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Trombosis venosa de repetición como marcador evolutivo de neoplasia pancreática secundaria a Síndrome de Peutz-Jeghers Martinez Monsalve A.(1), Masegosa Medina (2), Capilla Montes M.(3), Landaluce Chaves M (4). (1) MIR Servicio A y C.Vascular Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. (2) Jefe de servicio (3) Adjunto del servicio (4) Adjunto del servicio RESUMEN Introducción: Presentamos un caso de trombosis venosa de repetición en una paciente oncológica de 39 años, en la que coexisten múltiples elementos sinérgicos en el desarrollo de este tipo de cuadros. Caso clínico: Mujer de 39 años, heterocigota para la mutación C677T del gen que codifica la Metiltetradehidrofolato reductasa del metabolismo de la Homocisteína y diagnosticada de un síndrome de Peutz Jeghers. Dicho síndrome, impide la absorción de determinadas vitaminas, necesarias para la profilaxis de trombosis venosa en casos de hiperhomocisteinemia, desembocando además en un cáncer de páncreas, que representa la neoplasia más trombogénica conocida en la actualidad. El desarrollo de trombosis venosas de repetición y sus complicaciones en esta paciente, fue resistente al tratamiento, a pesar de haber controlado aparentemente su patología neoplásica y seguir las recomendaciones de consenso actuales en cuanto al manejo de ETEV en pacientes oncológicos. Conclusión: En este contexto de múltiples factores protrombóticos potenciados entre sí, se evidencia la ineficacia del tratamiento profiláctico de la trombosis venosa establecido por consenso. Ni el uso de warfarina, ni de heparinas de bajo peso a altas dosis, es suficiente para la prevención efectiva de episodios trombóticos en pacientes oncológicos con otros factores de riesgo asociados y coadyuvantes. Además, podemos considerar la ETEV de repetición como marcador de persistencia de enfermedad en pacientes neoplásicos con aparente control de su patología de base. PALABRAS CLAVE: Peutz Jeghers, enfermedad tromboembólica venosa paraneoplásica, Hiperhomocisteinemia, profilaxis tromboembólica oncológica INTRODUCCIÓN La enfermedad tromboembólica venosa (ETEV), no solo constituye una de las patologías más frecuentes en la práctica clínica habitual de los servicios de urgencias, sino que cada día parece aumentar su incidencia y la complejidad en su manejo profiláctico y/o terapéutico. Podemos hablar de ETEV en varios contextos, desde un paciente completamente sano en cuanto a comorbilidad se refiere, hasta casos de trombofilia, estados de hipercoagulabilidad asociados a fármacos, síndromes de inmovilidad e incluso cuadros de origen paraneoplásico. En muchas ocasiones, la propia ETEV es el elemento que permite llegar al diagnóstico que subyace en el paciente, hasta ese momento asintomático. Como es de esperar, el manejo de estos cuadros, dependen en gran medida de la causa desencadenante, la cual requiere un diagnóstico previo y un conocimiento amplio de su fisiopatología para conseguir un tratamiento adecuado a cada situación. Las guías internacionales de terapéutica, marcan la pauta a seguir en profilaxis y tratamiento de ETEV en pacientes oncológicos, pero hay que individualizar cada paciente y su situación para conseguir una efectiva actuación terapéutica sobre ellos y una baja incidencia de complicaciones, lo que no siempre es posible. CASO CLÍNICO Mujer de 39 años, con antecedente de dispepsia y epigastralgias ocasionales, que cedieron tras tratamiento erradicador de H.Pylori meses antes. Además, un episodio aislado de trombosis venosa superficial tratada con AINES, es su único antecedente reseñable. Refiere 2 embarazos y 2 partos sin complicaciones. Tiene 2 hijos, uno de los cuales está en estudio por hallazgo casual de poliposis intestinal. En Septiembre de 2007, la paciente acude a urgencias por episodio de edema y dolor en miembro inferior derecho, siendo diagnosticada de trombosis venosa profunda (TVP) en vena femoral izquierda. En el transcurso del estudio, a pesar de no presentar clínica respiratoria se solicita un angioTC, visualizándose un tromboembolismo pulmonar (TEP) en arteria pulmonar principal izquierda. Además, como hallazgo casual, se detecta una lesión de 2´5 cm en cola de páncreas, así como múltiples defectos de repleción en asas de yeyuno sugestivos de pólipos intestinales. Tras estos hallazgos, se solicita estudio de trombofilia y se remite la paciente al servicio de Cirugía para ser valorada. Un mes más tarde, hecho el diagnostico de adenocarcinoma ductal pancreático, la paciente es intervenida quirúrgicamente realizándose una pancreatectomía total, con esplenectomía y resección linfática amplia. Durante el mismo acto quirúrgico, se resecan 30 cm de Yeyuno por la presencia de múltiples pólipos, que son enviados para análisis anatomopatológico. En el estudio de trombofilia realizado, se detecta una heterocigosis para el gen de la Metiltetradehidrofolato reductasa (MTHFR), implicada en el metabolismo de la Homocisteína, presentando una mutación C677T, lo que se relaciona con niveles elevados de Homocisteína en sangre y riesgo de trombosis. Además, se cuantifican niveles altos de Factor VIII de la coagulación (288%). A la vista de los resultados, se inicia tratamiento profiláctico de la Hiperhomocisteinemia, con suplementos de Vit B6, B12 y Ácido fólico, así como dieta rica en frutas y verduras. Del mismo modo, se realizó una batería para despistaje de patología auntoinmune, siendo estrictamente normal (ANA, ANCA Ac ENA negativos). La anatomía patológica del material obtenido durante la cirugía, confirma el diagnóstico de adenocarcinoma pancreático grado IV, con un nódulo metastásico pulmonar y afección de cadenas linfáticas paraaórticas. Además, el análisis de los pólipos intestinales resecados, indicó que se trataba de Hamartomas, lo que permitió diagnosticarla de Sd. Peutz-Jeghers, diagnóstico que se hizo extensible a uno de sus hijos que se encontraba previamente en estudio por hallazgo casual de poliposis intestinal. De forma paralela al inicio de su ciclo quimioterápico con Gemcitabina, y a pesar de estar en tratamiento con dicumarínicos, en Noviembre de 2007, la paciente presenta nuevo episodio de TVP en MII. Su analítica de urgencias, mostraba entonces un insuficiente grado de anticoagulación (INR 1,32) y un Dímero D de 3980, siendo el resto de parámetros normales. La ecografía, permite apreciar una trombosis de vena safena externa, safena interna y cayado safenofemoral. Desde entonces, tras consultar con hematología, se sustituye el tratamiento con Dicumarínicos a uno con Heparina de bajo peso molecular a dosis altas (Enoxaparina 1´5 mg/24h), más adecuado para pacientes oncológicos. Además, se añaden Bioflavonoides (Hidrosmina 400mg/8h) y medias elásticas de compresión fuerte. A pesar de estar en tratamiento con suplementos vitamínicos y dieta, sus niveles de Vit B12 fueron de 150 pg/ml (bajos) y de á.Fólico de 2.9 (bajos). La Homocisteinemia sin embargo, estaba en rango normal. En Enero de 2008, tras un TC de control solicitado por Oncología, se detecta un nuevo TEP asintomático, localizado en la arteria pulmonar derecha y en segmentarias de ese mismo lado. La paciente, refiere cumplir escrupulosamente su tratamiento con Heparina de bajo peso. Su analítica urgente, muestra una ligera anemia de 11´7 g/dl de Hemoglobina y un Dímero D de 1660 como únicos datos llamativos. La coagulación permaneció en el rango de la normalidad. Respecto al tumor de base, no se apreció progresión de enfermedad respecto a estudios previos, presentando todos los marcadores tumorales serológicos normales (CA 19.9 de 16 UI/ml, CA 125 de 30.7 y CEA 1´9 ng/ml) observando sin embargo, la desaparición del nódulo pulmonar previamente diagnosticado. Ante el segundo episodio de TEP, y la ineficacia del tratamiento anticoagulante, se decide la colocación de un filtro de vena Cava (figura 1), que se realiza durante ese mismo ingreso, siendo dada de alta la paciente sin complicaciones. El tratamiento anticoagulante, se sigue manteniendo con Heparina de bajo peso a dosis de 1´5 mg/24h (Enoxaparina). Se continuó normalmente el protocolo quimioteràpico, con ciclos de Gemcitabina-Tarceva hasta un total de 13, alcanzándose una estabilización mantenida del tumor (PET en Abril de 2008, no detecta focos de hipercaptación) Durante 5 meses, la paciente solo presentó 2 episodios de trombosis venosa superficial en el brazo derecho, en relación con extracciones sanguíneas y sin ninguna otra sintomatología. De nuevo, en Junio de 2008, la paciente acude a urgencias por un episodio de edema y empastamiento en la pierna derecha. Considerando sus antecedentes, se solicitan eco-Doppler y angioTC, que muestran una TVP femoral derecha, así como una trombosis del segmento de Cava inferior distal al filtro instaurado en Enero, lo cual tampoco había dado clínica previamente. Figura 1. Rx tórax Enero 2008. Colocación de filtro de vena Cava. Desde Junio de 2008, la paciente sigue su tratamiento habitual con Heparina de bajo peso a dosis anticoagulantes, refiriendo que ha sufrido hasta 4 nuevos episodios de edema y dolor en miembros inferiores, por los que no acudió al servicio de urgencias. En su última analítica, los niveles de Homocisteína son de 5,4 micromoles/litro, el INR de 1´29 y el TTPA de 31 seg. En un TC de control por parte del servicio de oncología, en Octubre de 2008, se cataloga a la paciente como “enfermedad estable”. A parte de los episodios trombóticos y aparición de aftas bucales, la paciente no refiere ninguna otra sintomatología, acudiendo a revisiones en consultas externas de nuestro servicio y del servicio de oncología. Finalmente, en Febrero de 2009, un último Tc de control detecta “progresión de enfermedad”, con crecimiento de adenopatías mediastínicas y paraaórticas, con lo que el pronóstico de la paciente cambia radicalmente al que había mantenido hasta la fecha (figura 2). Figura 2. TC Control febrero 2009. Imagen de vena Cava trombosada en el interior del esqueleto del filtro instaurado. Adenopatías paraaorticas izquierdas aumentadas, que indican progresión de enfermedad. DISCUSIÓN La ETEV, representa la segunda causa de mortalidad, tras la propia neoplasia, en pacientes con cáncer (1), una asociación conocida desde el siglo XIX (síndrome de Trousseau). En estudios epidemiológicos prospectivos, la presencia de cáncer conlleva un riesgo 4 veces superior de ETV(2)(3), que aumenta hasta 7 veces con el tratamiento quimioterápico (4). El tumor más asociado a la ETV, es el de páncreas (5), siendo el riesgo todavía mayor en los pacientes con enfermedad metastásica y en los hospitalizados. Además de su patología de base, los tratamiento quimioterápico en muchos casos, provocan aumento de los niveles de activadores de la coagulación, disminuyendo los anticoagulantes fisiológicos (7). En el caso que presentamos, se asocian varios procesos interrelacionados entre sí, los cuales coadyuvan en la recurrencia de su ETEV a pesar de mantener un tratamiento anticoagulante correcto. El Síndrome de Peutz-Jeghers, se relaciona con un alto riesgo de desarrollo de carcinoma pancreático, que a su vez es el más relacionado con la ETEV de origen paraneoplásico. Además, dicho síndrome provoca una malabsorción de vitaminas B6, B12 y á.fólico, que se administran profilácticamente en casos de alteraciones en los niveles de homocisteína (8), como el que tenía riesgo de padecer la paciente debido a su mutación genética, aunque finalmente no se llegó a confirmar. En el caso de que, la paciente hubiera presentado niveles altos de Homocisteína, se plantea la duda de si debiera haber recibido tratamiento endovenoso con suplementos de B6, B12 y fólico, al no ser capaz de absorberlos de forma entérica. Según el documento de Consenso de la American College of Chest Physicians para el manejo de la trombosis venosa, la anticoagulación de estos pacientes debe utilizarse siempre que estén inmovilizados o deban ser intervenidos, al igual que en los no oncológicos. No obstante, el manejo en estos casos es complejo, porque es conveniente recordar, que las hemorragias son también, al menos seis veces más frecuentes que en pacientes sin neoplasia activa (9)(10)(12)(13. Se plantean entonces, varios problemas a la hora de tratar a los pacientes tanto hospitalariamente como de forma ambulatoria. Dentro del hospital, parece claro que las HBPM son las más adecuadas al ser más seguras y eficaces y, sobre todo, más fáciles de manejar. Ambulatoriamente, hoy por hoy los anticoagulantes orales son la norma, pero los criterios actuales parecen ir cambiando a favor del uso de heparinas de bajo peso molecular (HBPM), principalmente en pacientes oncológicos como es el caso que nos ocupa, puesto que se ha demostrado una menor tasa de retrombósis con HBPM, así como un riesgo de sangrado también inferior que con dicumarínicos (14)(15). Según las últimas publicaciones, la profilaxis antitrombótica con heparinas de bajo peso molecular o pentasacárido, solas o en combinación con medidas físicas, debería considerarse de forma sistemática en estos pacientes cuando concurren otros factores de riesgo de TEV (inmovilización, cirugía, quimioterapia, trombofilias), a pesar de todo, continúan siendo infrautilizadas. Las dosis recomendadas ( Tabla 1), son aquellas necesarias para alcanzar una anticoagulación efectiva en condiciones normales, y ajustadas al peso del paciente. Tabla 1. De forma independiente al tratamiento antitrombótico que se aplique, es importante reseñar que a pesar de contar con diversa pruebas (TC, marcadores analíticos, PET, etc) que hablaban a favor de un control y estabilización de la enfermedad neoplásica, se siguieron produciendo numerosos episodios de ETEV a pesar de seguir un tratamiento anticoagulante correcto. Esto, podría hacer que nos planteáramos considerar la ETEV como un marcador de persistencia o progresión neoplásica presente o futura. Este extremo, viene reforzado por la evolución que siguió nuestra paciente, a la cual se le apreció en el último TC de revisión, una progresión de la enfermedad que había permanecido aparentemente controlada desde la cirugía exerética inicial. Para finalizar, como conclusiones podríamos extraer las siguientes: 1- El síndrome de Peutz-Jeghers incrementa el riesgo de cáncer de páncreas, además de provocar una malabsorción de vitaminas B6, B12 y ácido fólico. 2- El cáncer de páncreas es el tumor más trombogénico conocido. 3- La ETEV paraneoplásica, puede actuar como evento clínico de debut de una neoplasia subyacente. 4- La ETEV paraneoplásica, actúa como marcador evolutivo de la enfermedad de base, independientemente del resultado de otras pruebas de control. 5- En pacientes oncológicos, el tratamiento a largo plazo (3-6meses) de ETEV con heparina de bajo peso molecular presenta menor riesgo de retrombosis que con dicumarínicos. 6- La ETEV paraneoplásica, es resistente tanto a la profilaxis como al tratamiento con dicumarínicos o Heparinas de bajo peso molecular. Bibliografía 1. Stein PD, Beemath A, Meyers FA, Skaf E, Sanchez J, Olson RE. Incidence of venous hromboembolism in patients hospitalized with cancer. 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