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ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY
HONOLULU - HAWAII
TESIS DOCTORAL
DEVELOPMENT OF A PROGRAM OF CONTROL OF NOSOCOMIAL INFECTIONS IN THE HOSPITAL
JOSE Ma. CABRAL Y BAEZ, SANTIAGO, DOMINICAN REPUBLIC
(Desarrollo de un Programa de Control de Infecciones Nosocomiales en el Hospital José Ma.
Cabral y Báez, Santiago, República Dominicana)
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BIENVENIDO ANTONIO VERAS ESTEVEZ
UD3105SPH7435
Junio 2008
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DEVELOPMENT OF A PROGRAM OF CONTROL OF NOSOCOMIAL INFECTIONS IN THE HOSPITAL
JOSE Ma. CABRAL Y BAEZ, SANTIAGO, DOMINICAN REPUBLIC
(Desarrollo de un Programa de Control de Infecciones Nosocomiales en el Hospital José Ma.
Cabral y Báez, Santiago, República Dominicana)
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Resumen
Las infecciones nosocomiales (intrahospitalarias) constituyen un problema serio en salud
pública, particularmente cuando la mayoría de casos que ocurren se deben a la implementación
de estrategias no recomendadas y malas prácticas generales. La situación de las infecciones
nosocomiales en la República Dominicana en la actualidad está en sus inicios, particularmente
cuando el enfoque se establece para lograr intervenciones adecuadas que impidan de forma
activa la producción y transmisión de infecciones intrahospitalarias con capacidad para lograr un
deterioro progresivo tanto del enfermo como del sistema por el tiempo extra ingresado y el
costo que esto implica. Actualmente no existen políticas definidas para el establecimiento de
acciones tendientes al trabajo de este tipo de problemas en los diversos centros asistenciales
del país, planteando esto un serio problema que implica un incremento de los costos en relación
a la probabilidad de que en materia social se incrementan los costos particulares tanto de los
enfermos como de los familiares.
Se ha realizado un estudio de Prevalencia Puntual de Sepsis Intrahospitalaria, en el Hospital
Regional Universitario José María Cabral y Báez. En el mismo se han revisado todos los
expedientes de los pacientes ingresados en todas las áreas de internamiento.
Fue en el siglo XVIII cuando las infecciones intrahospitalarias fueron asociadas con la mortalidad
en los centros asistenciales, cuando en una comunidad de Paris (Francia) comenzaron a
relacionarlas con la fiebre pútrida que desencadenaba el 80% de las muertes en pacientes
amputados, sin embargo fue hasta el año 1847 cuando K. Ignaz Semmelweis (Médico
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procedente de Hungría), estudia por primera vez el tema al observar la principal forma de
transmisión de infecciones nosocomiales en una clínica de maternidad de Viena, un hospital que
en aquella época presentaba una elevada mortalidad por fiebre puerperal.
Cada 10 años, a partir de 1970, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) ha realizado una
conferencia internacional de infecciones nosocomiales en Atlanta (Georgia).
Dos grandes perspectivas surgieron: La primera de ellas es la necesidad de vigilancia y la
segunda la obligatoria necesidad de asegurar la eficacia de los procedimientos para el control de
infecciones nosocomiales, por lo cual se propone la validación de los respectivos
procedimientos, también se analizó la credibilidad de estos programas en el hospital y en las
comunidades académicas, si analizamos la situación actual de la mayoría de los programas en
los hospitales de muchos países y se concluye que aun siguen válidos estos temas.
La conferencia internacional de infecciones intrahospitalarias organizada por el Centro de
Enfermedades (CDC), el servicio de la Salud Pública de los Estados Unidos (PHS) en colaboración
con el sector público y privado, individual y de organizaciones, por primera vez formularon los
objetivos nacionales para la prevención y el control de enfermedades.
El abordaje del problema de las infecciones nosocomiales tiene gran relevancia puesto que el
mismo se desarrolla a partir de múltiples factores que predisponen, además de los factores de
riesgo, las condiciones del organismo al inicio del proceso infeccioso, las condiciones de las
personas una vez iniciado el proceso infeccioso en el periodo de la evolución, el componente
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microbiológico de los agentes productores de las infecciones, el empleo de la terapia antiinfecciosa, los procedimientos clínicos y quirúrgicos, el proceso de contaminación, la
transmisión de los agentes productores de la infección, el impacto de la morbilidad, la
mortalidad asociadas a las infecciones, la importancia de implementar medidas de prevención,
el impacto en el medio laboral, social, los costos directos e indirectos de las infecciones.
Todos los profesionales se han de relacionar permanentemente con el atributo de la calidad
diariamente, así la necesidad de la calidad es mas palpable cuando la misma está ausente.
La calidad es un requisito fundamental en la práctica médica desde siempre, a través de todos
los mecanismos e instrumentos disponibles.
En la actualidad, la calidad en la atención de salud, se ha convertido en un imperativo social y
económico en la mayoría de los países del mundo, el contexto social está dado por cuanto al
ejercer la práctica de la medicina y demás disciplinas se requiere garantizar un mínimo necesario
para que no se ponga en riesgo la salud y aún la vida del receptor de los servicios, pero al mismo
tiempo, la protección para los prestadores de los servicios de salud y a la organización que
apoya dichos servicios.
Todo proceso ha de estar acompañado de los objetivos operacionales de mayor importancia,
entre los que se citan el establecimiento de sistemas de gestión que lleven al mejoramiento de
las técnicas de servicios ofertados, al tiempo que se promuevan y destaquen el uso eficiente de
los recursos humanos, los físicos y los tecnológicos, que se adecuen de forma estratégica la
organización de los servicios lo que ha de establecer el ofrecimiento a los pacientes la máxima
satisfacción en el proceso de la atención.
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El proceso de controlar las infecciones nosocomiales ha de tener sus inicios en el
establecimiento de un modelo de Vigilancia Epidemiológica, que sea capaz de permitir la
magnitud y las características de la infección, sin este conocimiento se pueden cometer errores,
por el hecho de no tener una definición de las necesidades y del impacto de las medidas que se
han de introducir.
El modelo de la vigilancia epidemiológica de las infecciones nosocomiales es un sistema de
elementos conceptuales, tecnológicos y normativos, con la finalidad de producir información
sobre la situación de las infecciones adquiridas en el Hospital, este grupo de informaciones han
de constituirse en un indicador de la calidad de la atención del hospital.
En todo hospital, la dinámica del control de las infecciones se organiza alrededor del modelo de
la vigilancia epidemiológica, puesto que la información que se divulga en un centro de atención
sobre la gestión administrativa y el cumplimiento de las normas si la vigilancia epidemiológica
fallara en su funcionamiento las acciones caen y las infecciones se incrementan.
El proceso de atención y curación de las enfermedades ha sido una meta de la humanidad, que
se justifica y explica por los acontecimientos ocurridos alrededor de la medicina curativa, que se
ha mantenido siempre en el puntero de la atención a la salud. Sin embargo, desde el siglo XX la
prevención ha sido impuesta como una necesidad luego que se descubrieron las causas de las
enfermedades infecciosas.
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Vigilar para controlar las infecciones tiene una gran importancia y reaparece como un concepto
central en el esfuerzo por controlar las enfermedades tropicales entre las tropas destacadas en
el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y luego con la aparición del Estafilococo
productor de Betalactamasa y asociado a brotes de infecciones intrahospitalarias al final de la
década de los años cincuenta
y comienzo de los sesenta, y cuando emergen los
microorganismos gram negativos entéricos multirresistentes en los años setenta y ochenta.
Las infecciones nosocomiales han sido reconocidas a través de los tiempos como un problema
crítico en las instituciones afectando la calidad del cuidado de los pacientes, siendo la principal
fuente de eventos adversos resultantes.
Los programas de vigilancia nos proporcionan informaciones que sirven de base para la
detección de cambios en las tasas o la distribución de los eventos, con la implementación de
medidas de control y para determinar si las medidas de control fueron efectivas.
Para lograr desarrollar un programa de control de infecciones se requiere de organización y
recursos, los cuales deben ser asignados según la complejidad
de la institución y la
disponibilidad de estos. Para tal fin debe tener el apoyo del personal directivo y administrativo,
los que deben estar convencidos de la importancia en la reducción de los costos económicos y
biológicos que implica tener un programa de vigilancia epidemiológica en cada institución.
La infección nosocomial se define como la infección que adquiere un paciente durante su
hospitalización que no padecía previamente ni la estaba incubando al momento de la admisión.
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Entre las principales infecciones nosocomiales se pueden citar: infección sintomática del tracto
urinario, bacteriuria asintomática, otras infecciones del tracto urinario, infecciones del campo
quirúrgico en incisión superficial, infección de campo quirúrgico incisión profunda, infección
campo quirúrgico órgano – espacio, neumonía, infecciones del torrente sanguíneo confirmada
por laboratorio, sepsis clínica, osteomielitis, articulación o bolsa, espacio intervertebral,
infección intracraneal, meningitis o ventriculitis, infección venosa o arterial, endocarditis
involucrando válvula cardiaca, miocarditis o pericarditis, oido o mastoiditis, cavidad oral,
sinusitis, tracto respiratorio superior, gastroenteritis, tracto gastrointestinal, hepatitis,
infecciones intraabdominales, enterocolitis necrotizante, bronquitis, traqueobronquitis,
bronquiolitis y traqueitis, la endometritis, episiotomía, manguito vaginal, infecciones de la piel,
tejidos blandos, úlcera de decúbito, quemaduras, absceso mamario o mastitis, onfalitis,
pustulosis, circuncisión en recién nacidos, infección diseminada.
El enfoque de manejo, incluye el uso de antisépticos, se presenta la clasificación, entre los que
resaltan el yodo, clorhexidina, alcoholes, anfóteros, hexamidina.
Otro enfoque es el del lavado de manos, se establecen los procedimientos para el lavado de las
manos, que incluye además el lavado prequirúrgico, las soluciones usadas como antisépticos.
En este mismo sentido se plantean los determinantes para la prevención de las infecciones, se
aclaran los conceptos básicos del lavado de las heridas, que incluye la desinfección, que es un
proceso básico para la prevención y control de las infecciones hospitalarias y se debe realizar
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para prevenir la transmisión de las enfermedades infecciosas a partir de instrumentos, guantes,
insumos médicos en general, superficies, desechos y excretas.
Otro enfoque de importancia es el proceso de desinfección, que es el proceso que elimina todos
los microorganismos patógenos en objetos inanimados, entre los métodos de mayor relevancia
se citan: los medios físicos. La desinfección de los desinfectantes se basa en: Algunos
desinfectantes de alto nivel pueden matar un gran número de endosporas bacterianas
resistentes en severas condiciones de prueba, pero el proceso puede requerir hasta 24 horas,
sin embargo; este efecto no se puede lograr con la mayoría de los desinfectantes. En términos
prácticos, los procedimientos de desinfección de alto nivel, si se efectúan de forma correcta,
pueden considerarse casi equivalente a la esterilización sin la seguridad adicional de la muerte
total de todos los microorganismos. Los desinfectantes liberadores de cloro, los gluteraldehidos,
el yodo, los compuestos de amonio cuaternario, el cloruro de benzalconio, peróxido de
hidrógeno, los fenoles.
Un factor importante incluye: la esterilización, su significado está relacionado con la destrucción
de toda forma de vida microbiana incluso las esporas. La misma puede ser por calor húmedo, la
esterilización por calor seco, esterilización por óxido de etileno, esterilización por radiación,
esterilización con plasma generado por peróxido de hidrógeno.
Entre las acciones de mayor relevancia se citan: organización de un sistema de esterilización, la
esterilización puede realizarse en forma centralizada o descentralizada, de acuerdo a los
criterios establecidos en cada organización, el sistema que hoy se prefiere es el de centralizar el
servicio, de igual manera, se
debe valorar la importancia de la salud ocupacional en la
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esterilización que radica en que el trabajador conozca el riesgo de sufrir una enfermedad
profesional, como evitarla, y en caso de que ya la padezca, como puede controlarla para evitar
complicaciones.
De igual manera, se debe analizar el análisis del riesgo, entre las que se citan los físicos, los
electromecánicos, los ergonómicos, los biológicos, los químicos, la exposición a óxido de etileno.
Se debe manejar de forma importante la protección al operario, la bioseguridad, la
bioprotección en el ambiente hospitalario, se debe establecer que existe riesgo en los
trabajadores de la salud con infecciones con VIH, VHB, VHC.
Es importante exponer que se deben valorar las precauciones universales que incluyen el lavado
de las manos, el uso de guantes, el uso de mascarillas, gafas o pantallas protectoras, empleo de
delantales protectores, se deben aclarar las posibilidades de contaminación con materiales de
riesgo biológico, en este sentido se deben valorar la normas de bioseguridad hospitalaria, las
medidas de bioseguridad en laboratorios el banco de sangre y el área de toxicología, de igual
manera hay que valorar los servicios de urgencia, las salas de hospitalizaciones tomando en
cuenta las medidas antes citadas, el impacto de las salas de cirugías (quirófanos) y las salas de
partos, de igual manera valorar la importancia de las diversas salas especializadas.
En infecciones siempre es importante conocer el papel del aislamiento en el entorno
hospitalario, no todos los pacientes actualmente entran en la categoría de poder ser aislados
debido a sus condiciones, y en la actualidad se valoran fundamentalmente el aislamiento
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estricto, aislamiento respiratorio, aislamiento entérico, aislamiento de piel y heridas, se deben
tener precauciones especiales ante secreciones y excreciones, la importancia del aislamiento
protector.
Entre los resultados más relevantes se citan: El total de camas que dispone el hospital es de 505,
las cuales están distribuidas en los servicios previamente señalados, el total de pacientes
hospitalizados es de 285, con un porcentaje de ocupación de 56,44%. El total de historias
revisadas es del 100%. La edad de los pacientes investigados se comporta de la siguiente
manera: El mayor grupo tiene edades de 20 a 29 años con un 19,65%. Le siguen los grupos de 30
– 39 y 50 – 59 años con 45 pacientes cada uno para un 15,79% respectivamente. El sexo de los
pacientes ingresados en el hospital es como sigue: el mayor grupo pertenece al sexo masculino
con un total de 157 casos (55,1%) y las mujeres 128, para un 44,9%, con una razón de 1,5
hombres por cada mujer ingresada. Sobre los factores de riesgo que se han identificado en los
pacientes apreciamos que al valorar los enfermos que tenían algún factor identificado tenemos
los siguientes resultados:
Con catéter urinario permanente fueron identificados un total de 77 pacientes para un 27,0%.
Con catéter venoso central un total de 18 pacientes para un 6,3%. En nutrición parenteral un
total de 14 pacientes para un 4,9%. Con catéter venoso periférico un total de 224 pacientes para
un 78,6%. En ventilación mecánica 7 pacientes para un 2,5%. El total de pacientes sometidos a
cirugía es de 71 para un 24,9%. Con fiebre fueron identificados un total de 27 pacientes para un
9,5%.
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Entre el total de pacientes ingresados al hospital a 181 se le estaba administrando antibióticos lo
que representa el 63,5%. De este grupo se pudo observar que con un antibiótico estaba un total
de 56 pacientes (19,6%), con dos antibióticos 115 pacientes (40,4%) y con tres antibióticos un
total de 10 pacientes (3,5%).
Las infecciones intrahospitalarias identificadas durante la investigación es como siguen a
continuación: La mayor prevalencia de infecciones lo reporta las de heridas operatorias con un
8,8%, le sigue las infecciones del tracto urinario con 3,2% y la neumonía intrahospitalaria con un
2,8%.
El total de servicios que tiene internamientos en el hospital es de 18, de los cuales el 100%
fueron investigados y se identificó prevalencia de infecciones en 12 de ellos, para un 66,7%.
Las mayores prevalencias se verificaron en los servicios de endocrinología (100%), urología
(75%), ginecología (50%), neonatología (40%), ortopedia (35%), UCI (25%) entre otros.
En el grupo de los microorganismos más frecuentemente identificados se puede observar el
siguiente comportamiento: Sólo en 8 pacientes se identificaron agentes causales lo que
representa el 16% del total con infecciones, en el 84% no se reportaron los microorganismos
productos de la infección, de estos el más frecuente es la Escherichia coli (37,5%), le siguen el
Enterobácter agglomerans, el enterobácter cloacae, Enterobácter sakasakii, klebsiella oxytoca,
estafilococo aureus con un 12,5% respectivamente.
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El 100% de los pacientes diagnosticados con el microorganismos productor de las infecciones
intrahospitalarias produjeron infecciones de la herida operatoria y el 87,5% son del grupo de las
Enterobacteriáceas siendo los enterobácters los más frecuentes (37,5%).
El 63,5% del total de pacientes investigados tenía indicación de antibióticos en el hospital, de
estos, el 19,6% tenía un antibiótico, el 40,4% tenía en uso dos antibióticos y el 3,5% tenía tres
antibióticos.
Entre las recomendaciones de mayor relevancia se citan:
Establecer un programa de control de infecciones efectivo que sea aplicado en el Hospital y que
pueda ser implementado en otros centros de salud del país. Establecer un calendario de
actividades para poder establecer los eventos más importantes a desarrollar en el componente
de diseminación de las informaciones. Organización del comité de infecciones intrahospitalarios.
Organización de todos los sub comités de IIH por servicios. Preparar un evento donde se
presenten los resultados más relevantes del presente estudio. Preparación de las normas de
vigilancia epidemiológica del Hospital. Priorización de los problemas a resolverse en la primera
etapa de funcionamiento de los comités. Establecer un programa de intervención que incluya
educación, seguimiento, apoyo, acompañamiento y evaluación de cada uno de los eventos a
organizar. Estandarizar todas las actividades de planificación y programación cada tres meses,
con evaluaciones sistemáticas y re-planificación de los objetivos que no se hayan podido
alcanzar. Organizar el servicio de vigilancia epidemiológica intrahospitalaria para IIH del Hospital
Cabral y Báez, donde se incluya una auxiliar de enfermería para la búsqueda activa de los casos
en coordinación con todas las enfermeras profesionales del mismo. Planificar los trabajos de
coordinación con el epidemiólogo del hospital asignado para las IIH, para implementar un
sistema de vigilancia integrado y continuo. Organizar los trabajos de investigación de brotes y
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planificación en coordinación y seguimiento con el comité de infecciones, los subcomités de
infecciones y el servicio de epidemiología del hospital.
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Agradecimientos
El hecho de iniciar un proceso de formación personal es una decisión importante para el
mejoramiento personal, institucional y social, particularmente cuando los resultados esperados
serán empleados en la misma sociedad a la que pertenecemos y los conocimientos acumulados
serán una forma importante de apoyar los cambios que la sociedad necesita en momentos tan
especiales como los que vive la humanidad, donde la lucha de intereses económicos ha hecho
que el concepto de vida y derechos humanos se haya degradado hasta condiciones muy
complejas.
No existen palabras para agradecer a “Atlantic International University”, puesto que me han
dado la oportunidad de organizar un programa personalizado con la capacidad amplia de poder
llegar al fondo del conocimiento de las causas de los diversos procesos y problemas que se
relacionan con el entorno de mi especialidad.
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La asesoría diaria que he recibido es un aliciente de cómo he de realizar mis ensayos en un
medio hostil a las expectativas y al desarrollo.
No es fácil para personas de países en vías de desarrollo poder acceder a sistemas educativos
con la capacidad de lograr un desarrollo educacional similar al de cualquier otro centro
educativo tradicional, con la diferencia que en el caso de “Atlantic International University” el
límite es el cielo, y no existen barreras para poder llegar al conocimiento total de los puntos que
nos hemos involucrado en desarrollar.
Es esta la razón por la que agradezco eternamente esta oportunidad y esta experiencia, que me
ha dado la oportunidad para crecer de forma extraordinaria en el desarrollo de mis actividades y
mi vida personal.
Agradezco de igual manera a todos los profesionales de ciencias y de la salud que he consultado
durante todo el proceso de desarrollo de mis estudios, gracias por apoyar cada una de las
actividades y publicaciones que les he consultado.
Agradezco de forma especial a los compañeros de trabajo, con los que he podido desarrollar
todos los eventos científicos asociados a cada paso de mi formación, las actividades que he
desarrollado desde mis inicios en el proyecto han sido puesta en práctica cada una de ellas en
mi centro de trabajo, lo que me ha dado la oportunidad de implementar cambios sustanciales
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en todo el sistema de la epidemiología y la Salud Pública en el Hospital Regional Universitario
José Ma. Cabral y Báez de Santiago.
Agradezco de forma especial a mi familia por darme el apoyo y por permitirme dedicar tantas
horas de las madrugadas y de las noches a la lectura, redacción, revisión documental y
compilación de datos nuevos para irlos integrando a cada una de las asignaciones las cuales he
podido componer en el tiempo adecuado lo que me ha permitido la oportunidad de mejorar
sustancialmente la capacidad de análisis y síntesis en asuntos tan importantes como la
investigación al tiempo que me ha permitido organizar acciones puntuales capaces de producir
cambios vitales en el marco de desarrollo personal y social asociados a las tareas diarias de mi
profesión.
Agradezco de forma póstuma a mi padre, que partió hasta mejor destino antes de que pudiera
terminar, ha sido el eje de mis éxitos y triunfos, y me apoyó en momentos complejos al inicio de
estos estudios, pero por asuntos de lógica vital, ha tenido que abandonar este mundo y no ha
participado de la alegría extraordinaria que me da poder concluir con esta nueva meta en mi
vida.
Agradezco de igual manera a todas las tantas personas que me han apoyado en cada día de
gestión de mis actividades formativas, en realidad con agradecimiento para todos.
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Gracias a tantas personas que han dado su ayuda y que han apoyado en el logro de este
extraordinario evento en mi vida, con revisión de borradores, análisis documentales, revisión de
estadísticas, etc. Gracias a todos.
Índice
Resumen
Agradecimientos
Introducción
3
Capítulo I
4
El problema de investigación
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Capítulo II
Actualización marco de referencia
5
Capítulo III
Marco teórico
Capítulo IV
Resultado del trabajo de campo y análisis/discusión
Conclusiones
Recomendaciones
Bibliografía
Apéndice
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9
Introducción
Las infecciones nosocomiales (intrahospitalarias) constituyen un problema serio en salud
pública, particularmente cuando la mayoría de casos que ocurren se deben a la implementación
de estrategias no recomendadas y malas prácticas generales. De acuerdo a datos publicados por
la Organización Mundial de la Salud, una infección nosocomial se define como cualquier
enfermedad microbiológica o clínicamente manifiesta que afecta un enfermo como
consecuencia de su internamiento en un hospital, o al personal sanitario como consecuencia de
su trabajo (Bennet JV, 1992).
El problema fundamental consiste en que las infecciones se desarrollan durante la estancia del
enfermo en el hospital, y debe estar claro que la misma no se hallaba presente al momento del
internamiento, ni se estaba incubando al momento de su admisión al mismo.
Otra característica que debe valorarse es que, aunque se haya contraído en el hospital también
puede manifestarse tras el alta del paciente. Cabe citar que tras un procedimiento quirúrgico
aproximadamente el 25% de las infecciones nosocomiales suelen presentarse posterior al alta y
hasta un mes después (Bennet JV, op cit., 1992).
No es raro que el personal de la salud que compone los equipos del centro pueda ser afectado
por enfermedades o por complicaciones de estas, como en el caso de la contaminación de la
hepatitis B y el VIH cuando hay accidentes laborales, o la tuberculosis cuando el paciente
bacilífero expone al personal al microorganismo. (Comisión clínica de infecciones, 1998).
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En la República Dominicana no existen estrategias ni programas nacionales que orienten hacia la
forma de realizar trabajos de forma estandarizada en todos los establecimientos de salud, lo que
obliga a que cada centro asistencial realice acciones particulares, muchas veces sin los criterios
científicos adecuados para poder incidir en el diagnóstico de un problema ni para poder acceder
a las técnicas de abordaje científico de los mismos. El otro problema es que no existen
indicadores estandarizados para conocer la situación real en todos los establecimientos de salud
a nivel nacional.
Del mismo modo, en el Hospital José Ma. Cabral y Báez, no existe un programa estandarizado
que sea capaz de diagnosticar de forma activa las infecciones intrahospitalarias, y recomendar
acciones precisas para el abordaje de los problemas de salud en los diversos servicios que se
presenten.
Para tal fin, se plantea el desarrollo de un protocolo de actuaciones que sea capaz de ser
implementado en cada uno de los establecimientos de salud con internamiento y que pueda
incidir de forma importante en el desarrollo de estrategias técnicas científicas para el abordaje
de los diversos problemas asociados a los mismos.
Así mismo, debido a la no existencia de indicadores, se sugieren una serie de indicadores que
puedan ser calculados para la obtención de datos estandarizados que puedan servir para medir
la real situación de las infecciones tanto en el hospital objetivo como en los demás servicios de
salud.
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Capítulo I
El problema de investigación, objetivos, variables y métodos de investigación.
La situación de las infecciones nosocomiales en la República Dominicana en la actualidad está en
sus inicios, particularmente cuando el enfoque se establece para lograr intervenciones
adecuadas que impidan de forma activa la producción y transmisión de infecciones
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intrahospitalarias con capacidad para lograr un deterioro progresivo tanto del enfermo como
del sistema por el tiempo extra ingresado y el costo que esto implica.
Actualmente no existen políticas definidas para el establecimiento de acciones tendientes al
trabajo de este tipo de problemas en los diversos centros asistenciales del país, planteando esto
un serio problema que implica un incremento de los costos en relación a la probabilidad de que
en materia social se incrementan los costos particulares tanto de los enfermos como de los
familiares, a nivel del establecimiento, el tiempo de ocupación y uso de los servicios se
incrementa drásticamente, provocando esto problemas de interés basados particularmente en
mayores erogaciones que involucran mas gastos asociados con prácticas que pueden ser
mejoradas continuamente.
La incidencia de infecciones nosocomiales entre los enfermos se ha constituido en un asunto de
mucha relevancia, particularmente cuando en unidades como Cuidados Intensivos generales y
cuidados intensivos pediátricos los casos son extremadamente altos, particularmente cuando las
prácticas asociadas al desarrollo de este problema se ve cada día asociado a malas acciones que
realizan los miembros de los diversos equipos involucrados.
La incidencia de neumonías nosocomiales, sepsis en tejidos blandos, sepsis asociadas al uso de
instrumentos y aditamentos necesarios para sostener la vida de los enfermos, se constituyen en
problemas de interés, las malas prácticas del personal, la incapacidad cultural de constituir el
lavado de manos en una práctica rutinaria, el uso de equipos sin las medidas de bioseguridad y
las malas acciones generales de entrada a las áreas restringidas son particularmente los
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elementos de mayor impacto en el desarrollo de problemas asociados a la aparición de las
infecciones intrahospitalarias.
El Hospital José María Cabral y Báez, es el centro de atención especializada más importante de la
región. El mismo asiste personas de 14 provincias, consta de un total de 461 camas distribuidas
entre todos los servicios que se ofertan en el mismo.
Los servicios se clasifican en el grupo de Medicina Interna con un total de 151 camas, estas
especialidades incluyen: cardiología, endocrinología, gastroenterología, geriatría, hematología,
medicina interna, nefrología, neurología, neumología y salud mental.
Los servicios quirúrgicos incluyen un total de 165 camas, y entre las especialidades se incluyen:
cirugía general, cirugía laparoscópica, cirugía plástica, cirugía vascular, neurocirugía,
maxilofacial, oftalmología, ortopedia, otorrinolaringología y urología.
Los servicios de maternidad incluyen un total de 121 camas, y se identifican las especialidades:
ginecología, cirugía oncológica, obstetricia y neonatología.
Finalmente las unidades de terapias intensivas, que incluyen un total de 24 camas, distribuidas
de la siguiente manera: unidad de terapia intensiva coronaria, unidad de terapia intensiva
general, unidad de terapia intensiva quirúrgica y la unidad de terapia intensiva intermedia.
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Las principales especialidades que están disponibles son neonatología, obstetricia, ginecología,
medicina interna, cardiología, nefrología, gastroenterología, neumología, cirugía general,
ortopedia, urología, neurocirugía, hematología, geriatría, psiquiatría, Unidad de terapia
intensiva y endocrinología.
Cada una de estas especialidades dispone de un espacio para internamiento, siendo los servicios
de obstetricia, medicina interna, cirugía general y ortopedia los que más camas tienen asignadas
por el volumen importante de pacientes.
Las infecciones intrahospitalarias, son infecciones contraídas en el hospital por un paciente
ingresado por una causa diferente a dicha infección. En este grupo se puede incluir cualquier
proceso que haya sido adquirido en el hospital pero que se manifieste durante el alta.
(WHO/CDS/EPH, 2002)
Las infecciones intrahospitalarias ocurren en todo el mundo y afectan por igual los países
desarrollados y los que tienen limitaciones de recursos, es importante señalar que las
infecciones contraídas en los establecimientos de atención de salud están entre las principales
causas de muertes e incrementan la morbilidad de los pacientes ya ingresados en los centros,
provocando un incremento en los costos y la estadía hospitalaria. (Ibidem).
Estudios publicados por la Organización Mundial de la Salud demostró que un promedio de el
8,7% de los pacientes hospitalizados mostraban infecciones intrahospitalarias (Estudio realizado
en 55 hospitales de 14 países), (Ibidem). La máxima frecuencia de infecciones nosocomiales fue
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notificada por hospitales de las regiones del Mediterráneo Oriental y Asia sudoriental (11,8 y
10,0% respectivamente) con una prevalencia de 7,7 y 9,0% en las regiones de Europa y el
Pacífico occidental. (Ibidem).
Las infecciones nosocomiales más frecuentes son las de Heridas Operatorias (quirúrgicas), las
vías urinarias y las vías respiratorias inferiores. Estudios publicados por OMS han confirmado
que la máxima prevalencia de infecciones nosocomiales ocurre en Unidades de cuidados
intensivos y en pabellones quirúrgicos y ortopédicos de atención a enfermedades agudas.
(Ibidem)
Las tasas de prevalencia de infecciones son mayores en los pacientes con mayor vulnerabilidad
por causa de edad avanzada, enfermedad subyacente o quimioterapia.
Estudios publicados por B Veras et al (2002) reportan tasas de prevalencia de sepsis entre los
neonatos que oscilan 80% y entre los adultos 40%.
Los objetivos de la investigación consisten en:
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General:
Determinar la prevalencia de infecciones nosocomiales en el Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Desarrollar un programa de acciones destinadas a identificar las actividades suficientes para la
mejora continua de la calidad y la disminución de las infecciones intrahospitalarias.
Específicos:
1) Determinar la edad, sexo, especialidad, tiempo ingreso de los pacientes
investigados.
2) Conocer los factores de riesgo presentes en los pacientes investigados.
3) Identificar pacientes con uso de antibióticos, cantidad y nombre de cada uno.
4) Identificar los pacientes con IIH y el tipo de infecciones.
5) Determinar la prevalencia de infecciones por servicio y por tipo de lesiones
diagnosticadas
6) Determinar la prevalencia de estudios laboratoriales realizados y los resultados de
los mismos.
Las variables a estudiar incluyen: Prevalencia puntual de infecciones nosocomiales, prevalencia
por servicios, prevalencia por tipo de infecciones, edad, género, especialidad, tiempo de ingreso,
factores de riesgo, uso de antibióticos, cantidad de antibióticos, uso empírico de antibióticos.
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Metodología:
Se ha realizado un estudio de Prevalencia Puntual de Sepsis Intrahospitalaria, en el Hospital
Regional Universitario José María Cabral y Báez. En el mismo se han revisado todos los
expedientes de los pacientes ingresados en todas las áreas de internamiento.
Previamente se confeccionó un instrumento de captura de informaciones que constó de 17
preguntas relacionadas con identificación del servicio, variables de edad y sexo, variables
relacionadas a los factores de riesgo, las variables sobre los procedimientos realizados a los
pacientes, las variables sobre medicamentos antibióticos, la presencia de infección y su tipo, los
agentes causantes, notificación y diagnóstico de ingreso de los mismos.
Previo a la aplicación de dicho instrumento se procedió a la prueba y estandarización del mismo,
posteriormente se realizaron los ajustes necesarios para su utilización en todos los servicios del
hospital.
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El estudio de prevalencia se realizó el sábado 7 de junio del 2008, se inició el proceso a las 5:00
AM y culminó a las 11:00 PM. Con la revisión total de los casos de pacientes hospitalizados.
Definiciones operacionales.
Para el desarrollo de esta investigación se han adoptado las siguientes definiciones
operacionales:
1) Infección de herida operatoria (IHO). Es aquella herida que se presenta con uno de los
siguientes criterios:
a. Presencia de pus en el sitio de la incisión quirúrgica.
b. Registro médico de IHO en la historia clínica.
2) Infección urinaria (ITU). Para diagnosticar esta condición se acepta uno de los siguientes
criterios:
a. Fiebre mayor de 38 grados, urgencia miccional, disuria, polaquiuria, dolor
suprapúbico y cultivo de orina con más de 100,000 colonias por cc con no más
de dos especies de microorganismos.
b. Fiebre mayor de 38 grados, urgencia miccional, disuria, polaquiuria, dolor
suprapúbico, y al menos uno de los siguientes:
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i. Piuria.
ii. Microorganismos visibles al Gram de orina NO centrifugada.
iii. Al menos dos urocultivos positivos con el mismo patógeno Gram
negativo con más de 50,000 colonias por cc.
c. Paciente menor de 1 año con fiebre mayor de 38 grados Celsius, hipotermia, de
menos de 37 grados Celsius, apnea, bradicardia, letargia, vómitos y urocultivo
positivo con desarrollo de más de 10,000 colonias por cc con no más de dos
especies de microorganismos en muestra tomada por punción vesical o
cateterismo.
d. Fiebre mayor 38 grados Celsius, hipotermia de menos de 37 grados Celsius,
apnea, bradicardia, letargia, vómitos y piuria y al menos uno de los siguientes:
i. Microorganismos visibles al Gram de orina NO centrifugado.
e. Existe diagnóstico médico de infección urinaria registrado en la historia clínica y
no hay evidencias que se trate de infección adquirida en la comunidad.
3) Endometritis puerperal (EP). Se puede asumir este diagnóstico con los siguientes
criterios:
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a. Loquios alterados o de mal olor y útero subinvolucionado, o dolor suprapúbico o
fiebre.
b. Registro médico de EP en la historia clínica.
4) Infección intestinal. (IINT). Se asume este diagnóstico con los siguientes criterios:
a. Deposiciones líquidas o semiformadas frecuentes en el día en pacientes que no
traían diagnóstico de infección intestinal al ingreso.
b. Registro médico de IINT en la historia clínica.
5) Infecciones del torrente sanguíneo o bacteriemia (ITS – BAT). Se diagnostica esta
condición ante cualquiera de los siguientes criterios:
a. Dos o más hemocultivos positivos al mismo agente etiológico y fiebre o
compromiso séptico.
b.
Registro médico de ITS en la historia clínica en pacientes sin diagnóstico de
septicemia al ingreso.
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6) Neumonía intrahospitalaria (NEU). Se diagnostica esta situación con uno de los
siguientes criterios:
a. Condensado pulmonar en radiografía de tórax y uno de los siguientes:
i. Exudado purulento o fiebre o cultivo cuantitativo positivo.
ii. Diagnóstico médico de neumonía en un paciente sin diagnóstico de
neumonía al ingreso.
Los datos fueron digitados en una base de datos en el paquete informático Epi-Info 2000,
versión 3.2; los resultados fueron expuestos en tablas y gráficos con los datos más relevantes,
acompañado con una interpretación de cada uno.
Posteriormente se presentaron las conclusiones y el análisis de los mismos con las
recomendaciones particulares para el desarrollo de un programa de control de infecciones en el
Hospital José Ma. Cabral y Báez de la ciudad de Santiago.
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Capítulo II
Marco Referencial (Revisión de la literatura).
Fue en el siglo XVIII cuando las infecciones intrahospitalarias fueron asociadas con la mortalidad
en los centros asistenciales, cuando en una comunidad de Paris (Francia) comenzaron a
relacionarlas con la fiebre pútrida que desencadenaba el 80% de las muertes en pacientes
amputados, sin embargo fue hasta el año 1847 cuando K. Ignaz Semmelweis (Médico
procedente de Hungría), estudia por primera vez el tema al observar la principal forma de
transmisión de infecciones nosocomiales en una clínica de maternidad de Viena, un hospital que
en aquella época presentaba una elevada mortalidad por fiebre puerperal.
Poco tiempo después de su llegada a la clínica, Semmelweis observó que la principal causa de
fiebre puerperal era la exploración de los pacientes por estudiantes de medicina cuyas manos
estaban impregnadas de restos de las necropsias de los pacientes, muchos de los cuales habían
muerto por esta misma enfermedad.
Florence Nithingale en 1863, se refirió a las infecciones adquiridas en el hospital de este modo:
“… está tomando cuerpo la convicción de que en todos los hospitales, incluso en los mejor
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dirigidos, se pierde inútilmente un número considerable de vidas; y de que, por lo general, los
pobres sanarán mejor de sus enfermedades en sus propias viviendas miserables con una ayuda
médica y quirúrgica apropiada y una atención eficaz que con tratamiento más complejo en los
hospitales”.
En el año 1968 el único escrito autorizado referente al tema era un manual o monografía
publicado por la Asociación Americana de Hospitales: “Infection control in the Hospital”. Era una
guía útil en el contexto americano, a pesar de que se publicó originalmente en Inglaterra.
Posteriormente se dieron a conocer las normas elaboradas por la Comisión de Acreditación de
hospitales, caracterizándose por ser mínimas, estableciendo que los hospitales deben
suministrar al menos las siguientes medidas para la prevención y el control de infecciones en los
enfermos: un servicio de vigilancia proporcionado por un comité de control de infecciones, un
ambiente sanitario, facilidades para el aislamiento
de pacientes infectados, un adecuado
servicio de Microbiología, enfermeras exclusivas para el área de obstetricia y medidas
apropiadas contra la contaminación de los alimentos.
Estudios posteriores demostraron que los profesionales en el cuidado de la salud reflejaban la
carencia de conocimientos en el control de infecciones.
Datos posteriores derivados de otros estudios muestran que en 1970 menos del 10% de los
hospitales habían establecido la posición del profesional de enfermería en el control de
infecciones, no más del 10% de ellos habían puesto en práctica políticas de cambio de catéteres
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intravenosos cada 72 horas, menos del 10% de los hospitales habían adoptado sistemas de
drenaje urinario cerrado, y tan solo algo más de un 10% de ellos tenían normatizado el cambio
de tubos de ventilación como mínimo cada 24 horas.
Cada 10 años, a partir de 1970, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) ha realizado una
conferencia internacional de infecciones nosocomiales en Atlanta (Georgia).
Estas conferencias han contribuido en la promoción de la investigación y en el control de las
infecciones nosocomiales encaminando esfuerzos hacia décadas posteriores.
El resultado de la conferencia de los años 1979 fue particularmente, que todos los participantes
se unieran en una sola voz ante la escena nacional intentando llamar la atención hacia el
problema de la infección nosocomial.
Los problemas más importantes identificados fueron, el papel de las muestras ambientales, la
vigilancia como un sistema de control y el uso de agentes antimicrobianos profilácticos.
Dos grandes perspectivas surgieron: La primera de ellas es la necesidad de vigilancia y la
segunda la obligatoria necesidad de asegurar la eficacia de los procedimientos para el control de
infecciones nosocomiales, por lo cual se propone la validación de los respectivos
procedimientos, también se analizó la credibilidad de estos programas en el hospital y en las
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comunidades académicas, si analizamos la situación actual de la mayoría de los programas en
los hospitales de muchos países y se concluye que aun siguen válidos estos temas.
Se establece el concepto y las actividades del profesional en control de infecciones y del
epidemiólogo hospitalario.
La Organización Panamericana de la Salud, en su conferencia sobre Infecciones
Intrahospitalarias realizada en 1979 en Guatemala para los países de América Latina, formuló los
siguientes elementos básicos para el control de aquellas.
Se estimó el establecimiento e un comité activo de Control de Infecciones, un sistema operativo
de seguimiento y vigilancia mediante la notificación, la recolección, el procesamiento y el
análisis de la información, revisión de los procedimientos y técnicas en áreas críticas, la
identificación del perfil epidemiológico, las acciones educativas motivadoras que involucren la
salud del empleado, las pautas sobre las técnicas de asepsia, desinfección y esterilización, las
políticas sobre el uso de antibióticos, técnicas y procedimientos de aislamiento, apoyo mínimo
de los servicios del laboratorio de microbiología, coordinación entre los diferentes servicios
hospitalarios y demás entidades prestadoras de servicios de salud.
En el año 1980 se realizó la segunda conferencia para analizar el avance de los programas en
control de infecciones en los hospitales, y se encontró que, en promedio estos programas tenían
menos de 5 años de existencia y que muchos expertos, profesionales de enfermería, médicos y
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otros profesionales del área de la salud, ya dedicaban parte considerable de su tiempo, si no
todo, a las infecciones nosocomiales.
Entre los objetivos de esta segunda conferencia se citan:
a) Recapitulación de las conclusiones de la primera conferencia.
b) Presentar información renovada acerca de la eficacia de técnicas en el control de
infecciones.
c) Fomento de la implementación de la vigilancia efectiva y de programas de control e
identificar y promover la investigación de los problemas de control.
d) Identificar y promover la investigación de los problemas que persistían en el control de
las infecciones.
e) Análisis del uso cada vez más frecuente de dispositivos e instrumentos, empleo de
patrones de antibioterapia de otras instituciones, los pacientes hospitalizados dados de
alta de forma precoz y la escasez de personal y recursos existentes dedicados con
exclusividad al control de las infecciones.
Son temas que fueron abordados por la conferencia la necesidad de definir mejor los factores
de riesgo del huésped, la importancia crítica de la intervención médica en las infecciones
intrahospitalarias y los problemas de resistencia a los antibióticos y cómo tratarla.
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La conferencia internacional de infecciones intrahospitalarias organizada por el Centro de
Enfermedades (CDC), el servicio de la Salud Pública de los Estados Unidos (PHS) en colaboración
con el sector público y privado, individual y de organizaciones, por primera vez formularon los
objetivos nacionales para la prevención y el control de enfermedades.
Los objetivos del PHS para la década del noventa y del año 2000 contienen planes para prevenir
y controlar las infecciones intrahospitalarias.
En este sentido y en el año 2000 los objetivos referentes a infecciones intrahospitalarias pueden
ser divididos en dos categorías:
a) La primera categoría tiene que ver con la protección de la salud del trabajador en la cual
juega un importante papel la seguridad ocupacional y la administración en salud.
b) La segunda con la protección del paciente, particularmente los sometidos a
procedimientos quirúrgicos y que se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos.
De igual manera se recomienda el fortalecimiento de los programas educativos hasta quienes
suministran los servicios de salud y el epidemiólogo hospitalario de manera mancomunada
entre el gobierno, los centros académicos, las industrias y las organizaciones populares.
El Sistema Nacional de Vigilancia de las Infecciones Intrahospitalarias de los Estados Unidos de
América con la colaboración del Hospital Universitario de Michigan realizó un estudio para el
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establecimiento de la tendencia de la etiología microbiana de las infecciones intrahospitalarias
en los años ochenta en los hospitales norteamericanos, en el mismo los principales resultados
fueron los siguientes:
La Escherichia coli disminuyó como agente causal de infecciones del 23% en 1980 al 16% en el
periodo 1986 – 1989.
La Klebsiella pneumoniae disminuyó del 7% al 5%.
El Estafilococo coagulasa negativo se incrementó del 4% al 9%.
La Cándida albicans se incrementó del 2% al 5%.
El Estafilococo aureus, las Pseudomonas aeroginosas, Enterobácter especies y Enterococcus sp
presentaron menor incremento.
Un hallazgo identificado fue que la resistencia a antimicrobianos de cepas de estos patógenos
asó como del Estafilococo coagulasa negativo es cada vez más frecuente.
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Por el contrario, se han reportado cambios importantes en contraste con los años setenta,
particularmente con relación a la etiología de las infecciones intrahospitalarias en la década de
los ochenta.
Se ha presentado un cambio en los patógenos fácilmente tratables que convirtieron en
patógenos más resistentes, redujeron de esta forma las opciones de terapia y pusieron énfasis
en la continua necesidad de prevenir y controlas las infecciones intrahospitalarias, así como el
impacto de nuevos desarrollos terapéuticos.
Un estudio en relación a infecciones nosocomiales pediátricas fue realizado en el Hospital
Universitario para Niños enfermos en Toronto, donde durante un periodo de cuatro años, 1984
– 1087, un total de 4.684 infecciones intrahospitalarias fueron detectadas con un registro de
78.120 ingresos hospitalarios, excluyendo los pacientes con cirugías ambulatorias y
psiquiátricos, lo que reporta una tasa de infecciones intrahospitalarias del 6,0%.
Durante los dos primeros años, 1984 – 1985, la vigilancia se basó en la revisión semanal de los
expedientes de todos los pacientes ingresados (por dos enfermeras del control de infecciones),
en la UCI neonatal y UCI pediátrica, la revisión se realizaba dos veces por semana.
Durante los dos siguientes años, 1986 – 1987, se empleó el sistema de la hoja de seguimiento de
enfermería, (nueve enfermeras recolectaron las informaciones), los datos eran relativos a
signos de infecciones en los pacientes cada 24 horas, este nuevo sistema se asoció a un
incremento del 50% de la incidencia de las infecciones intrahospitalarias informadas.
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El estudio publicado en el mismo hospital antes citado, reporta una tasa global de infecciones de
6,0% la cual varió de 0,17% a 14,0% en las diferentes salas o servicios, las más altas que incluyen
las mayores de 5.6% fueron encontradas en la UCI neonatal, Neurocirugía infantil,
Hematología/Oncología, Cirugía neonatal, Cirugía cardiovascular, UCI pediátrica y Medicina
infantil de preescolares.
Las infecciones fueron más frecuentes en menores de 23 meses de edad (11,5%), menos
comunes en el grupo de 2 – 4 años (3,6%) y aún menos frecuentes en pacientes mayores de
cinco años (2,6%). El día promedio de inicio de la infección fue de 15,3 días de hospitalización.
Las infecciones más frecuentes en orden fueron: gastrointestinales (35%), bacteriemias (21%),
respiratorias (16%) (se clasifican en 10% del tracto respiratorio superior y 6% del tracto
respiratorio inferior), heridas quirúrgicas (7%), del tracto urinario (6%), piel (5%), (el 32% de
estas infecciones fueron relacionadas con líneas intravasculares), ojo (5%), líquido
cefalorraquídeo (3%) y otras (2%).
En los 379 pacientes hospitalizados por un periodo superior a 100 días, se mantuvo esta
tendencia.
La recuperación de un patógeno no fue esencial en el diagnóstico de la infección
intrahospitalaria gastrointestinal, de herida quirúrgica, piel, tracto urinario y aparato
respiratorio bajo.
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Sin embargo los trabajos realizados lograron recuperar el patógeno mediante el cultivo
respectivo en el 100% de las bacteriemias, infecciones de heridas quirúrgicas, del tracto urinario,
piel y sistema nervioso central, 59% de las infecciones gastrointestinales y 11% de las del
aparato respiratorio alto y bajo.
Los virus, fueron identificados como agentes causales del 86% de las infecciones
gastrointestinales en las que se logró la recuperación de un patógeno y del 46% de las del
aparato respiratorio.
Los agentes etiológicos responsables fueron: bacterias Gram positivas (50%), bacterias Gram
negativas (18%), hongos (4%) y mixtas y otros patógenos (5%).
Las bacterias Gram positivas causaron el 75% de las bacteriemias, 69% de las infecciones del
sistema nervioso central, 65% de las heridas quirúrgicas y 60% en piel y ojos.
Las bacterias Gram negativas predominaron solo en el tracto urinario (57%), y los hongos como
el Aspergillus en las infecciones del aparato respiratorio bajo (23%).
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Capítulo III
Marco Teórico.
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3.1
Características generales de las infecciones nosocomiales.
El abordaje del problema de las infecciones nosocomiales tiene gran relevancia puesto que el
mismo se desarrolla a partir de múltiples factores que predisponen, además de los factores de
riesgo, las condiciones del organismo al inicio del proceso infeccioso, las condiciones de las
personas una vez iniciado el proceso infeccioso en el periodo de la evolución, el componente
microbiológico de los agentes productores de las infecciones, el empleo de la terapia antiinfecciosa, los procedimientos clínicos y quirúrgicos, el proceso de contaminación, la
transmisión de los agentes productores de la infección, el impacto de la morbilidad, la
mortalidad asociadas a las infecciones, la importancia de implementar medidas de prevención,
el impacto en el medio laboral, social, los costos directos e indirectos de las infecciones. (M.
Schaechtter et al, 1993).
Resalta el hecho de que no muchos científicos consideran que el problema de las infecciones
nosocomiales es un asunto exclusivo de los hospitales, y realmente tienen un gran impacto en
relación a la exclusividad, sin embargo el análisis ha de ser más amplio en este sentido, puesto
que el enfermo ingresa al hospital en procura de un tratamiento, y en muchos casos puede traer
una infección silenciosa, que incluso pudiera ser desconocida por el propio sujeto, el otro caso
implica a quien ingresa al hospital en procura de un tratamiento y sin ningún tipo de trastornos
infecciosos.
Analizando ambas situaciones, el primero es el clásico sujeto que a su ingreso a sido objeto de
una deficiente evaluación que ha sido incapaz de demostrar el problema, el segundo ya es un
problema del hospital propiamente dicho, y quizás la causa ha de estar asociada mayormente a
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trastornos asociados a manipulación o procedimientos que han desencadenado contaminación
o manejo inadecuado de las situaciones involucradas.
Hoy día se enfoca la salud basada en un concepto moderno de atención y concentra dos grandes
sectores el esfuerzo positivo de un plan en la atención del medio ambiente y en la atención a las
personas. El primer componente se caracteriza porque juegan de manera importante un gran
papel todos los factores del medio ambiente, tal es el aire, el espacio, la infraestructura física,
las instalaciones, los acueductos, los alcantarillados, los alimentos, los desechos, el trabajo, el
hogar, etc. En el segundo grupo se involucran los aspectos de los factores de riesgo tal es el
fomento de la salud, la prevención de la enfermedad, la recuperación de la salud, la
rehabilitación anímica y funcional para el trabajo.
Mandel Douglas (1991), explica que, en cualquiera de los casos de diseño de un hospital la
atención del medio ambiente y la atención de las personas deben estar íntimamente asociadas
para conseguir el equilibrio deseado de acuerdo al propósito general, siendo de mucha
importancia en relación a la práctica.
La meta de todo centro de salud una vez identificado un problema asociado a infecciones ha de
ser, identificar todos los medios posibles para garantizar al enfermo su mejoría en el menor
tiempo posible, evitar la contaminación de otros enfermos, asegurar la desinfección de todas las
instalaciones.
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El enfoque ha de ser integrado en todos los sentidos, puesto que es de vital importancia
entender que las acciones han de ir enfocadas tanto en el sentido de la ocurrencia del problema,
pero además basado en las acciones destinadas a la educación continuada tanto del personal
como de los enfermos que en definitiva han de ser los que aporten las alternativas de solución a
los múltiples problemas. (Mandel Douglas, op cit).
3.1.1
Educación continuada.
Esta parte estructural de las acciones es uno de los elementos básicos del programa de
prevención, el mismo debe estar dirigido no solo a los que son responsables de ejecutar el plan,
los profesionales, los auxiliares de la salud, si no también a todo el personal general incluyendo
a los administradores.
La educación debe ser enfocada a la educación general acerca de los factores de riesgo y las
normas que se deben implementar ante cualquier notificación de infecciones sea sospechosa o
confirmada. (Sackett RB, 1991).
Existe una serie de actividades que deben cumplirse en este sentido e incluyen las reuniones
dentro de los programas generales de hospitales que deben esclarecer los factores asociados a
la infección, cuidados de enfermos, equipos médicos, las instalaciones físicas y los materiales de
uso general.
Es de vital importancia que cada comité ubicado en el territorio nacional, escriba sus manuales
y normas basado en los reglamentos nacionales y las disposiciones nacionales e internacionales
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existentes, al tiempo que deben ser promulgados dichos documentos por las direcciones
generales de los establecimientos de salud. (Sackett RB, op cit).
Un elemento importante ha de ser desarrollado en base a la educación continuada con relación
a cuidados básicos a los enfermos, los signos iniciales de detección de casos, los factores de
riesgo asociados a cada caso (porque cada caso debe ser manejado de forma particular), los
mecanismos de contaminación y transmisión, entre otros.
3.1.2
La investigación.
Es uno de los constituyentes básicos del plan general, la meta es el seguimiento individualizado
de cada uno de los problemas que pudieran ser identificados como situaciones prácticas
asociadas a determinados problemas, y con la ayuda de los diversos medios tales como
laboratorio, los trabajos pormenorizados, el aislamiento de los microorganismos asociados, la
identificación de la contaminación ambiental, el uso de insecticidas, medicamentos
técnicamente importantes para el abordaje de los problemas, y el seguimiento de cada caso son
en realidad la estrategia más completa en materia de logro para establecer prioridades en el
orden de equilibrar la posibilidad de respuestas adecuadas a problemas cada vez más
complejos. (Chiristir AB, 1980).
3.1.3
La evaluación adecuada y puntual.
Con el desarrollo de protocolos, normas, procedimientos, programas y directrices en general, la
meta es la introducción de los correctivos de lugar y que sean adecuados y oportunos y que al
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mismo tiempo tengan la capacidad de fomentar los métodos epidemiológicos científicos para la
búsqueda de alternativas adecuadas para el mejor abordaje de cada situación. (Chiristir AB, op
cit).
En todo proceso es vital el desarrollo de protocolos que tengan la capacidad de garantizar la
eficacia de lo diversos procesos, lo que al mismo tiempo requiere la previa y adecuada
validación de los mismos particularmente tomando en cuenta las prioridades de cada institución
de salud y las necesidades intrínsecas.
En la actualidad, la meta de todo servicio de salud ha de ser ofertar servicios con calidad, y en
este sentido disminuir la tasa de reclamos por parte de los usuarios, y siendo este un problema
que se acrecienta de forma importante en todos los sentidos, su importancia y orden deben ser
evaluados de forma activa en materia de ofrecer servicios que no ofrezcan riesgos a los
usuarios, como el caso de la mínima expresión en materia de infecciones nosocomiales. (Chiristir
AB, op cit).
Como es conocido por estudios publicados por múltiples autores, el costo de las infecciones es
muy alto basado en la medición de consultas, uso de medicación, pruebas de la laboratorio,
estudios de imágenes, hospitalización, entre otros factores de interés. En este sentido si
medimos el costo de la prevención y se compara con el costo de la curación se puede apreciar
claramente que el primero es menos carga que el segundo, y que la ansiedad y las angustias a
las personas es menos lo que garantiza mejor aceptación de los servicios y mejor adecuación a
los diversos entornos que rodean las esferas de trabajo.
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El costo será siempre mayor si la atención es de baja calidad, y en este sentido se fomenta el
desarrollo de acciones e intervenciones innecesarias e inadecuadas que incrementan la
exposición y el costo, lo que ofrece un mayor tiempo al progreso de los problemas y
enfermedades asociadas al desarrollo de las infecciones, lo que ha de implicar para se manejo
adecuado un verdadero equipo con un incremento del costo total que han de provocar mayor
inversión final, con un resultado incierto del futuro de los enfermos.
Cuando se enfoca el contexto del desarrollo de cualquier procedimiento incluyendo en este
sentido programas de control de infecciones, los manuales de normas y procedimientos para
control de infecciones deben ser preparados por un comité científico de alto nivel donde han de
estar involucrados todos los directores, los jefes de servicios, equipos de enfermerías, y el
producto final debe ser un consenso adecuado y que sea producto del análisis muy detallado de
dichas personas al tiempo que debe abordar todos los tópicos pertinentes, y un estudio con
este rigor debe ser considerado, aprobado y promulgado de acuerdo a las normas vigentes de
cada país.
Tanto el director general del hospital como todo el equipo que ha de laborar en la preparación
de dicho documento constituyen el denominado “comité especial de infecciones”, cuya meta es
actualizar de forma periódica de acuerdo a los nuevos conocimientos dicho documento. Su
papel en el mundo científico local es de vital importancia y actualidad creciente pues es el
equipo que más conocimientos y actualizaciones tiene sobre estos aspectos generales y
actualizados.
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Ningún programa local, regional, nacional o internacional puede lograr importantes resultados si
no dispone de un adecuado laboratorio, cuya meta sea la investigación y el diagnóstico
adecuado de los pacientes, el mismo debe disponer de recursos humanos capacitados y
preactivos cuya meta sea su actualización permanente, al tiempo que disponga de equipos y
materiales de forma suficiente para sus actividades y al tiempo que sea capaz de responder de
forma adecuada a todas las exigencias.
Es de vital importancia entender que el laboratorio es el centro de todo proceso de desarrollo
de cualquier plan o programa de control de infecciones, y en este sentido se le debe dar toda la
importancia requerida para tal finalidad, esto incluye un programa de mantenimiento adecuado
de todos los equipos, y adquisición de los que sean necesarios para mejorar de forma
permanente las expectativas y las necesidades sentidas que surjan a diario con la aparición de
nuevas situaciones en materia de nuevos problemas, al tiempo que los mismos deben estar
incluidos en el presupuesto de cada hospital.
3.2
Características de la calidad de la atención.
Todos los profesionales se han de relacionar permanentemente con el atributo de la calidad
diariamente, así la necesidad de la calidad es mas palpable cuando la misma está ausente. El
enfoque moderno de calidad no puede dejar de citar a Avedis Donabedian (1980), que la define
como: “… la obtención de los mayores beneficios posibles […] con los menores riesgos para el
enfermo”. Sin embargo este concepto de la atención médica puede ser alcanzado en diversos
grados.
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La calidad se refiere a la observancia de los mejores estándares en la atención médica y las
demás disciplinas de la salud que permitan satisfacer las necesidades de todos los usuarios de
los servicios, y la que se refiere a la calidad secundaria
referida a factores que no
necesariamente tienen un contenido científico, las relaciones prestadores – consumidores, las
amenidades y facilidades que la institución dispone para el mejor estar de los usuarios y todo lo
que se considere de valor agregado para mejorar la satisfacción de los usuarios.
La calidad es un requisito fundamental en la práctica médica desde siempre, a través de todos
los mecanismos e instrumentos disponibles. Así, el control de infecciones, diseño y adopción de
protocolos y guías de manejo, revisiones de casos, juntas médicas para la toma de decisiones
difíciles, reuniones de mortalidad y clínico – patológicas, auditorias sobre la atención y sobre la
historia clínica. (Crosby P, 1988).
El concepto de calidad es un principio que hace parte integral de la buena práctica de la
medicina y demás disciplinas afines al cuidado de la salud.
3.2.1
La Calidad y los costos asociados.
Siempre se debe estar claro en el contexto de que la calidad es costosa, sin embargo la calidad
no se genera espontáneamente y que tampoco esta se puede lograr solo con buenas
intenciones.
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Albrecht K (1989), explica que: …la calidad, siempre requiere de buenas inversiones en varios
sentidos, que aseguren los estándares con los cuales la institución se encuentra comprometida,
ya sea porque las regulaciones así se lo exigen o porque es parte de la política organizacional la
que ha decidido imponer patrones que la conduzcan en situaciones de liderazgos en el sector”.
La calidad total establece como principio que inicia con educación y termina con educación
continua.
3.2.2
Impacto de la calidad en el resultado y en el proceso.
Este importante proceso se inicia en la década de los años ochenta, cuando se pone en marcha
una estrategia que después se convirtió en doctrina para la conducción de las empresas de
servicios en el mundo, el centro de la nueva iniciativa era diseñar la empresa para ofertar
servicios al cliente, por lo tanto la estrategia empresarial, la gente y los sistemas, constituyen un
triángulo de servicios que representen las disposiciones de disponerlo todo únicamente en
función de los clientes. (Ishikawa K, 1991).
3.2.3
Ventajas competitivas asociadas a la calidad de la atención.
Todos los ajustes estructurales que se realizan en el modelo económico se basan en el libre
mercado, al cual se le incorporan elementos sociales que buscan privilegiar las políticas y
acciones para superar el atraso en que se encuentra una gran proporción de personas de los
diversos países a salvo de la deuda social.
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El nuevo enfoque técnico en el sector salud se basa en el concepto de la descentralización y
modernización de las instituciones del Estado, lo que ha planteado que la responsabilidad por la
dirección y la prestación de los servicios esté a cargo de entes territoriales y los centros públicos
de la atención de la salud han de funcionar como entidades autónomas para el fortalecimiento
del concepto de participación de la comunidad en lo relacionado con las acciones para
garantizar el bienestar social y la salud. (Picazo M. et al, 1991).
En la actualidad, la calidad en la atención de salud, se ha convertido en un imperativo social y
económico en la mayoría de los países del mundo, el contexto social está dado por cuanto al
ejercer la práctica de la medicina y demás disciplinas se requiere garantizar un mínimo necesario
para que no se ponga en riesgo la salud y aún la vida del receptor de los servicios, pero al mismo
tiempo, la protección para los prestadores de los servicios de salud y a la organización que
apoya dichos servicios.
3.2.4
Contexto de calidad en la prestación de servicios.
La prestación de los servicios de salud ha de ser entendida completamente en su especificidad
para poder hacerla con calidad. Así la calidad de los servicios de salud han de mostrar tres
dimensiones que incluyen: la calidad en los resultados, calidad de los elementos del servicio y
calidad en el proceso mismo.
El primer concepto se refiere a la calidad de la estructura, las empresas han de disponer de los
recursos institucionales de conformidad con las exigencias técnicas y de expectativas del cliente.
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La calidad del proceso en sí mismo, se refiere al diseño y operación adecuadamente
establecidos para que el conjunto de interacción entre prestador y cliente/usuario del servicio
sea eficaz y su secuencia satisfaga en su más alto grado las necesidades y expectativas de los
clientes. (Ishikagua K, 1991).
Finalmente, el sistema de monitoreo que en su similitud con los sistemas de vigilancia
permanece y continúa, entrega información clave a los decidores lo que ha de permitir evitar
errores sobre la marcha y por esta vía preparar la empresa para mantener
los clientes
satisfechos, fieles y comprometidos, el costo beneficio de este tipo de sistema está comprobado
universalmente.
3.2.5
El contexto de la calidad en los resultados.
Es importante estar claros en que aunque una empresa asuma el compromiso de garantía de
calidad de los servicios, es imposible eliminar los errores en una entidad tan compleja que se
ocupe del mas complejo de los sistemas conocidos, los humanos.
En este orden, todo lo que se haga para disminuir la variabilidad de los procesos y de los
resultados de la atención en la salud son pocos siempre. El mismo procedimiento prescripción o
enfoque terapéutico aplicados a dos personas con cuadros patológicos aceptados como
similares en relación a los signos y síntomas determinan un mismo contexto nosológico, sin
embargo puede producir resultados muy diversos, esto implica que cada persona es singular y
como tal debe ser tratado. (Joint comisión on acreditation of Health Care organization, 1991).
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Actualmente, la experiencia de la medicina en el mundo ha llevado a establecer una serie de
variables e indicadores que permitan disminuir la variabilidad de los resultados de los distintos
tratamientos médicos.
Los mejores procedimientos son los denominados los protocolos y las guías de manejo, que al
ser empleados con adecuado criterio constituyen un seguro de vida para los usuarios, los
profesionales y las instituciones.
3.3
Características fundamentales de los modelos de calidad.
En el contexto de que toda empresa de salud disponga de nuevos modelos de calidad es de vital
importancia para que las mismas puedan enfocarse hacia la búsqueda de alternativas lo
suficientemente hábiles para poder desarrollar en el marco de las necesidades las posibles
alternativas de impacto que mejoren de forma significativa los momentos de cada empresa.
(Cáliz PO, 1994).
El propósito ha de ser la integración de los establecimientos en el punto más alto del liderazgo
de las empresas prestadoras de servicios hospitalarios mediante el suministro de servicios de
alta calidad y eficiencia, y la creación de una cultura de calidad como valor fundamental de la
institución.
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Todo proceso ha de estar acompañado de los objetivos operacionales de mayor importancia,
entre los que se citan el establecimiento de sistemas de gestión que lleven al mejoramiento de
las técnicas de servicios ofertados, al tiempo que se promuevan y destaquen el uso eficiente de
los recursos humanos, los físicos y los tecnológicos, que se adecuen de forma estratégica la
organización de los servicios lo que ha de establecer el ofrecimiento a los pacientes la máxima
satisfacción en el proceso de la atención. Se han de coordinar todos los programas de educación
continua para fomentar líderes y multiplicadores de la cultura de calidad en el centro de
atención, finalmente se debe divulgar la marcha del programa, sus factores de éxito y los
empleados de merecimiento por su desempeño de calidad.
Para poder lograr cada uno de estos puntos es de vital importancia establecer las estrategias
básicas del programa, en función al mejoramiento continuo del proceso de los servicios para
que se conviertan en núcleos difusores de la filosofía de la calidad y que sirvan de experiencia
para los empleados de las clínicas.
Este proceso tiene que ver con el conjunto de actividades y tareas que convengan en un mismo
fin, así el proceso emplea insumos, les agrega valor y elabora un producto para un cliente final.
En este orden es de vital importancia coordinar con algunos profesionales para que actúen
como facilitadotes de la calidad con el fin de definir los métodos y procedimientos para las
intervenciones de los procesos, entrenar y asesorar a los equipos de mejoramiento continuo y
mantener evaluación permanente sobre los programas.
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Es una prioridad la reorganización del comité de calidad y que este debe estar bajo la
coordinación de la gerencia general del centro de salud, para que imparta su apoyo al programa
mediante el sostén administrativo de las decisiones con la constitución ordenada de todos los
componentes necesarios para el mismo.
3.3.1
Los modelos de operación.
Al iniciar el programa es necesario diseñar e implementar modelos que le den sustento
administrativo a las actividades del mejoramiento continuo y sirvan de herramientas de
dirección.
Los modelos son arquetipos de conceptos y enunciados con objetivos definidos para dirigir la
ejecución organizada de los procesos, aprovechar mejor los recursos y unificar los criterios de
gestión, en este sentido se han de plantear modelos que sean dinámicos y que al mismo tiempo
evolucionen con el conjunto de la calidad, pero se recomienda que los que se aprueben sean de
forzosa aplicación hasta cuando se modifiquen oficialmente. (Harrignstone H et al, 1993).
3.3.2
Los modelos de mayor relevancia en la intervención de los procesos.
Los de mayor impacto han de fundamentarse en la teoría de la investigación operativa y en la
organización y métodos que están orientados al enfoque de solución de los problemas mediante
el análisis de las alternativas. Todo modelo ha de constar de dos componente fundamentales
que incluyen los criterios para la calificación de los procesos y el método de mejoramiento.
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Harrignstone H et al, op cit, (1993) documenta que, la calificación de los procesos es necesaria
para seleccionar los procesos críticos, puesto que en la clínica pueden existir diversos grados de
calidad de los procesos y por igual se requiere para evaluar el avance del mejoramiento. Ha de
tener criterios que sirvan para medir el desempeño del progreso, estas han de ser las variables
que permitan adjudicar los indicadores de evaluación de procesos. Los criterios que han de
valorarse incluyen: la producción, la oferta, la eficiencia, la oportunidad, la programación, la
satisfacción del cliente, la extensión, todos los procesos han de ser calificados de forma
estandarizada, puesto que esto representa un importante avance en cuanto al contexto
esperado en materia de desarrollo institucional y colectivo.
3.4
Contexto del modelo de vigilancia para infecciones nosocomiales.
El proceso de controlar las infecciones nosocomiales ha de tener sus inicios en el
establecimiento de un modelo de Vigilancia Epidemiológica, que sea capaz de permitir la
magnitud y las características de la infección, sin este conocimiento se pueden cometer errores,
por el hecho de no tener una definición de las necesidades y del impacto de las medidas que se
han de introducir. (Cáliz O., 1978).
En el siglo XIX, el médico Wemmelweis demostró en el hospital de Viena la asociación existente
entre la infección puerperal de las mujeres en el pabellón de maternidad y las manos de los
médicos, contaminada después de practicar necropsias. En este sentido, comparó la mortalidad
hospitalaria de las pacientes atendidas por los médicos con la mortalidad de las mujeres
atendidas por los estudiantes de comadronas, o parteras en el mismo hospital, y observó que las
pacientes de los médicos tenían una frecuencia mayor de muertes. Para sustentar su hallazgo
obligó a los médicos a lavarse las manos con una solución de potasa y otra clorada, desde ese
momento la mortalidad cayó hasta un nivel inferior a la del pabellón de las parteras.
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Tantos años después las infecciones adquiridas en los hospitales sigue siendo un importante
riesgo en la morbilidad y mortalidad, que se han ido agravando con las innovaciones
tecnológicas y por la condición actual de enfermo del paciente, además de los procedimientos
médicos en los pacientes críticos.
Todo proceso con la finalidad de controlar las infecciones nosocomiales debe iniciar con el
establecimiento de un modelo de Vigilancia Epidemiológica que permita evaluar la magnitud y
las características de la infección, sin este conocimiento se pueden cometer errores debido
fundamentalmente a la incapacidad de entender la magnitud del problema y las necesidades de
las medidas.
3.4.1
Definición del modelo de vigilancia.
El modelo de la vigilancia epidemiológica de las infecciones nosocomiales es un sistema de
elementos conceptuales, tecnológicos y normativos, con la finalidad de producir información
sobre la situación de las infecciones adquiridas en el Hospital, este grupo de informaciones han
de constituirse en un indicador de la calidad de la atención del hospital.
La capacidad de disponer de un monitoreo regular (vigilancia), permite tanto la identificación
regular y continua de las infecciones, así como la recomendación de las acciones administrativas
de prevención y control en el hospital, en este sentido debe verse la vigilancia como una
herramienta importante para los tomadores de decisiones en materia de intervenir los
problemas e implementar acciones directas capaces de mejorar la calidad de la atención. (Cáliz
O. op cit., 1978).
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El propósito de todo sistema de vigilancia debe ser contribuir a mejorar la eficiencia y la calidad
en la prevención y el control de las infecciones hospitalarias.
Al tiempo que debe reunir una serie de objetivos claros que permitan de forma activa obtener
resultados, entre los que se pueden citar: el establecimiento de los medios para la recolección
de los datos sobre pacientes infectados y sus características, los agentes causales, los
procedimientos asociados y el ambiente hospitalario donde se generan las infecciones, la
notificación a tiempo a las autoridades de la salud pública, consolidar, procesar y analizar todos
los datos de infecciones, interpretación adecuada de los resultados del análisis para producir
información con relación a la frecuencia de las infecciones por servicios, localización anatómica,
enfermedad subyacente, microorganismos aislados, los procedimientos asociados, las
tendencias en las infecciones, los grupos de alto riesgo, los efectos de las normas de asepsia y
antisepsia, aseo y limpieza hospitalaria, esterilización, concentración de pacientes por áreas de
hospitalización, uso de antibióticos profilácticos, empíricos y terapéuticos, disposición de
desechos hospitalarios, bioseguridad, lactarios, cocinas, lavandería; investigación adecuada de
todos los brotes hospitalarios; promover y realizar estudios para el conocimiento de la
causalidad de las infecciones y sus estrategias de control; divulgar las informaciones y las
recomendaciones a los niveles asistenciales y administrativos.
Todo proceso de vigilancia epidemiológica de las infecciones, al mismo tiempo debe tener unos
propósitos claros, en este sentido el modelo de la vigilancia epidemiológica, se fundamenta en
los principios biológicos que explican la causalidad de las infecciones debido al producto de la
interacción de múltiples factores asociados en una cadena causal cuyos eslabones son
susceptibles de estudiar a través del proceso de vigilancia, estos incluyen:
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a) El agente microbiológico infectante que incluye identificar si se trata de una bacteria, un
hongo, un virus, etc.
b) El reservorio, en este sentido identificar el lugar donde de ordinario viven los
microorganismos, ya sea intestino, faringe, piel, otros orificios naturales, la sangre de
portadores o enfermos, animales portadores de zoonosis, plantas, hongos, el suelo y
lugares húmedos.
c) El vehículo o mecanismo de transmisión del agente microbiológico desde su reservorio
hasta el huésped que infectará o colonizará, el aire, el agua, los alimentos, insectos,
vectores, el contacto directo con lesiones o secreciones y superficies contaminadas, que
incluye las relaciones sexuales, los fómites, las manos, percutáneas, como pinchazos,
inyecciones, transfusiones, mordeduras.
d) El huésped o persona susceptible de infectarse, incluye los recién nacidos en
condiciones desfavorables, ancianos, desnutridos, enfermos, mujeres embarazadas,
parturientas, y en general personas susceptibles por falta de inmunidad.
Una vez identificados los principios, entonces es importante establecer las estrategias, al tiempo
que implementar el modelo implica al mismo tiempo el diseño de estrategias básicas técnicas y
administrativamente para cumplir adecuadamente con los objetivos y las funciones del sistema.
(Cáliz O. op cit., 1978).
En todo hospital, la dinámica del control de las infecciones se organiza alrededor del modelo de
la vigilancia epidemiológica, puesto que la información que se divulga en un centro de atención
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sobre la gestión administrativa y el cumplimiento de las normas si la vigilancia epidemiológica
fallara en su funcionamiento las acciones caen y las infecciones se incrementan.
Con relación a la organización y los recursos disponibles, todo hospital debe constituir un comité
de infecciones que es el responsable de dirigir el programa de control de infecciones, donde se
analice la información epidemiológica y se tomen las decisiones generales de prevención y
control. Todos los servicios deben desarrollar el programa de constitución de los subcomités de
infecciones, con la finalidad de manejar los aspectos operativos.
En el aspecto de la recolección de los datos, la unidad de calidad (comité) y de epidemiología
son las responsables del diseño de las formas de registro, de definir adecuadamente las normas
para la producción de los datos y la organización de la recolección. Existen varias modalidades
para esta última función, pero la que mejores resultados aporta es la que se realiza con el
personal de enfermería, exclusivamente destinado a estas funciones y que dependa
directamente de la unidad.
Rodríguez Barceló et al. (1994), explican que: En relación a la calidad de los datos producidos, se
debe constituir una unidad de análisis de la información epidemiológica capaz de liberar
informes frecuentes con la calidad de datos capaces de ser valorados para la toma de
decisiones.
Todo tipo de registro debe incluir las informaciones de las siguientes variables:
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i)
Identificación: nombre, número de
historia clínica, fecha, cama y servicio del
paciente que adquirió la infección y la causa de ingreso al hospital.
ii)
Los datos demográficos: la edad, género, ocupación y procedencia.
iii)
Signos de infección: fiebre, secreción purulenta, inflamación local, dolor, tos con
expectoración, diarrea, sepsis.
iv)
Localización anatómica y diagnóstico de la infección: herida quirúrgica (superficial,
profunda, de cavidad), herida traumática, neumonía, septicemia, osteomielitis,
diarrea, enterocolitis, meningitis, flebitis, endometritis, infección de vías urinarias,
onfalitis, piel y subcutáneo y otras.
v)
Procedimientos
practicados
previo
a
la
infección:
Cirugía
(limpia,
limpia/contaminada, contaminada, sucia/infectada), preparación prequirúrgica
(lavado) profilaxis antibiótica, complicaciones intrahospitalarias, venoclisis, sondas,
catéteres y otros. En el procedimiento del parto: maniobras, enema, limpieza,
duración.
vi)
Antecedentes: Enfermedades de base que predispongan al desarrollo de una
infección oportunista, diabetes, cáncer, obesidad, desnutrición, tabaquismo,
inmunosupresión, transfusión, anemia, uso de antibióticos, otros.
vii)
Cultivo y antibiograma: Nombre del microorganismo y su perfil de sensibilidad a los
antimicrobianos.
viii)
Tratamiento antibiótico: Nombre del medicamento, dosis y duración.
ix)
Evolución: Estancia y causa de egreso.
x)
Origen
probable
de
la
infección:
Intrahospitalaria,
Extrahospitalaria, en la comunidad, sobreinfección.
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quirófano,
pisos.
En el servicio de neonatología se deben agregar los antecedentes del parto, de la madre y del
estado del recién nacido, el tipo de parto, APGAR, complicaciones, peso, tiempo de gestación,
antecedentes maternos, procedimientos efectuados y otros.
Todos los formularios empleados para la recolección de informaciones de estos pacientes han
de identificarse en la unidad de vigilancia epidemiológica para su procesamiento estadístico.
3.4.2
Rodríguez Barceló et al. (1994), documenta las normas para presentar datos.
Las normas han de establecer una serie de indicadores importantes, entre los que se citan:
a) Indicadores de la atención.

Incluye la cantidad de infecciones intrahospitalarias y extrahospitalarias estudiadas en
el periodo, distribuidas por los servicios del hospital.

Principales tipos de infecciones Intrahospitalarias y extrahospitalarias clasificadas por
servicios.

Estancias adicionales que consumieron las infecciones itrahospitalarias por servicios y
sus costos.

Proporción de la incidencia de la infección por servicios. Los indicadores de la incidencia
hospitalaria se pueden asimilar a una tasa por 100 observaciones e indican el rango de
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sufrir el fenómeno en estudio. En este caso, la infección: tasa por 100 egresos, y con
esta forma se elimina el error de comparar los volúmenes de infección en números
absolutos, las proporciones se calculan por las variables de tiempo, lugar y persona.

Las características demográficas y determinación de los antecedentes de los pacientes
infectados, la edad, el género, la causa de admisión y las condiciones médicas
subyacentes, la meta es medir los factores de riesgo.

Determinación del por ciento de los tipos de infección dentro de cada servicio, entre los
más destacados incluyen: el por ciento de endometritis post parto por cesárea y pos
legrado en el servicio de obstetricia, porcentajes de infecciones en heridas quirúrgicas.

La proporción de infecciones nosocomiales de acuerdo a los procedimientos asociados,
en este caso la meta es la medición de los factores condicionantes.

La proporción de los organismos aislados por tipos de infecciones intrahospitalarias e
infeccione extrahospitalarias, clasificadas por servicios.

Un elemento importante lo constituye el perfil de la sensibilidad antibiótica de los
organismos por infecciones intrahospitalarias y extrahospitalarias
clasificadas por
servicios.

Las tendencias o series cronológicas de la proporción de la incidencia de las infecciones
intrahospitalarias y la extrahospitalarias de forma global y por servicios, la meta es la
medición del efecto de las medidas correctivas.

La circulación intrahospitalaria de cepas bacterianas. Para esta parte es de vital
importancia el método del laboratorio para su tipificación y rastreo. La meta es la
identificación de las cadenas de transmisión e infecciones cruzadas.
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
El consumo general de antibióticos, de acuerdo a las normas establecidas, clasificados
en profilácticos, empíricos y terapéuticos y de acuerdo al soporte microbiológico.

Análisis detallado de la mortalidad por infecciones intrahospitalarias y las infecciones
extrahospitalarias.
b) La interpretación de las informaciones.
En esta parte, lo que el investigador o el profesional de la salud debe buscar es consensuar
en una síntesis cuál es la relación de los resultados de los indicadores y los productos de la
vigilancia epidemiológica con los principios biológicos de las infecciones con la finalidad
exclusiva de convertirlos en información o conocimientos epidemiológicos y que
científicamente expliquen o pronostiquen los hechos reales.
c) Divulgación.
Todas las informaciones epidemiológicas asociadas al proceso deben ser divulgadas a toda
la institución a través de informes, boletines o póster de publicación periódica. En las
comisiones de calidad y control de infecciones se deben discutir de forma periódica los
resultados para formular metas de control, evaluar el desempeño de los procesos de los
servicios y seleccionar el curso de las acciones correctivas.
d) Acciones correctivas.
Son los hechos que marcan la diferencia general de procesos, se enmarcan dentro de los
siguientes principios generales:
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i.- Disminución la circulación de microorganismos exógenos alrededor del enfermo:
normas de aseo y limpieza hospitalaria para eliminar reservorios, control al ingreso de
áreas con pacientes críticos y otras.
ii.- Prevención de la colonización del paciente con agentes patógenos: normas de
asepsia y antisepsia, control de la calidad de la esterilización, lavado de manos, uso
innecesario de antibióticos, hospitalizaciones innecesarias, medicina del trabajo [incluye
los portadores, la bioseguridad], etc.
iii.- Aumento de la resistencia biológica del paciente, incluye la complementación
nutricional, tratar los focos sépticos preexistentes, profilaxis
antibiótica, uso de
inmunoreguladores, etc.
e) Costo – beneficio de las acciones a implementar.
Estudios publicados en diversos países sobre la situación y el problema de las sepsis se ha
demostrado que, los hospitales que no mejoran la calidad de su control incurren en gastos
excesivos que pueden llegar hasta 25 -30% de su presupuesto, lo que se manifiesta por una
estancia prolongada y las demandas, además de los perjuicios ocasionados al paciente y de
su prestigio como establecimiento prestador de servicios de salud. (Cáliz P, 2004).
3.5
Epidemiología de la infección intrahospitalaria.
3.5.1
Introducción.
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El proceso de atención y curación de las enfermedades ha sido una meta de la humanidad, que
se justifica y explica por los acontecimientos ocurridos alrededor de la medicina curativa, que se
ha mantenido siempre en el puntero de la atención a la salud. Sin embargo, desde el siglo XX la
prevención ha sido impuesta como una necesidad luego que se descubrieron las causas de las
enfermedades infecciosas. (Haley RW, 1985).
Con el advenimiento de la vigilancia para controlar y prevenir las infecciones intrahospitalarias
se reconoció en el año 1840 por los descubrimientos de Ignas Semmelweiss el impacto de las
mismas.
A partir de estos descubrimientos la prevención alcanzó una posición destacada, gracias a las
exposiciones y demostraciones de la transmisión persona – persona por medio de la sepsis
puerperal y las actividades del lavado de manos con solución antiséptica.
Sin embargo fue de gran impacto el hecho de iniciar procesos de recolección de informaciones,
el análisis y el uso de los sistemas de vigilancia epidemiológica.
Por las acciones de la aparición de los antibióticos y la quimioterapia, desgraciadamente la
prevención se ha relegado a un segundo plano.
Haley, RW, op cit, (1985). Explica que vigilar para controlar las infecciones tiene una gran
importancia y reaparece
como un concepto central en el esfuerzo por controlar las
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enfermedades tropicales entre las tropas destacadas en el Pacífico durante la Segunda Guerra
Mundial, y luego con la aparición del Estafilococo productor de Betalactamasa y asociado a
brotes de infecciones intrahospitalarias al final de la década de los años cincuenta y comienzo
de los sesenta, y cuando emergen los microorganismos gram negativos entéricos
multirresistentes en los años setenta y ochenta.
El impacto de las enterobacteriáceas y la Pseudomona aeroginosa, que han sido los gérmenes
más relevantes entre los que producen infecciones intrahospitalarias durante esa época.
Así, las cepas multirresistentes no solo eran las responsables de brotes de infecciones
nosocomiales, si no que persistían de forma endémica en muchas instituciones.
Anterior al 1970, los programas de vigilancia epidemiológica tenían muy poco desarrollo, es
durante el año 1963 que aparece el primer libro sobre control de infecciones, que fue publicado
por los ingleses, en el 1968 la Asociación Americana de Hospitales escribe el segundo libro
sobre el tema.
Durante el año 1969 se logra la publicación de los estándares para la acreditación de las
instituciones donde se requerirán medidas para la prevención y el control de las infecciones,
entre lo mas destacado se cita un comité que realizará la vigilancia de los servicios, medidas de
saneamiento ambiental, facilidades para el aislamiento de los enfermos en las instituciones, la
existencia de un servicio de epidemiología competente y adecuad, la implementación de
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medidas para evitar la contaminación de los alimentos, entre otras. (CDC. Public Health focus,
1992).
Algunas de las prácticas
desconocimiento
que fueron empleadas en estos enfermos expresaban un
del control de las infecciones, posteriormente se realizaron análisis de
informaciones sobre la eficacia del control de las infecciones intrahospitalarias y han
demostrado que en la década de los años setenta menos del 10% de los hospitales disponían de
una enfermera para realizar el programa de control de infecciones, menos del 10% tenían
políticas para el manejo de las técnicas intravenosas, y menos del 10% habían adoptado
sistemas de drenajes urinarios cerrados y un poco más del 10% tenían políticas sobre el cambio
de circuitos en los ventiladores.
Sin embargo con el desarrollo de nuevas acciones se inician un cambio de dirección de los
programas de vigilancia epidemiológica.
Se logran importantes conclusiones entre las que se citan: Que la resistencia a los antibióticos
era lo más determinante en las infecciones intrahospitalarias, se mostró el cambio en los
gérmenes con el tiempo, la aparición de patógenos más virulentos, el papel del huésped
inmunocomprometido y su ecología, los posibles mecanismos de transmisión y los reservorios
para nuevos patógenos. (CDC. Public Health focus, op cit. 1992).
A partir de ese momento se ha hecho énfasis en la vigilancia continua y la estandarización de
los criterios para definir las diferentes infecciones nosocomiales.
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A partir de ese momento se han considerado esenciales dos individuos en los programas de
vigilancia epidemiológica: la enfermera y el epidemiólogo hospitalario. Este último aún cuando
inicialmente no tenía el título era un médico que dirigía y guiaba la enfermedad del programa.
A principios del proceso, la vigilancia se realizaba por una persona que tenía conocimientos
acerca de la epidemiología de las enfermedades infecciosas y los aspectos que tenían relación
con ellas.
En los países desarrollados como Inglaterra, Estados Unidos y Canadá aparece la enfermera
epidemióloga y el control de las infecciones.
Es a principios de los años ochenta, cuando los médicos epidemiólogos comienzan a coordinar
estas actividades cuando se hace vital la necesidad de personal entrenado en este campo de
tanta importancia.
Al final de los años setenta, los centros para control de enfermedades de Atlanta (Estados
Unidos) realiza estudios sobre la eficacia del control de infecciones nosocomiales que son
posteriormente confirmados por otros estudios a nivel nacional, y demostró una reducción del
32% de las tasas de infección con la realización de un programa de control de infecciones. (CDC.
Public Health focus, Idem).
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Durante las dos últimas décadas se han desarrollado más conferencias sobre los programas de
control de infecciones donde se han podido definir las principales causas de infecciones dentro
de los hospitales, las categorías de aislamiento, el análisis de los costos, las nuevas técnicas
laboratoriales, los cambios en la epidemiología ha demostrado como los cocos Gram positivos
han aparecido como patógenos de gran importancia.
Es a partir de estos estudios que se ha demostrado que el Estafilococo aureus meticilino
resistente y el Estafilococo epidermidis han hecho que se den cambios en la terapia empírica
antiestafilocócica y el comportamiento endémico en muchas instituciones, la aparición de
nuevos mecanismos de resistencia en el Enterococcus y la documentación de la transmisión de
infecciones por este microorganismo, que en la actualidad, representa uno de los
microorganismos más importantes causantes de infecciones intrahospitalarias.
En estos encuentros se ha demostrado la influencia que ha tenido la revolución tecnológica y el
cuidado médico en la supervivencia de pacientes críticos y cómo muchos de estos
procedimientos van a influir en el incremento de los factores de riesgo de infecciones
intrahospitalarias, algunos por alterar los mecanismos de defensa local otros, por ocasionar
inmunosupresión en el huésped y otros, por ser invasivos y prolongar la estancia en las
instituciones.
Durante los últimos años los logros más importantes se han conseguido con los avances de la
biología molecular en el diagnóstico de las infecciones intrahospitalarias, la sistematización de
las informaciones y los análisis estadísticos más profundos, además de la inclusión de los
programas de control de calidad. (CDC. Public Health focus, Idem).
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3.5.2
Epidemiología hospitalaria de las infecciones.
Entre las primeras acciones del epidemiólogo hospitalario se centraron alrededor del ejercicio
de la jefatura del comité de infecciones coordinando la asesoría a las enfermeras que realizan la
vigilancia, establecimiento de las pautas a seguir en los comités para un mejor control de las
infecciones intrahospitalarias, posteriormente se han agregado acciones destinadas a la
educación, la consultoría, la administración y la evaluación. (Sociedad Española de Medicina
Preventiva, 2000).
Al avanzar y profundizar en los conocimientos y la experiencia del epidemiólogo hospitalario y
además con los cambios que ha tenido la epidemiología de las infecciones, el incremento de la
resistencia de los gérmenes Gram positivos y Gram negativos, la aparición de nuevos gérmenes
e infecciones, el campo de acción de aquel ha crecido, han aumentado los conocimientos y la
interacción con otras áreas tales como la salud ocupacional, el saneamiento ambiental, el SIDA,
la fármaco-epidemiología y l planeamiento.
Las prácticas y el control de las enfermedades infecciosas han sido labor prominente del
epidemiólogo hospitalario por dos razones:
a) La aplicación exitosa de la epidemiología de las enfermedades infecciosas ha
contribuido a la disminución de la morbi mortalidad de las enfermedades comunes
comunicables.
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b) La revolución farmacológica ha permitido prolongar la supervivencia de un grupo grande
de pacientes inmuno-comprometidos quienes han producido una ecología de agentes
infecciosos, reservorios, transmisiones y síndromes.
Al multiplicarse las funciones y con el incremento de la información, los programas de vigilancia
epidemiológica tienen que realizar las actividades de una manera más eficiente, han tenido que
sistematizar los datos con el desarrollo de programas que aseguren el éxito de las actividades
que se realizan y han comenzado a aplicar la metodología epidemiológica sofisticada como parte
de la rutina de las investigaciones, el concepto de densidad del riesgo, riesgo relativo y variación
por el tipo de estudio, han iniciado su aparición en la literatura sobre las infecciones
nosocomiales. (Sociedad Española de Medicina Preventiva, op cit. 2000).
3.5.3
Proceso de asociación con áreas alternas.
Ayliffe GAJ, et al (2000), justifica que con los cambios que se han dado, la epidemiología
intrahospitalaria y los comités de infecciones tienen que trabajar con otros programas que se
realizan en las instituciones tales como la salud ocupacional, el saneamiento ambiental, el SIDA,
hepatitis B y la tuberculosis pulmonar, la fármaco epidemiología, los laboratorios, no solo
evaluando los riesgos de infecciones sino también los riesgos físicos, químicos, ergométricos y
las lesiones patológicas tanto de los pacientes como de los trabajadores de la salud.
3.5.4
Importancia de la salud ocupacional.
De forma tradicional, el epidemiólogo hospitalario ha sido el asesor para los servicios de salud
ocupacional en los hospitales.
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Debido a que los trabajadores de la salud se han constituido en uno de los reservorios de las
enfermedades infecciosas transmitidas a los pacientes en los hospitales, los centros para el
control de las enfermedades y otros programas recomiendan la vigilancia, la inmunización y
aceptación de las medidas de bioseguridad y programas de control para ciertas enfermedades
transmisibles a los trabajadores de la salud y otras personas que están en contacto con los
enfermos en las instituciones de salud. (Ayliffe GAJ, et al, op cit, 2000).
El desarrollo de estos programas tiene como objetivo brindar un mejor recurso humano,
ambiental, laboral, mayor productividad, satisfacción, menor ausentismo y mejor clima
organizacional y entre las metas primordiales persigue:
i)
Aportar con acciones un mejor bienestar físico, mental y social al trabajador.
ii)
Ofrecer protección a la población trabajadora contra los factores de riesgo que
puedan afectar la salud individual o colectiva de los sitios de trabajo.
iii)
Determinar los parámetros para generar normas y procedimientos que garanticen el
cumplimiento de los objetivos en el trabajo con un enfoque en medicina preventiva
y del trabajo, higiene y seguridad industrial.
iv)
Determinar las medidas de bioseguridad en general.
Al implementar estos programas, se ha hecho énfasis en el PPD, las inmunizaciones para la
rubéola, sarampión y otras enfermedades de la infancia con la puesta en práctica de políticas de
restricción del trabajo en personas con problemas de piel, gastrointestinales y enfermedades
respiratorias con riesgo potencial de transmisión a pacientes. (Abrutyn E, et al, 1987)
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3.5.5
Acciones de vigilancia.
Las infecciones nosocomiales han sido reconocidas a través de los tiempos como un problema
crítico en las instituciones afectando la calidad del cuidado de los pacientes, siendo la principal
fuente de eventos adversos resultantes.
En las primeras décadas, los programas de control de infecciones se centraron en la medición
cualitativa del cuidado del paciente y las prácticas relacionadas.
Uno de los principales problemas identificados fue que estas evaluaciones, a menudo; no
tuvieron relación o estuvieron solo se correlacionaron marginalmente con los hallazgos del
componente de vigilancia epidemiológica. (French GL, 1996).
El problema identificado fue que, los profesionales del control de las infecciones con frecuencia
tabulaban de forma sumisa y de forma obediente los datos de infecciones, los sitios y los
gérmenes, en vez de dirigir los esfuerzos a la prevención, en este sentido; las actividades fueron
conducidas sobre las bases de las recomendaciones publicadas, opiniones de expertos, teóricas,
racionales o múltiples conclusiones acerca de los procesos que deberían ser cambiados o
reforzados para promover desde el punto de vista de riesgo de infecciones nosocomiales.
Esto, sin embargo; de acuerdo a French GL, op cit. (1996) resultó de la aplicación al azar de los
procesos, mejoramiento de las acciones, sin una clara percepción del resultado final deseado o
el verdadero objetivo.
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En la actualidad, tanto el concepto como los objetivos han cambiado y se considera la vigilancia
como un proceso dinámico para recolectar, manejar, analizar y reportar datos de un evento que
ocurre en una población específica con énfasis en detectar factores de riesgo y generar acciones
para cambiar los resultados. (Jepson OB, 1996).
Los programas de vigilancia nos proporcionan informaciones que sirven de base para la
detección de cambios en las tasas o la distribución de los eventos, con la implementación de
medidas de control y para determinar si las medidas de control fueron efectivas.
Los que participan en la vigilancia deben emplear los datos para evaluar el cumplimiento de las
normas establecidas por el comité, detección de las áreas donde ocurran eventos o alteraciones
tanto de las técnicas y procedimientos, la evaluación de los cambios en las prácticas e identificar
tópicos a estudiar. (Jepson OB, op cit., 1996).
En los foros internacionales, se ha incrementado el interés de medición de los resultados en el
cuidado de la salud. Así, los programas de control de infecciones han ido rápidamente
identificando como aportar medidas cuantitativas de un resultado específico al brindar un
cuidado de la salud infecciones nosocomiales. (Jepson OB, Idem).
En este sentido, los profesionales en el control de infecciones han identificado que los reportes
de tasas eran inapropiados y poco específicos.
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La medición de las tasas de infecciones nosocomiales como medidas de calidad han sido
articuladas
repetidamente. Sin embargo, el concepto de la información de infecciones
nosocomiales ajustadas apropiadamente al riesgo, representa información útil y científica.
En el sentido en que los programas basados en la atención comenzaron a surgir se les colocó
una atención considerable a la aplicación de estos modelos desde el proceso de manufactura
hasta el proceso de mejoría y control estadístico. (Jepson OB, Idem).
3.5.6
El proceso de vigilancia.
En el desarrollo del monitoreo cuantitativo de las prácticas que directa e indirectamente
contribuyen al pronóstico en salud y el uso de estos datos para mejorar el pronóstico, que es
una herramienta útil y válida e importante para las organizaciones al cuidado de la salud.
(Jepson OB, Idem).
Lo más idóneo sería que todos los programas de control de infecciones incorporen la medición
del proceso como del resultado en sus finalidades.
La interrelación y el enlace entre estos dos aspectos puede ser determinada con planes
estratégicos, recursos disponibles, alcances de los servicios, poblaciones servidas y tamaño
relativo de la población. (Jepson OB, Idem).
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El resultado definitivo no necesita siempre ser puramente clínico. El impacto financiero, la
satisfacción del usuario, el estado funcional podría ser evaluado como un resultado. Se debe
tener claro qué significa el término “resultado”, puesto que pueden darse diversas
interpretaciones.
3.5.7
Contexto de los procesos.
3.5.7.1 Importante.
El proceso debe ser de interés para poder lograrse la monitoría. Para definir esto, es necesario
tener un diagnóstico epidemiológico en cada institución y haber realizado una revisión de la
literatura. (Vaqué J, et al, 1987).
3.5.7.2 Prioritario.
El proceso de monitoreo se debe plantear hacia las prioridades. Se deben dirigir los recursos a
monitorear procesos que son de importancia para la organización. Si la organización no ha
definido sus estrategias que podrían ayudar al médico encargado del control de infecciones para
determinar cómo dirigir las actividades de vigilancia, se deben examinar varios criterios:
Acercamiento común en el pasado para definir prioridades del programa, evaluar el tipo más
común de infecciones nosocomiales, la evaluación del impacto de los resultados infecciosos
debe dirigirse a la mortalidad, morbilidad y estado funcional. Adicionalmente el resultado de los
costos como consecuencia de los tratamientos de resultados no deseados se debe considerar
en forma apropiada. (Vaqué J, et al, op cit, 1987).
3.5.7.3 Generación de cambios.
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El proceso de vigilancia debe generar reportes que influyan sobre las prácticas clínicas, debe
evaluar datos en el proceso que puedan estimular acciones. Cuando medimos en el contexto de
las aplicaciones industriales de la mejoría del proceso, tales reportes deber ir dirigidos al
personal de salud el cual está involucrado y capaz de controlar o influir sobre los factores de
riesgo que contribuyan con el resultado. Esto significa que el tipo de datos, el método analítico
y el diseño del reporte debe ser de acuerdo al nivel de conocimientos, valores y motivación
desde el punto de vista de las personas que se esperen actúen sobre los resultados para
estimular el interés y la acción a través de una retroalimentación, con una explicación detallada
y explicada de las definiciones, métodos de recolección de datos y análisis estadísticos. (Vaqué
J, et al, Idem).
3.5.7.4 Cuantificable y objetiva.
Todo el proceso debe ser técnicamente cuantificable y al mismo tiempo medible, para lograrlo
ha de conseguirse que el mismo tenga un alto nivel de interrelación y acuerdo entre los que
recolectan los datos. Todas las definiciones de procesos deben estar claras y completas, se debe
realizar un entrenamiento entre los responsables de la vigilancia para mantener bajo el nivel de
subjetividad realizado en el trabajo de forma consistente. (Vaqué J, et al, Idem).
3.5.7.5 Recolección de fácil actividad.
Las informaciones de todo el proceso deben ser fáciles de recolectar, con un uso racional y
práctico de los recursos de acuerdo a las prioridades de los resultados asignados. (Vaqué J, et al,
Idem).
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3.5.7.6 Debe ser capaz de identificar causalidad.
El proceso debe evaluar el factor primario que ocasiona determinado resultado, sin embargo, la
mayoría de los resultados de los cuidados de la salud son multifactoriales y las mediciones de un
proceso único a menudo no pueden medir o controlar otros factores que pueden ser de riesgo.
(Vaqué J, et al, Idem).
3.5.7.7 Mediciones sensibles.
Las mediciones, deben ser lo suficientemente sensibles para identificar los eventos que
persiguen asociados al proceso. En caso de que un número importante de los resultados de
interés no son encontrados en la población comprometida en el proceso de evaluación la
vigilancia de ese proceso no nos proporciona datos útiles para dirigir el cuidado de la salud hacia
unos esfuerzos productivos. (Vaqué J, et al, Idem).
En definitiva, el grupo de vigilancia epidemiológica debe identificar el evento y la población a
estudiar, luego debe desarrollar definiciones de forma escrita, exacta, concisa y no ambigua.
Una vez iniciado el proceso de recolección de datos se deben aplicar las definiciones en forma
consistente. Las definiciones pueden ser las mismas o similares si el hospital quiere comparar
sus resultados con otros hospitales.
3.5.8
Componentes de la vigilancia.
3.5.8.1 Métodos de vigilancia.
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En sentido general, se estima que cada grupo de control de infecciones debe determinar cuáles
de los métodos es el más adecuado para cada hospital.
3.5.8.1.1
Vigilancia tradicional en el establecimiento completo.
Este método fue recomendado por los Centers for Diseases Control de los Estados Unidos
(1972), consiste en que el personal del comité de infecciones vigila en forma prospectiva y
continua todas las áreas para identificar pacientes que adquieren las infecciones intra
hospitalarias.
Al mismo tiempo, el personal por igual, adquiere información microbiológica diaria de los
reportes de las historias clínicas de los enfermos que tienen reportes de fiebre o cultivos
positivos y de los enfermos que están recibiendo antibióticos y de los que están en precaución
de aislamiento. (Campins M, et al, 1993).
El comité debe obtener informaciones cuando se consulta con las enfermeras sobre el
seguimiento a los pacientes asignados.
Se revisan los reportes de autopsia y del programa de bioseguridad de los trabajadores de la
salud.
Cada mes, el grupo debe calcular las tasas totales de infecciones por sitios, salas, gérmenes y
procedimientos quirúrgicos.
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Sin embargo, al analizar el valor monetario del programa se ha descubierto que el mismo es muy
costoso y pueden identificar muchas infecciones que en definitiva no pueden ser prevenidas.
(Campins M, et al, op cit, 1993).
3.5.8.1.2
Vigilancia periódica.
Existen varias formas de realizar una vigilancia periódica, uno de los métodos establece que el
grupo realizará la vigilancia por intervalos de tiempo tales como cada mes, en otro método el
programa de control de infecciones en una unidad específica durante un periodo de tiempo y
luego se traslada la vigilancia a otras unidades, rotando la vigilancia de unidad en unidad, el
grupo puede vigilar el hospital completo durante todo un año. (Campins M, et al, op cit, 1993).
3.5.8.1.3
Reportes de laboratorio.
Una gran cantidad de laboratorios disponen de libros de registros donde se pueden obtener
resultados preliminares, por otro lado, el grupo de laboratorio con frecuencia está pendiente de
notificar al comité de infecciones los resultados positivos, pero se pueden identificar
limitaciones importantes, particularmente cuando el comité no puede lograr estos datos.
(Campins M, et al, op cit, 1993).
Entre los principales problemas que se pueden presentar se incluyen:
a) Que los clínicos no obtienen los resultados de cultivos de pacientes con evidencias
clínicas de una infección intrahospitalaria y tratar los mismos de forma empírica.
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b) Los cultivos de algunos sitios de infecciones pueden dar resultados negativos, siendo
esto cierto cuando algunos gérmenes no crecen en medios empleados de rutina.
c) La sensibilidad de los registros de laboratorio puede estar directamente afectada
por el número de infecciones en las cuales se obtiene el cultivo positivo y la técnica
de cultivos empleada.
3.5.8.1.4
Registro de enfermos.
El grupo que controla las infecciones, debe revisar los registros de enfermería una o dos veces
cada semana y determinar qué pacientes están recibiendo antibióticos , líquidos IV, catéteres,
sondas, heridas y quienes tienen precauciones de aislamiento y basado en estos datos poder
determinar qué pacientes están en riesgo de obtener una infección intahospitalaria y a quienes
hay que vigilar. (Campins M, et al, op cit, 1993).
El grupo del comité de infecciones, debe recolectar solo las informaciones que necesita para
analizar e interpretar los datos en forma adecuada. Si estos datos sugieren un problema
potencial el grupo de epidemiología debe realizar un estudio más profundo. Cuando un grupo
inicia un nuevo proyecto de vigilancia, se debe realizar una evaluación periódica de la manera
como se están recolectando los datos, las fuentes de recolección, el proceso de vigilancia para
identificar problemas o errores y tomar medidas correctivas y oportunas, de igual manera se
debe validar el sistema de vigilancia cuando se han modificado las definiciones o cambiado el
personal que recolecta las informaciones. (Vaqué J, et al, 1996).
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Ante esta posición, cabe preguntarse, ¿qué método seleccionar para iniciar el proceso? La
respuesta no es fácil, sin embargo; para definir cuál es el método que se ha de elegir se deben
valorar los siguientes factores:

El tamaño y la complejidad de la institución.

El tipo de institución.

El registro de las informaciones.

Las características de los pacientes.

El tratamiento y los procedimientos ofertados.

La proporción de los cuidados hospitalarios en relación con los ambulatorios.

Los recursos que dispone el comité de infecciones, que incluye económicos, humanos,
sistematización de las informaciones, etc.
3.5.8.1.5
Fuente de datos.
El comité de infecciones debe determinar de dónde va a tomar las informaciones que necesita
de acuerdo a la calidad del registro de cada hospital. En este sentido se puede plantear que en
un hospital, el grupo del comité de infecciones ha recolectado los datos de cirugía general del
registro de programación diaria en vez de emplear la lista completa de todos los procedimientos
quirúrgicos, que incluyen cancelaciones, urgencias, adiciones y cambios hechos en el día,
teniéndose un denominador “poco confiable”. (Trilla A, et al, 1996).
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3.5.8.1.6
Manejo de los datos.
El personal del comité de infecciones, debe identificar patrones y tendencias solo si los datos
están organizados de una manera adecuada. La información en hospitales grandes debe estar
sistematizada y debe visualizar tendencias en los diversos servicios y en forma general. (Vaqué J,
et al, 1996).
3.5.8.1.7
Análisis de los datos.
En caso de que los datos no sean analizados, se habrá perdido el tiempo en la recolección de los
datos. El análisis debe ser oportuno para lograr el propósito de la vigilancia, identificando
problemas y estableciendo estrategias para lograr cambios.
La frecuencia del análisis debe ser establecida de acuerdo a cada institución. Se debe evaluar la
incidencia del evento en una población dada disponiendo de un denominador que sea
representativo de los pacientes que se encuentran en riesgo o que sufran el evento. (Vaqué J,
et al, op cit, 1996).
En caso de que el personal del comité solo evalúe los datos globales del laboratorio, se puede
cometer el error de no reconocer tendencias importantes en las unidades específicas. En este
sentido, el resumen total puede ocultar el hecho de que el 90% de la Pseudomona aeroginosa
aislada en enfermos de la UCI son resistentes a la gentamicina, piperacilina y cefotaxime.
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En este sentido, autores como Strsatton (Vaqué J, et al, 1999), demostró que los resúmenes
anuales muestran poca variación en los patrones de susceptibilidad antimicrobiana en el
hospital completo.
La vigilancia microbiológica en unidades específicas, demuestra que los gérmenes dominantes y
su patrón antimicrobiano difieren entre unidades a las del hospital entero.
Se debe evaluar el nivel endémico en un período de tiempo y luego valorar si las tasas actuales
son sustancialmente diferentes al nivel de base. Además de calcular las tasas totales, se deben
hacer cálculos de las tasas de ataque específicas en unidades específicas o por procedimientos
específicos. (Vaqué J, et al, op cit, 1999).
Las tasas específicas incrementan al grupo la capacidad para identificar cambios significativos y
tendencias en subgrupos de pacientes que podrían ser pasados por alto si solo se hace un
análisis de población entera.

Tasas generales de infecciones intrahospitalarias.
Se caracteriza porque trata todas las infecciones de igual importancia, no distingue
pacientes con una infección de pacientes con múltiples infecciones, puede no ser confiable
por sub registro de todas las infecciones intrahospitalarias, no distingue los pacientes en
mayor riesgo de infecciones intrahospitalarias, no se ajusta por el tiempo de estancia, no se
ajusta por los factores de riesgo, no permite comparación con otras instituciones. (Infect
Control Hosp Epidemiol, 1997).
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Dado que las tasas de infecciones intrahospitalarias pueden variar entre las diferentes
instituciones de salud por las características de cada una de ellas, y teniendo en cuenta la
importancia de la variable estancia como factor de riesgo para infecciones intrahospitalarias
y ante la dificultad para controlar otros factores tales como la severidad de las enfermedad,
el Sistema Nacional de Vigilancia de los Estados Unidos, en colaboración con los CDC, han
recomendado emplear tasas ajustadas y las tasas específicas de acuerdo a los sitios de
infección, para así permitir una comparación intra e interinstitucional.
Al realizar la vigilancia se podrían utilizar las admisiones y egresos mensuales en el
denominador para representar todas las personas expuestas a un determinado riesgo, pero
el tiempo de exposición (días estancia) podría no ser conocido con exactitud y el número a
riesgo podría ser subestimado, puesto que algunos pacientes admitidos en el mes anterior y
a riesgo podrían no ser incluidos en el denominador. (García San Miguel J, 1996).
El riesgo de adquirir infecciones intrahospitalarias se espera que se incremente al aumentar
la estancia hospitalaria, puesto que incrementa el tiempo de exposición; por lo tanto, si solo
se tiene en cuenta el número de egresados, no se conocerá el riesgo de infección de
acuerdo al tiempo de exposición de cada persona, entonces se puede hablar del número de
infecciones por 100 admisiones o por 100 egresos, pero sin embargo; se logra una mejor
apreciación cuando se usa el número de infecciones / 1.000 días pacientes, donde en el
numerador se tienen las infecciones que aparecen en un determinado periodo de tiempo,
como un mes y en el denominador la sumatoria de días estancia de cada uno de los
pacientes que estuvo expuesto en ese periodo de tiempo en ese servicio. (García San
Miguel J, op cit, 1996).
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
Tasa global o incidencia de densidad.
En la eventualidad de que en una sala de recién nacidos se tuvieran ingresados 10 pacientes
durante el mes de enero del 1998, es decir del 1 al 31, se pretende calcular la tasa de
infecciones intrahospitalarias durante este mes en el servicio, se tiene en cuenta el número
de infecciones que se presentan en esta sala durante el mes de enero, que se colocan en el
numerador, y se cuentan cuantos días estancia aportó cada uno de estos pacientes en este
mes, independientemente de haber ingresado antes de enero, la sumatoria de estos días se
coloca en el denominador y se multiplica por 1.000. (García San Miguel J, op cit, 1996).
I) La tasa de infección hematógena asociada a catéter:
Número de infecciones hematógenas asociadas a catéter en un periodo de tiempo
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
x 1.000
Sumatoria de días de todos los pacientes con catéter en ese periodo de tiempo
II) Tasa de neumonía asociada al ventilador:
Número de neumonías IIH asociadas al ventilador en un periodo de tiempo
------------------------------------------------------------------------------------------------------------ x 1.000
Sumatoria de días – ventilador de todos los pacientes con ventilador en el periodo tiempo
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III) Tasa de infección urinaria asociada a sonda vesical:
Número de infecciones urinarias asociadas a sonda vesical en un periodo de tiempo
------------------------------------------------------------------------------------------------------------x1.000
Sumatoria de días-sonda vesical de todos los pacientes con sonda en ese periodo tiempo
En las unidades de alto riesgo de atención neonatal se puede controlar la variable peso al
realizar cada una de estas tasas, así; <1.000 g. 1.000 – 1500 g. 1501 – 2500 g. y > 2500 g.
En algunos de los enfermos se pueden analizar los datos cuantificando algunas variables de
riesgo a través del índice de riesgo. En los enfermos quirúrgicos se realiza la vigilancia
dirigida hacia procedimientos específicos realizados, tales como craneostomías, cirugías
bypass coronario, que son condiciones que pudieran causar más morbimortalidad que otros
procedimientos como la reparación de hernia, etc. De igual manera se está haciendo
estratificación de pacientes quirúrgicos de acuerdo al riesgo de desarrollar una infección.
(García San Miguel J, op cit, 1996).
El índice de riesgo ideal debe ser calculado al final de la cirugía y nos puede predecir los
pacientes que tienen más alto riesgo de infección.
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De igual manera, se pueden sacar las tasas específicas por sitio quirúrgico, por el cirujano
que opera, etc. Al analizar las tasas se debe considerar:
i)
Numeradores y denominadores apropiados.
ii)
Debe permitir comparaciones con otras instituciones (ajustes).
iii)
Debe dar información que genere estrategias.
iv)
Debe facilitar la detección de factores de riesgo específicos estratificados.
Cuando se han comparado los datos intrainstitucional e interinstitucional, los investigadores
deben usar test estadísticos o diferencias que determinen si los cambios en el tiempo son
estadísticamente significativos, de igual manera deben usar tasas ajustadas que permitan la
comparación.
3.5.8.1.8
Interpretación de los resultados.
Si la tasa de un evento particular incrementa sustancialmente, el grupo debe analizar el
problema para determinar si realmente el problema existe.
El análisis debe considerar si este incremento es estadísticamente significativo o no. Si el evento
no es estadísticamente significativo pero clínicamente sí, se deben establecer medidas de
control. Por demás, el grupo debe medir si la incidencia de un evento es aceptable o no. En este
sentido, si la tasa es estable, la incidencia puede ser más alta que la reportada en instituciones
similares, o puede ser más alta que la que debería ser si el proceso de cuidado ha mejorado.
(Barrio JL, et al, 2000).
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3.5.8.1.9
Comunicación de resultados.
Los datos deben ser transmitidos a todas las personas que necesitan las informaciones y a
quienes tienen el poder de autorizar los cambios, de igual manera se debe enviar un reporte a
todas las personas responsables de la sala, al personal administrativo y en ocasiones al personal
encargado de la educación personal de cuidados intensivos y de bioseguridad. (Barrio JL, et al,
op cit, 2000).
Los reportes deben ser sencillos, didácticos y la exposición debe hacerse en un tiempo corto,
puesto que el personal responsable que asiste a las reuniones por lo general son muy ocupados.
El comité debe emplear gráficos y curvas y presentar las tendencias importantes en cuadros que
pueden ser más fácilmente comprensibles. Se deben incluir los análisis y las conclusiones que
pueden persuadir a los clínicos y administrativos en cada área.
3.5.8.1.10 Validación de los resultados
Cada vez que se inicia un nuevo proyecto de vigilancia se debe realizar una evaluación periódica
de las formas como se están recogiendo los datos, la fuente de información y el proceso de
vigilancia para identificar problemas o errores y tomar medidas correctivas oportunas. (Barrio
JL, et al, op cit, 2000).
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De igual manera se debe validar el sistema de vigilancia cuando se le ha añadido un nuevo ítem
o se han modificado las definiciones o cambiado el personal que recolecta la información.
3.5.8.1.11 Preguntas a contestar anualmente.
i)
¿El sistema de vigilancia detecta brotes y epidemias?
ii)
¿Cuáles prácticas del cuidado del paciente se han cambiado con base en los datos
de vigilancia epidemiológica?
iii)
¿Los datos que fueron usados aseguran que las tasas de infección no incrementaron
cuando se combinaron los procedimientos?
iv)
¿El personal clínico y administrativo está consciente de los hallazgos del Comité de
Infecciones?
3.5.9
Fármaco-epidemiología y antibióticos.
Con el avance de los métodos epidemiológicos y el proceso de sistematización de las
informaciones ha sido necesario controlar el uso de todos los fármacos empleados,
particularmente debido a sus efectos adversos y la interacción medicamentosa entre otros. Un
problema de interés creciente es el empleo de forma irracional de los antibióticos, que ha
contribuido de forma importante al incremento en el costo biológico y económico.
Esto ha provocado la necesidad del establecimiento de los comités de antibióticos para lograr un
uso apropiado de éstos y el establecimiento de normas para su manejo empírico, profiláctico y
terapéutico, análisis de costo – beneficio de los antibióticos, evaluación de nuevos antibióticos,
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justificación según el tipo de infecciones en cada servicio de acuerdo a la patología que se
atiende, los gérmenes y la sensibilidad de estos, la difusión de las informaciones en la
institución, preparación de soluciones y validación de procesos y procedimientos. (Campins M,
et al, 2000).
3.5.10 El control de calidad.
Durante los últimos años los comités de infecciones y/o los epidemiólogos hospitalarios han
necesitado ampliar su interés hacia otros componentes donde interviene la calidad del cuidado
de la salud, esto condujo a la aplicación de programas de control de calidad no solo para
infecciones. (Campins M, et al, op cit, 2000).
En este momento se deben tener en cuenta varios factores de riesgo, las lesiones físicas, las
lesiones químicas, las ergométricas, psicológicas y las prácticas de atención médica.
En la mayoría de establecimientos los eventos infecciosos son medidos por un programa de
control de calidad donde intervienen los componentes administrativos y clínico legal, los cuales
trabajan conjuntamente en función de la detección y el manejo del riesgo, el acceso a la
atención médica, el impacto de situaciones nosocomiales adversas, la evaluación de la eficacia
de la atención brindada por cada institución. (Campins M, et al, op cit, 2000).
Se pueden encontrar muchas analogías entre el acercamiento epidemiológico a las infecciones
nosocomiales y el riesgo no infeccioso. Algunos agentes causales no infecciosos incluyen
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antineoplásicos, anticoagulantes, catéteres intravasculares, administración de productos,
procedimientos quirúrgicos, problemas nutricionales.
Es interesante sostener que, algunos factores del huésped que pueden predisponer a estos
agentes no infecciosos incluyen una fisiología cardiaca anormal, la edad, el estado mental, la
inmovilidad, etc.
3.5.11 Las enfermedades de notificación obligatoria.
El programa de vigilancia epidemiológica ha tenido que asumir por declaratoria de la Secretaria
de Salud Pública, la función del reporte de las enfermedades de notificación obligatoria desde
que ésta se inició. (Campins M, et al, op cit, 2000).
El trabajo en comunicación con las entidades de salud locales y regionales en las infecciones de
reporte obligatorio, ayuda a conocer la epidemiología de estas infecciones, los avances, los
riesgos, la detección de brotes, la estandarización de normas y los procedimientos que van a
repercutir en una determinación temprana, en mejor calidad de información e intervenciones
oportunas institucionales y en las comunidades. (Campins M, et al, op cit, 2000).
3.5.12 Objetivos de los comités de infecciones.
Herruzo R, et al, (2001), documenta que existen varios objetivos entre los que destacan:
Generales. Apoyar y fortalecer la vigilancia epidemiológica de los diferentes componentes de un
departamento de epidemiología, para orientar el proceso de toma de decisiones.
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Específicos.
a) Identificar los factores de riesgo que inciden en la aparición de la infección
hospitalaria para su control y prevención en todos los niveles de atención, lo
cual va a repercutir en la reducción de las tasas de infección.
b) Establecer un sistema unificado de información que permita analizar el
comportamiento de las infecciones intrahospitalarias y definir las tasas de
infección.
c) Desarrollar, fortalecer y evaluar las decisiones para la prevención, el manejo
integral y el control de las infecciones intrahospitalarias.
d) Disminuir la morbimortalidad y las secuelas de las infecciones intra hospitalarias
y mejorar la calidad de la atención, los costos, etc.
e) Identificar las necesidades educativas del personal y apoyar el proceso de
educación continua para mantener una reducción sostenida de las tasas de
infecciones y prevenir epidemias.
f)
Establecer
los mecanismos para evaluar los sistemas de vigilancia
epidemiológica.
g) Establecer pautas y promover el desarrollo de la investigación en este campo.
h) Dar prestigio a la institución.
i)
Prevenir, detectar brotes epidémicos, epidemias y realizar un control y manejo
adecuado de éstas.
j)
Defensa y manejo de riesgo por negligencia profesional.
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k) Control del déficit financiero ocasionado por las infecciones nosocomiales.
l)
Conocer la epidemiología de las infecciones en los diversos sistemas y servicios
en la institución.
m) Elaborar, actualizar las normas y procedimientos (protocolos) para el control de
las infecciones y realizar divulgación de éstas de acuerdo a los estándares
internacionales.
n) Coordinar el comité de fármaco-epidemiología para establecer protocolos de
antibióticos y uso de otros medicamentos y promover el uso racional de estos.
o) Adelantar programas de educación continua.
p) Prácticas, evaluación sistemática del proceso.
q) Establecer mecanismos de retroalimentación.
3.5.13 Actividades de un programa de vigilancia epidemiológica.
1) Administrativas.
2) Vigilancia epidemiológica.
3) Investigación.
4) Arquitectura hospitalaria.
5) Educación continua.
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6) Pautas de limpieza, desinfección, esterilización.
7) Laboratorios de bacteriología.
8) Protocolos del manejo de pacientes infectados.
9) Vigilancia de heridas.
10) Uso racional de antibióticos y otros fármacos.
11) Marco legal.
12) Prevención, inmunización, profilaxis.
13) Reporte de enfermedades de notificación obligatoria.
14) Participación y proyección comunitaria.
15) Mejoría continua de la calidad de la atención a los enfermos.
3.5.14 Organización de un comité de infecciones.
Para lograr desarrollar un programa de control de infecciones se requiere de organización y
recursos, los cuales deben ser asignados según la complejidad
de la institución y la
disponibilidad de estos. Para tal fin debe tener el apoyo del personal directivo y administrativo,
los que deben estar convencidos de la importancia en la reducción de los costos económicos y
biológicos que implica tener un programa de vigilancia epidemiológica en cada institución.
(Herruzo R, et al, op cit, 2001).
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La principal limitación que tienen las instituciones de los países en desarrollo son los siguientes
dos puntos:
Integrantes. El primer paso es definir quienes van a conformar el Comité de Infecciones. El
programa, por lo general es realizado por epidemiólogos del hospital y el personal de
enfermería que lo conformará debe participar de forma voluntaria y debe estar motivada por las
actividades que se realicen, puesto que esto, dará mayor estabilidad y eficiencia.
Existe un comité operativo que realizará la vigilancia y el registro y análisis de la información y el
comité en pleno que va a estar conformado por representantes de los componentes
administrativos.
La estructura administrativa. Debe siempre estar muy bien definida y conocer la dirección del
reporte en el hospital y la relación con otros servicios en la institución.
La participación del personal de enfermería es de vital importancia, puesto que son las personas
que tienen más tiempo en contacto con los enfermos.
Definición de objetivos y de las actividades. La definición de los objetivos y las actividades para
los cuales se constituyó el comité son de vital importancia, debiendo valorar los principales
elementos de soporte. (Herruzo R, et al, op cit, 2001).
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
Desarrollo de un sistema de vigilancia efectivo.

Establecimientos de normas y políticas para reducir el riesgo de infecciones en la
institución.

Programas de educación continua para el personal de la institución.

Programas de evaluación e investigación periódica.
3.5.15 Criterios para diagnóstico de la infección intrahospitalaria.
3.5.15.1
Generalidades.
3.5.15.1.1 Definición de infección nosocomial.
La infección nosocomial se define como la infección que adquiere un paciente durante su
hospitalización que no padecía previamente ni la estaba incubando al momento de la admisión.
(Herruzo R, et al, op cit, 2001).
La infección es considerada adquirida en la comunidad si los signos y síntomas y cultivos son
positivos en las primeras 48 horas posteriores a la admisión.
La infección es nosocomial si los signos y síntomas y cultivos son positivos después de las 48 – 72
horas de la admisión.
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Cuando el periodo de incubación es desconocido, se considera infección nosocomial si se
desarrolla en cualquier momento posterior a la admisión.
Si el paciente padece una infección al momento de la admisión se asume como infección
nosocomial solo si está relacionada o es residual de una admisión previa.
En caso de que la infección tenga respaldo bacteriológico se debe tener en cuenta que la
muestra sea recolectada adecuadamente y entregada en forma oportuna.
En un enfermo con infección documentada con cultivo
positivo, dos situaciones deben
considerarse cuando se trata de infecciones nosocomiales:
En primer lugar es la aparición de una infección clínica en otro sitio diferente con el mismo
germen de una infección original, se considera como infección secundaria y probablemente sea
una auto infección.
En caso contrario, la aparición en cultivos de nuevos gérmenes en un sitio de infección que ha
tenido otro germen, se debe considerar infección nosocomial nueva, en especial si hay un
deterioro clínico en la condición del paciente. (Herruzo R, et al, op cit, 2001).
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3.5.16 Definiciones de infecciones nosocomiales de los Centros para Control de
Enfermedades de los Estados Unidos – CDC.
La capacidad que tengan los captadores de informaciones sobre los datos para definir
infecciones como infecciones nosocomiales e identificar de manera consistente su ubicación es
vital. (Martínez MJA, et al, 1999).
Al proceder a comparar los datos de un hospital con los de otro o una base de datos agregada, el
uso de definiciones unificadas es de vital relevancia.
De acuerdo a los planteamientos antes citados, se puede asumir que una infección nosocomial
es una condición sistémica o localizada que se produce:

Por una reacción adversa a la presencia de uno o varios agentes infecciosos o una o
varias de sus toxinas.

No se encontraba presente ni en incubación en el paciente al ser admitido en el
hospital.
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Para la mayoría de las infecciones nosocomiales bacterianas, esto significa, que por lo general, la
infección resulta evidente luego de 48 horas, o un tiempo mayor luego que el paciente ha sido
admitido.
Es importante tener presente que se deben evaluar cada una de las infecciones de manera
individual que permitan la identificación de evidencias que lo relaciones con la hospitalización,
puesto que el periodo de incubación varía según el tipo de patógenos y hasta cierto punto de
acuerdo a la condición subyacente del paciente. (Martínez MJA, et al, op cit, 1999).
Existen otros principios importantes sobre los cuales se basan las definiciones de infecciones
nosocomiales. En primer lugar, la información utilizada para determinar la presencia
clasificación de una infección debe combinar los hallazgos clínicos
y
y los resultados de
laboratorio y otros exámenes.
La evidencia clínica se obtiene de la observación directa del lugar de la infección o de una
revisión de otras fuentes pertinentes de datos, en el que se incluye el cuadro clínico del
paciente.
La evidencia del laboratorio incluye los resultados de cultivos, las pruebas de detección de
antígenos o anticuerpos, o visualización microscópica.
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Todos los datos de soporte de obtienen de otros estudios diagnósticos entre los que se citan los
rayos X, el ultrasonido, tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética, escaneo de
radiomarcadores, los procedimientos endoscópicos, biopsias, aspiración con aguja. (Martínez
MJA, et al, op cit, 1999).
Deben aplicarse los criterios específicos para las infecciones cuyas manifestaciones clínicas en
recién nacidos o infantes difieren de las personas de mayor edad.
Un diagnóstico de infección que realiza un médico o cirujano a partir de la observación directa
o durante una operación quirúrgica, un examen endoscópico, u otros estudios diagnósticos a
partir del juicio clínico es un criterio aceptable para diagnosticar una infección, a menos que
exista evidencia básica que exprese lo contrario.
En caso de falten datos de soporte, el diagnóstico clínico de un médico para ciertos lugares de
infección debe estar acompañado de una apropiada terapia antimicrobiana para satisfacer el
criterio.
Una infección se considera nosocomial en dos situaciones especiales:
a) Una infección adquirida en el hospital, pero que sólo resulta evidente luego de
que el paciente ha sido dado de alta.
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b) Una infección en un recién nacido ocasionada por el paso a través del canal del
parto.
Una infección, no se considera nosocomial en dos situaciones especiales:
i) Una infección asociada con una complicación o con una extensión de una infección
que ya se encontraba presente en el momento de la admisión, a menos que un cambio en el
patógeno, o en los síntomas sugieran la adquisición de una nueva infección.
ii) Una infección en un infante que se sabe o se ha demostrado que fue contraída de
manera tras placentaria , tal como la toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus o sífilis, y que
resulta evidente dentro de las 48 horas luego del nacimiento.
Se han demostrado dos condiciones que no son infecciones:

Colonización. Que es la presencia de microorganismos (en la piel, membranas mucosas,
heridas abiertas, excreciones o secreciones) que no causen signos ni síntomas clínicos
adversos.

Inflamación. Que es una condición que se origina de la respuesta de un tenido o una
herida o estímulo por agentes no infecciosos, tal el caso de los químicos.
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Las siguientes informaciones contiene los criterios que forman parte de las definiciones de
infecciones nosocomiales.
Se han descrito unas trece categorías de lugares principales de infección y los 48 lugares o tipos
específicos de infección, para los que se han desarrollado criterios.
Entre los lugares de mayor relevancia en pacientes hospitalizados se citan: Las infecciones del
tracto urinario, campos quirúrgicos, neumonías y torrente sanguíneo principal y seguido de
otros lugares de infecciones
que se presentan organizados por categorías del lugar
principalmente afectado.
Se deben valorar dos puntos de importancia relevantes para comprender las definiciones de
sepsis nosocomial, en primer lugar que una infección sea inevitable o que pueda prevenirse no
es una consideración al momento de determinar, si la misma es nosocomial o no. En segundo
lugar, las definiciones de vigilancia no pretender definir enfermedades clínicas dirigidas hacia la
toma de decisiones terapéuticas. (Martínez MJA, et al, op cit, 1999).
3.5.17 Definiciones de los lugares de infección.
3.5.17.1
Infección sintomática del tracto urinario.
Este tipo de infección debe reunir al menos uno de los siguientes criterios, (Emmerson AM, et al,
1995):
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Criterio I: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos, fiebre
mayor de 38 oC., urgencia, frecuencia, disuria o sensibilidad anormal suprapúbica y el paciente
tiene un cultivo positivo de orina, es decir > ó = 105 microorganismos por cm3 con no mas de dos
especies de microorganismos.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: fiebre > 38 oC., urgencia, frecuencia, disuria o sensibilidad anormal
suprapúbica y por lo menos una de las siguientes condiciones:
a) Tira marcadora positiva de esterasa y/o nitrato de leucocito.
b) Piuria, muestra de orina con > ó = 10 glóbulos blancos/mm3, o > ó = 3 glóbulos
blancos por campo de alta potencia de orina no centrifugada.
c) Organismos vistos en la coloración de Gram de orina no centrifugada.
d) Por lo menos dos cultivos de orina con aislamiento repetido del mismo
uropatógeno (bacteria Gram negativa o S. saprophiyticus) con > ó = 102 colonias/ml
en muestras no libres.
e) < ó = 105 colonias/ml de un solo uropatógeno (bacteria Gram negativa o S.
saprohiyticus) en un paciente tratado con un agente antimicrobiano efectivo por
una infección del tracto urinario.
f)
Diagnóstico del médico de una infección del tracto urinario.
g) El médico establece terapia adecuada por una infección del tracto urinario.
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Criterio III: El paciente con menos o igual a 1 año de edad tiene por lo menos uno de los
siguientes síntomas o signos sin otra causa reconocida: fiebre (>38 oC), hipotermia (<37
o
C), apnea, bradicardia, disuria, letargo o vómitos y el paciente tiene un cultivo positivo
de orina, es decir, > ó = 105 microorganismos por cm3 de orina con no mas de dos
especies de microorganismos.
Criterio IV: El paciente con edad menor o igual a 1 año tiene por lo menos uno de los
siguientes síntomas o signos sin otra causa reconocida: fiebre mayor de 38 oC.,
hipotermia menor 37 oC., apnea, bradicardia, disuria, letargo, vómitos y por lo menos
una de estas condiciones:
i.- Tira marcadora positiva de esterasa y/o nitrato de leucocito.
ii.- Piuria, muestra de orina con valores mayor o igual a 10 glóbulos blancos/mm 3, ó
mayor a 3 glóbulos blancos/campo de alta potencia de orina no centrifugada.
iii.- Organismos vistos en la coloración de Gram de orina no centrifugada.
iv.- Por lo menos dos cultivos de orina con aislamiento repetido del mismo uropatógeno
(bacteria Gran negativa o S. saprophyticus) con valores mayor o igual a 102 colonias/ml
en muestras no liberadas.
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v.- Menor o igual a 105 colonias/ml e solo uropatógenos (bacterias Gram negativas o S.
saprophyticus) en un paciente tratado con un agente antimicrobiano efectivo por una
infección del tracto urinario.
vi.- Diagnóstico del médico de una infección del tracto urinario.
vii.- El médico establece terapia adecuada por una infección del tracto urinario.
Comentarios: En caso de obtener resultados positivos del cultivo de una punta de catéter
urinario no es una prueba de laboratorio aceptable para diagnosticar una infección del tracto
urinario. Los cultivos de orina deben obtenerse con técnicas adecuadas, tales como recolección
apropiada en particular recolección limpia o cateterización. En los niños el cultivo de orina debe
obtenerse por medio de cateterización de la vejiga o de aspiración suprapúbica, un cultivo de
orina positivo de una muestra de la bolsa no es confiable y debe confirmarse por medio de una
muestra obtenida asépticamente por cateterización o aspiración supra pública. (Emmerson AM,
et al, op cit, 1995)
3.5.17.2
Bacteriuria asintomática.
Una bacteriuria asintomática debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios
(Emmerson AM, et al, op cit, 1995):
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Criterio I: El paciente ha tenido un catéter urinario permanente dentro de los 7 días
anteriores al cultivo y el paciente tiene un cultivo positivo de orina, es decir > ó = 105
microorganismos por cm3 de orina con no más de dos especies de microorganismos y el
paciente no tiene fiebre, urgencia, frecuencia, disuria no sensibilidad anormal suprapúbica.
Criterio II: El paciente no ha tenido un catéter urinario permanente dentro de los 7 días
anteriores al primer cultivo positivo, y el paciente ha tenido por lo menos dos cultivos positivos
de orina, es decir, > ó = 105 microorganismos por cm3 de orina con aislamiento repetido del
mismo microorganismo
y el paciente no tiene fiebre, urgencias, frecuencia, disuria ni
sensibilidad anormal suprapúbica.
Comentario: Un cultivo positivo de la punta de un catéter urinario no es una prueba de
laboratorio aceptable para diagnosticar bacteriuria. Los cultivos de orina deben obtenerse
utilizando técnicas apropiadas, tales como la recolección limpia o cateterización.
3.5.17.3
Otras infecciones del tracto urinario (riñón, uréter, vejiga, uretra o tejidos
alrededor de los espacios periféricos o retroperitoneales).
Otras infecciones del tracto urinario deben reunir por lo menos uno de los siguientes criterios,
(Emmerson AM, et al, op cit, 1995):
Criterio I: El paciente tiene organismos aislados de cultivos de fluido (excepto orina) o
tejido del lugar afectado.
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Criterio II: EL paciente tiene un absceso u otra evidencia de infección vistos en un
examen directo, durante una operación quirúrgica, o durante un examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: fiebre (>38 oC), dolor localizado o sensibilidad anormal localizada en el
lugar afectado y por lo menos una de estas condiciones:
i.- Drenaje purulento del lugar afectado.
ii.- Organismos cultivados de sangre que son compatibles con el presunto lugar de
infección.
iii.- Evidencia radiográfica de infección, por ejemplo, ultrasonido, tomografía axial
computarizada, escaneo de radiomarcadores (galio, tecnecio) o resonancia magnética
anormales.
iv.- Diagnóstico de infección del riñón, uréter, vejiga, uretra o tejidos
alrededor del
espacio periférico o retroperitoneal por parte del médico.
v.- El médico establece una terapia adecuada por una infección del riñón, uréter, vejiga,
uretra o tejidos alrededor del espacio periférico o retroperitoneal.
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Criterio IV: El paciente con edad mayor o igual de 1 año, al menos uno de los síntomas o
signos sin otra causa reconocida: fiebre (> 38 oC), hipotermia (< 37 oC), apnea, bradicardia,
letargo o vómitos y por lo menos una de las siguientes condiciones.
i.- Drenaje purulento del lugar afectado.
ii.- Organismos cultivados de sangre que son compatibles con el presunto lugar de
infección.
iii.- Evidencia radiográfica de infección, por ejemplo: ultrasonido, radiografía, tomografía
axial computarizada, escaneo de radiomarcadores (galio, tecnecio) 0 resonancia
magnética anormales.
iv.- Diagnóstico de infección del riñón, uréter, vejiga, uretra o tejidos alrededor del
espacio periférico o retroperitoneal por parte del médico.
v.- El médico establece una terapia adecuada por una infección del riñón, uréter, vejiga,
uretra o tejidos alrededor del espacio periférico o retroperitoneal.
3.5.17.4
Infección en el campo quirúrgico – incisional superficial.
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Una infección en el campo quirúrgico (ICQ) debe reunir el siguiente criterio, Emmerson AM, et
al. (1996):
Criterio: La infección se produce dentro de los 30 días siguientes al procedimiento
operatorio y solo involucra la piel y tejido subcutáneo de la incisión y el paciente tiene por lo
menos una de estas condiciones:
i.- Drenaje purulento de la incisión superficial.
ii.- Organismos aislados de un cultivo obtenido de fluido o tejido de la incisión
superficial.
iii.- Por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos de infección:
dolor o
sensibilidad anormal, tumefacción localizada, enrojecimiento o calor y el cirujano abre la
incisión superficial, a menor que el cultivo de la incisión esté negativo.
iv.- Diagnóstico de infección en el campo quirúrgico incisional superficial por el cirujano
o médico responsable.
3.5.17.5
Infección en el campo quirúrgico incisional profunda.
Toda infección con esta categoría debe reunir los siguientes criterios, Emmerson AM, et al, op
cit, (1996):
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Criterio: La infección se produce dentro de los 30 días posteriores al procedimiento
operatorio sin ningún implante (cuerpo extraño implantado tal como válvula cardíaca protésica,
injerto vascular no humano, corazón mecánico o una prótesis de cadera que se coloca
permanentemente en la intervención, o permanece colocado o dentro de un año si el implante
está colocado y la infección parece estar relacionada con el procedimiento operatorio y la
infección involucra tejidos profundos, tales como capas musculares profundas y faciales de la
incisión y el paciente tiene por lo menos una de estas condiciones:
i.- Drenaje purulento de la incisión profunda pero no del componente órgano/espacio
en el campo quirúrgico.
ii.- Una incisión profunda se abre espontáneamente o un cirujano abre deliberadamente
cuando el paciente tiene al menos uno de los siguientes síntomas o signos: fiebre mayor
38 oC, dolor, sensibilidad anormal localizada a menos que el cultivo de la incisión resulte
negativo.
iii.- Se identifica un absceso u otra evidencia de infección que involucra la incisión
profunda en un examen directo, durante una nueva intervención o por examen
radiológico o histopatológico.
iv.- Diagnóstico de infección en el campo quirúrgico profundo, por un cirujano o médico
encargado.
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3.5.17.6
Infección en el campo quirúrgico (órgano / espacio).
Este tipo de infección incluye cualquier parte del cuerpo, exceptuando incisión de piel, fascia o
capas musculares que se abre o manipula durante el procedimiento operatorio. Los lugares
específicos están asignados a infección órgano – espacio para una mejor identificación del lugar
de la infección. Las infecciones de este tipo deben reunir el siguiente criterio, Emmerson AM, et
al, op cit, (1996):
Criterio: La infección se produce
entre los 30 días posteriores al procedimiento
operatorio sin ningún implante, permanece colocado o dentro de un año si el implante está
colocado y la infección parece estar relacionada con el procedimiento operatorio y la infección
incluye cualquier parte del cuerpo, excepto una incisión de piel, fascia o capas musculares que
se abre o manipula durante el procedimiento operatorio y el paciente tiene por lo menos una
de las siguientes condiciones:
i.- Drenaje purulento de un dren que se coloca dentro de una herida punzo-cortante en
el órgano – espacio,
ii.- Organismos aislados de un cultivo de fluidos o tejidos obtenidos asépticamente en el
órgano – espacio.
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iii.- Un absceso u otra evidencia de infección que involucra órganos – espacio
encontrado en un examen directo durante una nueva operación o por examen
radiológico o histopatológico.
iv.- Diagnóstico de una herida de campo quirúrgico de órgano – espacio por un cirujano
o médico encargado.
3.5.17.7
Neumonía.
Una neumonía debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Enquête nationale de
prévalence des infections nosocomiales (1996):
Criterio I: Al paciente se le detecta estertores o disminución de la resonancia a la
percusión en el examen físico del pecho y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Nuevo acceso de esputo purulento o cambio de carácter del esputo.
ii.- Organismos cultivados de sangre.
iii.- Aislamiento de un agente etiológico de una muestra obtenida
transtraqueal, o cepillado bronquial, o por biopsia.
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por aspirado
Criterio II: Un examen radiográfico del pecho del paciente muestra efusión pleural,
cavitación, consolidación o infiltración nueva o progresiva y por lo menos una de estas
condiciones:
i.- Nuevo acceso de esputo purulento o cambio de carácter del esputo.
ii.- Organismos cultivados en sangre.
iii.- Aislamiento de un agente etiológico de una muestra obtenida por aspiración
transtraqueal, escobillado bronquial o biopsia.
iv.- Aislamiento de virus de las secreciones respiratorias o detección de antígeno viral en
las mismas.
v.- Diagnóstico de título de anticuerpo
simple (inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (inmunoglobulinas G) para patógeno.
vi.- Evidencia histopatológica de neumonía.
Criterio III: El paciente con menos o igual a 1 año de edad tiene por lo menos dos
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de los siguientes síntomas o signos: apnea, taquipnea, bradicardia, respiración jadeante,
ronquidos o tos y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Producción elevada de secreciones respiratorias.
ii.- Nuevo acceso de esputo purulento o cambio de carácter del esputo.
iii.- Organismos cultivados de sangre o diagnóstico de título de anticuerpo simple
(Inmunoglobulina
M)
o
aumento
cuadriplicado
en
sueros
emparejados
(Inmunoglobulina G) para patógeno.
iv.- Aislamiento de un agente etiológico
de una muestra obtenida por aspirado
transtraqueal, escobillado bronquial o biopsia.
v.- Aislamiento de virus o detección de antígeno viral en secreciones respiratorias.
vi.- Evidencia histopatológica de neumonía.
Criterio IV: Un examen radiológico del paciente con edad de 1 año o menos, que
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muestra efusión pleural, consolidación cavitación o infiltración progresiva o nueva y por lo
menos una de las siguientes condiciones:
i.- Producción elevada de secreciones respiratorias.
ii.- Nuevo acceso de esputo purulento o cambio en carácter de esputo.
iii.- Organismos cultivados de sangre o diagnóstico de títulos de anticuerpo simple
(Inmunoglobulina
M)
o
aumento
cuadriplicado
en
sueros
emparejados
(Inmunoglobulina G) para patógeno.
iv.- Aislamiento de un agente etiológico
de una muestra obtenida por aspirado
transtraqueal, cepillado bronquial o biopsia.
v.- Aislamiento de virus o detección de antígeno viral en secreciones respiratorias.
vi.- Evidencia histopatológica de neumonía.
Nota: El esputo expectorado cultivado no es útil en el diagnóstico de neumonía pero puede
ayudar a identificar el agente etiológico
y proporcionar datos útiles de susceptibilidad
antimicrobiana. Los hallazgos en las radiografías del pecho en serie pueden ser más útiles que
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los hallazgos en una sola placa. Enquête nationale de prévalence des infections nosocomiales,
op cit, (1996).
3.5.17.8
Infecciones del torrente sanguíneo confirmada por laboratorio.
La infección del torrente sanguíneo confirmada por laboratorio debe reunir por lo menos uno
de los siguientes criterios, Nicholls TM, et al (1997):
Criterio I: El paciente tiene un patógeno reconocido cultivado de uno o más cultivos de
sangre y el organismo cultivado de sangre no está relacionado con una infección en otro lugar.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos: fiebre
mayor de 38 oC, escalofríos o hipotensión y por lo menos una de estas condiciones:
i.- Contaminante común de piel (Difteroide, Bacillus sp., Propionibacterium sp.,
Estafilococos de coagulasa negativa o micrococos) cultivados de dos o más cultivos de
sangre obtenidos en diferentes ocasiones.
ii.- Contaminante común de la piel (Difteroide, Bacillus sp., Propionibacterium sp.,
Estafilococo coagulasa negativa o cultivo de sangre de un paciente con una línea
intravenosa y el médico establece una adecuada terapia antimicrobiana.
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iv.- Prueba de antígeno en la sangre (H. Influenzae, S. Pneumoniae, N. meningitidis o
Streptococo grupo B) y los signos y síntomas y los resultados de laboratorio no están
relacionados con una infección en otro lugar.
Criterio III.- El paciente menor o igual a 1 año de edad tiene por lo menos uno de los
siguientes síntomas o signos: fiebre mayor de 38 oC, hipotermia menor de 37 oC, apnea o
bradicardia y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Contaminante común de la piel (Difteroide, Bacillus sp., Propionibacterium sp.,
Estafilococos de coagulasa negativa o micrococos) cultivado de dos o más cultivos de
sangre obtenidos en diferentes ocasiones.
ii.- Contaminante común de piel (Difteroide, Bacillus sp.,
Propionibacterium sp.,
Estafilococos de coagulasa negativa o micrococos) cultivado por lo menos un cultivo de
sangre de un paciente con una línea intravenosa y el médico establece una adecuada
terapia antimicrobiana.
iii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre (H. Influenzae, S. Pneumoniae, N.
Meningitidis o Estreptococo del grupo B) y los signos y síntomas y los resultados de
laboratorio positivos no están relacionados con una infección en otro lugar.
3.5.17.9
Sepsis clínica.
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Una sepsis clínica debe reunir al menos uno de los siguientes criterios, Nicholls TM, et al, op cit,
(1997):
Criterio I: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos clínicos
sin otra causa reconocida: fiebre mayor de 38 oC, hipotensión (presión sistólica menor o igual a
90 mmHg), u oliguria (menor 20 cm3/h) y no se ha realizado cultivo de sangre o no se ha
detectado ningún organismo aparente en otro lugar y el médico establece tratamiento para la
sepsis.
Criterio II: El paciente, con edad igual o menor a 1 año tiene por lo menos uno de los
siguientes síntomas o signos sin otra causa reconocida: fiebre (mayor 38 oC), hipotermia (menor
37 oC), apnea o bradicardia y no existe infección aparente en otro lugar y el médico establece
tratamiento para la sepsis.
3.5.17.10
Osteomielitis.
Una osteomielitis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Nicholls TM, et al, op
cit, (1997):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados del hueso.
Criterio II: El paciente muestra osteomielitis en el examen directo del hueso durante una
operación quirúrgica o examen histopatológico.
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Criterio III: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa aparente o reconocida: fiebre (mayor 38 oC), tumefacción, sensibilidad anormal,
calor o drenaje en el lugar donde se sospecha infección del hueso y por lo menos una de las
siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados en la sangre.
ii.- Prueba de antígeno de sangre positiva (hallazgos anormales en radiografía, en
tomografía axial computarizada, en resonancia magnética, en escaneo
de
radiomarcadores (galio, tecnecio, etc.).
3.5.17.11
Articulación o bolsa.
Las infecciones de articulación o de bolsa deben reunir por lo menos uno de los siguientes
criterios, Nicholls TM, et al, op cit, (1997):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de fluido de la articulación o biopsia
sinovial.
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Criterio II: El paciente tiene evidencia de infección de articulación o de bolsa vista
durante una operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: dolor articular, tumefacción, sensibilidad anormal, calor, evidencia de
efusión o limitación de movilidad y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos y glóbulos blancos vistos en el fluido articular con el método de
coloración de Gram.
ii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre, orina o fluido articular.
iii.- Perfil y química celular de fluido articular compatible con infección y no explicados
por una anomalía reumatológica subyacente.
iv.- Evidencia radiográfica de infección (hallazgos anormales radiografía, tomografía,
resonancia magnética, escaneo de radiomarcadores (galio, tecnecio, etc.).
3.5.17.12
Espacio intervertebral.
La infección del espacio intervertebral debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios,
Nicholls TM, et al, op cit, (1997):
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Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados del tejido del espacio del disco
vertebral obtenido durante una operación quirúrgica o mediante aspiración con aguja.
Criterio II: El paciente muestra infección del espacio del disco vertebral vista durante
una operación quirúrgica o un examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene fiebre (mayor de 38 oC), sin otra causa reconocida, o dolor
en el espacio del disco vertebral afectado y hay evidencia radiográfica de infección (hallazgos
anormales en radiografía, tomografía, resonancia magnética, en escaneo de radiomarcadores
con galio o tecnecio.
Criterio IV: El paciente tiene fiebre (mayor de 38 oC), sin otra causa reconocida y dolor
en el espacio del disco vertebral afectado y prueba de antígeno positiva en la sangre y orina (H.
Influenzae, S. Pneumoniae, N. Meningitidis o Estreptococo del grupo B).
3.5.17.13
Infección intracraneal (absceso cerebral, infección subdural o epidural,
encefalitis).
Una infección intracraneal debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Nicholls TM,
et al, op cit, (1997):
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Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados del tejido cerebral o de la duramadre.
Criterio II: El paciente tiene un absceso o evidencia de una infección intracraneal visto
durante una operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: dolor de cabeza, mareos, fiebre (mayor de 38 oC), signos neurológicos
localizados, nivel cambiante de conciencia o confusión, y si el diagnóstico se hace ante mortem,
el médico establece una adecuada terapia antimicrobiana y por lo menos una de estas
condiciones:
i.- Organismos, vistos en un examen microscópico de tejido cerebral o de tejido del
absceso obtenido por medio de aspiración con aguja o por biopsia durante una
operación quirúrgica o autopsia.
ii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre u orina.
iii.- Evidencia
radiográfica de infección (hallazgos anormales en radiografía, en
tomografía, en resonancia magnética, en escaneo radionuclear o en arteriograma).
iv.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadruplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógenos.
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Criterio IV.- El paciente con edad menor o igual a 1 año tiene por lo menos dos de los
siguientes síntomas sin otra causa reconocida: fiebre (mayor 38 oC), hipotermia (menor 37 oC),
apnea, bradicardia, signos localizados neurológicos o nivel cambiante de conciencia y si el
diagnóstico se realiza ante mortem, el médico establece una adecuada terapia antimicrobiana y
por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos vistos en examen microscópico del tejido cerebral o del tejido del
absceso obtenidos por aspiración con aguja o por biopsia durante una operación
quirúrgica o autopsia.
ii.- Prueba positiva de antígeno en sangre y orina.
iii.- Evidencia radiográfica de infección (hallazgos anormales en ultrasonido, tomografía,
resonancia magnética, escaneo cerebral de radionúclido o en arteriograma.
iv.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
3.5.17.14
Meningitis o ventriculitis.
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Una meningitis o ventriculitis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Nicholls
TM, et al, op cit, (1997):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de fluido cerebroespinal.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes signos o síntomas sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor 38 oC), dolor de cabeza, tortícolis, signos meníngeos,
signos del nervio craneal o irritabilidad y si el diagnóstico se realiza ante mortem, el médico
establece una adecuada terapia antimicrobiana y por lo menos una de las siguientes
condiciones:
i.- Aumento de glóbulos blancos, proteínas elevadas y/o glucosa reducida en fluido
cerebroespinal.
ii.- Organismos vistos en la coloración de Gram del fluido cerebroespinal.
iii.- Organismos cultivados en la sangre.
iv.- Prueba de antígeno positiva de fluido cerebroespinal, sangre u orina.
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v.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
Criterio III: El paciente con edad menor o igual a 1 año y tiene por lo menos uno de los
siguientes signos o síntomas sin otra causa desconocida: fiebre (mayor de 38 oC), hipotermia
(menor 37 oC), apnea, bradicardia, tortícolis, signos meníngeos, signos de nervio craneal o
irritabilidad, y si el diagnóstico se realiza ante mortem, el médico establece una adecuada
terapia antimicrobiana y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Examen del fluido cerebroespinal positivo con glóbulos blancos incrementados,
proteína elevada y/o glucosa reducida.
ii.- Coloración de Gram positiva del fluido cerebroespinal.
iii.- Organismos cultivados de la sangre.
iv.- Prueba de antígeno positiva del fluido cerebroespinal, sangre u orina.
v.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadruplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
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3.5.17.15
Infección venosa o arterial.
Una infección venosa o arterial debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Nicholls
TM, et al, op cit, (1997):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de arterias o venas extirpadas
durante una operación quirúrgica y no se ha realizado cultivo de sangre o no hay organismos
cultivados de la sangre.
Criterio II: El paciente tiene evidencia de infección venosa o arterial vista durante una
operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor 38 oC), dolor, eritema, o calor en la ubicación vascular
afectada y más de 15 colonias cultivadas de la punta de la cánula intravenosa empleando un
método de cultivo semi-cuantitativo y no se ha realizado cultivo de sangre o no hay organismos
cultivados de la sangre.
Criterio IV: El paciente tiene drenaje purulento en el lugar vascular afectado y no se ha
realizado cultivo de sangre o no hay organismos cultivados de la sangre.
Criterio V: El paciente con edad menor o igual a 1 año, tiene por lo menos uno de los
siguientes síntomas o signos sin otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), hipotermia
(menor 37 oC), apnea, bradicardia, letargo, o dolor, eritema, o calor en el lugar vascular afectado
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y más de 15 colonias cultivadas de la punta de una cánula intravenosa empleando un método de
cultivo semi-cuantitativo y no se ha realizado cultivo de sangre o no hay organismos cultivados
de la sangre.
3.5.17.16
Endocarditis involucrando válvula cardíaca protésica o natural.
Una endocarditis de una válvula cardíaca protésica o natural debe reunir por lo menos uno de
los siguientes criterios, Gastmeier P, et al (1998):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de la válvula o vegetación.
Criterio II: El paciente tiene al menos dos o más de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor 38 oC), murmullo nuevo o cambiante, fenómenos
embólicos, manifestación de la piel (petequias, hemorragias de esquirla, nódulos subcutáneos
dolorosos), insuficiencia cardiaca congestiva o anormalidades de conducción cardíaca y si el
diagnóstico se realiza ante mortem, el médico establece una adecuada terapia antimicrobiana y
por lo menos uno de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados en dos o más cultivos de sangre.
ii.- Organismos vistos en la coloración de Gram de la válvula cuando el cultivo es
negativo o no se ha realizado.
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iii.- Vegetación valvular vista durante una operación quirúrgica o autopsia.
iv.- Prueba positiva de antígeno en sangre u orina (H. Influenzae, S Pneumoniae, N.
Meningitidis o Estreptococo del grupo B).
v.- Evidencia de una vegetación nueva vista en el ecocardiograma.
3.5.17.17
Miocarditis o pericarditis.
La miocarditis o pericarditis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Gastmeier
P, et al, op cit, (1998):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de tejido o fluido pericardial obtenido
por aspiración con aguja o durante una operación quirúrgica.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), dolor en el pecho, pulso paradójico o aumento
en el tamaño del corazón y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Electrocardiograma anormal compatible con miocarditis o pericarditis.
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ii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre (H. Influenzae, S. Pneumoniae).
iii.- Evidencia de miocarditis o pericarditis en examen histológico del tejido cardiaco.
iv.- Aumento cuadriplicado en anticuerpos de tipo específico con o sin aislamiento de
virus de faringe y heces.
v.- Efusión pericardial identificada por ecocardiograma, tomografía axial computarizada,
resonancia magnética o angiografía.
Criterio III.- El paciente, con edad menor o igual a 1 año tiene por lo menos dos de los
siguientes signos o síntomas sin otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), hipotermia
(menor 37 oC), apnea, bradicardia, pulso paradójico o aumento en el tamaño del corazón y por
lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Electrocardiograma anormal compatible con miocarditis o pericarditis.
ii.- Prueba positiva de antígeno en sangre (H. Influenzae, S. Pneumoniae).
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iii.- Examen histológico de tejido cardíaco muestra evidencia de miocarditis o
pericarditis.
iv.- Aumento cuadriplicado en anticuerpos de tipo específico con o sin aislamiento de
virus de faringe o heces.
v.- Efusión pericardial identificada por ecocardiograma, tomografía axial computarizada,
resonancia magnética o angiografía.
3.5.17.18
Oído, mastoiditis.
Las infecciones del oído y mastoides deben reunir los siguientes criterios, la otitis externa debe
reunir al menos uno de los siguientes criterios, Gastmeier P, et al, op cit, (1998):
Criterio I: El paciente tiene patógenos cultivados de drenaje purulento del canal
auditivo.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos, sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), dolor, enrojecimiento, o drenaje del canal
auditivo y organismos vivos en la coloración de Gram de drenaje purulento.
La otitis media debe reunir al menor uno de los siguientes criterios:
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Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de fluido del oído medio obtenido por
timpanocentesis o en operación quirúrgica.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin otra
causa reconocida: Fiebre (mayor de 38 oC), dolor en el tímpano, inflamación, retracción o
movilidad disminuida del tímpano, o fluido detrás del tímpano.
La otitis interna debe reunir al menos uno de los siguientes criterios:
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de fluido del oído interno obtenido en
intervención quirúrgica.
Criterio II: El diagnóstico del médico indica que el paciente tiene infección del oído
interno.
La mastoiditis debe reunir al menos uno de los siguientes criterios:
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de drenaje purulento del mastoides.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin otra
causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), dolor, sensibilidad anormal, eritema, dolor de cabeza
o parálisis facial y por lo menos una de las siguientes condiciones:
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i.- Organismos vivos en la coloración de Gram de material purulento del mastoides.
ii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre.
3.5.17.19
Cavidad oral (boca, lengua, encía).
Las infecciones de la cavidad oral deben reunir por lo menos uno de los siguientes criterios,
Gastmeier P, et al, op cit, (1998):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de material purulento de tejido o de la
cavidad oral.
Criterio II: El paciente tiene un acceso u otra evidencia de infección de la cavidad oral
vista en examen directo, durante una intervención quirúrgica o durante un examen
histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: absceso, ulceración o emplastos blancos salientes de la mucosa
inflamada, o placas en la mucosa oral y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos vivos en la coloración de Gram.
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ii.- Coloración con hidróxido de potasio positiva.
iii.- Células gigantes multinucleadas vistas en examen microscópico de los raspados de
mucosa.
iv.- Prueba positiva de antígeno en las secreciones orales.
v.- Diagnostico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
vi.- Diagnóstico de infección por parte del médico y tratamiento con terapia antifúngica
oral o tópica.
3.5.17.20
Sinusitis.
La sinusitis debe reunir al menos uno de los siguientes criterios, Gastmeier P, et al, op cit,
(1998):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de material purulento obtenido de la
cavidad del seno.
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Criterio II: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes signos o síntomas sin
otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), dolor o sensibilidad anormal en el seno
afectado, dolor de cabeza, exudado purulento u obstrucción nasal, y al menos una de las
siguientes condiciones:
i.- Transiluminación positiva.
ii.- Examen radiográfico positivo.
3.5.17.21
Tracto respiratorio superior, faringitis, laringitis, epiglotitis.
Las infecciones del tracto respiratorio superior deben reunir por lo menos uno de los siguientes
criterios, Gastmeier P, et al, op cit, (1998):
Criterio I: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin otra
causa reconocida: fiebre (mayor a 38 oC), eritema o faringe, garganta inflamada, tos, ronquera o
exudado purulento en garganta y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados del lugar específico.
ii.- Organismos cultivados de la sangre.
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iii.- Prueba positiva de antígeno en sangre o secreciones respiratorias.
iv.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado de sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
v.- El diagnóstico del médico de una infección respiratoria superior.
Criterio II: El paciente tiene un absceso visto en examen directo, durante una operación
quirúrgica, o durante un examen histopatológico.
Criterio III: El paciente con edad menor o igual a 1 año tiene por lo menos dos de los
siguientes síntomas o signos sin otra causa aparente o reconocida: fiebre (mayor de 38 oC),
hipotermia (menor de 37 oC), apnea, bradicardia, descarga nasal o exudado purulento en la
garganta y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de un lugar específico.
ii.- Organismos cultivados de la sangre.
iii.- Prueba positiva de antígeno en la sangre o secreciones respiratorias.
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iv.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M), o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
v.- Diagnóstico por parte del médico de una infección respiratoria superior.
3.5.17.22
Gastroenteritis.
Una gastroenteritis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Frankart L, et al
(1998):
Criterio I: El paciente tiene un acceso agudo de diarrea (deposición líquida durante más
de 12 horas) con o sin vómitos o fiebre (mayor de 38 oC) y causa no infecciosa no probable
(pruebas diagnósticas, régimen terapéutico, exacerbación aguda de una condición crónica o
estrés psicológico).
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o criterios sin
otra causa reconocida: nauseas, vómitos, dolor abdominal o dolor de cabeza y por lo menos una
de las siguientes condiciones:
i.- Se cultiva un patógeno entérico de una deposición o hisopo rectal.
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ii.- Se detecta un patógeno entérico por microscopía de rutina o de electrón.
iii.- Se detecta un patógeno entérico mediante un análisis de antígeno o anticuerpo en
la sangre o heces.
iv.- Se detecta evidencia de un patógeno entérico mediante cambios citopáticos de un
cultivo de tejido (análisis de toxina).
v.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógeno.
3.5.17.23
Tracto gastrointestinal (esófago, estómago, intestino grueso, delgado y recto)
sin incluir gastroenteritis y apendicitis.
Las infecciones del tracto gastrointestinal, sin incluir gastroenteritis y apendicitis, deben reunir
por lo menos uno de los siguientes criterios, Frankart L, et al, op cit, (1998):
Criterio I: El paciente tiene un absceso u otra evidencia de infección visto durante una
operación quirúrgica o un examen histopatológico.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin otra
causa reconocida y compatible con infección del órgano o tejido afectado: fiebre (mayor de 38
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o
C), nauseas, vómitos, dolor abdominal o sensibilidad anormal y por lo menos una de las
siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de drenaje o tejido obtenido durante una operación quirúrgica
o endoscópica, de un dren colocado quirúrgicamente.
ii.- Organismos vistos en la coloración de Gram o en la coloración de hidróxido de
potasio o células gigantes vistas en examen microscópico del drenaje o tejido obtenidos
durante una operación quirúrgica o endoscópica o de un dren colocado
quirúrgicamente.
iii.- Organismos cultivados a partir de la sangre.
iv.- Evidencia de hallazgos patológicos en examen radiográfico.
v.- Evidencia de hallazgos patológicos en examen endoscópico (esofagitis o proctitis
cándida).
3.5.17.24
Hepatitis.
La hepatitis debe reunir el siguiente criterio, Frankart L, et al, op cit, (1998):
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Criterio: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin otra
causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), anorexia, vómitos, dolor abdominal, ictericia o
historia de transfusión dentro de los 3 meses previos y por lo menos una de las siguientes
condiciones:
i.- Prueba positiva de antígeno o anticuerpo para hepatitis A, hepatitis B, hepatitis C o
hepatitis Delta.
ii.- Pruebas de función anormal del hígado (ALT/AST elevado, bilirrubina).
iii.- Citmegalovirus detectado en orina o secreciones faringeas.
3.5.17.25
Infecciones intra abdominales, incluye vesícula biliar, conducto biliar, hígado
(excluye hepatitis viral), bazo, páncreas, peritoneo, espacio sub-frénico o subdiafragmático u otro tejido o área intra-abdominal no especificado en otro lugar.
Las infecciones intra-abdominales deben reunir por lo menos uno de los siguientes criterios,
Kelsey MC, et al, (2000):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de material purulento del espacio
intra-abdominal obtenido durante una operación quirúrgica o mediante aspiración con agua.
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Criterio II: El paciente tiene un absceso y otra evidencia de infección intra-abdominal
visto durante una operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin
otra causa reconocida: (fiebre mayor de 38 oC), náusea, vómitos, dolor abdominal o ictericia) y
por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de drenaje de un dren colocado quirúrgicamente (sistema de
drenaje cerrado con aspiración, dren abierto, dren en tubo T).
ii.- Organismos vivos en la coloración de Gram de drenaje o tenido obtenido durante
una operación quirúrgica o aspiración con aguja.
iii.- Organismos cultivados de sangre y evidencia radiográfica de infección (hallazgos
anormales de ultrasonido, en tomografía axial computarizada, en resonancia magnética o en
escaneos de radiomarcador [galio, tecnecio], o en radiografía de abdomen.
3.5.17.26
Enterocolitis necrotizante.
Una enterocolitis necrotizante en infantes debe reunir el siguiente criterio, The French
Prevalence Study Group, (1996):
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Criterio I: El infante tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin otra
causa reconocida, vómitos, distensión abdominal o residuos antes de la alimentación y sangre
macroscópica o microscópica persistente en las deposiciones, y por lo menos una de las
siguientes anomalías radiográficas abdominales:
i.- Neumoperitoneo.
ii.- Neumatosis intestinales.
iii.- Ondas rígidas invariables del intestino delgado.
3.5.17.27
Bronquitis, traqueobronquitis, bronquiolitis, traqueitis, sin evidencia de
neumonía.
Las infecciones traqueobronquiales deben reunir al menos uno de los siguientes criterios, Emori
TG, et al, (1991):
Criterio I: El paciente no tiene evidencia radiográfica o clínica de neumonía y el paciente
tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin otra causa reconocida: fiebre
(mayor de 38 oC), tos, producción nueva o elevada de esputo, ronquidos, respiración jadeante y
por lo menos una de las siguientes condiciones:
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i.- Cultivo positivo obtenido mediante aspirado traqueal profundo o broncoscopía.
ii.- Prueba positiva de antígeno en secreciones respiratorias.
Criterio II: El paciente con edad menor o igual a 1 año de edad no tiene evidencia
radiográfica o clínica de la neumonía y el paciente tiene por lo menos dos de los siguientes
signos o síntomas sin otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), tos, producción nueva o
elevada de esputo, ronquidos, respiración jadeante, insuficiencia respiratoria, apnea, o
bradicardia y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de material obtenido mediante aspirado traqueal profundo o
broncoscopía.
ii.- Prueba positiva de antígeno en secreciones respiratorias.
iii.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógenos.
3.5.17.28
Otras infecciones del tracto respiratorio inferior.
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Estas infecciones deben reunir por lo menos dos de los siguientes criterios, Emori TG, et al, op
cit, (1991):
Criterio I: El paciente tiene organismos del tracto respiratorio inferior en muestra o
cultivos de tejidos o fluido del pulmón, incluyendo fluido pleural.
Criterio II: El paciente tiene un absceso pulmonar o enfisema
visto durante una
operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene una cavidad de absceso vista en examen radiográfico del
pulmón.
3.5.17.29
Endometritis.
La endometritis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Emori TG, et al, op cit,
(1991):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de fluido o tejido del endometrio
obtenido durante una operación quirúrgica, por aspiración de aguja o por biopsia por aspirado.
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Criterio II: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes signos o síntomas sin otra
causa aparente o reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), dolor abdominal, sensibilidad anormal
uterina o drenaje purulento del útero.
3.5.17.30
Episiotomía.
Las infecciones episiotómicas deben reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Emori
TG, et al, op cit, (1991):
Criterio I: La parturienta postvaginal tiene un drenaje purulento de la episiotomía.
Criterio II: La parturienta postvaginal tiene un absceso episiotómico.
3.5.17.31
Manguito vaginal.
Las infecciones del manguito vaginal deben reunir al menos uno de los siguientes criterios,
Culver DH, et al (1991):
Criterio I: Luego de una histerectomía, la paciente tiene drenaje purulento del manguito
vaginal.
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Criterio II: Luego de una histerectomía, el paciente tiene un absceso en el manguito
vaginal.
Criterio III.- Luego de una histerectomía, el paciente tiene patógenos cultivados del
fluido o tejido obtenidos del manguito vaginal.
3.5.17.32
Otras infecciones del tracto reproductor masculino o femenino (epidídimo,
testículo, próstata, vagina, ovarios, útero u otros tejidos pélvicos profundos, sin incluir
endometritis o infecciones del manguito vaginal).
En otras infecciones del tracto reproductor masculino o femenino deben reunir por lo menos
uno de los siguientes criterios, Culver DH, et al, op cit, (1991):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados o tejido o fluido del lugar afectado.
Criterio II: El paciente tiene un absceso u otra evidencia de infección del lugar afectado
visto durante una operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio III: El paciente tiene uno de los siguientes signos o síntomas sin otra causa
reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), náuseas, vómitos, dolor, sensibilidad anormal, o disuria y
por lo menos una de las siguientes condiciones:
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i.- Organismos cultivados a partir de la sangre.
ii.- Diagnóstico por un médico.
3.5.17.33
Piel.
Las infecciones de la piel deben reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Culver DH, et
al, op cit, (1991):
Criterio I: El paciente tiene drenaje purulento, pústulas, vesículas o furúnculos.
Criterio II: El paciente tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos sin
otra causa reconocida: dolor o sensibilidad anormal, tumefacción localizada, enrojecimiento o
calor y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados por aspirado o drenaje del lugar afectado, si los organismos
son flora normal de la piel (estafilococos, difteroides), deben ser un cultivo puro.
ii.- Organismos cultivados de sangre.
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iii.- Prueba positiva de antígeno realizada en tejido o sangre infectados (herpes simple,
varicela zoster, H. Influenzae, N. Meningitidis).
iv.- Células gigantes multinucleadas vistas en examen microscópico del tejido afectado.
v.- Diagnóstico de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M), o aumento
cuadriplicado en sueros emparejados (Inmunoglobulina G) para patógenos.
Comentario: Las infecciones nosocomiales de la piel pueden ser resultado de exposición a una
variedad de procedimientos practicados en el hospital. Las infecciones incisionales luego de
intervenciones quirúrgicas
se pueden identificar de forma separada, a excepción que el
procedimiento operatorio sea diferente.
3.5.17.34
Tejidos blandos.
Las infecciones de tejido blando (fascitis necrotizante, gangrena infecciosa, celulitis
necrotizante, linfadenitis, miositis infecciosa o linfangitis), deben reunir una de las siguientes
condiciones o criterios, Culver DH, et al, op cit, (1991):
Criterio I: El paciente tiene organismos cultivados de tejido o drenaje del lugar afectado.
Criterio II: El paciente tiene drenaje purulento en el lugar afectado.
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Criterio III: El paciente tiene un absceso u otra evidencia de infección visto durante una
operación quirúrgica o examen histopatológico.
Criterio IV: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos en el
área afectada, sin otra causa reconocida: dolor localizado o sensibilidad anormal,
enrojecimiento, tumefacción o calor y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados en sangre.
ii.- Prueba positiva de antígeno realizada en sangre u orina (H. Influenzae, S.
Pneumoniae, N. Meningitidis, Estreptococos del grupo B, Cándida sp).
iii.- Diagnóstico
de título de anticuerpo simple (Inmunoglobulina M) o aumento
cuadriplicado en cuerpos emparejados (Inmunoglobulina G) para patógenos.
3.5.17.35
Úlcera de decúbito, incluyendo infecciones superficiales como profundas.
Las infecciones de úlceras de decúbito deben reunir los siguientes criterios, Culver DH, et al, op
cit, (1991):
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Criterio I: El paciente tiene por lo menos dos de los siguientes síntomas o signos sin otra
causa reconocida: enrojecimiento, sensibilidad anormal o tumefacción de los bordes de las
heridas de decúbito y por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de fluido o tejido recolectados adecuadamente.
ii.- Organismos cultivados en sangre.
Comentario: El drenaje purulento solo no es suficiente evidencia de una infección, los
organismos cultivados de la superficie de las úlceras de decúbito no son suficiente evidencia de
que la úlcera esté infectada. La aspiración con aguja de fluidos o la biopsia de tejido del borde
de una úlcera son métodos adecuados para recolectar muestras de una úlcera de decúbito.
3.5.17.36
Quemaduras.
Las infecciones de quemaduras deben reunir uno de los siguientes criterios, Kohn LT, et al
(2000):
Criterio I: Hay un cambio en la apariencia o carácter de la herida de quemadura en el
paciente, tales como rápida separación de la escara o decoloración marrón, negruzca o violácea
de la escara o edema en el borde de la herida y un examen histológico de la biopsia de la
quemadura muestra invasión de organismos en el tejido viable adyacente.
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Criterio II: Se evidencia un cambio en la apariencia o carácter
de la herida de
quemadura en el paciente, tales como rápida separación de la escara o decoloración marrón
oscuro, negruzcas o violáceas de la escara, o edema en el borde de la herida, y por lo menos una
de las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de sangre en ausencia de otras infecciones identificables.
ii.- Aislamiento del virus del herpes simple, identificación histológica de inclusiones
mediante microscopía de luz o de electrón o visualización de partículas virales mediante
microscopía de electrón en biopsia o raspados de lesión.
Criterio III: El paciente con una quemadura tiene por lo menos dos de los siguientes
signos o síntomas sin otra causa reconocida: fiebre (mayor de 38 oC), hipotensión, oliguria (< 20
cm3/h), hiperglicemia en un nivel tolerado previo de carbohidrato dietético o confusión mental y
por lo menos una de las siguientes condiciones:
i.- Un examen histológico de la biopsia de la quemadura muestra invasión de
organismos en el tejido viable adyacente.
ii.- Organismos cultivados en la sangre.
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iii.- Aislamiento del virus herpes simple, identificación histológica de inclusiones
mediante microscopía de luz o de electrón o visualización de partículas virales mediante
microscopía de electrón en biopsia o raspados de lesión.
Comentario: No se considera adecuado tomar en consideración sólo la purulencia en el sitio de
la quemadura para diagnosticar una infección de quemaduras, es posible que dicha purulencia
refleje un cuidado incompleto de la herida. No es adecuado tomar en consideración solo la
fiebre en pacientes con quemaduras para diagnosticar infección de quemaduras, puesto que la
fiebre puede ser el resultado de un trauma de tejido o el paciente puede tener una infección en
otro lugar.
3.5.17.37
Absceso mamario o mastitis.
Un absceso mamario o mastitis debe reunir por lo menos uno de los siguientes criterios, Kohn
LT, et al, op cit, (2000):
Criterio I: El paciente tiene un cultivo positivo de tejido o fluido mamario obtenido por
incisión y drenaje o aspiración con aguja.
Criterio II: El paciente tiene un absceso mamario u otra evidencia de infección visto
durante una operación quirúrgica o examen histopatológico.
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Criterio III: El paciente tiene fiebre (mayor de 38 oC), e inflamación local de la mama,
diagnóstico del médico de absceso mamario.
Comentario: Los abscesos mamarios ocurren con mayor frecuencia luego del parto. Los que se
producen dentro de los 7 días posteriores al parto deben considerarse como nosocomiales.
3.5.17.38
Onfalitis.
La onfalitis en un recién nacido (menos o igual a 30 días de nacido), debe reunir por lo menos
uno de los siguientes criterios, Kohn LT, et al, op cit, (2000):
Criterio I: El paciente tiene eritema y/o drenaje serio del ombligo y por lo menos una de
las siguientes condiciones:
i.- Organismos cultivados de drenaje o aspirado con aguja.
ii.- Organismos cultivados de sangre.
3.5.17.39
Pustulosis.
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La pustulosis en un infante (menor o igual a 12 meses de edad), debe reunir al menos uno de los
siguientes criterios, Kohn LT, et al, op cit, (2000):
Criterio I: EL infante tiene al menos una o más pústulas y el médico diagnostica infección
de la piel.
Criterio II: El infante tiene una o más pústulas y el médico establece una adecuada
terapia antimicrobiana.
3.5.17.40
Circuncisión en recién nacidos.
Una infección de circuncisión en un recién nacido (menor o igual de 30 días de edad), debe
reunir al menos uno de los siguientes criterios, Kohn LT, et al, op cit, (2000):
Criterio I: El recién nacido tiene drenaje purulento del lugar de la circuncisión.
Criterio II: El recién nacido tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos
sin otra causa reconocida en el lugar de la circuncisión: eritema, tumefacción o sensibilidad
anormal y patógeno cultivado del lugar de circuncisión.
Criterio III: El recién nacido tiene por lo menos uno de los siguientes síntomas o signos
sin otra causa reconocida en el lugar de la circuncisión: eritema, tumefacción o sensibilidad
anormal y se cultiva algún contaminante de piel (estafilococo coagulasa negativa, difteroides,
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Bacillus sp., o micrococos), en el lugar de la circuncisión y el médico diagnostica infección o
establece terapia adecuada.
3.5.17.41
Infección diseminada.
La infección diseminada que involucra múltiples órganos o sistemas sin un solo lugar aparente
de infección, generalmente de origen viral, y con signos o síntomas sin otra causa reconocida y
compatible con la implicación de múltiples órganos y sistemas. (Haley RW, et al, 1985).
3.6
Antisepsia.
3.6.1
Introducción.
El conocimiento y aplicación de los antisépticos es un proceso de mucha importancia para el
control de las infecciones intrahospitalarias, el enfoque está dirigido hacia el control de los
microorganismos que pudieran estar vivos en el interior de los organismos vivos superiores.
Una serie de procesos que han de verificarse en cada uno de los elementos que constituyen la
antisepsia incluye de forma importante la higiene y lavado de las manos que es fundamental
para el control de las infecciones en centros asistenciales. (Haley RW, et al, op cit, 1985).
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De igual manera se debe verificar por igual la higiene de las heridas presentes en la piel y su
cuidado general, además de todo lo que incluye la preparación de la misma para la realización
de procesos quirúrgicos o de intervenciones (punción de venas).
Es de mucha importancia el conocimiento de la antisepsia, que implica la eliminación o
inhibición de microorganismos en los tejidos o los fluidos corporales. Por desgracia, este
proceso no destruye la totalidad de los microorganismos, pero pueden reducir de una forma tan
importante que los mismos ya no generen el riesgo de infecciones.
La antisepsia se logra mediante la aplicación de un antiséptico, que puede entenderse como
cualquier sustancia que se emplee sobre tejidos vivos o dentro de ellos, con la finalidad de
inhibir o destruir microorganismos.
Se entiende por un antiséptico a cualquier compuesto orgánico o inorgánico que ha sido
formulado para utilizarse sobre tejido vivo, con el único fin de inhibir la proliferación de
microorganismos endógenos, se enfoca fundamentalmente a la flora residente.
3.6.2
Antisépticos.
Es cierto que el jabón corriente disminuye físicamente los microorganismos transitorios de la
piel, las preparaciones de antisépticos matan o inhiben los microorganismos residentes dentro
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de los cuales se encuentran la mayoría de virus, bacterias vegetativas y hongos. (Sociedad
Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, 1991).
El diseño de los antisépticos está basado en la capacidad de eliminar o destruir el máximo de
microorganismos posibles con el mínimo efecto secundario sobre la piel, mucosas y el
organismo en general cuando se aplican. Algunas de las preparaciones se caracterizan por
poseer un efecto residual, lo que implica que la actividad antibacteriana continúa por un cierto
periodo de tiempo luego de ser aplicadas en la mucosa y la piel.
La clasificación de los antisépticos incluye un nivel de actividad de bajo a intermedio y por lo
tanto no poseen la misma actividad germicida que las preparaciones utilizadas para la
desinfección de objetos inanimados. (Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e
Higiene., op cit. 1991).
3.6.2.1 Clasificación de los antisépticos.
3.6.2.2 El Yodo.
Entre las principales propiedades antimicrobianas se citan: tener un amplio espectro de
actividad bactericida, virucida y fungicida, no posee actividad sobre esporas bacterianas, tiene
variación importante de la respuesta de los microorganismos de acuerdo al centro de salud
donde sean identificados, produce corrosión de los metales, tiene acción rápida que depende
del pH, de la concentración y del tipo de preparación, la actividad antimicrobiana de los
yodoforos se afecta inversamente con la dilución de los productos, la actividad antimicrobiana
disminuye por la presencia de materia orgánica, tanto la tintura del yodo como la solución
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acuosa pueden provocar reacciones en la piel, los yodoforos son complejos de yodo y moléculas
que contienen yodo y son poco irritantes, la respuesta de los microorganismos bajo las
condiciones de ensayos varía dependiendo del tipo de producto comercial, la liberación del
yodo depende del pH, siendo a pH ácido que se verifica mayor liberación de yodo libre y por tal
razón mayores efectos secundarios, irritantes y corrosivos. (World Health Organization,
Overcoming antimicrobial resistance 2000).
3.6.2.3 Clorhexidina.
Es un potente agente antimicrobiano, se ha demostrado que la clorhexidina reacciona con
grupos de carga negativa, pero el efecto sobre la célula bacteriana depende fundamentalmente
de la concentración y del tipo de microorganismos de que se trate. A bajas concentraciones
presenta acción bacteriostática con pérdida irreversible del contenido citoplasmático e
inhibición de las enzimas celulares. (World Health Organization, Overcoming antimicrobial
resistance, op cit, 2000).
Al incrementar la concentración, se caracteriza por presentar acción bactericida pero
permanece intacta la membrana, se pueden identificar irregularidades superficiales, el
contenido del citoplasma parece estar coagulado, aunque no eliminado y se ha sugerido que se
precipitan las proteínas y el ácido nucleico.
Los valores de pH más favorables para la actividad antibacteriana óptima de la clorhexidina se
encuentra entre 5.5 – 7,0. La actividad bactericida está demostrada contra microorganismos
Gram positivos a valores de pH más altos, en tanto que con bacterias Gram negativas se
encuentra situado entre valores que oscilan entre 5,0 - 6,0.
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Se ha determinado que la actividad antimicrobiana de la clorhexidina gluconato al 3% y 4% en
presencia y en ausencia de materia orgánica frente a microorganismos aislados de pacientes,
explican que la clorhexidina al 3% (jabón quirúrgico) se inactiva más en presencia de materia
orgánica que la clorhexidina al 4%, particularmente frente a Serratia Marcensces, Estreptococo
no hemolítico, Pseudomonas fluorensces que fue totalmente resistente a una concentración del
3% tanto en presencia como en ausencia de materia orgánica.
La Clorhexidina no posee actividad esporicida, pero sí buen efecto antibacteriano contra el resto
de los microorganismos aislados, con excepción de Bacillus povifaciens y la Cándida parapsilosis
que reportaron resistencia a concentraciones del 3%.
Estudios han demostrado que la Clorhexidina (jabón) al 4% presentó mejor actividad frente a
Enterobácter agglomerans, Pseudomona aeroginosa y Cándida albicans, que la mostrada por la
preparación de Clorhexidina al 3%.
Las propiedades más relevantes del antiséptico incluyen: Buena actividad antimicrobiana contra
microorganismos Gram positivos y Gram negativos, no tiene actividad esporicida, rápida acción
viricida, baja toxicidad e irritabilidad, es inactivado por materia orgánica en menor grado que los
yodóforos, al ser diluido pierde actividad antimicrobiana en menor grado que los yodóforos, su
pH está cerca de la neutralidad provocando así menor irritación. En una concentración al 4% es
ideal para el lavado prequirúrgico de las manos y preparación prequirúrgica de la piel.
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3.6.2.4 Alcoholes.
Son compuestos empleados como antisépticos y en ocasiones como desinfectantes por su
excelente y rápida actividad antibacteriana contra las formas vegetativas de microorganismos
Gram positivos y Gram negativos y muy buena acción tuberculicida, fungicida y virucida
incluidos los citomegalovirus, virus de la inmunodeficiencia humana y el virus de la hepatitis,
aunque presentan pobre actividad sobre los virus lipofílicos el alcohol isopropílico no destruye
los virus hidrofílicos como el Echovirus y Coxsakievirus, en este sentido no es considerado un
desinfectante de alto nivel, y no tiene acción esporicida. (World Health Organization,
Overcoming antimicrobial resistance, op cit, 2000).
El principal mecanismo de acción es por precipitación y desnaturalización de las proteínas de los
microorganismos, lo que depende de la presencia de agua y de materia orgánica. La coagulación
de las proteínas orgánicas dificulta la penetración de ellas.
La actividad óptima se presenta cuando se emplea a una concentración del 70% en volumen,
aunque se pueden utilizar concentraciones del 70 al 90% en volumen con muy buena actividad.
Entre las principales propiedades se citan: No penetra bien dentro de la materia orgánica, en
este sentido solo debe aplicarse sobre superficies físicamente limpias, los alcoholes no deben
utilizarse para esterilizar equipos médicos ni quirúrgicos, debido a la falta de acción esporicida y
la incapacidad para penetrar en los materiales ricos en materia orgánica. Pueden ser empleados
para desinfectar termómetros orales y rectales con gran efectividad. Las torundas impregnadas
de alcohol, se emplean con buena eficacia para la desinfección de pequeñas superficies (tapas
de caucho, gomas de medicamentos). Los alcoholes son utilizados para la antisepsia de la piel y
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superficie, a concentración del 70% en volumen para el etanol y del 60 – 70% en volúmenes
para el isopropanol, como el caso de descontaminación de la zona para la punción venosa, con
la finalidad de disminuir la acción irritante sobre la piel se puede agregar propileno glicol o
glicerina al 5% y debe dejarse actuar al menos por 30 segundos. Se emplea como base para
incorporar otros bactericidas, particularmente yodóforos y clorhexidina para desinfección
preoperatoria de la piel o para la preparación de tintura de yodo. Las grasas impregnadas de
alcohol se emplean para la limpieza y desinfección de la piel ante de las inyecciones.
En algunas ocasiones, los alcoholes son empleados para la desinfección de superficies externas
de algunos equipos tales como estetoscopios y ventiladores, presentando la desventaja de que
puede dañar la cubierta de las lentes e inflar y endurecer mangueras. Los alcoholes se evaporan
rápidamente, por lo tanto es difícil alcanzar un contacto prolongado a menos que el artículo se
mantenga en inmersión y el recipiente tapado.
3.6.2.5 Anfóteros.
Un anfótero, contiene grupos aniónicos y catiónicos dentro de una misma molécula. Estos
grupos son en general ácidos carboxílicos y grupos que contienen nitrógeno respectivamente.
El mecanismo de acción, la absorción preliminar de las moléculas anfotéricas en la pared celular
de los microorganismos, afectando su función y alterando el potencial electrocinético de las
superficies con gérmenes cargados negativamente con las moléculas atmosféricas claramente
positivas. (World Health Organization, Overcoming antimicrobial resistance, op cit, 2000).
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Se determinó la actividad antimicrobiana de la mezcla de los aminoácidos: Dodecil diamino etil
glicina, más dodecil aminopropil glicina que se ofrece como jabón quirúrgico.
Las condiciones y los factores evaluados, igual que los microorganismos con los cuales se
realizó el ensayo son los mismos empleados para los yodoforos y para la clorhexidina.
Los resultados muestran que la actividad germicida de este tipo de productos es afectada por la
dilución particularmente frente a Pseudomonas aeroginosa, que sobrevivió cuando se realizó el
ensayo del producto en una dilución de 1:10.
3.6.2.6 Hexamidina.
Se estudió la actividad de la Hexamidina al 0,05%, encontrándose que la actividad
antimicrobiana era muy reducida, a un tiempo de exposición de 20 minutos, tanto en presencia
como en ausencia de materia orgánica, en este sentido se aprecia la variación de la respuesta de
los microorganismos dependiendo del lugar de origen, mostrando mayor resistencia los aislados
en algunos establecimientos de salud que en otros. (World Health Organization, Overcoming
antimicrobial resistance, op cit, 2000).
3.6.2.7 El lavado de manos.
El lavado de las manos sigue siendo el método más importante para reducir la transmisión de
patógenos infecciosos y debe convertirse en un procedimiento obligatorio y vigilado en la
atención de enfermos ingresados en centros de salud. (Pittet D, et al, 1998).
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Se ha demostrado que a pesar de todo el conocimiento histórico sobre la transmisión de
patógenos infecciosos por las manos y la producción de muchos productos bacteriostáticos y
bactericidas para lavarse las manos, el personal de los hospitales en todas las profesiones no lo
efectúa en un 70% de los casos luego del contacto con enfermos o con equipos de apoyo.
La práctica del lavado de manos como medio importante para la reducción de la transmisión de
patógenos bacterianos y virales entre los enfermos y entre estos y el personal asistencial.
Los microorganismos pueden ser adquiridos y transmitidos por una de las siguientes rutas:
contacto directo, vía aérea o fómites. Aunque están demostradas estas vías y en parte pueden
ser controladas, los microorganismos patógenos persisten en el ambiente hospitalario.
Con mucha posibilidad, la diseminación por contacto directo es el modo más importante de
transmisión, tanto para gérmenes Gram negativos como para los Gram positivos y por lo general
se admite que las manos del personal hospitalario desempeñan un importante papel en la
transmisión de la infección. (Pittet D, et al, op cit, 1998).
La piel de las manos no puede esterilizarse de igual manera que los instrumentos u objetos
inanimados, y en este sentido supone un vehículo ideal para la diseminación de la infección.
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En la piel, existen diferentes microorganismos, muchos pertenecen a la flora normal cutánea y
son comensales enteramente inocuos, sin embargo, una parte de esta flora microbiana normal
se convierte en patógena oportunista en enfermos que son generalmente susceptibles a la
infección, como es el caso de los enfermos recluidos de unidades de cuidados intensivos o con
enfermos inmuno comprometidos.
De igual manera, las manos pueden transportar microorganismos patógenos de un enfermo a
otro. Los organismos transportados por la piel pueden causar infecciones fuera del ambiente
hospitalario, siendo las más probables las producidas por Estafilococos.
El lavado de las manos se define como una fricción breve y enérgica de las superficies
enjabonadas, seguida por enjuague en un chorro de agua. Aunque se dispone de diferentes
productos, puede hacerse una clasificación simple del lavado de las manos, si se emplea jabón
corriente o detergente o productos con antimicrobianos. (Pittet D, et al, op cit, 1998).
El lavado de las manos con jabones corrientes o detergentes deja microorganismos
en
suspensión y permite removerlos, este proceso se suele denominar remoción mecánica de los
microorganismos.
El lavado de las manos con productos que contienen antimicrobianos destruyen o inhiben el
crecimiento de los microorganismos.
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Flora cutánea: Es residente y transitoria.
Microorganismos transitorios y residentes en la piel: Los microorganismos presentes en la piel
han sido clasificados por Price como residentes o transitorios.
Microorganismos transitorios: son los que se depositan en la piel, pero no se multiplican en la
misma.
Microorganismos residentes: Son los que colonizan los huecos más profundos de la piel y
folículos pilosos, la mayoría son inocuos, a pesar de que incluyan Estafilococos patógenos
(Aureus). El 20% e las bacterias cutáneas están localizadas profundamente en la piel, cubiertas y
protegidas por lípidos y epitelio córneo superficial, por la cual resultan casi inaccesibles.
La clasificación de las bacterias cutáneas se plantea en solo dos grupos o categorías, se reportan
ciertas dificultades y se ha propuesto una clasificación de la siguiente manera:
Las dos sugeridas por Price son transitorias y residentes, más otras, las de residentes temporales
son aquellos microorganismos contaminantes que se multiplican en la piel y permanecen en
ella por breves periodos de tiempo.
Se ha dicho que la remoción o muerte de la flora transitoria es probablemente suficiente para
prevenir la transmisión de la infección cruzada en los hospitales, pero la eliminación de la flora
residente es una desventaja adicional. (Pittet D, et al, op cit, 1998).
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Los procedimientos quirúrgicos requieren el mayor grado de antisepsia de las manos, puesto
que pueden ser de larga duración y tanto la flora residente como la transitoria introducida en
sus heridas por las manos del personal, pueden provocar infecciones en los enfermos.
Es importante resaltar que, aunque las intervenciones se realicen con guantes, es de mucha
importancia la antisepsia manual, puesto que los guantes pueden perforarse o desgarrarse
durante la intervención – procedimiento.
El número de bacterias cutáneas difiere considerablemente según la zona del cuerpo o las
técnicas de recolección empleadas. Por otro lado, es muy amplia la variación cuantitativa
individual, la misma depende del pH cutáneo, de los ácidos grasos, de la temperatura y del
estado de humedad de la piel y del ambiente. (Pittet D, et al, op cit, 1998).
Algunas personas, diseminan bacterias más fácilmente que otras, y se ha demostrado que
algunas personas presentan elevación de los recuentos bacterianos en las yemas de los dedos,
mientras que otros tienen recuentos bajos,
independientemente del método de lavado
empleado.
La clasificación mayormente empleada incluye tres tipos de lavado:
i.- Lavado social o doméstico. Se realiza por el personal que no está en contacto directo con
pacientes (personal administrativo), se puede efectuar con jabón líquido o sólido.
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ii.- Lavado clínico. Se realiza por personal que tiene contacto directo con pacientes y de acuerdo
con su patología, mecanismo de transmisión y área de hospitalización. Se practica con jabón
líquido estéril no diluido (yodopovidona espuma al 0,8% clorhexidina al 4% o hexamidina sin
diluir).
iii.- Lavado quirúrgico. Se realiza con yodopovidona espuma al 0,8%, clorhexidina al 4% sin diluir.
Deben efectuarse dos lavados durante un periodo mínimo de tres a cinco minutos cada uno.
De acuerdo a la duración del lavado de las manos este se puede clasificar en:
i.- Lavado largo. Dura 5 minutos.
ii.- Lavado corto. Dura 3 minutos.
Los CDC de Atlanta, Estados Unidos establecen que el lavado manual de las manos antes y
después del contacto con cada enfermo es el medio más sencillo e importante para prevenir la
diseminación de la infección. De acuerdo a este principio, el lavado de las manos es obligatorio
incluso cuando se usan guantes. (CDC. National Nosocomial Infections Surveillance (NNIS)
System, 1996).
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Existen divergencias con respecto a la frecuencia del lavado de las manos, y se acepta que
deben lavarse las manos los siguientes casos:
i.- Antes y después de maniobras asépticas como cateterización (aunque por lo general se
utilicen guantes), infusiones intravenosas y cambios de vendajes.
ii.- Antes y después de maniobras quirúrgicas.
iii.- Antes de entrar y salir de habitaciones de aislamiento.
iv.- Antes y después del contacto con excretas como heces, orina o secreciones de heridas e
infecciones.
v.- Después de utilizar la habitación para aseo, luego de manejar orinales o bolsas de orina,
después de fumar, etc.
vi.- Antes de aplicar inyecciones a personas, antes de alimentar a enfermos y antes de realizar
cualquier actividad de enfermos que suponga un contacto íntimo personal de salud – enfermo.
Entre las consideraciones más importantes para el lavado de las manos, se incluyen:
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i.- El personal del hospital debe tener las uñas cortas, limpias y sin esmalte.
ii.- Antes del lavado deben retirarse todas las joyas de las manos.
iii.- Las mangas deben recogerse a la altura del codo.
iv.- El uso de guantes no reemplaza nunca el lavado de manos.
v.- En el espacio entre dedos y debajo de las uñas se ha identificado el mayor número de
microorganismos.
vi.- Las manos agrietadas o resecas favorecen la colonización de flora microbiana transitoria. El
empleo de lociones o cremas permite restablecer las condiciones de acidez y humedad de la piel
y ayuda a evitar la aparición de grietas en las manos sometidas a frecuente uso de jabones.
vii.- El llamado lavado clínico de manos es el más frecuente en los procedimientos de
aislamiento, se debe efectuar antes de:
-
Iniciar la jornada de trabajo.
-
Manejo de material estéril.
-
Atender a cada persona (enfermo o no).
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-
Comer.
De igual manera se debe realizar después de:
-
Atender a cada persona (paciente o no).
-
Manejo de material contaminado.
-
Finalizar la jornada de trabajo.
-
Ir al baño, toser, estornudar, limpiarse la nariz.
viii.- La duración del lavado de manos debe ser de 15 a 30 segundos.
3.6.2.7.1
Procedimientos para el lavado clínico de manos.
Entre los principales procedimientos para el lavado clínico de las manos se citan, (CDC. National
Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996):
i.- Subir las mangas por encima del codo y retirar todas las joyas.
ii.- Adopción de una posición cómoda frente al lavamanos.
iii.- Abrir la ducha (grifo) y regular la temperatura.
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iv.- Jabonar manos y muñecas.
v.- Fricción de las manos para obtener espumas.
vi.- Enjuagar el agua potable.
vii.- Secar las manos y antebrazos con toalla desechable (preferiblemente), individual y para un
solo uso.
viii.- Cerrar la llave del agua sin tocar las perillas con las manos limpias.
ix.- Al realizar un procedimiento invasivo y no se emplea una solución antiséptica, al finalizar el
lavado de manos se emplea antiséptico como alcohol o clorhexidina.
3.6.2.7.2
Lavado prequirúrgico de las manos.
El mismo deberá realizarse antes de cualquier procedimiento quirúrgico, al realizar higienización
de heridas o en preparación de zonas quirúrgicas, (CDC. National Nosocomial Infections
Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996).
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3.6.2.8 Soluciones a utilizar como antisépticos.
i.- Cianuro de benzalconio. Se emplea con frecuencia en muchos lugares como antiséptico, pero
estudios han demostrado que su uso repetido puede desencadenar la contaminación con
Pseudomonas y otras bacterias comunes, particularmente Gram negativas, (CDC. National
Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996).
Tanto el algodón, las gasas y otros materiales orgánicos inactivan las soluciones de cloruro de
benzoilo, y todas estas soluciones son incompatibles con los jabones.
ii.- Compuestos que contienen mercurio. Los compuestos que contienen mercurio a pesar de
que se venden como antisépticos deben evitarse por los efectos tóxicos que provocan al
exponerse a la piel, a niveles bajos de mercurio causa formación de ampollas y dermatitis por
contacto.
Tanto la ingestión como la inhalación de pequeñas cantidades de mercurio causan efectos a
nivel del sistema nervioso central. Las mujeres embarazadas expuestas a pequeñas dosis
pueden no mostrar efectos tóxicos, pero el feto sufre daños, debido a que el mercurio es un
teratógeno potente, asignándole patologías tales como el paladar hendido, daño renal, parálisis
cerebral y otras alteraciones del sistema nervioso central.
iii.- Preparación para procedimientos de examen.
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A los procedimientos rutinarios de examen se han agregado numerosos resultados de las
modernas tecnologías y que son practicados unas veces como ayudas de diagnóstico y otras
como terapéuticas poco invasiva.
A las punciones articulares o cavitarias, se agregan las artroscopias o las endoscopias en todas
las especialidades, bien para evidenciar determinadas alteraciones titulares para la práctica de
técnicas que por la gran simplificación y mínima exposición y atrición de los tejidos, representan
riesgos menores para el organismo.
Cada día se practica un mayor número de estos procedimientos, por lo tanto, se crea una
mayor familiaridad con ellos, lo cual imperceptiblemente puede inducir a un menor cuidado
para su realización.
Al cumplir las normas de preparación adecuada de la piel o de la parte expuesta de las cavidades
naturales, lo mismo que cuando se aplican rigurosos parámetros para preparación de los
instrumentos que van a ser empleados y se toman todas las precauciones con respecto a las
manos y el vestido del personal que va a intervenir, los procedimientos revisten extraordinaria
bondad y se reducen al mínimo los riesgos de complicaciones.
Al omitir algunas de las normas preliminares o son realizadas a la ligera y con poco cuidado, se
pueden generar infecciones u otras complicaciones que llevan a nocivas u peligrosas
situaciones.
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El más sencillo y usual de todos los procedimientos es la aplicación de inyecciones. Las manos de
quien inyecta deben estar cuidadosamente lavadas con agua y jabón. La jeringa que se usa
debe ofrecer garantía de esterilidad, la piel de los enfermos debe limpiarse ampliamente con
soluciones antisépticas, sería ideal limpiarlas antes con agua y jabón para asegurar la
eliminación de suciedad.
Ante el uso de instrumentos para examen a través de las cavidades naturales, además de su
esterilización, se requiere de la limpieza del orificio externo de la cavidad con agua y jabón.
El empleo de tubos para conducción de sustancias medicamentosas o nutritivas a cavidades
internas o viscerales, exige tanto la esterilización rigurosa del tubo, como la permanente
vigilancia, particularmente en caso de enfermos crónicos. Debe hacerse lavado frecuente de las
paredes del tubo con soluciones isotónicas, como suero fisiológico.
De igual manera, se debe proceder al recambio del tubo con relativa frecuencia para evitar
acumulación de secreciones o residuos que pueden propiciar la colonización de bacterias.
Con frecuencia, un problema en las Unidades de Cuidados Intensivos, es el empleo prolongado
de respiradores, para los cuales deben ser extremas las medidas de asepsia y aseo en general,
dado que las paredes de los tubos de conducción endotraqueal, pueden permitir el cultivo de
microorganismos que hacen presa ideal en el árbol respiratorio de indefensos pacientes.
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El personal de enfermería debe educarse y entrenarse sobre los procedimientos estrictos de
cuidado, de tales tubos y materiales de las unidades de cuidados intensivos, en los cuales se
registran altos índices de infección por estos mecanismos.
La neutralización de elementos, por esta razón, tiende a desaparecer, empleándose cada vez
más los implementos desechables por su alta garantía de esterilidad.
En situaciones de procedimientos endoscópicos a través de pequeñas incisiones de piel y tejidos
superficiales, juegan todos los requisitos de asepsia y antisepsia que deben cumplirse en
procedimientos quirúrgicos abiertos.
En estos casos, además de la preparación previa del quirófano, de las ropas y manos del
personal igual que de los aparatos que deben utilizarse, la piel del paciente debe alistarse con
lavado cuidadoso de agua y jabón, además de impregnarse con soluciones antisépticas en
extensión de acuerdo con el procedimiento que vaya a realizarse.
Los procedimientos de examen mediante las técnicas de imágenes diagnósticas merecen
especial importancia, por la masificación de pacientes y la necesidad de evacuados en corto
tiempo, con frecuencia se omiten detalles básicos de aseo general, limpieza y desinfección.
El ofrecimiento para ofrecer garantía al paciente es fundamental que al terminar la labor diaria
se proceda al aseo general de los cubículos de examen, con barrido y aspiración de pisos y
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paredes; los pisos deben ser igualmente limpiados. Las mesas de examen donde se acuesta el
enfermo o los equipos que deben tomar contacto directo con partes corporales, deben ser
limpiados con paños limpios desinfectados.
Luego de su uso, estos paños deben ser lavados con agua y jabón y para desinfección deben ser
sumergidos en solución de hipoclorito de sodio al 0,025% por 10 minutos después de lo cual se
enjuagan, se exprimen y se colocan para secado en un sitio no expuesto a proliferación
bacteriana.
Cuando sea necesaria la desinfección podrán emplearse desinfectantes yodados, para pisos,
paredes, superficies como mesas de examen. Esta desinfección debe hacerse después de
práctica de exámenes a pacientes infectados de cualquier naturaleza.
Los materiales para venoclisis o aplicación parenteral de medios de contraste, deben ser
esterilizados; lo mismo que los tubos para endoscopias o exámenes de cavidades. El personal
que practique los procedimientos de inyección o paso de tubos, debe lavarse las manos con
abundantes agua y jabón, sacarlas con compresa estéril y colocarse guantes igualmente
estériles.
iv.- Preparación quirúrgica y la protección del campo operativo.
La preparación quirúrgica se inicia desde el mismo momento en que se proyecta la intervención
del paciente. Se inicia con los exámenes de laboratorio, la valoración clínica, las pruebas
especiales según la complejidad del procedimiento, para garantizar por un lado que con la
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cirugía no va a ponerse en riesgo la vida de los enfermos, por otro lado, no hay infección latente
que pueda ensombrecerse el pronóstico de la intervención.
Estudios serios sobre complicaciones quirúrgicas, concluyen que la mayoría de los problemas de
falta orgánica durante el acto quirúrgico resultan de injustificadas omisiones durante el proceso
de preparación del paciente.
Muchas veces se minimiza la trascendencia de la intervención, se califica de procedimientos
pasajeros, por esta razón se pasan por altos controles clínicos, radiográficos o de laboratorios
apareciendo un percance inesperado de lamentables consecuencias, o por lo menos, de
inexcusable problemas para el personal del quirófano.
Se ha definido un protocolo de preparación, de acuerdo con cada tipo de intervención, su
complejidad, duración, la edad del paciente y sus condiciones generales. No es admisible hoy,
que ingrese al quirófano un paciente sin la verificación plena de que con él se han cumplido
todos los pasos del protocolo de preparación.
Los protocolos, deben ser el producto de un cuidadoso trabajo de equipo entre los jefes de los
servicios clínicos y quirúrgicos y los jefes de las unidades de ayudas diagnósticas.
Los avances constantes en inmunología, en medios de diagnósticos y en tecnología operatoria,
obligan a la frecuente retroalimentación de dichos protocolos.
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Una vez realizada la preparación del enfermo, de acuerdo a los protocolos, éste ingresa en la
fase de procedimientos inmediatos, entre los cuales la valoración clínica por el anestesiólogo
juega el más importante papel. Este es quien debe autorizar en última instancia el
procedimiento. Una vez realizada la revisión clínica y hecha la confrontación con los exámenes
radiológicos y de laboratorio, se procede a la preparación inmediata de la piel del enfermo.
El baño corporal tiene como objetivo disminuir la cantidad de flora microbiana que coloniza
transitoria o permanentemente la piel de enfermos. Resulta una forma efectiva de profilaxis de
la infección quirúrgica, este baño corporal debe realizarse la noche anterior a la cirugía antes de
tomar somníferos o relajantes indicados para la preanestesia. Todo paciente debe estar bien
informado sobre la importancia de este baño general.
El baño general debe estar realizado con jabón antiséptico. Este baño general, debe efectuarse
con masaje vigoroso de todo el cuerpo con toalla pequeña o estropajo. Es recomendable el
cepillado para uñas. Es importante poner especial atención y cuidado con los pliegues.
Siempre se debe utilizar suficiente cantidad de agua tibia para el enjuague, las mujeres
complementarán con baño o ducha vaginal. Si las condiciones generales no permiten que el
paciente realice el lavado por sus propios medios, un auxiliar de enfermería se encargará de
efectuar el procedimiento.
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Se recomienda el lavado de la boca y el enjuague con soluciones antisépticas, inmediatamente
antes de bajar a cirugía.
El lavado del área quirúrgica con el paciente ya acostado en la mesa de operaciones, busca
eliminar o reducir microorganismos de la piel, para lo cual debe cumplirse un procedimiento
riguroso que cubra los siguientes pasos:

Lavado de manos de quien va a efectuar el procedimiento.

Aplicación de guantes estériles de quien va a efectuar el lavado.

Lavado que abarque el área de la incisión y buena extensión de regiones circunvecinas
con gasas impregnadas en solución jabonosa a base de yodoquinona o clorhexidina.

Enjuague con abundante agua estéril o solución salina normal.

Aplicación de toda el área de una solución desinfectante.

Mantenimiento en alto del miembro lavado, hasta el momento en que lo reciba el
cirujano.

Aplicación de campos estériles y media quirúrgica para los miembros.

Aplicación de campos quirúrgicos estériles por el cirujano, de manera que quede
completamente aislada el área en que se va a trabajar.

Hoy se emplea con buen resultado, la aplicación de tela adhesiva plástica, estéril, que
abarca completamente el área de la incisión.
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Todos los cuidados anteriores, no tendría sentido si no se han cumplido todas las medidas de
limpieza y preservación del quirófano de la mesa de cirugía, de la lámpara cielítica, del equipo
de anestesia, de lavado y esterilización de los tubos usados para anestesia, de la sonda vesical y
los catéteres para venopunción, de la ropa de cirugía, del instrumental y guantes quirúrgicos.
De no haber llenado los requisitos básicos de vestido y preparación del cirujano, de sus
ayudantes, lo mismo que de la instrumentación, lavado riguroso de mano del cirujano,
ayudantes e instrumentadota, de acuerdo a normas establecidas.
En el caso de pacientes quirúrgicos con Sida o Hepatitis B, además de los cuidados anteriores,
deben extremarse ciertas medidas generales, que actualmente se cumplen con pacientes
simplemente sospechosos y que van dirigidos, no solamente a la protección:

Utilizar barreras permanentes de protección.

Empleo de guantes para manejo de sangre o fluidos corporales.

Empleo de guantes para práctica de venopunción.

Empleo de mascarillas para protección facial completa.

El cirujano debe emplear guantes dobles de látex y nuevos.

No practicar cirugías si el cirujano presenta lesiones dinámicas.
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
Si el cirujano presenta accidentalmente, contaminación por punción, estimular el
sangrado, luego lavar profusamente con jabón antiséptico y solución virucida. Si la
contaminación accidental se produce en los ojos, lavar profusamente con solución salina
normal.

Lavar las manos luego de la cirugía.

No reanimar boca – boca.

Marcar adecuadamente todo desecho contaminado.

Empleo de contenedores de plástico o de metal para desechar agujas, hojas de bisturí,
sobrantes de alambres o suturas empleadas.

Reportar los pacientes seropositivos o sospechosos.
Con estos pacientes, ciertas recomendaciones han sido adoptadas internacionalmente:

Forrar la mesa de cirugía con funda plástica desechable.

Empleo de material desechable para anestesia.

Limpiar los instrumentos utilizados para la operación, en la misma sala, dejándolos
después en bandejas con hipoclorito de sodio al 1% durante 30 minutos, luego
esterilizarlos en autoclave durante 30 minutos a 1,5 atmósferas. Es recomendable hacer
esta esterilización por dos veces.

Lavar los frascos de succión con hipoclorito de sodio al 1% y luego dejar en ellos 200 ml
de esta solución hasta su próximo uso.

Enviar los tejidos resecados en contenedores plásticos a anatomía patológica.
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
Emplear doble bolsas plásticas para la colección de desechos que deben ser
cuidadosamente incinerados.

Todos los tubos empleados para anestesia, endoscopía, reanimación, etc., deberán ser
desechables. Si esto no es posible, deben desinfectarse por inmersión en gluteraldehido
durante diez minutos, luego lavarlos y esterilizarlos con óxido de etileno. Otra
alternativa es dejarlos en gluteraldehido de clorhexidina durante 30 minutos, luego
lavado y desinfección según las técnicas adecuadas.
3.6.2.9 Determinantes para la prevención de infección.
Es interesante poder observar que las condiciones generales del enfermo, las del personal, las
instalaciones, el ambiente, los equipos, las ropas, el instrumental participan de forma
interesante en el desarrollo de las infecciones, todas las medidas de prevención se deben
cumplir, en este sentido, el enfermo, los familiares, el médico, los ayudantes, los
instrumentadotes, los circulantes, vigilarán para evitar omisiones o descuidos. (CDC. National
Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996)
3.6.2.9.1
Lavado de las heridas.
Las heridas quirúrgicas deben ser manejadas por los cirujanos durante el periodo postoperatorio
con los criterios de revisión y de limpieza y cambio de apósitos. Los cirujanos asumen
determinadas conductas sobre la base de la apariencia externa de las heridas y de la piel que las
rodea.
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En caso de presentar algún tipo de secreción se deben colectar muestras para cultivos y
antibiogramas, en caso de presentar color rojizo, congestivo, acompañado de tensión y dolor,
además de las muestras, ordenan toma de sangre venosa para cuadro hematínico y velocidad de
sedimentación. (CDC. National Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996)
En caso de que el paciente esté protegido con antibióticos, cambian o refuerzan estos, en caso
de no tener protección, inician aplicación de antibióticos.
Es diferente el manejo de las heridas no quirúrgicas, en razón del mecanismo de producción y
las circunstancias especiales que las rodean, deben ser valorados los siguientes factores:
i.- El mecanismo de producción.
ii.- Sitio de la herida.
iii.- Profundidad.
iv.- Extensión.
v.- Forma.
vi.- Tejidos comprometidos.
vii.- Limpieza exterior.
viii.- Contaminación de tejidos profundos.
ix.- Introducción de cuerpos extraños.
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x.- Tiempo transcurrido.
xi.- Lesiones concomitantes.
Es interesante que en los puntos anteriores, determinar variantes para el manejo e inciden en
algunas formas sobre el pronóstico.
Se puede definir la herida como la solución de continuidad de un tejido o la separación artificial
de las partes de un tejido. Existen varias clasificaciones de las heridas.
Basado en las causas, las heridas se clasifican en quirúrgicas y no quirúrgicas o traumáticas. Las
quirúrgicas son realizadas por médicos con fines de salud, las traumáticas (no quirúrgicas),
resultan de cualquier evento accidental o de violencia.
De acuerdo al grado de penetración tisular, se clasifican en superficiales y profundas, las
superficiales comprometen las capas de la piel, las profundas penetran hasta los tejidos
subdérmicos y pueden lesionar en su recorrido vasos, nervios u otras estructuras.
De acuerdo al sitio del organismo, tomas diferentes denominaciones: craneanas, faciales,
cervicales, torácicas, abdominales, pélvicas, de las extremidades, etc.
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De acuerdo al mecanismo de producción, se denominan: punzantes, penetrantes, cortantes,
contusas.
Las punzantes son producidas por elemento de punta aguda: agujas, clips, leznas, puñales.
Generalmente toman los planes superficiales.
Las penetrantes, lesionan las estructuras desde la superficie a la profundidad, pudiendo
comprometer huesos, cavidades, vísceras, órganos vitales, por lo general producidas por
proyectiles de alta o baja velocidad.
Las cortantes, hacen una separación de la piel y partes blandas en dos labios o bordes. Son por
lo general producidas por elementos con gran filo, como navajas de rasurar, armas blancas,
latas.
Las heridas contusas, resultan del trauma contra un elemento romo y comprometen por lo
general en forma directa la piel; pueden lesionar en forma indirecta, por contragolpes, vísceras
u órganos vitales.
De acuerdo al elemento causante y la aparición externa se dividen en limpias y contaminadas.
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Las limpias, no ofrecen visos directos de sustancias o elementos que por su naturaleza ofrezcan
riesgos de infección o de alteraciones del metabolismo tisular.
Las contaminadas, muestran elementos o sustancias que impregnan los tejidos expuestos.
De acuerdo a la apariencia de los bordes, las heridas pueden clasificarse en regulares e
irregulares. Las primeras ofrecen labios netos. Las irregulares muestran bordes esfacelos,
desgarro, pérdidas de sustancia o necrosis.
De acuerdo a la orientación de acuerdo con el eje del cuerpo, se clasifican en longitudinales,
oblicuas y transversas.
Todas las variantes anteriores, pueden mezclarse entre sí y ofrecer denominaciones
compuestas: corto punzantes, superficial contaminada, transversa superficial, quirúrgicas,
oblicua, etc.
Las heridas traumáticas, son producidas por accidentes y por elementos contaminados o por los
tejidos que las reciben igualmente contaminado. Por cualquiera de estas razones, frente a
heridas traumáticas se establece que son potencialmente infectadas, mientras no se demuestre
lo contrario. Este enunciado implica una actitud frente a las heridas por parte del profesional de
la salud.
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Todas las heridas traumáticas deben manejarse con los siguientes criterios:
i.- Evitar una infección local.
ii.- Evitar que se convierta en puerta de entrada para un compromiso general del organismo.
iii.- Garantizar la anatomía y fisiología de los tejidos comprometidos.
iv.- Contener la hemorragia.
El procedimiento de manejo inicial de la herida traumática, depende de los siguientes factores:
i.- Del tiempo transcurrido desde el momento del trauma.
ii.- Del estado general del paciente.
iii.- Del compromiso de órganos o aparatos.
iv.- Del orden de prioridades en caso de otras lesiones sufridas simultáneamente.
3.6.3
Desinfección.
La desinfección, es un proceso básico para la prevención y control de las infecciones
hospitalarias y se debe realizar para prevenir la transmisión de las enfermedades infecciosas a
partir de instrumentos, guantes, insumos médicos en general, superficies, desechos y excretas,
(CDC. National Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996).
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La desinfección se logra con el uso racional de los desinfectantes, esto se asegura mediante la
validación de cada uno de los procesos en los que se utilizan; tienen como fin destruir los
microorganismos patógenos y no patógenos capaces de producir enfermedades infecciosas en
los huéspedes susceptibles, actuando como objetos inanimados o insumos médicos en general,
potencialmente portadores de microorganismos y capaces de causar infecciones cruzadas.
Con la aparición del virus de la inmunodeficiencia humana , el virus de los diferentes tipos de
hepatitis y la ocurrencia en ocasiones de forma epidémica en instituciones de salud de procesos
infecciosos causados por una serie de microorganismos tales como Estafilococo aureus,
Estreptococos, Proteus, Citrobácter, Klebsiellas, Pseudomonas aeroginosas, Estafilococo
epidermidis y Cándidas. La mayoría de las ocasiones multirresistentes a los antimicrobianos y
responsables del aumento de morbilidad y en muchos casos de mortalidad, especialmente en
neonatos y en pacientes inmuno suprimidos.
Es tal la importancia y la magnitud del problema que conllevan las infecciones hospitalarias que
su control es considerado como un indicador de calidad de la gestión administrativa y de la
atención a la calidad de los servicios de salud, lo que ha llevado a definir políticas claras sobre el
control y uso de las soluciones desinfectantes y a establecer estrategias y actividades en los
establecimientos de la salud que tengan que responder a las necesidades de atención y
garanticen su calidad.
3.6.3.1 Objetivos y campos de la desinfección.
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Entre los objetivos de mayor relevancia se pueden citar los siguientes, (CDC. National
Nosocomial Infections Surveillance (NNIS) System, op cit, 1996):
i.- Actúa sobre los microorganismos presentes en los objetos inanimados, particularmente.
ii.- Destruye microorganismos patógenos.
iii.- Evita la diseminación de microorganismos y por lo tanto, las infecciones cruzadas.
La forma más eficiente de prevenir, limitar y controlar estas infecciones es la utilización de
barreras físicas, químicas, biológicas y educativas, que provocan un cambio de actitud y
comportamiento frente al problema de las infecciones hospitalarias, por parte del personal
administrativo, del personal asistencial en diversos niveles, de los proveedores de los servicios y
del personal de la limpieza y mantenimiento.
El razonamiento básico, el conocimiento y la comprensión de todos y cada uno de los procesos
es la única forma de garantizar el éxito, la eficacia y la eficiencia del proa.
3.6.3.2 Definición.
La desinfección es el proceso que elimina todos los microorganismos patógenos en objetos
inanimados, Schaberg DR, et al (1991).
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3.6.3.2.1
Clasificación de la desinfección.
De acuerdo al alcance se puede clasificar en, Schaberg DR, et al, op cit, (1991):
i.- Desinfección de alto nivel. Destruye todos los microorganismos, con la excepción de alta
carga de esporas bacterianas.
ii.- Desinfección de nivel intermedio. Inactiva el organismo Mycobacterium tuberculosis, las
bacterias vegetativas, la mayoría de los virus y la mayoría de los hongos, pero no destruye
necesariamente las esporas bacterianas.
iii.- Desinfección de nivel bajo. Destruye la mayoría de las bacterias, algunos virus y algunos
hongos, pero no se puede depender de ella para eliminar microorganismos resistentes, tales
como los bacilos de la tuberculosis o las esporas bacterianas.
3.6.3.2.2
Principales métodos de desinfección.
Entre los principales métodos de desinfección se pueden citar, Schaberg DR, et al (1991):
i.- Físicos.
* Calor seco.
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- Flameado. Consiste en verter alcohol y encender fuego.
- Crematorios. Se alcanza mediante la aplicación de las normas crematorias para
destruir objetos contaminados.
* Calor húmedo.
- Ebullición. La desinfección mediante ebullición es un método muy antiguo y de gran
utilización. Este no es un método esterilizante, puesto que no es esporicida ni destruye
algunos virus e incluso algunos gérmenes, son termo resistentes. En este sentido sólo
debe utilizarse para efectos de desinfección.
Para asegurar una máxima eficacia al aplicar este proceso se deben tener en cuenta los
siguientes criterios:
a) Empiece a contar el tiempo cuando el agua comience a hervir.
b) Hervir siempre por 30 minutos para asegurar el poder desinfectante, este poder
aumenta cuando se añade un álcali.
c) Los artículos a desinfectar por este procedimiento deben ser limpios de grasa y
permanecer totalmente cubiertos por el agua durante todo el proceso de
ebullición.
d) No agregar nada al recipiente una vez que comience la ebullición.
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* Luz ultravioleta.
La radiación ultravioleta producida artificialmente en el espectro de 2.537 angstroms, ha sido
utilizada por su actividad germicida esterilizante por más de 30 años. La inactivación de los
microorganismos por ultravioleta está en función de la dosis de energía radiante: la efectividad
de la aplicación de una determinada intensidad de radiación es propia de intervalo de tiempo,
más sin embargo; la dosis requerida para los diferentes microorganismos, varían ampliamente.
Las bacterias vegetativas son de 3 a 10 veces más susceptibles a la inactivación que las bacterias
esporuladas; los hongos y las esporas son 100 a 1.000 veces más resistentes que las bacterias
vegetativas.
Las bacterias esporuladas sobre superficies de acero inoxidable requieren aproximadamente
800 micras para su inactivación. En comparación las esporas de Aspergillus Níger requieren una
exposición de 5.000 micras.
El uso eficaz de luz ultravioleta como agente esterilizante no es recomendado ya que presenta
problemas básicos de penetración y las superficies no irradiadas directamente no quedarán
esterilizadas, lo que implica que cualquier grieta o hendidura, sombra o polvo servirá de
protección a los microorganismos.
* Flujo Laminar.
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Los aerosoles, que son mezclas compuestas de partículas tales como humo, polvo, tierra,
pelusas, cenizas, bacterias, polen y muchos otros tipos de impurezas. El ojo humano puede ser
partículas de polvo en la atmósfera cuando se proyecta un rayo de luz intenso, pero hay
también otras partículas que no detecta debido a que son muy pequeñas (menores de 10
micrones).
El contenido promedio de partículas en la atmósfera es de 1,5 millones por pie cúbico, las cuales
tienen un diámetro de 0,3 micrones o más pequeñas.
Las partículas de 0,3 micrones son livianas y permanecen suspendidas en el aire por largo
tiempo, responden con facilidad a las corrientes de aire y tienden a repelerse.
Las partículas más pequeñas de 0,3 micrones permanecen suspendidas en el aire estático, las
de 10 micrones en adelante permanecen suspendidas en corrientes de aire circulante de
intensidad moderada, mientras que las partículas de más de 100 micrones, permanecen
suspendidas en corrientes de aire de intensidad alta. Al cesar la corriente, las partículas se posan
sobre las superficies y son re introducidas nuevamente a la atmósfera por cambios en las
corrientes de aire de intensidad alta.
Se ha estimado por mucho tiempo que un objeto que estuviera limpio estaba libre de bacterias
y cualquier cosa sucia estaba llena de bacterias. Sin embargo, pronto se demostró que la
limpieza visible no aseguraba la limpieza bacteriológica y como resultado de estas conclusiones
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se aplicaron procesos de esterilización y desinfección por calor, agentes químicos y gases, los
cuales se han desarrollado y son utilizados extensamente.
Un enfoque de impacto lo ha constituido el mejoramiento de los sistemas de limpieza de airea
consistente en recircular el aire acondicionado a través de un filtro medio y se obtuvo el aire del
exterior bajo el mismo tratamiento.
Esta práctica se utilizó durante mucho tiempo sin embargo no garantizó una limpieza perfecta
debido a que el filtro medio solo era capaz de quitar una porción de partículas grandes de la
atmósfera.
Este método de recirculación del aire se ha puesto en práctica en habitaciones limpias de
industrias y laboratorios farmacéuticos. La necesidad de quitar las partículas finas del aire llevó
al descubrimiento un filtro, ultra suficiente
llamado HEPA (Altamente Eficiente para las
Partículas de Aire) en el año 1940, y que fue desarrollado por la comisión de Energía Atómica de
los Estados Unidos. Luego del desarrollo de este filtro se conocieron los cuatros verdaderamente
limpios o ‘habitaciones limpias”.
Una habitación limpia es definida como un espacio en el cual la contaminación del aire y, si
fuera necesario, la temperatura y la humedad son controladas en un grado más alto que en las
áreas de aire acondicionado convencionales.
Estas habitaciones, no deben exceder de una cantidad de partículas especificadas por sus
respectivos estándar federal 209 que variará de acuerdo al tipo de habitación.
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Clase 100 (3.5): es el que contiene 100 partículas o menos de 0,5 micrones o más grandes y no
contiene partículas de 5 micrones o más grandes por pie cúbico (3,5 partículas por litro). Es una
habitación limpia de forma convencional.
Clase 100.000 (3.500): la cantidad de partículas no debe exceder de 100.000 partículas por pie
cúbico (3.500 partículas por litro).
Flujo laminar: cuando un fluido se desplaza lentamente a lo largo de un tubo se mueve en
bandas paralelas con relación a los lados del tubo. En caso de que la velocidad sea grande se
forman corrientes cruzadas que provocan mayor resistencia al flujo; este flujo es conocido como
“flujo turbulento”, de la misma manera el flujo del aire puede ser laminar o turbulento.
El flujo laminar es definido por el Estándar Federal 209, como un flujo de aire en el cual el
volumen entero del aire dentro del cuarto sale a una enfermedad uniforme a lo largo de las
líneas paralelas con un mínimo de turbulencias.
El estándar, requiere que el porcentaje de flujo de aire deberá ser de 90 pies/min +/- 20, lo que
representa un límite entre el confort humano y un razonable tiempo calculado para eliminar las
partículas del aire.
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Esta velocidad, quita las partículas en segundos, antes que ellas se conviertan en impurezas del
aire y no permite que se acumulen ni se posen. Las partículas son llevadas afuera del cuarto con
flujo laminar tan rápido como ellas son generadas.
El grado de limpieza de un cuarto puede ser demostrado por el hecho de que un rayo de luz en
una habitación limpia con flujo laminar no es visible, todo lo que es visible es la mancha sobre la
cual el rayo de luz prevalece.
El nivel de contaminación se mide por el número de partículas por pie cúbico y no por el número
de bacterias ya que estas son inmóviles y van adheridas a las partículas. En una habitación con
flujo laminar las partículas que están cerca del piso son transportadas a lo largo del mismo nivel,
nunca son elevadas y esto evita la contaminación del área de trabajo.
Entre las ventajas más relevantes del flujo laminar se pueden citar:
i.- Proveen una ultralimpieza de la habitación sin turbulencia del aire.
ii.- Capacidad de limpieza automática.
iii.- Elimina la contaminación.
iv.- No requieren duchas de aire, encierros de aire, ni complicados pasadizos o entradas.
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v.- La operación de costos es más baja debido a la reducción de requerimientos de sanidad.
Existen dos configuraciones específicas de flujo laminar:
a) Flujo bajo o flujo laminar vertical.
b) Flujo cruzado o flujo laminar horizontal.
Entre los requerimientos fundamentales para el diseño de flujo laminar, el aire deberá fluir con
velocidad y direcciones uniformes a través de cualquier sección de corte del cuarto.
Todas las entradas de aire hacia la habitación deberán pasar a través de filtros HEPA, para este
fin se requieren los componentes básicos de habitaciones limpias, tales como:

Sistema de distribución del aire, el mismo consiste en tuberías y recolectores.

Aditamentos mecánicos tales como los ventiladores y acondicionadores de aire y
sistemas de filtración.
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El tamaño y configuración de los componentes de las habitaciones requieren solamente que las
superficies de las paredes interiores sean totalmente paralelas a la dirección del flujo del aire y
las paredes deben tener un mínimo de protuberancias, bordes, asperezas o cualquier
obstrucción en la circulación del aire.
El control de la temperatura y la humedad se establecen por métodos estandarizados del
acondicionamiento del aire. El tamaño de la unidad de acondicionamiento de aire se determina
por la cantidad de calor que es necesaria en la habitación, mientras el control de las partículas
impuras del aire se establece por la filtración del aire.
3.6.3.2.3
Clasificación de los desinfectantes.
Los desinfectantes, se pueden clasificar desde el punto de vista químico y de acuerdo a lo
propuesto por Spaulding, de acuerdo a su nivel de actividad antimicrobiana. (Widmer AF, 1994).
Sobre la base de la actividad biocida, Spalding clasificó los desinfectantes en tres niveles
teniendo en cuenta el espectro antimicrobiano en niveles alto, intermedio y bajo.
Algunos desinfectantes de alto nivel pueden matar un gran número de endosporas bacterianas
resistentes en severas condiciones de prueba, pero el proceso puede requerir hasta 24 horas,
sin embargo; este efecto no se puede lograr con la mayoría de los desinfectantes. En términos
prácticos, los procedimientos de desinfección de alto nivel, si se efectúan de forma correcta,
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pueden considerarse casi equivalente a la esterilización sin la seguridad adicional de la muerte
total de todos los microorganismos. (Widmer AF, op cit, 1994).
Los desinfectantes de alto nivel se emplean con mucha frecuencia para procesar materiales
médicos y quirúrgicos en ausencia de esporas bacterianas, son rápidamente activos.
La capacidad esporocida depende del agente, del modo en que se empleen y del tiempo de
exposición.
Un buen ejemplo de germicida, cuya efectividad depende de su uso es la solución acuosa de
gluteraldehido al 2%, que es en efecto capaz de esterilizar pero solo después de un periodo o
contacto prolongado (de aproximadamente 10 horas), y en ausencia de material orgánico
extraño.
Para asegurar una esterilización bajo estas condiciones debe insistirse en que se deben seguir
los siguientes pasos:
i.- Descontaminación.
ii.- Lavado.
iii.- Desinfección y/o esterilización.
iv.- Enjuague con agua estéril.
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v.- Secado.
vi.- Almacenado.
vii.- Empleo correcto.
Un desinfectante de nivel intermedio no necesariamente mata todas las endosporas
bacterianas, pero sí debe inactivar el bacilo tuberculoso, el cual es significativamente más
resistente a los germicidas acuosos que las demás bacterias vegetativas, (Widmer AF, op cit,
1994).
Estos desinfectantes son efectivos contra hongos (esporas asexuales) como también contra virus
lipofílicos, no lipofílicos de tamaño pequeño y virus pequeños.
Se debe establecer siempre que la resistencia de los virus a los desinfectantes es muy variable,
son más resistentes los virus no lipofílicos pequeños, en este sentido un buen tuberculicida no
necesariamente es un buen virucida de amplio espectro.
Los desinfectantes de bajo nivel son los que no destruyen esporas bacterianas, bacilos
tuberculosos y virus pequeños no lipofílicos dentro del uso normal.
Se emplean en la práctica clínica por su rápida actividad sobre formas bacterianas vegetales,
hongos y virus lipofílicos de tamaño mediano.
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Son antisépticos o desinfectantes: clorhexidina, compuestos de amonio cuaternario,
desinfectantes anfóteros y hexamidina.
Desde el punto de vista químico, los desinfectantes se pueden clasificar de acuerdo al grupo al
cual pertenecen, lo que resulta fundamental para determinar las características fisicoquímicas y
definir las condiciones de uso, en otro sentido es responsable del tipo de actividad biocida de
acuerdo al grupo al cual pertenecen y del microorganismo sobre el cual actúan. (Widmer AF, op
cit, 1994).
i.- Modo de acción de los desinfectantes.
Los desinfectantes químicos actúan sobre las células microbianas de diversas maneras, de
acuerdo al grupo químico al cual pertenecen y a las características fisicoquímicas de cada uno de
ellos. Los principales mecanismos de acción son los siguientes:

Daño de la pared celular.

Alteración de la permeabilidad de la membrana y la pared celular.

Alteración de las moléculas de proteínas y ácidos nucleicos.

Inhibición de la síntesis de ácidos nucleicos.

Inhibición enzimática.
ii.- Las características de un desinfectante ideal.
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Entre las más destacadas características se citan:

Solubilidad: estabilidad, homogeneidad, no tóxico para el hombre y los animales.

Acción rápida.

No poseer olores desagradables.

Toxicidad para los microorganismos, a la temperatura ambiente y del cuerpo.

Capacidad de penetración.

No reaccionar con materia orgánica ni inactivarse en presencia de ella.

No corroer ni teñir.

Propiedad desodorante y capacidad detergente.

Disponibilidad y buena relación costo – riesgo – beneficio.

Amplio espectro de actividad.

No inducir ni desarrollar resistencia.
iii.- Condiciones que influyen en la acción de un desinfectante.
Siempre que se utilice un desinfectante debe reunir los siguientes criterios:

Limpieza.
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
Presencia de materia orgánica.

Tipo y número de microorganismos.

Bacterias vegetativas corrientes.

Mycobacterium tuberculosis.

Esporas.

Virus.

Tiempo de exposición.

Fuerza y concentración del agente desinfectante.

Aspectos ambientales, temperatura, humedad relativa, presión atmosférica.

Uso de recipientes.

Enjuague de instrumentos.

Incompatibilidad.

Secado.

Almacenamiento.
iv.- Desinfectantes.
Entre los principales desinfectantes se citarán los más importantes:
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a) Desinfectantes liberadores de cloro.
Su actividad está dada por su capacidad de formar ácido hipocloroso no disociado y a la
liberación del cloro libre.
La concentración del ácido hipocloroso no disociado depende directamente del pH de la
solución.
Aunque no se conoce con exactitud su mecanismo de acción exacto, se postula que el cloro
libre/ácido hipocloroso produce su efecto desinfectante por inhibición de algunas reacciones
enzimáticas vitales dentro de la célula, desnaturalización de proteínas e inactivación de ácidos
nucleicos.
Se ha demostrado que las enzimas que contienen grupos SH son particularmente susceptibles al
cloro. De igual manera se ha demostrado
que estas sustancias actúan
por clorinación,
oxidación e hidrólisis de compuestos celulares esenciales para la supervivencia celular.
Se ha postulado la hipótesis de que el ataque a la célula microbiana se realiza a través del ácido
hipocloroso en su forma no disociada.
Los desinfectantes liberadores de cloro son fuertemente virucidas y se ha demostrado que
inactivan el virus de la hepatitis B y el virus del Sida, por igual son activos contra formas
vegetativas, bacilos acidorresistentes, hongos, algas, levaduras y protozoos, a concentraciones
altas, temporalmente adecuadas y tiempo prolongado, pueden presentar acción esporicida.
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Entre los factores que afectan la actividad se citan entre otros:

pH.

La concentración.

Tipo y número de microorganismos.

Presencia de materia orgánica.

Aspectos ambientales: luz, tipo de envase, temperatura.

Tiempo de almacenamiento.

Incompatibilidades.
La actividad antimicrobiana, la misma se evaluó de acuerdo a la técnica A.O.A.C., en
concentraciones de 70, 140, 250, 500, 1.000 y 2.000 ppm de cloro libre en presencia y ausencia
de materia orgánica y a diferentes tiempos de exposición frente a una carga microbiana de 10 9
unidades formadoras de colonias de cada uno de los siguientes microorganismos: E. Coli, E.
Agglomerans, K. Pneumoniae, K. Ozaenae, C. Albicans, S. Aureus y B. Subtillis, aislados de
pacientes y áreas hospitalarias sobre la base del resultados obtenidos se procedió a la validación
de los procedimientos respectivos en los que son empleados estos desinfectantes.
b) Gluteraldehido.
Es un aldehído que con justa razón ha obtenido una amplia aceptación como desinfectante de
alto nivel y agente esterilizante químico. Las soluciones acuosas de gluteraldehido son ácidas y
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por lo general en este estado no son esporicidas. Sólo cuando la solución es activada –
convertida en esporicida alcalino, mediante sales alcalinizantes a pH de 7,5 a 8,5.
La actividad antimicrobiana del gluteraldehido depende de los dos grupos aldehído presentes
en su estructura química. Cualquier alteración de estos dos grupos o de uno de ellos causa
disminución de su actividad.
Estudios publicados por Klein y Deforest informan que el gluteraldehido con sus grupos polares
reactivos, puede inactivar virus hidrofílicos pero los carbonos adicionales dan a este una
actividad 50 veces mayor contra los virus lipofílicos.
El gluteraldehido es entonces un germicida en el cual los carbonos adicionales están asociados
con un incremento en la actividad.
Estudios publicados por Munton y Russel estudiaron el efecto de una solución al 2% de
gluteraldehido a pH de 7,9 sobre cepas de E. Coli. El resultado fue el desarrollo de un color rojo
en las paredes de las células, el cual fue atribuido a la interacción del gluteraldehido con las
proteínas.
Los carbonilos del gluteraldehido reaccionan con los aminoácidos de las proteínas, dando lugar
a la formación de bases de Schiff. Se presentó además un efecto inhibitorio sobre DNA, RNA y
síntesis de proteínas en las células de E. Coli. (Widmer AF, op cit, 1994).
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En presencia de materia orgánica reporta que la inactivación del gluteraldehido es muy
pequeña, pero ocasiona una penetración lenta lo que hace necesarios tiempos de contacto más
prolongados para lograr el efecto deseado.
Por su gran actividad antimicrobiana es considerado un “desinfectante de alto nivel”, tiene un
alto rango de actividad bactericida, fungicida y virucida, activo contra el bacilo tuberculoso y con
buena pero lenta actividad contra esporas bacterianas.
Se ha demostrado un alto grado de actividad esporicida con el uso de solución de gluteraldehido
activada contra esporas de Bacilos Globigii, Clostridium Welchii, por Chandelier Pepper,
Dondershine y Borick.
El investigador O. Wyss comparó la acción esporicida de solución activada de gluteraldehido
con otros desinfectantes, usando Bacillus megaterium como microorganismos de prueba.
Los resultados indican la superioridad del gluteraldehido activado al 2% comparado con los
otros desinfectantes ensayados, asimismo, se observa una actividad más rápida con la solución
recién preparada. (Widmer AF, op cit, 1994).
La actividad antimicrobiana, se demostró que al momento de la activación del producto,
presentaron una actividad del 100% frente al S. aureus, E. coli, K. pneumoniae, P. aeroginosa, E.
agglomerans y Cándida albicans, a los dos minutos tanto en presencia como en ausencia de
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material orgánico, frente a esporas del Bacillus subtilis, se apreció actividad esporicida luego de
ocho horas de la exposición.
Al quinto día de ser activados los productos y de ser sometidos a diferentes procesos de
desinfección y/o esterilización se tomaron muestras para determinar la actividad
antimicrobiana, en los productos 1 y 3 con vida útil de 14 y 15 días respectivamente, se observó
un ligero crecimiento de P. aeroginosa durante los primeros cinco minutos, mientras que con los
productos 2 y 4 con vida útil de 28 días no se reportó crecimiento bacteriano y la acción
esporicida se presentó después de 8 horas. (Widmer AF, op cit, 1994).
Los ensayos de la actividad antimicrobiana muestran que el gluteraldehido es muy poco
inactivado por la materia orgánica.
Un factor que disminuye la actividad del gluteraldehido es la dilución, donde se ha demostrado
que al diluirlo 1:10 no presentó acción contra Pseudomonas aeroginosas, ni acción esporicida ni
acción contra el bacillus subtillis, aún después de 10 horas de exposición del microorganismo
con el desinfectante.
Entre las propiedades más relevantes identificadas se citan:

Amplio espectro de actividad bactericida, fungicida y virucida.
 Actividad contra el bacilo de la tuberculosis.
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
Buena actividad esporicida después de 10 horas de exposición.

Las soluciones son esterilizantes a temperatura ambiente.

Estable bajo condiciones de uso.

Rápida acción y buena estabilidad.

Bien utilizado es seguro para el personal y el grupo.

Activo en presencia de materia orgánica bajo condiciones de uso.
Acciones especiales a valorar:

Para garantizar la eficacia de los procesos de desinfección de alto nivel de requiere un
tiempo mínimo de 20 minutos de exposición, si se presume la presencia de bacilos
tuberculosos se recomiendan 40 minutos como mínimo.
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
Los procesos de esterilización con este producto se garantizan siempre y cuando el
tiempo de exposición sea mayor de 10 horas.

Es vital valorar el número de procesos realizados y la apariencia de las soluciones.
Entre las desventajas más relevantes se pueden citar problemas tan importantes como que su
uso prolongado puede provocar sensibilidad de la piel, irritación para los ojos, la piel y las vías
respiratorias:

Olor desagradable, de acuerdo al producto.

La mayoría de las preparaciones son corrosivas para el metal y otros materiales, en
especial lo presentan las soluciones ácidas.

Se presentan en forma de soluciones ácidas y alcalinas, siendo las ácidas las más
estables, pero las más corrosivas, no son efectivas contra todos los enterovirus y
presentan menor actividad esporicida que las alcalinas.
Entre los usos más destacados se citan:
Para ítems semicríticos que no toleran el calor o no soportan exposición a óxido de etileno
acuoso, es razonable usar un proceso de desinfección de alto nivel, proceso destinado a destruir
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las bacterias vegetativas comunes, casi todas las esporas fúngicas, los bacilos tuberculosos y los
virus pequeños no lipídicos.
El gluteraldehido es empleado para tal fin siempre y cuando los elementos a desinfectar
permitan su uso sin sufrir daño y soporten la inmersión prolongada.
La mayoría de las preparaciones no son corrosivas para metales y otros materiales, sin embargo;
pueden presentar efectos adversos sobre plásticos en particular.
La solución acuosa de gluteraldehido al 2% se usa para desinfectar termómetros clínicos rectales
y orales ya que no afecta las señales de graduación de los mismos. De igual manera se emplean
para desinfección de equipos de anestesia, cirugía, odontología, boquillas de caucho y plástico,
catéteres y otros implementos de uso hospitalario. (Widmer AF, op cit, 1994).
c) Yodo.
El yodo, es un elemento no metálico que no se encuentra libre en la naturaleza, es el único
halógeno sólido a temperatura de 20 oC con un peso molecular de 126.91; funde a 173.6 oC y
alcanza ebullición a 184 oC.
El yodo es ligeramente soluble en agua, pero es mucho mas soluble en agua a 100 oC, el yodo es
muy soluble en solventes orgánicos como cloroformo, disulfuro de carbono, tetracloruro de
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carbono y benceno, y las soluciones son de color violeta, mientras que en alcohol, éter, glicerina
y propileno glicol son de color café.
El yodo es un bactericida de amplio rango de pH contra un gran número de patógenos, que
incluyen bacterias, hongos, virus, protozoarios y algunas bacterianas. La actividad bactericida de
las soluciones, se incrementa en medio ácido. (Nathens AB, et al, 1999).
En presencia de materia orgánica el yodo forma complejos inestables de los cuales se libera
lentamente y una pequeña fracción se une en forma covalente formando complejos estables.
La ausencia de materia orgánica, la mayoría de las bacterias mueren en un mínimo por
exposición a una solución de 1: 20.000 de yodo. La solución de yodo 1:200000 destruye todas
las formas vegetativas de bacterias en 15 minutos.
En la piel, una tintura al 1% mata el 90% de las bacterias en 90 segundos y una tintura al 7% en
15 segundos.
El yodo posee una alta actividad fungistática y fungicida. Es activo contra Trichophyton gypseum
y Cándida albicans en una concentración aproximada de 1 en 3.000. El yodo en dilución de 1 en
85.000 es activo frente a Epidermophyton inguinale después de 15 minutos de exposición.
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El mecanismo de acción del yodo no está bien demostrado, es posible que el yodo se una de una
forma irreversible a las proteínas (como sería uniéndose a los residuos de tiroxina) bacterianas
precipitándolas, también puede actuar por oxidación de los elementos del protoplasma
bacteriano como consecuencia de la liberación de oxígeno a partir del agua. (Nathens AB, et al,
op cit, 1999).
Sobre la toxicidad es importante notificar que el yodo posee efectos irritantes sobre la piel y
mucosas, en la primera provoca eritema y vesiculación y en las mucosas puede llegar a producir
efectos deletéreos.
En casos notificados, una persona puede presentar hipersensibilidad al yodo y reaccionar
notablemente a cantidades moderadas aplicadas sobre la piel, por lo general con una reacción
severa, fiebre y erupción cutánea generalizada de tipo variable.
EL yodo, tiene una toxicidad relativamente baja cuando se ingiere en preparaciones
terapéuticas, solo se producen casos fatales cuando se ingieren grandes volúmenes de tintura
de yodo.
Es posible que los cambios patológicos registrados en casos fatales de intoxicación por yodo y
atribuidos a los efectos sistémicos del elemento sean en gran parto el resultado de shock debido
a pérdida masiva de líquido del tracto gastrointestinal, hipoxia tisular, y a veces intoxicación por
etanol. El yodo puede inactivarse en el estómago por lavado gástrico con soluciones de almidón
o tiosulfato de sodio al 5%.
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El yodo se absorbe muy bien por la piel y puede llegar a producir Yodismo acompañado de sus
efectos secundarios y sintomáticos característicos. Dentro de estos efectos se encuentran:

Acidosis metabólica grave.

Infamación de las mucosas y blefaroconjuntivitis.

Daño renal agudo como consecuencia del tratamiento por irrigación continua con
yodopovidona en pacientes que sufran de úlcera, dermatitis alérgica por contacto
acompañado de eritema popular y erupción vesicular, como consecuencia de la
aplicación de yodopovidona al 10%, como antiséptico quirúrgico.

Se ha comunicado hipotiroidismo en neonatos por aplicación de yodopovidona en el
ombligo y en los ombligueros. Esto demuestra lo vulnerable que es el neonato a la
aplicación de los yodóforos o el yodo. El hipertiroidismo, se registra muy a menudo en
pacientes que reciben yodopovidona.
La hipersensibilidad demostrada ha logrado hiperrreactividad a uno o más ungüentos de
yodopovidona en 12 pacientes y a una o más soluciones de yodopovidona.
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La irrigación abdominal profiláctica con yodopovidona produjo un incremento de 40 veces el
contenido de proteínas intraperitoneal en ratas comparadas con solución salina, lo cual indica
un grave daño peritoneal y lo que hace a la yodopovidona no aconsejable para uso profiláctico.
El uso principal de las soluciones de yodo elemental es la antisepsia de la piel. Se emplea mejor
en forma de tintura, pues el vehículo alcohólico facilita la difusión y penetración.
Las soluciones acuosas de 0,5 a 1,0% de yodo, con yoduro son apropiadas para el lavado de
heridas y excoriaciones y una solución al 0,1% puede utilizarse para irrigaciones.
Para el tratamiento de infecciones cutáneas debidas a bacterias u hongos, se puede emplear la
tintura o la solución USP.
El espectro antimicrobiano de los yodóforos engloba a las bacterias Gram positivas y Gram
negativas, los hongos, protozoos y muchos virus. Su acción antimicrobiana está influenciada por
el suero sanguíneo y la materia orgánica. Los valores de pH más favorables para la actividad
óptima de los yodóforos se encuentran entre 3,5 y 4.
Añaden a su acción bactericida un excelente poder detergente lo cual facilita su penetración
mediante acción mecánica y disminución de la tensión superficial.
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Se ha evaluado la actividad antimicrobiana de diferentes preparaciones antisépticas y/o
desinfectantes a base de yodopovidona y polaxámero frente a microorganismos aislados de
pacientes, elementos y áreas hospitalarias, con la finalidad de evaluar la respuesta de los
miembros teniendo en cuenta factores tales como, (Nathens AB, et al, op cit, 1999):

Dilución de la preparación.

Tiempo de exposición del producto con el microorganismo.

Presencia o ausencia de materia orgánica.

Tipo de microorganismo.

Origen de los microorganismos.
Para la determinación cuantitativa de yodo libre se siguió la técnica recomendada por la U. S. P.
y la determinación de la actividad antimicrobiana según la técnica A. O. A. C.
Las soluciones de yodóforos al 1,2% de yodo libre se emplean para la desinfección de superficies
y objetos inanimados en general.
Los microorganismos menos sensibles son las Pseudomonas, Enterobácter y la Cándida. Ninguna
de las soluciones empleadas presentan acción esporicida, a una concentración de 0,12% no
presentó actividad contra las Pseudomonas aeroginosas, Enterobácter y Cándida albicans,
incluso después de 20 minutos de exposición.
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A una concentración de 0,022% de yodo libre no presentaron ninguna actividad aun después de
30 minutos de exposición.
Entre las propiedades antimicrobianas del yodo y los yodóforos mas relevantes se citan:

Amplio espectro de actividad bactericida, virucida y fungicida.

Ninguna actividad sobre esporas bacterianas.

Variación de la respuesta de los microorganismos de acuerdo a los establecimientos de
salud aislados.

Corroe metales.

Rápida acción, la cual depende del pH, la concentración y el tipo de preparación.

La actividad antimicrobiana de los yodóforos se afecta inversamente con la dilución de
los productos.

La actividad antimicrobiana se disminuye apreciablemente por la presencia de materia
orgánica.

La tintura de yodo y las soluciones acuosas de yodo pueden causar reacciones en la piel.

Los yodóforos son complejos de todo irritantes.

Las respuestas de los microorganismos bajo las condiciones de los ensayos varía según
el tipo de producto comercial.
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
La liberación de yodo depende del pH. A pH ácido hay mayor liberación de yodo libre y
por lo tanto mayores efectos secundarios, irritantes y corrosivos.

Se deben validar y normalizar los procedimientos, definir las acciones y estrategias que
garanticen su aceptabilidad y actividad antimicrobiana, para lograr realizar de forma
adecuada los procesos de antisepsia en los centros hospitalarios.
d) Compuesto de amonio cuaternario.
Los amonios cuaternarios son compuestos activos, catiónicos de superficie. Son sintetizados por
sustitución de grupos alquilo con amina terciaria, (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
La porción catiónica de la molécula es la parte funcional más importantes de estos compuestos,
está relacionada a la estructura del radical conectado al nitrógeno. Por lo general, una cadena
carbónica larga [R] podría contener 12, 14 ó 16 átomos de carbono.
A partir de esto, se puede deducir la gran variedad de configuraciones que pueden ser
concebidas y se advierte que cada una de ellas tiene diferente espectro de acción y grado de
actividad.
Los amonios cuaternarios antimicrobianos se pueden clasificar en:
1) Sales de monoalquiltrimetil amonio.
2) Sales de monoalquildimetilbencil amonio.
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3) Sales de dialquilmetil amonio.
4) Sales de amonio heteroaromático
5) Sales de amonio polisustituidas.
6) Sales de bis-amonio cuaternario.
7) Sales poliméricas de amonio cuaternario.
Cuando un compuesto de amonio disuelve agua, se ioniza, como un catión de cadena larga, la
carga de grupo positiva es afiprótica, esto da a los amonios cuaternarios la característica de una
menor tensión superficial, la cual se desarrolla cuando una sustancia insoluble en agua es
suspendida en esta. El anión, es exactamente
opuesto al catión: hidrofílico y lipofóbico.
Además, la pared de la célula bacteriana está cargada negativamente lo que permita que la
carga positiva del amonio cuaternario se absorba a la pared en muy altas concentraciones.
Este lazo con la pared celular aumenta si hay alcalinidad leve, pero la alta alcalinidad puede
suprimir esta función.
Una vez que la pared celular está rota por el amonio cuaternario, se filtran los constituyentes
intracelulares, con eventual coagulación de la membrana y las proteínas intracelulares, lo que
inactiva la célula.
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La acción bactericida de los cuaternarios
ha sido atribuida a la inactivación de enzimas
productoras de energía a la desnaturalización de proteínas esenciales celulares y desagregación
de la membrana celular, lo que provoca la salida de las enzimas, coenzimas e intermedios
metabólicos, (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
La actividad antimicrobiana, los compuestos de amonio cuaternario son bacteriostáticos,
tuberculostáticos y fungistáticos a bajas concentraciones, son bactericidas, fungicidas y virucidas
contra virus lipofílicos a concentraciones medias, no son tuberculicidas ni actúan contra virus
hidrofílicos a altas concentraciones.
Son bactericidas contra Gram positivas y en mayor proporción contra Gram negativas y
presentan mayor actividad bactericida en medio alcalino que en medio ácido.
El efecto del tamaño de la molécula en la actividad antimicrobiana de una serie homóloga de
cloruro de alquildimetilbencilamonio puede ser demostrado.
Se han demostrado concentraciones mínimas inhibitorias [ppm] que mata en 10 minutos, pero
no en 5 minutos, empleando como microorganismos de ensayo Estaphylococos aureus,
Salmonella typhosa y Pseudomona aeroginosa.
e) Cloruro de benzalconio.
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Con este desinfectante se realizó el ensayo de respuesta de los microorganismos frente a la
solución desinfectante de acuerdo con la recomendación de los fabricantes, (Nathens AB, et al,
op cit, 1999).
Debido a que este producto actualmente es recomendado como determinante más que como
desinfectante a nivel mundial, no se utiliza en procesos de desinfección como tal, no se realizó
validación de procedimientos con amonios cuaternarios.
Todos los comités de infecciones hospitalarios
deben seleccionar las sustancias tanto
antisépticas como desinfectantes para equipos médicos, con mucho cuidado y con la certeza de
que los agentes seleccionados pueden ser utilizados con absoluta seguridad y que en ningún
momento están contaminados, para lo cual se hace necesario realizar los controles respectivos.
Entre las propiedades más destacadas se citan disponer de:

Mayor actividad contra Gram negativos.

Buena actividad fungicida.

Activos contra cierto tipo de virus.
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
Fácil uso.
Entre las desventajas más relevantes se citan:

Inactividad contra esporas bacterianas y bacilos tuberculosos.

Inactivados por textiles, jabones aniónicos y aguas duras.

Inactivados por proteínas y materia orgánica.

No son soluciones esterilizantes.

No están especificadas por material viviente.

Las soluciones se pueden contaminar.

A dosis bajas son bacteriostáticos.
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
Los hongos y virus son más resistentes que las bacterias.
Entre los usos más relevantes se citan:
Los compuestos de amonio cuaternario se recomiendan en la higiene ambiental ordinaria de
superficies y áreas no críticas como pisos, paredes y muebles. Se pueden utilizar como
detergentes para instrumental metálico, (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
f)
Peróxido de hidrógeno.
Actualmente este producto parece
retomar interés su uso en forma estabilizada, como
desinfectante de superficies y objetos inanimados e incluso como esterilizante en las cámaras de
peróxido de hidrógeno.
El mecanismo de acción, el peróxido de hidrógeno actúa como biocida por producción de
radicales libres de hidroxilo, los cuales atacan la membrana celular lipofílica, el ADN y otros
componentes esenciales de la célula.
Los microorganismos aerobios y anaerobios facultativos que poseen sistema microsomal, tales
como S. aureus, S. marcescens y P. mirabilis, poseen grandes cantidades de catalasa tisular, la
cual produce una rápida descomposición del peróxido, mecanismo de protección de la célula
bacteriana que depende de la concentración utilizada
en la desinfección; estos
microorganismos requieren de 30 a 60 minutos de exposición al peróxido de hidrógeno al 0,6%
para reducir en 10% el recuento bacteriano, mientras que E. coli, Estreptococos sp y
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Pseudomonas sp, requieren solamente 15 minutos en idénticas condiciones, (Nathens AB, et al,
op cit, 1999)..
La acción virucida fue demostrada por Mentel y colaboradores sobre Rhinovirus, usando
peróxido de hidrógeno al 3% e identificaron que se necesita un tiempo de 8 minutos, a
concentraciones menores 1,5%, se requieren de 18 a 20 minutos y al 0,75%: 60 minutos.
Entre las principales propiedades se citan que es un oxidante activo, sobre todo en medio ácido.
Cuando se utiliza al 6% estabilizado es efectivo para desinfectar superficies y objetos
inanimados.
Para la desinfección de lentes hidrófilos blandos se utiliza en concentraciones del 3 al 6%.
Las principales desventajas del peróxido de hidrógeno lo constituye su poder corrosivo y que no
puede emplearse para la desinfección de cobre, aluminio o bronce, otro problema es que pierde
potencia cuando se expone al calor y a la luz por lo que requiere un almacenamiento y manejo
cuidadoso, su acción germicida es muy breve, (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
g) Fenoles.
El fenol o ácido carbólico representa la tradición mas antigua entre los agentes desinfectantes y
ocupa un lugar predominante desde el mismo momento de su introducción como desinfectante
en el campo hospitalario.
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Desde hace tiempo, la investigación se ha centrado en aumentar la actividad germicida sobre
un amplio número de microorganismos y la eliminación del fuerte olor fenólico característico.
Entre los derivados fenólicos
de uso hospitalario se encuentra el Orto-fenilfenol, el
hexaclorofeno, el ortobencilparaclorofenol, el hexaclorofeno, el ortobencilparaclorofenol, y el
triclorsán, los que son bactericidas en el espectro de los Gram positivos y Gram negativos y
virucidas para los virus lipídicos. El triclorsán posee muy poca acción contra Pseudomonas.
El mecanismo de acción explica que, los fenoles actúan como venenos protoplasmáticos
destruyendo la pared celular y precipitando las proteínas celulares, también se sabe que la
acción bactericida se debe a la inactivación del sistema enzimático esencial.
Las altas concentraciones actúan como veneno protoplasmático y penetra por ruptura de la
pared celular precipitando las proteínas. (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
En concentraciones menores la muerte celular se produce como consecuencia de la inactivación
de las enzimas esenciales para el microorganismo.
Se estima que el grupo –OH facilita la penetración a través de la pared celular y las cadenas
laterales reducen la tensión superficial de la pared celular, aumentando su permeabilidad y,
facilitando así el efecto bacteriano.
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El ión halógeno le concede electronegatividad al respectivo compuesto e incrementa la
reactividad de los grupos –OH, y la actividad biocida del compuesto fenólico.
En este sentido, la actividad antimicrobiana incrementa con el aumento en el número de
carbonos de la cadena y es mayor cuando la cadena es recta en comparación con las cadenas
ramificadas, el “para-n-amil fenol” es más activo como desinfectante que el “para-ter-amilo
fenol”. (Nathens AB, et al, op cit, 1999).
El índice de halogenación y la posición del cloro es por igual, determinante de la actividad, bajo
estos parámetros se pueden configurar estructuralmente series de compuestos y cada nuevo
compuesto presenta una actividad antimicrobiana característica.
h) Otros.
i.- Mezcla de aminoácidos.
Al igual que los antisépticos, se encuentra un desinfectante que consiste en una mezcla de
dodecildiaminoetilglicina, mas dodecil aminopropilglicina, el cual, por recomendación de los
fabricantes debe ser diluido en proporción de 1:100 y para lograr una desinfección óptima el
material debe estar en contacto un mínimo de 15 minutos con la solución desinfectante.
(Nathens AB, et al, op cit, 1999).
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Sobre esta base, se realizó el ensayo de respuesta de los microorganismos frente al producto
sin diluir y a la dilución recomendada.
Los resultados obtenidos expone un decrecimiento de Klebsiella pneumoniae a los 5 minutos
aún sin diluir el producto. Una vez realizada la dilución en la proporción recomendada, se
aprecia un alto grado de inactivación en presencia de materia orgánica y se observa crecimiento
abundante de todos los microorganismos con los que se realizó el ensayo. (Nathens AB, et al, op
cit, 1999).
Otro elemento importante, es que tiene actividad nula esporicida, puesto que se presenta un
crecimiento pleno del Bacillus subtilis, de acuerdo a estudios realizados.
3.6.4
Esterilización.
El estudio de la esterilización debe tener un enfoque racional para los equipos a procesar,
particularmente de acuerdo a la calidad de los pacientes a atender, las tres categorías
incorporadas por el Dr. Spaulding imprime que fueron. Silvestri L, et al (2000):
-
Artículos críticos.
-
Artículos semicríticos.
-
Artículos no críticos.
Entre los artículos críticos, en esta categoría se incluyen aquellos que presentan un alto riesgo
de infección para el paciente si están contaminados con cualquier microorganismo, incluso
esporas bacterianas, virus, hongos, etc.,
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Se consideran críticos los objetos que entran en tejidos o cavidades estériles o en el sistema
vascular. En este grupo se incluyen: instrumental quirúrgico, catéteres intravenosos centrales y
periféricos, implantes, agujas, instrumental laparoscópico y video endoscopía, etc.
Entre los artículos semicríticos, son aquellos que entran en contacto con piel y mucosas no
intactas. Estos artículos deben estar libres de todo microorganismo con excepción de esporas
bacterianas, las membranas mucosas intactas son generalmente resistentes a la infección por
esporas bacterianas comunes pero son susceptibles a otros microorganismos tales como bacilo
tuberculoso y virus.
Los elementos semicríticos deben ser de preferencia estériles, en caso de no ser posible, se
deben someter a desinfección de alto nivel.
Se consideran elementos semicríticos: los depósitos de hidroterapia, los equipos de endoscopía
digestiva, y los equipos de terapia respiratoria.
Los artículos no críticos, son aquellos que están en contacto con la piel intacta, mucosa oral o
parte alta del tubo digestivo. La piel intacta actúa como barrera eficaz contra la mayoría de los
microorganismos.
Son equipos no críticos, la unidad del paciente, la ropa de cama, el tensiómetro, las barandas, la
mesa de noche, etc.
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3.6.4.1 Esterilización.
Su significado está relacionado con la destrucción de toda forma de vida microbiana incluso las
esporas. Silvestri L, et al, op cit, (2000).
Debido al desarrollo de nuevas técnicas de cirugías, los procedimientos invasivos que emplean
instrumentos de fibras ópticas, los equipos electrónicos, la presencia de gérmenes
multirresistentes o de gran capacidad agresiva, tales como el virus de la hepatitis B, C, Delta,
HIV, el virus de la Enfermedad de Creutzfeld-Jacob, imponen la disponen la existencia en los
hospitales de equipos de esterilización que ofrezcan garantía y seguridad al enfermo, sin
deterioro del instrumental.
En la actualidad se dispone de esterilización segura a través de, Silvestri L, et al, op cit, (2000):

Calor húmedo.

Calor seco.

Óxido de etileno.

Plasma de baja temperatura generado por peróxido de hidrógeno o formaldehído.
3.6.4.1.1
Esterilizando con Calor húmedo.
El calor saturado con alta presión es el método más sencillo, económico y práctico para la
esterilización.
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El vapor, tiene su mecanismo de actuación basado en el proceso de transportar calor y de su
gran cantidad de calorías, se deposita en los objetivos por medio de la condensación.
El vapor, por sí mismo es un agente germicida, puesto que produce hidratación, coagulación e
hidrólisis de las albúminas y proteínas de las bacterias.
Los materiales grasosos y los residuos de material orgánico pueden proteger los
microorganismos obstaculizando el proceso de esterilización, esto obliga a realizar
descontaminación y limpieza de los elementos antes de la esterilización. (Haley RW, et al,
1981).
Entre los requerimientos más relevantes se puede establecer que el vapor siempre requiere de
temperatura, presión y tiempo adecuado.
i.- Temperatura. La temperatura para esterilizar con calor húmedo oscila entre 121 oC a 132 oC, y
el nivel pleno de operación se consigue cuando la temperatura se alcanza en todos los sitios de
la carga.
ii.- Tiempo. Para lograr una perfecta esterilización los materiales deben exponerse el tiempo
suficiente para garantizar la destrucción total de los microorganismos.
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Es importante valorar que, al aplicar el calor húmedo se requieren de los siguientes intervalos,
Gross PA, et al (1983):
-
El tiempo de calentamiento. Es el periodo que transcurre desde el
momento de encendido del aparato hasta que se logra la temperatura
de esterilización, que incluye de 121 oC a 132 oC, y el aire se expulsa a
través de las cámaras esterilizadoras.
-
El tiempo letal, se considera la periodo en que la temperatura
destruye los microorganismos.
-
El tiempo de secado y enfriamiento, es el periodo en el cual la presión
del vapor dentro de la cámara desciende a la presión atmosférica y
además se logra el secado total de todos los equipos esterilizados.
-
Tiempo de esterilización. Se considera la suma total de todos los
tiempos donde se garantiza destrucción total de todos los
microorganismos. Los tiempos más empleados en la esterilización
para vapor, se aplican de acuerdo al material a esterilizar.
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iii.- La presión. La presión del vapor dentro de las cámaras de esterilización debe ser de 15 libras
por pulgadas, que significa una atmósfera por encima de la presión atmosférica.
Se consideran algunas recomendaciones especiales a valorar, entre las que se incluyen:

Se debe utilizar el vapor saturado.

La cámara, siempre debe estar libre de aire.

El vapor debe entrar siempre de forma uniforme a todos los equipos.

El material debe estar bien lavado y secado, particularmente libre de todo material
orgánico.

Para el empaque se puede emplear papel, tela, polipropileno o poliéster y algo
importante lo constituye que el tiempo de garantía de esterilidad se ha estimado en una
semana, si la envoltura es papel, 15 días si la envoltura es de tela y hasta 6 meses si la
envoltura es polipropileno, siendo importante que la envoltura se mantenga en perfecto
estado.

Por dentro y fuera de la envoltura debe colocarse cintilla con la ficha de esterilización.
La cintilla se coloca dentro del equipo y en la envoltura con la finalidad de evaluar el
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paquete que pasó por las altas temperaturas. El control de calidad incluye que tanto la
cinta externa como la interna deben haber cambiado de color las rayas indicadoras.
iv.- La forma de empaque del material.
Los instrumentos y materiales deben estar dispuestos en el paquete de tal forma que penetre el
vapor a todos los sitios. Los recipientes hondos se colocan boca arriba y destapados, las pinzas y
tijeras abiertas y enganchadas de forma ordenada a una pinza grande.

Todos los paquetes no pueden superar los 30 cms de ancho, 30 cms de alto y 50 cms de
largo y no deben pesar más de 5 kilos.

Los paquetes deben colocarse en forma vertical, permitiendo espacios libres para la
entrada y salida del vapor esterilizante.

No se debe enfriar de forma rápida el autoclave para así prevenir la ruptura de frascos y
la evaporación de líquidos.

Las cargas deben ser de material homogéneo, para evitar tiempos excesivos de algunos
materiales y en consecuencia su escasa duración.

Los líquidos requieren 15 minutos.

Los materiales de caucho requieren hasta 20 minutos.

El instrumental y los paquetes de ropa, 30 minutos.

Al terminar la esterilización no colocar los paquetes sobre superficies frías, puesto que
la condensación del vapor humedece el equipo.
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
No utilizar el contenido del equipo que se encuentre húmedo.
v.- Lo que se puede esterilizar por calor húmedo.

Los líquidos hidrosolubles.

Los materiales de caucho.

Los materiales textiles tales como la gasa, algodón, tela, instrumental metálico.
vi.- Lo que no debe esterilizarse por calor húmedo.

Las sustancias grasas.

El material termoestable.

Los instrumentales con piezas termo sensibles.

Las sustancias que no sean hidrosolubles.
La esterilización por calor húmedo se prueba a través del test de Esporas de Bacillus
Stearotermophilus.
3.6.4.1.2
La esterilización con calor seco.
La esterilización por este método utiliza aire seco calentado a 180 oF. Los equipos usados son: el
horno de Pasteur y estufas de pupinela. Otros tipos de esterilización por aire caliente son el de
rayos infrarrojos a gran vacío, que alcanza temperatura de 28 oC y cuyo enfriamiento se
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consigue a través de nitrógeno filtrado [libre de gérmenes] para evitar la oxidación de los
elementos, Saviteer SM, et al, (1988).
El esterilizador esférico de Dessart se emplea en la práctica odontológica para esterilización
rápida de instrumentos.
Estos se introducen durante 30 segundos entre pequeñas esferas de cristal que se mantienen a
230 oC.
Los esterilizadores por calor seco de uso hospitalario requieren una temperatura de 180 oC ó
350 oF.
i.- El tiempo de exposición. Dos horas, las cuales comienzan a contar a partir del momento en
que finaliza la etapa de precalentado [apagando el bombillo piloto].
ii.- Empaque. El instrumental debe envolverse en papel de aluminio; el papel Kraft o sulfitos se
torna quebradizo, lo cual no es garantía de esterilización.
Si el horno es nuevo, debe curarse, lo que significa que debe prenderse durante media hora en
máxima temperatura, sin ningún elemento, antes de iniciar el primer ciclo.
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Todo material e instrumental debe estar limpio, seco y libre de materia orgánica.
Se puede esterilizar por calor seco:

Vidriería.

Instrumental metálico.

Porcelana y loza.

Compuestos farmacológicos termo sensibles en forma de polvos.

Grasas, aceites, parafinas y vaselina.
No se puede esterilizar por aire caliente.

El material textil.

Los materiales termo sensibles, tales como gomas, plásticos, látex.

Las sustancias acuosas o alcalinas.

Los fármacos orgánicos.

Los objetos esmaltados.
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La esterilización por calor seco se aprueba a través del test de esporas de Bacillus Subtilis,
variedad Níger, Saviteer SM, et al, op cit, (1988).
3.6.4.1.3
Esterilización por Óxido de Etileno.
El óxido de etileno posee acción antibacteriana, y por tal motivo ha sido empleado desde hace
mucho tiempo en el área de esterilización del sector salud. Su capacidad para esterilizar es
debido a los efectos tóxicos sobre las células vivas, Josephson A, et al (1991).
El óxido de etileno se comporta químicamente como un agente alquilante, cuya propiedad
consiste en reemplazar
un átomo de hidrógeno en las proteínas moleculares del
microorganismo por un hidrohetil, e interferir en su metabolismo, afectando así la actividad
fisiológica normal y provocando la muerte de los microorganismos.
En su presentación pura el óxido de etileno es altamente tóxico, el contacto directo con él
puede causar quemaduras de la piel, irritación respiratoria y de los ojos, anemia, vómitos,
diarrea.
El método de esterilización consta de dos partes: la esterilización y la aireación (Josephson A, et
al, op cit, (1991).
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i.- La esterilización. Está dada por la adecuada penetración del gas en toda la carga. Cuando el
proceso se realiza entre 50 oC y 55 oC el tiempo de esterilización es de 4 horas. La humedad
relativa dentro de la cámara oscila entre 30 y 100% estando justificada puesto que los
microorganismos al encontrarse a niveles muy bajos de humedad sufren un proceso de
desecación que los hace más resistentes a la esterilización.
ii.- Aireación. Se debe realizar en la misma cámara de esterilización. La aireación debe
efectuarse para garantizar la eliminación del factor tóxico del ETO, que penetra rápidamente al
material de caucho, plástico, látex y materiales de PVC, la temperatura controlada entre 50 oC y
55 oC por un periodo de 8 a 12 horas hace que los residuos tóxicos se eliminen con rapidez.
3.6.4.1.4
Esterilización por radiación.
Las radiaciones ionizantes son rayos cargados de energía, que al penetrar en la materia viva
producen el alejamiento de los electrones del núcleo atómico al ceder parte de su energía ionización. (Emori TG, et al, 1991).
Producen ionización los rayos alfa, beta (radiaciones corpusculares), así como los rayos gamma
(radiaciones electromagnéticas).
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La forma de acción se cita con los siguientes principios: al aplicar las radiaciones ionizantes el
proceso se basa en la acción directa de las radiaciones. En los ácidos nucleicos de los
microorganismos, la acción de la radiación actúa particularmente cuando los microorganismos
son muy sensibles a la misma.
Entre las ventajas más relevantes se citan: La esterilización se realiza sin aumento de
temperatura, por lo tanto se usa en objetos termo sensible, se puede envolver en papel,
polietileno o polipropileno y su esterilidad es indefinida si el empaque y el almacenamiento son
adecuados.
Emori TG, et al, (1991), explica que se puede aprovechar el tiempo no útil del equipo en terapia
anticancerosa, el material no queda radiactivo, se pueden esterilizar drogas, implantes,
productos farmacéuticos, fluidos humanos como sangre y tejidos para trasplante.
Entre las principales desventajas se citan: Que requieren infraestructura costosa, los cristales se
oscurecen, las gomas derivadas del cloruro y del butilo se deterioran, es incompatible con el
óxido de etileno.
3.6.4.1.5
Esterilización con plasma generado por peróxido hidrógeno.
El plasma, es considerado un cuarto estado de la materia, diferente del líquido, del sólido y del
gaseoso. En la naturaleza se genera en forma natural en las auroras boreales y australes o en los
relámpagos. (Taylor ME, et al, 1998).
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El plasma de baja temperatura consiste en una nube reactiva de iones, electrones y partículas
atómicas neutras en un campo eléctrico resistente o en un campo magnético.
El estado de plasma generado a partir del peróxido de hidrógeno y un campo electromagnético,
actúa sobre la membrana celular y ácidos del microorganismo provocando su muerte.
Este se considera el método ideal para esterilizar material termo sensible: endoscopios,
elementos de fibra óptica, electrocauterios. No esteriliza válvulas ni tejidos vivos ni los equipos
con canales muy largos, y el lumen pequeño, o requieren un dispositivo especial.
Entre las ventajas más relevantes se citan: que es un método rápido en promedio 75 minutos,
baja temperatura, no requiere aireación, es un proceso seco, seguro para materiales sensibles a
la humedad, no irrita, es seguro para pacientes y personal, es biocompatible, ofrece protección
a los equipos termo sensibles y es de fácil manejo. (Taylor ME, et al, op cit, 1998).
Entre las principales desventajas que ofrece se citan: Es costoso, es incompatible con celulosa
(papel de tela), tiene un empaque exclusivo de polipropileno, es de difícil penetración en
lúmenes angostos.
3.6.4.2 Organización de un sistema de esterilización.
El servicio que oferta una central de materiales y central de esterilización es aquel que reúne
elementos, equipos y personal en un área de trabajo, con la finalidad de ofrecer al paciente –
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enfermo y al personal hospitalario garantía de esterilización sobre todos los elementos con un
mismo criterio, responsabilidad y seguridad. (Gardner ID, 1980).
La esterilización puede realizarse en forma centralizada o descentralizada, de acuerdo a los
criterios establecidos en cada organización, el sistema que hoy se prefiere es el de centralizar el
servicio.
Entre las ventajas más relevantes de la centralización se citan: Hay un mejor aprovechamiento
de los equipos de esterilización, hay unidad de criterios en técnicas y normas de esterilización,
hay una economía de insumos, hay un control del material e instrumental esterilizado, hay un
aumento del rendimiento y producción, hay una estandarización de normas y procesos, hay una
unidad docente y de calidad además de que se dispone de personal entrenado. (Gardner ID, op
cit, 1980).
El trabajo secuencial en el servicio de esterilización se halla condicionado al lógico ordenamiento
de los sectores que permiten la fluidez del proceso, lo que impide la posible contaminación
entre elementos sucios y limpios.
Los elementos de una central de esterilización pueden estar constituidos de la siguiente manera:

Vestier del personal.
 Recepción del material sucio para proceder a su desgerminación y lavado.
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
Desgerminación y lavado.

Preparación y empaque.

o
Material textil.
o
Instrumental.
o
Guantes, caucho y plástico.
o
Líquido.
Zonas de esterilización.
o
Calor húmedo y seco.
o
Óxido de etileno [independientemente de otros].
o
Plasma de baja temperatura [independientemente de otros sectores].
o
Otros.

Almacenamiento de material.

Entrega de material estéril.
Entre los principales descriptores a citar se debe esclarecer que:
Un vestieres, es el sitio donde el personal de la unidad hace el cambio de ropas, en ese lugar se
debe tener sanitario, lavamanos, toallas de papel y jabón. No se deben consumir alimentos en
esta área.
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Área de recepción de material sucio, debe llegar desde los diferentes servicios en canastillas o
contenedores: el material debe llegar desgerminado.
Área de lavado, se realiza con detergentes enzimáticos y agua entre 50 oC y 80 oC, luego se
procede al secado del material e instrumental y se pasa a zona de empaque.
El área de empaque, en el área limpia se procede a la clasificación, inspección y empaque de
material. Se clasifican los materiales y se prepara por cargas homogéneas, de acuerdo al sistema
de esterilización a emplear.
La esterilización, en canastillas o en carros se transporta el material al equipo de esterilización
elegido.
El almacenamiento, terminado el ciclo de esterilización se transportan los equipos estériles a la
zona de almacenamiento, la cual debe estar libre de polvo. Esto se logra con una sobrepresión
en el cuarto de almacenamiento, la cual se debe estar libre de polvo. Esto se logra con un
sobrepresión en el cuarto de almacenaje, al ambiente debe ser seco, debido a que la humedad
es un medio propicio para el desarrollo de microorganismos, los anaqueles deber ser amplios y
de fácil lavado.
La entrega de material, se debe hacer en carros o bolsas de transporte convenientemente
cerrados.
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Los controles de esterilización pueden ser físicos, químicos y microbiológicos.
Los controles físicos: controlan el funcionamiento del aparato.
-
Termómetros de máxima temperatura, solo indican la temperatura
más elevada a la que se ha llegado, pero no su duración.
-
Termoelementos, consiste en un registrador de la temperatura y el
tiempo en un gráfico.
Los controles químicos, se denominan controles o indicadores colorimétricos, son compuestos a
base de sales de diferentes metales como cobalto, níquel, cobre, cromo, que a temperatura
determinada cambian de color. (Gardner ID, op cit, 1980).
Los controles bioquímicos, los más empleados Bacillus subtilis variedad Níger para el control del
óxido de etileno, plasma de baja temperatura generada por agua oxigenada y calor seco, son
esporas no patógenas de gran resistencia a agentes esterilizantes y
Bacillus stearotermophillus para probar esterilización en calor húmedo.
Para verificar la efectividad del procedimiento de esterilización, una vez terminado el proceso se
llevan a incubación los medios con las esporas: los bacillus stearotermophillus, se incuban en
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estufa a 60 oC durante 48 horas, se revisa a las 12, 24, 36, 48 horas, si no hubo cambio de color
en la ampolla, el proceso fue adecuado, si cambió el color, quedaron esporas vivas y el proceso
de esterilización fue inadecuado.
3.6.4.3 Importancia de la salud ocupacional en la esterilización.
La importancia de la salud ocupacional radica en que el trabajador conozca el riesgo de sufrir
una enfermedad profesional, como evitarla, y en caso de que ya la padezca, como puede
controlarla para evitar complicaciones.
Para el trabajo sin riesgos en una central de esterilización el personal debe tener dotación
compleja de bioseguridad, gafas, guantes de asbesto o butil de acuerdo a la actividad, mascarilla
de filtro con 95% de eficiencia (N 95), ropa de algodón, zapatos adecuados, inmunizaciones:
Hepatitis B, triple viral (rubéola, sarampión, parotiditis), antidifteria y tétanos. (Schwab R, et al,
1998).
Las centrales de esterilización deben ser sitios donde se ofrezca una total seguridad al paciente y
trabajador desde el punto de vista de destrucción de vida microbiana, pero para llegar a obtener
un producto de óptima calidad (material e instrumental estéril), el trabajador de salud debe
tener controlados los riesgos:

Físicos, los relacionados con el ambiente como: iluminación, ventilación, radiación, frío,
calor, humedad.

Químicos, los relacionados con exposición a agentes químicos”
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o
Diferentes desinfectantes (cloróforos, yodóforos, aldehídos, detergentes,
polvos, talco).

Electromecánicos, relacionados con el funcionamiento de equipos.

Ergonómicos, relacionados con el manejo postural del cuerpo frente a las actividades
que se desarrollan (sentarse, pararse, desplazarse, cargas, altura de mesas, etc.).

Biológico, son los relacionados con la exposición a microorganismos patógenos (virus,
hongos, bacterias, parásitos). Este último trasciende el medio laboral, afectando la vida
familiar (infección familiar por gérmenes transportados del medio hospitalario).

Psicosociales, son los generados por:
o
Rutina
o
Ausencia de normas de seguridad
o
Jornadas prolongadas
o
Estrés por exposición a altos riesgos: Calor, gases térmicos.
3.6.4.4 Análisis de riesgo.
3.6.4.4.1
Físicos.
La iluminación, se debe disponer con iluminación natural, en caso de necesitar iluminación
artificial, debe ser localizada para actividades de precisión. El brillo debe ser controlado para
evitar efectos refractarios en el ojo. (Nicolle LE, et al, 1992).
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La ventilación, El incremento de la temperatura ambiental por el vapor de los autoclaves y calor
seco, hacen necesario el uso de acondicionador de aire con temperaturas entre 18 a 21 oC, con
recambios aéreos de 10 a 20 por hora.
La ropa del personal debe ser amplia y fresca (ropa de algodón). Evitar los cambios bruscos de
temperatura corporal.
3.6.4.4.2
Electromecánico.
Todas las redes eléctricas deben estar en perfectas condiciones de operación. El manejo y el
riesgo de los equipos (explosiones, fugas, intoxicaciones), deben ser conocidos por todos los
funcionarios y a la vez saber las intervenciones en caso de presentarse una disfunción. (Nicolle
LE, et al, op cit, 1992).
3.6.4.4.3
Ergonómicos.
Los puestos de trabajos deben permitir la variación de posiciones en piernas, rodillas, brazos,
columna, cuello. Las sillas se disponen adecuadas a la altura del usuario. Los materiales deben
desplazarse en bandas transportadoras o en carros de fácil accionar que no permitan sobrepeso.
(Nicolle LE, et al, op cit, 1992).
3.6.4.4.4
Biológicos.
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Es la central de esterilización el sitio donde se destruyen todas las formas de vida microbiana
hospitalaria, pero los agentes de riesgo biológico están presentes desde el momento de
recepción del instrumental y materiales. (Nicolle LE, et al, op cit, 1992).
A la central deben llegar todos los elementos desinfectados, lavados y sacos, ahí se debe realizar
una inspección de cada elemento para evaluar las condiciones, para ser sometido a ultrasonido
con detergente enzimático, darle mantenimiento y luego ser empacados y esterilizado.
En los servicios se debe hacer el lavado del equipo iniciando con:
-
Barrido de la materia orgánica [agua más detergente enzimático].
-
Desinfección con cloróforo, yodóforo o clorhexidina por 20 minutos.
-
Lavado del equipo, cepillando todas sus ranuras, codos, etc.
-
Secado y enviado a la central.
Las punciones y cortaduras son los más frecuentes accidentes de trabajo en el ámbito
hospitalario, seguidos del contacto en mucosas con líquidos de precaución universal, el tercer
lugar es ocupado por los accidentes por inhalación.
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El barrido tuberculoso solo es destruido a temperaturas superiores a 93 oC, en este sentido,
mangueras y material de temperatura respiratoria debe ser esterilizado y no solo desinfectado y
secado a temperaturas inferiores.
Para manejar elementos contaminados con sangre o líquidos de precaución universal, se
requiere desinfección previa con yodóforos 1/70 o cloróforos a 5.000 ppm, durante 20 minutos.
3.6.4.4.5
Químicos.
El manejo de los diferentes desinfectantes exige que los elementos sean lavados con abundante
agua. Se debe contar con guantes para realizar el procedimiento y luego realizar adecuado
lavado clínico de manos. (Nicolle LE, et al, op cit, 1992).
3.6.4.5 Exposición a óxido de etileno.
El programa de vigilancia epidemiológica en control de exposición al ETO requiere de cuatro
campos, (Nicolle LE, et al, op cit, 1992):

Protección del trabajador.

Manejo seguro del equipo.

Protección del ambiente.

Protección del paciente.
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3.6.4.6 Protección al operario.
Es importante especificar que el operario dispondrá de todo el equipo de protección necesario
que ha de incluir: equipo respiratorio, pieza frontal con filtro específico para ETO y presión
positiva, traje impermeable, zapatos de cuero. (Gardner ID, 1980).
El óxido de etileno no libera ningún olor perceptible, excepto cuando se llega a niveles que
superan los límites de la exposición permisibles. En este momento se alcanza a percibir un olor
especial, y se recomienda salir de inmediato al aire libre.
3.7

Guantes de butil o nitrilo.

Pasamontañas de estoquineta.
La bioseguridad.
Los trabajadores de los sistemas de salud [Hospitales], en sus acciones diarias se exponen
permanentemente a una gran variedad de floras microbianas que están presentes en el
ambiente de trabajo y corren el riesgo de infectar o ser infectados si no se cumplen con las
normas especiales. (Gardner ID, op cit, 1980).
Es notorio que el personal de salud, al atender a enfermos infectados, se encuentran en riesgo,
particularmente al estar en contacto con sangre o hemoderivados, con agujas, jeringas o
instrumental en general contaminado.
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Bioseguridad es el término utilizado para definir y congregar las normas de comportamiento y
manejo preventivo del personal de salud frente a microorganismos potencialmente patógenos.
(Gardner ID, op cit, 1980).
La disminución de la probabilidad de infección es la esencia del control de la contaminación
microbiológica, y esto se puede lograr de dos formas: la técnica aséptica y las técnicas de
aislamiento.
3.7.1
Bioprotección en el ambiente hospitalario.
La prevalencia de infecciones como el VIH y el virus de la Hepatitis incrementan de forma
importante el riesgo de exposición de los trabajadores de la salud con sangre, fluidos y tejidos
de pacientes infectados, de no observar las precauciones de bioseguridad. (Smith PW, et al,
1992).
El VIH ha sido aislado de prácticamente todos los líquidos del cuerpo de enfermos: sangre,
semen, secreciones vaginales, saliva, lágrimas, leche materna, líquido Cefaloraquídeo, orina y
líquido amniótico.
La cantidad de partículas virales libres y las células infectadas varía en cada uno de ellos, el LCR y
el semen contienen el mayor número de formas infectantes. Se han demostrado evidencias
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epidemiológicas de transmisión de la infección en la población general a partir de la sangre,
semen, los fluidos vaginales y posiblemente la leche materna.
Con relación al riesgo laboral para los trabajadores de la salud, los únicos líquidos claramente
implicados en la transmisión del VIH son la sangre y los fluidos corporales contaminados con
sangre.
Sin embargo, pueden ser contaminantes el LCR, el líquido amniótico, líquido pleural, líquido
sinovial, líquido ascítico.
Es importante enfatizar de que todos los trabajadores de la salud cambien de actitud frente a
las normas de bioseguridad y decidan incorporarlas como parte de su rutina diaria de su trabajo,
realizándolas y observándolas en todas las actividades que realicen con todo tipo de enfermos,
independientemente del diagnóstico establecido, recordarlas a los compañeros que no las
cumplan y exigiendo al personal administrativo los elementos necesarios para cumplirlas.
3.7.2
Riesgos de los trabajadores de la salud con infección con VIH, VHB, VHC.
Se ha establecido que para la transmisión del VIH pueda ser efectiva es necesario que el virus
viable procedente de una persona infectada atraviese las barreras naturales, la piel o las
mucosas. (Smith PW, et al, op cit, 1992).
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Esto ocurre cuando las secreciones contaminadas con una cantidad suficiente de virus entran en
contacto con los tejidos de una persona a través de una solución de continuidad de la piel, tales
como úlceras, dermatitis, excoriaciones y traumatismos con elementos corto punzante o
contactos directos con las mucosas.
La exposición de los trabajadores de la salud a las secreciones de las personas infectadas con el
VIH se ha documentado, pero solo la inoculación percutánea, el contacto de una herida abierta,
de la piel no intacta o las membranas mucosas con sangre o líquidos corporales contaminados
con ella han sido asociados con la infección y se han definido como un mecanismo eficaz de
contagio con el VIH. (Smith PW, et al, op cit, 1992).
La frecuencia de exposición accidental de los trabajadores de la salud al VIH depende de una
profesión básica, de su actitud hacia la bioseguridad y de las condicionantes particulares del
oficio.
La tercera parte de los accidentes notificados son producidos al intentar recapuchar agujas a la
jeringa o introducidos en el capucho protector, las otras dos terceras partes son causadas por
cortaduras, otro tipo de pinchazos o exposición mucocutánea.
El riesgo de transmisión va a depender del tipo de la exposición y el tamaño del inóculo. Esto
implica que no es igual un corte con un bisturí, que una exposición de mucosa, a su vez no es lo
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mismo un accidente con una muestra de la cual se desconoce el estado serológico que el que
ocurre con un cultivo puro de VIH.
La capacidad infectante de un sero positivo puede modificarse en el curso de la infección como
resultado de las variaciones en la viremia, elevada al principio de la infección y en el estadio
terminal.
Algunos estudios sugieren que durante el tiempo que sigue a la infección y precede a la
seroconversión [aparecen los anticuerpos al VIH detectables], también llamado periodo de
ventana, las concentraciones del virus se encuentran elevadas y por tal el riesgo de infección
puede ser mas alto en un momento en que las pruebas serológicas sean negativas para
anticuerpos al VIH. (Smith PW, et al, op cit, 1992).
En este sentido, las normas de bioseguridad no solo deben observarse en los pacientes
seropositivos, puesto que con acciones de este tipo el personal de salud estaría desprotegido
para este tipo de riesgo biológico, puesto que se desconoce el estado serológico de la mayoría
de las personas atendidas en situaciones de mayor riesgo de exposición a sangre.
La tasa de infección por VIH después de una infección percutánea con material contaminado ha
sido calculada en 0,3% y para la exposición de mucosas parece ser aún más bajo.
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La infección por el virus de la hepatitis B (VHB) está ampliamente diseminada en el mundo.
Actualmente se estima entre 300 – 400 millones de portadores del virus, conforman el más
grande reservorio y mantienen activa a la transmisión de la infección.
El VHB posee una mayor capacidad de infección que el VIH, se estima que después de un
contacto con el virus a través de los mecanismos de transmisión ocupacional, pinchazos con
agujas contaminadas con sangre de pacientes portadores, desarrollan la infección entre un 2 –
40% de las personas expuestas, mientras que con el VIH es menor del 1% el riesgo ocupacional.
(Smith PW, et al, op cit, 1992).
Es importante informar que en los adultos solo un 40% de las personas desarrollan los síntomas
clásicos de la hepatitis, por consiguiente puedan ser infecciones silenciosas que en un 5 a 10%
de los casos siguen su curso hacia el portador crónico.
3.7.3
Precauciones universales.
Las medidas pueden emplearse con todos los pacientes que ingresen a un servicio de atención
médica, el objetivo primordial la prevención de la transmisión del virus de la inmunodeficiencia
humana y los virus de la hepatitis B y C y otros patógenos transmitidos a través de la sangre y
otros fluidos biológicos. (Gardner ID, 1980).
Las precauciones universales están sustentadas en la adopción de buenas medidas higiénicas en
todo momento y en el uso de barreras apropiados para prevenir la exposición de la piel y
membranas mucosas.
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3.7.3.1 Lavado de las manos.
Es la forma más efectiva de prevenir la infección cruzada y la diseminación de microorganismos
infecciosos. Se puede lograr con buenas técnicas y jabón quirúrgico en los siguientes casos.
(Gardner ID, op cit, 1980).

Antes y después de cada procedimiento.

Después de tener contacto con sangre o líquidos corporales.

Después de la atención de todo paciente.

Después de retirarse los guantes.
3.7.3.2 Usar guantes.
Gardner ID, op cit, (1980) documentó que se debe usar guantes para todo procedimiento que
implique contacto con:

Sangre y otros fluidos corporales.

Piel no intacta, membranas mucosas o superficies contaminadas con sangre.
Debe usarse guantes para la realización de punciones venosas.
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Los guantes deben cambiarse entre pacientes y cada vez que se rompan, si se realiza un
procedimiento invasivo, o toma una muestra para cultivo microbiológico, en estos casos los
guantes deben ser estériles.
Los guantes nunca son una solución del lavado de las manos.
3.7.3.3 Uso de mascarillas, gafas o pantallas protectoras.
El uso de estos aditamentos cuando se realizan procedimientos que generan gotas de sangre o
líquidos corporales con esta medida se previene la exposición de las membranas mucosas de la
boca, la nariz y los ojos. (Gardner ID, op cit, 1980).
3.7.3.4 Delantales protectores.
El empleo de delantales protectores sobre la ropa sanitaria cuando haya posibilidad de generar
salida explosiva o a presión de sangre o líquidos corporales: drenaje de abscesos, atención de
heridas, partos, punción de cavidades entre otros, durante la atención de cualquier paciente.
(Gardner ID, op cit, 1980).
Es importante disponer de los elementos necesarios para llevar a cabo una reanimación
cardiorrespiratoria, por lo que todos los equipos de resucitación tienen que estar listos para
asistir a las personas que requieran esta medida y de ese modo disminuir las prácticas de esta
maniobra boca a boca.
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Evitar accidentes con agujas, bisturís y cualquier elemento corto punzante. Para esto se
recomienda, además del cuidado, evitar todo procedimiento de reempaque de agujas, ruptura
de láminas de bisturí o cualquier tipo de manipulación diferente del uso indicado.
Todos estos elementos deben descartarse en recipientes de pared dura dispuestos en cada
servicio para este fin.
Si fuera necesario se utilizará desinfectantes de probada efectividad, después de la limpieza de
superficie u otro material.
Cuando el personal de salud presente lesiones exudativas o dermatitis, debe evitar el contacto
directo con el paciente y la manipulación de equipos para el cuidado de ellos.
Evitar accidentes con agujas, bisturís
y cualquier elemento corto punzante. Para ello se
recomienda, además del cuidado, evitar todo procedimiento de reempaque de agujas, ruptura
de láminas de bisturí o cualquier tipo de manipulación diferente del uso indicado.
Todos estos elementos deben descargarse en recipientes de pared dura dispuestos en cada
servicio para este fin.
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Si es necesario se utilizará desinfectantes de probada efectividad, después de la limpieza de
superficie u otro material.
Cuando el personal de salud presente lesiones exudativas o dermatitis, debe evitar el contacto
directo con el paciente y la manipulación de equipos para el cuidado de ellos.
En los materiales revisados no se ha encontrado que exista un mayor riesgo de contraer
infecciones en trabajadoras de la salud embarazadas en relación a las no embarazadas, sin
embargo, si una trabajadora de la salud desarrolla una infección por VIH durante el embarazo,
se corre el riesgo de infección perinatal. (Gardner ID, op cit, 1980).
Por tal motivo, las trabajadoras de la salud embarazadas deberán extremar las precauciones
para evitar una contaminación accidental.
3.7.3.5 Diversos líquidos y procedimientos que deben cumplir las normas de bioseguridad.
Entre los líquidos se destacan: sangre, cualquier secreción orgánica contaminada con sangre,
líquido cefalorraquídeo, ascítico, pleural, sinovial, semen.
Entre los procedimientos se destacan: endoscopía, intubación, lavado de las heridas,
procedimientos dentales, punción arterial y venosa, implantes con catéteres vasculares,
aspiración de traqueotomías, punción lumbar. (Nicolle LE, et al, 1992).
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La material fecal, las secreciones nasales, el esputo, la orina, las lágrimas y el vómito no se
consideran líquidos de precaución universal, en caso de no estar contaminados con sangre, la
saliva tampoco se considera como tal excepto en odontología, donde se maneja como si
estuviera siempre contaminada.
3.7.3.6 Actividades con potencial riesgo biológico.
Los riesgos biológicos pueden ser clasificados de acuerdo a las áreas del hospital de la siguiente
manera. (Nicolle LE, et al, op cit, 1992):

Producción de aerosoles. La manipulación de diferentes tipos de líquidos puede generar
gotas de diverso tamaño, lo cual se puede presentar cuando una burbuja estalla, cuando
se separan dos líquidos entre los cuales se encuentra una película líquida, cuando se
vierte un líquido sobre otro.

Vertidos y rupturas de recipientes. Los derrames de líquidos contaminados por
centrifugación, mezclado, homogenización, trasvasamiento, manejo de recipientes y la
rotura de tubos y placas de cultivo pueden contaminar grandes áreas de trabajo y
generar infecciones mano – boca, oculares, lesiones cutáneas e incluso infecciones
sistémicas por vía conjuntival.

Pipeteo. Esta práctica representa grandes riesgos de infección cuando se realiza con la
boca, ya que puede ocurrir ingestión directa de agentes patógenos. El pipeteo puede
dar lugar a la formación de aerosoles.
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
Apertura de ampollas. En el proceso de aperturar ampollas se puede generar una
dispersión al medio ambiente de material infectante, sólido o líquido.

Heridas o auto inoculaciones. En mal manejo de las agujas y los accidentes con vidrios
infectados o material corto punzante pueden conducir a la inoculación de agentes
patógenos.

Portadores. Los gérmenes son susceptibles de alojarse en diferentes partes del cuerpo
humano, principalmente en la nasofaringe, el tracto digestivo, el tracto urinario, etc.
Esto hace del portador un factor de peligro para la propagación de la infección, puesto
que al permanecer inadvertido, no está sujeto a medidas adicionales de control.

Admisión de pacientes infectados. Constituye una causa importante en la aparición de
infecciones intrahospitalarias, en este sentido es necesaria una investigación de fondo, y
si se lograra comprobar se hace imperativo seguir las medidas de aislamiento de
acuerdo al caso.

Personal del hospital. Cualquier persona que pueda presentar un síndrome infeccioso o
ser portador;

Visitas. Es una causa de menor importancia se puede evitar tomando las medidas de
seguridad pertinentes en las diferentes áreas de la institución.
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
Vectores. La infección puede ser transmitida a través de artrópodos y otros
invertebrados que depositan material infectante al picar la piel, las mucosas o al estar
en contacto con alimentos y objetos diversos.

Elementos inertes. Debido a la esporulación de los gérmenes, estos pueden permanecer
vivos durante largo tiempo en el suelo, el polvo, tanques de almacenamiento de agua, y
en general, en cualquier recipiente u objetos.
Los riesgos de infección no son iguales en todas las áreas del hospital, sino que dependen del
tipo de trabajo realizado en cada una de ellas, lo que está condicionado por la peligrosidad de
los gérmenes con que se trabaja de acuerdo a sus características de patogenicidad, vía
fundamental de infección y potencial difusión.
3.7.3.7 Normas de bioseguridad hospitalaria.
En todos los hospitales debe existir una comisión de bioseguridad que garantice el cumplimiento
de las normas de protección, el seguimiento y la educación permanente de todo el personal.
(Buckingam shire Health Authority, 1995).
Además de vigilar estrictamente el cumplimiento de todas las normas de precaución universal,
deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones, de acuerdo al área de atención.
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3.7.3.7.1
Medidas de bioseguridad en laboratorio, banco de sangre y toxicología.
Los laboratorios y bancos de sangre son sitios expuestos permanentemente a riesgos
potenciales, que obligar a implementar ciertas normas para ofrecer seguridad a quienes laboran
en los mismos y a quienes por necesidades de servicio acuden a los mismos. (Aiken LH, et al,
1997).
Toda persona que manipule muestras, realice procedimientos de sangría o procese material
contaminado con sangre o líquidos corporales, debe estar entrenado acerca de los riesgos
laborales y la manera de evitarlos, de igual manera debe existir un comité de bioseguridad que
garantice la educación permanente de todo el personal, vigile el cumplimiento de las normas y
establezca sanciones para quienes no las cumplan.
Las superficies de trabajo deberán ser lisas y se descontaminarán por lo menos una vez al día y
cada vez que haya contaminación con sangre, hemoderivados o cualquier otra sustancia
potencialmente peligrosa, con hipoclorito de sodio a 1.000 partes por millón u otra de
comprobada eficacia, aceptada por la institución.
Todas las personas que intervengan en la obtención, manejo y procesamiento de la sangre,
deben usar delantal y guantes, las mascarillas y las gafas se emplean durante los procedimientos
que pueden contaminar las mucosas, como el montaje de pruebas, la inoculación de tubos de
medios de cultivo, la mezcla de sustancias, la agitación de soluciones y el empleo de ultrasonido.
(Aiken LH, et al, op cit, 1997).
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Desecho de los guantes cada vez que se detecte roturas, lave sus manos y colóquese guantes
nuevos.
Nunca tocar los ojos, las narices o la piel expuesta con las manos enguantadas.
Nunca abandonar el puesto de trabajo ni caminar por el laboratorio con los guantes puestos.
Lavar las manos con agua y jabón al ingresar el área de trabajo después de haber manipulado
material o animales infectados, inmediatamente después de cualquier contaminación y de
haber terminado el trabajo.
Usar una bata de laboratorio, son preferibles las batas cruzadas. Este vestuario de protección
debe quitarse en el laboratorio cuando sala a áreas fuera del mismo. Las prendas contaminadas
se desinfectarán mediante procedimientos apropiados.
El laboratorio debe mantenerse limpio, ordenado y libre de materiales y equipos que no tengan
relación con el trabajo.
Los tubos empleados para obtener muestras de sangre o líquidos orgánicos deben estar en
óptimas condiciones, con bordes íntegros para evitar accidentes corto punzantes y con tapón de
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caucho que ajuste bien para prevenir derramamiento de la muestra durante el transporte al
área de procesamiento. (Aiken LH, et al, op cit, 1997).
Colocar las muestras en gradillas bien construidas y tapar los tubos herméticamente para evitar
contaminar la superficie externa o la orden de examen. En casos de enviar muestras fuera del
laboratorio, empacar el tubo en otro paciente que sea resistente de tal manera que, en caso de
quebrarse el tubo con la muestra, el mensajero o la persona implicada no tengan riesgo de
contaminarse.
En ninguna circunstancia, procedimiento o sección de laboratorio está aceptado pipetear con la
boca; en todas las áreas deben existir pipeteadores mecánicos.
Todos los procedimientos técnicos deben ser ejecutados de una forma que minimice la creación
de aerosoles, goteos, salpicadotes o derrames.
El lugar destinado para comer, beber tinto, fumar o descansar debe estar fuera del área de
trabajo con muestras; estas actividades no deben realizarse mientras se procesa las muestras.
El empleo de instrumentos corto punzantes debe limitarse al mínimo posible y siguiendo las
recomendaciones ya descritas para su manejo. Las agujas y jeringuillas usadas y otros objetos
punzantes deben colocarse en un contenedor resistente a los pinchazos. No se debe quitar las
agujas de las jeringas.
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El material contaminado debe depositarse en soluciones desinfectantes, la ideal es hipoclorito
de sodio a 5.000 partes por millón, antes de ser enviado al área de lavado. Una vez que esté allí,
se procederá de acuerdo con lo recomendado anteriormente para instrumental equipos o
cualquier tipo de material sucio. El material corto punzante desechable debe ser incinerado en
el laboratorio para evitar el riesgo de accidentes a los recogedores de basura, de no existir
incinerador, debe ir al autoclave de material sucio en recipientes resistentes, para después
descartarlo en la bolsa de material de riesgo biológico para ser llevado a la disposición final.
(Aiken LH, et al, op cit, 1997).
Las superficies sucias con sangre o los equipos donde se quiebren los tubos deben limpiarse con
una solución de hipoclorito de sodio a 5.000 partes por millón.
Las personas que tengan algún tipo de accidente por trauma corto punzante o contaminación de
mucosas deber informarlo inmediatamente para proceder de acuerdo con las recomendaciones
establecidas.
3.7.3.8 Servicios de urgencias.
Los servicios de urgencias atienden a una gran cantidad de pacientes politraumatizados, lo cual
incrementa el riesgo de contacto con sangre y por ello obliga al personal a estar
permanentemente preparado y con el material de barrera (guantes, mascarillas), fácilmente
disponible para poder respetar y cumplir las normas de bioseguridad en momento de mayor
riesgo por el estrés y apremio de las conductas que deben tomarse. (Astarloa L et al, 1988).
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Para esto, es necesario que permanezcan en el servicio delantales plásticos protectores, guantes
(no estériles), gafas protectoras y mascarillas disponibles, por su llegaran a requerirse.
Los guantes se cambian por unos estériles en el momento que el procedimiento lo requiera.
Todos los procedimientos que se realicen al paciente deben hacerse de acuerdo con lo descrito
en las normas de precaución universal.
El material corto punzante contaminado con sangre o secreciones debe descartarse en
recipientes de pared dura que contengan un desinfectante apropiado, como el hipoclorito de
sodio; posteriormente se someterá al proceso de lavado y esterilización. Nunca debe caer al
suelo o a la basura sin haber sido desinfectado. Es interesante tener en cuenta que las basuras
son recogidas por personal no profesional y manipuladas al salir del hospital por las personas
que viven del reciclaje. (Astarloa L et al, 1988).
Las gasas, los apósitos y la ropa contaminada se descartan en bolsas de plástico marcadas y bien
cerradas para ser enviadas al a lavandería.
Los equipos de ventilación, cánulas, tubos endotraqueales y en general, el material de atención
de urgencias que entra por la vía oro nasal del paciente, se le aplica desinfectante antes de ser
enviados a lavado y esterilización.
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Los guantes usados deben descartarse inmediatamente, aparte de otro material y en un
recipiente con hipoclorito de sodio, antes de ser enviados al proceso de lavado o de descartar
como materiales desechables. El lavado repetido y el contacto con productos químicos
deterioran la calidad de los guantes y les produce pequeñas porosidades, no detectables a
simple vista pero que permiten la penetración de líquidos, causando un riesgo para el trabajador
de salud. (Astarloa L et al, 1988).
Las camillas deben limpiarse con soluciones de hipoclorito de sodio y después deben lavarse
normalmente con agua y jabón. Cuando ocurra derrame accidental de sangre y fluidos
corporales deben utilizarse elementos de protección, bata, guantes, se debe cubrir el área con
una toalla desechable y compresa y aplicar una cantidad suficiente de hipoclorito de sodio a
5.000 ppm, dejarse por 20 minutos, al final de lo cual se procede a realizar la limpieza final con
agua y jabón. (Astarloa L et al, 1988).
3.7.3.9 Salas de hospitalización.
Las medidas descritas anteriormente son válidas para la bioseguridad en las áreas de atención al
paciente hospitalizado, además de la gran importancia que toman en este lugar las normas de
precaución universal. (Birnbaun D, et al, 1988).
El material corto punzante y los objetos que entren en cavidades del paciente deberán
colocarse siempre en soluciones desinfectantes antes de ser enviadas fuera de la sala.
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Los termómetros se deben lavar con agua y jabón después de usarlos y permanecer en una
solución desinfectante tipo yodóforo o alcohol solo o con clorhexidina al 0,5%.
Los tensiómetros o fonendoscopios no requieren medidas especiales, excepto si se contaminan
con sangre, en cuyo caso el brazalete del tensiómetro se envía a lavar. El resto del equipo se
limpia con agua y jabón y se desinfecta con productos efectivos. (Birnbaun D, et al, op cit, 1988).
Los tubos que contengan muestras para laboratorio deberán estar limpios por fuera y en ningún
momento deben tener sangre, se remitirán bien tapados y dentro de un recipiente plástico con
gradilla incorporada.
3.7.3.10
Quirófanos y salas de parto.
El tratamiento quirúrgico de tejidos, cavidades u órganos y la reparación de heridas traumáticas
mayores son procedimientos que exigen la protección del personal de salud basado en los
siguientes patrones, Burnett G, et al (1981):

En salas de cirugías, partos, urgencias y en consultas externas.

Durante partos normales, cesáreas y procedimientos ginecológicos o urológicos
invasivos en los que pueda haber contacto con sangre, semen o secreciones vaginales.

En procedimientos angiográficos o no de cateterismo cardíaco.

En la manipulación o extracción de tejidos orales o periorales durante los cuales puede
ocurrir sangrado.
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
Durante toda la manipulación de la placenta, el niño y el cordón umbilical, hasta que
toda la sangre y el líquido amniótico hayan sido eliminados.
Todas las medidas de precaución universales deben ser aplicadas estrictamente en cada
uno de los eventos anteriores, siendo estas las precauciones mínimas para cualquier
procedimiento invasivo. (Burnett G, et al, op cit, 1981).

Todos los trabajadores de la salud que participen en un procedimiento invasivo
deberán evitar el contacto de su piel o mucosas con la sangre o líquidos corporales
del paciente mediante procedimientos de barrera como:
o
Guantes y mascarillas.
o
Delantales plásticos que impidan el contacto de la piel y las mucosas con los
líquidos que salpican o salen en forma explosiva.
o
Protectores oculares o faciales que protejan la mucosa oral y ocular de las
salpicaduras de sangre o líquidos corporales y de las esquirlas óseas que
puedan producirse.
o
Al reportarse la ruptura de un guante o un trauma corto punzante, debe
cambiarse el guante tan pronto como sea posible, la aguja o instrumentos
involucrados deben retirarse inmediatamente del campo quirúrgico.
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
Observar un estricto cuidado en la técnica quirúrgica y evitar la entrega a ciegas de
instrumentos corto punzante.
Finalizado el procedimiento con las medidas de bioseguridad para prevenir infecciones en el
personal de la salud, es vital la continuación de la vigilancia en el proceso de organización y
limpieza del quirófano o la sala de partos, con la finalidad de proteger con la misma eficiencia el
resto del personal. (Burnett G, et al, op cit, 1981).
La ropa y el material de apósitos y gasas se empacarán en bolsas plásticas resistentes e
impermeables, las cuales se transportan cerradas a la lavandería. La ropa no puede clasificarse
en ningún lugar diferente al área de lavado.
Para la desinfección de los equipos de anestesia, cirugía, obstetricia, u otros que hayan sido
empleados durante el acto quirúrgico, es necesario limpiarlos con un desinfectante [hipoclorito
o gluteraldehido al 2%], los enjuagues de los equipos y los objetos o instrumentos se recogen en
bolsas y se envían al área de lavado, este procedimiento debe hacerse siempre con la seguridad
de guantes. (Burnett G, et al, op cit, 1981).
El método escogido para la desinfección dependerá del tipo de material y el uso que haya
tenido. Para los objetos o instrumentos termolábiles
se utiliza el óxido de etileno o los
productos químicos debidamente recomendados.
3.7.3.11
Precauciones en la cocina.
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Los pacientes con VIH pueden recibir sus alimentos en los utensilios destinados en el hospital
para los pacientes en general.
Los manipuladores de alimentos deben cumplir con el programa institucional dentro de un
programa general para la adecuada conservación y manipulación de los alimentos.
Es vital que todos tengan una revisión médica y exámenes de laboratorio semestrales que
incluyan: coprológicos, coprocultivos, frotis y cultivos nasofaríngeos, cultivo de manos y uñas y
estudios de BK a los sintomáticos respiratorios. (Gardner P, et al, 1985).
No se necesitan precauciones especiales en relación a la vajilla y bandejas, a menos que exista
contaminación visible por material infeccioso como sangre, secreciones o fluidos corporales,
3.7.3.12
Precauciones en la unidad de diálisis.
Las precauciones en el manejo de la sangre y de los fluidos corporales deben seguirse en el
manejo de todos los pacientes en diálisis. (Lennette B, et al, 1991).
Todo el personal de la unidad de diálisis debe estar inmunizado contra la hepatitis B como
obligación al momento de iniciar sus trabajos en las mismas.
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Las estrategias de desinfección para los canales de líquidos dializantes de las máquinas de
hemodiálisis, han sido diseñadas para controlar la contaminación bacteriana y por lo general
emplean de 500 a 700 ppm de hipoclorito de sodio durante 30 – 40 minutos o emplean 1,5% a
2% de formaldehído durante la noche. (Lennette B, et al, op cit, 1991).
No es necesario cambiar estos procedimientos cuando se trata de pacientes en diálisis
infectados con VIH.
El paciente infectado con el VIH o el VHB puede ser intervenido [dializado] por hemodiálisis o
diálisis peritoneal y no es necesario aislarlo de otros pacientes. La reutilización del dializador es
una alternativa que se emplea en ciertas instituciones, en este sentido, un dializador específico,
para un paciente específico, se remueve, se limpia y se desinfecta y se emplea nuevamente en
“el mismo” paciente. (Lennette B, et al, op cit, 1991).
3.7.3.13
Medidas de bioseguridad.
Es obligatorio que todo el personal emplee delantal plástico protector y que mantenga el
cabello recogido durante la jornada de trabajo. (Mandel G, et al, 1993).
El empleo del delantal largo impermeable, botas plásticas, mascarillas, guantes para el manejo
de ropa sucia hospitalaria.
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La ropa contaminada debe desinfectarse con hipoclorito de sodio a 1.000 partes por millón o
esterilizada en autoclave antes de ser sometida al lavado.
Las superficies de trabajo deben desinfectarse diariamente y cada vez que se ensucien con
sangre o líquidos corporales y secreciones, con hipoclorito de sodio de 500 a 1.000 ppm de cloro
libre.
El personal debe lavarse las manos al ingresar y salir del área y después de cada procedimiento,
de ser posible con jabón yodado o clorhexidina.
Es recomendable, evitar el contacto con material contaminado. En caso de reportarse cualquier
accidente laboral o contacto con material contaminado debe ser registrado investigado y
evaluado debidamente.
Con relación a la ropa deben ser valoradas las siguientes precauciones. (Mandel G, et al, op cit,
1993):

A pesar de que la lencería ha sido identificada como fuente de gran número de
microorganismos patógenos, el riesgo real de transmisión a través de ella es
insignificante.
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
No se debe tocar la ropa sucia más de lo indispensable y no debe moverse mucho para
prevenir una mayor contaminación microbiana del aire y de las personas que trabajan
con estos materiales.

Toda la ropa sucia se debe guardar en bolsas plásticas, particularmente las manchadas
con sangre y líquidos corporales para evitar filtraciones en el área donde fue utilizada.
Es importante comprender que no se debe clasificar o enjuagar en las áreas de atención
del paciente.
3.7.3.14
Precauciones durante las autopsias y servicios funerarios.
Por demás de las precauciones universales con la sangre y los fluidos corporales ya mencionadas
se deben tomar las siguientes precauciones cuando se realizan procedimientos post mortem
(Velez H, et al, 1991).

Todas las personas que realizan los procedimientos post mortem y los ayudantes deben
emplear guantes, máscaras, protectores de ojos, batas y delantales de material
impermeable.

Los instrumentos y las superficies contaminadas durante estos procedimientos deben
descontaminarse empleando los químicos germicidas adecuados.

Las muestras de tejido se procesarán siguiendo las mismas precauciones que las
señaladas para el laboratorio.

La autopsia se debe realizar en la última hora de la tarde, de modo que la sala se pueda
desinfectar correctamente.
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
El personal que realizó el trabajo debe avisar al servicio cuando desocupe la camilla para
que realice la correspondiente desinfección.
3.7.3.15
Precauciones especiales en odontología.
En el servicio se aplicarán las normas de precaución universal ya mencionadas y se considerarán
potencialmente infectantes, la sangre, la saliva y, en general, los líquidos orales de todos los
pacientes atendidos. (Velez H, et al, op cit, 1991).
Las medidas que se mencionarán a continuación refuerzan lo expresado hasta el momento y
minimizan los riesgos del personal de odontología de infectarse y/o diseminar patógenos
sanguíneos.
La historia clínica debe ser cuidadosa, actualizada periódicamente y además se debe educar al
paciente para que suministre oportunamente la información sobre nuevos acontecimientos
referentes a la salud.
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De inmediato, al iniciar cualquier intervención al paciente se le debe indicar cepillar sus dientes
o efectuar un enjuague oral con un antiséptico bucal durante un mínimo para disminuir su flora
entre el 90 y el 95%.

Siempre se utilizarán protectores plásticos tanto para el odontólogo como para el
paciente.

En los procedimientos que generan aerosoles se utilizarán sistemas de evacuación de
alta velocidad.

Los puntos de los succionadores deben ser plásticos desechables y ser cambiados entre
cada paciente. En los casos en que se empleen puntas metálicas para poder ser
sometidos a proceso de esterilización.

Para mantener adecuadas medidas de bioseguridad en el consultorio es indispensable
para el odontólogo cuente con un asistente.
Las piezas de manos, sus aditamentos y las mesas deben esterilizarse después de cada paciente,
es posible que haya aspiración de sangre, saliva, secreciones gingival a través de dichos
aditamentos o de la línea de agua.
Los aditamentos de las fresas que no pueden esterilizarse deberán ser por lo menos purgados
con agua y limpiados con un germicida químico adecuado y luego de transcurrir el tiempo
requerido para su acción, enjuagarlos.
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Los utensilios de mano se deben limpiar al inicio del día y después de su uso con cada paciente.
Se deben seguir las recomendaciones del fabricante en lo referente al uso y mantenimiento de
las líneas de agua, las válvulas de inspección y el enjuague de los utensilios de mano. Se deben
tomar las mismas precauciones con los escarificadores ultrasonidos y con las jeringas de aire y
agua. (Velez H, et al, op cit, 1991).
Se deben limpiar cuidadosamente la sangre y la saliva de todo material que se haya empleado
en la boca, en especial antes de pulir los dispositivos intraorales. Los materiales, impresiones y
los dispositivos intraorales contaminados, también deben desinfectarse antes de ser enviados al
laboratorio dental y antes de colocarse en la boca del paciente.
Debido a la creciente variabilidad de materiales dentales que se emplean en la cavidad oral, los
profesionales de salud oral consultarán con los fabricantes la estabilidad de los materiales ante
los distintos desinfectantes.
El equipo en odontología y las superficies que son difíciles de desinfectar y que puedan
contaminarse deben envolverse en papel impermeable, en papel de aluminio o en envoltura
plástica transparente.
Todos estos protectores deben retirarse y reemplazarse por protectores nuevos después de
usarlos con cada paciente.
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Los aditamentos difíciles de esterilizar como mangueras y partes de equipos, se purgarán con
abundante cantidad de agua y una solución desinfectante.
Las superficies externas se limpiarán con solución desinfectante.
El instrumental de odontología debe ser desechable, si fuera posible. En caso de no ser posible
se deben esterilizar de acuerdo a las normas empleadas en material quirúrgico.
Las medidas antes señaladas
se aplican con todos los pacientes, con independencia del
diagnóstico establecido, se empleará solo en las personas con infecciones conocidas por
patógenos sanguíneos tales como: VIH, VHB, VHC, incremento en el riesgo laboral y del personal
de odontología, y la posibilidad de diseminarlos.
3.7.3.16
Medidas de seguridad para el personal de mantenimiento.
El lavado de manos con especial énfasis luego de asistir a las áreas de atención de pacientes.
(Organización Mundial de la Salud. Remisión consultiva sobre SIDA, lugar de trabajo, 1988).
Todo el personal que labora en estas áreas debe usar uniforme protector durante la jornada de
trabajo, con el fin de disminuir el riesgo de transporte de patógenos fuera del área de trabajo.
Usar guantes, botas, anteojos o máscaras protectoras cuando la función asignada así lo requiera.
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Usar guantes para las tareas de aseo en patios y jardinería. Evitar la exposición innecesaria a
agentes potencialmente infecciosos tales como muestras de laboratorio, banco de sangre,
patología, etiología y toxicología entre otros.
En el área de trabajo, no fumar, comer o guardar alimentos. Evitar heridas accidentales con
instrumentos corto punzantes contaminados con sangre u otro fluido corporal.
Prevenir el contacto con material contaminado con sangre, líquidos corporales o secreciones, al
igual que con toda superficie, material u objetos expuestos a ellos.
Todo accidente laboral o contacto con pacientes infectados debe registrarse, investigarse y
avaluarse debidamente.
3.7.3.17
Medidas de seguridad para el resto del personal.
Se recomienda el uso de uniformes protectores y mantener el cabello recogido durante la
jornada de trabajo. Usar bata, gorro, guantes, mascarillas y polainas para la limpieza de sitios
ocupados por pacientes infectados o contaminados que ofrecen riesgo de infección.
(Organización Mundial de la Salud. Remisión consultiva sobre SIDA, lugar de trabajo, op cit,
1988).
Lavarse las manos al ingreso al área de trabajo, al salir de la misma y cada vez que realice un
procedimiento.
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Evitar exponerse innecesariamente a agentes contaminantes contenidos en la sangre y otros
líquidos corporales (orina, materia fecal, saliva, sudor) o con una superficie material u objeto
expuesto a ellos.
3.7.3.18
Exposición ocupacional al VIH – VHB.
Todo el personal que tenga riesgo de exposición a sangre o fluidos corporales que contengan
sangre visible, debe ser educado acerca de qué es una exposición, como prevenir exposiciones
accidentales mediante la adopción de las normas de bioseguridad, cuáles son las primeras
medidas a tomar después de una exposición y a dónde se debe dirigir para el seguimiento clínico
– médico, las conductas a seguir y las pruebas serológicas que se indican y donde realizarlas.
(Organización Mundial de la Salud. Remisión consultiva sobre SIDA, lugar de trabajo, op cit,
1988).
3.7.3.19
Clasificación de la exposición.
3.7.3.19.1 Exposición clase I.
Se incluyen aquellas exposiciones a sangre o fluidos corporales con sangre visible, semen,
secreciones vaginales, leche materna y tejidos a través de membranas mucosas, piel no intacta o
lesiones percutáneas.
a) Exposiciones percutáneas. Ocurre a través de la piel, por ejemplo pinchazos con agujas o
lesiones con objetos cortantes, mordeduras humanas y rasguños.
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b) Exposiciones en membranas mucosas. Ocurre a través de salpicaduras o aerosolización
en membranas mucosas, como la boca, ojos, nariz, boca.
c) Exposiciones en piel no intacta. Incluye contacto sobre lesiones exudativas, dermatitis.
3.7.3.19.2 Exposición clase II.
Incluye la exposición percutánea, en membranas mucosas y piel no intacta a orina, saliva,
lágrimas, vómitos, esputo, secreciones nasales, drenaje purulento, sudor y heces fecales que no
tengan sangre visible.
3.7.3.19.3 Exposición clase III.
Son exposiciones de piel intacta a sangre u otros fluidos del cuerpo que contienen sangre visible.
Los siguientes ejemplos no se consideran importantes:

Permanencia en la misma habitación con una persona infectada con VIH y VHB.

Contacto casual con una persona infectada por VIH o VHB.

Compartir el baño.

Ser picado por mosquitos u otros insectos en la misma habitación de una
persona infectada.
3.7.3.20
Manejo de las infecciones ocupacionales con VIH y VHB.
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Cada incidente de exposición ocupacional a la sangre o fluidos corporales que requieran
precauciones universales debe ser considerado una emergencia médica. (Organización Mundial
de la Salud. Normas de bioseguridad para Laboratorios, 1992).
Todos los trabajadores de la salud deben conocer la importancia de informar inmediatamente
una exposición ocupacional al VIH y tener garantías de la confidencialidad y el respeto con que
debe ser tratado.
Acciones a tomar luego de un accidente, (Organización Mundial de la Salud. Normas de
bioseguridad para Laboratorios, op cit, 1992):
3.7.3.20.1 Lavado del área expuesta.
-
Exposición percutánea. Lavar de inmediato el área expuesta con agua
y jabón germicida, en caso de que la herida esté sangrando, apretarla
y estimularla al sangrado, si el área corporal lo tolera. Luego aplique
solución desinfectante posterior al lavado.
-
Exposiciones en mucosas. Lavar profusamente el área con agua o
solución salina.
-
Exposición en piel no intacta. Lavar el área profusamente y aplicar
solución antiséptica.
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-
Exposición en piel sana. Lavar simplemente el área con agua y jabón
profusamente.
3.7.3.20.2 Evaluación del accidente.
El comité de bioseguridad o de Salud ocupacional debe tener registro de todos los accidentes
laborales que se presenten en la institución, para esto, es preciso dejar consignado en la historia
clínica del trabajador. (Organización Mundial de la Salud. Normas de bioseguridad para
Laboratorios, op cit, 1992)
-
Fecha de la exposición.
-
Tipo de actividad que el empleado realizaba al momento del
accidente.
-
El área expuesta y la magnitud de la exposición: piel sana o con
solución de continuidad, conjuntivas, mucosa oral, etc.
-
Detalle de la fuente de exposición, si se conocía su positividad para el
VIH, si se conoce exactamente al paciente y es localizable. Debe ser
solicitada la autorización por parte del paciente para realizar la
prueba de anticuerpo al VIH.
3.7.3.20.3 Evaluación y manejo de exposiciones.
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Cada exposición deberá ser evaluada para determinar la necesidad de seguimiento. Una vez
ocurrido el accidente debe ser inmediatamente documentado y diligenciar personalmente el
formato establecido para el mismo, (Perlmutter BL, et al, 1997).
3.7.3.20.3.1Exposición clase I.
El riesgo de infectarse con el VIH o el VHB después de una exposición clase I está bien definido,
por lo cual debe proporcionar seguimiento médico estricto, medidas necesarias y evaluaciones
serológicas.
3.7.3.20.3.2Manejo de la exposición clases II y III.
El riesgo de adquirir la infección por el VIH y VHB, luego de una exposición clase II – III es menos
probable, por lo cual el manejo no justifica el procedimiento descrito en las exposiciones clase I.
3.7.3.21
Inmunizaciones.
El personal de salud en especial aquellos que laboran en las áreas críticas y semicríticas deben
tener el siguiente grupo de biológicos administrados. (Center for Disease Control. Update:
Universal precautions for…, 1988):

Hepatitis B.

Meningococo B y C.
 Triple viral.
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
Difteria.
Para los que laboran en una institución se deben crear los mecanismos para que reciban estas
inmunizaciones.
Para quienes ingresan esto debe ser un requerimiento de admisión. Los estudiantes y personal
en entrenamiento deben tener inmunizaciones contra las enfermedades mencionadas
previamente.
3.7.3.21.1 Hepatitis B.
Las medidas de protección para la hepatitis B incluyen las precauciones universales para la
manipulación adecuada de sangre y otros fluidos corporales, de elementos de trabajo o
superficies contaminadas, la inmunoprevención y la profilaxis post exposición. (Center for
Disease Control. Update: Universal precautions for…, op cit, 1988).

Todas las personas que se vinculen al medio hospitalario, como profesionales,
trabajadores de la salud y particularmente aquellos sometidos a alto y mediano riesgo
de contacto con el VHB, por su acción en áreas críticas, deben recibir la vacunación
contra la hepatitis B antes del ingreso o en el periodo inmediato a él.

Por considerarse personas de alto riesgo es necesaria una rápida inmunización con el
esquema de 0, 1, 2, con vacunas que contengan 20 g/dosis. En realidad, no es prioritario
el estudio prevacunación de marcadores para VHB, excepto en personas residentes en
áreas con tasas superiores al 15 – 20% de infección, es conveniente 15 a 30 días después
de concluida la vacunación, la determinación cuantificación de los anticuerpos anti –
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superficies (Anti-HBsAg) con la finalidad de establecer los niveles de protección, los
cuales siempre deben ser superiores a 10 uI/L.

La profilaxis post exposición por accidente laboral con casos probables, confirmados o
portadores del virus de la hepatitis B requiere de informe y atención inmediatos y se
seguirán las instrucciones detalladas con anterioridad.

Una vez finalizado el esquema de vacunación con las 3 dosis se deberá cuantificar la
respuesta del anticuerpo con el marcador específico de anti – HBsAg, cuyos valores de
seroprotección deben ser superiores a 10 uL.
3.7.3.21.2 Meningococo.
La enfermedad meningocócica se encuentra ampliamente distribuida. En algunos países han
ocasionado importantes epidemias que han afectado a niños, adolescentes y adultos e incluso
profesionales de la salud. (Wolff M, 1997).
El personal de salud puede, de este modo, convertirse en portador o enfermar con serias y
fatales consecuencias para la salud.
La vacunación contra el meningococo B, se indica para los trabajadores de la salud,
particularmente a quienes tengan contacto directo con enfermos de forma cercana que
padezcan de meningitis o enfermedad meningocócica.
La vacuna antimeningocócica B, C, puede aplicarse desde los tres meses de edad en un esquema
único, independientemente de la edad del niño. La vacunación consiste en dos dosis de la
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vacuna por vía intramuscular en el deltoides, con un intervalo de 6 a 8 semanas entre la primera
y la segunda dosis. (Wolff M, op cit, 1997).
La inmunización con esta vacuna podría erradicar el estado portador, pero este efecto se
observa a largo plazo. Por consiguiente, en epidemias cuando se detectan los casos y se inicia la
intervención, debe utilizarse la quimioprofilaxis además de la vacunación.
Es importante precisar que la quimioprofilaxis, en los contactos íntimos de los casos de
meningococos, pretende controlar al portador posible responsable de la transmisión y la
enfermedad en el caso índice. Por esta razón, la indicación de la rifampicina no está dirigida a la
prevención de la infección por el contacto con pacientes con enfermedad meningocócica. (Wolff
M, op cit, 1997).
3.7.3.22
El aislamiento.
El aislamiento de los enfermos se practica en el hospital con el fin de prevenir la diseminación
de microorganismos y el contagio de enfermedades infecciosas entre los demás enfermos, los
visitantes y el personal del centro hospitalario. (Wolff M, op cit, 1997).
La propagación de las infecciones está condicionada por los siguientes factores:

La fuente de infección, puede ser originada por los mismos enfermos, los visitantes o los
empleados, las personas con enfermedad activa o en periodo de incubación,
portadores, objetos contaminados y la flora endógena del enfermo.
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
El mecanismo de transmisión, por lo general ocurre por contacto directo, por medio de
un vehículo o por medios contaminados, por el aire o por los vectores.

El huésped susceptible, se valora la condición del enfermo y los tratamientos que el
mismo ha estado recibiendo.
3.7.3.23
Categorías de aislamiento.
Para clasificar estos, es vital identificar los mecanismos de transmisión y/o la vía de excreción
del microorganismo. (Arroyave ML, 1999).
3.7.3.23.1 Aislamiento estricto.
El propósito del mismo es prevenir la transmisión de enfermedades altamente contagiosas que
se diseminan por diferentes vías. (Arroyave ML, op cit, 1999).
Los visitantes y el personal ajeno a la unidad deben recibir instrucciones por parte de la
enfermería antes de entrar a la habitación.

Las manos se deben lavar al entrar y salir de la habitación. Se recomienda para el
lavado, usar jabón yodado o clorhexidina.

Bata, mascarilla, deben usarla todas las personas que entren a la habitación.

Guantes, se deben usar para todo contacto directo con el paciente o sus secreciones.
Algunos autores recomiendan usarlos a toda persona que entre a la habitación.
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
Precauciones especiales, con desechos de curas secreciones, ropas de cama, utensilios
personales y transporte a otras áreas. Deben desecharse o enviarse envueltos al servicio
central de suministros para la desinfección o la esterilización.

Cuidado posterior al equipo y desinfección terminal.

Habitación individual, puerta cerrada.
Entre las enfermedades que deben ser tratadas de esta manera se incluyen:

Quemaduras extensas infectadas, infecciones mayores de la piel y neumonías causadas
por Estafilococos aureus, Estreptococos beta hemolíticos del grupo A.

Difteria.

Herpes simple neonatal generalizado.

Herpes zoster diseminado.

Ántrax por inhalación.

Rabia.

Rubéola congénita.

Varicela.

Peste neumónica.
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En caso de difteria, con relación a la duración del aislamiento, debe mantenerse hasta que los
cultivos obtenidos en un intervalo de 24 horas sean negativos. Los cultivos deben iniciarse 48
horas después de suspender la antibioterapia [como recomendación especial], sin embargo
cuando el tratamiento empírico no responda se puede cultivar aún administrando antibióticos.
(Arroyave ML, op cit, 1999).
En casos de herpes simple neonatal diseminado, se mantiene mientras dure la enfermedad.
En situaciones de herpes zoster diseminado, por igual se mantiene mientras dure la
enfermedad.
En casos de infecciones por Estafilococo aureus, Estreptococos beta hemolíticos del grupo A,
mientras dure la enfermedad.
En situaciones de peste neumónica se mantiene hasta obtener un cultivo negativo después de
terminar el tratamiento.
En situaciones de rabia, mientras dure la enfermedad.
En el síndrome de rubéola congénita, mientras esté hospitalizado el enfermo, un recién nacido
con este síndrome debe mantenerse en aislamiento estricto cada vez que se admite al hospital,
hasta cumplir el primer año de edad.
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En casos de varicelas, durante 7 días después de aparecer las primeras vesículas o cuando las
vesículas se han secado.
3.7.3.23.2 Aislamiento respiratorio.
El propósito de este aislamiento es prevenir la transmisión de microorganismos aerolizados por
medio de las gotitas de saliva o los núcleos de las gotitas que se liberan al toser, estornudar o
respirar. (Arroyave ML, op cit, 1999).
Las visitas y el personal ajeno a la unidad deberán recibir instrucciones por parte de enfermería
antes de entrar a la habitación.

Las manos se deben lavar al entrar y salir de la habitación.

Mascarilla, debe usarla toda persona que entre a la habitación, excepto los no
susceptibles.

Guantes, deben usarlos las personas que manipulen secreciones.

Precauciones especiales con secreciones: saliva, escupidera, pañuelos desechables y
para el transporte de pacientes.

Cuidado posterior del equipo y desinfección terminal.

Habitaciones individuales: mantener la puerta cerrada.
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Entre las enfermedades que requieren aislamiento respiratorio se citan, incluyendo la duración
de la misma las siguientes:

Meningitis meningocócica, hasta por 24 horas posteriores al inicio del tratamiento.

Meningococemia, hasta 24 horas posteriores al inicio del tratamiento.

Rubéola, hasta 5 días posteriores a aparecer la erupción.

Sarampión, hasta 4 días posteriores a la aparición de la erupción.

Tos ferina, hasta 7 días posteriores al inicio del tratamiento.

Tuberculosis pulmonar hasta que las baciloscopías estén negativas.

Parotiditis, hasta 9 días posteriores del inicio de la inflamación glandular.
3.7.3.23.3 El aislamiento entérico.
El propósito consiste en prevenir la transmisión de aquellas enfermedades que se diseminan por
vía fecal. (Arroyave ML, op cit, 1999).

Lavado de manos antes de establecer contacto co el enfermo y después de ello.

Bata y guantes, emplearlos cuando se tiene contacto con el paciente o con material u
objetos contaminados con material fecal.

Precauciones especiales con las excretas, los recipientes recolectores, sanitarios.

Cuidado posterior del equipo y desinfección terminal.
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
Habitación individual, no es necesario si el enfermo comprende los cuidados con las
excretas.
Las enfermedades que exigen aislamiento entérico:

El cólera.

Diarrea aguda con sospecha e etiología infecciosa.

Enterocolitis infecciosa.

Fiebre tifoidea.

Gastroenteritis por E. Coli, Salmonella, Shiguella, Yersinia enterocolítica.

Hepatitis viral A – B, o indeterminada.

Poliomielitis.
3.7.3.23.4 Aislamiento de la piel y las heridas.
El propósito es prevenir la infección cruzada a través de la transmisión de microorganismos por
el contacto directo con heridas o lesiones infectadas.
Tanto los visitantes como el personal ajeno a la unidad deben recibir instrucciones por parte de
enfermería antes de entrar en la habitación. (Arroyave ML, op cit, 1999).
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
Las manos deben lavarse antes de establecer contacto con el paciente y después de ello.

La bata la usarán las personas que realicen las curaciones.

Los guantes se usarán siempre que se tenga contacto con la herida o secreciones. Se
recomienda el uso de pares de guantes, uno para quitar el vendaje usado y el otro para
aplicar el nuevo, debe lavarse las manos antes de colocarse y quitarse el segundo par de
guantes.

Uso de equipo estéril.

Precauciones especiales con materiales de curación [incineración], ropa de cama,
instrumentos y equipos de curación. Técnica de embolsado doble para vendajes y
objetos contaminados.

Cuidado posterior al equipo y desinfección terminal.

Empleo de una técnica aséptica estricta en las curaciones.

No tocar vendajes ni heridas con las manos.

Habitación individual, no es necesario si se mantienen aisladas las heridas.

Instrucción a la familia sobre el transporte y lavado de ropa contaminada.
Entre las enfermedades que exigen precauciones con la piel y las heridas se citan:

Quemaduras infectadas cubiertas o descubiertas.

Sepsis puerperal por estreptococo del grupo A con flujo vaginal.
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
Gangrena gaseosa.

Herpes zoster generalizado.

Infecciones en la piel o heridas cubiertas por vendajes cuya secreción es contenible,
incluye las infecciones por Estafilococo aureus y Estreptococo beta hemolítico del grupo
A.

Peste bubónica.
3.7.3.23.5 Precauciones con secreciones y excreciones.
La meta es prevenir las infecciones cruzadas entre el personal y los pacientes por contacto con
heridas y artículos contaminados con secreciones, para lo que se deben respetar las siguientes
recomendaciones. (Arroyave ML, op cit, 1999):

Lavado de manos y no tocar las heridas o los vendajes.

No es necesaria habitación individual.

La técnica de vendaje consiste en:
o
Lavado de manos antes de atender al paciente y después de ello.
o
Uso de equipo estéril cuando se cambien los vendajes.
o
Embolsado doble para vendajes y para equipo usado.
o
Uso de la técnica “no toques”.
Estas precauciones se aplican sólo a heridas supurantes.
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3.7.3.23.6 Aislamiento protector.
El propósito de proteger al paciente con defensas disminuidas de entrar en contacto con
microorganismos potencialmente patógenos. (Arroyave ML, op cit, 1999).

Las visitas y el personal ajeno a la unidad deber recibir instrucciones por parte de
enfermería antes de entrar a la habitación.

Lavado de manos antes de entrar y al salir de la habitación.

Bata y mascarillas, deber usarlas todas las personas que entren a la habitación.

Guantes, deben usarlos todos los que entren y tengan contacto directo con el paciente.

No se requieren precauciones especiales con los objetos del paciente, desechos o ropas,
sin embargo, se deben evitar que estos sean vehículos de infección.

Habitación individual, es necesario mantener la puerta cerrada.

En caso de ser necesario, sacar al enfermo a otras áreas del hospital, debe usar
mascarillas y otros medios para evitar contaminaciones.
Enfermedades que exigen aislamiento protector:

Agranulocitosis.

Dermatitis vesicular sin infección, con ampollas o lesiones eccematosas graves y
extensas.
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
Linfomas y leucemias.

Quemaduras extensas no infectadas, manejo con ropa estéril.

Terapia inmunosupresiva.

Pacientes en pre y post transplante.

Otros: prematuros, desnutridos, intervenciones de alto riesgo.

Sida.
Deben cumplirse estrictamente las normas de asepsia para el manejo de los pacientes. Los
pacientes con quemaduras extensas se manejan con ropa estériles.
3.7.3.23.7 Aislamiento retrógrado protector.
Este tipo de aislamiento se aplica a personas sometidas a trasplantes de médula ósea isogénicos
y alogénicos y se mantiene hasta que la médula del paciente crece.
El aislamiento retrógrado protector se divide en:

Etapa preinjerto, es cuando el paciente se somete a quimioterapia y radioterapia total.
Durante este periodo el paciente no tiene función medular y por lo tanto no existe
producción de granulocitos, plaquetas y glóbulos rojos. En este momento la infección
debida a causas endógenas o exógenas es una amenaza para el enfermo
granulocitopénico, por lo cual el enfermo requiere un aislamiento protector estricto con
las siguientes características.
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o
Aislamiento de la zona de hospitalización.
o
Estricto lavado de manos de todo el personal.
o
Uso de ropa estéril [bata, gorro, mascarilla, polainas y guantes].
o
Desinfección recurrente de la habitación.
o
Técnicas estrictas de asepsia para realizar todo procedimiento [venopunción,
cateterismo, toma de muestras, baño del enfermo, alimentación, etc.] y con los
objetos del enfermo.
o
Los cultivos se deben realizar para identificar una fuente de infección, es
importante valorar que en este periodo el enfermo no presenta pus o
inflamación debido a la falta de granulocitos.
a) Cuidado de la boca. La quimioterapia y las radiaciones pueden producir estomatitis con
hemorragias, infecciones y dolor, por lo tanto se debe prestar especial atención al
cuidado bucal, uso del cepillo dental suave o esponja dental y enjuagues de
clorhexidina.
b) Cuidado de la piel. Se debe realizar el baño con soluciones de clorhexidina y agua estéril.
a. Etapa de injerto. El día que se aplica la infusión de la médula del donante.
b. Etapa de injerto. Se espera hallar recuperación y crecimiento del injerto
medular. En esta etapa las infecciones y la reacción injerto-huésped son los
grandes riesgos.
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Durante los primeros 10 días post transplante, el 50% de los enfermos leucémicos sometidos a
injerto alogénico sufren neumonía con una mortalidad del 50 – 70%, por lo que se recomienda
una adecuada terapia respiratoria.
Debido a la inmunosupresión a la que son sometidos estos pacientes, requieren ser manejados
en áreas estériles, las cuales se dividen para tal fin:

Zona verde. Baño personal y cambio de ropa.

Zona amarilla. Lavado quirúrgico de manos, cambio de ropa estéril. Proceso de técnicas
estériles en todo procedimiento [infectología, nutrición, quimioterapia, etc.]

Zona roja. Zona de atención del paciente. Habitación desinfectada o cámara de flujo
laminar, bajo recuento ambiental, ropa estéril para el enfermo, la cama y el personal
que lo atiende. Todos los objetos en contacto con el enfermo deben ser estériles.
Alimentación parenteral o enteral estéril, la que debe ser preparada en condiciones
asépticas, de preferencia en un curto con cabina de flujo laminar.
El cuidado del enfermo debe constar de lo siguiente:

Piel, baño con jabón suave.

Boca, cepillo dental estéril.

Seda dental a-traumática.
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
Crema dental suave.

La ropa, gorro, mascarilla, batas, polainas, guantes estériles.

Manejo de excretas, sanitario en área amarilla con baja turbulencia.

Manejo de basura, debe manejarse en bolsas plásticas de acuerdo a la clasificación de
desechos y no acumularlas, sacarlas para descarte inmediato luego que se produzcan.
Es importante realizar pruebas de laboratorio para el personal que maneja los pacientes.
Cultivos:
3.7.3.24


Nasal y faríngeo.

Coprocultivos.

Antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg).

VIH.

Coprológico.
Manejo de derrames y accidentes.
Todos los derrames de material infectado o potencialmente infectado deben ser
cubiertos en primer término por material absorbente. Una solución desinfectante de
hipoclorito con una concentración de 1,0% de cloro disponible se vierte entonces
alrededor del área del derrame, luego sobre el material absorbente y dejarlo actuar por
10 minutos. La solución se retira con material absorbente y se coloca en el contenedor
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de material contaminado. La superficie, de nuevo se limpia con el desinfectante, se
usarán guantes durante el procedimiento. Se debe evitar el contacto directo de las
manos enguantadas con estos materiales, los cristales rotos o los plásticos rotos deben
ser recogidos con mucho cuidado.

Los pinchazos con agujas u otras heridas, laceraciones de la piel por derrame o
salpicadura de material de muestra, deben ser lavados abundantemente con jabón y
agua. Debe estimularse el sangrado de cualquier herida.

Todos los derrames, accidentes y exposiciones manifiestas o potenciales a los materiales
infecciosos deber ser informados de inmediato al comité de bioseguridad del
establecimiento de salud, se debe tener un registro escrito, se debe brindar apropiada
evaluación médica, vigilancia y tratamiento. (Culver J, 1997).
3.7.3.25

Manejo y disposición del material contaminado y los desechos.
Todo equipo reutilizable tal como pipetas, jeringas, cánulas, agujas, tubos de muestras y
otros, deben ser colocados en un contenedor metálico o plástico resistente a pinchazos,
en otro contenedor deben ser colocados los guantes, en el lugar de trabajo. Tal
equipamiento debe ser sometido a esterilización en autoclave o desinfección química de
alto nivel, antes de la limpieza y reprocesamiento. Durante la desinfección y limpieza
debe usarse guantes.

Las batas de laboratorio y otros vestidos de protección que se estimen estén
contaminados deben ser colocados en un contenedor separado colocado dentro del
laboratorio. Estos deben ser esterilizados en autoclave y lavados antes de re-usarlos. El
vestuario de laboratorio que se considere no contaminado debe ser lavado.
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
Los equipos desechables deben ser colocados en un contenedor plástico o metálico
resistente a los pinchazos, en el lugar de trabajo. Los materiales deben ser esterilizados
en autoclave o desinfectados químicamente en el área de trabajo.

La incineración es el método de elección
para disponer de los materiales
descontaminados y los desechos, si el incinerador está situado en los terrenos del
laboratorio y bajo su control.

El enterramiento de los materiales descontaminados y desechos en un vertedero
controlado es la única opción aceptable para deshacerse de ellos cuando es imposible o
no se permite la incineración.

Los materiales radiactivos no deberán ser incinerados. (Gardner JS, et al, 1984).
3.7.3.26
Salud de los empleados.
Entre las principales recomendaciones que se deben practicar en este sentido se incluyen:
a) Practicar un examen clínico inicial y la recolección de la muestra de suero para estudio
de anticuerpos al HIV y HVB.
b) Si un trabajador de laboratorio tiene una exposición parenteral o por la membrana
mucosa a sangre, fluidos corporales o material de cultivo viral. La fuente material
deberá ser identificada y de ser posible examinada para identificar la presencia de virus
o anticuerpos. Si la fuente material es positiva
para anticuerpos al VIH, virus o
antígenos, o no se puede confirmar, el trabajador se aconseja para informar cualquier
enfermedad febril aguda dentro de las 12 semanas posteriores a la exposición.
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c) Se deben mantener registros de cualquier enfermedad y ausencia de los trabajadores
del laboratorio. Los resultados de las pruebas de VIH de los empleados del laboratorio
deben ser confidenciales. (Goy MD, 1989).
3.7.3.27
Recomendaciones para los laboratorios serológicos.
Existen lineamientos de bioseguridad se aplican a los laboratorios serológicos, se deben
mantener los siguientes requerimientos para los equipos de laboratorios.
a) Instalaciones y equipos.
Es deseable tener un laboratorio dedicado exclusivamente al trabajo con material
contaminado por VIH. Si esto no es posible, puede delimitarse dentro del local del
laboratorio un puesto de trabajo apartado, que está claramente identificado.
b) No se requieren gabinetes de seguridad biológica para el examen serológico del material
potencialmente contaminado por VIH. Se deben usar los medios de protección de los
ojos y la cara de las salpicaduras y otros accidentes.
c) Debe brindarse un espacio amplio para la realización segura de los procedimientos de
laboratorio.
d) Las paredes, techo y piso deben ser fáciles de limpiar, impermeables a los líquidos y
resistentes a los desinfectantes empleados normalmente en el laboratorio.
e) Las cubiertas de las mesetas de trabajo deben ser resistentes a los desinfectantes,
ácidos, alcalinos, solventes orgánicos y calor moderado.
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f)
Los muebles del laboratorio deben ser lavables.
g) Debe disponerse de agua corriente en cada local del laboratorio, de preferencia cerca
de la salida.
h) Las puertas de los locales del laboratorio deben contar con cierre automático en lo
posible.
i)
No existen requerimientos específicos de ventilación, aunque los ambientes deben
mantenerse frescos y climatizados. Las ventanas que se abran, deberán ser dotadas de
mallas.
j)
En el mismo edificio que el laboratorio de VIH debe haber un autoclave para el
tratamiento de los materiales infecciosos del laboratorio y los desechos.
k) Fuera del local de trabajo deben brindarse facilidades para guardar las prendas de
vestir y artículos personales. (Goy MD, op cit, 1989).
3.7.3.28
Lineamientos para laboratorio de investigación.
Los lineamientos estándar de bioseguridad anteriores, son aplicables a éstos.
Están suplementados por los siguientes requerimientos
adicionales para instalaciones y
equipamiento de laboratorio, y por lineamientos adicionales para precauciones en el trabajo,
derrames y accidentes, y la salud de los empleados y la vigilancia médica.
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Los lineamientos están reforzados debido a que el trabajo involucra procedimientos de alta
concentración de virus. (Klein RS, 1991).
3.7.3.29
Instalaciones y equipamiento de laboratorio.
a) La entrada al laboratorio desde las áreas de acceso general se realizan a través de un
paso sanitario y de un juego de doble puerta.
b) Las superficies interiores del local (piso, paredes y techos), serán construidas de tal
forma que puedan ser limpiadas con facilidad.
c) Debe instalarse cerca de la puerta de salida un lavamanos operado con el pie, la rodilla,
el codo, o automáticamente.
d) Las puertas de acceso deben ser de cierre hermético.
e) Las ventanas en el laboratorio deben estar cerradas u selladas.
f)
Debe instalarse un sistema de conductos de ventilación para extracción de aire. El
sistema debe crear un sistema de flujo direccional de aire que lo lleve al laboratorio a
través de la entrada y lo mantenga bajo presión negativa. La salida de aire no es
recirculada, siendo descargada al exterior a través de un sistema especializado de
escape, sellado, de modo que sea extraído de las áreas ocupadas y entradas de aire. El
aire extraído debe pasarse directamente por los filtros HEPA y luego salir al exterior.
g) El aire extraído y pasado por los filtros HEPA de los gabinetes de seguridad biológica
debe ser descargado directamente al exterior o a través del sistema de extracción de
aire del edificio.
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h) Debe disponerse de un autoclave para el tratamiento de los desperdicios del laboratorio
en el propio laboratorio o dentro del edificio.
i)
Se tomarán medidas con las centrífugas, las cuales deben utilizar rotores sellados. Estos
deben ser descargados y abiertos en un gabinete de seguridad biológica. (Klein RS, op
cit, 1991).
3.7.3.30
Precauciones en el trabajo.
El acceso al laboratorio estará limitado estrictamente en todo momento a personal que trabaja
en él.
Todos los procedimientos que involucren manipulaciones de cultivo de células infectadas,
preparaciones virales concentradas y actividades que produzcan aerosoles o góticas, deben ser
ejecutadas en gabinetes de seguridad biológica. (Klein RS, op cit, 1991).
3.7.3.31
Accidentes por aerosoles.
En caso de un accidentes que desprenda un aerosol, [centrífuga o frascos dentro de ella, rotura
del homogeneizador], el trabajador del laboratorio deben aguantar la respiración y salir del local
inmediatamente, cerrando la puerta y cumpliendo lo establecido para estos casos. (Klein RS, op
cit, 1991).
Los trabajadores que visitan las prendas de protección apropiadas podrán entrar al laboratorio
30 minutos después para desinfectar el equipamiento contaminado y la habitación.
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3.7.3.32
La salud de los empleados y la vigilancia médica.
Se requiere un examen médico de todos los trabajadores del laboratorio. Se requiere también
una muestra de suero al incorporarse a este tipo de trabajo y posteriormente cada año,
constituyéndose de esta manera un banco de sueros de los trabajadores. (Donowits LG, et al,
1994).
3.7.3.33
Clasificación de los materiales de laboratorio.
Organización Mundial de la Salud, en su Manual de seguridad en el Laboratorio, (1984),
documenta que, en lo referente a la bioseguridad, el material de laboratorio puede clasificarse
en:
a) Material que puede entrañar riesgos cuando se utiliza.
b) Material de seguridad, especialmente concebido
para evitar o reducir los riesgos
microbiológicos.
Debido a que los aerosoles constituyen una importante fuente de infección, hay que esforzarse
en reducir el grado de formación de estos. En la mayor parte de las operaciones de laboratorio
en las que se mezclan, trituran, agitan, revuelven o centrifugan sustancias químicas peligrosas o
materiales infecciosos se forman aerosoles que suponen un riesgo.
El empleo de material de seguridad solo constituye una garantía de protección cuando el
operador está especialmente adiestrado para emplear dicho material y aplica escrupulosamente
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las técnicas recomendadas: el material deberá ser objeto de revisiones periódicas para verificar
que funciona en condiciones de seguridad.
El material que más frecuentemente puede entrañar riesgo en el laboratorio y las medidas para
reducir y eliminar el mismo.
3.8
Laboratorio de bacteriología en el control de infecciones hospitalarias.
Las infecciones hospitalarias constituyen un problema de todos los hospitales, y en la actualidad
es considerado un evento esperado y no una causa como se pensaba anteriormente, el
desconocimiento en el personal que atiende al paciente preparado para enfrentarlo. (Pettit LL,
et al, 1997).
El comportamiento de las infecciones varía según los gérmenes, pero no en condiciones,
factores de predisposición, vías de diseminación, etc. La existencia de programas de control de
infecciones constituye una instancia administrativa que mejora cada vez más la calidad de
prestación del servicio en el manejo, control, prevención de este tipo de eventos que suceden
durante la estancia hospitalaria.
El hecho de que los gérmenes nosocomiales convivan con los pacientes, en las áreas de
hospitalización, constituye una excelente
oportunidad no solo para la investigación
epidemiológica – clínica sino también el aplicar un enfoque multidisciplinario, donde cada
formación profesional desarrolla acciones y constituye un concepto integral.
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3.8.1
Funciones del laboratorio.
La labor de apoyo del laboratorio bacteriológico se define con las siguientes funciones, de
acuerdo a Pettit LL, et al, op cit (1997):

Participación activa en los Comités de Infecciones de antibióticos y de vigilancia
epidemiológica.

Identificar con la seguridad los organismos responsables de la infección.

Enfatizar en el control sobre las pruebas de susceptibilidad.

Comunicar a tiempo los datos de laboratorio.

Apoyo con estudios adicionales, cuando se necesita detectar cepas hospitalarias, con
reconocimientos de compartimiento, más específicos.

Colaborar en estudios durante epidemias, de personal, ambientales o equipos.

Proporcionar indicadores epidemiológicos mediante información mensual y consolidada
año a año de los gérmenes en general aislados en el hospital.

Desarrollar estudios de contactos conducentes a detectar focos y epidemias.

Validar e implementar procedimientos.
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
Facilitar con aprobación de la instancia correspondiente, el desarrollo de trabajos
clínicos, conducentes a la aprobación de productos farmacéuticos y participar en la
elaboración de normas.
3.8.2
Actividades sugeridas.
Los recursos del laboratorio para el apoyo de los programas permanentes o de urgencias se
deben manejar a discreción, preferiblemente por el comité, que ha de considerar si los
indicadores epidemiológicos justifican el dar la alerta de infección o de colonización, en otras
ocasiones, la justificación costo – beneficio determina la necesidad de no involucrar al
laboratorio. (Velásquez G, 1992).
En muchos hospitales los estudios de investigación epidemiológicos desgastan las reservas y
provisiones de todo un año, es por esto que se aconseja a la administración del hospital,
disponer de fondos permanentes para la utilización inmediata para mantener personal,
equipos, insumos y espacios asignados para el soporte a las investigaciones conducentes al
control de la infección hospitalaria. Estos costos no pueden ser financiados por los pacientes de
rutina.
Para la selección adecuada de las muestras que deben ser tomadas, debe coordinarse con los
jefes de las salas a estudiar con el personal del equipo de control de infecciones y con el
personal de laboratorio de bacteriología, las acciones a seguir y los métodos bacteriológicos, se
debe considerar:
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
Especialidad.

Sensibilidad.

Reproducibilidad.

Costos.

Disponibilidad.

Tecnología a utilizar.

Tiempo en que se generan los resultados.

Estabilidad del reactivo.
En general, los métodos a emplear se agrupan de la siguiente manera:
a) Métodos que detectan rápidamente la presencia de microorganismos.
b) Métodos tradicionales, con adecuados sistemas de identificación y susceptibilidad.
c) Métodos no cultivables, inmunológicos que permiten reconocer aun los gérmenes
difíciles de cultivar.
Velásquez G, op cit, (1992), documenta que, la oportunidad que se tenga de disponer o escoger
cualquiera de las opciones, permite al laboratorio demostrar su capacidad potencial inexplorada
de apoyo, cuando se logran identificaciones completas, reconocimiento de patrones de
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comportamiento de los gérmenes aislados y comprometidos con el entorno del hospital,
frecuencia de aislamiento de las cepas hospitalarias, ubicación de la infección por salas, espacios
específicos, relación con equipos, soluciones, personal a cargo, procedimientos y por
localización anatómica de la infección.
La falta de consistencia en la información antes mencionada no da idea de las limitaciones
propias de un sistema que no está preparado para actuar y causa confusión al personal clínico y
epidemiológico que no alcanza a detectar con estudios esporádicos, que dan la voz de alarma,
sin causar el trauma que ocasiona la aparición abrupta de múltiples casos si el equipo de control
no estaba informado.
Los laboratorios de bacteriología de los hospitales grandes, incluso de alta complejidad, no están
en capacidad de absorber todos los procedimientos que ofrecen la tecnología actual para la
identificación y tipificación y deben recurrir a laboratorios de referencia, con tecnología y
personal entrenado.
Entre las principales pruebas se citan, de acuerdo a Velásquez G, op cit, (1992):
a) Biotipificación.
b) Susceptibilidad a fagos.
c) Serotipificación.
d) Bacteriocinas.
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Quedan sin mencionar algunas que no han sido probadas ampliamente.
3.8.3
Procedimientos generales.
De acuerdo a Wolff M. (1997), se hace imperativo proporcionar normas para el personal del
laboratorio que aseguran el mantenimiento del control de la infección hospitalaria, brindando
un estándar para los procedimientos.
Las orientaciones se desarrollan a continuación:
3.8.3.1 Toma de muestras.
Es el tema que reviste mayor relevancia e importancia en el interior del hospital, ya que de él
depende en gran parte el éxito del trabajo de control.
La responsabilidad del médico incluye asegurar la adecuada toma de las muestras. En sentido
general, se delega esta tarea a manos de personal no capacitado. Los especimenes recogidos en
forma incorrecta pueden brindar informes confusos, que lleva a un diagnóstico equivocado y al
empleo erróneo o innecesario de agentes antimicrobianos. Wolff M, op cit. (1997).
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Algunas reglas generales se aplican a todas las muestras:

Elegir el material que refleje con mayor probabilidad el proceso pedagógico.

Obtener el espécimen evitando la contaminación con la flora del paciente.

Obtener un espécimen de volumen suficiente como para el examen microscópico y el
cultivo.

En lo posible, obtener el espécimen antes de iniciar la terapéutica antimicrobiana.

Empleo de un recipiente y medios de transporte adecuados. Las muestras se deben
colocar en recipientes esterilizados.

Llevar de inmediato el espécimen al laboratorio.
Las muestras pueden ser tomadas directamente en los medios de cultivos sólidos o líquidos o en
medio de transporte que proporciona condiciones de pH y humedad a la muestra.
3.8.3.2 Sangre.

Siempre usar el equipo estéril y nunca olvidar colocarse guantes.

Se obtienen hemocultivos antes de iniciar la terapia antimicrobiana.

Hasta tres muestras se pueden tomar en un rango de 24 horas.

No obtenga sangre a través de catéteres endovenosos o intra-arteriales.
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
Haga la extracción de la sangre con aguja y jeringa o con un sistema cerrado, pero sean
bien estrictos en la técnica aséptica.

No cambiar de aguja, puede aumentar el riesgo de contaminación de la muestra y usted
de pincharse.

A excepción que se use el sistema lisis – centrifugación, guarde la relación de 1 mL a 10
mL en adultos para la extracción de la sangre, por cada 10 mL de medio de cultivo que
contenga la botella se extrae 1 mL de sangre. Entre 10 mL y 30 mL de muestra se
considera óptimo por cada venopunción. En niños 3 a 5 mL por cada muestra.

Para la toma de muestra lave el brazo con agua y jabón yodado.

Coloque el torniquete, póngase los guantes y palpe la vena.

Limpie con una solución yodada 1 a 2% con yodo-povidona y deje secar por 1 a 2
minutos.

Si se usan botellas de corcho, limpie la superficie con la solución yodada.

Con movimientos suaves de inversión homogenice la sangre con el medio de cultivo.

Enviar la sangre al laboratorio para proceder a una inmediata incubación por un periodo
de 7 días en condición aeróbica al 5% o 10% CO2 a 35 oC ó en anaerobiosis. (Wolff M, op
cit. 1997).
3.8.3.3 Líquidos de cavidades cerradas.
En este tipo de muestras se deben valorar las siguientes sugerencias:

El médico debe practicar la punción.
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
Para la toma de la muestra, se debe emplear material estéril.

No poner la muestra en la nevera, ni en incubadora, se debe sembrar de inmediato.

Si el volumen de muestra es más de 1 cc se procede a la centrifugación en frasco estéril
por 30 minutos a 2.500 rpm. Con una pipeta de Pasteur se extrae el sedimento y se hace
el frotis para la tinción de Gram. De inmediato sembrar en medio sólido y para siembra
en medio líquido, suspender el resto del sedimento en el sobre-nadante y verterlo en el
medio líquido.
El informe de la coloración de Gram se debe realizar tan pronto como se revise la placa con
relación detallada de lo que está presente. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.4 Orina.
En caso de que se trate de una micción espontánea, la primera orina de la mañana es la más
apta, pero en el caso de recoger la muestra en el curso del día, se recomienda esperar por lo
menos 4 horas después de la última micción.

Recolección de modo aséptico (previo lavado detallado y exhaustivo de los genitales) la
segunda porción de orina.

Empleo del cateterismo (sonda) no es recomendable, porque puede estar contaminado.
En caso de que se trate de una punción percutánea suprapúbica, debe ser un procedimiento
practicado por el médico, con muy pocos riesgos en lactantes, niños pequeños y adultos con la
vejiga llena.
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Las indicaciones comunes para la punción percutánea de vejiga son la imposibilidad de obtener
un espécimen adecuado por medios menos agresivos, la presencia de patología uretral,
resultados confusos de los cultivos o falta de respuesta a una terapéutica en apariencia correcta.
En el caso de que se trate de un catéter, si el mismo está colocado de forma permanente, lo más
recomendable es adoptar los pasos siguientes:

Equipos y materiales: Jeringa estéril, alcohol yodado, agua, jabón, gasas estériles, frasco
estéril.

El método: Limpiar el extremo superior de la sonda con agua y jabón a poca distancia
del meato urinario. Secar con gasa estéril. Limpieza con alcohol yodado u otro
desinfectante adecuado y dejar secar. Insertar la aguja en el catéter en un punto
inclinado, haciendo un ángulo de 45º. Aspirar 1 a 2 mL de orina. La muestra
coleccionada se debe transportar en la misma jeringa o en un frasco estéril para su
procesamiento.
En caso de que
no salga orina, se recomienda la colocación de un pinza sin garras
aproximadamente a 15 cms del punto de inserción de la aguja en la sonda, se hace vacío y con la
aspiración se puede lograr la salida de la orina. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.5 Tracto respiratorio bajo.
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En este caso, las muestras procesadas involucran tráquea, árbol bronquial y tejido pulmonar.
Todo material que es expectorado u obtenido mediante aspiración traqueal, por la nariz o por la
boca está sujeto a contaminación bucal.
El esputo debe recogerse en frasco de boca ancha y estéril y el material purulento de la primera
expectoración productiva de la mañana se transporta inmediatamente al laboratorio. No es
recomendable refrigerar a no ser que se busquen anaerobios.
La interpretación de los cultivos de esputo se hace muy difícil debido a la poca especificidad que
tienen los hallazgos, se puede identificar un alto contenido de la flora normal y se confirma
puesto que aproximadamente el 50% de los cultivos se reportan como flora normal de la
cavidad oral.
Se puede lograr una muestra a través del aspirado transtraqueal o translaríngeo, el mismo está
indicado cuando:

Hay pacientes que están muy debilitados que no pueden espontáneamente recoger
muestras.

Muestras de rutina que no permiten hallar el verdadero microorganismo causal de
neumonías.
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
Se sospecha infección pulmonar por anaerobios.
La broncoscopía se puede practicar en las siguientes situaciones, particularmente cuando las
muestras han sido tomadas por medio de un fibro - broncoscopio que permite:

Obtener material de un cepillado de bronquios distales o alvéolos.

Preparación de varias placas y muestras para cultivo.

Búsqueda de más de un tipo de microorganismos.
Otro procedimiento que se puede realizar es el denominado lavado bronco alveolar, el mismo se
logra a través de lavados del árbol bronquial con 30 – 50 mL de solución salina 0,85% estéril,
esta es aspirada y se hacen preparaciones para coloraciones y cultivos. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.6 Garganta.
En caso de muestras de garganta, la misma se debe tomar haciendo presión sobre la lengua con
baja lenguas y con un aplicador estéril, tocar las amígdalas y la parte posterior de la faringe,
introduciendo el hisopo en un medio de transporte, o inoculando directamente en la caja de
agar.
El estreptococo del grupo A es causa bacteriana común de faringitis, por esto, la estrategia
diagnóstica en cultivo de garganta tiene por finalidad identificar en forma selectiva este agente.
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El estreptococo del grupo A es un organismo bastante resistente que crece bien en medios de
cultivos de rutina. Por lo general, los fracasos se deben prácticamente a la deficiencia de las
técnicas con que se efectúa el frotis de rafinge, el frotis debe ser enérgico y en ambas amígdalas.
En caso de que se sospeche difteria, la coloración de Albert y el cultivo para Corynebacterium
diphteriae contribuyen a la confirmación del diagnóstico, las muestras se han de tomar de las
pseudomembranas.
La coloración de Gram de frotis de garganta, no tiene significado en la búsqueda de
estreptococos, puesto que en la garganta existe un número considerable de microorganismos
con similar morfología. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.7 Cultivos nasofaríngeos.
Estos cultivos se consideran de poco valor práctico, para fines epidemiológicos los estudios de
cultivos nasofaríngeos
detectan portadores de Corynebacterium diphteriae, Estreptococos
piógenes, Neisseria meningitidis, y es particularmente importante para el cultivo de Bordetella
pertussis. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.8 Exudado de oídos.
En caso de otitis media, algunos médicos practican limpieza con agentes desinfectantes del
canal auditivo externo, antes de proceder a obtener la muestra. Mediante el procedimiento
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efectuado por el médico se obtiene la muestra perforando la membrana timpánica o por
aspiración con agujas, el líquido del oído medio (timpanosentesis) con equipo y material estéril.
Las muestras para cultivos en casos de sospechar mastoiditis se recogen con hisopos durante la
cirugía y deben ser transportados en condiciones de anaerobiosis. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.9 Secreciones uretrales.
En el hombre, la muestra se ha de tomar directamente del orificio uretral o introduciendo un
aplicador delgado, flexible, preferiblemente de algodón puro o de dacrón o una asa de aluminio
que puede penetrar en la uretra aproximadamente 3 – 4 cms.
En ausencia de material, es recomendable recoger las primeras gotas de orina.
En mujeres con diagnóstico de síndrome uretral agudo, es frecuente la disuria y los cultivos de
orina o son negativos o tienen recuentos bacterianos de menos de 10 UFC/cm3 de orina. Los
cultivos uretrales pueden ser más útiles haciendo presión en la uretra y recolectando así la
muestra. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.10
Especímenes del tracto genital femenino.
En mujeres con signos y síntomas de infección genital aguda, las muestras se obtienen de cérvix
y de la uretra.
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Los especimenes cervicales se obtienen con espéculo, se retira el moco cervical y con un
aplicador de dacrón o de algodón puro o poliéster, se recupera la muestra rotando suavemente.
En situaciones donde se investigue enfermedad pélvica inflamatoria los cultivos de endometrio
o aspiraciones de secreciones por laparoscopía o culdocentesis pueden ser necesarios.
La muestra endometrial se obtiene a través de un catéter que se introduce en el canal vaginal y
así se pasa el aplicador sin riesgo de contaminarlo con secreciones normales.
Las placas del material obtenido se hacen inmediatamente y se colocan para Gram. El resto del
material se emplea para la detección de antígenos, inoculación en medios selectivos o
mantenimiento en medios de transporte. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.11
Secreciones de ojo, oído y senos.
El material supurativo de conjuntivas se recoge directamente del saco conjuntival o exprimiendo
el canal lagrimal.
Si se sospecha tracoma se debe raspar la conjuntiva y el material se coloca en una lámina, la cual
se fija con metanol. (Wolff M, op cit. 1997).
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Dado que en muchas ocasiones se aíslan microorganismos fastidiosos, se sugiere llevar los
medios de cultivos para incrementar las posibilidades de aislamientos tanto para el
Haemophilus Moraxella y Neisseria gonorrhoeae.
Para la toma de muestras de las lesiones corneales, por lo general debe realizarla un clínico, se
aplica el siguiente esquema de siembra directa y a su vez no se pierde la muestra que puede
resultar muy escasa.
Con una cureta se toma muestra del centro de la lesión, para interpretar los resultados de
cultivos, se tiene en cuenta:
a) Aquellos microorganismos que crecen alrededor de las C producidas por la asa son los
verdaderos agentes infecciosos.
b) Los que se identifican en los bordes de la lesión también juegan un importante papel en
el desarrollo de la infección.
3.8.3.12
Cultivo de piel y heridas.
Las infecciones purulentas de la piel, resultan de muy fácil acceso y por lo general no hay
dificultades para la obtención de las muestras convenientes para el examen microscópico y el
cultivo. En las infecciones no purulentas como la celulitis o la erisipela es posible que en ciertos
casos se obtengan muestras para diagnósticos mediante previa limpieza con una solución
desinfectante, aspirando el área de la inflamación más activa por lo regular del borde de la
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lesión y empleando para esto agujas No. 25 unida a una jeringa de aproximadamente 0,2 mL de
solución salina estéril. En caso de que con la primera aspiración no se logre una muestra
adecuada, se procede a inyectar el contenido de la solución salina y entonces de nuevo aspirar,
se debe colocar una gota de la muestra en un portaobjeto para efectuar colocación de Gram y el
resto para cultivos. (Wolff M, op cit. 1997). Las lesiones abiertas presentan cierta dificultad,
debido al proceso de colonización de patógenos y saprófitos, en este caso se recomienda la
recolección de la muestra del centro de la lesión y no del borde.
Las lesiones bacterianas de la piel y en lesiones de heridas profundas, la aspiración por medio de
agujas del área sospechosa ofrece pocos riesgos y brinda información de mucha importancia
diagnóstica y terapéutica.
En situaciones que sea imposible la obtención del diagnóstico por aspiración con aguja, se debe
recurrir a una biopsia.
3.8.3.13
Líquidos de cavidades cerradas.
En estos casos, las muestras son tomadas por lo general por un médico y han de ser sembradas
directamente en los medios enriquecidos. Las muestras deben acompañarse de un frotis para su
coloración por el Gram. (Wolff M, op cit. 1997).
3.8.3.14
Manejo adecuado de las muestras.
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En las condiciones ideales, las muestras deben ser sembradas de inmediato. En caso de que
haya demora puede alterarse la flora de un espécimen o perder microorganismos.
Una muestra para cultivo no debe llevarse a la nevera, excepto la orina y para evitar una
alteración en el recuento, se aconseja guardar en nevera hasta el momento de la siembra, por
un máximo de 24 horas. De igual modo se procede para la búsqueda de bacilos tuberculosos y
anaerobios. (Wolff M, op cit. 1997).
Los frotis se elaboran preferiblemente con el espécimen directo y no del medio de transporte.
A continuación daremos pautas generales para la selección de medios, condiciones de
incubación, pruebas bioquímicas empleadas para la identificación de microorganismos.
3.8.3.15
Evaluación de frotis coloreados por Gram.
a) Preparación de frotis. (Finegold S, et al, 1990).
a. Método corriente. Con un hisopo estéril forme una película fina de material en
una lámina limpia y libre de grasa. La preparación del frotis debe hacerse de
adentro hacia fuera con movimientos circulares para tener áreas desvanecidas.
Es conveniente dejar secar libremente la placa para apresurar el proceso, con
calor se pueden formar artificios de coloración. Luego de fijar con calor para
asegurar una adhesión mayor de las estructuras a la lámina.
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b. Método especial. En caso de hacer un frotis de un material como líquido
cefalorraquídeo es importante centrifugar y proceder a hacer el frotis del
sedimento. En esta forma se concentran los gérmenes y se facilita su
visualización. En caso de que la muestra sea sanguinolenta, resulta muy
complejo diferenciar los artificios del organismo. Se puede mejorar la calidad de
dichos frotis de la siguiente manera; luego de secar al aire la muestra y fijarlo
por llama, cubrir con agua durante cinco minutos, enjugar y colorear por el
método habitual. En sentido general, ocurre lisis en los eritrocitos, que flotan en
el frotis y proporcionan así un cuadro menos confuso.
c. Coloración de Gram. Esta coloración cuenta de cuatro pasos. Se presenta una
modificación que es la siguiente:
i. Cristal violeta por 10 segundos.
ii. Lavar con agua corriente.
iii. Lugol 10 segundos.
iv. Lavar con agua corriente.
v. Alcohol – acetona (en el paso de decoloración se ofrecen muchas
modificaciones). Con alcohol al 95% de decoloración es muy lenta, con
acetona es muy rápida, lo ideal es la combinación alcohol – acetona al
50% y colorear con cuidado, hasta que las partes más finas del
extendido queden incoloros.
vi. Lavar con agua corriente.
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vii. Safranina 10 segundos.
viii. Lavar con agua corriente.
ix. Dejar secar al aire.
Los organismos que retienen el complejo cristal – violeta – yodo después del lavado con alcohol
etílico se tiñen de color púrpura (Gram positivos), los que pierden este complejo, se colorean de
rojo (Gram negativos), por el colorante safranina.
En un frotis coloreado con el gram, bien realizado los elementos celulares y la mayor parte de
las sustancias de fondo se colorean de rosado o rojo.
En la lectura de una coloración de Gram las posibilidades de error no se limitan a problemas de
elaboración sino también a una mala interpretación. (Finegold S, et al, op cit, 1990).
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Capítulo IV
Resultados del trabajo de campo y discusión.
El total de camas que dispone el hospital es de 505, las cuales están distribuidas en los servicios
previamente señalados, el total de pacientes hospitalizados es de 285, con un porcentaje de
ocupación de 56,44%. El total de historias revisadas es del 100%. En un hospital del tercer nivel
esta ocupación resulta ser muy baja, puesto que a penas la mitad de las camas estaban
ocupadas por pacientes. Asimismo el por ciento de ocupación por servicios resaltan:
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hematología (125%), Unidad cuidados intensivos (100%), Ortopedia (96%), Nefrología (95%),
entre otras. (Ver cuadro No.1).
La edad de los pacientes investigados se comporta de la siguiente manera: El mayor grupo tiene
edades de 20 a 29 años con un 19,65%. Le siguen los grupos de 30 – 39 y 50 – 59 años con 45
pacientes cada uno para un 15,79% respectivamente.
Cuadro No. 1
PORCENTAJE DE OCUPACION POR SERVICIOS, HOSP. JM CABRAL Y BAEZ
Servicio
Camas
% Ocupación
Pacientes
Cardiología
24
15
62.50
Cirugía General
71
21
29.58
Emergencia
40
35
87.50
6
1
16.67
20
9
45.00
8
6
75.00
Ginecología
28
2
7.14
Hematología
8
10
125.00
Med. Interna
49
29
59.18
Nefrología
23
22
95.65
Neonatal
24
10
41.67
Endocrinología
Gastroenterología
Geriatría
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Neumología
6
4
66.67
Neurocirugía
24
12
50.00
Obstetricia
70
32
45.71
Ortopedia
56
54
96.43
Psiquiatría
20
11
55.00
8
8
100.00
20
4
20.00
505
285
56.44
Unidad Cuidados Intensivos
Urología
Total
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
El sexo de los pacientes ingresados en el hospital es como sigue: el mayor grupo pertenece al
sexo masculino con un total de 157 casos (55,1%) y las mujeres 128, para un 44,9%, con una
razón de 1,5 hombres por cada mujer ingresada.
De acuerdo a los resultados y analizando los días de ingreso al hospital se observa que 246
pacientes tenían más de 48 horas de ingresados lo que representa un 86,32%, siendo este grupo
el que más probabilidades tiene de contraer las IIH.
Sobre los factores de riesgo que se han identificado en los pacientes apreciamos que al valorar
los enfermos que tenían algún factor identificado tenemos los siguientes resultados:
Con catéter urinario permanente fueron identificados un total de 77 pacientes para un 27,0%.
Con catéter venoso central un total de 18 pacientes para un 6,3%. En nutrición parenteral un
total de 14 pacientes para un 4,9%. Con catéter venoso periférico un total de 224 pacientes para
un 78,6%. En ventilación mecánica 7 pacientes para un 2,5%. El total de pacientes sometidos a
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cirugía es de 71 para un 24,9%. Con fiebre fueron identificados un total de 27 pacientes para un
9,5%. (Ver cuadro No. 2).
Cuadro No. 2
FACTORES DE RIESGOS IDENTIFICADOS EN PACIENTES INGRESADOS,
HOSPITAL CABRAL Y BAEZ
FACTOR DE RIESGO
FRECUENCIA
PORCENTAJE
CUP
77 / 285
27,0
CVC
18 / 285
6,3
NPT
14 / 285
4,9
CVP
224 / 285
78,6
VM
7 / 285
2,5
CIRUGÍAS
71 / 285
24,9
FIEBRE
27 / 285
9,5
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Lectura de claves:
CUP = Catéter urinario permanente.
CVC = Catéter venoso central.
NPT = Nutrición parenteral.
CVP = Catéter venoso periférico.
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VM = Ventilación mecánica.
En base a los resultados se observa que, con respecto al uso de antibióticos, entre el total de
pacientes ingresados al hospital a 181 se le estaba administrando antibióticos lo que representa
el 63,5%. De este grupo se pudo observar que con un antibiótico estaba un total de 56 pacientes
(19,6%), con dos antibióticos 115 pacientes (40,4%) y con tres antibióticos un total de 10
pacientes (3,5%). (Ver gráfico No. 1)
Gráfico No. 1
USO DE ANTIBIOTICOS EN PACIENTES INGRESADOS AL
HOSPITAL JM CABRAL Y BAEZ
CANTIDAD ANTIBIOTICOS
ADMINISTRADOS A LOS
PACIENTES
140
•
115(40,4%)
120
Total pacientes
investigados = 285
100
80
56(19,6%)
60
40
•
Total pacientes con
Antibióticos = 181 (63,5%)
10(3,5%)
20
0
1 ATB
2 ATB
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
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3 ATB
Los tipos de antibióticos que más frecuentemente se utilizan en el hospital, de acuerdo a los
datos obtenidos de la investigación observamos: Con Ceftriazona trataron 73 pacientes (25,6%),
con Gentamicina 65 pacientes (22,8%), Penicilina sódica 37 pacientes (13,0%), Ciprofloxacina 31
pacientes (10,9%) entre otras. (Ver cuadro No. 3).
Cuadro No. 3
ANTIBIOTICOS MAS FRECUENTEMENTE EMPLEADOS EN EL
HOSPITAL JM CABRAL Y BAEZ
ANTIBIOTICO
PACIENTES TRATADOS
PORCENTAJE DE USO
Ceftriazona
73 / 181
40,3
Gentamicina
65 / 181
35,9
Penicilina sódica
37 / 181
20,4
Ciprofloxacina
31 / 181
17,1
Amikacina
26 / 181
14,4
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Metronidazol
21 / 181
11,6
Ampicilina
19 / 181
10,5
Azitromicina
12 / 181
06,6
Cefotaxima
10 / 181
05,5
Clindamicina
03 / 181
01,7
Fosfomicina
03 / 181
01,7
Cloranfenicol
03 / 181
01,7
Vancomicina
03 / 181
01,7
Maxipime
02 / 181
01,1
Norfloxacina
01 / 181
01,1
Meronem
01 / 181
01,1
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Las infecciones intrahospitalarias identificadas durante la investigación es como siguen a
continuación: La mayor prevalencia de infecciones lo reporta las de heridas operatorias con un
8,8%, le sigue las infecciones del tracto urinario con 3,2% y la neumonía intrahospitalaria con un
2,8%.
En el orden del porcentaje el comportamiento es como sigue, el 50% de las infecciones
corresponden a las heridas operatorias, luego las infecciones del tracto urinario representan el
18% y las neumonías el 16% del total identificado.
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La prevalencia de infecciones intrahospitalarias es de 17,5% para el Hospital JM Cabral y Báez
(Ver Cuadro No. 4).
Cuadro No. 4
INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS IDENTIFICADAS EN EL
HOSPITAL CABRAL Y BAEZ
INFECCION INTRAHOSPITALARIA
FRECUENCIA
PORCENTAJE
PREVALENCIA
Bacteremia Primaria
04 / 285
8,0
1,4
Infección Herida operatoria
25 / 285
50,0
8,8
Infección Tejido Blando
04 / 285
8,0
1,4
Infección Tracto Urinario
09 / 285
18,0
3,2
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Neumonía
08 / 285
16,0
2,8
Prevalencia IIH
50 / 285
100,0
17,5
Sin IIH
235 / 285
82,5
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Al analizar la prevalencia de infecciones intrahospitalarias relacionadas con los diversos servicios
del hospital que los aportaron tenemos lo siguiente:
El total de servicios que tiene internamientos en el hospital es de 18, de los cuales el 100%
fueron investigados y se identificó prevalencia de infecciones en 12 de ellos, para un 66,7%.
Las mayores prevalencias se verificaron en los servicios de endocrinología (100%), urología
(75%), ginecología (50%), neonatología (40%), ortopedia (35%), UCI (25%) entre otros. (Ver
cuadro No. 5).
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Cuadro No. 5
PREVALENCIA DE INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS POR SERVICIOS,
HOSPITAL JM CABRAL Y BAEZ
SERVICIO
Neonatal
Cirugía General
BAC
IHO
ITB
ITU
NEU
TOTAL
04
04
(40,0%)
(40,0%)
04
04
(19,0%)
(19,0%)
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Emergencias
Obstetricia
Ortopedia
Urología
02
03
01
06
(5,7%)
(8,6%)
(2,9%)
(17,1%)
02
01
03
(6,3%)
(3,1%)
(9,4%)
15
02
02
19
(27,8%)
(3,7%)
(3,7%)
(35,2%)
02
01
03
(50,0%)
(25,0%)
(75,0%)
Neurocirugía
01
01
(8,3%)
(8,3%)
Endocrinología
Geriatría
Medicina Interna
01
01
(100%)
(100%)
01
01
(16,7%)
(16,7%)
03
02
05
(10,3%)
(6,9%)
(17,2%)
01
01
(50,0%)
(50,0%)
02
02
(25,0%)
(25,0%)
Ginecología
UCI
TOTAL
04
25
04
09
08
50
(1,4%)
(8,8%)
(1,4%)
(3,2%)
(2,8%)
(17,5%)
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
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Al analizar la asociación entre las infecciones intrahospitalarias y los factores de riesgo
identificados en los pacientes observamos lo siguiente:
Del 78,6% de las personas con catéter venoso periférico el 19,1% desarrolló alguna infección
intrahospitalarias, de los cuales el mayor grupo está representado por las infecciones de heridas
operatorias con un 51,2%.
El 2,5% de los pacientes investigados estuvieron expuestos a la ventilación mecánica, de este
grupo el 28,6% desarrolló infecciones intrahospitalarias y al 100% se le identificó la Neumonía
intrahospitalaria y asociada al ventilador.
El 24,9% de los pacientes fue sometido a algún procedimiento quirúrgico, de este grupo el
39,4% desarrolló una infección y en este renglón el 82,1% desarrolló infección de la herida
operatoria.
El 9,5% del total investigados desarrolló fiebre el mismo día del estudio, de ese grupo el 37%
desarrolló infecciones intrahospitalarias y de este al 40% se le diagnosticó infección de la herida
operatoria.
Al 63,5% de los investigados se le indicó algún tipo de medicamentos antibióticos, y de ellos el
26% presentaba infecciones intrahospitalarias, siendo lo más frecuente que en el 46,8% se
presentó infección de la herida operatoria.
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El 27% del total se le tenía colocado un catéter urinario permanente, de ese importante grupo el
27,3% desarrolló alguna infección intrahospitalaria y el 38,1% presentó infección del tracto
urinario.
En el 6,3% de los pacientes se verificó el uso de los catéteres venoso centrales, en este grupo el
33,3% presentó alguna infección intrahospitalaria lo más interesante es que el 33,3% presentó
neumonía intrahospitalaria y bacteremia primaria respectivamente.
Finalmente el 4,9% de los pacientes utilizó alimentación parenteral, de ellos al 6,7% se le
identificó alguna infección intrahospitalaria, y al 100% se le diagnosticó neumonía
intrahospitalaria. (Ver cuadro No. 6).
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Cuadro No. 6
ASOCIACION ENTRE LAS INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS Y LOS FACTORES DE RIESGO
IDENTIFICADOS
INFECCION
INTRAHOSPITALARIA
Bacteriemia primaria
CVP
VM
CIR
FIEBRE
ATB
CUP
CVC
NPT
02
00
00
01
04
00
02
00
(10,0%)
(8,5%)
23
04
22
04
01
(82,1%)
(40,0%)
(46,8%)
(19,0%)
(16,7%)
00
02
04
03
00
00
(20,0%)
(8,5%)
(14,3%)
02
01
09
08
01
00
(7,1%)
(10,0%)
(19,1%)
(38,1%)
(16,7%)
(4,7%)
Infección Herida Operatoria
22
00
(51,2%)
Infección Tejido Blando
04
00
(9,3%)
Infección Tracto Urinario
09
00
(20,9%)
Neumonía
Total Factor de Riesgo
(33,3%)
00
06
02
03
02
08
06
02
02
(13,9%)
(100%)
(10,7%)
(20,0%)
(17,0%)
(28,6%)
(33,3%)
(100%)
43
02
28
10
47
21
06
02
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No Infección
TOTAL GENERAL
(19,1%)
(28,6%)
(39,4%)
(37,0%)
(26,0%)
(27,3%)
(33,3%)
(16,7%)
181
05
43
17
134
56
12
12
(80,8%)
(71,4%)
(60,6%)
(63,0%)
(74,0%)
(72,7%)
(66,7%)
(83,3%)
224
07
71
27
181
77
18
14
(78,6%)
(2,5%)
(25%)
(9,5%)
(63,5%)
(27%)
(6,3%)
(4,9%)
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Al verificar las edades de las personas sometidas a la investigación observamos que:
En el grupo de 1 – 7 días de nacidos se investigaron 10 niños, de los cuales en el 40% se
identificó alguna infección intrahospitalaria, siendo la bacteremia primaria (100%) la causa más
importante.
En el grupo de 10 – 19 años el total investigados es de 27 personas, de las cuales en el 11,1% se
identificó alguna infección siendo lo más importante infecciones de tejido blando (66,7%) y
neumonías (33,3%).
En el grupo de 20 – 29 años el total investigados es de 56 personas la mayor cantidad, de este
grupo el 14,3% desarrolló alguna infección, siendo las más frecuentes la infección de herida
operatoria (75%) y las infecciones tracto urinario (25%).
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En el grupo de 30 – 39 años, se investigaron 45 pacientes, de los cuales el 24,4% presentó
alguna infección siendo en este grupo lo más frecuente la infección de herida operatoria
(81,6%), las infecciones del tracto urinario y la neumonía (9,1% respectivamente).
En el grupo de 40 – 49 años se investigaron 37 pacientes de los cuales en el 18,9% se
presentaron infecciones hospitalarias, siendo lo más frecuente las infecciones de heridas
operatorias y las neumonías en el 42,9% y las infecciones del tracto urinario en el 14,3%.
En el grupo de 50 – 59 años, el total de pacientes investigados es de 45 personas, entre las
cuales en el 17,8% se presentó infecciones, siendo las infecciones de herida operatoria las más
frecuentes con un 50,’%, le sigue la infección del tracto urinario con un 37,5% y las infecciones
de tejido blando con un 12,5%.
En el grupo de 60 – 69 años se investigaron 34 pacientes de los cuales en el 5,9% se identificó
infecciones y en el 100% fueron neumonías intrahospitalarias.
En el grupo de 70 – 79 años se investigaron un total de 23 pacientes entre los cuales en el 17,4%
se identificó alguna infección, siendo las más frecuentes las infecciones de heridas operatorias
en un 50%, las infecciones de tejido blando en el 25% y las infecciones del tracto urinario en el
25%.
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En el grupo de 80 – 89 años se investigaron 6 pacientes de los cuales en el 50% se identificaron
infecciones, y en este grupo las infecciones de heridas operatorias, las infecciones del tracto
urinario y las neumonías se presentaron en el 33,3% respectivamente. (Ver cuadro No. 7)
Cuadro No. 7
ASOCIACION ENTRE LAS IIH Y LOS GRUPOS DE EDADES DE LOS PACIENTES INVESTIGADOS, HOSPITAL JM
CABRAL Y BAEZ
EDAD
1–7
BAC
IHO
04 (100%)
ITB
00
ITU
00
TOTAL IIH
NO
Infección
04
06
(40,0%)
(60,0%)
03
24
(11,1%)
(88,9%)
TOTAL
GENERAL
NEU
00
00
10
Días
10 – 19
00
00
2(66,7%)
00
1(33,3%)
27
Años
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20 – 29
00
6(75,0%)
00
2(25,0%)
08
48
(14,3%)
(85,7%)
11
34
(24,4%)
(75,6%)
07
30
(18,9%)
(81,1%)
08
37
(17,8%)
(82,2%)
02
32
(5,9%)
94,1%)
04
19
(17,4%)
(82,6%)
03
03
(50,0%)
(50,0%)
00
02
(0,0%)
(100%)
00
56
Años
30 – 39
00
9(81,8%)
00
1(9,1%)
1(9,1%)
45
Años
40 – 49
00
3(42,9%)
00
1(14,3%)
3(42,9%)
37
Años
50 – 59
00
4(50,0%)
1(12,5%)
3(37,5%)
00
45
Años
60 – 69
00
00
00
00
2(100%)
34
Años
70 – 79
00
2(50,0%)
1(25,0%)
1(25,0%)
00
23
Años
80 – 89
00
1(33,3%)
00
1(33,3%)
1(33,3%)
06
Años
90 – 99
00
00
00
00
00
02
Años
285
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TOTAL
04
(8,0%)
25
04
09
08
50
229
(50,0%)
(8,0%)
(18,0%)
(16,0%)
(17,5%)
(82,5%)
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
El estudio demostró al asociar las infecciones con el sexo de los pacientes el siguiente
comportamiento general: La mayor frecuencia de los investigados pertenecen al sexo masculino
con un total de 157 casos para un 55,1%.
Sin embargo entre las bacteriemias primarias la mayor proporción se verificó entre las hembras
con un 75%. En las infecciones de heridas operatorias la mayor frecuencia ocurrió en el sexo
masculino (68,0%), las infecciones de tejido blando también son más frecuentes en el sexo
masculino (75,0%), las infecciones del tracto urinario tienen su mayor ataque entre los varones
(77,8%), lo mismo ocurre con las neumonías en el sexo masculino que afectó al 62,5%. (Ver
cuadro No. 8).
Cuadro No. 8
ASOCIACION DE LAS INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS CON EL SEXO DE LOS PACIENTES
INVESTIGADOS
INFECCIONES
FEMENINAS
MASCULINOS
TOTAL
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03
01
(75,0%)
(25,0%)
08
17
(32,0%)
(68,0%)
01
03
(25,0%)
(75,0%)
02
07
(22,2%)
(77,8%)
03
05
(37,5%)
(62,5%)
111
124
(47,2%)
(52,8%)
128
157
(44,9%)
(55,1%)
04
BAC
25
IHO
04
ITB
09
ITU
08
NEU
235
No Infección
285
TOTAL
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
En el grupo de los microorganismos más frecuentemente identificados se puede observar el
siguiente comportamiento: Sólo en 8 pacientes se identificaron agentes causales lo que
representa el 16% del total con infecciones, en el 84% no se reportaron los microorganismos
productos de la infección, de estos el más frecuente es la Escherichia coli (37,5%), le siguen el
Enterobácter agglomerans, el enterobácter cloacae, Enterobácter sakasakii, klebsiella oxytoca,
estafilococo aureus con un 12,5% respectivamente. (Ver cuadro No. 9)
Cuadro No. 9
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MICROORGANISMOS AISLADOS DE LOS ESTUDIOS A LOS PACIENTES DIAGNOSTICADOS CON
INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS
MICROORGANISMOS
FRECUENCIA
PORCENTAJE
% ACUMULADO
Enterobácter Agglomerans
01
12,5%
12,5%
Enterobácter Cloacae
01
12,5%
25,0%
Escherichia Coli
03
37,5%
62,5%
Enterobácter Sakasakii
01
12,5%
75,0%
Klebsiella Oxytoca
01
12,5%
87,5%
Estafilococo Aureus
01
12,5%
100,0%
Total identificados
08
16,0%
No reportado
42
84,0%
NA- No aplica
235
82.5%
TOTAL
285
100.0%
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Al asociar los microorganismos identificados con el tipo de infecciones tenemos las siguientes
informaciones: El 100% de los pacientes diagnosticados con el microorganismos productor de
las infecciones intrahospitalarias produjeron infecciones de la herida operatoria y el 87,5% son
del grupo de las Enterobacteriáceas siendo los enterobácters los más frecuentes (37,5%). (Ver
cuadro No. 10)
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Los servicios que ordenaron los estudios de cultivos son el de cirugía general y el de ortopedia.
Cuadro No. 10
ASOCIACION DE LOS MICROORGANISMOS IDENTIFICADOS DE ACUERDO AL TIPO DE INFECCION
DIAGNOSTICADA
Stafilococo
IIH
Enterobácter
Enterobácter
Escherichia
Enterobácter
Klebsiela
TOTAL
Aureus
BAC
Agglomerans
Cloacae
Coli
Sakasakii
Oxytoca
00
00
00
00
00
00
01
01
03
01
01
01
(12,5%)
(12,5%)
(37,5%)
(12,5%)
(12,5%)
(12,5%)
IHO
00
08
(100%)
ITB
00
00
00
00
00
00
00
ITU
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
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NEU
00
Total
01
01
03
01
01
01
08
(12,5%)
(12,5%)
(37,5%)
(12,5%)
(12,5%)
(12,5%)
(100%)
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Cuando analizados la frecuencia de infecciones identificadas relacionadas con el uso de
antibióticos observamos el siguiente comportamiento:
El 63,5% del total de pacientes investigados tenía indicación de antibióticos en el hospital, de
estos, el 19,6% tenía un antibiótico, el 40,4% tenía en uso dos antibióticos y el 3,5% tenía tres
antibióticos.
Es importante resaltar que con bacteremia primaria el 75% tenía dos antibióticos. Con heridas
operatorias infectadas el 56% tenía dos antibióticos en uso. Con infecciones de tejido blando el
50% tenía uno y dos antibióticos respectivamente. En infecciones del tracto urinario el 55,6%
tenía un antibiótico y el 44,4% tenía dos antibióticos. Con neumonía el 63,5% tenía dos
antibióticos en uso. Sin infecciones intrahospitalarias el 57% de los pacientes estaba siendo
tratado con antibióticos. (Ver cuadro No. 11).
Cuadro No. 11
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INFECCIONES INTRAHOSPITALARIAS RELACIONADAS CON EL USO DE ANTIBIOTICOS
INFECCIONES
Sin ATB
1 ATB
BAC
00
00
2 ATB
3 ATB
TOTAL
03
01
04
(75,0%)
(25.0%)
(100%)
03
04
14
04
25
(12,0%)
(16,0%)
(56,0%)
(16,0%)
(100%)
02
02
IHO
ITB
ITU
NEU
00
04
00
(50,0%)
(50,0%)
05
04
00
(100%)
09
00
(55,6%)
(44,4%)
(199%)
02
05
01
08
((25,0%)
(62,5%)
(12,5%)
(100%)
101
43
87
04
235
(43,0%)
(18,3%)
(37,0%)
(1,7%)
(100%)
104
56
115
10
285
00
No infección
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TOTAL
(36,5%)
(19,6%)
(40,4%)
(3,5%)
(100%)
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Al analizar el uso de los antibióticos por parte de los servicios se observa el siguiente
comportamiento:
Cardiología lo empleó en el 20% de los pacientes, cirugía general en el 71,4%, Observación
(internamiento) de Emergencia lo empleó en el 60%, endocrinología lo empleó en el 100%,
gastroenterología en el 44,4%, geriatría en el 83,3%, ginecología en el 100%, hematología en el
70%, medicina interna en el 72,4%, nefrología en el 72,7%, neonatología en el 60%, neumología
en el 75%, neurocirugía en el 58,3%, obstetricia en el 65,6%, ortopedia en el 70,4%, UCI en el
87,5% y urología en el 100% de los pacientes. (Ver Cuadro No. 12)
Cuadro No. 12
ASOCIACION DE LOS SERVICIOS QUE UTILIZAN CON MAS FRECUENCIA LOS ANTIBIOTICOS
Sin
1
2
3
ATB
ATB
ATB
ATB
TOTAL
12 (80%)
02 (13,3%)
01 (6,7%)
00
15
06 (28,6%)
06 (28,6%)
09 (42,9%)
00
21
SERVICIO
Cardiología
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Cirugía Gral.
14 (40%)
10 (28,6%)
10 (28,6%)
01 (2,9%)
35
00
00
01 (100%)
00
01
05 (55,6%)
03 (33,3%)
01 (11,1%)
00
09
01 (16,7%)
03 (50%)
02 (33,3%)
00
06
00
00
01 (50%)
01 (50%)
02
03 (30%)
03 (30%)
04 (40%)
00
10
08 (27,6%)
06 (20,7%)
13 (44,8%)
02 (6,9%)
29
06 (27,3%)
04 (18,2%)
12 (54,5%)
00
22
04 (40%)
00
05 (50%)
01 (10%)
10
01 (25%)
00
02 (50%)
01 (25%)
04
05 (41,7%)
01 (8,3%)
06 (50%)
00
12
11 (34,4%)
05 (15,6%)
14 (43,8%)
02 (6,3%)
32
Emergencia
Endocrinología
Gastroenterología
Geriatría
Ginecología
Hematología
Med. Interna
Nefrología
Neonatal
Neumología
Neurocirugía
Obstetricia
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16 (29,6%)
07 (13%)
30 (55,6%)
01 (1,9%)
54
11 (100%)
00
00
00
11
01 (12,5%)
04 (50%)
3 (37,5%)
00
08
00
02 (50%)
01 (25%)
01 (25%)
04
56
115
10
(19,6%)
(40,4%)
(3,5%)
Ortopedia
Psiquiatría
UCI
Urología
104 (36,5%)
TOTAL
285
Fuente: Formulario para captura de datos en Hospital José Ma. Cabral y Báez.
Ninguna de las infecciones intrahospitalarias identificadas en el Hospital fue notificada al
servicio de epidemiología, particularmente por la inexistencia de mecanismos, cultura de la
investigación y notificación de estos eventos.
Conclusiones generales.
El Hospital Regional Universitario José María Cabral y Báez, es un hospital del tercer nivel de
atención, de referencia y contrarreferencia, consta de 505 camas, y durante el desarrollo del
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estudio se identificaron un total de 285 pacientes acostados (ingresados), lo que demuestra una
ocupación del 56,44%, se revisaron la totalidad de los expedientes (100%). Los servicios con
mayor ocupación destacan Hematología, Unidad de Cuidados Intensivos, Ortopedia y
Nefrología.
La edad de los pacientes investigados reportó que la mayor frecuencia de enfermos tienen
edades de 20 – 29 años (19,65%), en este sentido el 50% del total investigados tiene menos de
40 años y el 15% tiene menos de 15 años, lo que implica que se trata de una población joven y
en edad productiva.
Al analizar la variable sexo se identifica que, más de la mitad de los casos (55,1%) pertenecen al
grupo masculinos, con una razón de 1,2 hombres por cada mujer.
Con relación al tiempo de internamiento en días, se encontró que más de las tres cuartas partes
(86,3%) tenían más de 48 horas de ingreso al hospital, es decir el factor de riesgo de mayor
relevancia, el tiempo de internamiento lo cumplía un número alto de los pacientes.
Al reconocer los factores de riesgo identificados en el grupo, se observa que:
El catéter venoso periférico lo tenían más de las tres cuartas partes (78,6%).
Un tercio de los pacientes tenía catéter urinario permanente (27,0%).
Los pacientes sometidos a cirugías representan aproximadamente un tercio del total
(24,9%).
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Menos de un tercio tenía catéter venoso central (16,3%).
Las fiebres se identificaron en 27 pacientes (9,5%).
La nutrición parenteral lo reportan 4,9%.
La ventilación mecánica lo tenían el 2,5%.
Con relación al uso de antibióticos se encontró que el 63,5% del total de pacientes ingresados
estaba recibiendo tratamiento con antibióticos, de ellos el 19,6% se le administraba un
antibiótico, al 40,4% dos antibióticos, y el 3,5% tres antibióticos.
Los antibióticos más frecuentemente empleados incluyen: La ceftriazona (25,6%), gentamicina
(22,8%), penicilina sódica (13,0%) y ciprofloxacina (10,9%).
La prevalencia global de infecciones intrahospitalarias (IIH) es de 17,5%, y se desglosa por tipos
de infecciones de la siguiente manera: Las infecciones de heridas operatorias (IHO) prevalencia
de 8,8%, lo que representa el 50,0% del total de infecciones, infecciones del tracto urinario (ITU)
prevalencia del 3,2%, (18,0 % del total), neumonía (NEU) con prevalencia de 2,8%
representando 16% del total, las bacteriemias primarias y las infecciones de tejidos blando
tienen prevalencia de 1,4% y son el 8,0% respectivamente.
Podemos observar que hay 2,8 IHO por cada ITU, hay 3,1 IHO por cada NEU, hay 6,3 IHO por ITB
y por NEU diagnosticadas.
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Las infecciones se comportan en este hospital con tasas muy superiores a las estimadas en
sentido general para estas categorías, lo que deja claro la necesidad de implementar acciones
importantes que disminuyan lo antes posibles estos indicadores.
Al estudiar las IIH por servicios observamos el siguiente comportamiento:
El total de servicios con internamientos es de 18 (100%), de ellos todos fueron investigados
durante el estudio, y en el 66,7% de los mismos se identificó IIH. La mayor prevalencia se
identificaron en endocrinología (100% de los pacientes), urología (75% de los pacientes),
ginecología (50% de los pacientes), neonatología (40% de los pacientes), ortopedia (35% de los
pacientes), UCI (25% de los pacientes).
Al asociar los factores de riesgo con el desarrollo de infecciones observamos que:
Del 78,6% de los pacientes con catéter uterino permanente el 19,1% desarrolló alguna infección
y la mayor prevalencia es de las IHO (51,2%).
Entre loas pacientes sometidos a ventilación mecánica (2,5%), el 28,6% de ellos desarrolló IIH, y
el 100% presentaron NEU.
Los pacientes sometidos a cirugías incluyen el 24,9%, de este grupo el 39,4% presentó algún tipo
de IIH, siendo las IHO las más frecuentes con un 82,1%.
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El 9,5% del total de pacientes desarrolló fiebre, y en este grupo el 37% tenía alguna IIH,
diagnosticándose en el 40% IHO:
Del total de pacientes investigados al 63,5% se le indicó algún tipo de antibióticos (ATB), y de
este grupo 26 pacientes presentaron IIH, de los cuales el 48,8% tenía IHO.
Los pacientes con catéter urinario permanente representan el 27% del total, de los cuales el
27,3% desarrolló alguna IIH, y el 38,1% presentó ITU.
En el 6,3% del total de pacientes se identificó catéter venoso central, en este grupo el 33,3%
presentó alguna IIH, y el 33,3% se le diagnosticó bacteriemia primaria y neumonía.
El 4,9% del total de pacientes se alimentaba vía parenteral, de este grupo el 6,7% se le
diagnosticó alguna IIH y al 100% se le diagnosticó NEU.
Al asociar las infecciones intrahospitalarias con las edades de los pacientes observamos la
mayor prevalencia ocurrió en los años 80 – 89 con un 50,0% de IIH, se diagnosticó en neonatos
en el 40,0% IIH, en el grupo de 40 – 49 años se diagnosticó IIH en el 18,9% y en el grupo de 50 –
59 años en el 17,8%.
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Al asociar las diversas infecciones intrahospitalarias de acuerdo al grupo de edad se observa el
siguiente comportamiento: En el grupo de 80 – 89 años ITU, IHO y NEU en el 33,3%
respectivamente. En los neonatos la bacteriemia primaria se diagnosticó en el 100% de los
casos. En el grupo de 40 – 49 años se diagnosticó NEU, IHO en el 42,9% y las ITU en el 14,3%. Y
en el grupo de 50 – 59 años las IHO en el 50%, las ITU en el 37,5%.
Al asociar la prevalencia de infecciones con el sexo, la mayor proporción se verificó entre los
varones con un 55,1%, se observa el comportamiento de acuerdo al tipo de las infecciones de la
siguiente manera: Las BAC son más frecuentes en el sexo femenino (75%), con razón de 3
mujeres por cada hombre. Las IHO son más frecuentes en varones (68.0%) y razón de 2 hombres
por cada mujer. Las ITB son más frecuentes en varones (75%), y una razón de 3 varones por cada
hembra. Las ITU ocurrieron más en el sexo masculino (77,8%), y una razón de 3,5 hombres por
cada mujer. La NEU es más frecuente en varones (63,5%), y una razón de 1,7 hombres por cada
mujer.
Del total de pacientes diagnosticados por IIH (n = 50), en 15 de ellos (30,0%) se indicó cultivos
(verificado en el expediente clínico), y sólo en 8 (53,3%) se realizaron y se reportaron, las
bacterias más frecuentemente identificadas incluyen la Escherichia coli (n=3), para un 37,5%. El
Enterobácter agglomerans, Enterobácter cloacae, Enterobácter sakasakii, la Klebsiella oxytoca,
Staphilococo aureus en 1 caso para un 12,5% respectivamente.
Al asociar los pacientes con IIH con el uso de antibióticos observamos que:
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En las IHO el 88,0% tenía indicado antibióticos.
Con BAC, ITB, ITU y NEU el 100% tenía indicado antibióticos.
Al relacionar el uso de los antibióticos con los servicios observamos que el 63,5% de los servicios
utilizan antibióticos en los pacientes durante su estadía y entre los más destacados resaltan la
UCI que los empleó en el 87,5%, geriatría en el 83,3% y cirugía general en el 73,2%.
En sentido general, las infecciones intrahospitalarias se han constituido en un problema de
importancia en la salud pública con manifestaciones que se pueden expresar en un incremento
del tiempo de ingreso al hospital, un incremento en el costo de la atención, estos gastos son
asumidos tanto por el centro de salud como por los familiares directos de los enfermos, además
del problema de la presión que se ejerce entre los miembros de las familias por tener una
persona ingresada en un centro de salud.
De acuerdo a las comparaciones con los países que han publicado informaciones indican que el
centro de salud tiene una situación muy compleja lo que determina la necesidad de
implementar acciones de base que faciliten la diseminación de actividades y acciones educativas
capaces de disminuir de forma importante la prevalencia de las nosocomiales entre los
ingresados.
El impacto real de este problema en centros asistenciales solo se podrá conocer cuando se
disponga de un sistema de vigilancia totalmente estandarizado para toda la nación, lo que
permitirá el levantamiento de informaciones de forma activa y permanente, permitiendo
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determinar los costos reales que se invierten en este tipo de actividades, que la mayoría de las
veces queda en el vacío.
Recomendaciones
Al completar el presente estudio podemos observar que el hospital estudiado tiene prevalencia
de infecciones por encima del límite tolerable, por lo que dentro del plan de acción entra en el
proceso de control una serie de actividades entre las cuales resaltan las siguientes:
a) Establecer un programa de control de infecciones efectivo que sea aplicado en el
Hospital y que pueda ser implementado en otros centros de salud del país.
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b) Establecer un calendario de actividades para poder establecer los eventos más
importantes a desarrollar en el componente de diseminación de las informaciones:
a. Organización del comité de infecciones intrahospitalarios.
b. Organización de todos los sub comités de IIH por servicios.
c. Preparar un evento donde se presenten los resultados más relevantes del
presente estudio.
d. Preparación de las normas de vigilancia epidemiológica del Hospital.
e. Priorización de los problemas a resolverse en la primera etapa de
funcionamiento de los comités.
f.
Establecer un programa de intervención que incluya educación,
seguimiento, apoyo, acompañamiento y evaluación de cada uno de los
eventos a organizar.
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g. Estandarizar todas las actividades de planificación y programación cada tres
meses, con evaluaciones sistemáticas y re-planificación de los objetivos que
no se hayan podido alcanzar.
h. Organizar el servicio de vigilancia epidemiológica intrahospitalaria para IIH
del Hospital Cabral y Báez, donde se incluya una auxiliar de enfermería para
la búsqueda activa de los casos en coordinación con todas las enfermeras
profesionales del mismo.
i.
Planificar los trabajos de coordinación con el epidemiólogo del hospital
asignado para las IIH, para implementar un sistema de vigilancia integrado y
continuo.
j.
Organizar los trabajos de investigación de brotes y planificación en
coordinación y seguimiento con el comité de infecciones, los subcomités de
infecciones y el servicio de epidemiología del hospital.
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Apéndice
Glosario
Antibiótico. Farmacología. Sustancia antimicrobiana, producida por microorganismos o de
origen sintético, que se utiliza en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Los
antibióticos son de espectro amplio o reducido, según sean eficaces frente a muchas o
pocas clases de gérmenes, respectivamente.
Anticuerpo. Inmunología. Molécula de inmunoglobulina específica de antígeno, producida
por un clon de linfocitos B en respuesta a su estimulación por dicho antígeno concreto.
Antígeno. Inmunología. Sustancia capaz de reaccionar con las moléculas específicas propias
de una respuesta inmunitaria, es decir, anticuerpos y receptores de linfocitos T.
Antimicrobiano. Microbiología. adj. Que destruye o impide el desarrollo de los
microorganismos. Antimicrofito, antibacteriano.
Antisepsia. Microbiología. Eliminación o inhibición de microorganismos mediante el empleo
de agentes químicos (antisépticos), que por su baja toxicidad pueden aplicarse en tejidos
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vivos, piel, mucosas, etc. Es un tipo concreto de desinfección empleado, habitualmente, en
el tratamiento de heridas o en la limpieza de la piel previa a una operación.
Ascitis. Fisiología. Acumulación de líquido ascítico en la cavidad peritoneal. Se produce
cuando hay una inflamación del peritoneo o bien cuando aumenta la presión en el sistema
de la vena porta.
Asepsia. Microbiología. Ausencia de materia séptica; estado libre de infección. || Método
de prevenir las infecciones mediante la destrucción o la evitación de los agentes infectivos,
en especial por medios físicos. También se denomina asepsis.
Autopsia. Medicina legal. Examen y disección de un cadáver para determinar las lesiones
que provocaron la muerte. Bioética. Expresión abreviada para referirse a la investigación y a
la exposición de la práctica usual de los médicos, analizada desde el punto de vista ético.
Citomegalovirus. Oncología. Virus del grupo de virus específicos similares a los del género
herpes, son responsables de un buen número de enfermedades.
Desnutrición. Endocrinología. Deficiente estado nutricional.
Enterobacter. Microbiología. Género de bacterias muy difundidas en la naturaleza, ya que
son poco exigentes nutricionalmente, resistentes a los agentes ambientales y tienen gran
capacidad de variación genotípica. Se localizan en el intestino del hombre y de los animales,
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en el suelo, las aguas y las plantas. Actualmente se reconocen veintinueve géneros de
enterobacterias, que incluyen más de cien especies. Son bacilos rectos gram-negativos;
móviles por flagelos perítricos o inmóviles; no esporulados, aerobios facultativos, que
fermentan la glucosa, y son oxidasa positivos. Generalmente reducen los nitratos a nitritos.
G + C: 38-60 moles %. Entre las bacterias entéricas hay muchas cepas patógenas para el
hombre: Salmonella, Shigella, Yersinia y algunas cepas de Escherichia coli pertenecen a este
grupo. Otras enterobacterias son patógenas oportunistas, forman parte de la microbiota
normal del intestino y en determinadas ocasiones pueden producir diversos cuadros
clínicos.
Episiotomía. Ginecología. Sección que se realiza en el periné en el momento del parto para
evitar los desgarros. Facilita, además, la expulsión fetal. Puede ser central, en el rafe medio
del periné, o lateral, a derecha o izquierda del rafe medio.
Eritema. Dermatología. Enrojecimiento inflamatorio de la piel.
Espora. Microbiología. Célula modificada que produce algunos microorganismos
eucarióticos y procarióticos para facilitar la dispersión o la resistencia a condiciones
ambientales adversas. Ver conidio, endospora.
Esterilización. Bioética. Intervención médica destinada a eliminar la fertilidad, sea del
hombre o de la mujer. En el varón se denomina vasectomía y en la mujer ligadura tubárica.
Se practica habitualmente con fines contraceptivos (ver esterilización voluntaria).
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Forúnculo. Dermatología. Infección supurada del folículo pilosebáceo debido al estafilococo
dorado, que determina la eliminación del folículo en el llamado clavo.
Huésped. Microbiología. Ver hospedador.
Infección nosocomial. Microbiología. Infección adquirida durante la estancia en un hospital
u otro centro de salud.
Miocarditis. Cardiología. Proceso inflamatorio del miocardio. La miocarditis puede ser
crónica o, más frecuentemente, aguda y provocada por un diverso número de agentes
(tóxicos, metabólicos, etc.), aunque la etiología más frecuente es infecciosa (especialmente
viral). Puede acompañarse o no de un cierto grado de afectación endocárdica o pericárdica.
Su expresión clínica va desde los casos que cursan de manera asintomática hasta aquellos
que desarrollan una insuficiencia cardiaca congestiva de curso fulminante. El tratamiento
incluye el propio de la insuficiencia cardiaca que pueda causar, así como el del agente
causal.
Patogenia. Anatomía patológica. Causa de una enfermedad o trastorno.
Pericarditis. Cardiología. Inflamación del pericardio. Su causa es desconocida o se produce
como consecuencia de infecciones, habitualmente virales o tuberculosis, pero también se
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asocia a diversas conectivopatías, infarto agudo de miocardio (ver síndrome de Dressler),
enfermedades metabólicas como la insuficiencia renal, o procesos tumorales. Cursa de
manera aguda, con dolor precordial recidivante, fiebre y alteraciones electrocardiográficas
y auscultatorias típicas. En ocasiones, se asocia al derrame pericárdico, que si es de
instauración brusca puede provocar un taponamiento cardiaco. Su tratamiento,
generalmente, es el de la causa que lo provoca y la administración de antiinflamatorios.
Profilaxis. crobiología. Prevención de enfermedades mediante las medidas oportunas.
Proteínas plasmáticas. Fisiología. Todas las proteínas que contiene el plasma sanguíneo,
incluidas las inmunoglobulinas. Hay 5 fracciones principales de proteínas plasmáticas:
albúmina, -1-globulinas, -2-globulinas, -globulinas y -globulinas. Mediante procedimientos
inmunoquímicos, es posible establecer subgrupos en cada una de las fracciones
globulínicas. La fracción albúmina es la más abundante (mayor que las globulinas juntas).
Rubéola. Pediatría. Infección aguda, benigna, predominantemente infantil. Se caracteriza
por dolor de garganta, fiebre, inflamación de los ganglios cefálicos y cervicales y la aparición
de una erupción rosada, que se inicia en la cara y después se extiende a todo el cuerpo. Está
producida por un togavirus, que cuando afecta a una embarazada puede anidar en la
placenta y, rompiendo la barrera placentaria, llegar a la circulación fetal e infectar al feto. Si
esta infección se produce en el periodo de embriogénesis puede generar malformaciones
en el feto.
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Sífilis. Dermatología. Enfermedad de transmisión sexual que se caracteriza, desde el punto
de vista clínico, por cursar con periodos sintomáticos y otros asintomáticos (latencias) y
puede transmitirse con carácter hereditario (madre embarazada a feto).
Toxoplasmosis. Ginecología. Infección producida por el Toxoplasma gondi. Durante el
embarazo puede afectar al feto, produciéndose la toxoplasmosis congénita, que es causa de
malformaciones
fetales
(hidrocefalia,
calcificaciones
cerebrales,
ictericia,
hepatoesplenomegalia, coriorretinitis). La infección primaria por toxoplasma, en el primer
trimestre del embarazo, supone un serio peligro para el feto que puede padecer la
enfermedad. Es menos frecuente su afectación en el segundo y tercer trimestre de la
gestación. Puede prevenirse evitando el comer carne poco hecha y no tener contacto con
gatos, ya que este animal es el principal agente transmisor del toxoplasma.
Vector. Término que, en sentido amplio, es sinónimo de vehículo. Se aplica a moléculas de
DNA que se replican y sirven para transferir fragmentos de DNA entre células (plásmidos,
cósmidos, PACs, BACs, YACs, etc.); a sistemas de transferencia de genes utilizados en
terapia génica (virus, liposomas, etc.); o a organismos que transmiten una bacteria o un
parásito (como el mosquito anófeles).
Zoonosis. Microbiología. Enfermedad de etiología bacteriana, viral o parasitaria, que se
transmite al hombre a partir de los animales que actúan como reservorios.
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