y
las críticas de los ilustrados. Jovellanos publicará su “Informe sobre la Ley Agraria” analizando los
problemas y aportando soluciones al problema agrario. En la mitad sur crecerá de forma importante el
olivar y la vid. Las actividades artesanales se vieron impulsadas al desparecer algunas trabas gremiales e
ir difuminándose el rechazo a los oficios mecánicos. La burguesía de los negocios –banqueros y grandes
comerciantes- escaló posiciones sociales.
Gran parte de la segunda mitad del siglo XVIII, al menos hasta 1789 (fecha de la Revolución
Francesa) está impregnado por el pensamiento de la Ilustración y las consecuencias del mismo: el
reformismo y el Despotismo Ilustrado. Para los ilustrados el criterio de la Razón debía imponerse al de
autoridad; también habrá un enfrentamiento con la autoridad eclesiástica. Bajo el lema “Todo para el
pueblo pero sin el pueblo”, el Despotismo Ilustrado, monarquía absoluta bajo la influencia de los
ilustrados, iniciará un programa de reformas de las costumbres y de la producción agraria e industrial
encaminadas al bienestar de los súbditos.
Felipe V se verá presionado por su segunda mujer, Isabel de Farnesio para que recuperase parte de los
territorios cedidos en Utrecht y que sirviesen para que sus hijos pudiesen reinar. Así, Felipe buscará a
través de los Pactos de Familia la alianza con Francia. Así, el hijo mayor tenido con Isabel, Carlos, se
convertirá en rey de Nápoles y más tarde en Carlos III de España.
Felipe V, de personalidad depresiva, abdicará en su hijo Luis I, cuyo reinado duró solo unos meses.
Vuelve Felipe hasta 1746. Le sucede su hijo Fernando VI, casado con la princesa portuguesa Bárbara de
Braganza. Abandonará la política belicista de su padre e iniciará una serie de reformas interiores como la
mejora de la marina con la creación de los astilleros de El Ferrol, Cartagena y San Fernando. Pero lo más
destacado es la elaboración de un catastro para establecer un impuesto único, la Única Contribución, que
sustituyese a la multitud de impuestos existentes. El promotor de este proyecto es el marqués de la
Ensenada, y supuso una impresionante recogida de datos sobre la población, los cultivos, las actividades
económicas o la propiedad de la tierra, aunque no se llegó a poner en marcha la Única Contribución.
Carlos III (1759-1788) fue el mayor reformista y el más claro exponente del Despotismo Ilustrado en
España. Llegó rodeado de ministros italianos. Acometió numerosos cambios para modernizar Madrid:
pavimentación, alcantarillado, redes de agua o alumbrado público, y se construyeron grandes edificios
públicos como el Jardín Botánico, la Puerta de Alcalá, el edificio del museo del Prado o la emblemática
fuente de la Cibeles. Por todo ello será conocido como el “mejor alcalde de Madrid”. Contra uno de sus
ministros italianos, Esquilache, se dará un motín al dar la orden de recortar las capas y los sombreros que
ayudaban al ocultamiento de malhechores. En el motín en realidad subyacía el descontento por el
encarecimiento del pan. El rey destituye a Esquilache pero sigue con su política de reformas con los
ministros Aranda, Campomanes o Floridablanca.
Una de las empresas reformistas más peculiares fue la colonización de Sierra Morena, en lo que será
conocido como las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, con capital en La Carolina –Jaén-, y las
Nuevas Poblaciones de Andalucía, con capital en La Carlota y donde destaca también La Luisiana
(Sevilla). El proyecto fue dirigido por Pablo de Olavide y tenía como fin poblar zonas despobladas y
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restringir el bandolerismo. La colonización se hizo con colonos extranjeros, alemanes fundamentalmente,
para no despoblar otras zonas de España. Debían ser católicos, aunque no se cumplió en todos los casos.
Se les daba un lote de tierra, aperos de labranza, algunos animales, algo de dinero y la exención de
impuesto durante algún tiempo. Los problemas iniciales fueron grandes y la mortandad elevada.
En el reinado de Carlos III se produjo también la expulsión de los jesuitas, al considerárseles
instigadores del motín de Esquilache, aunque en el fondo estaba su pensamiento de que el poder papal
estaba por encima del absoluto del rey.
Para impulsar el espíritu ilustrado surgieron las llamadas Sociedades Económicas de Amigos del País,
que pondrán en marcha proyectos que mejorasen la educación, la industria y la agricultura. Para ello
fomentaban la enseñanza de las llamadas “ciencias prácticas y artes útiles” y promovieron concursos
para estimular la laboriosidad y el ingenio.
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